GUION ADORACIÓN Y MISA POR LAS VOCACIONES Ene 2025

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GUION ADORACIÓN Y MISA POR LAS VOCACIONES

Jueves 02 de enero de 2025

INTRODUCCIÓN: Querida comunidad, nos encontramos en este primer jueves del año
para unirnos en oración como iglesia diocesana, encomendando al Señor el año que
comienza y para pedirle que siga enviando vocaciones a su Iglesia, capaces de anunciar
y construir el Reino en este tiempo.
Con la alegría y la esperanza que nos vienen de Dios, comenzamos esta adoración, este
tiempo de intimidad y oración con Jesús Eucaristía.
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO – CANCIÓN
MOMENTO 1: Peregrinos de Esperanza
Estamos iniciando un nuevo año, un tiempo de oportunidades y de proyectos. Y también
se suma que este 2025 es un tiempo de gracia del Señor. Estamos viviendo el Año
Jubilar, una ocasión donde estamos invitados a reavivar la Esperanza en Jesús.
Esperanza que no engaña ni defrauda, porque está fundada en la certeza de que nada ni
nadie podrá separarnos nunca del amor de Dios.
Esperanza que se fundamente en la experiencia viva del amor de Dios, que suscita en el
corazón la esperanza cierta de la salvación en Cristo. Por eso, somos llamados a
ponernos en camino como gesto típico de quienes buscan el sentido de la vida. La
peregrinación a pie favorece mucho el redescubrimiento del valor del silencio, del
esfuerzo, de lo esencial.
Pidámosle al Espíritu, quien suscita en nosotros la esperanza, que nos alcance este don.
Que ante todo, podamos descubrir ese amor con que Dios nos ama, y desde esta
experiencia, podamos vivir y anunciar a los demás esta Buena Noticia que nos trae
alegría y esperanza.
Y como peregrinos, sabiendo que nuestra meta es Jesús y la vida y comunión con Dios,
pidámosle que nos muestre cuál es el camino que nos invita a recorrer. Si sos joven, no
temas en preguntar y responder sabiendo que lo que Dios quiere es nuestra felicidad. Si
ya tomaste una opción, pedile que te fortalezca para ser perseverante y fiel,
descubriendo la novedad del llamado que día a día nos hace.
MOMENTO 2: Mensajeros de paz
Nos invita también el Papa Francisco, a que “el primer signo de esperanza se traduzca
en paz para el mundo”. Dejemos que el Jubileo nos recuerde que los que «trabajan por la
paz» podrán ser «llamados hijos de Dios» (Mt 5,9). Que no falte el compromiso de la
diplomacia por construir con valentía y creatividad espacios de negociación orientados a
una paz duradera.
Nuestra vocación, reconociéndonos hijos e hijas del mismo Padre, nacidos para ser libres
según la voluntad del Señor, nos hace hermanos y hermanas. Por eso, también nos
sentimos llamados a ser voz de tantas situaciones de explotación de la tierra y de
opresión del prójimo.
Tenemos la llamada de mirar la vida llena de entusiasmo para compartir con los demás,
ayudando a cambiar y transformar muchas situaciones con falta de perspectiva, que se
vuelven tristes. Ahí, estamos invitados con nuestras vidas y con la ayuda del Espíritu a
llevar la alegría, la paz y la esperanza. Mostrar el valor que tiene la vida, que la vida
tiene un sentido, que la vida hay que cuidarla, hay que comunicarla, que podemos
también seguir transmitiendo la vida en familia, con hijos e hijas, que son también la
esperanza de los pueblos.
Señor, te pedimos que nos ayudes a darnos cuenta del valor de la vida, a que la
valoremos, la cuidemos, y la protejamos. Que podamos formar lazos de hermandad, de
unidad. Que los pueblos del mundo vivan la paz, y que nosotros seamos instrumentos de
paz.
MOMENTO 3: Testigos de una vida plena
Toda vocación, sacerdotes, religiosos y religiosas, consagrados, matrimonios, familias,
laicos, misioneros, todos estamos llamados, desde nuestro lugar a la evangelización.
Todos los bautizados, cada uno con su propio carisma y ministerio, debemos ser
corresponsables, para testimoniar la presencia de Dios en el mundo, con la
multiplicidad de signos de esperanza.
La vida que dura para siempre es la meta a la que tendemos en nuestra peregrinación
terrena (cf. Rm 6,22). Más allá de este umbral está la vida eterna con Jesús, que consiste
en la plena comunión con Dios, en la contemplación y participación de su amor infinito.
¿Qué caracteriza, por tanto, esta comunión plena? El ser felices. La felicidad es la
vocación del ser humano, una meta que atañe a todos.
Necesitamos una felicidad que se realice definitivamente en aquello que nos plenifica, es
decir, en el amor, para poder exclamar, ya desde ahora: Soy amado, luego existo; y
existiré por siempre en el Amor que no defrauda y del que nada ni nadie podrá
separarme jamás. Recordemos una vez más las palabras del Apóstol: «Porque tengo la
certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni
lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura
podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor»
(Rm 8,38-39).

MOMENTO 4:
Señor, llegando al final de este momento de oración, queremos presentarte nuestras
intenciones. Aquellas que van brotando de la necesidades de nuestro pueblo. A vos,
Señor, te las confiamos: A cada intención respondemos “En ti confiamos, Señor”
Por la Iglesia, para que siga siendo luz y sal, que dé testimonio de la Esperanza,
fundamentada en el amor con que Dios nos ama. Oremos
Por los hermanos y hermanas que más sufren, los migrantes, los enfermos, los
“descartados”: jóvenes, ancianos, niños por nacer, para que podamos romper las
cadenas de la injusticia y, así, proclamar la justicia de Dios, desde un cambio cultural y
estructural fundado en el Evangelio. Oremos
Para que todos nos reconozcamos hijos del Padre y, ante Él, nos confesemos todos
deudores, pero también todos necesarios, necesitados unos de otros, según una lógica
de responsabilidad compartida y diversificada. Oremos
Para que busquemos la verdadera paz, que es dada por Dios a un corazón desarmado:
un corazón que no se empecina en calcular lo que es mío y lo que es tuyo; un corazón
que disipa el egoísmo en la prontitud de ir al encuentro de los demás; un corazón que no
duda en reconocerse deudor respecto a Dios y por eso está dispuesto a perdonar las
deudas que oprimen al prójimo; un corazón que supera el desaliento por el futuro con la
esperanza de que toda persona es un bien para este mundo. Oremos
Juntos recemos la oración por las vocaciones
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES
Jesús, que sientes compasión
al ver a la multitud que esta como ovejas sin pastor,
Suscita en nuestra Iglesia de Merlo-Moreno
una nueva primavera de vocaciones.

Te pedimos nos concedas sacerdotes, pastores según tu corazón,


Que nos alimenten con el pan de tu palabra y en la mesa compartida
De tu cuerpo y de tu sangre.

Consagrados, varones y mujeres enamorados,


Que por su santidad sean testigos del reino.

Laicos, familias, misioneros


que en medio del mundo, den testimonio de ti
con su vida y su palabra.

Buen Pastor, fortalece a los que elegiste


y ayúdalos a crecer en amor y santidad,
Para que respondan plenamente a tu llamado.

María de Guadalupe, Madre y patrona de nuestra Iglesia de Merlo-Moreno,


Ruega por nosotros.
Amén

RESERVA DEL SANTÍSIMO - Canción


MISA POR LAS VOCACIONES – Merlo-Moreno
02 de enero – Memoria San Basilio Magno y san Gregorio Nacianceno

ENTRADA: Querida familia, nos encontramos en este primer jueves del año, en los inicios del Año
Jubilar, para unirnos en oración pidiendo por las vocaciones de nuestra diócesis de Merlo-
Moreno. Animados y fortalecidos por esta esperanza que nos trae la presencia del Señor en medio
nuestro y con lo que traemos en el corazón, comenzamos esta Santa Misa, poniéndonos de pie y
cantando:
LECTURAS: Con un corazón atento para escuchar a Dios, nos disponemos a recibir Su Palabra,
que es siempre un mensaje de esperanza.
 Primera lectura (1ra Carta San Juan 2,22-28)
 Salmo 97,1-4 R. ¡El Señor manifestó su victoria!
 Evangelio (San Juan 1,19-28): Nuestra vida, quienes somos y lo que hacemos debe estar
centrada en Jesús. Nos ponemos de pie para la proclamación del Evangelio, y cantamos
“Aleluya”.
INTENCIONES: A cada intención respondemos “Jesús, esperanza nuestra, escúchanos”
 Para que en este año jubilar la Iglesia, el Papa, los obispos y todos los bautizados sigamos
anunciando el Mensaje de Esperanza que nos trae Jesús. Oremos
 Para que la voz de Dios se escuche en cada rincón del mundo y de nuestra sociedad, para
que podamos vivir la unidad, la paz, y sobre todo, que podamos tratarnos como hermanos
cuidando y atendiendo a quienes están más necesitados y vulnerables. Oremos
 Por quienes cargan con la cruz de la enfermedad, del desempleo, de vivir sin un hogar, que
este tiempo se vean renovadas sus esperanzas, con nuestra ayuda y acompañamiento.
Oremos
 Para que muchos jóvenes puedan escuchar la llamada que Dios les hace, respondiendo con
generosidad a amar y servir como Jesús, en la vida sacerdotal y religiosa para nuestra
diócesis. Oremos
 Por todos nosotros, renovados en la llamada que el Señor nos hace y siendo peregrinos de
esperanza, para que podamos trabajar por un mundo más unido, con un trato más humano,
que cuide la vida en todos sus momentos, con la mirada puesta en Jesús y en la comunión
con Dios, nuestra meta. Oremos
OFRENDAS: El Señor es quien nos provee todo lo necesario para nuestra existencia. Por eso, con
un corazón agradecido, junto al pan y el vino, presentamos el propósito de colaborar con nuestro
trabajo en la construcción de un mundo más humano. Acompañamos cantando:
COMUNIÓN: Jesús, es nuestro alimento espiritual, que nos fortalece en la misión y vocación de
cada día. Acerquémonos a recibirlo, mientras cantamos:
DESPEDIDA: Dando gracias a Dios por lo celebrado, y encomendando este año en sus manos y en
la intercesión de nuestra Madre, la Virgen María, nos despedimos cantando:

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