19 Mi Respuesta a los ateos comunistas
19 Mi Respuesta a los ateos comunistas
19 Mi Respuesta a los ateos comunistas
por
Richard Wurmbrand
Publicado con permiso: La Voz de los Mártires – Costa Rica. Teléfonos: (506)22442164; 83721717
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1. EL MANUAL DEL ATEO
Algunos hombres aceptaron la muerte con serenidad; otros con alegría, considerando que morir
significaba volver al mundo de nuestro Padre Celestial.
Algunas plantas son heliotrópicas. Pero hay también narcisos, plantas que crecen sólo en la
sombra, en la oscuridad; así como también hay hombres que aman a Dios en proporción a sus
sufrimientos por Él. Esos son los mártires.
Soportan con amor todas las durezas de las que se quejan los ateos. Los sufrimientos no los hacen
vacilar en su fe; al contrario, algunos abrazan la fe o son fortalecidos en la fe a causa de sus profundos
sufrimientos.
Para muchos, la religión es solamente una de las muchas delicias de la vida; un refinamiento,
como el arte o el lujo. Pero hay gente para quien la religión significa todo; que claman por Dios como el
ciervo brama por las corrientes de las aguas. Estos son los que proclaman conocer a Dios. Dicen que es
digno de amor y de confianza, aunque sus caminos sean misteriosos y la vida sea dura para ellos.
Son los que entienden el fenómeno del ateísmo. Pero Uds., ateos, ¿pueden entenderlos a ellos?
En septiembre de 1932, una revista moscovita, Molodaia Guardia, (La Guardia Joven),
anunció que, de acuerdo con el plan quinquenal ateo, hacia 1937, toda manifestación de religión debía
ser definitivamente destruida y la palabra de Dios silenciada para siempre. Pero esto no
sucedió. Por el contrario, el cristianismo está floreciendo en muchos países comunistas;
aunque por largo tiempo fue prohibido y amenazado con persecución. ¿Por qué?
El ateísmo es razonable sólo cuando descubre la razón de la fe profunda.
Podemos creer las razones para ser un ateo. Podríamos decir como Hegel: "To do lo que
existe es razonable”. Hasta la actitud de un ateo puede tener razones profundas. P ero los
ateos están en desventaja cuando rehúsan la crítica de los creyentes.
Grandes místicos como Meister Eckhart han enseñado que el hombre, unido con Dios,
ya no tiene un Dios a quien adorar. Desde esta postura, ellos pueden comprender a los que
no adoran, porque no conocen a Dios. La mente cristiana refleja la totalidad de la realidad.
La mente atea sólo parte de ella.
Los ateos tienen una filosofía materialista que los cristianos comparten. La doctrina
principal de nuestra religión es que Dios se ha hecho carne (es decir materia) en Jesucristo.
El Dios cristiano no es una idea, sino una persona. El fin del cristianis mo no es sólo la
salvación de las almas, sino también la resurrección del cuerpo en incorruptibilidad.
Pero no nos detenemos en el materialismo. Los ateos materialistas están
parcializados: no saben de la deidad y del Espíritu eterno de amor y verdad que rigen este
mundo.
¿Ha visto alguien una moneda con sólo una cara? ¿O electricidad con un solo polo?
El cristianismo abarca tanto la esfera del espíritu como la material. Por ser unilateral, el
ateísmo es falso.
Una vez un tonto fue enviado a comprar harina y sal. Llevó un plato para portar sus
compras. Se le mandó no mezclar los ingredientes y tener los separados. Cuando el tendero
hubo llenado el plato con harina, el tonto, recordando las instrucciones, volcó el plato,
pidiendo que se llene el otro lado con sal. Con eso se perdió la harina, pero la sal quedó.
La llevó donde su amo, quien pregunto: "Pero, ¿Dónde está la harina?" El tonto volcó el
plato para buscarla, con lo que también per dió la sal.
Los ateos actúan a veces como este hombre. Traen críticas muy serias y útiles contra la reli -
gión. Tienen la sal. Pero, ¿no pierden de este modo la harina? ¿No descartan argumentos a
favor de la religión que podrían ser acertados? Y al fi nal, ¿no tendrán también que
deshacerse de la sal del ateísmo en momentos de honda crisis? Es el orgullo del verdadero
cristianismo tener la harina y la sal. Su filosofía es lo que Soloviev llamó "Teoma -
terialismo", lo cual incluye materia y Theos (Dios en griego), su creador. En verdad el
cristianismo está tan seguro de la verdad que posee, que está abierto a toda crítica de esta
verdad; hasta la acoge como un estimulo que asegura mejor su verdad.
La fe viene por medio de un continuo rechazo de errores y una continua aceptación de
inspiraciones de otros que tuvieron la experiencia de nuevas verdades.
Una vez el sol peleó con la luna. El sol manifestó:"las hojas de los árboles son verdes", mientras
que la luna dijo que eran de color plateado. La luna sostuvo que generalmente la gente en la tierra
dormía; en tanto el sol, que usualmente toda la gente se movía.
La luna preguntó: "¿Por qué entonces hay tanto silencio en la tierra?"
"¿Quién te dijo eso?" -prosiguió el sol- "Hay mucho ruido en la tierra"
La pelea duró bastante tiempo. Luego llegó el viento, escuchó el debate, y sonriendo dijo: "Su
pelea es vana. Yo soplo cuando hay sol y cuando brilla la luna. Durante el día, cuando el sol está en el
firmamento, todo sucede como dijo el sol: Hay ruido en la tierra, la gente trabaja y las hojas son verdes.
De noche, cuando brilla la luna, todo cambia: La gente duerme, reina el silencio y el color de las hojas
cambia a tonos plateados. A veces, cuando una nube cubre la luna, parecen negras. Ni tú sol, ni tú luna,
saben toda la verdad”.
Los ateos miran el lado material de las cosas: creen que abarcan toda la realidad.
Los budistas creen que la mente es la única realidad y que el mundo material pertenece a Maya, la
esfera de la ilusión. Pero la Biblia usa, tanto en hebreo como en griego, la misma palabra para "espíritu"
que para "viento”. Sopla todo el tiempo de todos lados. Los que tienen el Espíritu de Dios, ven toda la
realidad. No pueden limitarse ni a 1a filosofía materialista ni a la idealista.
En realidad, la Biblia nos aconseja ser cuidadosos en materia de filosofía, porque la mayoría de
los filósofos tiene un punto de vista muy individual al observar la realidad. Pero cada punto de vista es
un punto de ceguera. Nos incapacita para tener otro punto de vista. Desde un cierto punto de vista el
cuarto donde escribo no tiene puerta. Me doy la vuelta; ahora veo la puerta pero el cuarto ya no tiene
ventana. Miro arriba; desde este punto de vista el cuarto no tiene piso. Miro abajo, no tiene techo.
Evitando un punto de vista particular podemos tener una intuición del total. El ideal del cristiano es ser
santo (en inglés "holy"), una palabra que en inglés viene de íntegro (whole). En ruso, la palabra "santo"
(sviatoi) sugiere luminosidad. Lo mismo es válido para los idiomas germánicos. Ser santo significa
haber abandonado los puntos de vista.
Feuerbach, el famoso filósofo, dijo: "Es tan claro como el sol y evidente como el día que Dios no
existe, y aún más, que Dios no puede existir”. No es la religión la que afirma que existe absoluta
evidencia, sino el ateísmo. Si la no existencia de Dios es tan clara como el sol, ¿cómo es que toda la
humanidad, sin excepción, reconoce la existencia del sol, pero no se adhiere en su totalidad a la
afirmación de Feuerbach de que Dios no existe?
Ni siquiera Darwin, el gran favorito de mis oponentes, pudo adherirse a este razonamiento. El es-
cribió: "La imposibilidad de concebir que este gran universo maravilloso, con nosotros, seres conscien-
tes, surgiera por casualidad, me parece el mayor argumento para la existencia de Dios”.
Para los ateos, el ateísmo es evidente por si mismo. Entonces, ¿por qué necesitan propagar lo evidente?
Los cristianos no consideran el cristianismo evidente de por sí como el hecho de que dos y dos son
cuatro. Si fuera así no habría ateos. Encontramos razonables algunas de las actitudes de nuestros
oponentes. Hay un lugar para ellos en nuestra comprensión. El ateísmo tiene sólo al ateísmo y niega
a la religión todo derecho a la existencia. Por lo tanto no es razonable.
Max Stirner, el teórico del anarquismo individual, vio claramente los males de la sociedad.
Su conclusión era liquidar la especie humana. Pero él, era una parte de ella. La escuela de
Schopenhauer recomendaba a la humanidad el suicidio como respuesta a sus problemas. Pero
cuando se declaró una epidemia de cólera en su ciudad, Stirner huyó. Amaba la vida. Las personas
que quieren deshacerse de la religión por sus grandes desperfectos, en pensamiento y hecho,
pertenecen a la misma categoría de gente.
¿Deberíamos dejar de usar abrigos porque algunos tienen un color desagradable?
¿Deberíamos echar el niño limpio junto con el agua sucia?
Hemos reconocido lo que hay de razonable en el ateísmo. Hay mucho más que decir. Ahora
tratemos juntos de buscar lo que hay de lógico en la religión. Tal vez encontremos juntos un
denominador común.
Somos infinitamente pequeños, y sabemos del universo lo que una hormiga sabría del marxismo
después de haber andado sobre un libro escrito por Marx.
Me gusta el canto de las aves, sin saber cuál de ellas será capturada por un águila este mismo día.
Oigo el viento que pasa por las ramas, pero no sé cuál de los árboles está carcomido por gusanos. Co-
diciamos fama, poder, dinero, placer, sabiduría. Los que tenían las mismas aspiraciones hace dos déca-
das, son ahora polvo. La tierra que pisan ahora nuestros zapatos fue tal vez la linda cara de alguna chica.
Bukharin fue uno de los más grandes teóricos del ateísmo comunista. En su libro Materialismo
Dialéctico comenzó por alabar esta filosofía, porque, decía, permite prever el futuro. Lo único que este
pobre hombre no previó fue que sus propios camaradas lo torturarían y matarían.
Es osado escribir un libro para hacerse maestro de la humanidad. ¿Se puede prever qué alegrías o
tragedias irán a experimentar los futuros lectores? ¿Y si el libro de uno ayudara en momentos de gran
crisis? ¿Conoce el hombre siquiera una de las miles de millones de células que constituyen su cerebro?
Un pequeño disturbio en ellas puede hacerle escribir cosas locas. Esto sucedió con genios. ¿Puede
sucederte a ti? Se reconoce la locura en los libros de otros. ¿No podría haber locura en los tuyos? No
sabes nada de tu cuerpo. ¿Qué sabes de la profundidad de tu psiquis? Soy una sorpresa diaria para mi
mismo.
Vivimos vidas misteriosas en un mundo misterioso del que sabemos sólo pocos detalles. Somos
prisioneros de nuestros sentidos.
Si hubiese en el mundo seres que pudieran emitir rayos fuera del espectro de nuestra visión; si
pudiesen comunicarse entre ellos fuera de una longitud de onda que normalmente oímos o percibimos,
entonces podrían observarnos sin que sepamos si quiera que existen; igual que hemos vivido por
miles de años sin saber de la influencia de los virus y microbios en nuestras vidas. ¿Y si
existieran ángeles y no pudiésemos percibirlos? Los ateos proclaman que no hay Dios.
¿Cómo pueden estar seguros?
El presente libro fue concebido en una prisión. Los guardias registraban regularmente
las celdas en busca de objetos prohibidos, como piezas de ajedrez, cuchillos, agujas, libros,
papeles. No los encontraban. Esperábamos hasta que los guardias hubiesen salido. Luego los
sacábamos de sus escondites. Se puede registrar una celda y no encontrar nada. Pero, ¿se
puede asegurar que realmente no hay nada ahí? ¿Quién ha registrado el universo infinito para
poder asegurar que no hay Dios?
Hasta ayer se consideró cosa segura que los elementos simples eran inmutables. Era
una afirmación basada en miles de años de experiencia, sin embargo era falsa. Hombres de
considerable intelecto estaban convencidos de que el átomo era indivisible y que el hombre
no podría llegar a la luna. Estos, que tenían la abrumadora experiencia de la humanidad de su
lado, han errado. ¿Qué posibilidades de tener razón tienes tú, mi amigo ateo?
El erudito cristiano Tertuliano ha sido criticado por sus palabras: "Credo quia
impossibile" (Creo porque es imposible); y ahora la ciencia realiza exactamente lo que
parecía absurdo e imposible para la razón.
Somos pequeños e insignificantes. No sabemos. La Biblia dice: "Y si alguno se imagina
que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo” (1 Corintios 8:2).
Los autores de El Manual del Ateo niegan la existencia de Dios. Pero, ¿existen ellos
mismos? ¿Quiénes son? ¿Pueden probar su propia existencia?
Un autor ateo, para hacer preguntas osadas, debe primero aceptar -como un hecho- la
existencia de galaxias y de polvo estelar, billones de años antes de que él naciera. Tienen que
haber existido estrellas y mecanismos celestiales y un sol para regular el movimiento de la
tierra, sin lo cual, la vida hubiese sido imposible. El ateo puede hacer preguntas osadas,
precisamente porque existen el agua, hierbas, animales y microorganismos; y realidades como
la electricidad y el calor, pan leudado y vino fermentado, rayos cósmicos, la lluvia que cae, y
la imponente realidad de la personalidad humana. Tuvo que existir toda una línea de
antepasados, leche en el pecho de su madre y amor en su corazón.
Aun presumiendo correctas las afirmaciones del ateo, una realidad insondable han
producido, por la interacción del tiempo y la casualidad, durante un período incomprensible
de miles de millones de años, tanto un disertante ateo como un santo cristiano. ¿Por qué?
¿Dónde están ellos? ¿Por qué existen? En efecto, ¿existen?
Sabemos de esto tanto como entendemos porque la tierra junto con todo el sistema solar corren
ininterrumpidamente como si tuvieran una cita en quien sabe que constelación. Se atraen; pero, ¿qué
es esta atracción universal? Atracción es una palabra que usamos a veces para indicar que alguien o
algo es digno de ser amado. ¿Quién ama? ¿Quién es el amado?
Los ateos hablan, así como los predicadores lo hacen. ¿Qué tal si abandonamos sus voces
confusas y escuchamos la voz de las hojas, los arroyos, el viento, las tormentas, las aves, los niños?
Podrían ser más instructivas que muchas de nuestras palabras.
Los que viven en armonía con la naturaleza, creen. El ateísmo comenzó como un fenómeno ur-
bano en la mente distorsionada de los que tenían que vivir detrás de murallas, tanto sociales como
reales.
¿Y que tal si escucháramos los grandes silencios? ¿De dónde viene la hermosura de los copos
de nieve, los helechos, el liquen? - cada uno una pieza diferente de encaje exquisito. ¿De dónde viene
el maravilloso arreglo de las partículas elementales en el átomo?
¿Cómo es que el electrón da vueltas en su órbita cientos de millones de veces cada cien
milésimas de segundo, para que de esta manera su movimiento constante nos dé objetos sólidos a la
mano?
¿Se oyó alguna vez de una máquina de ochenta trillones de células eléctricas? Una de sus
partes, que pesa sólo 50 onzas, es un mecanismo que consiste de 10.000 millones de células, las cuales
generan, reciben y transmiten energía. Esta máquina maravillosa es el cuerpo. Qué agradecido
quedarías si alguien te regalara un auto. Pero has recibido una máquina mucho más fina. ¿De quién?
¿Cómo es que los cambios químicos en las neuronas del cerebro hacen devenir, con un
cambio de sentimientos, otro pensamiento? ¿Cómo es que un hombre que exhala el venenoso
dióxido de carbono, lo transforma en una palabra de amor o incluso en una palabra que lleva el
mensaje de vida eterna?
¿A qué se debe que si quieres hacer algo malo, sientes como que una mano invisible te
detuviera? ¿De quién es esa mano? Incluso cuando la voz de la conciencia no es lo bastante poderosa
como para disuadirte de una mala intención, la sientes, más tarde, en forma de pesar o remordimiento.
¿Quién eres tú para preguntar la identidad de lo real? Que tal si esta realidad contestara:
"Ya que en tu arrogancia te eriges como autoridad, por favor, indica primero: ¿quién eres?"
¿Podrías en verdad contestar a una de las miles de preguntas que te hace la realidad? El
desarrollo de la ciencia no ha enriquecido tanto el conocimiento de los hechos, como sí ha
hecho aumentar el número de preguntas, cuyas respuestas tenemos que encontrar.
Escudriñas los últimos misterios de la realidad; su sentido, su propósito, la existencia del creador.
¿A quién debería contestar la realidad y en qué idioma? Las tribus primitivas, adonde fueron los
primeros misioneros, no tenían conceptos para palabras como "amor", "fe", "perdón", "espíritu",
"santo", etc. Los misioneros estaban restringidos en su capacidad para comunicar su mensaje o
compartir las realidades de su patria. ¿Tienes tú un lenguaje común con la realidad más alta?
Y de nuevo, ¿a quién debería hablar la realidad? Se admite sólo la razón. Pero de acuerdo a la doctrina
materialista, la razón es la manera cómo funciona el cerebro humano. El cerebro del elefante está
constituido de otro modo. Su trabajo se llama instinto. Al tuyo le has dado un nombre más bonito. Sin
embargo, los dos cerebros - insistes - son accidentes de la evolución, de la aglomeración fortuita de
átomos desde eones (eon es un período de tiempo muy largo, incomputable e indefinido), sin
intervención de un creador. Consideras que el ateísmo es la verdad. Pero antes de aplicar el concepto de
"verdad" al ateísmo, tienes que definir qué entiendes por "verdad." Pilato preguntó: "¿Qué es la verdad?"
Quién no tiene la respuesta a esta pregunta, no tiene base para declarar que algo es verdad.
Los escépticos decían que "la verdad es una sospecha que ha perdurado", o "una alucinación so-
bre la cual la mayoría ha estado de acuerdo”. Pero lo que ridiculiza, calificándolo de alucinación, puede
ser una equivocación que apunta en la dirección correcta. La alquimia y la astrología – precursoras de la
química y la astronomía – fueron precisamente equivocaciones de esa clase.
¿Por qué creer lo que la mente nos habla? Se sabe que no se puede confiar en ella. Uno
despierta después de horas de sueño, cuando esta misma mente engañaba con un mundo ilusorio.
Miente cada noche. Miente durante los ensueños y las ilusiones. ¿Es razonable confiar en la mente?
Millones de hombres, confiados en la mente, aclamaron a un Hitler o a un Stalin como a
grandes genios. Estas mismas mentes los condenaron más tarde como genocidas. Muchas veces se
descubre que la mente engaña. Ni siquiera pretende decir la verdad. Es una prostituta contando más
bien lo que se desearía oír. Al ateo dice que Dios no existe; al religioso que puede estar tranquilo, y al
miembro de cualquier partido político que su programa es el mejor.
Todos nos hemos equivocado mucho. Toda la historia de la humanidad es un gran cementerio
de ideas por las que los hombres se aprestaron a morir. ¿Estás tan seguro de que algún día tus ideas no
han de parecer tan estúpidas como la idea de que Atlas sostiene la tierra?
Confiando en su mente, incluso en nuestro siglo, el 99% de la gente cree en la validez absoluta
de la ley de la causalidad. Pero Heisenberg, juntamente con los pocos que comprenden su afirmación,
tiene razón: "La resolución de las paradojas de la física atómica sólo puede realizarse renunciando a
ideas viejas y preciadas. La más importante es la de que los fenómenos naturales obedecen a leyes
exactas: el principio de causalidad”.
¿Has visto alguna vez un manicomio? ¿Dónde está el límite entre un manicomio y la vida
diaria? Puede estar contenido en un microbio de sífilis incrustado en el cerebro de un genio o en una
conmoción insoportable que causó la desintegración de una mente brillante. ¿Saben los autores de El
Manual del Ateo qué espiroqueta pudo haber comenzado su obra destructora en su cerebro? Khrush-
chev describió el régimen stalinista como un infierno donde hasta los líderes comunistas debían temer
por su vida. De modo que hasta los autores de El Manual del Ateo deben haber sufrido un trauma
terrible. ¿Pueden estar seguros de que son completamente normales? ¿Alguno de nosotros lo es?
Pertenecemos a una raza que, aunque vive sobre una tierra pródiga, no encuentra otra solución a sus
problemas que la de una masacre general cada treinta años. Debe haber algo equivocado en nuestras
mentes. ¿Están justificados los ateos en fiarse de sus mentes?
¿Qué hombre no podría ser catalogado - siquiera en parte - de maníaco, neurópata, adicto, obsesionado,
esquizofrénico, megalómano, pervertido, o alguien con una mente confusa? ¿Dónde está la mente
normal perfecta?
¿Quién eres tú, mente? ¡Muestra tu identidad! ¿Quién es tu última autoridad, a la cual puedes pre-
guntar sobre la realidad y pedir que te revele sus secretos finales?
Una gota minúscula está apareciendo en la superficie del océano de la realidad: mi ser. Éste aparece
dentro del océano. No puede abandonar el océano ni por un instante. Mi ser es parte de él, asolado por
sus tempestades.
Cuando mi ego se cree rey y quiere juzgar la realidad - en lugar de alimentarse humildemente de
ella - ya no soy más realidad, sino una no entidad, una ilusión.
Existe sólo una realidad: Dios. Él ha creado, sólo que dentro de sí mismo. En Él existimos y mo-
rimos y nos movemos. Abarca todo lo que ha creado. Así como los miles de millones de células, cada
una con su organización completa y teniendo todas las funciones de la vida, reciben su existencia del
cuerpo, viven de él y en él; así también nosotros, aunque somos parte de una realidad más excelsa:
vivimos en Dios. Si nos oponemos a Él, nuestra existencia pierde su sentido.
Los hombres cuerdos saben entender una broma, inclusive cuando uno se burla de ellos. Queremos con-
tarles un chiste a nuestros amigos ateos:
El Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética discutió sobre Khrushchev. Breshnev y
otros dijeron: "Es un idiota, deshagámonos de él". Podgorni intervino: "Pero ahora es posible
trasplantar órganos. Trasplantemos en él el cerebro de un genio". Los demás consintieron. Se llamó a un
cirujano. La operación fue hecha con éxito, pero no dio los resultados esperados. Se olvidaron del
fenómeno del rechazo. El cerebro del genio rechazó a Khrushchev.
Tómenlo como una broma. Pero una mente iluminada, una mente iluminada por su Creador y en
armonía con Él, rechaza la doctrina atea.
Para muchos, el ateísmo es sólo una cortina para la frustración de una búsqueda religiosa sin éxito. Su
ateísmo es una religiosidad reprimida; y es nuestra culpa que no sepamos comunicarnos con ellos. Los
cristianos deberían olvidarse de "hablar cristiano" cuando tratan con incrédulos. Los médicos hablan en
su propia terminología cuando se reúnen entre ellos; pero el médico prudente usa el lenguaje que entien-
de su paciente cuando le habla. No todos los profesores de religión ni todos los cristianos saben hacer
inteligible su fe a los que no están acostumbrados al lenguaje bíblico. Esto aleja a muchos del Evangelio.
Por tanto debemos tener comprensión.
También nos condolemos de los problemas del ateo. Ser ateo es ciertamente más difícil que ser
religioso. Los ateos tienen una fe muy exigente. Nos culpan de creer sin tener pruebas. Presentaremos las
pruebas de nuestra fe en este libro. Pero, ¿quién podrá jamás probar los soberbios dogmas del ateísmo?
El primer dogma es: "Desde la eternidad ha existido materia en movimiento continuo, la cual ha
creado la vida".
¿Cómo saben esto los ateos? El famoso astrónomo Hoyle presenta pruebas de lo contrario. En
Naturaleza del Universo escribe: “Para evitar la cuestión de la creación sería necesario que toda la
materia del universo fuera infinitamente antigua. Esto es imposible por una razón práctica: Si así fuera
no quedaría nada de hidrógeno en el universo. Como creo haber demostrado, cuando hablé del interior
de las estrellas, el hidrógeno se está convirtiendo permanentemente en helio a través del universo; y esta
conversión es un proceso unidireccional, es decir, que el hidrógeno no puede ser producido en ninguna
cantidad apreciable a través de la descomposición de otros elementos. ¿Cómo se explica entonces que el
universo consista casi íntegramente de hidrógeno? Si la materia fuese infinitamente antigua, esto sería
extraordinariamente imposible. Así que, conociendo lo que el Universo es, el tema de la creación
simplemente no puede ser evitado.
También sabemos que - de acuerdo a la segunda ley de la termodinámica - en todo proceso
físico observable en el universo, algo de energía deviene menos disponible. El universo se está
desgastando. Por cuanto está lejos de haberse desgastado del todo, debe haber tenido un principio.
La Biblia habla ciencia cuando dice: "Las cosas que se ven son temporales".
¿Qué pruebas tienen los ateos de lo contrario? ¿Qué les hace creer que la materia ha existido por
siempre? ¿Qué pruebas de que siempre ha estado moviéndose? Sin embargo, hay que creerlo; y creerlo
es muy difícil. Es difícil creer que no hay un Dios, o un Padre amante, o algún propósito en las cosas; o
que no hay alguna esperanza para nuestra vida, la cual es efímera.
¿Es todo una reunión casual de partículas elementales? El escritor comunista Anatole France,
escribió: "Casualidad, es quizás el seudónimo de Dios cuando no desea firmar".
Por consiguiente, los hombres no son ateos en tiempos de gran crisis o peligro, o en momentos de
éxtasis de amor o de la contemplación de la belleza. Son poco probables los ateos que permanecen ateos
en su lecho de muerte. Algunos, es cierto, continúan jugando su papel hasta lo último; no quieren
confesar con sus labios, ni aún en sus últimos momentos, las dudas por las que son asaltados. Pero
cuando alguno de ellos permite que una persona espiritual esté junto a su lecho de muerte, es muy
probable que se convierta.
Una gran crisis en la vida puede también sacudir las convicciones de un ateo.
Lenin, cuando la Revolución Rusa estaba en gran peligro y Petersburgo estaba rodeada por las
tropas del general anticomunista Kornilov, lanzó un discurso en el cual exclamó varias veces: "Dai
Boje" - "Quiera Dios permitir nuestra huida". Podría objetarse que este es un dicho común en el
idioma ruso, pero Lenín nunca lo usó; excepto, en ese momento de profunda crisis.
Tres hombres dirigieron la guerra contra los nazis: Churchill, Roosevelt y Stalin. Los dos
primeros decían ser cristianos. Churchill ha escrito seis volúmenes de memorias sobre esta guerra. El
nombre Dios no aparece nunca en los labios de estos dos. Sólo Stalin dice: "Quiera dar Dios éxito a la
operación 'Antorcha' (la invasión de África del Norte) "; o "El pasado pertenece a Dios", etc.
Mao fue un ateo recalcitrante. Pero cuando en 1936, siendo miembro del Comité Central del
Partido Comunista, enfermó gravemente, pidió ser bautizado; y recibió el bautismo de manos de una
monja. Cuando su mujer fue asesinada a tiros por las tropas de Chiang Kai Shek, Mao compuso un
poema religioso: "Los Inmortales". En una entrevista con el periódico inglés Snow, en el año 1971,
dijo: "Pronto tengo que comparecer delante de Dios".
Ahora bien, estos incidentes son muy instructivos. Si eres un ingeniero que ha construido un
puente, el hecho de que un gato pase por el puente no significa que el puente esté aprobado. Para
garantizarlo, debe pasar un tren por encima. No podemos considerar provechosa la doctrina atea si es
sólo enseñanza de Zinoviev, presidente de la Internacional Comunista, el cual murió a manos de
Stalin. Las últimas palabras de Zinoviev fueron: "Oye, Israel, nuestro Dios uno es". Iagoda, el
ministro del interior, también muerto por Stalin, dijo: "Tiene que haber un Dios, porque mis pecados
me han alcanzado". Iaroslavski, presidente de la liga de los ateos en la Unión Soviética, le pidió a
Stalin desde su lecho de muerte: "¡Quema todos mis libros! ¡Mira, Él está aquí'. ¡Esperó por mí!
¡Quema todos mis libros!"
Estando en la prisión, con comunistas encerrados por sus propios compañeros en purgas del
partido, yo mismo he sido testigo de escenas similares.
Quisiera recomendar a nuestros amigos comunistas que reflexionen sobre estas cosas.
Y ahora, mientras entro en un análisis más profundo de su Manual del Ateo, déjenme primero
expresar nuestra gratitud a los comunistas de la Unión Soviética, por poner sus pensamientos por
escrito tan claramente. Hemos aprendido de ellos que todo miembro del partido comunista debe ser
enemigo de la fe cristiana. En otras partes del mundo, bajo el régimen capitalista, los comunistas
pueden pasar por amigos de la cristiandad y pedir diálogo con nuestros hermanos cristianos. Sin
embargo, es claro para nosotros que esto es un movimiento táctico. La verdadera actitud del
comunismo hacia el cristianismo se muestra en El Manual del Ateo. Esta es de enemistad.
7. LA DEFINICION DE LA RELIGION
El Manual del Ateo comienza con un análisis de las diferentes definiciones de la palabra
"religión" dadas por los filósofos.
Pero ni Platón, el cual dijo que la religión es el comportamiento correcto para con los dioses; ni
Plutarco, para quien la religión es el término medio entre el ateísmo y la superstición, se mencionan
allí.
El libro comienza con pensadores posteriores y, siento decirlo, con falsificaciones. Ninguna
de las citas es correcta.
Carlyle escribió: "Una mentira debería ser aplastada y destruida donde quiera que se
encuentre. Estoy a favor de fumigar la atmósfera cuando sospecho esa falsedad que como
pestilencia se extiende alrededor de mí".
Platón había enseñado que los autores de libros deberían considerarse a sí mismos como
sacerdotes. Lo erróneo de usar la falsedad consiste no solamente en que la mentira pasa por verdad,
sino en el hecho de que los hombres eventualmente pierden la fe en otros libros.
Se cuenta la historia de un beduino que cierta vez viajaba en camello a través del desierto. Un
hombre lo detuvo y le dijo: "Por favor, haz un lugar para mí en el lomo del camello porque voy le-
jos". El dueño del camello aceptó el pedido y el desconocido montó detrás de él. Súbitamente, cuan-
do ya habían recorrido algún trecho, el desconocido, con un hábil movimiento, desalojó al dueño de
sobre el camello y huyó. El beduino le gritó: "No estoy airado porque hayas robado mi animal. Ten-
go muchos más camellos. Pero estoy triste porque has hecho más difícil que alguien en el futuro
ayude a un hombre que encuentre en el camino".
El Manual del Ateo no se preocupa en absoluto de la verdad o la confianza.
En la Unión Soviética, los libros de los filósofos que no pertenecen a la escuela del
materialismo dialéctico, están en el index (index se refiere al índice de libros prohibidos). El lector
común no puede encontrarlos (una de las acusaciones contra mí, que me llevó a prisión, fue el haber
obtenido tales libros y distribuirlos ilegalmente). De ese modo, un autor puede citar
equivocadamente a sus autoridades y el lector no tiene acceso a la verdad.
Mis oponentes señalan que Emanuel Kant escribió que la religión es el entendimiento del
deber moral por los hombres. A continuación están las palabras de este filósofo citadas
directamente: "La religión es la moral en referencia a Dios como legislador. Es el reconocimiento
de nuestros deberes vistos como mandamientos divinos".
Mis oponentes dicen que Ludwig Feuerbach definió la religión como la conexión entre los
hombres. Esto también es falso. En su libro La Esencia del cristianismo, dice: "La religión es el
sueño de la mente humana".
Se falsificaron incluso las definiciones dadas por los autores ateos. Se cita a Salomón
Reinach como quien ha enseñado que la religión es un sistema de contradicciones. Encontramos el
texto correcto en su libro Orfeo: "La religión es la suma de creencias supersticiosas que impiden el
trabajo normal de las facultades humanas".
Que consideraran necesario falsificar, las palabras de William James, es comprensible. No
podían citar su opinión: "La fe religiosa de un hombre (Cualesquiera que sean los demás temas
especiales de doctrina que implique) significa, para mí, esencialmente su creencia en la existencia
de un orden invisible de alguna clase en el que los enigmas del orden natural pueden explicarse... Es
esencial que se conciba a Dios como el poder más profundo en el universo y que, en segundo lugar,
sea concebido en la forma de una personalidad mental".
El Manual del Ateo es injusto con James Frazer. Tal como allí lo describen, sería
considerado también como un irreligioso. Sin embargo, sus verdaderas palabras en su obra La Cre-
encia en la Inmortalidad son: "La cuestión de si nuestra personalidad consciente sobrevive
después de la muerte, ha sido contestada por casi todas las razas del hombre en forma afirmativa. En
este punto, razas escépticas o agnósticas esson casi, sino totalmente, desconocidaas".
Ni siquiera se hacen referencias a las definiciones de hombres como Schleiermacher, que dijo:
"La religión es el sentimiento de dependencia absoluta del factor absoluto de nuestro destino,
acompañado por el deseo consciente de llegar a una relación armoniosa con él"; o de Emerson: "La
religión es la comunión con la suprema alma, la divinidad dentro de nosotros que se extiende a la
divinidad por encima"; o de Jacobo Burckhard: "Las religiones son las expresiones del anhelo
metafísico, eterno e indestructible de la naturaleza humana. Su grandeza es que representan todo el com-
plemento supersensible del hombre, todo lo que el mismo no puede proveer. Al mismo tiempo son re-
flexiones sobre un plano vasto y diferente de pueblos enteros y épocas culturales".
Los autores de El Manual del Ateo ni siquiera procuran obtener luz de las diferentes etimologías
propuestas para la palabra "religión". Cicerón la deriva de la palabra latina relegare, que significa:
considerar. Para Agustino significa hallar de nuevo algo perdido. Lactancio ve en ella una derivación de
religare, que significa: amarrar (a un poder más alto).
Pero lo más curioso es que los autores de El Manual del Ateo, en tanto afirman ser marxistas,
omiten los dichos de Karl Marx de la lista de las varias definiciones de la religión; molestos, sin duda,
por la belleza de su definición y por el cumplido que hace a la religión.
Los cristianos en conflicto por ser ortodoxos, católicos o protestantes, se verían reacios a recordar
a sus oyentes las palabras de Jesús: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como
yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si
tuviereis amor los unos con los otros" (Juan 13: 34-35). Así que los marxistas no pueden citar a Marx en
materia de religión, simplemente porque éste escribió en Observaciones de un Joven sobre la Elección
del Trabajo de una Vida: "Dios dio a los hombres un objetivo universal: ennoblecer a la humanidad y
a sí mismos"; y porque, algún tiempo después, citó en Contribuciones a la Crítica de la Filosofía del
Derecho de Hegel: "La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de una sociedad sin
compasión; al igual que es el espíritu de una sociedad sin espíritu".
La importancia de estas palabras aumenta cuando se toma en cuenta lo que Marx había aprendido
de Hegel. Heinrich Heine nos dice de éste: "Una hermosa noche estrellada, permanecimos uno junto al
otro en la ventana, y yo hablé de las estrellas con entusiasmo sentimental y las llamé el hogar de los
benditos. El maestro (Hegel), sin embargo, murmuró para sí mismo: `Las estrellas, mmh, mmh, las
estrellas son sólo lepra resplandeciente en el cielo".
Tener por profesor a alguien capaz de decir sólo esto de las estrellas y luego dar a la religión de-
finiciones tan bellas, ¡es todo un logro!
Es cierto que Marx añade: “La religión es el opio del pueblo”; pero puesto en el contexto arriba
mencionado, estas palabras pierden su sentido antirreligioso. El opio alivia el dolor. No hay nada
intrínsecamente malo en el opio. Sólo el descubrimiento de la anestesia hizo posible los enormes
desarrollos de la cirugía.
En general, Marx sentía gran debilidad por la religión. Era un tópico suyo favorito. En su monu-
mental obra El Capital, dice sencillamente: “Para una sociedad basada en la producción de
comodidades, con su culto del hombre abstracto - más específicamente en su desarrollo burgués: el
protestantismo, el deísmo, etc. –, el cristianismo es la forma más conveniente de religión.
En consecuencia, cada cristiano protestante puede basar su caso en Marx. Puede decirles a sus
oponentes "marxistas" que ellos abusan del nombre de su maestro. Un verdadero discípulo de Marx
tiene que ser protestante si quiere tener una religión apropiada. ¡Pensemos cuántos protestantes han sido
encarcelados y muertos por supuestas autoridades marxistas!
Aunque ateo, Marx sentía inclinación hacia la religión. Tenía una doble personalidad. Sólo
posteriormente aplicaron sus discípulos las palabras: "la religión es el opio del pueblo", como una
acusación terrible contra nosotros.
La gente ha usado muchas cosas fuera de la religión como opio. Un hombre, para escapar de sus
problemas familiares, escoge la química como su opio. Pasa todo su tiempo en el laboratorio y descubre
una medicina útil. ¿Será disminuido el valor de la medicina porque la investigación de ella fue el opio
de un corazón desesperado? Si el que encontró grandes contratiempos en la vida se refugia en el silencio
de un observatorio astronómico, el trabajo es para él un opio; pero las estrellas que observa son reales.
Así que la religión puede ser un opio para muchos, pero la divinidad que adoran puede ser verdadera.
El ateísmo y las actividades revolucionarias son muchas veces un opio para los hijos de hogares
destruidos, un substituto para la rebelión contra la autoridad paterna. El ateísmo puede ser un opio para
calmar la conciencia, la cual de otro modo causaría gran dolor por la comisión de grandes pecados. El
ateísmo sofoca los reproches de la conciencia, así como el opio alivia el dolor físico.
La expresión: "La religión es el opio del pueblo", de Marx, es totalmente diferente a la expresión:
"la religión es una especie de ginebra espiritual", de Lenin, o de la inepta conclusión de Bakumin: "Si
Dios existe, el hombre es un esclavo; pero el hombre puede y debería ser libre, por tanto Dios no existe".
Esto es como decir: Los ateos afirman que no hay Dios. Pero la fe en Él me consuela. Por consiguiente,
los ateos no existen.
Habría sido agradable que los autores de El Manual del Ateo, que escribieron tanto acerca de
y contra la Biblia, hubiesen mencionado la definición de la religión dada por un apóstol de Jesucristo:
"La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en
sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo". (Santiago 1:27). ¿Están nuestros oponentes
realmente en contra de la religión así definida? Creo que todo hombre razonable tiene que estar
conforme con esta definición. Quizá, lo que nuestros amigos ateos combaten ni siquiera es religión,
sino una falsificación que pasa por tal. ¿Quién puede estar en contra de cuidar de los necesitados y
mantenerse limpio de la enorme suciedad del mundo?
8. EL ORIGEN DE LA RELIGION
Este manual afirma: "Los autores griegos, romanos y judíos del primer siglo, no nos dan
información en absoluto sobre el cristianismo." Nótese la bonita palabra "absoluto". La negación es
falsa en absoluto.
A la finalización del segundo siglo, Cristo era adorado como Dios en toda la iglesia.
Cualquier falsificador lo bastante insensato como para atribuirle una amistad mezquina con
mujeres, o una debilidad, la cual lo haya hecho exclamar en la cru z: "Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has desamparado?", nunca habría logrado ver su libro aceptado como un libro
santo. Lo mismo se aplica al temor y la ansiedad de Jesucristo en Getsemaní. Tales
incidentes hacían el nombre del Redentor vulnerable al ataque.
Celso, quien en un libro del año 178 d.C. se burla de Jesús por su angustia en la cruz,
recordándonos que sus discípulos sufrieron en valiente silencio, debe haber conocido los
hechos sobre Jesús en los evangelios. Los evangelistas no los escribieron con el afán de
lograr fines propios y egoístas, sino simplemente porque habían sido testigos de ellos; y no
les preocupaba que los suspiros y las lágrimas, el sufrimiento y el dolor, desagradarían a
Jesús en la opinión de muchos. Tales acontecimientos son más bien la prueba de la
autenticidad y antigüedad de los evangelios.
Los evangelios y las epístolas retienen algunas expresiones arameas. El arameo era el
idioma hablado por los judíos en Palestina. Si los evangelios fueron escritos al final del
segundo siglo en el mundo de habla griega, ¿por que habrían de conservar los falsificadores
las expresiones arameas? Estas, tenían sentido sólo en las primeras décadas de la historia
cristiana, cuando la mayoría de los cristianos eran judíos.
Los Evangelios contienen grandes debates entre Jesús y sus adversarios sobre la
manera correcta de guardar el día de reposo, y sobre el valor de las ceremonias judías. Para
los lectores judíos del primer siglo éstas eran importantes. Los cristianos gentiles del
segundo siglo no habrían entendido o no habrían prestado atención al contenido de esas
discusiones. Un falsificador habría tenido que explicar el sentido de las filacterias, del
diezmo, de las abluciones judías; o quiénes eran los fariseos y saduceos, etc. Pero los
autores de los evangelios dan por sobreentendido este conocimiento, porque lo escribieron
muy al principio y contaron los episodios de la vida de Jesús exactamente como
acontecieron.
¿Alguien podría imaginarse que un escritor haya inventado una serie de hechos que
nunca ocurrieron, pero de los cuales una explicación estrictamente científica que encajara
exactamente en los hechos sólo pudo darse después de casi dos mil años?
¿Es imaginable que una persona mítica, inexistente, fuera el creador de una
civilización cristiana entera, cuyos ciudadanos sobrepasan en número a los de cualquier
imperio terrenal?
Ningún imperio ha existido por dos mil años como lo ha hecho el cristianismo , que
ha sobrevivido a las persecuciones, al odio y privaciones de veinte siglos.
El cristianismo es el hecho más grande del mundo. ¿Y este hecho tan grande, fue
producido por una personalidad inexistente? ¡Absurdo! ¿Quién puede creer semejante cosa?
John Stuart Mill escribió: "Es inútil decir que Cristo, tal como se lo exhibe en los
evangelios, no es histórico. ¿Quién, de entre sus discípulos o entre los prosélitos de ellos,
podría haber sido capaz de inventar los dichos atribuidos a Jesús, o de imaginar su vida y
carácter revelados en los evangelios? Ciertamente, no los pescadores de Galilea; y
ciertamente, tampoco el apóstol Pablo".
¿Quién habría podido inventar la personalidad de Jesús – no solamente su bondad y
mansedumbre, sino su habilidad al tratar con la gente y sus problemas, su entendimiento y
capacidad de evangelista?
Los judíos despreciaban a las otras naciones. Se negaban a tomar un vaso de agua de
manos de un samaritano; así que ciertamente no pudieron haber inventado a Jesús, el cual
era amigo de los gentiles. Creían ser un pueblo escogido. ¿Por qué habrían de inventar a
alguien que eliminó toda distinción racial y aceptó a todos los hombres?
Vemos que desde el principio, lejos de ser capaces de inventar a Jesús, solamente
habrían podido manchar su hermoso nombre.
Y aunque los hombres hubiesen tenido éxito en inventar a un Dios encarnado, nunca
lo habrían inventado judío, hombre de una raza despreciada y carpintero por añadidura,
hombre sin educación que nació en un pesebre y murió en una cruz, y no dejo ni una frase
escrita.
Referente a las tres propuestas hechas por el diablo cuando tentó a Jesucristo en el
desierto: "Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se hagan pan"; "Si eres hijo de Dios,
échate abajo (desde el pináculo del templo); que escrito está: a sus ángeles mandará por ti,
y te alzarán en las manos, para que nunca tropieces con tu pie en piedra"; "Todo esto (todos
los reinos del mundo y su gloria) te daré si postrado me adorares", Dostoievski estribé en
Los Hermanos Karamazov:
“No ha habido en la tierra milagro tan auténtico y magnífico como el de estas tres
tentaciones. El simple hecho de plantearlas constituye un milagro. Supongamos que
hubieran desaparecido de las Escrituras y que fuera necesario reconstituirlas, idearlas de
nuevo para llenar este vacío. Supongamos que con este fin se reúnen todos los sabios de la
tierra (hombres de Estado, prelados, filósofos, poetas) y se les dice: “Idead y redactad tres
cuestiones que no solamente correspondan a la importancia del acontecimiento, sino que
expresen en tres frases toda la historia de la humanidad futura.” ¿Crees que este areópago
de la sabiduría humana lograría discurrir nada tan fuerte y profundo como las tres
cuestiones que” planteó Satanás a Jesucristo. Sólo a través de aquellas propuestas, del
milagro de su contenido, podemos ver que no se trata de una inteligencia humana fugaz,
sino de lo absoluto y eterno.
Bueno, pero no seamos injustos; hemos mencionado tantos argumentos nuestros, que
hemos olvidado los importantes argumentos de los académicos contra el origen prematuro
de los evangelios. Ellos son tres.
1) Los evangelios registran la expulsión de los mercaderes del templo. “Pero no había
por entonces negocio en aquel templo”. ¿Cómo sabían esto los doctores del ateísmo?, no lo
mencionan. Pero vamos a citar del Talmud, ciertamente una referencia aceptada en asuntos
judíos y una autoridad más alta en esta cuestión que mis oponentes. En el tratado
"Shabbat", página 15ª, dice que 40 años antes de la destrucción del templo - lo que significa
exactamente en los tiempos de Jesús - había tiendas allí.
Además, la Academia de Moscú debe tener una sección geográfica, la cual debería
saber que Gadara estaba en Perea, al este del Jordán; una región que en realidad no
pertenecía a Palestina y no estaba poblada exclusivamente por judíos.
3) "Los autores de los evangelios no podían ser judíos, porque no mencionan los
animales oriundos de Palestina por ese tiempo: tales como gatos monteses, chacales y
panteras."
¡Otro argumento muy convincente! Por la misma razón, yo podría creer que El
Manual de los Ateo no fue escrito en la Unión Soviética porque no se mencionan allí
piojos, chinches y ratas; pero sé cuánto han sufrido los cristianos a causa de ellos en la
prisión en los primeros años del terror.
Supongamos que el Nuevo Testamento fuera un mal libro: ¿por qué se escriben
entonces 700 páginas para refutarlo? Cada año se editan en la Unión Soviética novelas
buenas y malas; a veces muy malas. Nadie lleva por décadas una cruzada contra una novela
mala. Los mismos lectores la descartan. El curso del partido comunista sigue cambiando.
Libros considerados grandes son prohibidos repentinamente. Veinte años atrás, ¿quién
habría osado tener una biblioteca sin el libro del gran genio de Stalin? Pero un día vino una
orden: los libros simplemente desaparecieron. Nadie los refutó. Están enterrados en el
silencio, como si no hubiesen sido escritos. Entonces Khrushchev comenzó a publicar su
colección, ya más modesta, de artículos y discursos, bien editados, para no recordar al
lector que él había sido uno de los aduladores de Stalin.
Estos libros también desparecieron, sin refutación. Nadie refuta las decenas de
volúmenes de Trotsky.
¿Por qué se lleva a cabo semejante lucha para despedazar el Nuevo Testamento,
cuando al mismo tiempo se prohíbe al pueblo soviético tener un ejemplar con el cual
formarse una opinión propia?
¿Puede imaginar alguien una buena comida sin un cocinero? Pero la naturaleza es un
banquete. En la naturaleza hay trigo y papas, leche y carne y muchas clases de frutas. Hay
brillo de sol y lluvia, flores hermosas y el gorjeo alegre de los pájaros. Hay cosas útiles y
cosas bellas para satisfacer tu cuerpo y alegrar tu alma. ¿Quién es el cocinero en el
banquete de la naturaleza? Es un Creador sabio: Dios.
Ningún filósofo puede comprender a Dios. Pero el hombre más sencillo lo puede
aprehender; así como ningún científico puede comprender los secretos del átomo todavía,
pero cualquier hombre puede manejar la materia constituida de átomos.
El Nuevo Testamento nos cuenta de este Dios, como lo hace también la naturaleza.
Un día hablé con un oficial de la prisión, miembro del partido comunista. Me dijo en
un momento de confianza: "Un día de otoño observé un árbol a través de la ventana. Sabía
que en la primavera próxima otra vez estaría lleno de hojas y brotes SO, con avecillas
cantando en sus ramas. Y adoré al “quien sabe quien” o “quien sabe que” que me da
árboles y trigo y flores. Arrojo carbones negros al fuego y el fuego los transforma en
hermosas llamas blancas. Adoro a ese Poder o a esa Persona. No conozco quien ni que es
que recompensa nuestro mal con el bien, y a veces cambia vidas desagradables, vidas de
bandidos en bellas vidas de mártires de una causa santa. He conocido tales hombres entre
Uds., los cristianos”. Este oficial comunista no comprendía a Dios, pero le había
aprehendido.
Es fácil para El Manual del Ateo ridiculizar conceptos primitivos de Dios: el hombre
anciano de barba blanca sentado en un trono, tal como lo vemos en las imágenes.
Cuando los cristianos son niños, se les enseña de Dios en un modo infantil. Muchos
de ellos, cuando mayores, no cumplen las instrucciones bíblicas de dejar a un lado las cosas
infantiles. Permanecen con estos conceptos infantiles de los cuales se burlan fácilmente los
ateos. Pero Dios es diferente al concepto inmaduro que de El se tiene.
Estas imágenes no son ciertamente más ridículas que la imagen del átomo dibujada
por el gran físico Niels Bohr. El átomo es diferente a lo que podamos dibujar, y Dios es
diferente a lo que podemos pensar de El. Pero la ciencia no podría trabajar sin sus
aproximaciones. Nosotros, los cristianos, también usamos palabras humanas, para expresar
nuestro sentimiento por Dios.
Una vez un cristiano preguntó a un ateo con el cual estaba paseando por el prado:
"¿Quién hizo todas estas hermosas flores?" "¡Disparates!", fue la respuesta del ateo. Y
continuo: “No me vengas otra vez con tu estúpida palabrería acerca de Dios. Las flores
existen de por sí". El cristiano no insistió. Después de unos días este amigo ateo lo visitó en
su hogar. Había en su sala un hermoso cuadro de flores. El ateo le preguntó: "¿Quién pintó
esto?" El cristiano dijo: "¡No me vengas con disparates religiosos! Nadie pintó estas flores,
vinieron al cuadro por si solas. La naturaleza hizo el marco tallado. Después el cuadro saltó
a la pared y al clavo, que simplemente acertaba a estar ahí por casualidad, puesto allí por
nadie. Eso es todo". El ateo se enojó. Pero entonces le preguntó el cristiano: "¿Es lógico
creer que estas tres flores en el cuadro, que no tienen fragancia ni vida, hayan sido creadas
por alguien, y a la vez creer que los millones de flores vivas, con su penetrante perfume en
los valles y sobre las colinas, no tienen un creador?"
"Padre nuestro que estás en los cielos”, no "Padre nuestro que caminas por las calles
y puedes ser encontrado por cualquiera en cualquier esquina”. Él está en el mundo de
incógnito.
Ensarta una mariposa a una tabla con un alfiler y la habrás matado. Ya no es una
mariposa sino un cadáver. Tampoco podemos ensartar a Dios en ninguna definición.
Usamos nombres para él, sabiendo que son inadecuados. Lo máximo que podemos llegar a
decir de él, es que nadie más grande puede ser concebido.
Pero Dios se ha revelado a si mismo por medio de Jesucristo, el hijo de Dios que vino
a este mundo y Su palabra. El Nuevo Testamento habla de El. Ha cambiado millones de
vidas.
¡Pon tu fe en Dios!
Este Dios sufre con nosotros. Comparte todas nuestras preocupaciones. Se preocupa
por nosotros. Nos anhela.
Consideramos primitivo este arte. Quizás no sea tan bello como nuestro arte, pero
está más cercano a la realidad. En una galería de retratos, lo que vemos retratado no son
primariamente los sujetos mismos, sino más bien la ropa hecha por sus sastres. Vemos
solamente la cara y las manos de un sujeto. Si se trata de desnudos, vemos la piel. Nos
contentamos con muy poco. El artista primitivo deseaba más realismo porque, en cierto
modo, estaba más próximo a la realidad que nosotros, gente sofisticada y moderna.
Dios envió a su propio hijo, Jesucristo, por nosotros. Como un panadero se encarga
de proveer tu pan y el agricultor tus verduras, como el zapatero te da su producto, o el
profesor destruye tu ignorancia y te da conocimientos acumulados durante siglos, así el
Hijo de Dios, el único que jamás pecó, se responsabiliza por tu cuidado. Te da su justicia.
Te vuelves como un recién nacido, como un hombre que jamás pecó. La vida comienza de
nuevo en unión con Dios. En cuanto a tu naturaleza pecaminosa, la toma sobre sí.
De alguna manera sientes que tus pecados han sido muy graves. Han producido
sufrimiento en otros. Quizás se han derramado lágrimas y sangre, y tú eres culpable. Bueno,
Él no solamente llevo tus pecados, sino también el castigo por tus pecados. Los llevó
muriendo en la cruz, en un monte llamado Gólgota, cerca de Jerusalén. Por su llaga fuimos
nosotros curados.
El Nuevo Testamento dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a
su hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tanga vida eterna."
(Juan 3:16). Notemos las palabras "todo aquél"; estas son incluso para el autor de un
manual del ateo. Para cualquiera; aun para los hombres que cometieron los peores
crímenes.
El Nuevo Testamento nos enseña que Jesús está parado a la puerta de nuestro
corazón, tocando permanentemente. Si alguno lo oyere y abriere la puerta, entrará y
conversará con él, de corazón a corazón.
La vida no consiste solamente en trabajar por el Estado, o en comer, beber y gozar del
sexo. Cristo es un ser espiritual. Desea capacitarte para vencer el pecado y la muerte y el
infierno; y sólo espera tu decisión. Y promete no sólo un cielo futuro, sino una vida mejor
ahora mismo.
El Nuevo Testamento nos relata que Cristo, el Hijo de Dios, amó a los hombres de tal
manera, que oró por sus asesinos mientras soportaba los dolores de la cruz. Quizás fuiste un
ladrón. Cristo murió entre ladrones; y mientras estaba clavado en 1a cruz, salvó a uno de
ellos que se arrepintió. No rechazó delincuentes ni rameras. Su gozo más grande era
perdonar grandes pecados.
El Nuevo Testamento es desaprobado por los ateos, porque proclama el amor como
principio directo de vida, y hace del corazón un rincón del cielo. La mente comienza a
pensar correctamente, porque los errores de la vida muchas veces no son otra cosa que
ausencia de amor. Después de mirar seriamente, tan siquiera una vez , en el espejo de la
verdad, el cual es Cristo, tu alma se llenará de gran compasión hacia la humanidad toda, y
tú serás maravillosamente libre.
Stalin está muerto, pero ningún comunista cantaría jamás: "Stalin, amante de mi
alma"; tampoco puede cantar: “Kruschev, mi muy amado"; tampoco cantarían, en el siglo
futuro, sus descendientes a Breshnev, “Te necesito cada hora."
Sin embargo, estos himnos se entonan a Jesús, en todo el mundo, dos mil años
después de su crucifixión. Y aunque se esfuercen, ¡los comunistas nunca tendrán éxito en
silenciar estos cánticos en Rusia!
"¡Bravo!”, dice el profesor. "Ahora, contesta, por favor, ¿quién fue Kruschev?"
Y, permítanme un segundo chiste: El profesor dice a los niños en una escuela: "El
partido es nuestro padre y el ejército rojo es nuestra madre". Luego pregunta a uno de los
niños: "¿Qué querrías ser algún día?". El niño contesta: "Huérfano”.
Algunos hombres han amado a Jesús. Otros lo han odiado. La mayoría ha sido
indiferente a su mensaje. Pero nadie jamás se ha atrevido a hacer chistes maliciosos sobre
él.
El Manual del Ateo pasa de la crítica al del Nuevo Testamento a la crítica de toda la
Biblia.
Nos pesa que aquí también los ataques sean vulgares y poco profundos. Hubiéramos
esperado otra cosa. Hay, después de todo, una forma generosa y elegante de la incredulidad.
Tal como, por ejemplo, el ateísmo de Ludwig Feuerbach. No creía en Dios, pero
deseaba conservar la religión, que hace al hombre noble, amante y justo. Feuerbach (La
Esencia del Cristianismo, tomo II), llama "santa" a la religión, porque es "la tradición de la
primera conciencia", que para él significaba la niñez. "¿No es hermoso conservar la
memoria del período de la niñez de la humanidad?", pregunta.
Jesús no se habría opuesto a que se llamara infantil a la religión. Nos enseñó a ser
como pequeñuelos. Todos valoramos los recuerdos de nuestra niñez. ¿Por qué descartarlos
tan brutalmente como hacen los comunistas? ¿Acaso porque se acuerdan de un tiempo
cuando sus almas eran más hermosas que ahora?
Hemos tratado de mostrar comprensión para con los ateos, pero creemos tener el
derecho de esperar que los ateos cultos reconozcan el grado hasta el que su cultura depende
de la Biblia y sean siquiera decentes en sus ataques.
Federico Nietzche fue el primero en proclamar y lamentar: "Dios está muerto". Con
los autores de El Manual del Ateo pasa exactamente lo contrario. Se regocijan por la muerte
de Dios. Ahora ya no tienen que preocuparse por su conciencia, veracidad y amor. Pueden
hacer lo que quieran. Esta clase de ateísmo es indecente.
R. Garaudy, durante un tiempo miembro del Comité Central del Partido Comunista
francés, escribió: "No podemos pasar por alto la contribución esencial del cristianismo sin
empobrecernos" (Del Anatema al Diálogo).
Los comunistas empiezan el estudio del pensamiento correcto por ellos mismos con
resultados catastróficos. Terminan por ignorar o tratar de destruir la verdad adquirida por la
humanidad durante milenios de desarrollo.
Una joven tuvo una vez una discusión con el gran satírico Hogarth mientras éste
estaba dibujando. La joven expresó su deseo de aprender a dibujar caricaturas, a lo que
Hogarth replicó: "Desgraciadamente, señorita, no es un talento envidiable. Escuche mi
consejo. No haga nunca caricaturas. Durante mi larga práctica he perdido el gozo de la
belleza. Veo solo caras distorsionadas. Nunca tengo la satisfacción de ver lo divino en una
cara humana."
Los que hacen una caricatura de la verdadera religión están en la misma situación. En
el espejo distorsionante de su mente torcida, hasta los ángeles parecen tener rasgos
diabólicos.
No se dan cuenta de que si se descartase la Biblia como un libro sin valor, toda la
literatura famosa del mundo perecería con ella. ¿Qué quedaría de Dostoievski, Tolstoy,
Milton, Juan Bunyan, Wálter Scott y Anatole France? Tennyson dijo que el libro de Job era
el poema más hermoso que leyó jamás. Cita 300 veces la Biblia en sus obras. Shakespeare
tomó más de 500 ideas y frases de ella. El poema "Oscuridad", de Byron, se inspiró en el
libro de Jeremías.
Se debería cambiar aun "El Capital", de Marx, junto con sus otros escritos y los de
Engels porque están saturados de referencias a la Biblia.
William Gladstone, cuatro veces primer ministro de Inglaterra, dijo: "Si se pregunta
cuál es el remedio para las más grandes penas del corazón humano, lo que un hombre debe
principalmente mirar en su progreso como el poder que lo ha de sostener en la prueba y ha
de capacitarlo para la aflicción, debe dirigirlo hacia lo que en un himno muy conocido se
llama "la antigua historia”, contada en un viejo libro, el cual es el mayor y mejor regalo
jamás dado a la humanidad". Se refería a la Biblia.
Juan Jacoho Rousseau, escribe: "Cuán mezquinas y cuán menospreciables son las
palabras de nuestros filósofos con todas sus contradicciones, comparadas con las Escrituras.
¿Es posible que un libro a la vez tan sencillo y tan sublime sea simple palabra de
humanos?"
Goethe, escribe: "La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la
comprende."
Heinrich Heine, que estaba lejos de ser un religioso entusiasta, escribe: "La
profundidad de la creación escrita en los azules misterios del cielo, la salida y la puesta del
sol, la promesa y la realización, el nacimiento y la muerte, todo el drama humano; todo está
en este libro. Es el libro de los libros, la Biblia."
Los idiomas inglés y alemán, de modo muy particular, no serían lo que son si no
hubieran sido transformados por la Biblia. Este singular libro ha provisto el ímpetu para dar
a cientos de pueblos y tribus su primer alfabeto. Por medio del trabajo de hombres y
mujeres dedicados, es el primer libro que aprenden a leer.
Washington: "Más que nada, la pura e inflexible luz de la revelación tuvo una
influencia iluminadora sobre la humanidad y aumentó las bendiciones de la sociedad."
Grant: "Aférrate de la Biblia como del ancla de tus libertades. Escribe sus preceptos
en tu corazón y practícalos en tu vida. Debemos a la influencia de este libro todo el
progreso de una verdadera civilización y tenemos que considerarlo como guía en el futuro”.
Garfield, vigésimo presidente de los Estados Unidos: "Escoge a Cristo inmortal como
tu amigo y ayuda eterna. Síguelo no sólo como a un Nazareno, el hombre de Galilea, sino
como a una persona siempre viva, llena de amor y compasión, que estará contigo en la vida
y en la muerte y en la eternidad. Las esperanzas de este mundo son falsas, pero como la vid
vive en sus ramas, así Cristo vive en el cristiano y nunca morirá."
Wilson: "Si cada persona en los Estados Unidos leyera cada día un capítulo de la
Biblia, la mayoría de nuestros problemas nacionales desaparecería."
Franklin D. Roosevelt, dijo: "Repito la declaración que hice ya varias veces antes:
que este país necesita sobre todo un reavivamiento religioso; que en dicho reavivamiento
encontraríamos una solución para todos nuestros problemas, ya fueren políticos,
económicos o sociales."
La idea esencial de toda constitución socialista "Si alguno no quiere trabajar, tampoco
coma", está copiada textualmente de la Biblia. (II Tesalonicenses 3:10).
Puedo aceptar el hecho de que alguien no crea en la Biblia, pero esto no debería
impedirle respetar su herencia. El hecho de que la Biblia fue el primer libro impreso en
Europa, ¿no significa nada acaso? ¿No significa nada que los misioneros cristianos
enseñaran a los nativos en el África a abandonar el canibalismo, a leer, a comportarse como
gente civilizada?
Un ex caníbal dijo una vez a un propagandista del comunismo: "¿Qué?, ¿Este libro no
es la verdad? Lo llevo a mi casa; me siento y lo leo y hace estallar de alegría mi corazón.
¿Cómo podría ser una mentira? Yo era caníbal, borracho, mentiroso y ladrón; y el libro me
habló y me hizo otro. Este libro me habló y me hizo otro. ¡No, este libro no es mentira!"
Los propagandistas del comunismo habrían sido víctimas de los nativos en muchas
partes del mundo si los misioneros no les hubiesen enseñado primero la religión cristiana.
Mientras propagan el comunismo deberían estar agradecidos al cristianismo por haber
creado la civilización y provisto la libertad para que operen.
En el siglo XVII, cuando el ateísmo era raro entre los judíos, uno de ellos dijo a un
rabino: "No creo en Dios." El rabino abrazó al hombre y dijo: "Cuánto te envidio, hermano.
Estas en un estado espiritual mucho mejor que yo. Cuando veo a un hombre sufrir me digo:
“se que Dios lo ayudará”, y no le prestó ayuda. Tú no crees en la existencia de Dios, así
que tienes que ayudarlo. Tienes que hacer lo que Dios haría si existiese. Haz lo siguiente:
da de comer a los hambrientos, consuelo a los afligidos, da verdad y alegría a los
necesitados, abraza con amor a todos, y en general, pórtate como Dios si existiese. Y
después de un año vuelve y cuéntame si Dios existe o no."
El rabino pudo permitirse asumir una actitud elegante hacia el ateo para alentarlo a
sacar lo mejor de su ateísmo. Ustedes, mis oponentes comunistas, no se portan así con un
creyente.
Ustedes viven en un nivel más bajo y su posición íntegra es insostenible.
El Manual del Ateo apela a nuestra razón, tratando de probar su punto de vista con
argumentos. Ahora bien, si los autores admiten que podemos razonar, ¿por qué es
imposible encontrar una Biblia en una librería de la Unión Soviética? La población debería
poder leerla por su propia cuenta; compararla con lo que sus oponentes tengan que decir, y
luego sacar sus propias conclusiones. ¿Por qué está prohibida la Biblia? ¿No creen Uds. en
la facultad humana de razonar "correctamente?" Entonces, ¿por qué molestarse en
argumentar? Den simplemente la orden: "¡Sé incrédulo!", y basta.
15. EXISTIERON REALMENTE LOS CARACTERES BIBLICOS?
La crítica del texto bíblico es una preocupación legítima de la mente humana. Los
teólogos cristianos no necesitan esperar el consejo de El Manual del Ateo para verificar la
historia bíblica, reconciliando cronologías seculares e investigando datos arqueológicos. El
hecho de que creamos en la inspiración divina y la infalibilidad de las Escrituras, no nos ha
impedido examinar minuciosamente su texto y contenido para estar completamente seguros
de que tenemos las palabras tal como Dios las inspiró, inalteradas por copistas o traductores
posteriores.
Los cristianos no creen que la Biblia sea un libro científico. Es una obra oriental con
miles de años de antigüedad que contiene mucha poesía y simbolismo y que no se puede
usar como un moderno texto de ciencia.
Adán y Eva son personajes míticos para los autores de El Manual del Ateo.
No hay razón válida para negar el registro bíblico de que Adán y Eva indudablemente
vivieron sobre la tierra en el jardín del Edén y que fueron expulsados de él; del mismo
modo que no rechazamos otros registros históricos conservados por la humanidad.
Pero nuestros oponentes nos hacen un favor al llamar a la narración un mito. Un mito
no es algo irreal; sino más bien una realidad más elevada expresada en imágenes y
símbolos originados en las profundidades del alma humana.
Adán y Eva son arquetipos de la experiencia humana general, de lo que acontece con
cada alma. Los mitos no pueden ser opuestos a la realidad. A menudo son una
profundización del significado de un hecho aislado, exponiéndolo como típico para toda la
humanidad. No se puede desdeñar el valor de la Mona Lisa, obra artística de Davinci,
diciendo que es solamente un retrato. Es el retrato de un ser humano. Un retrato es tan real
como el ser humano que muestra. La Mona Lisa es en cierto modo aun más real que la
persona retratada. Es más bella, es más permanente; resume sus mejores rasgos, corrige a la
naturaleza. El retrato no contradice a la persona. El significado espiritual del relato de Adán
y Eva no contradice su existencia histórica.
No nos preocupa que nuestros oponentes llamen “mitos” a Adán y Eva y al Redentor
prometido a ellos después de la caída en el paraíso.
¿Un diluvio en el tiempo de Noé que destruyó el mundo entero?... “Otra leyenda”,
dicen mis oponentes.
Pero la narración bíblica del diluvio está corroborada por historias chinas, griegas,
británicas y mexicanas que hablan de un diluvio.
La llamada Epopeya del Gilgamesh, narra cómo el héroe del diluvio, Utnapishtim,
escapa de la destrucción universal de la humanidad. Los grandes dioses de la antigua
ciudad de Shurupak resolvieron destruir la raza por medio de un diluvio. El dios Ea reveló
el decreto divino a Utnayshtim y salvó a su familia y a él.
Otro relato del diluvio ha sido encontrado en sumerio, un idioma más antiguo que el
asirio y el babilónico.
El renombrado antropólogo Sir James Frazer recolectó tradiciones sobre el diluvio de
los lugares más variados y remotos, tales como las Islas de Sotavento, Bengala, China y
Malasia. Tribus primitivas y naciones en todas partes guardan la memoria de este
acontecimiento tremendo. En principio, están de acuerdo en que el diluvio fue un castigo
por pecados graves y que solamente se salvaron unos pocos hombres justos.
El diluvio en tiempos de Noé no fue un evento aislado. Jesús dice: "Mas como los
días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días antes del
diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el día que
Noé entró en el arca. Y no entendieron hasta que vino el diluvio y llevó a todos, así será la
venida del Hijo del hombre." (Mateo 24:37-39).
El mundo está ahora al borde de una nueva catástrofe para los pecadores. La Biblia
dice que esta vez será destruido por fuego: “los elementos ardiendo serán deshechos”. Estas
palabras fueron escritas 2.000 años atrás por Pedro, el pescador, mucho antes de que
alguien supiese de los elementos químicos, del poder destructivo y de la capacidad
aniquiladora de la fisión atómica y su enorme calor. Así como Noé tuvo una advertencia de
Dios, así tiene la iglesia una advertencia hoy día. El mundo en el tiempo de Noé fue
destruido, aunque su maldad no fue suficiente para prohibir la predicación de este. ¡Qué
juicio puede esperar el mundo de hoy cuando se prohíbe la proclamación de estas
advertencias! La humanidad debería ignorar los peligros que encara el mundo de hoy; ya
que El Manual del Ateo niega el hecho del antiguo diluvio, aun al precio de la negación de
la evidencia histórica.
Dicen luego nuestros oponentes que no hay prueba de la existencia de Abraham y sus
descendientes. ¿Acaso alguna excavación arqueológica ha probado la existencia de
Espartaco, el líder de un levantamiento de esclavos, un hombre que figura en todas las
historias del socialismo? Por cierto que no. Se da por seguro que Espartaco efectivamente
existió, porque un historiador romano escribió acerca de él. ¿Por qué no aplican entonces
los historiadores del socialismo el mismo rasero a las personalidades bíblicas, aunque las
excavaciones históricas no hayan probado nada acerca de su existencia? ¿Por qué se
debería hablar de Abraham que pasó la mayor parte de su existencia como nómada?
Creemos en su existencia histórica como también creemos en la realidad histórica de
Espartaco, porque los historiadores, tanto como los autores de la Biblia, hablan acerca de su
vida y de las vidas de otras personalidades del Antiguo Testamento.
Más aún, los judíos de todos los tiempos se han sabido descendientes de Abraham,
Isaac y Jacob. Todos los árabes, desde tiempos inmemoriales, han reconocido a Abraham
como su padre. Todos los cristianos y todos los musulmanes del mundo han venerado
siempre a Abraham como padre de su fe en un solo Dios. ¿Acaso todo esto no significa
nada? Abraham compró la cueva de Macpela para la sepultura de Sara. Posteriormente esta
cueva se transformó en una tumba familiar. Allí fueron enterrados Isaac, Rebeca, Lea y
Jacob. Ahora, una mezquita y una sinagoga se levantan encima de esta cueva, y es uno de
los lugares más sagrados de peregrinación de los musulmanes.
Imaginemos que después de unos cuantos cientos o miles de años, alguien, al ver el
mausoleo de Lenín, dijera que Lenín no fue una personalidad histórica sino sólo un mito. El
cadáver de Lenín, se diría, es solo una figura de cera. Supongamos que después de dos mil
años arqueólogos que hubieran oído de Stalin no encuentren nada relacionado con él ni un
cadáver, ni siquiera una figura de cera. Con seguridad negarían su existencia.
Un lugar en Israel indica la autenticidad histórica del nieto de Abraham. Este lugar es
la fuente de Jacob, donde Jesús conversó con la mujer samaritana, todavía existe en
Palestina, y está cubierta por una pequeña iglesia griega. La fuente misma está situada
inmediatamente bajo el altar principal.
Pero Jacob y sus descendientes tampoco son personajes históricos. Así nos informan
nuestros oponentes. Los autores de El Manual del Ateo, pecan de ignorantes, lo cual no es
permisible en hombres que escriben un libro de semejante responsabilidad; o de lo
contrario, deliberadamente esconden la verdad.
El gobernante de aquel tiempo se jactó de haber destruido a los judíos, igual como lo
hizo su seguidor Nasser, antes de ser vencido por Israel, el cual nunca será completamente
destruido.
Por cierto que parece algo sumamente ridículo escribir un libro de 700 páginas para
probar que unos 4.500 años atrás, un hombre llamado Abraham no existió, que no tuvo
descendientes con los nombres de Isaac, Jacob y Benjamín, y que toda la historia bíblica
sobre el pueblo de Israel es mentira. ¿Por qué habría esto de enseñarse en todas las escuelas
comunistas y aun en las fábricas y granjas colectivas? Los rusos no están interesados en sus
propios antepasados de 4.500 años atrás. ¿Por qué habrían de interesarse especialmente en
negar que los judíos se originaran en un hombre llamado Abraham?
La negación tiene un profundo significado. Para explicarlo mejor, sirve un chiste que
debe ser judío, ya que estamos discutiendo sobre judíos. Goldstein viajaba por tren. Frente
a él iba otro judío, Herschcovici. No se conocían; Goldstein quiso entrar en conversación
preguntando a Herschcovici: “Camarada, dígame, por favor, ¿que hora es?”. Herschcovici
no contestó. La pregunta fue repetida varias veces, cada vez más fuerte. No sirvió de nada.
Finalmente, Goldstein pregunto: “Pero camarada veo que Ud. tiene reloj ¿porqué no me
avisa la hora?” Herschcovici contestó: “Camarada, Ud. no tiene interés en eso. Supongo
que quiere conversar un poco conmigo. Si le hubiera dicho que son las nueve, Ud. habría
preguntado: “¿de que marca es su reloj?” Yo habría contestado: “Es un reloj suizo de oro.”
Ud. habría contestado: “entonces Ud. debe tener una posición elevada; de otra manera no
habría podido comprar ese reloj.” Yo habría contestado: “Si, soy director en el Ministerio
de Comercio Exterior.” Entonces Ud. habría preguntado donde me alojo en Moscú. Yo
habría contestado: “En la calle Artileriinaia”. Ud. me habría preguntado si tengo familia.
Habría contestado que tengo esposa y tres hijas. Me habría preguntado si por casualidad
tenía una foto conmigo. Habría dicho que sí. Le habría mostrado la foto. Le habría gustado
mi hija mayor, Esther, que es hermosa, y me habría preguntado si le permitiría visitarme
algún día. La cortesía me habría obligado a decir que sí. Entonces Ud. se habría enamorado
de Esther y me habría pedido su mano. ¿Y porque habría yo de dar a mi hija en matrimonio
a un hombre que ni siquiera tiene reloj?”
La existencia de Abraham y sus descendientes tiene que ser negada, porque si mis
oponentes admitieran que Abraham existió según la narración bíblica, junto con todas las
tradiciones de cientos de millones de judíos, cristianos y musulmanes, nosotros habríamos
preguntado por qué Abraham fue tan prominente que su nombre debería permanecer vivo
en la historia después de cuatro milenios. La única respuesta podría ser que es famoso
porque creyó a Dios, siguió sus mandamientos y porque estaba dispuesto a sacrificar aun a
su hijo más amado. A esto deberíamos añadir la pregunta: ¿Abraham jamás tuvo un
encuentro con Dios? La contestación es que muchas veces él escuchó la voz de Dios
hablándole claramente. ¿Estaríamos interesados en saber lo que le dijo Dios? La respuesta
sería que, entre otras cosas, Dios le dijo que quería hacer un pacto con él. En su simiente, es
decir, a través de uno de sus descendientes, serían benditas todas las naciones. Ahora bien,
como todos desean tener una vida bendecida, habríamos preguntado el nombre de este
descendiente de Abraham que habría de impartir esa felicidad. La respuesta es sencilla: El
Nuevo Testamento empieza por decirnos que Jesús es el descendiente de Abraham.
Habríamos preguntado cómo puede uno recibir bendiciones de él y habríamos escuchado el
mensaje del evangelio: Jesús murió en la cruz por nuestros pecados. Llevó el castigo por
nuestras ofensas. Todo aquél que en él cree es limpiado de todos sus pecados y tiene vida
eterna ahora y en el paraíso.
Por tanto, los autores de El Manual del Ateo proceden con cuidado, así como lo hizo
el camarada Hershcovici en el chiste. Abrevian la discusión. Dicen: “Las personalidades
bíblicas nunca existieron”. Tienen un reloj en el brazo, pero no quieren decir la hora.
Este es también su propósito en las otras negaciones de las verdades bíblicas. Este es
su propósito al criticar la Biblia, buscando contradicciones en ella.
La Biblia dice que los judíos fueron esclavos en Egipto, pero que Dios los liberó del
cautiverio con mano poderosa, obrando milagros para ellos. Los egipcios que los
persiguieron se ahogaron en el mar Rojo. Esta historia bíblica es ciertamente peligrosa para
los dueños de esclavos. Podría sugerir a los esclavos, a la gente que vive bajo una
dictadura, que Dios está a favor de la emancipación de los esclavos.
Por tanto, esta página de la historia tiene que ser borrada también. Los autores de El
Manual del Ateo, negando el antiguo diluvio y considerándolo aun pura ficción, dicen:
"Hubo excavaciones arqueológicas por un siglo y medio en Egipto, las que fueron
hechas minuciosamente, pero no se ha encontrado nada para confirmar la leyenda bíblica de
la esclavitud en Egipto, ni en la multitud de inscripciones que se han descifrado, ni en las
imágenes pictóricas o de otra índole, ni tampoco en gran número de monumentos
descubiertos".
¿Es justo criticar la Biblia en esa forma por parte de los comunistas?
El éxodo de Egipto ocurrió hace más de treinta siglos atrás. La revolución rusa
aconteció solamente sesenta años atrás. Ahora tratemos de viajar a través de la Unión
Soviética, vayamos de librería en librería y encontremos un solo libro en el que Trotsky
desempeñe algún papel en la toma del poder por los bolcheviques. Nosotros, los de la
generación mayor, sabemos que en aquel tiempo Trotsky fue el presidente del soviet en
Petrogrado, y era el colaborador más cercano de Lenin. Se debe decir, en rigor de la verdad,
que Lenín y Trotsky hicieron la revolución. Pero más tarde Stalin se enemistó con Trotsky
y simplemente borró su nombre de la historia. Posteriormente se dijo que en realidad la
revolución fue obra de Lenin, con Stalin su colaborador más íntimo. El papel de Stalin fue
delineado como el más importante hasta la década del 50 del siglo pasado. Hagamos ahora
la prueba de encontrar un solo libro en cualquier librería de Rusia en el que Stalin tenga un
papel importante en esta revolución y con seguridad no encontraremos nada, porque
Khrushchev, volviéndose contra Stalin, borró también su nombre. Más recientemente, fue
borrado el nombre de Khrushchev. Ahora bien, si la enemistad política puede borrar
cualquier prueba escrita del papel de un hombre en los principales eventos históricos del
mundo de hoy, contando con todas las ventajas de la imprenta y la fotografía y todos los
medios de comunicación en masa, no es difícil aceptar los vacíos en la historia de Egipto.
Pero no se pudieron borrar todas las pruebas. Mis honorables oponentes muestran
otra vez falta de conocimiento arqueológico.
Los adobes de las ciudades de almacenaje que se pueden ver en el museo de El Cairo,
están estampadas con la palabra “Ramsés”. Se puede ver que algunos de ellos están unidos
con paja, otros solamente con rastrojos, y otros, finalmente, sin paja u otro material
cohesivo. Todo esto confirma el decreto de Faraón como se lo relata en el Éxodo de la
Biblia, que manda a que los israelitas no fueran provistos más de paja.
Quisiera saber que nación ha estado jamás ansiosa en registrar sus derrotas. Cuando
el ejército soviético se retiró de los alrededores de Stalingrado, Stalin no publicó las
derrotas. Tampoco lo hicieron los alemanes cuando su suerte cambió. A los historiadores
egipcios no les importaba la verdad objetiva, lo mismo que a sus iguales modernos.
En este asunto no tenemos la versión egipcia de la historia. Eso es todo. Pero tenemos
la Biblia que nos cuenta no solamente la versión judía, sino también las palabras y milagros
de Dios. No hay motivos para negarse a creer en la liberación maravillosa de los esclavos,
aunque fuere desagradable para los dueños de esclavos y sus aduladores.
El Manual del Ateo dice también que 600.000 judíos adultos no habrían podido salir
de Egipto como se relata en la Biblia, porque esto habría significado una población judía de
por lo menos tres millones. Es cierto que tres millones de hombres no habrían SO podido
cruzar el mar Rojo en una noche; tampoco habrían podido vivir en la pequeña península del
Sinaí.
Aquí tenemos un problema del idioma hebreo en el cual fue escrita la parte más
antigua de la Biblia. La palabra "alfot", que significa "miles", también significa "casas". No
estamos seguros de que el original hebreo de la Biblia indique que seiscientos mil judíos
salieron de Egipto o que fueron solamente seiscientas casas, es decir, seiscientas familias
grandes. El idioma está sujeto a evolución. Las palabras pueden no haber tenido el mismo
significado que hoy, hace unos tres o cuatro mil años atrás. Generalmente cuando la Biblia
usa un lenguaje hiperbólico, esas partes de la Escritura no se entienden tan fácilmente como
cuando fueron escritas. Pero ciertamente, si hubiesen contenido mentiras enormes, no se
habrían podido aceptar en ese tiempo como una obra sagrada, como tampoco lo hubiera
sido una historia oficial de la Unión Soviética donde se dijera que el ejército rojo consistía
de veinte mil millones de hombres durante la segunda guerra mundial. Las palabras deben
haber tenido otro significado por entonces del que tienen ahora.
En el palacio imperial de Tokio se guardan tres símbolos del imperio japonés: una
espada muy antigua, un diamante y un espejo del gran rey. Tras el espejo están escritas
algunas palabras que sólo recientemente han sido descifradas en el Japón. Después de la
segunda guerra mundial, un hermano del emperador, el príncipe Takahito Mikasa, empezó
a estudiar el judaísmo. Cuando el emperador fue visitado por el rabino Goldmann, del
templo de Beth-Israel de Hertford, el cual era el presidente ejecutivo de la Comisión de
Beneficencia Nacional Judía, se preocupó de que éste viese el espejo del gran emperador.
Sin ninguna dificultad el rabino pudo identificar las letras como las palabras hebreas: Ehjeh
Asher Ehjeh - YO SOY EL QUE SOY. Las mismas palabras de la Biblia como se
encuentran en Éxodo 3:14.
El año 1941, el obispo japonés Jujai Nakada publicó un libro titulado El Japón en la
Biblia. Basándose en documentos de tiempos antiguos, dice que en el año 216 d.C. vinieron
cien mil hombres desde medio oriente al Japón. En la historia japonesa se llama hata a la
tribu que ganó una influencia enorme sobre la economía y cultura del Japón. Los hatas se
denominaban Israj lo que es muy similar a Israel y hablaban de un gran líder al que
llamaban príncipe Hata Kawa Katsu, quien de niño fue rescatado del agua y más tarde fue
criado en el palacio del rey, y luego liberado del cautiverio de la esclavitud. De esta manera
vino la historia bíblica de Moisés al Japón.
Las pruebas extra bíblicas de la historia tal como está registrada en las Sagradas
Escrituras son demasiado numerosas para ser mencionadas. Ciertamente no pueden ser
descartadas.
17. CONTRADICCIONES EN LA BIBLIA
En II Samuel 8:4 está escrito que David, en una batalla con Hadadezer, tomó de este 700
jinetes; en tanto que en I Crónicas 18:4 se dice que David tomó cautivos a 7.000 jinetes.
Nuestros honorables oponentes no pueden reconciliar estas dos diferentes narraciones.
¿Qué dirían si encontraran un informe sobre la segunda guerra mundial que afirmara que
en la batalla de Kiev cien mil rusos fueron tomados prisioneros, mientras y que al mismo
tiempo se informara cincuenta páginas más adelante, que en esa batalla fueron capturados
solamente diez mil rusos? La explicación es sencilla. Durante la última gran guerra hubo tres
batallas por Kiev. El número de prisioneros fue diferente en cada una de estas batallas. ¿Por qué
tenemos que admitir entonces que en estas dos diferentes partes de la Biblia se describe la
misma batalla contra Hadadezer?
He aquí otra crítica a la Biblia: En ella se relata que lo que hizo el rey David era "lo recto
ante los ojos de Jehová, y de ninguna cosa que le mandase se había apartado en todos los días
de su vida”. El Manual del Ateo pregunta: "Pero, ¿no pecó?". La misma Biblia relata en otra
parte qué tan graves crímenes cometió.
Por cierto que pecó, pero estos pecados fueron perdonados y expiados, y por tanto no
contaron más delante de Dios. Fueron olvidados. Lo maravilloso es que un pecador que se ha
arrepentido es justo delante de Dios; y por ello está dentro del contexto de la gracia de Dios,
que las escrituras registren palabras tan hermosas sobre David. El pecador perdonado es, a los
ojos de Dios, más blanco que la nieve.
¡Que se arrepientan nuestros amigos ateos, y también serán perdonados!
Los autores de El Manual del Ateo están muy felices de haber descubierto que el apóstol
llamado Tadeo en el evangelio según Mateo es llamado Judas hijo de Santiago en el libro de
Lucas. ¡Qué error tan grave! Pero invirtamos los papeles. ¿Cómo pueden reconciliar el hecho
de que un cierto Ulianov es generalmente llamado Lenin, y que el Djugashvili de un historiador
es el Stalin de otro?
Así, por ejemplo, indican qué Jesús dijo a sus discípulos que vendan aun su ropa para
comprarse espadas. Sin embargo, cuando Pedro trató de defender a Jesús con su espada, le dijo:
"Mete tu espada en la vaina".
Ahora bien, las palabras: "el que no tenga venda su capa y compre espada” fueron dichas
después de la última cena, camino a Getsemaní, sabiendo que iba a ser arrestado. Ya que era de
noche y los discípulos no tenían oportunidad de comprar nada, obviamente no estaba hablando
de espadas para su uso inmediato, sino estaba advirtiendo a sus discípulos que por muchos
siglos encararían grandes peligros, y deberían estar preparados para defenderse y preservar la
causa de la justicia.
El que no está preparado para defender una causa justa, no la ama. Toda madre que ame a su
hijo luchará con uñas y dientes para protegerlo de cualquier intruso que planee secuestrarlo o matar-
lo.
Cuando uno de sus discípulos busca reconfortar a Jesús con las palabras "he aquí dos
espadas", Jesús replica: "Basta". Prono vendría el tiempo cuando sus discípulos comprenderían
mejor sus palabras.
"Mete tu espada en la vaina" (Jn. 18:11) fue un mandamiento dado para una ocasión
aislada. Jesús no deseaba ser defendido. Su anhelo era morir por los pecados del mundo.
Los autores de El Manual del Ateo han encontrado otra contradicción en el evangelio
según Lucas. Parece que notaron, que como la gente era partidaria de Jesús, los sumos
sacerdotes tuvieron que pensar en un modo de matarlo en secreto para que sus simpatizantes no
pudieran reunirse en su defensa; mientras que unos días más tarde el populacho gritaba:
"Crucifícale, crucifícale." Nuestros oponentes dicen que un cambio tan radical en el
temperamento del populacho local virtualmente no era posible de la noche a la mañana; por
tanto, esta historia relatada por el evangelista Lucas no puede ser verdad.
Que lástima que los miembros de una academia de ciencias no hayan aprendido nada de
la tragedia de su propio pueblo.
Hubo una mañana en Moscú cuando todas las estaciones de radio empezaron sus
programas con el canto de himnos de alabanza a Stalin tal como lo habían hecho durante veinte
años. Los periódicos también estaban llenos de las mismas alabanzas en aquella mañana. Era el
día en que comenzó el Vigésimo Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética.
Durante ese día, Kruschev pronunció un discurso afirmando que Stalin, a quién toda la nación y
aún el mismo Kruschev habían adulado por décadas como al genio más grande, fue en realidad
un asesino de masas y torturador, no sólo de sus adversarios, sino aun de sus propios
camaradas. Inmediatamente todo el pueblo ruso se volvió en contra del anteriormente líder
providencial; y, en vez de cantar sus alabanzas, encontraron maneras de ridiculizarlo. Pronto se
llegó a exhumar su cadáver de su tumba de honor.
¿Es esta una historia que los autores de El Manual del Ateo pueden creer? ¿O la
llamarían leyenda?
La mentalidad del populacho puede cambiar muy rápidamente. Tal como sucediera hacia
uno de los líderes más depravados de la humanidad, José Stalin; como tambien hacia el más
hermoso modelo de la humanidad, Jesús de Nazaret.
¿No recuerdan los miembros de la Academia de Ciencias que ellos mismos cantaron
alguna vez alabanzas a Stalin, y que ellos también cambiaron la tonada?
¿Han olvidado tan rápido cómo protestaron en las calles con lemas de solidaridad eterna
con los pueblos comunistas y de una solidaridad eterna con los comunistas chinos, rumanos y
yugoslavos.
¿Se dan cuenta cuán fácilmente ha degenerado la "solidaridad eterna" en contiendas
mínimas? ¿Por qué son incapaces de aplicar sus propias amargas experiencias a los eventos de
hace dos mil años atrás, reconociendo que la naturaleza humana es la misma en todas las
edades; y que las supuestas contradicciones no existen en los evangelios, sino en las mentes y
los corazones de los hombres?
El argumento de que Judas no precisaba dar una señal de reconocimiento a los soldados
que habían venido a arrestar a Jesús, es ridículo, incluso pueril. Que Palestina sea un territorio
muy pequeño y Jesús haya viajado extensamente por Galilea y Judea, no es razón para creer
que su rostro fuera reconocido en todas partes. Las grandes personalidades modernas son
conocidas porque sus fotos son publicadas en los periódicos y la televisión, pero en aquellos
días esos medios de información no existían. Así que debió haber miles de hombres que habían
oido de Jesús pero nunca lo vieron cara a cara. Los soldados romanos y los siervos de Caifás, el
sumo sacerdote, probablemente nunca estuvieron muy dispuestos a escuchar los sermones de
Jesús; al igual que los oficiales de la policía secreta comunista tampoco estarían dispuestos a
escuchar a los predicadores de hoy en los países comunistas, salvo para fines siniestros. Era
natural que alguien proveyera una señal segura de identificación de la persona que iba a ser
arrestada. Además, el encuentro fue en la oscuridad de la noche, con vacilantes antorchas
iluminando las caras de una docena de hombres exhaustos, indistinguibles; y era necesaria una
identificación segura.
Los autores de El Manual del Ateo, todos ellos "héroes" en el tiempo de Stalin, los
cuales se opusieron a sus crueldades pero teniendo la suerte excepcional de evitar la prisión (ya
sea porque no se opusieron a Stalin o porque fueron protegidos por la gracia de un Dios, en
quien no creían) ¡Estos mismos autores desvaloran a Jesús por exhibir temor en el jardín de
Getsemaní, donde fue arrestado, y de desesperarse en la cruz!
Ciertamente es muy hermoso poseer grandes virtudes. Esconder tales virtudes, como los
árboles esconden sus frutos entre las hojas, es todavía mejor. El propósito de Cristo era abrir un
camino al cielo para los más débiles, para demostrar que incluso estos eran aceptables a Dios.
Para construir ese puente no necesitaba mostrarse como un héroe. Si sus actos hubiesen
parecido heroicos e inaccesibles en todas las circunstancias, nosotros, hombres mediocres, y
aun menos que eso, nunca lo habríamos tomado como modelo de vida. Por lo tanto, descendió
al nivel de nuestra debilidad humana, orando en Getsemaní: “pasa de mí este vaso" y clamando
en la cruz: "Dios mío, Dios mío, ¿por que me has desamparado?", para que nosotros, que a
menudo nos hundimos en la desesperación y deseamos que el amargo vaso del destino sea
apartado de nosotros, encontrásemos en él un fiel amigo de confianza. Esta era la meta del
comportamiento de Cristo. Llamarlo cobardía no es justo.
¡Pero basta!
El Manual del Ateo contempla a la Biblia desde el punto de vista humano. Desde este
ángulo es verdaderamente un rompecabezas. Tomemos un hermoso bordado hecho por una
mujer; mirémosle del lado opuesto y veremos un zigzag caótico de hilos. Tenemos que mirarlo
del otro lado para encontrar su belleza. Por tanto la Escritura no debe mirarse desde abajo,
desde el punto de vista de un hombre que se rebeló contra Dios. A través del espíritu, los
cristianos tienen comunión directa con el mundo invisible. Contemplan las Escrituras desde
esta perspectiva; y por tanto, están capacitados para comprender su armonía y profundo
significado. También comprenden sus limitaciones con respecto a comprender la Biblia en que
se refiere a la revelación de Dios, pero dentro del marco del lenguaje humano.
Se cuenta que cuando Roberto Moffat, misionero en África del Sur, quiso describir un
tren inglés a los aborígenes, puso dos rieles de hierro en el piso; luego olocó en fila algunos
carros de bueyes, uno tras otro, y finalmente colgó una gran tetera en el cuello del buey
delantero. Sin duda, los africanos han ido posteriormente a Europa, viendo un tren verdadero
encontraron ridícula la descripción de Moffat. Pero, el lenguaje de los africanos, no le permitía
a este misionero contarles como era exactamente un verdadero tren.
Voltaire escribió que en cien años la Biblia sería un libro anticuado y olvidado, hallado sólo
en los museos. Pero cien años después de haber escrito esto, su propia casa estaba siendo usada por
la Sociedad Bíblica.
La Biblia ha sido traducida a 1.300 idiomas, y millones de ejemplares se venden cada
año. Pero, ¿quién se molesta en leer a Voltaire?
No cabe duda que, en lo referente a habilidad natural, Platón fue superior a Juan, un
humilde pescador; y que Marco Aurelio fue más prominente que Pedro como pensador. Pero
hoy en día casi no se lee a Marco Aurelio o Platón; mientras que, dos mil años después, los
escritos del Apóstol Juan y Pedro son palabras de vida a los hombres de todo el mundo.
Los científicos frecuentemente varían en la aplicación de datos conocidos. Los hechos de
la naturaleza pueden ser malinterpretados. Este libro sagrado también puede ser
malinterpretado y mal aplicado, pero esto no disminuye su valor intrínseco.
Mis oponentes han escrito cientos de páginas para refutar la Biblia, un libro
prácticamente desconocido por ellos.
Ahora bien, en primer lugar, Jesús nunca dijo estas palabras a sus discípulos, se las
dijo a sus peores enemigos, a los fariseos. La vida de éstos era un escarnio a la religión. Así
que les dijo, “Dad a Cesar lo que es de Cesar y a Dios lo que es de Dios". Estaba seguro de
que empeñándose en proceder así, sus oponentes pronto encontrarían que si eran
complacientes con sus dementes gobernadores (muchos cesares fueron dementes), no
quedaría nada para dar a Dios.
Los discípulos de Jesús deben haber entendido bien lo que Jesús quiso decir con estas
palabras, las que han sido tantas veces mal interpretadas.
Aun en Roma, nada pertenecía legalmente a César. Julio César, un general romano
victorioso, derrotó la República por la fuerza cuando regresaba de una campaña en las
Galias. No era, por tanto, un gobernante legítimo. Fue sucedido por tiranos, de los cuales la
mayoría estaba más adaptada a una institución mental que a un trono. Estos tiranos robaron
su libertad al Imperio Romano. No le dieron más.
César nunca construyó ni una sola carretera en Palestina. No les construyó una sola
casa. No plantó ni un solo árbol. "Dad a Cesar lo que es de Cesar" es una frase
revolucionaria patriótica que, en esencia, niega cualquier derecho al usurpador.
Las autoridades romanas y los sacerdotes judíos, que eran sus títeres, evidentemente
interpretaban como yo las palabras de Jesús. La prueba es que no lo consideraron un
ciudadano legal del Imperio, sino como un rebelde; y lo crucificaron.
Es fácil hacer esas aseveraciones en un país donde las Biblias son escasas. En Hechos
4:27, leemos: "Porque verdaderamente se juntaron en esta ciudad contra tu Santo Hijo
Jesús, al cual ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y los pueblos de Israel”. Un
populacho judío, incitado por los sacerdotes, pidió la crucifixión de Jesucristo. Pero Pilato,
por su propia iniciativa, añadió crueldad sobre crueldad. Lo sabemos por las palabras "Así
que, tomó Pilato a Jesús, y le azotó” (Juan 19:1). El texto implica la depravación máxima
de un gobernante romano que se complace en azotar personalmente a un prisionero de cuya
inocencia está obviamente convencido. Luego el evangelio dice muy claramente que Pilato
lo entregó para ser crucificado.
¿Qué derecho tienen los comunistas en sostener que los primeros cristianos, serviles a
las autoridades romanas, describieron a Pilato como un observador pasivo solamente?
Bueno, por "derecho" de usurpadores con un monopolio de publicación de libros y la
proscripción de los cristianos y de la libertad de responder.
Los autores del Nuevo Testamento nunca absolvieron a los romanos de su parte en la
crucifixión de Jesucristo. Comparten la culpa. Los historiadores eclesiásticos posteriores
relataron con fidelidad cómo las autoridades romanas arrojaron cristianos delante de las
bestias salvajes y los sometieron a toda clase de atrocidades.
Lejos de ser serviles, como se los acusa, los verdaderos cristianos de todos los
tiempos nunca han reconocido tiranos como sus gobernantes legítimos. Tampoco
consideraron un deber someterse a ellos. El primer libro contra el cristianismo del que
tengamos noticia es La Palabra Verdadera de Celso. Está fechado en el año 175 d. C. En el
se reprocha a los cristianos por no defender al emperador, luchar por él, ni participar en sus
expediciones militares o trabajos. Los cristianos de la Unión Soviética miran a los líderes
comunistas como opresores. No recibirán adulación de los discípulos de Cristo.
El Manual del Ateo cita un escrito para demostrar que el cristianismo enseña
sumisión ciega a los gobernantes injustos y por tanto es un impedimento al progreso de la
humanidad. Aquí se refieran al texto en Romanos 13:1-2: "Toda alma se someta a las
autoridades superiores; porque no hay potestad sino de Dios; y las que son, de Dios son
ordenadas. Así que el se opone a la potestad, a la ordenación de Dios resiste; y los que
resisten, ellos mismos ganan condenación para sí".
Pero este mismo capítulo define lo que quiere decir con "autoridad superior", a la cual
debe obediencia. Sólo merece este nombre quién, como ministro de Dios, da alabanza al
que hace bien y castiga al que hace mal (versículos 3 y 4) . Si un gobernante hace lo
contrario, si castiga el bien y premia el mal, ya no reconocemos su poder como originado
de Dios.
Versículos bíblicos como los anteriores movieron a los cristianos a resistir la tiranía.
En la Edad Media, Savonarola fue quemado en la hoguera porque había dicho: "Nada
es más repugnante a un tirano que el servicio a Cristo y una vida cristiana virtuosa. Porque
éstos son diametralmente opuestos a sus costumbres".
María: "Habéis enseñado al pueblo una religión diferente a la que sus príncipes
pueden permitir. ¿Como puede esa doctrina ser de Dios, considerando que Dios manda a
los súbditos obedecer a sus príncipes?
Knox: "Señora, por cuanto la religión no adquirió fuerza original ni autoridad de los
príncipes de este mundo, sino tan sólo del Dios Eterno, así tampoco están obligados los
súbditos a moldear su religión según los apetitos de sus príncipes. . . Si toda la simiente de
Abraham hubiese tenido la religión de Faraón, ¿qué religión habría habido en el mundo? O
si todos los hombres en los días de los apóstoles hubiesen sido de la religión de los
emperadores romanos, ¿qué religión podría haber habido sobre la faz de la tierra?".
María: "Sí, pero ninguno de estos hombres levantó la espada contra sus príncipes”.
Knox: "Sin embargo, señora, no podéis negar que ellos se resistieron. Por cuanto
aquéllos que no obedecen... de algún modo se resisten".
María: ¿Creéis que los súbditos que tuvieren el poder pueden resistir a sus
príncipes?".
Knox: "Si sus príncipes exceden sus límites, señora, no cabe duda de que pueden ser
resistidos aun por la fuerza. Por cuanto, ¿qué si un padre enloqueciere y tratare de matar a
sus propios hijos? ¿No lo agarrarán y le arrancarán la espada o las armas por la fuerza? Del
mismo modo, señora, acontece con los príncipes que quisieren matar a los hijos de Dios
que les son sujetos. Su afán ciego no es nada sino locura. . . y por eso, arrancarles la espada,
atar sus manos y arrojarlos a la prisión hasta que fueren traídos a mas sano juicio, no es
desobediencia contra los príncipes, sino precisamente obediencia, porque está en armonía
con la voluntad de Dios”.
Emerson escribió: "Si pones una cadena al cuello de un esclavo, el otro extremo se
ajusta a tu propio cuello”.
Desde la segunda guerra mundial, las naciones cristianas han dado libertad a todas
sus colonias. Por otro lado, el gobierno soviético ha esclavizado a los pueblos bálticos, a los
húngaros y a los checos. Los comunistas chinos han esclavizado al Tibet.
Me gustaría recomendar a nuestros amigos ateos que siguieran el viejo dicho: "No
hables de sogas en casa de un ahorcado”. Mejor sería que los comunistas no mencionaran la
esclavitud. Yo mismo he sido esclavo en un campo comunista.
Dios apareció sólo una vez en el monte Sinaí, dando los diez mandamientos. La
introducción a ellos es: "Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa
de servidumbre”. Al presentarse a su pueblo escoge caracterizarse a sí mismo como el
liberador de los esclavos, no como el creador del cielo y de la tierra. Este es nuestro Dios.
Nos divierte leer en El Manual del Ateo que las religiones cristianas servían y sirven a
las clases dominantes apoyando y consolidando el orden social y político que esta basado
en la opresión, la explotación, etc., etc.
Sabemos que no tenemos que preocuparnos de tales acusaciones, porque sabemos que
estamos tratando con miembros de la Academia. Con “miopía” característica no saben
escribir coherentemente. Así que seguimos leyendo y no nos equivocamos en nuestras
expectativas. Veamos lo que dicen los mismos autores en otra parte de su libro: "Los
líderes de la reforma tradujeron las Sagradas Escrituras a los idiomas de diferentes pueblos;
así se volvió la Biblia por primera vez accesible a grandes masas populares, que sin tardar
descubrieron en algunas de sus doctrinas una justificación de su lucha por la igualdad
social".
¡Ahí está: "La Biblia justifica la lucha por la igualdad social.” La Biblia enseña
esclavitud y sumisión a los tiranos.”¡Dos aseveraciones hechas por el mismo grupo de
autores en el mismo libro!
Los miembros de la Academia que escribieron el libro pueden pensar lo que quieran.
Sus superiores 1o saben mejor. Saben que los cristianos no son serviles a los dictadores.
Estos superiores lo han demostrado asesinando a millones de nuestros hermanos y
hermanas en la fe y reteniendo en prisión a decenas de miles de nuestros compañeros
creyentes.
Los ateos deben cuidarse en mencionar que no hay que inclinarse ante gobernantes
crueles. ¿No deificaron a Stalin, al cual ahora denuncian como el mayor genocida de la
historia? Los miembros de la Academia de Ciencias no pueden ser muy jóvenes; por tanto,
ayer debieron haber estado entre los aduladores de Stalin; o de otro modo, ¡no estarían
vivos hoy para denunciarlo!
Yo estuve en prisión bajo Stalin y bajo sus sucesores. ¿No tendría la iglesia
subterránea de Rusia más derecho a hablar de oposición a la tiranía?
¿Y qué hay de la deificación actual de otro asesino?: Mao Tse-Tung de la China Roja.
Los comunistas chinos, todos ellos ateos, se inclinan delante de él. Más de un millón de
cristianos chinos han sido asesinados, prefiriendo morir antes que inclinarse.
Los cristianos verdaderos son y han sido luchadores por la libertad. No tenemos nada
que aprender de nuestros amigos ateos en este asunto. Los Estados Unidos, Gran Bretaña y
Australia no tienen campos de trabajos forzados. La Unión Soviética y la China Roja sí los
tienen.
El Manual del Ateo cita a Federico Engels, quien dice que la esperanza del
cristianismo está en el cielo, en la vida eterna después de la muerte. Según él, el
cristianismo no tiene la voluntad para llevar a cabo una transformación social en este
mundo.
No es cierto que el cristianismo tenga sólo una meta celestial. Jesús nos enseñó a
orar: "Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. En Juan 3:12 nos
recuerda: "os he dicho cosas terrenas..."
En el mismo principio del Evangelio según Lucas, se nos dice que cuando la gente
preguntó a Juan el Bautista qué hacer, este no respondió: "Luchad por la vida eterna”. Las
respuestas del Bautista eran muy terrenales: "El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y
el que tiene qué comer, haga lo mismo”. A los publicanos dijo: "No exijáis más de lo que
os está ordenado”. Y a los soldados no les dijo: "Buscad el cielo”; por el contrario, les dijo:
"No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestras pagas” (estas eran
más elevadas que las de la población promedio) (Lucas 3:11-14).
Jesús echó a los mercaderes fuera del templo con un látigo. Acusó públicamente a los
escribas y fariseos de devorar las casas de las viudas. Dijo al joven rico: "Si quieres ser
perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres” (Mateo 19:21).
En los Estados Unidos y otros países occidentales los trabajadores pueden manejar
sus propios automóviles para dirigirse a la iglesia o a los piquetes de huelguistas en
demanda de salarios más altos. En las Repúblicas Soviéticas, los trabajadores ni siquiera
tienen bicicletas como medio de transporte para asistir a las reuniones comunistas, de las
cuales a nadie se le permite estar ausente.
La opulencia y libertad occidentales no han sido obtenidas sin lucha. Sin embargo, si
los reproches hechos por Engels al cristianismo fueran justos, estas luchas no habrían
tenido lugar. Engels escribió: “Las doctrinas sociales de los evangelios representan una
resistencia religiosa pasiva contra la injusticia, una revuelta de rodillas que significa en
realidad la justificación de la opresión y, en primer lugar, la justificación del principal mal
social de la antigüedad: el esclavismo. El cristianismo no ha sido la ideología de hombres
oprimidos que van a una lucha revolucionaria, sino la ideología de hombres oprimidos que
han perdido toda esperanza en la lucha y buscan una salida por medio de la oración, en la
esperanza de una salvación milagrosa”.
Esto es engañoso. La enseñanza principal del evangelio es que un cristiano tiene que
seguir el ejemplo de Jesucristo. ¿Fue Cristo mismo pasivo a la injusticia? ¿Qué pensaban
los mercaderes arrojados fuera del templo con látigo, de la actitud de Cristo? ¿Fue
resistencia pasiva cuando enfrentó a los sacerdotes y fariseos en su propio templo,
llamándolos víboras e hipócritas?
Por la espada del espíritu, los cristianos han corregido muchos abusos. Donde reina la
civilización cristiana los hombres son libres, libres aun de ser ateos. Desafío a mis
honorables oponentes a darme un solo nombre de alguien que esté en prisión en los Estados
Unidos, Gran Bretaña, Alemania Occidental, etc., por ser ateo. Pero en los países
comunistas, millones de mis hermanos y hermanas en la fe han pasado por prisiones y han
sido muertos. ¿Quién luchó por la libertad y la obtuvo, los ateos o los cristianos?
Los cristianos nunca olvidan que el primer rebelde fue el diablo. No recurren
fácilmente a la rebelión, ni aun a la rebelión contra el régimen comunista.
Pero están interesados en los destinos terrenales, sólo que tienen algo más que fines
terrenales. Los hombres son como ranas que viven en el fondo de un pozo oscuro, desde el
cual no pueden ver nada del mundo exterior. Los creyentes son hombres que, mientras
viven en esas condiciones, han escuchado el cantar de una alondra. Y milagro de milagros,
¡han entendido el canto! Éste habla del sol y de la luna, de las estrellas, y de las montañas
llenas de árboles, de colinas, y de un mar maravilloso. Tienen fe en este canto. Tienen la
seguridad de que existe un paraíso celestial; aspiran a éste y llaman a otros a unírseles, sin
descuidar sus deberes terrenales.
Si hay alguien que cree en las posibilidades de la evolución aun más que Darwin, es
el cristiano. Cree en un nuevo nacimiento. Cree que una rana puede volverse una alondra.
Cree que un ser humano puede hacerse participante de la naturaleza divina; y esto no por un
largo proceso, sino instantáneamente, por la fe en Jesucristo.
Creyendo todo esto los cristianos se esfuerzan para que haya justicia en este mundo,
pero viven en la certeza de que un día estarán en el paraíso celestial.
Mis oponentes querían seguir un cierto curso de discusión. He ido con ellos. He
discutido sus argumentos aun cuando el tema carecía de toda importancia.
Teniendo por delante esta fantasía, uno de los poetas clandestinos soviéticos, I Gabai,
fue impulsado a escribir los siguientes versos:
Soy mi propio dios. Pero qué dios débil y errático, irracional, loco y frágil.
Quiera Dios prohibir amar a semejante dios
Y ser como él - ¡de ello quiera Dios protegerte!
¿Un dios? – Tal vez un miserable dios violento. Mas si soy en realidad el "Rostro
Cándido", quiera Dios ayudarte a ser un ateo pacífico;
Ser un dios - quiera Dios de esto protegerte.
Un dios yo soy - pero impotente en el tumulto.
Y por lógica de fronteras pervertidas,
Los museos habitan ahora en los templos,
Y los dioses viven ahora en medio de multitudes inquietas.
Perdóname por mi manía de grandeza;
Más no hay grandeza de Dios en mi destino
De castigarme y perdonarme mis pecados.
¡Perdóname por mi manía de grandeza!
La grandeza de Dios - para castigar -
No desearía a ninguno de mis prójimos;
No me atrevo a desearle tal poder.
Quiera Dios prohibir que te inclines delante de la Deidad,
Para disculparte o absolverte del pecado.
Soy lo que soy, dios - Sólo El es Dios.
Qué enorme arrogancia, qué dolor;
Quiera Dios prohibir que confíes en tu conciencia
Y vivas desafiándola. ¡Quiera Dios prohibirlo!
¿Hay un Ser superior al hombre? ¿Hay un Dios en el sentido usualmente dado a esta
palabra, el creador del cielo y de la tierra, el Uno a quien Jesús nos enseñó a llamar nuestro
Padre?
Este vacío tenía un significado simbólico. La Cabala, un libro “sagrado” de los judíos
que contiene sus antiguas tradiciones religiosas (mezclado con misticismo y ocultismo),
llama a Dios "Ein" (el no existente). Resultaría raro encontrar en un libro religioso un
nombre de Dios con el cual los ateos estén de acuerdo. Pero el significado es bien claro
para aquéllos que conocen a Dios. La expresión "Dios no es" se refiere al concepto de que:
"El no es en el sentido que consideramos que es”. Sus pensamientos no son nuestros
pensamientos, ni sus caminos son nuestros caminos.
Feuerbach tenía razón cuando decía que los hombres han creado dioses a su propia
imagen. Pero Feuerbach no era original. Dijo esto para desacreditar a Dios.
Pero el Dios que nos creó sobrepasa en mucho nuestro entendimiento. No es lo que
nuestra razón pueda comprender.
La teología nos ha dado muchos argumentos de que Dios sí existe. Contra éstos, los
adversarios de la religión han traído argumentos contrarios.
No argumentaré. ¿Hay un dios que necesite de alguien para que lo defienda? Dios
puede revelarse a sí mismo. No necesitas dar pruebas de la existencia del sol - cuánto
menos de su Creador entonces. Hay momentos cuando el sol está cubierto por nubes;
aquéllos que deseen verlo tienen que esperar.
Si Dios desea esconderse para ser descubierto sólo por aquéllos que lo buscan
ansiosamente, debo respetar su voluntad.
Dios usa la luz para dar vida a todo ser, pero tanto Dios como la luz son invisibles.
¿Quién ha visto alguna vez la luz? En un tubo enteramente vacío de aire un rayo de luz
permanece invisible. Lo que llamamos ver la luz es en realidad ver los objetos, el aire
iluminado por la luz. La luz en sí misma es invisible.
De modo que uno tiene que descartar los sentidos y la razón para conocer a Dios,
aunque la razón puede señalar hacia El.
Para cualquier necesidad humana hay una realidad correspondiente que se aplica a
esa necesidad.
¿Qué arrogancia o ignorancia nos hace suponer que para una necesidad fundamental:
la sed de nuestras almas por un Dios - una sed que ha creado tantas mitologías y religiones -
, no ha de haber una realidad correspondiente?
Un día de otoño, un cuervo habló con una joven golondrina en su primer año de vida.
El cuervo dijo a la golondrina: "Veo que preparas un largo viaje. ¿A dónde estás volando?"
La golondrina contestó: "Está haciendo más y más frío aquí. Podría morirme de frío.
Vuelo hacia un país más cálido”. El cuervo sabio se burló: "Pero recuerda tu nacimiento.
Has nacido aquí hace sólo dos meses, ¿cómo puedes saber que hay un país más cálido para
abrigarte mientras hace frío aquí?". La golondrina contestó: "El que ha puesto en mi
corazón el anhelo de un clima más cálido no pudo haberme engañado. Le creo y me voy”.
Y la golondrina encontró lo que buscaba.
Así es cómo toda alma creyente procede.
Sin embargo, ningún campo de conocimiento se puede investigar sin los instrumentos
adecuados. No puedes ver las estrellas a través de un microscopio, o microbios a través de
un telescopio. Los hombres que no pueden pensar correctamente llegan a la conclusión de
que Dios no existe, porque no lo pueden percibir a través de los sentidos, los cuales son
funciones de la vida en la esfera material. Los sentidos no son los medios adecuados para
ver a Dios.
Con seguridad el lector entenderá que la palabra ver tiene muchos significados. Veo
un objeto material porque los fotones reflejados en él tocan mis ojos. Veo la justicia de una
causa sopesando los argumentos en mi mente. Veo el amor de una persona hacia mí por su
comportamiento. Cierro los ojos y puedo evocar la imagen de alguien amado. Está lejos de
mí. Ningún fotón suyo alcanza mi ojo. Pero veo. Puedo contar mi sueño, mi ensueño, mis
fantasías. Una parte de nuestras vidas vemos de esta manera.
He vivido una etapa como un lactante. Tengo dentro de mí las imágenes acumuladas
de aquel tiempo como tengo también las imágenes posteriores, excepto que no puedo
evocar aquellas de mi etapa de bebe a voluntad. Así que, cada conocimiento de Dios es sólo
un reconocimiento. El corazón que ha sido limpiado de pecados, pasiones, errores, temores,
preocupaciones y odios puede ver a Dios de nuevo.
Pero tenemos que considerar las palabras "ver" e "imagen" en esta relación, porque se
ve una realidad para la que no hay palabras en el lenguaje humano.
Cuando Marco Polo, el primer europeo que fue a la China, volvió y dijo a sus amigos
que había encontrado gente amarilla con ojos rasgados y cabello trenzado, lo llamaron
"Marco Polo el mentiroso”. ¿Qué medios tenía para probar sus aseveraciones? Solamente
podía decir a los hombres: "Id allá donde he estado, enfrentad los peligros que he
enfrentado, sufrid las mismas fatigas que pasé… y lo sabréis”.
No puedo convencer a un escéptico de que los virus existen. Él mismo tiene que
mirar por el microscopio.
¿Quién es Dios?
Una gran división cruza la cristiandad. Se centra en la palabra "es". Según el Nuevo
Testamento, que originalmente fue escrito en griego, en la última cena antes de la
crucifixión, Jesús le dio pan a sus discípulos, diciendo: "este es mi cuerpo"; y una copa de
vino, diciendo: "esta es mi sangre”. Los católicos y los ortodoxos creen que la palabra "es",
en este contexto, sólo puede significar una cosa: que los fieles, en la santa comunión,
comen el cuerpo y beben la sangre de Cristo. Cuando los sacerdotes repiten las palabras de
Jesús durante la liturgia, un cambio tiene lugar en los elementos. Exteriormente,
permanecen el pan y el vino. Los protestantes leen la misma Biblia, pero interpretan de otra
manera la palabra "es". Para ellos significa que el pan en la santa cena sólo simboliza el
cuerpo de Cristo.
El hecho de que se hayan escrito miles de libros al respecto y grandes instituciones se
hayan dividido, demuestra que la palabra "es" no es tan sencilla como parece. Tú,
que quieres saber "¿quién es Dios?" o "¿qué es la luz?", dime primero ¿qué entiendes
por el vocablo "es"?
Cuando nos preguntamos lo que significa ser, la respuesta es que el ser existe como
un devenir, como un evolucionar, como un moverse y ser cambiado. Heráclito dijo: "Parta
rhei” (Todo fluye). "No puedes bañarte dos veces en el mismo río”."Tú" no puedes bañarte
ni siquiera "una vez", porque en este mismo momento en que estás bañándote, tu cuerpo
cambia y también el río.
Las partículas elementales de las cuales el mundo está compuesto, los elementos
químicos, así como las realidades espirituales, no son existencias, sino eventos, sucesos.
Mientras pronuncio la palabra "hierro", los electrones en los átomos de hierro habrán dado
muchos billones de vueltas alrededor del núcleo. Cuando llego a la última letra: "o", el
hierro ya no está en el mismo estado en que se encontraba cuando pronuncié la primera
letra con sonido: “h”. Descendamos al reino de la microfísica y veremos la importancia de
comprender esto. Ninguna partícula de un elemento, en su continua moción, tiene la
“paciencia” suficiente de permanecer en su lugar para darme siquiera tiempo de decir que
ella "es". Mientras digo: "El átomo es…", éste ya ha vivido una historia tan rica que, en
comparación con ella, toda la historia de la humanidad parece poca cosa. Sir James Jeans
dijo: "La materia no es algo que es, sino que acontece”. La materia no es el existir, sino el
fluir. Todo - en especial los seres vivientes - esta cambiando y renovándose continuamente.
¿Cómo puede Él, que puede cambiar todo, quedarse inmóvil? Si se permitieran
imágenes de Dios y que estas pudiesen proyectar una realidad, la imagen más cercana a la
verdad de Dios sería aquella que Miguel Ángel pintara en el techo de la Capilla Sixtina, la
cual muestra a Dios volando en la tempestad. En la Biblia, en el libro de Ruth, leemos
acerca de las alas de Dios.
Mis opositores dicen que Dios no es. Ellos no saben que destacados cristianos lo han
dicho tiempo atrás, aunque dieron a esta negación el significado correcto.
La palabra ser no es solamente un sustantivo, sino también un verbo. Ningún ser
creado es algo que pueda ser expresado sólo por un nombre, porque éste evoluciona, se
mueve, vive una historia. No se puede aplicar la categoría "es" en el sentido limitado de
tener un estado fijo respecto a la creación, mucho menos respecto al Creador. Cuando se
dice: "Dios es", se ha dicho muy poco sobre Él. Dios acontece.
David, el salmista, se preguntó también quien era Dios, y respondió: "Y cabalgó
sobre un querubín, y voló: Voló sobre las alas del viento” (2 Sam. 22.11). La Biblia
menciona que Dios viaja en seres alados, o más bien en eventos alados; porque tampoco los
ángeles "son", sino que "acontecen". Leemos en otro salmo: "El que pone las nubes por su
carroza, el que anda sobre las alas del viento" (Sal. 104.3).
Por tanto, el hebreo, la lengua en que Dios hizo primero su revelación, no tiene la
palabra "rostro", sino sólo la palabra "rostros” (“panim”). Cada persona y cada objeto
cambian continuamente su aspecto. Con respecto a Dios, la Biblia usa también este plural
"panim”. Él también cambia continuamente sus expresiones de amor y de justicia.
Si se pregunta: "¿Quién es Dios?", miles de imágenes pasan por delante de los ojos
como en un calidoscopio, una más hermosa que la otra. Por esta razón se prohibió a los
judíos hacerse imágenes.
Los ateos tienen sus argumentos. No podemos decir lo que es Dios, ni podemos decir
lo que es el ateísmo. Éste también está en evolución continua. El ateísmo de los antiguos
necios de ayer que simplemente negaban a Dios ha pasado por muchas fases para volverse
un ateísmo militante, con una superestructura científica que reina en los países comunistas
de hoy.
Pero el hecho de que no podamos decir quién es Dios, no agota nuestro pensamiento.
El apóstol Pablo escribió: «las cosas invisibles de él, su eterna potencia y divinidad,
se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son
hechas” (Ro. 1.20).
Cuanto más conozco lo intrincado de una máquina, tanto más admiro al ingeniero que
la concibió. Cuanto más hermoso es un palacio, tanto más respeto tengo por el arquitecto.
La lista de científicos ateos dada por mis oponentes es falsa. Nuestro universo lleva el
nombre de Einstein. Este debió haber sabido algo al respecto. Escribe en su ensayo: El
Mundo como yo lo Veo, lo siguiente:
“Si se purga del judaísmo de los profetas, y del cristianismo como Jesús lo enseñó,
todas las añadiduras posteriores, especialmente las del sacerdocio, nos quedamos con una
enseñanza capaz de curar todos los males sociales de la humanidad. Es el deber de todos los
hombres de buena voluntad esforzarse en su pequeño mundo personal, para hacer de esta
enseñanza, verdaderamente humana, una fuerza viviente en el marco de lo posible. Si hace
un esfuerzo honrado a este respecto, sin ser aplastado y pisado por sus contemporáneos, él
y la sociedad a la que pertenece pueden sentirse felices”.
En una introducción a su biografía por Bernett, dice: "La vida cósmica de la religión
es el motivo más poderoso y noble para la investigación científica de la naturaleza”.
El biólogo Hans Speman escribe: "Reconozco que en mis obras experimentales tenía
a menudo la sensación de un diálogo; y mi compañero me pareció ser el más inteligente de
los dos”.
Emmanuel Kant escribió: "Así como una cara es bella porque revela el alma, así el
mundo es bello porque a través de él se ve un Dios”.
Hegel, el fundador de la dialéctica moderna y maestro de Karl Marx, pedía a la
filosofía que salvara a la religión.
Francis Bacon dijo: "La filosofía estudiada de manera superficial nos aleja de Dios;
estudiada en profundidad, nos vuelve a El”.
Hay muchas cosas que impulsan a los científicos a ser creyentes. Admiran la
concordancia entre las leyes de la naturaleza y nuestra posibilidad de comprensión por los
sentidos, la razón, la intuición y la fe.
Si los incrédulos desean ser lógicos, no deberían ser ateos, sino agnósticos. ¿No
existe un Creador? Bueno, entonces el universo es la aglomeración fortuita de iones,
electrones, fotones y protones que no está guiada por ninguna sabiduría. Mi cerebro
también es el resultado de esa evolución fortuita, de acuerdo a leyes sin legislador. ¿Cómo
es posible entonces que mi cerebro, que no es un órgano inteligentemente creado, puede
comprender correctamente tantas cosas en el universo? Stalin dijo que no se conocen todas
las cosas, pero que se las puede conocer todas. ¿Cómo es que tengo un cerebro que puede
conocer todo? ¿Podrían las lámparas, baterías y alambres unidos sin un diseño
preconcebido ser capaces de recibir transmisiones radiales? ¿Se unirían las ruedas y
tornillos, palancas y frenos, para formar un auto que se pueda conducir?
¿Quién puede creer que hay relojes, pero no relojero? Nuestros relojes nos dan la hora
según el movimiento de la tierra. ¿Quién hizo este cronómetro?
Otra cosa que llama la atención de cualquiera que mire atentamente a la creación, es
el estricto orden en la naturaleza, lo cual tampoco puede ser el resultado del azar.
Kant, que se muestra muy reservado respecto de muchas pruebas razonables citadas
por la teología para creer en la existencia de Dios, admite la validez de la llamada prueba
cosmológica. El orden en la naturaleza indica a un Creador.
Nietzche dijo: "En cada uno de nosotros hay un niño que desea jugar”. ¿No hay algo
de niño en Dios que le hace crear todas estas cosas? ¿No pertenece a la esencia misma de la
Divinidad que tenga que ser expresada en un niñito nacido en un establo y en un
muchachito que juega en las calles de Nazaret?
¿De dónde salen los ángulos precisos y la simetría y belleza de formas en los
cristales?
¿Cómo es que en el lejano oriente existe el pájaro sastre, el cual cose su nido de hojas
con hilos de algodón tejidos por él mismo?
El hombre inventó el radar. Pero lo aprendió del murciélago. Tenemos hoy en día
instrumentos ópticos maravillosos, ¿pero cuál de ellos supera al ojo humano?
El físico Urey, descubridor del agua pesada, escribió: "Ni una de las teorías existentes
sobre el origen del mundo se sostiene sin la presuposición de un milagro”.
A propósito del agua, observemos sus maravillas. Todos los objetos físicos se dilatan
con el calor y se contraen con el frío. Solamente el agua aumenta su volumen si se enfría, y
se hace hielo. El hielo, siendo más liviano, queda en la superficie. Éste forma una costra
que salva a los peces del frío invernal. Sin esta particularidad del agua, la vida en los ríos
sería imposible, y el hombre primitivo que vivía de la pesca no habría sobrevivido.
¿De dónde viene esta excepción? ¿Es pura casualidad o algo ordenado por un Creador
sabio?
Es verdad que no podemos decir: "¿Quién es Dios?"; pero podemos ver su poder
invisible si observamos con cuidado. Las cosas creadas por El hablan de Dios a manera de
un gobernante poderoso y un gran artista. De ellas sabemos que Dios es un Dios de orden.
Jesús, cuando en una cierta ocasión le pidieron sus discípulos que les mostrase al
Padre, dijo: "¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El
que me ha visto, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees
que yo soy en el Padre, y el Padre en mí?. . . el Padre que está en mí, Él hace las obras”
(Juan 14:9,10).
Con estas palabras, Jesús nos enseña cómo debemos pensar en su persona; pero
también nos enseña cómo debemos pensar de nosotros.
San Gregorio de Nisa escribió: "El hombre es el rostro humano de Dios”. San
Macario escribió: "Existe la más cercana relación familiar entre Dios y el hombre”. El
hombre, cualquier hombre, sea ateo, criminal o santo – es maravilloso antes que nada por la
estructura de su cuerpo. Hasta el mas despreciable de los hombres tiene un corazón que es
una maravillosa bomba, la cual ningún ingeniero lograría construir – una bomba que hace
circular la sangre 600 veces al día por el cuerpo. En un lapso de 50 años esto ocurre
1.840.000.000 veces sin un solo minuto de interrupción.
Además el hombre es un ser maravilloso gracias a su alma, una creación
sorprendente, casi indefinible. Es tan perfecta que en cierto sentido no necesita el cuerpo.
Manifiesta su independencia en la Novena Sinfonía del sordo Beethoven; o en la dedicada
vida de Helen Keller, quien, aunque sordomuda y ciega, se transformó en escritora y gran
filántropa; o en el hecho de que Pascal, a la edad de nueve años, redescubrió los axiomas de
la geometría euclidiana; o en la vida de Mozart, quien comenzó a escribir música a la edad
de cinco años.
Pero en el hombre reside también otra estructura maravillosa. Si por su cuerpo que es
afín al mundo animal (esto no es algo de lo cual avergonzarse, aunque uno esté
científicamente opuesto a la teoría de la evolución) tiene también un espíritu por el cual es
afín a Dios.
El hombre es un ser que lleva en sí la imagen de Dios. No les puedo decir cómo es
Dios, pero miren al hombre, y verán algo divino: verán la alegría de vivir, el entusiasmo
creativo, la profundidad del saber, el gusto por la belleza, la exuberancia de la vida y la
habilidad pura de discernir posibilidades y escoger llegar más alto.
No puedo decirles quién es Dios, pero pueden comprender algo de la Deidad mirando
al hombre.
Pero hay un hijo de hombre en el cual se puede ver a Dios en un modo especial. Es
Jesús de Nazaret - porque no era sólo el hijo del hombre, sino que era Dios hecho carne.
Dios sabe todo, pero había algunas cosas que sabía sólo de afuera - Él se lo permitió
así. Un juez puede saber todo el código penal, toda la ciencia de las penitenciarías; y, sin
embargo, no ser capaz de juzgar de manera correcta porque nunca ha vivido la vida de un
prisionero. Cinco años de prisión, vividos día tras día en la cárcel, es algo completamente
diferente a cinco años de cárcel prescritos por un delito en el código penal y pronunciados
como sentencia.
Dios no puede mentir, ni sabe por experiencia de ninguna otra infracción del código
moral; mientras que estos pecados son el elemento mismo de la vida que nos rodea todos
los días. Ni Dios ni los santos ángeles pueden morir. La muerte es para ellos sólo un
espectáculo visto de afuera.
Por tanto, Cristo, el Hijo de Dios, se hizo hombre con todos los atributos y
limitaciones de la familia humana. Como varón, conoció la tentación de la mujer; siendo un
carpintero pobre en una nación oprimida, conoció la tentación de la rebelión e improbidad.
Como prisionero que fue azotado y después crucificado, conoció la tentación de la
desesperación y del resentimiento. Conoció, sin cometer pecado, tanta abominación que los
evangelistas consideraron prudente no relatar lo que paso en su vida entre la edad de los
doce hasta los treinta años de edad. Pero registraron que durante los tres años y medio de
ministerio público, sus enemigos frecuentemente se ofendieron por su amistad con
publícanos y mujeres de vida fácil.
Jesús, el Hijo de Dios, eligió participar de la naturaleza humana con todas sus
desventajas y probar la muerte, habilitándose así para ser no sólo el juez justo del hombre,
sino también su defensor y salvador. La vida de Jesús y su muerte en la cruz del Gólgota -
además de su eficiencia para la salvación del hombre - fue el modo de Dios para conocer
personal e íntimamente los problemas humanos. Antes de la experiencia del Gólgota, Dios
sabía menos que después. Y ahora, habiéndose identificado con nosotros en la carne, nos
comprende mejor y puede perdonarnos mejor. El Reino Celestial se nos ha acercado más.
¿Con qué podríamos comparar esta gran condescendencia del Hijo de Dios?
Podríamos compararla con el intento de Osborn de mejorar las duras condiciones en
las prisiones de Estados Unidos haciéndose encerrar en la cárcel y viviendo por muchos
años la vida atormentada de un prisionero – todo para prepararse posteriormente para una
valiente cruzada. Podríamos compararla a lo que hicieron algunos médicos, que se
autoinyectaron microbios virulentos para ayudar a sus prójimos a través de las experiencias
así obtenidas.
¡Pero no! Estas comparaciones no nos dicen nada, porque en estos casos un hombre
arriesgó su vida por otros hombres, por sus semejantes, mientras que Jesucristo era algo
completamente diferente.
Sé que este ejemplo ofenderá a muchos, pero debe haber parecido incomprensible a
los ángeles que Cristo escogiera encararse en una especie fea, repugnante y pecaminosa.
Cristo no sólo descendió al nivel del hombre. En el cuerpo virgen de la joven María
por medio de un proceso de fertilización que permanece en misterio para siempre, Cristo
fue reducido a un mero embrión; recibió alimento de materias orgánicas así como
inorgánicas y pasó nueve meses in útero para devenir un bebé, después un joven y más
tarde un hombre adulto. ¡Y qué hombre! No fue encarnado en un héroe como Bar Kochbah,
ni en un gran iniciado como Apolonio de Tiana, ni en un filósofo como Platón. Para salvar
al hombre, Cristo tenía que sumergirse en la materia tan profundamente como la humanidad
esta hundida. Por lo tanto, después de haberse sometido a los procesos del desarrollo
humano, se volvió un carpintero judío, miembro de una clase social sin cultura. Tenía un
vocabulario pobre, a veces tuvo que sostener discusiones a un nivel humillante porque era
el nivel de la gente con que debatía. Conoció debilidad, ira, daño y fue puesto al mismo
nivel de los criminales.
Estas cosas en Jesucristo que son ofensivas para los hombres, se vuelven, para los que
entienden, incentivos mayores para adorar su humildad y su amor insondable.
Y si preguntas a Cristo por qué hizo este sacrificio, contesta con simplicidad
majestuosa que “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para
que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan: 3-16). El dice que
el Padre lo envió.
Pero ¿por qué esta digresión? ¿Por qué tenemos que ver a Dios en la naturaleza, en el
hombre, en Jesucristo? ¿Por qué no lo podemos ver cara a cara?
Cuanto más fino es un ser, tanto más derrama bendiciones, permaneciendo él mismo
en la sombra. Así es Dios, y por lo tanto pasa desapercibido. Tenemos que buscar la fuente
de nuestras bendiciones. Lutero dice: "Nada puede ser más pequeño que Dios, nada más
grande que Dios, nada más corto que Dios, nada más largo que Dios, nada más amplio que
Dios, nada más estrecho que Dios”. En otra parte de sus escritos, añade: "Ningún ser puede
ser más presente y más central que Dios y su poder”.
24. DIOS ES
He visto morir cristianos en la prisión cuyas últimas palabras eran: "Dios es”.
¿Estaban éstos equivocados? Por cierto que no. Yo también querría morir como ellos con
esta última afirmación en mis labios.
Vivimos vidas en diferentes niveles. Un científico sabe que todos los objetos
materiales son torbellinos de partículas elementales tan distantes una de otra,
proporcionalmente, como la tierra del sol. Pero no vacila en sentarse en una silla, sabiendo
que es un objeto muy sólido. En cierto sentido, cada muro es un gran vacío en el cual los
electrones giran rápidamente en vastas órbitas. Pero, considerándolo en otro nivel, un muro
es todo menos un vacío. Se debe tener mucho cuidado respecto a este muro inofensivo. Se
puede lastimar la cabeza desagradablemente si se va hacia ese muro con la teoría atómica
en mente.
Una verdad parcial es cosa muy peligrosa. ¡Con razón valoramos "la verdad, toda la
verdad y nada más que la verdad”!
Las sillas, los muros, el pan existen y son usados como tales a pesar de las teorías
moleculares y atómicas. Del mismo modo, Dios simplemente existe.
En algunas ocasiones, su presencia rompe barreras que hemos erigido contra El,
especialmente en momentos de crisis.
Sería provechoso preguntar ¿de dónde viene esta creencia en Dios en las mentes de
millones de hombres durante toda la historia? Los ateos que niegan a Dios, niegan un
concepto que existe en su propia mente. El filósofo inglés Locke dijo de que no hay nada en
nuestro intelecto, excepto lo que ha pasado por nuestros sentidos. Un salvaje en la selva de
Nueva Guinea no podría tener en su mente la noción "televisión", porque el objeto
respectivo no existe en su mundo. Si la humanidad no había tenido jamás la noción de
Dios, ¿cómo podría aparecer tal noción en su mente?
Engels, en sus días, tuvo una respuesta a este interrogante, diciendo que nuestro
concepto de Dios es un reflejo fantástico de realidades sociales en nuestra mente. Los
cristianos trataron entonces de probar con toda su fuerza que Engels estaba equivocado; que
Dios no es un reflejo fantástico, sino que la noción de El es una exacta visión de la realidad
divina. Ha llegado el momento para otra clase de enfoque.
¿Qué es la ciencia? Es una disciplina que hace que lo fantástico se haga real.
Se ha descubierto que dentro del núcleo de una célula, en el ADN, está contenida una
clave en la cual todas las generaciones anteriores han transmitido su experiencia y sus
rasgos constitucionales. Ahora bien, este saber tenía que pasar fuera del núcleo al lugar
donde se forman las proteínas. Así que, existe en el núcleo una especie de “máquina
Xerox” que saca una fotocopia del ADN. Y hay, a su vez "alguien" que maneja esa
“máquina fotocopiadora”. La copia no es absolutamente fiel. Este "alguien" que maneja la
máquina es como un hombre que, mientras saca una fotocopia, cubre una parte del
documento o añade información especial. Y el ADN pasa estos datos fuera de la célula.
¡Una historia fantástica! Ningún novelista podría haber inventado una mejor. Esta
fantasía es la verdad sobre nuestro organismo.
Se podrá contestar que es posible imaginar cosas que están más allá de la esfera de la
posibilidad. Así uno puede imaginarse una isla que mida una milla cuadrada, toda hecha de
diamantes en medio del océano; pero tal isla en realidad no existe. Pero todo lo que se ha
imaginado es real. En la naturaleza existen islas, existe el océano; hay diamantes, y existe la
dimensión de una milla cuadrada. Ahora bien, se han juntado mal estas realidades, pero se
puede sólo imaginar realidades. Del mismo modo, la noción de Dios en nuestra mente se
puede asociar con ideas falsas. Puedo creer en un dios del mal, en un dios de forma
humana, en un dios tribal o nacional, etc.; pero todo el tiempo estoy tratando con
realidades, sea correcta o erróneamente. Dios mismo existe y es lo que es, no lo que
consideramos que es.
Si Dios pudiera caber en el marco de mi razón, no sería un Dios, sino un ser ínfimo
como yo mismo. Un filósofo cuya filosofía pudiese ser entendida por su hija de cinco años,
no sería un filósofo. Dios, para ser Dios, tiene que trascender nuestra razón por sus hechos
y por su ser.
Si un joven amase a una muchacha y le diera una linda casa con un hermoso jardín, y
le dijese: "Todo esto he preparado para ti", la muchacha no tendría duda alguna del amor
del joven hacia ella. Esto mismo pasó entre Dios y nosotros. Ha provisto alimentos que
crecen para nosotros, y debajo de la tierra hay minerales y petróleo para herramientas y
combustible. Todo esto es evidencia de que Dios ha provisto para nuestras necesidades; y
por tanto de la existencia real de Dios.
Considérense las abejas que organizan una ciudad con 10.000 celdas para la miel,
12.000 celdas para las larvas, llenas de miel, y un lugar para la reina madre. Cuando
las abejas advierten que el calor aumenta y que la cera podría derretirse y la miel perderse,
organizan el enjambre en escuadras, ponen centinelas en las entradas, pegan las piernas al
suelo, y entonces, con alas vibrantes, crean de este modo un sistema de ventilación para
enfriar la miel - algo así como un ventilador eléctrico. Las abejas recolectan miel de un área
de 54,5 kilómetros cuadrados. Ahora bien, ¿cómo puede el pequeñísimo cerebro de una
abeja hacer tales maravillas, si no lo dirige una mente tal como la mente de Dios?
Hay unos peces que ponen sus huevos en los fiordos de Noruega, y de estos huevos
viene una generación de peces que, de algún modo, encuentra su camino, a través del
océano, al Mar Caribe. Cuando llega el tiempo de desovar, esta nueva generación de peces
vuelve a su vez exactamente a los mismos fiordos de donde han venido sus padres. Un
hombre tiene que aprender durante unos veinte años para ser capitán de un buque y viajar
por el Océano Atlántico. ¿Quién entonces enseñó a viajar a estos peces?
Cuando estábamos en prisión, las golondrinas hacían sus nidos en nuestras celdas, y
cada otoño abandonaban nuestro país. Pero estas mismas golondrinas volvían más tarde de
tan lejos, como Mozambique, a nuestra prisión en Rumania, exactamente a la celda número
12 que habían abandonado medio año antes.
Para los que tienen los ojos abiertos, la sabiduría y el poder de Dios se revelan en un
millón de maneras.
Dios es. Con esta convicción vivo y con esta convicción espero morir. Uso la
expresión “Dios es” sólo porque estoy tratando con ateos. Si no, no tiene sentido SO Así
como no tiene sentido una tautología tal como: "Todos los solteros son varones”. Pues
cuando se ha dicho "soltero", ya se ha dicho "varón". De igual modo cuando se ha dicho
"Dios", su existencia está implícita.
Los hombres oran. He conocido a un orador ateo que rogaba a Dios que le diese éxito
en sus discursos ateos los cuales eran su medio de ganarse la vida.
Consciente o inconscientemente, los hombres buscan la comunión con Dios, el cual
existe, el cual es, al cual se puede encontrar. Y si persisten, lo encuentran.
25. LA PROFECIA
Los autores de El Manual del Ateo niegan que la profecía sea posible. Descartan las
profecías en el nombre de la ciencia. ¿Cómo es posible entonces que Sir Isaac Newton, un
científico, el hombre que fue llamado "el padre de la razón", ha escrito un libro titulado
Observaciones de las profecías? Es el que proveyó la primera cronología científica de
Jesús.
Pero en lugar de discutir si la profecía es posible, analicemos los hechos. Los hechos
probados hablan por sí mismos. ¿Hay hechos que indiquen que las profecías se han
cumplido? Incluso un conocimiento superficial de la Biblia revela cientos de profecías
hechas realidad y otras realizándose delante de nuestros ojos.
Primero están las profecías sobre Jesucristo, que es el gran personaje de la Biblia.
En la Biblia se profetizó que Cristo sería descendiente de Abraham y que pertenecería
a la tribu de Judá. El profeta Miqueas predijo, siete siglos antes del suceso que Cristo habría
de nacer en la ciudad de Belén. Mas o menos al mismo tiempo, Isaías contó del ministerio y
sufrimiento de Cristo y dio un resumen de la historia de su vida. El profeta Zacarías predijo
que Jesús entraría en Jerusalén humildemente, montado en un pollino. El salmo 41 predijo
su traición por uno de sus discípulos. Zacarías contó cuánto dinero recibiría el traidor por su
traición y lo que pasaría con el dinero. El hecho de que se azotaría y escupiría a Jesús
también fue predicho.
Unos cinco siglos antes de Cristo el profeta Zacarías escribió que la gente iría a
observar al que acababan de destrozar. David indicó que tanto sus manos como sus pies
serían traspasados. También se predijo su resurrección.
Concedido que algunas de estas profecías podrían ser ridiculizadas y puestas en duda,
diciendo que su "cumplimiento" fue simplemente arreglado por Jesús y sus seguidores -
como por ejemplo su entrada a Jerusalén montado en un pollino, o su grito en la cruz:
“Tengo Sed”. Pero ¿se propusieron los soldados romanos deliberadamente cumplir la
profecía contenida en el salmo 22:18: “Partieron entre si mis vestidos y sobre mi ropa,
echaron suertes”? ¿Qué sabía o qué le importaba a un soldado romano las profecías
bíblicas? Sin embargo, todos los cronistas de la crucifixión contaron en detalle que los
soldados echaron suertes por su vestimenta añadiendo Juan el detalle de que el manto sin
costura era demasiado precioso para ser despedazado y repartido entre los cuatro soldados.
Según El Manual del Ateo, los genios más grandes de la humanidad fueron, Marx,
Engels y otros parecidos. En su mente tenían lo que el Manual del Ateo considera el medio
más poderoso para comprender los sucesos políticos y sociales, es decir, el materialismo
histórico.
Marx escribió un libro llamado La Cuestión Judía. Obviamente tenía el potencial con
el que el materialismo histórico dota a un pensador. ¿Cómo es que él, viviendo en la
segunda mitad del siglo XIX, no tenía idea de que los judíos, por entonces esparcidos entre
las naciones, retornarían a su tierra y tendrían su propio país? Lenin vivía en el siglo XX. El
movimiento sionista ya existía y se hacía más y más fuerte. Lenin, “el gran genio de la
humanidad”, no consideró en absoluto posible que los judíos se reuniesen en su propia
tierra, ni tampoco, ni como agudo observador de todo en lo concerniente a la vida política,
armado con la “poderosa arma del materialismo histórico”, mencionó siquiera a los
sionistas. No tomó en cuenta este movimiento ni esperaba que triunfara.
Stalin escribió un libro titulado La Cuestión Nacional. En este libro, escrito antes de
la primera guerra mundial, el que fue declarado por los ateos como el más grande genio que
la humanidad haya tenido o tendrá jamás, ni siquiera reconoció a los judíos como nación
porque el pueblo judío no cabía en su definición de una nación.
Pero la nación judía, en su desarrollo, pasó por alto tanto el antisemitismo del libro de
Marx como el hecho de que fuera ignorado en el libro de Stalin. Los judíos crearon un
Estado, cumpliendo lo que fue predicho en un libro muy diferente, el libro que los ateos
desprecian más que ningún otro – la Biblia.
Federico el Grande, Rey de Prusia, una vez pidió a su capellán: "Dame una prueba
segura de la inspiración de las Sagradas Escrituras”. El capellán respondió: "Es el judío,
vuestra majestad”. Los judíos y su historia milagrosa son otra prueba de la verdad en la
profecía bíblica.
Extrañamente, varios de los autores de El Manual del Ateo son judíos - cumpliendo
así una profecía bíblica de que algunos judíos serían una maldición para todos los pueblos.
Pero también hay judíos que luchan contra el ateísmo y divulgan el conocimiento de Dios,
cumpliendo así también otra profecía en la misma Biblia, que dice que un remanente en
Israel se volverá en los últimos días a su Salvador Jesucristo y será una gran bendición.
Las profecías sobre los judíos comienzan con una promesa hecha a Abraham, el
primer judío, hace unos 4.500 años. Escúchala: "Y haré de ti una nación grande”.
El Dr. Sale Harrison en su libro El Judío Notable, escribe: "Nadie dudará de que los
judíos de hoy día retienen los cofres de dinero del mundo. Donde han ido, han devenido los
magos de las finanzas”.
Basil Mowll dice en su libro Luz Bíblica en los Eventos Presentes: "Un cómputo
cuidadoso de los catedráticos universitarios de Europa occidental, fuera de la Gran Bretaña,
antes de la primera guerra Mundial, demuestra que cerca del setenta por ciento eran de
nacimiento y convicción judía”.
La palabra de Dios dice también en el mismo capítulo: "Y bendeciré a los que te
bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré” (Génesis 12:3). Es un hecho simple que la
historia ha favorecido a los amigos de los judíos. Cuando España expulsó a los judíos, el
sol se puso en su imperio. La Rusia de los zares perseguía a los judíos y obtuvo su
recompensa. Lo mismo pasó con la Alemania de los nazis. Los países donde los judíos son
libres gozan también de libertad.
Mucho después de los días de Abraham hubo predicciones de que los judíos serían
dispersados entre las naciones. Hoy en día hay tres razas dispersas: los gitanos, los
armenios y los judíos; pero son los judíos quienes están mas ampliamente dispersos. Hay
pocos países sin judíos.
Jesús predijo la destrucción de Jerusalén, que tuvo lugar el año 70 d.C. El profeta
Óseas profetizó: "Mi Dios los desechará, porque ellos no lo oyeron; y andarán errantes
entre las gentes” (9:17). Y así fue. En Deuteronomio 28:37 está escrito: "Y serás por
pasmo, por ejemplo y por fábula, a todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová"; y así
se cumplió. Es una manera común de burlarse decir "Judíos sucios”.
Más tarde, otra profecía predice la reunión del pueblo esparcido de Israel: "Y os
tomaré de las gentes, y os juntaré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país" (Ezequiel
36:24).
Los judíos son únicos en que se han mantenido segregados mientras estaban
esparcidos en el mundo entero. Dondequiera que se encuentre a un judío, es un judío. No es
un ruso judío, sino un judío ruso. Los judíos permanecen judíos aunque no tienen fuerza
que los concentre y ningún gobierno central visible.
Pero el retorno de los judíos a Palestina fue anunciado también; y esto sucedió
delante de nuestros ojos. La tribu del Libro, la del pie errante, la del corazón hastiado, tiene
de nuevo su patria.
La Biblia dice en reiteradas ocasiones que Dios tiene la intención de que los judíos
permanezcan un pueblo único - y lo son realmente.
Los orígenes de otros pueblos están envueltos en leyendas y mitos. ¿Puede alguno
decir quién fue el primer ruso? ¿O quién fue el primer alemán o turco? Pregúntese a un
judío quién fue el primer judío, y sin vacilar responderá: "Abraham”.
Los judíos son únicos como testigos de la autenticidad de los anales bíblicos. Su
dispersión es única entre las naciones. Igualmente único es su desarrollo. Son sólo el 0.5%
de la población mundial, pero cuán desproporcionado es su sufrimiento, también su
liberación, y su retorno a su propio país; son únicos porque toda su historia ha sido
predicha. Dios dijo por medio de Moisés: "Y a vosotros os esparciré, y desenvainaré espada
en pos de vosotros: y vuestra tierra estará asolada y yermas vuestras ciudades" (Levítico
26:33). "Y Jehová os esparcirá entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las
gentes a las cuales os llevará Jehová" (Deuteronomio 4:27).
Son el único pueblo que no ha podido ser destruido por sufrimientos únicos. Los
faraones egipcios, los reyes asirios, los emperadores romanos, los cruzados, los
inquisidores y los nazis han usado contra ellos la expatriación, el exilio, la cautividad, la
confiscación de bienes, la tortura y la masacre de millones, cualquiera de estos métodos
habría quebrado la resistencia de cualquier otro pueblo, pero los judíos perduran.
Dios prometió que reuniría a los parias de Israel y juntaría los dispersados de Judá de
los cuatro extremos de la tierra. Esto fue dicho por Isaías (Is. 11 u. 12), quien vivió 700
años antes de Cristo y cerca de 800 años antes de la dispersión de los judíos y de la
destrucción de Jerusalén. ¿Cómo pudo saber él que los judíos serían dispersados y luego
reunidos de todos los continentes?
Muy pocos de los judíos que retornaron a Israel son religiosos. La mayoría de ellos
no conocen las Escrituras ni las profecías, y aquellos que las conocen, muy pocos tienen fe
en ellas. Pero han vuelto allá – puede decirse por un impulso ciego, como los pájaros que
son atraídos al sur durante el invierno; o en otras palabras, el poder de Dios los dirige para
que su Palabra se cumpla.
El mismo versículo dice también que Dios enviará muchos "cazadores" que "cazarán"
a los judíos. El antisemitismo en el mundo entero, especialmente bajo Hitler, ha "cazado" a
los judíos, llevándolos a Palestina.
Otra profecía sorprendente sobre los judíos se refiere a su retorno a Cristo. Esto
también está en el proceso de cumplirse.
Hagamos una pausa para observar que los comunistas también hicieron profecías,
pero éstas no se cumplieron. Engels profetizó en una carta a Sorge del 10 de septiembre de
1888 que en un lapso de 10 años los Estados Unidos anexarían el Canadá. Paso un siglo y
no hay señal de esa eventualidad.
El camarada Kruschev profetizó en 1958 que, en un lapso de 5 años, Rusia alcanzaría
y sobrepasaría el nivel material de los Estados Unidos. Ahora estamos en 1975 y la Unión
Soviética sigue importando trigo de América.
Los hombres no especialmente dotados por Dios no pueden vaticinar el futuro.
Nuestros amigos ateos han profetizado la solidaridad entre las naciones comunistas y
ahora tenemos la disputa con la China comunista, Yugoslavia y Rumania. Una profecía
fidedigna es el privilegio exclusivo del Espíritu Santo de Dios autenticada en la Palabra de
Dios, la Biblia.
El Manual del Ateo rechaza la profecía con estas palabras: "Numerosas profecías
bíblicas se han hecho cuando los sucesos predichos ya habían ocurrido. Los textos
respectivos han sido incluidos en la Biblia post factum, es decir, después de la consumación
de los eventos respectivos”.
Ahora bien, ¿esperan de veras nuestros amigos ateos que creamos que la victoria de
Israel en la historia, el izado de la bandera sionista en la Casa Parda de Hitler en Nuremberg
y la restauración del Estado judío -todos sucesos del siglo XX- han sido añadidos sólo
ahora en la Biblia? ¿No comprueban los rollos del mar Muerto, que datan del siglo antes de
Cristo, la gran antigüedad de las profecías? ¿No contienen los manuscritos del Nuevo
Testamento la predicción del pescador Pedro de que los elementos habrán de derretirse con
un gran calor presagiando de ese modo la destrucción nuclear?
Hace 3000 años, las guerras mundiales no eran posibles ya que no existía
comunicación intercontinental, excepto en escala muy primitiva. Pero el profeta Jeremías,
que vivió unos 600 años antes de Cristo, predijo guerras mundiales. No sabía que América,
Australia o el Japón existían, pero escribió sobre “espada traigo sobre todos los moradores
de la tierra… He aquí que el mal sale de la gente en gente… Y serán muertos de Jehová en
aquel día desde un cabo de la tierra a otro cabo” (Jeremías 25: 29-33).
Jesús dijo de los postreros días: "Porque habrá entonces grande aflicción, cual no fue
desde el principio del mundo hasta ahora, ni será" (Mateo 24: 21). Y así es. Jamás en la
historia de la humanidad hubo tanta tribulación como la creada por los hornos crematorios,
las cámaras de gas de los nazis, y los asesinatos en masa de Stalin o Mao Tse-tung.
Cuando Cristo dijo: "Y si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería
salva", en este momento no existía ningún medio de destrucción que pudiese poner en
peligro a toda carne. Los hombres tenían flechas y espadas. Nadie podía poner en peligro a
la humanidad en pleno. Ahora los instrumentos de destrucción total están disponibles.
Pero, ¿por qué ir tan lejos? El mismo comunismo es el cumplimiento de una profecía.
Es como el gran Anticristo predicho en las Escrituras: "Y le fue dado hacer guerra contra
los santos, y vencerlos. También le fue dada potencia sobre toda tribu y pueblo y lengua y
gente”.
Otro profeta ha descrito poderes como los del comunismo. Dice que aumentan su
deseo como el infierno, y son como la muerte, y no pueden estar satisfechos hasta reunir a
todas las naciones y amontonar a todos los pueblos.
Nosotros, los cristianos, encontramos irracional esta ambición. ¿Fue feliz Stalin
cuando impuso su voluntad a mil millones de personas y fue aclamado como el genio
supremo? Su esposa se suicidó. Puso en prisión a miembros de su propia familia. No tuvo
confianza en nadie, ni siquiera en sus camaradas más cercanos, y con muchísima razón. Sus
secuaces más próximos esperaban su muerte para denunciarlo como criminal. Kruschev
dijo que Stalin exclamó una vez: "¡No tengo confianza ni en mí mismo!"
Hay una historia sobre un hombre rico que estaba muy enfermo. Se le dijo que
mejoraría solo poniéndose la camisa de un hombre feliz. Así que mandó a sus sirvientes
para que encontrasen a un hombre feliz, y comprasen su camisa a cualquier precio. Pero los
sirvientes no pudieron encontrar un hombre feliz. Todos envidiaban la felicidad de los
demás o deseaban más de sus posesiones, o se consumían de ambiciones irrealizables.
Después de mucho buscar, encontraron finalmente a un leñador con el torso desnudo, que
hacía su duro trabajo cantando feliz. Le preguntaron: "¿Eres feliz?" Su respuesta fue:
"Perfectamente". Entonces se le ofreció mucho dinero por su camisa. Desafortunadamente,
no la tenía.
Nuestros amigos ateos se quejan a menudo del lento progreso de su causa en la Unión
Soviética. Les podemos asegurar: ¡han de tener éxito! El anticristo, para quien preparan el
camino ha de gobernar el mundo. El comunismo ha de triunfar por lo que en la historia es
un corto tiempo.
Pero al final Jesús volverá. Estará de pie sobre el Monte de los Olivos en Israel. La
Biblia dice: "Todo ojo lo verá”. Esto también debió haber parecido incomprensible cuando
el evangelista Juan lo escribió. Cómo podía alguien estando en España o en África del
Norte haber visto ascender a Jesús desde el Monte de los Olivos y como podrían verlo
descender de igual manera.
Antes de este momento tenemos primero que pasar por catástrofes terribles. Entre las
señales de las calamidades que se aproximan están las muchas conferencias de paz y
limitación de armamentos que también se predicen en la Biblia: "Que cuando dirán, Paz y
seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción de repente, como los dolores a la mujer
preñada; y no escaparán” (I Tesalonicenses 5:3).
Cuando el apóstol Pablo escribió esta profecía, los hombres no disponían de medios
para la destrucción repentina de la tierra. Esta no se podía llevar a cabo con espadas y
lanzas. Ahora las naciones disponen de armas nucleares.
Nuestros oponentes ateos visitan a menudo las iglesias ortodoxas para saber sobre su
objetivo. A veces hacen una oración silenciosa. Allí también escuchan himnos antiguos que
contienen un profundo sentido espiritual.
Los cristianos no dudan jamás de las profecías bíblicas, porque ven que muchas se
pueden aplicar a ellos y a sus vidas. Cuando nos convertimos a Cristo encontramos que esto
fue profetizado hace mucho tiempo. Leemos en la Biblia que Dios nos ha elegido antes de
la creación del mundo para pertenecer a Cristo Jesús. ¡Qué alcance más grande tiene esta
profecía del pasado!
Luego encontramos profetizado nuestro futuro: "Para mostrar en los siglos venideros
las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”. Así
que sabemos cuál es el significado de nuestra vida y que la bondad divina está preparada
para nosotros.
28. ¿QUIÉN HIZO A DIOS?
Existe un Dios. Podemos tener comunión con El. Se ha revelado por medio de los
profetas y de su Hijo Jesucristo.
Pero nuestros oponentes tienen el derecho de contestar con otra pregunta. Si todo
tiene que tener una causa, y Uds. llaman Dios a esta causa, Dios también tiene que tener
una causa. ¿Quién lo creó? Sería un subterfugio evadir la respuesta diciendo que la
pregunta es blasfema. Yo la encuentro muy legítima. Yo también hice la misma pregunta
cuando niño.
Lo que captamos en este momento como imágenes estelares en los observatorios, son
rayos de luz que pueden haber desaparecido hace mucho tiempo. Y la antipartícula barón
omega negativo vive sólo 15 mil millonésimas de segundo. Sólo observamos su trazo
mucho tiempo después de que haya desaparecido.
Hay una historia de un monje que fue enviado por su abad al bosque. Allí, por pocos
segundos, escuchó un ave del paraíso. Cuando retornó al monasterio, el portero no lo
reconoció. El abad y todos los demás monjes eran extraños para él. Nadie lo conocía.
Finalmente alguien se acordó de que el monasterio tenia un viejo registro que contaba la
historia de un monje que fue al bosque hacia muchos siglos y nunca había retornado. Para
él sólo habían pasado algunos segundos. Había captado algo de la hermosura de la música
del paraíso. Para los demás, mientras tanto, habían pasado siglos.
Es obvio que el tiempo que transcurre durante el paso de un tren entre dos estaciones
es menor para un observador que viaja dentro del tren que para un observador quieto al lado
de la vía. Para el primero, el tiempo es muy corto. El tiempo es más corto no sólo para él,
sino para todo lo que está en el tren, incluso su reloj, que se atrasa.
Semejante cohete no es pura fantasía. Existe uno para el cual incluso la velocidad de
la luz es juego de niños. Es el “cohete” del espíritu. En sólo unos segundos, mi pensamiento
pasa desde lejanas galaxias hasta mi anciana madre; de allí al paraíso, del paraíso a una
celda cercana en el mismo corredor de la prisión; y de ahí, de nuevo a estrellas remotas.
Luego paso a estar en comunión con Adán y Abel; pero los puedo abandonar enseguida y
pasar mi tiempo en milenios futuros, para luego volver a mi celda y comer la cena que me
han servido en este momento. El espíritu no esta atado por el espacio o el tiempo. La
muerte sucede dentro del tiempo. Con el tiempo los acontecimientos se suceden uno al otro.
He nacido; me he desarrollado; moriré y seré resucitado. En la esfera de la intemporalidad
las cosas no pasan sucesivamente. No hay lugar para el transcurso de mi personalidad.
Ahora bien, todos nos “inclinamos” con sólo oír el nombre de Einstein, pero mis
oponentes harían bien en recordar que Lenin atacó el principio de la relatividad; o que
Mach, el cual inspiró las obras de Einstein, fue denunciado por Lenin como el Judas de la
ciencia; y que por largo tiempo los filósofos soviéticos descartaron a Einstein y todo el
campo de la cibernética.
Los marxistas no saben lo que es la vida. El académico ruso Óparin dice, "La vida es
una de las formas de movimiento de la materia”. ¿Qué debe hacer un joven frente a
semejante definición? Pregunta a su padre marxista: "¿De qué manera debo creer en la
vida? ¿Cómo puedo usar mi vida del mejor modo?" Pero como su padre no puede darle una
respuesta, porque el joven le ha preguntado en realidad cómo debe comportarse una de las
formas del movimiento de la materia con sus leyes intrínsecas, e inalterables. Vemos cuan
poderosa es la respuesta cristiana: "La vida es una persona, Jesucristo, cuya amistad puedes
aceptar y cuyo ejemplo puedes seguir. La vida es un don eterno. Es un período terrenal que
debe usarse exclusivamente para otros, y su continuación eterna es en el paraíso - del cual
la tierra es la antesala - para el propio gozo en su Creador y su gloria”.
No sabiendo que es la vida, los marxistas no saben que es la muerte. Por tanto la
muerte es para ellos un terror, desprovista del consuelo y la esperanza de la religión. Es
triste consuelo decir al deudo: "Bueno, uno muere y desaparece para siempre. Pero el
socialismo está progresando y pronto caminaremos en la luna.”
En su propia desolación, Marx escribió en una carta a Lassalle: "La muerte de mi hijo
me ha sacudido profundamente y siento la pérdida tan gravemente como si fuera ayer, y mi
pobre esposa ha sufrido un colapso bajo este golpe."
El cristiano soviético Talantov murió en prisión por su fe. Su hijo mayor continuó la
lucha cristiana. También murió en prisión. El hijo menor reanudó la lucha. Ahora él
también ha muerto en prisión. Estos no temían la muerte.
Skripnikov fue fusilado en la Unión Soviética por su lucha cristiana. Su hija Aída no
se intimidó por la suerte de su padre e hizo suya su causa. Es joven todavía. Ha estado
cuatro veces en prisión sólo por confesar su fe en Cristo.
Para los ateos la muerte es como la espada de Damocles colgando sobre sus cabezas,
recordándoles que pronto todas sus penas o gozos, habrán pasado.
Todos tenemos que morir. La decisión no depende de nosotros. Si nada sigue, la vida
más bella no es nada más que un banquete ofrecido a un hombre condenado antes de su
ejecución. Recibe delicias y luego se lo cuelga. Puede ser que viva en una sociedad ideal,
pero más tarde ha de pudrirse, olvidado para siempre por todos.
Ve, consuela a alguien muriendo de cáncer en una clínica, o a su familia, con estas
palabras: "Estamos edificando una sociedad comunista feliz"; o “la ciencia logra grandes
cosas. Hemos llegado a la luna y pronto llegaremos a Venus”. No hay mucho consuelo en
esto. Pero háblale al moribundo y a su familia del Padre Celestial y de la esperanza
cristiana de vivir eternamente con El, y verás la diferencia.
Si los ateos tienen razón y no hay vida más allá, "todo nuestro ayer ha iluminado el
camino de los necios hacia una muerte polvorienta", y "la vida es sólo un mal actor que se
pavonea y se queja en su hora sobre el escenario y luego no se escucha más. Es un cuento
dicho por un idiota, lleno de ruido e ira que nada significa" (Shakespeare).
Los cristianos se sacrifican porque creen en la vida eterna. Pero, ¿por qué sacrifican
los comunistas sus vidas? Los comunistas murieron en las prisiones zaristas por su fe
marxista. Nadie en el partido los recuerda. La generación joven de los comunistas ni conoce
sus nombres. Están olvidados. Los comunistas también mueren en prisiones hoy día en
algunos países no comunistas. ¿Por que dan ellos sus vidas? Los cristianos creen en una
recompensa eterna. Pero, ¿qué sentido tiene para un ateo dar su vida, la única que tiene, por
un ideal cuyo cumplimento no puede controlar y cuya belleza no gozará? Bajo el
comunismo la vida termina exactamente como bajo el capitalismo, en muerte y en "una
reunión de gusanos" (Shakespeare). Los comunistas nunca sacrificarían sus vidas si, en las
profundidades de su alma, a la cual la razón no tiene acceso, no supieran que la tumba no es
el fin y que aquéllos que han dado todo de sí por un gran bien, serán recompensados.
Si nuestro espíritu está preparado para este evento, si ha cultivado las cosas de valor
en esa esfera - amor, verdad, fe, esperanza, paz, gentileza, mansedumbre -, estará en su
propio elemento. La vida futura será un paraíso de gozo de las cosas esperadas. Si nuestro
espíritu ingresa a esa esfera sin preparación, lleno de pecados y gusto por las satisfacciones
lascivas que no pueden ser llenadas, su vida futura será profundamente infeliz. Ello será el
infierno.
La vida expira tan imperceptiblemente como un vapor que se levanta en el aire. Pero
el vapor no deja de existir. Tampoco lo hace el espíritu. El apóstol Santiago escribe: "¿Qué
es vuestra vida? Ciertamente es un vapor que se aparece por un poco de tiempo, y luego se
desvanece” (Stg. 4:14). Pero no desaparece en la nada. El vapor se hace agua. Nada se
pierde nunca. La vida terrestre pasa, pero no se vuelve en nada. Una oruga se vuelve un
capullo, un capullo se vuelve una mariposa. Los muertos han desaparecido de nuestra vista.
Esto no quiere decir que no existan más.
Supongamos que pudiésemos hablar con un embrión y decirle que la vida que lleva
en la matriz de su madre es sólo una vida preparatoria. La vida verdadera sigue en otro
mundo, desconocido para él embrión, y en condiciones inimaginables para el. El embrión
contestaría como El Manual del Ateo, si tuviera la inteligencia de un miembro de la
Academia de Ciencias: "¡No me molesten con estas supersticiones religiosas!" “La vida en
la matriz es la única que conozco y no hay otra.” “¡Pura invención de clérigos codiciosos!"
Pero supongamos que este embrión pudiera pensar con mayor discernimiento que
nuestros académicos. Pensaría para sí: "Los ojos se desarrollan en mi cabeza. ¿Con qué
propósito? No hay nada para ver. Me crecen piernas. Ni siquiera tengo espacio para
extenderlas. ¿Por qué habrían de crecer? ¿Y por qué me crecen los brazos y las manos?
Tengo que tenerlos doblados sobre mi pecho. Nos molestan a mi madre y a mí. Todo mi
desarrollo en la matriz carece de sentido si no sigue una vida con luz y color y muchos
objetos para que vean mis ojos. El lugar donde he de pasar esta otra vida debe ser grande y
variado. Tendré que correr en ella. Por eso crecen mis piernas. Habrá de ser una vida de
lucha y trabajo por eso me crecen brazos y puños que no tienen ningún uso aquí.
Reflexiones sobre su propio desarrollo llevarían al embrión al conocimiento de otra vida
aunque no tuviera experiencia de ella.
Esta es exactamente nuestra situación también. La iglesia de Cristo nos enseña que la
vida en este mundo tiene carácter embrionario y es sólo una preparación para la vida real
que sigue. ¿Cómo podemos saber esto? Si Dios (o la naturaleza, en aras de la discusión) nos
hubiese creado solamente para esta vida, nos habría dado primero la experiencia y sabiduría
de la edad madura y luego el vigor de la juventud. Habríamos sabido vivir. Pero el hecho es
que mientras estamos jóvenes y vigorosos no tenemos sabiduría y muchas veces gastamos
nuestros años en vano. Cuando hemos acumulado sabiduría y experiencia, el carro fúnebre
está esperando en la puerta. ¿Por qué entonces acumulamos sabiduría? Bueno, ¿por qué
crecen los ojos, pies y manos en el embrión? Sólo para lo que sigue. Nuestro desarrollo en
esta vida señala a una vida futura.
Si tratas tenazmente de imaginarte muerto, la última cosa que imaginas es que te ves
extendido inmóvil en un ataúd en una capilla fúnebre. El hecho de que te veas en el ataúd te
muestra que no estás muerto. Un muerto no se ve a sí mismo. La imposibilidad de
imaginarse la muerte no es un argumento insignificante en favor de la eternidad de la vida
humana.
Podemos tener una visión fugitiva de esto en las posibilidades de la vida onírica, en la
cual las operaciones mentales a veces se realizan con una rapidez extrema. Una sucesión de
actos que normalmente ocuparía un gran período de tiempo pasan por nuestras mentes en
un instante durante un sueño. Las relaciones del espacio se pierden también. Podemos
atravesar distancias enormes en un segundo. En un sueño no estamos ligados por el espacio
ni el tiempo, y meditando en la vida onírica nos damos cuenta de que las paredes del
espacio y del tiempo que nos aprisionan mientras estamos despiertos, esconden de nosotros
una cualidad diferente de la vida más allá de la esfera limitada que tendemos a llamar
"realidad”.
El cuerpo humano necesita muy pocas cosas para estar completamente satisfecho:
comida, ropa, techo, descanso y, a cierta edad, un compañero de otro sexo. ¿A qué se debe
entonces que los capitalistas o las clases altas soviéticas, que tienen abundancia de todo
esto, se sienten a veces melancólicos o insatisfechos? ¿A qué se debe que la gente
encarcelada por su fe, hambrienta, temblando de frío, en cadenas, separada por años de sus
seres queridos, puede sentirse exuberante de júbilo? ¿Qué es la entidad misteriosa que
puede sentirse deprimida mientras el cuerpo tiene todas las cosas buenas y puede
regocijarse mientras el cuerpo pasa por sufrimientos? Es algo fuera del cuerpo. Es el alma.
Estos vasos eran de bronce. ¿Hay bronce sin peso? Aun una pluma tiene su peso.
Solamente cuando pensamos en objetos específicos consideramos el peso. Es decir, una
pieza específica de bronce, una pluma determinada, tiene su peso. El bronce como
generalización no tiene peso.
En la Unión Soviética, el 1 de septiembre de 1968 se promulgó una ley por la cual los
hijos podían ser separados de sus padres y puestos en escuelas ateas si se les enseñaba la fe
cristiana. Los padres cristianos soportan esta presión. Tres niños han sido llevados de la
familia Sloboda, y siete de la familia Malozemlov. ¿Quién puede separar a un hombre de
pensamiento espiritual de su hijo?
Hay la esencia "hijo" y hay las circunstancias. Las últimas varían. Mi hija ha sido un
embrión en el principio, muy parecido al de un animal; luego una niña pequeña que jugaba
con muñecas. Ahora está en la escuela. La puedo tomar en mis brazos. Puede estar lejos.
Puede ser una niña obediente o echada a perder. Las circunstancias pueden cambiar, pero el
hecho de que es mi hija nunca cambia.
He tenido una vida rica y una pobre una vida feliz y una triste la vida de un hombre
libre y la de un prisionero, la vida de un hombre sano y la de un hombre enfermo. Si yo me
identifico con una de las formas de vida, mi vida termina cuando aquella forma particular
de vida termina. Para algunos hombres la vida pierde su valor cuando no gozan más del
lujo.
Jesús dice: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida." La palabra "soy" no se usa en
hebreo, el idioma que Jesús hablaba, al igual que no se usa en ruso. Jesús dijo: "Yo - el
camino, y la verdad, y la vida”. Se identifica a sí mismo con nociones abstractas.
Jesús dice en el jardín de Getsemaní: "Mi alma está muy triste hasta la muerte”.
Notemos su expresión. Cualquiera podría usarla. Habla de un alma y un poseedor del alma
que observa el alma y establece que está muy triste. Pero no soy tampoco idéntico a cierto
estado de mi alma, como no soy idéntico a cierto estado de mi cuerpo.
Sufro en mi cuerpo o en mi alma. Sé que sufro. Sé lo suficiente como para saber que
sufro. ¿Qué es la última realidad en mí que observa todo lo que pasa a lo que yo considero
"el yo verdadero?" Sabe que, "yo estoy sano ahora” o que "muero ahora”. ¿Quién es el que
conoce y observa todos estos cambios? El mismo es inmutable. No es una vida, sino la
vida, el Hijo de Dios interior, el Uno que no puede morir.
Jesús dijo: "Yo soy la verdad”. ¿Cómo puede desaparecer jamás una verdad? Si yo
me identifico como él con la verdad, con toda verdad, la verdad íntegra, ¿quién será capaz
de destruirme? Es axiomático que 2 más 2 es igual a 4, ya sea que esté en prisión o en
libertad, muerto o vivo. Me hago uno con la verdad, que es independiente de los eventos
externos.
Si me uno a Cristo, si tomo para mí mismo las palabras: "Yo soy el camino y la
verdad y la vida", viviré eternamente.
Atesoramos con gran cuidado una pintura de Leonardo da Vinci y una escultura de
Miguel Ángel. ¿Y no debería el Creador mantener por lo menos con el mismo cuidado a los
artistas que produjeron estas obras?
Hay una vida eterna, y como, por ejemplo, un Hitler sin arrepentimiento no puede vivirla en
el mismo lugar que los niños inocentes que mato, tiene que haber un cielo para los justos y un
infierno para los injustos.
Los ateos hacen mal en vivir como si nunca fueran a morir. ¿Cómo saben que en el
último minuto de sus vidas no les pesará haber extraviado a millones de hombres por su
enseñanza del ateísmo?
Espero haber demostrado por lo menos que la fe en la vida eterna no es tan ridícula
como quieren demostrar los autores de El Manual del Ateo. Se sintieron libres de hacerlo
porque tienen un monopolio de publicación.
Cierta vez hubo un simposio internacional de médicos que discutieron cuál operación
era la más dificultosa. Un alemán dijo que era la cirugía del cerebro; un francés, la cirugía
del corazón. Nuestro delegado soviético dijo que la operación más dificultosa era una
amigdalectomía. Todos se rieron, pero él dijo: "Uds. consideran estúpida mi aseveración.
Olvidan que desde la revolución tenemos que extraer las amígdalas a través del cerebro,
luego de hacer la trepanación del cráneo, porque se nos prohíbe abrir la boca”.
Yo he abierto la boca sin permiso de un gobierno soviético comunista. Una vez que
los cristianos hablan abiertamente, se ve que tienen razón.
Entre los presos torturados por la policía secreta se encuentra un cierto camarada:
Ciencia. Golpeado, quemado con barras al rojo vivo, o maltratado de cualquier manera, este
prisionero llamado Ciencia ha hecho confesiones sensacionales, reproducidas en El Manual
del Ateo. Ningún científico verdadero daría un centavo por ellas. Escuchemos unas pocas:
Tenemos que descartar esta sección íntegra como basura. Pasemos a otras
aseveraciones:
Lo que Dios ha revelado es eterno. Lo que los hombres han pensado de esta
revelación es transitorio.
La ciencia de hoy tiene que compararse con el pensamiento religioso más alto de hoy
y entonces veremos coincidencia más bien que conflicto.
Y así es como debe ser. Otra vez citaremos a Einstein: “La mayoría de la gente dice
que es el intelecto lo que hace a un gran científico. Están equivocados; es el carácter”.
Ahora bien, el carácter no es un valor científico, sino un valor religioso y moral. Nadie
puede ser un científico verdadero sin tener un carácter basado en la honradez e integridad.
Estos son valores que enseña el cristianismo.
Un hombre que tiene solamente ciencia no es fiable como científico. Tiene que tener
sinceridad, creer en lo que descubre en un laboratorio. Tiene que tener esperanza porque sin
ella nunca habría dedicado su tiempo a la investigación. Debe tener entusiasmo; de otra
manera no pasaría horas sin fin en el laboratorio. Debe tener humildad, para simplemente
aceptar el orden de las cosas. Tiene que haber singularidad de propósito, porque si fuere a
dispersar sus intereses no descubrirá nada. Un científico tiene que ser capaz de cooperar
con sus colaboradores científicos en el mismo laboratorio. Se necesita paciencia como la de
Mme. Curie purificó ocho toneladas de pechblenda (es un mineral que contiene uranio. Recibe su
nombre del alemán Pechblende (Pech = una forma de alquitrán; blenden = lucir, brillar, cegar) para extraer
unos pocos miligramos de radio. Tiene que haber juicio, juicio correcto. Tiene que decir al
mundo exactamente lo que ha encontrado sin un ápice de exageración. También tiene que
ser prudente y sacrificado, escondiendo lo que es perjudicial para la humanidad. Un hombre
que es sólo un científico no es un científico. Tiene que aceptar en primer lugar valores
éticos, los cuales no el ateísmo sino la religión, y en particular el cristianismo, ha dado a la
humanidad.
Aún el ateísmo no es posible sin los valores éticos del cristianismo aunque esta
aseveración suene curiosa.
El Manual del Ateo escribe: “El concepto materialista dice que en el mundo no existe
nada salvo materia eterna e infinita en movimiento”. Si no existe nada más que materia,
entonces la filosofía materialista que dice que todo es materia, tiene que ser materia
también. “Nada existe, salvo la materia”. Entonces las convicciones ateas son materia
también. Mis oponentes aman el ateísmo y aborrecen la religión. ¿Son materia su amor y su
odio? Luchan por un ideal, escriben por un ideal, aún cuando niegan la existencia de
valores espirituales. Ellos mismos viven de esos valores aunque los perviertan.
“La verdad del materialismo dialéctico es confirmada -escriben luego- por todos los
datos de la ciencia y la práctica, mientras que la justicia, el idealismo filosófico y la religión
no pueden demostrarse por nadie”.
Así que todos los datos de la ciencia y la práctica confirman que somos sólo materia.
Los autores del libro que refuto son también sólo materia. ¿Se esfuerza la materia por
convencer a otra cantidad de materia? Mis oponentes son un montón de materia, al igual
que yo. ¿Por qué pierden tiempo y energía en cambiar mis opiniones?
Según ellos, la materia está en movimiento eterno según sus propias leyes intrínsecas.
No se puede convencer a un átomo a moverse en otro sentido que el que determina su
naturaleza, como tampoco no se puede cambiar el movimiento de un planeta. ¿Por qué
sentarse entonces a tratar de convencerme a mí?
Los ateos están a menudo mucho mejor que sus teorías. Los soldados ateos murieron
durante la guerra para salvar la vida de sus camaradas. ¿Qué idiota querría morir por el bien
de un escritorio de madera? ¿Quién querría renunciar a cualquier gozo para hacer feliz a un
pedazo de papel? Los ateos que dan su vida por sus compañeros o que sacrifican sus noches
para librar a otros de la superstición religiosa no creen ellos mismos en la profundidad de su
corazón que ellos y sus camaradas son solamente materia. Así como la ciencia no puede
funcionar sin religión, tampoco el ateísmo ni los ateos podrían existir sin respetar algunos
de sus valores básicos.
Es verdad que algunos científicos están en conflicto con la religión, pero ¿quién sabe
cómo se desarrollará la ciencia? También es difícil prever la evolución de la religión.
No hay razón para creer que el conflicto, incluso, entre ciertos científicos y la religión
sea irreconciliable. Y aún suponiendo que lo fuera, la ciencia y la religión pueden estar
aparentemente en desacuerdo y sin embargo ser ambos verdad, tal como en el caso de las
dos teorías sobre la luz, la una sosteniendo que la luz es una partícula, y la otra que que la
luz es una onda. Ambas teorías prueban ser correctas en los experimentos. La idea de que
toda la verdad tiene que estar sintetizada en nuestras mentes, es falsa, ya que somos finitos
y podemos conocer sólo verdades parciales.
No hay nada amenazante en el hecho de que dos científicos, midiendo ambos con
precisión, lleguen a conclusiones diferentes. ¿Por qué debería ser perturbador que un
científico por un lado y un hombre religioso por otro, empezando con premisas
completamente diferentes, lleguen a resultados diferentes?
Todo esto es hipotético porque tiene que haber algo erróneo en el descubrimiento de
mis oponentes del terrible conflicto entre la ciencia y la religión. La mayoría de los
científicos no sabe nada del conflicto.
Con todo el debido respeto por los grados académicos de mis adversarios, tendrán
que admitir que Einstein sabía por lo menos un poquito más de ciencia que ellos. La prueba
es que nuestro universo lleva el nombre de Einstein y no los nombres de los autores de El
Manual del Ateo. Einstein habla de una inteligencia superior que se revela a través de la
naturaleza.
Tal vez querrían Uds. saber qué dice el gran físico Max Planck en su autobiografía
científica. Citamos sus palabras: La religión y la ciencia natural están luchando una batalla
común en una cruzada incesante e infatigable contra el escepticismo y el dogmatismo,
contra la incredulidad y la superstición, y el llamado unificador en esta cruzada siempre ha
sido y siempre será “Hacia Dios”.
Los autores de El Manual del Ateo son hombres de ciencia. Entonces que nos den
Que nos den entonces una explicación científica de por qué tan grandes científicos no
supieron nada del conflicto entre la ciencia y la religión. Incluso Max Planck llama a la
contradicción entre la ciencia y la religión "un problema fantasma."
El Manual del Ateo hace esta imponente afirmación: “Entre la ciencia y la religión
siempre ha habido una lucha incesante e implacable”. Nunca podrán comprobar esto.
Cité a Einstein y Planck. ¿Qué hay de otros científicos? ¿Sabían algo de este
conflicto?
Sir Isaac Newton pertenece a otro siglo, pero para todo propósito práctico todavía
vivimos en el universo newtoniano. Para burlarse de sus amigos incrédulos hizo un sistema
solar en miniatura en su laboratorio. Un incrédulo le preguntó: "¿Quién lo hizo?" Newton
contestó: “Nadie”. “¡Mentira, estupidez!”, contestó el incrédulo. "Dime la verdad, ¿quién lo
hizo?" Entonces contesto Newton: "No es más que una imitación insignificante de un
sistema mucho más grande, y yo no puedo convencerte de que este pequeño juguete no
tiene diseñador ni hacedor. ¿Has profesado creer que el gran original del cual se ha tomado
el diseño llegó a ser sin un hacedor? Dime, ¿por qué clase de razonamiento llegas a una
conclusión tan incongruente?"
Los profesores ateos reconocen que Newton termina su obra científica fundamental
Los principios Matemáticos de la Filosofía Natural con palabras sobré "el gobierno de un
ser poderoso y sabio" y con la expresión de la creencia de un impulso inicial, es decir, una
creación. Lo explican por el hecho de que Newton vivía a principios del siglo XVIII,
cuando los hombres ignoraban muchos de los procesos atómicos, químicos y biológicos
conocidos hoy, cuando la ciencia estaba todavía ligada a la teología. También sostiene que
el hecho de que Newton fuera religioso fue un impedimento a su ciencia. Pero queda el
enigma de que el universo newtoniano se ha vuelto el universo einsteiniano en el siglo XX.
Einstein sabía por lo menos algo de los procesos atómicos, de los últimos desarrollos de la
ciencia, y que habiendo empezado como ateo en su juventud, fue llevado a la fe por el
hecho de que llegó al pináculo de la ciencia.
Mis oponentes mencionan con satisfacción a Laplace, quien dijo que no tenía
necesidad de “la hipótesis” de Dios. Antes que nada, Dios ha sido reivindicado por el hecho
de que el gran astrónomo soviético Tichov empieza su libro de astronomía con la
aseveración de que ya no tenemos necesidad de la hipótesis Laplace quien a pesar de todo
era un cristiano profeso.
Los autores de El Manual del Ateo se equivocan al citar a Descartes en apoyo de sus
doctrinas. Descartes también tenía cierta fe en un dios, en algo sobrenatural. Distorsionan el
sentido de sus palabras, dándole un sentido materialista. Escribió: "Dadme materia y
movimiento, y construiré el universo" Las palabras son claras. La existencia del universo
requiere materia, movimiento, y un ser inteligente para construirlo. Las palabras de
Descartes son: “Dadme materia y movimiento”. Sin el concepto a mí que implica, la
materia y el movimiento por sí solos no habrían formado un universo. Es solamente este a
mí, el cual es un paralelismo con Dios, quien en realidad es el que puede llevar a cabo
cualquier obra.
Muchas veces uno se admira de las libertades que se toman los miembros de la
Academia, atribuyendo a autores de renombre ideas que nunca pretendieron.
Pero dejemos a estos hombres del pasado y retornemos a nuestro propio siglo.
Heisenberg, el gran físico nuclear no pudo haber leído El Manual del Ateo, porque
¡hizo un llamado para la unión entre la ciencia y la religión! Sir James Jeans, astrónomo de
renombre, escribe en su libro El Universo Misterioso: El universo empieza a parecer más
como un gran pensamiento que como una gran máquina. La mente no parece ya un intruso
accidental en la esfera de la materia. Estamos empezando a sospechar que deberíamos más
bien aclamarlo como creador y gobernador de la esfera de la materia, no, por supuesto, con
nuestras mentes individuales, sino con la Mente donde los átomos, de los cuales nuestras
mentes individuales se han desarrollado, existían como pensamientos . . . Descubrimos que
el universo muestra evidencia de un plan o un poder diseñador o controlador que tiene algo
en común con nuestras mentes individuales . . . No somos tan extraños o intrusos en el
universo como pensamos al principio.
Newton tenía la desventaja de pertenecer a un siglo atrasado. Es así como El Manual
del Ateo explica su religiosidad: fue sólo por la presión de su ambiente atrasado que
escribió en su libro Óptica: ¿No parece, a juzgar por los fenómenos observables, que hay
un Ser, incorpóreo, viviente, inteligente, omnipresente, con espacio infinito, que ve las
cosas íntimamente y detalladamente las percibe y las comprende íntegramente por su
presencia inmediata a sí mismo? Pero James Jeans pertenece - a nuestro avanzado siglo
científico, al igual que Heisenberg.
“Durante los últimos treinta años, gente de todos los países civilizados de la tierra me
han consultado. Entre todos mis pacientes, en la segunda mitad de su la vida, es decir, de
más de treinta y cinco años, no había ni uno cuyo problema en última instancia no fuese el
de hallar una perspectiva religiosa de la vida. No es aventurado decir que cada uno de ellos
enfermó porque había perdido aquello que las religiones vivientes de todas las épocas han
dado a sus seguidores; y ninguno de ellos fue verdaderamente sano como para que no
ganase de nuevo su perspectiva religiosa”.
Ignoro cómo sucedió que El Manual del Ateo se refiriera a Bertrand Russell como un
científico. No sabemos de ningún conocimiento científico suyo. Es una autoridad para
nuestros oponentes porque simpatizaba con políticas izquierdistas. Pero porque su nombre
ha sido mencionado, pienso que deberíamos decir lo que escribió sobre el cristianismo:
“Hay ciertas cosas que nuestra era necesita, y ciertas cosas que debería evitar.
Necesita compasión…Necesita toda esperanza valiente y el impulso para crearla…La raíz
del problema es una cosa tan simple y anticuada, una cosa tan simple, que estoy casi
avergonzado de mencionarla por miedo de una sonrisa burlona, con la cual los sabios
descreídos recibirán mis palabras. La cosa que quiero decir - por favor, perdónenme por
mencionarla - es el amor. Amor cristiano o compasión. Si se lo siente, se tiene un motivo
para la existencia, una guía para la acción, una razón para el valor, una necesidad imperiosa
para la honestidad intelectual”.
Los hombres pueden correr, digamos, a dieciséis kilómetros por hora. Pero han
inventado aviones a reacción y misiles que pueden viajar a miles de kilómetros por hora.
Los hombres tienen ojos que perciben a una cierta distancia, pero han inventado el
microscopio y el telescopio para permitirles ver lo que está escondido al ojo humano. Los
hombres fueron creados con la habilidad de crear instrumentos para extender sus
capacidades y aumentar sus sentidos. La máquina de la cibernética pertenece a esta
categoría, pero detras de cada máquina hay también una mente que la construyó.
¿Quién construyó la máquina llamada "autor ateo"? Que mis oponentes reflexionen
un poco y ponderen el hecho de que cada uno de ellos tiene a su disposición alrededor de
10 mil millones de células cerebrales. ¡Qué clase de Creador debe ser aquél que concede tal
plenitud de neuronas a alguien que desea burlarse de El! Cualquier célula puede estar en
contacto con otras 25.000. El número de asociaciones posibles es del orden de 10 250.000, una
cantidad mayor que el número probable de átomos en todo el universo conocido.
Sigan pensando: cada ateo tiene mil seiscientos kilómetros de vasos sanguíneos en su
cuerpo para aprovisionar su cerebro y órganos. Derrotar la vieja y probada religión no es
tarea fácil; nuestros oponentes traspiran por ello. Cada autor ateo tiene un millón y medio
de glándulas sudoríparas en la superficie de su cuerpo. Respira mientras escribe contra la
religión. Puede respirar porque tiene pulmones compuestos de setecientos millones de
células. Mientras escribe contra el Creador, su corazón late constantemente; late muchos
miles de millones de veces durante su vida. En efecto, durante una vida promedio bombea
el peso de unas seiscientas mil toneladas de sangre. ¿Podrían creer mis oponentes que una
grúa que levanta un tonelaje tan masivo exista por sí misma sin implicación de un ser
inteligente?
Los autores de la obra maestra atea han gastado una cantidad tremenda de energía en
ella. Ahora bien, el sistema nervioso de cada uno de los autores tiene tres billones de
células nerviosas, de las cuales nueve mil millones están en la corteza cerebral. Además, no
habrían podido escribir el libro si no hubieran gozado de buena salud. Su salud fue
asegurada por los treinta millones de glóbulos blancos en sus venas. También tienen
130.000 billones de glóbulos rojos.
Sin lugar a dudas, daban a veces un paseo para estimular su pensamiento antes de
seguir escribiendo. Durante ese paseo tal vez llovió; sin embargo ni una gota de agua cayó
dentro de sus fosas nasales, porque la abertura de las fosas es hacia abajo, no hacia arriba.
¿Quién arregló este pequeño detalle?
¡Oh, si estos académicos sólo tuvieran la sabiduría del pescador conocido como Juan
el evangelista! Se preguntó éste sobre el misterio de su corazón, el cual latía regularmente,
asegurando la continuación de su vida. Reposó en el pecho de su mejor amigo, Jesús;
escuchó el latir regular de su corazón, y esto le reafirmó que Dios existe, al igual que uno
que escucha el tictac acompasado de un reloj sabe que hay un relojero.
Anhelo con cada fibra de mí ser que mis oponentes también lleguen a saber esto y
saberlo ahora, y no en el infierno, donde la verdad de Dios y su universo finalmente se
reconoce, ¡pero demasiado tarde!
Pero mis oponentes pueden estar seguros de que los entiendo. Ellos hablan en nombre
de la ciencia, que está basada en la verdad, y, sin embargo, a ellos mismos les hace falta la
gran condición de la verdad, que es la discusión libre e imparcial.
¿Cómo puede uno hablar en nombre de la ciencia cuando abusa del monopolio de la
publicación que mantienen los ateos y atribuyen a la religión lo que nunca ha afirmado?
Vamos a dar sólo unos pocos ejemplos tomados al azar de El Manual del Ateo. Cito:
“Según la Biblia, Dios creó todas las estrellas, el sol y la luna en el cuarto día de la
creación”. Aquí mis oponentes han añadido simplemente la palabra “todas”. Esta palabra
no existe en el respectivo versículo de la Biblia. La Biblia enseña solamente esto, que las
estrellas fueron creadas por Dios (Gen. 1:14-19). No excluye, como El Manual del Ateo
dice, la aparición de nuevas estrellas. Dios ha creado este universo según leyes establecidas
por Él, leyes que permiten la posible aparición de nuevas estrellas como aparecen en otras
esferas nuevos hombres, nuevos planes y nuevas ideas.
Otra cita de El Manual del Ateo: “Los predicadores de la religión declaran que la vida
ha sido creada por Dios solamente en nuestro planeta, pero la ciencia ha demostrado que la
vida está extendida muy ampliamente por el universo”.
Otra cita: “La transformación de la materia por los hombres muestra obviamente que
el dogma, según el cual el mundo creado por Dios es invariable, no tiene ningún
fundamento”. ¿El dogma de cuál religión aseveró que el mundo creado por Dios es
invariable o que los hombres no serían capaces de transformar la materia? La Biblia
comienza con la historia de que Dios puso a Adán en el jardín del Edén para cuidar el
jardín, trabajarlo, lo que significa cambios en la naturaleza (Gen. 2-15). Abel era un pastor
que crió animales y Caín era un agricultor (Gen. 4:2). Los hombres debieron influir sobre la
naturaleza y cambiarla.
En la parte de su libro con el subtítulo "La derrota del dogma de la redención", estos
ateos escriben: “Los clérigos tratan de convencernos de que como Dios es omnipresente, la
palabra de Dios se ha encarnado simultáneamente como por una orden, y en cada uno de
los mundos habitados por seres vivientes. Así que Cristo tuvo que nacer, sufrir y morir
simultáneamente en un número infinito de planetas”. Desafío a mis oponentes a dar el
nombre de un solo clérigo que haya jamás sostenido semejante disparate. En primer lugar la
ciencia nunca ha demostrado que existan seres inteligentes en millones y millones de
planetas. Segundo, ninguna iglesia ha dicho jamás que Cristo haya muerto en muchos
planetas.
Pero no es necesario insistir en esto, porque unas pocas páginas mas adelante los
autores ateos dicen exactamente lo opuesto de lo que inventaron antes. Ahora ponen en la
boca de los teólogos (nadie sabe cuáles) la afirmación de que la tierra es el único lugar
donde la humanidad ha pecado, y que requería expiación, mientras que otras razas en otros
planetas han permanecido fieles. ¡Invento tras invento! ¡Los teólogos nunca han emitido
dogmas sobre estas cuestiones!
Con una sonrisa he de dar otra cita de El Manual del Ateo: “La religión admite
solamente la modificación natural de la geografía en nuestro planeta porque viene de Dios,
pero la intervención creativa del hombre en el proceso geográfico está completamente
excluida”. Con esto quieren decir que la religión no permite la creación de canales de
irrigación. Que los pueblos muy religiosos de la antigüedad, los babilonios y los egipcios
tuvieran una amplia red de canales de irrigación, no cuenta para ellos. ¿Cuándo se ha
pronunciado una religión contra los canales? ¿Qué religión?
Bueno, esta vez mis oponentes tienen una prueba. Citan al príncipe Gólifsin,
gobernador de la provincia de Astracán hace unos doscientos años, quien se opuso a la
construcción de un canal que uniría dos ríos. Pero yo, por mi parte, nunca supe que los
gobernadores de una provincia fueran representantes de la religión.
Otra cita: “Los clérigos han predicado por espacio de mil años la idea de que el vuelo
de los hombres hacia el cielo, sin el permiso de Dios, es inadmisible, profano, y han
perseguido con crueldad y exterminado a los valientes hombres que trataron de llevar a
cabo dichos vuelos, para no hablar de los viajes cósmicos de los hombres; y en el presente,
todos estos principios religiosos han sido destruidos”.
Trato de ser cortés, pero no puedo decir otra cosa, fuera de esto es una mentira
patente. Nadie puede dar el nombre de un solo hombre que haya tratado de volar y haya
sido exterminado por esta razón. ¿Son exterminados los astronautas en América? El primer
astronauta americano afirmó su fe en Dios, y los demás astronautas que lo acompañaban)
leyeron la Biblia mientras orbitaban alrededor de la luna. Volvieron y fueron aclamados.
Ninguno de ellos fue muerto. ¿Cómo pueden los académicos escribir semejantes mentiras?
Continúo con estas curiosas citas ahora de un libro publicado por la Academia de
Ciencias de Moscú: "Algunos predicadores de religión dicen que el Altísimo ha trasladado
a sus habitantes hacia las profundidades del universo y que, por lo tanto, los cohetes
cósmicos y satélites no llegan al reino de los cielos”. ¿Por qué precisó Dios trasladarse a
otro departamento? ¿Cuándo jamás propuso un predicador de religión semejante estupidez?
Pero los autores ateos olvidan muy pronto lo que habían dicho, y luchan contra
nosotros con otro argumento: “Los clérigos enfatizan especialmente que los hombres no
pueden encontrar a Dios o a sus servidores sobrenaturales porque éstos son inmateriales, sin
cuerpo, y pertenecen al mundo espiritual, no al mundo natural”. Esto ya suena mejor, pero
no quieren aceptar el hecho de que Dios, siendo espiritual, no puede ser visto por un
astronauta que ha ido solamente a la luna. Escriben: “Lo inmaterial también es inaccesible
al hombre”. ¡Pobres materialistas, que decían pocas paginas atrás que nada existe fuera de
la materia y el movimiento! Ahora reconocen que lo inmaterial existe y es accesible a la
mente humana - lo que es verdad - ; y ellos lo comprenderían si solamente usaran sus
sentidos para descubrir el Espíritu Eterno y su propio espíritu.
Otra afirmación de El Manual del Ateo: “La religión condena a los hombres a la
indiferencia hacia los eventos”. La policía secreta comunista de ningún modo la misma
opinión. Sus agentes saben muy bien que los cristianos no son pasivos, y que ellos mismos
nos pusieron en prisión por nuestras actividades religiosas.
Creo que las citas arriba mencionadas son suficientes. Disgustarán tanto a algunos
lectores, que se preguntarán si vale la pena objetar a un libro escrito a un nivel tan bajo.
Pero tiene que ser objetado porque el libro se distribuye por millones en innumerables
traducciones. Es inculcado en las mentes de la juventud; domina por el poder del látigo.
No, la ciencia no puede estar opuesta a la religión. La ciencia sólo puede estar
opuesta a una cierta clase de religión atrasada.
Los autores de El Manual del Ateo pasan de las consideraciones teóricas sobre la
relación entre la ciencia y la religión al lado práctico de las cosas. Lutero, supuestamente,
pidió “la represión feroz de la herejía de Copérnico”. Permanece un misterio cuando Lutero
pidió esta represión. Se buscaría en vano tales palabras en las obras de Lutero.
"Pero, “¿no quemó Calvino a Servet, el gran científico?”, preguntan nuestros
oponentes. Sí, lo hizo quemar, desgraciadamente, pero la aseveración de El Manual del
Ateo de que lo quemó en la hoguera por sus descubrimientos científicos, simplemente no es
verdad. Fue sentenciado a muerte por enseñar falsa doctrina religiosa. Esto sucedió hace
unos quinientos años, y es muy lamentable, pero no les toca a nuestros oponentes juzgar
esto. No sólo un Servet, sino muchas decenas de millones de hombres han sido condenados
a muerte o murieron lentamente en los campos de concentración comunistas por haberse
atrevido a fomentar una doctrina política ajena a la de un dictador quien más tarde fue
rechazado por sus propios camaradas.
Tampoco es cierta otra afirmación de mis oponentes donde dicen que la biblioteca de
Alejandría fue destruida por fanáticos cristianos al final del siglo IV. Si así lo hubiesen
hecho, los musulmanes no podrían haberla destruido en el siglo VII.
Otra mentira irrisoria: El Manual del Ateo dice que en los Estados Unidos, Inglaterra,
Holanda y otros países se declararon epidemias de viruela porque el clero está contra la
vacunación por razones religiosas. ¿Cuándo han tenido estos países la última epidemia de
viruela? En realidad, la vacunación ha sido suspendida en los Estados Unidos porque la
afección ha sido virtualmente erradicada.
Así hay una pregunta aun: ¡el índice de la iglesia católica que prohíbe leer ciertos
libros! La iglesia católica abolió el índice en el segundo concilio vaticano. Aún estamos
esperando la abolición del índice en los países comunistas. ¡Cómo les gustaría leer los
libros de Pasternak y Solzhenitsyn libremente – o por lo menos a Platón, Newton, Bergson,
para no mencionar la Biblia y sus comentarios! Hasta los libros de Stalin están prohibidos;
no se los puede hallar en ninguna librería.
Es un axioma de la biología ahora que la función crea el órgano. Tenemos ojos para
ver la luz y el color. Tenemos oídos para escuchar los sonidos, y manos para manejar las
cosas materiales. Nos fue dado un cerebro porque hay cosas en qué pensar. ¿Para qué
tenemos entonces la curiosa capacidad de creer, de tener fe? Aun un niño tiene esta
capacidad. Así que tiene que haber una realidad correspondiente. ¿Sería lógico que en este
mundo, donde todo en nosotros corresponde a una realidad exterior, sólo esta capacidad de
la fe esté en nosotros, sin nada "allá afuera" para ser aprehendido por la fe? Tenemos la
capacidad de creer porque hay un Dios en quien creer. No sólo existe la materia, sino
también una realidad que no se puede explicar en términos físicos o químicos, sin
exponerse al ridículo.
Las proteínas son una combinación de cinco elementos mayores: carbono, hidrógeno,
nitrógeno, azufre y oxígeno. Dentro de cada molécula de proteína hay probablemente algo
así como cuarenta o cincuenta mil átomos. De aproximadamente cien elementos químicos
que están distribuidos al azar por nuestra tierra, sólo estos cinco, y aun en proporciones
fijas, tan solo pueden formar moléculas de proteína. ¿Podría esto acontecer al azar? La
cantidad de materia que tendría que haber sido sacudida, y la duración del tiempo requerido
para obtener proteínas al azar, puede ser calculada según las leyes de probabilidades. El
matemático suizo Charles Cuye ha hecho este cálculo. Dice: “La probabilidad de semejante
suceso por azar es de 1 entre 10 con 160 ceros a continuación”. Significa que hay una
posibilidad entre diez con 160 ceros a continuación que de una sacudida casual de la
materia una sola molécula de proteína sea producida. La materia que tendría que ser
sacudida debería ser más grande que todo el universo conocido. ¡El tiempo necesario para
esto en años sería 10 seguido de 243 ceros!
El profesor J. Leathes ha calculado que los eslabones de una cadena en una proteína
muy sencilla están combinados en 10 con 48 ceros a continuación millones de maneras. La
casualidad no puede construir semejante molécula. La casualidad nunca ha construido el
marco de una casa o un piano, que son cosas sencillas comparadas con una molécula de
proteína.
Cuando estuve en prisión escuchaba disputas entre ladrones. Jugaban con dados. Si
un dado, tirado por uno de ellos, caía demasiado a menudo en el número seis,
inmediatamente los otros ladrones sospechaban que el dado estaba cargado y la casualidad
no estaba operando. Simplemente no podía suceder que cayese en el seis una y otra vez.
Tampoco pudo la sola casualidad habernos dado el universo ordenado que poseemos.
Un filósofo, incluso un filósofo ateo, no puede ser el resultado del desarrollo por azar.
La pura casualidad no acabaría en un pensador ateo.
Pero todos nuestros argumentos no sirven de nada para los ateos confirmados. Saben
sobre el cráneo del Neanderthal y otros como éste para probar que Adán, que vivió en el
paraíso en comunión con Dios, no pudo haber existido. La Biblia comienza con algo no
científico. Nuestros predecesores fueron hombres muy primitivos evolucionados del mundo
animal. No puede cuestionarse la falta de concordancia entre la Biblia y la ciencia, dicen.
Ningún hombre es completamente religioso. Los hombres religiosos tienen sus dudas.
Del mismo modo nadie es totalmente ateo. Los ateos tienen sus momentos de creer en algo,
pero, mientras que los autores de la Biblia, David y Job, por ejemplo, tuvieron alguna vez
pensamientos que parecían casi blasfemos, nuestros oponentes ateos son siempre muy
previsibles. Son de una sola pieza: ¡ateos y nada más que ateos! Esto no es natural. No
expresan todo lo que piensan.
De su lado, mis amigos ateos, se halla el poder político. Pero la verdad científica se
encuentra de nuestro lado. Jesús puede ser considerado el fundador del pensamiento
científico. Él dijo: "Id, dad las nuevas a Juan de lo que habéis visto y oído"; "lo que
sabemos, hablamos, y lo que hemos visto, testificamos"; "mirad las aves del cielo. . .
Reparad los lirios del campo, cómo crecen”. ¡Enseña observación exacta! Se les enseña a
los cristianos a hablar lo que saben, lo que han visto y oído. La ciencia está basada en estos
mismos principios.
31. RECONCILIACIÓN
El Manual del Ateo habla de muchas otras cosas, pero tengo que cuidarme de
extenderme demasiado con este manuscrito. Tendrá que ser introducido clandestinamente
en forma impresa, y por tanto no debe ser demasiado largo.
Pero debo algo a mis oponentes. Cristo nos enseñó a retribuir el mal con el bien. Han
difamado nuestra religión. Debo mostrarles el camino de salvación. Los autores de un libro
de propaganda atea pueden tan ciertamente ser salvados como los que han cometido otros
pecados.
Vivimos con esta realidad terrible del pecado. Yo tengo mis pecados; mis oponentes
tienen los suyos. Ni filosofías humanistas, ni ateas, ni religiosas, ni especulaciones de
clérigos o de sus enemigos ateos pueden hacer nada para liberar a un hombre de su pecado.
Por esto, Dios ha hecho una obra poderosa, eficaz. He buscado demostrar la confiabilidad
de las Escrituras. Mis oponentes pueden aprender de las Escrituras cómo ser limpiados de
sus pecados para volverse hijos de Dios y herederos de la vida eterna.
El apóstol Pablo escribe: "Cristo fue muerto por nuestros pecados, conforme a las
Escrituras fue sepultado, y. . . resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras" (1 Corintios
15:3,4).
Nadie puede entender enteramente qué tiene que ver la muerte de Cristo en Palestina
hace dos mil años con mis pecados y cómo pueden estos ser quitados por un sacrificio que
Él hizo en aquel tiempo. Pero tampoco podemos dar una explicación total de la naturaleza
de la electricidad o de la gravedad o de nuestros propios procesos fisiológicos. No
necesitamos una explicación complicada de la expiación para beneficiarnos de ella. Basta
que creamos que Cristo murió por nuestros pecados, que Él llevó nuestro castigo y que
nuestros pecados no nos son ya imputados.
Cuando Cristo compró con su sangre a los hombres de todas las naciones, también
redimió a los comunistas y ateos.
Por consiguiente, Pedro escribe de nuevo: "también Cristo padeció una vez por los
pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios" (1 Pedro 3:18). Y el apóstol Juan
escribe: "la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado" (1 Juan 1:7). Juan el
Bautista dijo: "He aquí el Cordero de Dios, que quita, el pecado del mundo" (Juan 1:29). El
apóstol Pablo escribe: "justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira (de Dios)"
(Romanos 5:3). ¡Qué ira habrá provocado en Dios una obra tan blasfema como El Manual
del Ateo! Pero podemos ser salvados de esta ira porque "En Él (Jesucristo) tenemos
redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de su gracia" (Efesios 1:7).
La expiación ha sido el tema de meditación por parte de los cristianos por dos mil
años. Ha sido explicado de diferentes maneras. Hay muchas doctrinas de la expiación.
Verdadera es la doctrina vicaria de que Jesús murió como substituto por nuestros
pecados. Verdadera también es la doctrina de la influencia moral, de que Cristo murió para
que a través de la belleza de su gesto y de su sacrificio, pudiese inducirnos a adoptar una
nueva y santa manera de vivir. Verdadera es la soberanía de Dios, de acuerdo a la cual Él
nos perdona generosamente a los pecadores, pero, no obstante, hizo sufrir a Cristo para
mostrarnos que toda trasgresión merece castigo y que nosotros, observando el gran
sufrimiento de Cristo, pudiésemos comprender lo que merecíamos por nuestros pecados.
Verdadera también es la enseñanza, de acuerdo a la cual Cristo y el creyente uno son,
unidos por un amor que los hace indisolubles. Como una madre sufre junto con su niño
enfermo o una novia sufre junto con su novio que sufre dolor, así podemos comprender el
sufrimiento de nuestro amado Cristo en el Gólgota.
Pero creo que la explicación más lógica para el hombre del siglo XX es la doctrina de
la transferencia. Todos nosotros tenemos en nuestra mente el mecanismo de la
transferencia. Cuando no podemos encontrar algo y estamos irritados por esto, nos basta
con culpar a otro, ya sea a nuestra esposa, o nuestro hijo, por haber cambiado de lugar el
objeto respectivo. Hemos encontrado a un expiador en quien poner la culpa. Si un niño se
golpea contra una silla, basta con que su madre “pegue” a la silla por el dolor que causó y el
niño quedará inmediatamente consolado. El mecanismo de transferencia está
profundamente arraigado en nosotros. Nuestro corazón encuentra paz si podemos cargar a
otro con nuestras aflicciones: la monarquía, la burguesía, los latifundistas, los americanos,
los imperialistas, los comunistas, los trotskistas, Stalin, los judíos, los negros, los blancos; a
cualquiera, menos yo.
Jesús usó conscientemente este mecanismo de transferencia; por eso vino hacia la
humanidad, presentándose como el Hijo de Dios. Fue como si hubiese dicho: "Ahora, si
tienes esta tendencia de transferir tus pecados a otro, lo más normal sería transferirlos a mis
hombros; llevo la responsabilidad porque la creación entera fue hecha por mí. Estoy presto
a tomar sobre mí toda la culpa y todo el pecado. Sientes que tus pecados merecen un
castigo. Kant dijo: “El criminal tiene derecho al castigo”. “Llevaré el castigo que mereces y
serás libre”.
Recomiendo a mis oponentes ateos, ya que han hecho tanto daño a millones de almas
escribiendo mentiras calumniosas contra la religión, que pongan este crimen sobre los
hombros de Cristo, a quien atacaron. Cristo es el Cordero de Dios que quita el pecado de
todo el mundo; por tanto, también quita los pecados de los autores de El Manual del Ateo.
¡Cree en Cristo y serás salvo!
Has tratado de oponerte a la religión con teorías ateas. Esto es infantil. El análisis
crítico es impotente frente a la angustia interior. Las teorías ateas no ayudan a un hombre
moribundo o a su familia desolada. Tus propias doctrinas no tienen ningún valor para ti
cuando pasas por la angustia de la duda y te preguntas si no has cometido una ofensa
terrible al escribir este libro. Puedes no pensar en ello hoy, pero vendrá el día en que
tendrás que pensarlo, el día de tu muerte.
Moscú, Pekín y Washington rivalizan para ver cuál de ellas tendrá mayor influencia
en el mundo. ¡Ninguna de ellas la tendrá! La ciudad con la mayor población, la ciudad
donde reyes y republicanos, capitalistas y comunistas, Stalinistas y Trotskistas, ateos y
religiosos y el clero y sus enemigos se encuentran, es la ciudad de la muerte. Para el
incrédulo, más allá de la muerte sólo hay el remordimiento.
Mis queridos amigos ateos, hemos pasado unas pocas horas juntos. Ahora nos
separamos.
En la Biblia se cuenta la historia de que cuando los judíos eran esclavos en Egipto,
hubo una oscuridad alrededor de los egipcios por tres días. Mientras que la oscuridad
alrededor de los egipcios era tan densa que no podían verse el uno al otro, todos los hijos
de Israel gozaban de luz (Ex. 10:22-23). Esta luz es la palabra de Dios. El pueblo de Dios
tenía esta luz y resplandecía en sus corazones.
Se cuenta que cuando Palestina estaba bajo el gobierno de los turcos, un pachá cruel
prohibió a los judíos encender luces de noche. Las ciudades estaban completamente
sumidas en la oscuridad.
Sin embargo, en Safed, las ventanas de la casa del rabino José Caro brillaban en la
noche. El rabino leía las Escrituras. Los guardias avisaron al pachá lo que sucedía. Este
inmediatamente se dirigió a la casa del rabino y lo vio inclinado sobre la Biblia, en tanto
que el cuarto entero estaba iluminado por una luz que provenia de las paredes, a pesar de
que ninguna lámpara ardía en el cuarto. Las paredes estaban cubiertas por luciérnagas. Ellas
daban la luz.
El rabino explicó al pachá: "La ley de Dios no solamente ilumina las vidas de los que
la estudian, sino también hace que las luciérnagas alumbren."
Algunos de Uds., mis oponentes ateos, y aquellos que les han creído, habrán de leer
estas líneas. Estoy seguro de que serán iluminados aunque sus mentes hayan estado
obscurecidas por las calumnias de Uds. contra la Palabra de Dios; y la luz resplandeciente,
la luz de Cristo, derramará su calor y hermosura a través de tierras comunistas.
32. UNA PALABRA FINAL
Comprendemos a los pobres ateos, que tienen que hablar como se les manda. Pero si
un fondero da mal vino, puede calmar su conciencia dándolo en pequeña cantidad.
Han escrito un libro aburrido. No es su culpa. Todo hombre tiene un vacío hecho por
Dios en su corazón. En lugar de llenar este vacío con Dios, escribieron un libro sobre la
estructura y hermosura de un vacío.
Tenían que escribirlo. Los libros ateos son los únicos libros sobre el ateísmo,
mientras que Lutero dijo: "Nuestro Señor ha escrito la promesa de la resurrección no sólo
en los libros, sino en cada hoja de la primavera."
Sí, su libro es aburrido. Pero es también venenoso para las mentes que no tienen la
libertad de leer libros cristianos y así llegar al conocimiento de la verdad. Uds. son como
alguien que desvía a las orugas contándoles que todos sus esfuerzos son vanos, que nunca
llegarán a ser hermosas mariposas. Ustedes dicen a los pimpollos que nunca llegarán a ser
hermosas flores. Ustedes matan las almas de los hombres diciéndoles que nunca llegarán a
ser como Cristo en esta vida y en el paraíso por toda la eternidad.
Por tanto les doy el consejo que Sonia dio al asesino Raskolnikov: "Levántate. Ve
ahora mismo, este mismo minuto, y párate en la encrucijada; luego inclínate y besa primero
la tierra que has contaminado, y luego inclínate a todo el mundo, a los cuatro puntos
cardinales, y di a ellos en alta voz, “He matado” Entonces Dios te enviará vida otra vez.
¿Irás? ¿Irás?"
Como ustedes, yo fui ateo hasta el día en que recobré el juicio e hice literalmente lo
que Sonia aconsejó. Ahora me estremezco ante la vida de violencia y sufrimientos que los
espera si continúan en su ateísmo. Yo fui encontrado por Cristo, y salvado del ateísmo, del
crimen.
Según la Biblia el hombre no vive solo de pan, sino precisa “toda palabra que sale de
la boca de Dios” (Mat. 4:4). Por eso, apreciado lector, le recomendamos leer la Biblia y
alimentarse de la Palabra que sale de la boca de Dios. Como guía recomendamos leer los
devocionales diarios como el ejemplo que sigue: