Dios No Ha Terminado Contigo[1]
Dios No Ha Terminado Contigo[1]
Dios No Ha Terminado Contigo[1]
Introducción
(Hechos 7:23-25). “Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era
poderoso en sus palabras y obras. Cuando Moisés alcanzó la edad de cuarenta años, le
vino al corazón el visitar a sus hermanos los hijos de Israel. Al ver a uno de ellos siendo
maltratado, defendió al oprimido y vengó al que era agredido, matando al egipcio. Pero él
pensaba que sus hermanos comprenderían que Dios les daría la salvación por medio de
él, pero ellos no lo comprendieron"
Moisés sabía cuál era el plan de Dios para el: liberar a su pueblo, Israel, de la esclavitud en
Egipto. Pero en ese momento, actuó de acuerdo con su propio juicio y sin esperar la
dirección de Dios. Pensó que los hebreos lo recibirían como líder, pero en lugar de ser la
solución, su acción resultó en un rechazo por parte del pueblo (Hechos 7:27-28). Moisés
fracasó porque actuó en su tiempo y a su modo cosechando el fracaso y el rechazo de su
pueblo. Después de esto él se convierte en un fugitivo, un exiliado de su propio pueblo, y
durante 40 años, camina entre las sombras de su pasado.
No, no son suficientes; satanás lo único que respeta es la unción. Solo la presencia del
Espíritu Santo en tu vida pone un alto a la destrucción. Llénate primero de El para que Un
encuentro con Dios transforme tu Destino
Éxodo 3 relata el encuentro de Dios con Moises en la Zarza ardiente. Imagina, por un
momento, la vasta quietud del desierto, un paisaje árido y sin fin, donde el polvo y el sol
parecen consumir todo. Allí, en esa desolación, un hombre llamado Moisés, un fugitivo, un
exiliado de su propio pueblo, camina entre las sombras de su pasado. Durante cuarenta
años, ha vivido en Madián, lejos de Egipto, lejos de su familia, lejos de su llamado. La vida,
aparentemente, lo ha dejado atrás, como un hombre quebrantado y olvidado. Pero en el
desierto, donde todo parece muerto, es allí donde Dios se revela, y no de cualquier
manera, sino en una manifestación sobrenatural, una zarza ardiente que nunca se
consume.
El encuentro de Moisés con la zarza ardiente es mucho más que un evento histórico; es un
símbolo de cómo el encuentro con Dios TRANSFORMA radicalmente nuestras vidas.
Cuando nos encontramos con Dios en ese fuego divino, nuestras vidas no pueden seguir
siendo las mismas. Nos llama a un propósito mayor, nos da nuevas fuerzas, y nos capacita
para hacer cosas que jamás imaginamos.
Así como Moisés pasó de ser un hombre temeroso y con dudas a convertirse en el líder
que liberó a Israel, nosotros, al encontrar a Dios en nuestra vida, somos llamados a algo
más grande, a un propósito eterno. El encuentro con Dios nos cambia, nos transforma y
nos envía para cumplir con Su voluntad, para hacer de este mundo un lugar más cercano a
Su reino.
Katerin Kuhlman, Reinhard bunked Billy Graham, David Wilkerson. 27 de abril de 2011
Hombres y mujeres llenos de Dios todos predicaron algo en común, santidad y llenura del
espíritu santo. Aunque los hombre y mujeres llenos de Dios son nuestra familia ¡Jesus es
nuestro verdadero Legado! (Mateo 3-16-17 y 4:1)
Cierre
Hoy, la zarza es el Nazareno que dice yo estoy a la puerta y llamo (Apocalipsis 3:20), sigue
ardiendo, llamándonos a todos a acercarnos a Su presencia. Y como Moisés, debemos
escuchar la voz de Dios y, como Él hizo, responder: "Heme aquí".