Te Veo Venir Soledad, Yssell Knight - 1

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Te veo venir soledad

Niña
Soledad
Madre
Mujer
Jefe

ESCENA 1

(Habitación de dormir de una niña pequeña, hay juguetes regados por el suelo, son muchos, la
Niña juega con una muñeca y un peluche. Su cama está destendida.)

Niña: (haciendo un voz diferente a la suya) Espero que esta vez no tarde mucho en regresar,
mañana es un día especial, mañana será mi cumpleaños. Así que sé que mañana si volverá.
Siempre se va por meses y regresa con regalos. Mañana seguro serán al doble. Eso hacen los
padres supongo. (Entra la madre y la interrumpe.)

Madre: Vamos mi vida, es momento de irse a dormir, ya es muy tarde.

Niña: Pero aún no son las 12 mami, puedo esperar unas horas más, para que ya sea mañana.

Madre: Mi cielo, ¿esperar más?, no mi cielo, vamos a dormir. Tal vez mañana cuándo te levantes
tengas una sorpresa.

(La niña mira a su madre con un brillo en los ojos, algo le causó emoción y de apresura para irse a
la cama. La madre arropa a la niña y le da un beso. Ya está a punto de irse cuando la niña le
habla.)

Niña: ¿Mami?

Madre: (volviéndose) Dime hijita.

Niña: ¿Por qué últimamente tú ya no esperas como yo?

Madre: (se siente en la cama) Mi vida, son cosas que solo la gente adulta entiende, esperar se
puede ver de muchas maneras. Además, tengo una amiga que me ayuda bastante a sobrellevar
tiempos difíciles. Y también trabajo mucho y por eso tu piensas que yo no…

Niña: (interrumpiendo y con esperanza) Eso quiere decir que cuando trabaje ¿ya no tendré que
esperar de esta manera? PAUSA. Entonces me tengo que conseguir un trabajo ya mami, para ser
como tú y entonces…

Madre: (interrumpiendo) No, no hijita, nada de eso. Mejor duérmete. La gente adulta es la que
trabaja, ya tendrás tiempo para trabajar más adelante.

Niña: ¿Mami? ¿Algún día conoceré a tu amiga? Nunca me habías hablado de ella hasta hoy.

Madre: Ojalá no hija, ojalá no. (La Niña mira a su madre confundida.)
Niña: ¿Mi papá la conoce?

Madre: Si hija, él también la conoce. Él la conoce mejor que yo.

(La Madre le da un beso a la Niña, apaga la luz y sale del cuarto. La Niña se queda unos minutos
despierta y luego cae en un sueño profundo. OSCURO.)

ESCENA 2

(La luz ha regresado. Vemos en la escena a una mujer, está sentada en una mesa de comedor
tomándose una taza de café. Su Madre está a unos pasos de ella, terminando de preparar el
desayuno.)

Mujer: Oye ma, he tenido sueños muy extraños con una mujer a la que no le puedo ver el rostro.

Madre: No sé qué sea hija. ¿De qué tratan los sueños?

Mujer: Bueno, me veo de niña. Llorando mucho en mi habitación y tú nunca estás en los sueños.

Madre: Que raro hija, tú no llorabas mucho de niña o al menos no que yo sepa.

Mujer: No sé ma, tampoco recuerdo mucho si lloraba o no. Solo sé que esta mujer me abraza y se
siente frío cuando está cerca, pero después de un tiempo me da paz, pero es extraño porque
siempre estoy sola. Además siento mucho dolor, algo me duele demasiado cuando estoy
soñando, algo me duele y me enoja también.

Madre: Pues quién sabe hija, tal vez y sea estrés. Terminate el café. ¿Oye y cómo te está yendo
en el trabajo?

Mujer: Está muy pesado. Que cansada estoy ya de todo, estoy agotada. No sé si pueda seguir en
ese trabajo. Pero al mismo tiempo sí quiero, gano bastante bien. Aunque no tenga mucho tiempo
para mis cosas. Pero bueno, supongo que hay que sacrificarse.

Madre: Hija, así es la vida. No siempre tendremos lo que queremos y como bien dices hay que
sacrificarse, pero ten cuidado. No te pierdas a ti llenándote de tantas cosas. Yo sé que quieres ser
exitosa, productiva y reconocida, pero también busca tu felicidad. Solo piensa bien si ese sacrificio
valdrá realmente la pena.

Mujer: Ay no mamá, no empieces con eso de si valdrá la pena o no, que si la felicidad y no sé qué
más. Cuando era niña tú lo hacías ver todo muy fácil y yo estoy intentándolo. Déjame hacerlo,
¿si?, a mí manera. Tú pudiste con todo, con el trabajo, la casa y los gastos, ni parecía que
estábamos solas…

Madre: Ay hija, no te preocupes tanto por ser como yo. Créeme me hubiera gustado que vieras de
mi otras cosas. Que me hubieras visto sonreír más, luchar más por mi felicidad, por tener más
tiempo para tí… Debí ser más transparente y hablar contigo de tantas cosas.

Mujer: ¡Ay, mamá! tampoco te menosprecies, tu hiciste lo mejor que pudiste. Y si es verdad, tal
vez debiste ser más honesta conmigo, haberme enseñado cómo lidiar con la verdadera realidad,
pero también te vi trabajar día y noche. Sin descanso y sin sonrisas, pero fue lo mejor que hiciste.
Gracias a eso soy lo que soy.

Madre: Sí hija, pero no es eso. No es eso lo que quiero que rescates de mí, porque mírate ahora.
Ni amigas, ni amores, ni nada. Solo trabajo y trabajo. ‘No tengo tiempo’ es tu frase favorita.

Mujer: Mami, ya por favor ¿si? No tengo tiempo para seguir esta conversación. El trabajo me
ayuda en lo que yo necesito ahora, dinero y en un futuro, éxito. Porque sé que si sigo como voy
tendré un mejor puesto y eso es lo único que me importa ahora…

Madre: Mi cielo… Óyete nada más, óyete. ¿Para qué eh? ¿Por qué?

Mujer: Mamá, ya me voy. Nos vemos en la noche. Y ya no te preocupes tanto. Ya soy una adulta y
sé lo que estoy haciendo.

ESCENA 3

(La Mujer en el trabajo, en su cubículo, está sentada en su escritorio, mirando un montón de


papeles apilados. Hay una pequeña lámpara sobre la mesa, una computadora y una foto familiar,
dónde vemos a una niña pequeña con un peluche y junto a sus padres, sonriendo muy felices. A
su lado izquierdo hay una caja que no ha mirado con atención.)

Mujer: ¡Dios!, qué cantidad de papeles. No voy a acabar nunca.

Jefe: Pues más le vale que sí señorita. Porque necesito todas las órdenes corregidas y ordenadas
para dentro de 2 horas. Así que deje de perder el tiempo y haga algo de utilidad. Cómo hacer bien
y de manera eficiente su trabajo. (Haciendo ademán de irse) ¡Ah! casi lo olvido, ¿ve esa caja que
le puse allí? (La Mujer voltea a ver la caja.) Necesito que antes de que se vaya organice los
archivos por letra y por expediente. Apenas me di cuenta de que no se había hecho ese trabajo.
Así que si es necesario que se quede después de su hora, hágalo.

Mujer: Si jefe. Cómo usted diga. PAUSA. Oiga jefe, disculpe.

Jefe: Sí dígame.

Mujer: ¿Ha pensado ya a quien le dará el puesto en la gerencia?

Jefe: No señorita. Aún no. En cuanto lo decida todos lo sabrán. Ahora vuelva a su trabajo. SALE.

Mujer: ¡No es posible con este tipo! Voy a tener que quedarme más tiempo. (Pensativa.) Bueno
nadie dijo que sería fácil lograr ese puesto (Se entristece.) A veces solo quisiera volver a ser una
niña pequeña y que mi mamá me arrulle en mi cama. Jugar con mis muñecas y que nada más me
preocupara, solo esperar, esperar a que todo pase. Pero bueno, volver a ser niña es imposible y
que este trabajo se haga solo también. Así que a trabajar.

(De pronto, las luces se apagan y solo queda encendida la lámpara de la mesa. La Mujer se
asusta.)

Mujer: ¿Hola? ¿Jefe?, ¿hay algún problema con la luz? SILENCIO. ¿Hola? Jefe, ¿está bien?¿Por
qué no me contesta?¿Necesita que le ayude en algo?
(Nadie contesta y la Mujer siente un frío que le entra por la espalda. Se queda quieta como en
espera de que lo que sea que esté ocurriendo pase pronto. Está asustada. El silencio reina en la
oficina. El Jefe no contesta. De momento, se oyen unos pasos y entra una mujer muy bien vestida,
elegante, vestida de negro. La luz vuelve.)

Soledad: Buenas señorita, quisiera sacar una cita.

(La Mujer no contesta sigue quieta.)

Soledad: ¿Hola? Disculpe, necesito una cita. SILENCIO. ¿Señorita? ¿Está bien?

(La mujer reacciona.)

Mujer: Disculpe señora, ¿qué me decía?

Soledad: No se preocupe. Está usted muy pálida. ¿Necesita algo? Agua, un refresco.

Mujer: No, no se preocupe. Es que no había luz. ¿En qué momento usted entró? ¿No vió nada?
La temperatura bajó, es que…

Soledad: No sé señorita, yo entré y todo estaba bien. Usted parecía no escucharme.

Mujer: No es posible… aquí parecía no haber nadie. Yo lo sentí, la luz, el jefe… (La Mujer sale de
su escritorio cubículo.)

Soledad: Señorita, creo que usted está confundida. Yo soy la única que está aquí. Acabo de llegar
y todo estaba bien, ¿usted está segura que se siente bien? A lo mejor ha trabajado mucho. Se
nota que está cansada.

Mujer: No señora, usted no lo entiende, aquí pasó algo. ¿Quién es usted? ¿Qué dijo que quería?

Soledad: Una cita, quería una cita, una cita con… usted.

Mujer: ¿Conmigo? ¿Nos conocemos?

Soledad: Algo así, yo soy muy amiga de tus padres. Hace muchos años que los conozco, desde
que era usted una niña. Tan dulce y llena de esperanza. Más bien la cita era una excusa para
visitarla. ¿La puedo tutear?

Mujer: (confundida) Si, sin problemas.

Soledad: Bueno, cómo te decía. Necesitaba una excusa para visitarte. Pensé que no ibas a querer
hablar conmigo. Cómo no has contestado mis mensajes o más bien, creo que no los has
entendido, o no has querido entenderlos.

Mujer: ¿Mensajes?

Soledad: Si mi niña, mis mensajes. He estado aquí desde hace años, esperando a que me vieras,
pero no me has querido reconocer. He estado cerca, para ver si me dejabas ayudarte a ver las
cosas con más claridad. Así que vine personalmente para decirte que este trabajo, tu jefe y los
papeles, no son el verdadero problema de tu cansancio. Te escuché en la mañana hablar con tu
madre, y, aunque me pidió que no viniera hasta aquí, no hice mucho caso. Nunca lo hago. Tú
problema eres tú y la vida que has construido. Esperando, siempre esperando que algo diferente
sucediera, ha que te ascendieran de puesto, a tener más dinero. Tú mamá también esperó, pero
la espera a veces es demasiado dura y te cansas, así como tú te has cansado. Así como tu madre
se cansó. Pero la pobre, luchó tanto para que tú no te cansaras tan pequeña, que creo que eso la
cansó más rápido y no le quedó de otra más que solicitar mi compañía.

Mujer: Un momento señora ¿De qué habla? no entiendo nada ¿Usted hizo todo esto de la luz o
qué? Mi madre nunca me había hablado de usted y si lo hizo no me acuerdo. Así que por favor,
sino tiene nada más que decir, le pido que se retire, porque está diciéndome cosas muy raras y
como ve, tengo mucho trabajo.

Soledad: No me desprecies por favor. Solo vine porque creí que necesitabas mi ayuda.

Mujer: ¿Su ayuda para qué?

Soledad: Para darte cuenta de que así no se hacen las cosas. Tanto trabajo, no mirar lo que
verdaderamente te duele y callas con tanta falta de tiempo. ¿Dónde están tus amigos, algún amor,
quién te acompaña además de tu madre?

Mujer: Mire señora…

Soledad: No, mira tú. Mírate, ¿que te motiva genuinamente?

Mujer: Señora, no sé qué es lo que quiere, pero déjeme decirle que yo sé muy bien por qué hago
las cosas. Sino hago más que trabajar es porque me hace bien. Sino tengo amigos es porque no
tengo necesidad de tenerlos y sino tengo pareja es porque tampoco me hace falta. Mi madre es
todo lo que necesito, ya tengo suficiente con ella. Además, para qué necesito más personas, más
personas implican más dolor. Si la gente más cercana te lastima por esa misma cercanía, que no
harán los extraños. Así que no, no gracias, estoy bien… Y le voy a pedir que me deje continuar
con mi trabajo.

Soledad: Está bien, será como tú quieras. Pero me quedaré cerca por si me necesitas. Y quisiera
que supieras algo, aquel día si llegó. A lo mejor no era lo que esperabas. A lo mejor no era a quién
esperabas, pero eso iba hacer tu espera menos solitaria. Hizo lo que pudo, hizo su mayor
esfuerzo. Solo quiero que tengas siempre eso presente.

ESCENA 4

(La misma habitación de dormir del inicio. La Niña se despierta asustada y confundida.)

Niña: ¡Mamá!¡Mamá!¡Mamá! (Entra la madre asustada.)

Madre: ¿Hija qué pasa?¿Qué tienes?

Niña: Mamá, vino, estuvo aquí. Mamá no quiero ser adulta, ser adulto es horrible. El trabajo es
horrible, los jefes son horribles. Mamá por favor no me dejes crecer.
Madre: (abrazándola) Hija no entiendo lo que dices. De qué hablas. Creo que tuviste una
pesadilla. Tranquila, todo está bien, ya pasó.

Niña: Mami, era muy real. Había una mujer. Me daba miedo, hablaba de ti, como si fuera tu amiga.

Madre: Hija aquí no hay nadie.

Niña: Mami, te lo juro.

Madre: Te creo hija. Es más espera aquí. Te traeré algo, creo que esto te hará sentir mejor. (La
madre sale del cuarto y regresa con una caja grande en sus manos.)

Niña: ¿Mami qué es esto? ¿Es un regalo para mí?

Madre: Sí mi cielo, te lo envío tu padre con mucho amor. Y me dijo que te dijera que te ama
mucho hija.

Niña: (abre la caja) Mami, un perrito. (La Niña empieza a llorar, mientras el perro le lame la cara.)

Mujer: ¡Feliz cumpleaños hija! (Se abrazan.)

TELÓN.

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