Módulo de Contenidos_Materia Nº 8
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MÓDULO 8
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INDICE
Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
2
Capítulo 3
3
INTRODUCCIÓN
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CAPÍTULO 1
CONCEPTO DE PSICOMOTRICDAD
EN EL CAMPO EDUCATIVO
Cuando las ciencias humanas estaban regidas por el paradigma dicotómico, que
entendía al hombre como resultado de la adición de dos elementos, cuerpo y
espíritu, soma y psique, parecía incuestionable que la competencia del profesor de
Educación Física, como su propia denominación indicaba, se refiriera,
exclusivamente, a la parte material, al cuerpo, al soma. Muy pronto, en Francia,
desde el ámbito de la medicina primero y desde la psicología después, surgieron
aportaciones diversas bajo el apelativo genérico de «psicomotricidad».
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En efecto, en los albores del siglo xx, precisamente en el campo de la patología, el
médico francés Ernest Dupré introdujo el término «psicomotricidad» cuando
estudiaba la debilidad motora en los enfermos mentales. Las ideas de Dupré en
torno a los trastornos psicomotores cayeron en el terreno fértil de diversos campos
de la ciencia como la psicología genética (Wallon), la psiquiatría infantil
(Ajuriaguerra) y la pedagogía (Picq y Vayer, Le Boulch y Lapierre y Aucouturier),
entre otras disciplinas.
Tras este término se acogen multitud de concepciones, que muchas veces no son
más que distintos enfoques teóricos sobre un mismo compromiso central. Como
señala Pastor Pradillo (1994), es muy frecuente encontrarnos con cuerpos de
doctrina semejante bajo denominaciones muy variadas que sustituyen al término
de educación física por: educación psicomotriz, psicomotricidad educativa,
educación psicomotora, motricidad, educación vivencial, expresión dinámica,
expresión corporal, educación motriz, motricidad relacional, psicocinética o
educación por el movimiento, educación física de base, etc. Junto a esta
renovación se revisan los objetivos, los recursos y, como consecuencia, la praxis
pedagógica y los procedimientos de intervención.
Sin embargo, todo parece indicar que los nuevos planteamientos con los que se
llega al siglo XXI se interesan más por una perspectiva holística, global, integral y
conductual, llámese motricidad o actividad física, abandonando las perspectivas
analíticas, tan útiles hasta ahora.
Este proceso no es otra cosa que la aplicación y el reflejo de una nueva forma de
entender al hombre y, por tanto, de entender el cuerpo y las relaciones que entre
distintas dimensiones de su naturaleza puedan establecerse. Esta formulación, en
la que ya no es posible distinguir los distintos aspectos para otorgarles
tratamientos independientes e inconexos, proporciona a la educación física una
ampliación de sus posibilidades de intervención y, al mismo tiempo, le impone
nuevas competencias y le proporciona otros fines.
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En este sentido, la educación física en la actualidad, aunque con más de medio
siglo de retraso, ha ampliado sus responsabilidades para abarcar aquellas que
incluyen desde potenciar las condiciones físicas básicas o de desarrollo de
determinadas destrezas deportivas, hasta interesarse por aquellos otros objetivos
que la comprensión unitaria del hombre le permite y le exige ahora: los ámbitos
afectivo, cognitivo, tónico-emocional y simbólico. Más adelante se contemplará la
globalidad de la conducta analizando los factores perceptivos, los factores motores
y los factores emocionales y relacionales.
Por otro lado, en una sociedad en la que ya nos estamos planteando como
problema ligado a la salud el excesivo sedentarismo de nuestro jóvenes, debemos
admitir que resulta absolutamente necesario que, en los diferentes contextos de
desarrollo, se respete la necesidad de movimiento en la infancia y ya desde los
primeros años se empiecen a consolidar hábitos de actividad física.
Al margen de los avatares del pasado, hoy parece reconocerse que la educación
física debe ocupar el lugar que le corresponde en la configuración de una
educación de calidad. Adquiere una especial relevancia en determinadas etapas
educativas ya que busca el desarrollo armónico del cuerpo como medio o como
instrumento para alcanzar la madurez humana, la armonía, un autoconcepto
positivo y una razonable autoestima. Es, también, un ámbito adecuado para el
cultivo y desarrollo de actitudes positivas y de valores individuales y sociales de
gran entidad; por lo tanto, tiene su propia importancia y aporta su contribución a la
educación integral de las personas, dado que proporciona experiencias que
originan tanto actitudes positivas, cuanto más tempranas mejor, como negativas o
de fracaso. Es por eso que los planteamientos generales sobre la educación física,
como sobre cualquier otra manifestación formativa, deben acomodarse a los
destinatarios de la misma.
Hoy en día está suficientemente claro que, en los primeros años, unas apropiadas
clases y cantidades de actividades físicas pueden no solo enriquecer la vida de los
niños, sino también contribuir al desarrollo físico, social y cognitivo. Así, en
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ninguna otra etapa de la vida es tan importante la educación física como en los
años preescolares. La clave para este desarrollo es, por tanto, «una apropiada
variedad y cantidad.
Por su parte, Piaget (1936) sostiene que mediante la actividad corporal el niño
piensa, aprende, crea y afronta sus problemas, lo que lleva a Arnaiz a decir que
esta etapa es un período de globalidad irrepetible y que debe ser aprovechada por
planteamientos educativos de tipo psicomotor, debiendo ser este:
[...] una acción pedagógica y psicológica que utiliza la acción corporal con el fin de
mejorar o normalizar el comportamiento general del niño facilitando el desarrollo
de todos los aspectos de la personalidad.
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La educación infantil comprende el período que abarca desde el nacimiento hasta
que comienza la enseñanza obligatoria, es decir, entre los 0 a los 4/6 años.
Podremos comprobar que lo que se enseña y cómo se enseña a través de la
motricidad, de manera sistematizada en la clases durante la educación infantil,
contribuye ampliamente a lograr dicho objetivo.
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Los factores físico-motores: cuerpo instrumental, físico, locomotor,
adquiriendo patrones motores y habilidades motrices básicas a medida que
la motricidad evoluciona. Factores que tienen que ver con la adquisición del
dominio y el control del cuerpo, que favorecen el equilibrio y la práctica de
movimientos naturales, que potencian el desarrollo de la condición física,
que enriquecen el comportamiento motor, que buscan la eficacia corporal.
El cuerpo solicitado por los factores físico-motores es el cuerpo
instrumental, locomotor, físico. Un cuerpo que:
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conducta de los niños –a través de la interrelación de los contenidos motrices–
para contribuir a la mejora de su educación integral y global como ser humano,
enfocada hacia la adquisición de una serie de contenidos.
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¿QUÉ ES EL DESARROLLO MOTOR?
Por ejemplo, los bebés aprenden a caminar sólo cuando la maduración del
sistema nervioso les permite controlar ciertos músculos de las piernas, cuando sus
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piernas han crecido lo suficiente como para soportar su peso y una vez que han
adquirido otras habilidades previas.
Inicialmente se pensaba que este desarrollo era un reflejo directo de los cambios
madurativos en el sistema nervioso central. Actualmente se sabe que este proceso
es bastante complejo, ya que integra aspectos del individuo como sus
características físicas, estructurales y emocionales, estímulos externos que
abarcan el medio ambiente en el que opera y la tarea / movimiento que realiza con
un propósito. Es un proceso bastante dinámico y la interacción de estos tres
componentes da lugar a la adquisición y desarrollo de habilidades motoras.
Varios factores, sin embargo, pueden poner en peligro el curso normal del
desarrollo de un niño. Estos se definen como factores de riesgo de una serie de
factores biológicos o ambientales que aumentan la probabilidad del déficit en el
desarrollo psicomotor de las condiciones del niño.
Cuanto mayor sea el número de factores de riesgo activos, mayores serán las
posibilidades de déficits en el desarrollo.
El desarrollo motor atípico no está relacionado necesariamente a la presencia de
cambios neurológicos o estructurales (incluso los niños que no tienen secuelas
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graves pueden presentar déficit en algunas áreas de su desarrollo neurológico).
En los primeros años de vida (primeros 12 a 18 meses) hay una mayor plasticidad
del cerebro, lo que permite la optimización de los beneficios del desarrollo motor.
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METODOLOGÍAS PARA EL EJERCICIO PSICOMOTRIZ
EN LA EDUCACIÓN INFANTIL
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Diversos autores han estudiado formas de organizar los espacios y los materiales
para potenciar el desarrollo global de la motricidad, como el acondicionamiento de
los patios de recreo (Larraz y Figueroa), los lugares-acción (Vaca), los ambientes
de aprendizaje (Blández) y los espacios de acción y aventura (Mendiara Rivas).
Es evidente que cada espacio y cada material reúnen una serie de condiciones
peculiares y, además, cada material tiene características que le son propias, todo
lo cual impulsa determinadas reacciones motrices en los niños, por lo que
tenemos que tener presente que cada espacio se puede acondicionar y dotar de
materiales apropiados para favorecer determinados comportamientos. Y nosotros,
desde la educación física debemos de acoger todas estas premisas y estimar que
podemos establecer dinámicas educativas distintas, encaminadas a trabajar no
solo los aspectos componentes del ámbito motor sino también los cognitivos,
afectivos y sociales-relacionales, aprovechando las características de los espacios
y de los materiales. Por lo tanto, según cómo se organice la circunstancia
ambiental se puede potenciar la aparición de comportamientos específicos.
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conductas motrices concretas que respondan a los objetivos planteados. De la
misma forma que la acción, la experimentación, el juego y la interacción de los
niños con sus compañeros y con el adulto, en un ambiente distendido y afectuoso,
son factores y recursos que cumplen un papel esencial para que pueda producirse
el crecimiento personal.
No debemos de olvidar las ropas mismas del niño para trabajar la identidad
personal. En este sentido, las utilizaremos para hacer lo propio con la autonomía
en el vestirse y desvestirse, abrochando y desabrochando botones, hebillas y
presillas, subiendo y bajando cremalleras/cierres, o trabajando los colores y
texturas.
Si la sala nos lo permite, será conveniente tener materiales colgados del techo –
cuerdas, escaleras de cuerda, barras, espalderas en la pared– lo que hará posible
trabajar los giros, los reflejos de caídas desde ciertas alturas, el control tónico
postural, el equilibrio, la coordinación dinámica general y la coordinación
visomotriz. Así como también será necesario contar con otros materiales, tales
como rompecabezas, pelotas, aros, balones, bancos suecos y telas, que por su
color, forma y textura servirán para el trabajo corporal y que ayudarán a potenciar
la marcha, el gateo, las trepas, a desarrollar la orientación y estructuración
espacial, la coordinación de movimientos, el equilibrio, el tono, la postura, la
relajación, la respiración, etcétera.
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Por tanto, vemos que son múltiples los materiales que podemos utilizar, y su
elección estará relacionada con el tipo de actividades que vayamos a desarrollar,
de la metodología que empleemos y de los objetivos o contenidos programados.
Así pues, nuestras propuestas de acción dependerán de la creatividad del
maestro, de las mismas disponibilidades del centro y de la organización y
distribución que hagamos de dichos materiales.
Pero es bien cierto que esta riqueza de propuestas requiere amplitud de recursos
metodológicos por parte del maestro y, a la vez, flexibilidad en su desarrollo, por lo
que aquel debe de ser capaz de poner en marcha su forma personal de afrontar
las exigencias de la tarea educativa en cada sesión y en cada acontecimiento de
la misma, ya que no todos los niños siguen siempre, ni responden igual, a las
intenciones educativas previstas inicialmente por el docente, de ahí las
competencias y recursos del docente para acomodar su acción educativa dentro
de un amplio abanico de posibilidades que le permitirán oscilar convenientemente
entre la directividad y la no directividad.
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En relación a la estructura de las sesiones o de las clases de nuestra asignatura,
nos estamos refiriendo a una organización del espacio, del tiempo y de las
normas, es decir, a un guión que vertebra, acoge y explica las interrelaciones que
se producen entre el alumnado, el maestro y el contenido de enseñanza-
aprendizaje.
MODELO DE SESIÓNES:
EJEMPLO 1
Ritual de entrada: consistirá en el desplazamiento desde el aula al
espacio o sala-gimnasio de Educación Física.
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EJEMPLO 2
1. De preparación de los rincones de la sala.
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Brilla con luz propia la función del juego como instrumento de desarrollo motor de
una manera lúdica, pero a la vez, y si cabe, más importante, como contexto en el
que observar las conductas motrices significativas cuyo análisis y manipulación
constituyen la verdadera esencia de la educación física, que en este nivel
educativo se confunde con la educación en general.
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El juego motor será el principal medio para alcanzar los logros motores, ya que en
él se concilian acción, pensamiento y lenguaje (Bruner), acción, símbolo y regla
(Piaget) e integración. Porque el juego permite construir de manera integral
funciones tan importantes como el tono, el equilibrio, la lateralidad y las conductas
perceptivo-motrices, a la vez que conocer y adaptarse al medio físico y social.
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Concreción práctica de educación motriz en dibujos y animada
Las propuestas motrices que se realizan para los jardines de infancia o escuelas
infantiles, y colegios de infantil y primaria están dirigidas al desarrollo general o
mejora de los factores perceptivos, motores, físico motores y afectivo-relacionales
que componen integralmente al niño; de ahí que nuestra intervención desde la
educación física esté destinada al completo desarrollo, al desarrollo armónico y
equilibrado de los aspectos constitutivos de la personalidad infantil. El compromiso
es con la multiplicidad de vertientes y significados de una misma actividad.
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propuestas de educación física se presentan como «ambientes de aprendizaje» y
«espacios de acción y aventura», bajo tareas motrices con músicas y cuentos
introductorios en torno a tópicos como el mundo de los animales, las estaciones
del año, la navidad, el carnaval, un paseo por mi ciudad, el circo, los personajes
de los cuentos, etcétera.
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La expresividad corporal (control tónico, relajación, posibilidades
expresivas).
La creatividad (idear ejercicios, proponer iniciativas de juego, fantasía,
imaginación, etc.).
Las relaciones sociales (aproximarse al grupo, hacer contacto visual, dejar
y pedir objetos, agradecer, ponerse de acuerdo, compartir). En definitiva,
propiciar el desarrollo de actividades con el entorno próximo, natural, y en
espacios recreativos con los iguales y con los adultos.
La expresión de emociones (alegría, afecto, cariño, amor, enfado, etc.).
La mejora de la autoestima y de las habilidades sociales (disfrutar de las
relaciones con los demás, realizar y aceptar juegos que se ajusten a las
posibilidades y limitaciones personales, observar a los otros).
La aceptación y el cumplimiento de normas (respetar límites, seguir
consignas, controlar pulsiones de gritos, risas, miedos, ruidos).
No cabe ninguna duda de que los tiempos y las personas cambian, tal como nos lo
recuerda Lewis Carroll en Alicia en el país de las maravillas, cuando la
protagonista le asegura a una oruga: «[...] por lo menos sé quién era yo cuando
me levanté esta mañana, pero me parece que debo haber cambiado varias veces
desde entonces». En efecto, porque la capacidad de transformación es una
característica del ser humano, es que los docentes no podemos empeñarnos en
reproducir modelos didácticos del pasado que, por obsoletos, estarían fuera del
contexto socio-educativo actual.
Los enfoques y las actividades que aquí se sugieren están fuertemente
relacionados con el enriquecimiento del encuentro de los niños en la escuela: el
encuentro consigo mismos, con los demás y con el entorno, a través de las
actividades motrices y el desarrollo de los sentidos.
Hemos señalado cuál es el estado del desarrollo del conocimiento de la Educación
Física en la educación infantil, de la metodología, de la práctica, y nos hemos
sumergido en conceptos más amplios con el fin de dar a conocer una teoría
global, que abarca desde la necesidad de la asignatura en esta etapa hasta la
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funcionalidad. Muchas veces se aspira a la motricidad por sí misma, cuando
existen mecanismos sutiles que deben hacer surgir un mundo interior –que el niño
desconoce– mediante pautas no solo concretas, sino perfectamente
sistematizadas aunque no por eso rígidas. El docente debe ayudar a que ese
mundo emerja, pero desarrollando pautas de trabajo basadas en un profundo
conocimiento de los factores que afectan al cuerpo pues, será el maestro el
encargado de que los niños se interesen por el conocimiento de todo lo que forme
parte del ambiente, del contexto o del entorno.
Si un niño es agresivo, encogido o tímido, lo será en cualquier espacio, y habrá de
ser en todos los espacios que deberemos tenerlo en cuenta. Pero quizás sea en la
sala-gimnasio de educación física, al trabajar aspectos o factores afectivo-
relacionales, que podemos encontrar ese lugar adecuado y ese tiempo preciso
para operar especialmente en esa faceta de su personalidad, tratando de
mejorarla. En el mismo sentido, si un niño es impulsivo o temeroso ante
situaciones de actividad que desarrollamos en el gimnasio, hemos de encontrar
los espacios y montajes adecuados para incidir en ese aspecto con un trabajo de
factores físico-motores. De igual manera, si es despistado o se distrae con
facilidad, habrá que abordar la dificultad con un trabajo de factores perceptivo-
motores.
Es, pues, nuestra propuesta, que desde todos los espacios trabajemos
integralmente la personalidad del niño, lo que supondrá atender cada uno de los
comportamientos e incidir especialmente en cada una de sus manifestaciones. Por
lo tanto, incluso desde la planificación de las sesiones, las deberemos llevar a
cabo de tal modo que los niños en su conjunto puedan desarrollar la totalidad de
los aspectos de su personalidad. Esto implica que en los ejercicios no deben de
primar unos aspectos por encima de otros, sino que se les ha de conceder a todos
el mismo valor. Pues la práctica de la educación física conlleva la conjunción
armónica de los tres aspectos descriptos, los cuales componen la personalidad.
Sin duda, la praxis en este ámbito curricular, atravesado y complementado por la
que se desarrolla en las otras áreas, conseguirá el enriquecimiento del
equipamiento personal de los niños en todas sus capacidades, no solo en el
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aspecto cognitivo o instrumental. Y con ello, la escuela infantil realiza su principal
aportación a la mejora de la calidad de vida de la infancia: establecer el primer
marco, diseñar la apertura a un proyecto personal de vida interesante y acorde
con lo que serán las opciones y condiciones básicas del futuro próximo. Ya que,
sin duda, el gran compromiso de la educación infantil es posibilitar que los niños
pequeños inicien su recorrido vital en mejores condiciones, con una mejor puesta
a punto de sus capacidades básicas y con un más amplio y variado registro de
experiencias, que les ponga en situación de aprender cada vez más y con mayor
satisfacción. Es nuestro deseo vehemente que, entre todos, podamos lograrlo .
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DESARROLLO PSICOMOTOR DE 0 A 1 AÑO
Recién nacido: Mira bien, pero sólo tiene un alcance de 15 a 20 centímetros. Esta
es la distancia entre el pecho y la cara de la madre. No puede enfocar, mira
directamente a los ojos y debemos entrar en su campo de visión. Ha desarrollado
plenamente el sentido del olfato, tiene paladar y todavía no tiene control de la
cabeza, a pesar de que ya es capaz de mover los brazos, gesticular y estirarlos.
2 meses: Es capaz de levantar la cabeza por sí sola durante más tiempo cuando
está acostado boca abajo. Ya puede mantener la cabeza recta por un tiempo.
3 meses: Al tumbarse boca abajo ya es capaz de utilizar sus brazos como apoyo y
levantar totalmente la cabeza. Empieza a sentarse con la cabeza alineada al
cuerpo.
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6 meses: Utiliza los miembros para moverse, rodando hacia atrás y adelante.
Apoya la mayor parte de su peso en las extremidades superiores e inferiores, se
sienta con la espalda recta y sin apoyo, transfiere objetos de una mano a la otra y
tiene una mejor coordinación ojo / mano.
8 meses: Tiene más fuerza y control sobre sus movimientos musculares, que
utiliza para explorar y satisfacer su curiosidad por el mundo, lo que es más
frecuente en esta etapa.
14 meses: Puede comenzar a dar sus primeros pasos y caminar distancias cortas.
En este punto, caminar se está convirtiendo en una tarea donde se encuentra más
seguro y ya está más o menos establecido, aunque todavía necesita ayuda para
levantarse.
Será capaz de pasar las páginas de un libro si ha tenido libros cerca y ha ido
practicando.
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DESARROLLO PSICOMOTOR DE 1 A 2 AÑOS
(autonomía y curiosidad)
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Si antes de los dos años usan una mano de forma preferente puede denotar un
problema motor en la mano que no usan. Hasta los dos años no se muestra la
predominancia de una mano sobre la otra.
Desarrollo visual
Los niños con 1 año ya tienen el fondo de ojo formado. Las lágrimas ya son
normales. Y las obstrucciones del lagrimal frecuentes en el primer año de vida, se
han resuelto. La agudeza visual es casi completa a partir de los 18 meses.
Ambos ojos deben recibir por igual los estímulos visuales. De esta forma se
evitará que un ojo vea mejor que el otro. Así se puede prevenir lo que se llama
“ojo vago”. Si el niño gira la cabeza o desvía un ojo al mirar debe de comentarlo
con su pediatra.
A los 15-18 meses el niño mira las ilustraciones de los cuentos con interés. Puede
reconocer los objetos de los cuentos.
Desarrollo auditivo
La capacidad de oír funciona bien al nacer. Por lo tanto, si con 1 año no responde
a los sonidos, no se gira cuando se le llama o no inicia el lenguaje, son motivos
para ir a su pediatra.
- A los 12 meses los niños ya saben el significado de muchas palabras y el
nombre de sus padres.
- A partir de los 12 meses dicen sus primeras palabras. Éstas van en aumento
hasta los 2 años.
- Entre los 15 y los 18 meses ya señala las partes de su cuerpo cuando se le
nombran.
- Y con 16 meses da los objetos que se le piden y ya identifica sonidos a distancia.
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- Con 18 meses entiende preguntas sencillas. Ya contesta con si o no y entiende
frases completas. Cuando se les lee un cuento identifican y relacionan lo que oyen
con las imágenes.
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Bibliografía de referencia para capítulo 1
36
- Kaufmann, V. (2000): «Conocer el ambiente. Una propuesta para las ciencias
sociales y naturales en el nivel inicial» en A. Malajovich, (coord.), Recorridos
didácticos en la educación inicial. Buenos Aires: Paidós.
- Vayer, P. (1973): El niño frente al mundo. Barcelona: Científico Médica.
- Vygotsky, L. S. (1979): El desarrollo de los procesos psicológicos
superiores. Barcelona: Crítica.
- Zúgaro, R. E. (1992): Guía para la enseñanza de las danzas folklóricas en la
escuela primaria. Buenos Áires: La Obra (Información didáctica).
- Wallon, H. (1980): La evolución psicológica del niño. Barcelona: Crítica.
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CAPÍTULO 2
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construyendo mediante el contacto con la madre y la interacción con los objetos y
el entorno. Por ello es muy importante la estimulación desde la vida intrauterina y,
mucho más, a partir del nacimiento.
En la etapa de educación inicial, la estimulación servirá para potencializar las
capacidades del niño. A continuación se explicará qué es la psicomotricidad para
comprender su importancia en el desarrollo humano. La palabra está compuesta
por dos vocablos: psico, que se refiere a la psique (pensamiento, emoción), y
motricidad, basada en el movimiento y el desarrollo motor. Por lo tanto, la
psicomotricidad es una disciplina que estudia e interviene en el desarrollo motor
en vinculación con el pensamiento y las emociones. El movimiento es la base de
la psicomotricidad, esto es importante para el bebé porque cada acción que realiza
tiene sentido para su desarrollo y aprendizaje. La psicomotricidad es utilizada
como una técnica que favorece el desarrollo integral del individuo. De esta
manera, existe una interacción entre el cuerpo y el entorno, entre los componentes
biológicos, cognoscitivos y psicosociales de la persona.
Patrones de movimiento
Al inicio de la vida, los movimientos de los bebés son sólo reflejos; encontramos
reflejos de supervivencia, como la succión, la prensión y la deglución; reflejos
posturales, como el de reptación (arrastrarse) y el de marcha, entre otros. Éstos se
presentan como respuestas reflejas (no existe anticipación ni planeación del
movimiento) ante un estímulo. Con el tiempo algunos reflejos desaparecen y otros
se convierten en reacciones posturales. Así, elementos como el equilibrio y los
giros corporales le darán al niño la oportunidad de llevar a cabo su actividad motriz
o desarrollo motor. El movimiento en el ser humano sigue una evolución
determinada por la genética. Los procesos de movimiento se presentan en todos
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los niños de cualquier parte del mundo y se manifiestan casi en los mismos
tiempos, aunque pueden variar según la cultura y el entorno. Un ejemplo de ello es
que en algunas comunidades se acostumbra llevar a los bebés cargados sobre la
espalda con rebozos. Esto puede posponer un poco el patrón de marcha, pero no
es algo negativo, pues favorece un mejor desarrollo en el ámbito psicosocial
gracias al contacto corporal con la madre y los estímulos auditivos y de
movimiento que lo acompañan constantemente.
Estos procesos que se presentan en los niños se llaman patrones de movimiento;
se manifiestan de manera secuenciada de acuerdo con la maduración neurológica
basada en dos leyes de desarrollo:
2. Proximodistal. Control del tronco del cuerpo hacia los brazos y las piernas. Los
patrones de movimiento están clasificados de la siguiente forma:
2.1- Básicos: de 0 a 18 meses.
2.2- Maduros: de 18 meses a 3 años.
2.3- Manipulativos: de 3 a 6 años.
2.4- De perfeccionamiento: de 6 años en adelante.
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1. Control cefálico. El primero en manifestarse es el control de la cabeza. Se
presenta de los cero a los tres meses de edad y se consolida aproximadamente en
el tercer mes.
5. Reptación o arrastre. Se manifiesta a partir del patrón anterior, pero ahora está
involucrado el movimiento de los miembros superiores (brazos) e inferiores
(piernas). Al principio, el niño mueve brazos y piernas al mismo tiempo; después
logra mover de manera alterna las cuatro extremidades. Precede al gateo y se
presenta a la edad de seis a ocho meses.
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7. De posición de cuatro puntos a hincado. A medida que evoluciona el
enderezamiento del tronco, el niño va controlando la cadera y los brazos, sobre
todo la pelvis, además de que se presenta el equilibrio. Esto ocurre entre los
nueve y los once meses de edad.
Cuando el niño ha logrado ponerse en pie, su evolución motriz continúa con los
patrones maduros, que se manifiestan de los dieciocho meses a los tres años de
edad; éstos son:
2. Carrera. Comienza con los intentos de dar velocidad a la marcha. Este patrón
también conlleva un proceso, pues al inicio de la carrera hay muy poco despegue
del piso e impulso y las extremidades superiores están pegadas al tronco;
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conforme evoluciona, existe un mayor impulso, despegue del piso (vuelo) y
coordinación entre los brazos.
3. Salto. Al igual que el patrón anterior, hay un proceso mediante el cual el niño va
despegando los pies del piso, primero de manera alterna y después con los pies
juntos, hasta lograr un despegue con impulso, vuelo y aterrizaje, coordinando
también sus brazos.
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ACTIVIDADES DE EXPLORACIÓN Y CONOCIMIENTO
a- Motriz (hacer)
b- Cognoscitivo (conocer)
c- Social (sentir)
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• Con el bebé acostado, pon tus palmas de las manos en contacto con las plantas
de sus pies para propiciar el pataleo.
• Con el bebé acostado boca arriba, traza círculos con sus piernas, como si
pedaleara una bicicleta, de manera suave y lenta.
• Enrollar una toalla o manta de manera que formes un rodillo y, sobre éste, coloca
al bebé boca abajo; sostenlo por las piernas (en forma de carretilla) y hazlo rodar
hasta que sus manos toquen el suelo.
• Colocar en las manos del bebé un aro pequeño (puede ser un aro de costura
forrado con listón) o algún otro objeto cilíndrico (como sonajero) que pueda
manipular, y ayúdarle a moverlo hacia distintas direcciones.
Lenguaje y comunicación
• Familiarizar al bebé con nuestro lenguaje: háblale mientras lo bañas, lo cambias
y lo alimentas.
• Imitar los sonidos guturales que hace el bebé, para motivarlo a hacerlos.
• Hazle gestos con la nariz, los ojos, la boca, etcétera, para que observe la
expresión de tu rostro.
• Cargar al bebé sosteniéndole la cabeza por encima de tu hombro para ampliar su
campo de visión y que pueda observar cosas diferentes.
• Colocar objetos brillantes o móviles cerca de su cuna.
• Muéstrale un objeto a la altura de sus ojos, capta su atención y mueve
lentamente el objeto de izquierda a derecha y después de arriba hacia abajo, para
que lo siga con la mirada.
• Sacudir un sonajero frente al bebé, luego dásela en la mano y ayúdale a moverla
de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo.
• Amarrarle un listón con cascabeles en las muñecas de sus manos, para que al
escuchar el sonido le provoque moverlas. Hazlo sólo por unos minutos.
Personal y social
• Sonríele al bebé mientras lo miras a los ojos.
• Llámalo por su nombre.
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• Acariciar. Es muy importante diferenciar un lenguaje cariñoso de uno
infantilizado; con el bebé debes utilizar un lenguaje normal, nombrando las cosas
con su nombre real.
• Explícale qué le estás haciendo o qué van a hacer: lo vas a bañar, a cambiar
porque está sucio, le darás de comer, etcétera. Trata siempre de platicarle qué
está sucediendo.
• Cantarle canciones y muévelo suavemente siguiendo el ritmo.
• Arrullarlo y cantarle a la hora de dormir y en diferentes momentos.
• Cuando esté ansioso, tómalo en brazos y háblale con cariño para calmarlo.
• Cuando esté llorando porque estás lejos (por ejemplo, preparando su leche),
háblale desde donde te encuentres para tranquilizarlo.
• Permitirle que toque tu rostro (el de su madre, padre y familiares cercanos) y dile
quién eres o quién es.
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• Flexionar las piernas del bebé, después suéltaselas y estíraselas
completamente.
• Poner objetos en su cuna a la altura de sus pies para que pueda patearlos y
moverlos.
• Colocar al bebé boca abajo y dale soporte en las plantas de sus pies para que se
empuje hacia adelante.
• Cuando esté boca abajo, sujétalo de las piernas para que empiece a fortalecer
sus brazos.
• Cuando el bebé esté boca arriba, dale un aro para que se tome de él. Levanta el
aro poco a poco para que se vaya levantando; inicia mientras esté acostado para
que primero despegue un hombro, después el brazo y, finalmente, el antebrazo.
• Sienta al bebé, con apoyo (por ejemplo, sobre almohadas), dentro de un huacal
(caja de madera) cubierto por una manta.
• Sienta al bebé apoyándolo sobre almohadas o mantas enrolladas. Cuando esté
sentado, balancéalo de un lado hacia otro y de atrás hacia adelante, para
favorecer su equilibrio.
• Tomar al bebé por la espalda y el pecho, y álzalo a la altura de tu mirada para
que extienda sus brazos y piernas.
• Dejarlo participar en su alimentación permitiéndole que tome de su plato
pequeños trozos de comida y se los lleve a la boca; también dale la cuchara para
que vaya aprendiendo a tomarla.
• Realizar juegos en los cuales tenga que mover sus manos. Ayúdale a sentir sus
dedos: dale un suave masaje a cada uno.
Lenguaje y comunicación
• Háblale al bebé en distintos tonos de voz, según la situación, para que conozca
diferentes estados de ánimo: serio, alegre, cariñoso, etcétera.
• Permitir que tome y explore los objetos que tiene cerca.
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• Esconder algunos objetos bajo una manta y después indícale dónde están; por
ejemplo, muéstrale una pelota, después escóndela y pregunta: “¿dónde está la
pelota?” Sácala y responde: “¡aquí está!”.
• Permitir que el bebé huela los alimentos que va a comer. Además de éstos,
ayúdalo a descubrir aromas de flores, hojas, frutas y otros elementos de la
naturaleza.
• Cuando el bebé esté boca abajo, toca una sonaja para que la busque,
cambiando el lugar desde el cual la haces sonar.
• Acuesta al bebé en mantas con diferentes texturas y déjalo que juegue
libremente con ellas.
• Hazle caricias con diferentes texturas: plumas, esponjas, toallas.
• Motivar a que deje caer algunos objetos, al tiempo que en voz alta le dices: “se
cayó la pelota, se cayó el sonajero”, según corresponda, para que descubra el
efecto de soltar las cosas.
Personal y social
• Háblale de higiene explicándole que lo vas a bañar para que esté limpio o que
debe lavarse las manos antes de comer; esto le ayudará a crear hábitos.
• Llevar al bebé a diferentes lugares para que conozca cosas nuevas; descríbele
qué es lo que ve.
Poner al bebé frente al espejo y ayúdale a señalar a su mamá y a él mismo,
diciendo: “aquí estás tú” (también di su nombre).
• Marcar límites con el uso de la palabra no y moviendo la cabeza en señal de
negación para que aprenda su significado. Por ejemplo: “no, esto no se hace”.
• Provocar su risa haciendo gestos, cosquillas, juegos y cantando canciones.
• Repite su nombre rítmicamente.
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Sesión para niños de 7 a 9 meses
Lenguaje y comunicación
• Enséñale con palabras y movimientos el significado de sí y no.
• En presencia del bebé, oculta un objeto con una manta y pregunta dónde está el
objeto escondido; deja que él lo descubra.
• Enséñale con pequeñas acciones la relación causa-efecto; por ejemplo,
encender la luz, la radio o un juguete. Repítelas varias veces y motiva al niño a
que él las haga.
• Amarrar un juguete a una cuerda y enséñale al bebé a acercar el juguete jalando
la cuerda. Repite esta acción varias veces e invítalo a que él lo intente.
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• Muestra al niño diferentes animales e imita el sonido que hacen.
• Poner distintos géneros de música y baila con el bebé de acuerdo con el ritmo,
para que reconozca movimientos lentos y movimientos rápidos.
• Antes de vestir al niño, ayúdale a que toque la textura de cada prenda para
favorecer su percepción táctil.
• Motivar al bebé a repetir algunas palabras sencillas: mamá, papá, agua, etcétera.
• Enséñale el significado del saludo y la despedida por medio de movimientos con
sus manos.
Personal y social
• Permite que el bebé juegue con otros niños para que se familiarice con diferentes
personas.
• Invítalo a jugar escondidas bajo una manta diciendo el nombre de quien se
esconde, ya sea el niño, la mamá o algún otro participante.
• Llámalo por su nombre desde lejos, para que preste atención cuando lo escuche.
• Continuar con las actividades de los meses anteriores para reforzar el significado
de sí y no. Compartir tiempo con él a través del juego, los cantos, el masaje, el
arrullo, la comida y el aseo
• Continúa el aprendizaje de hábitos de higiene, ayudándole a lavarse las manos
antes de comer, cepillarse los dientes después de tomar sus alimentos, peinarse,
etc.
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• Dar apoyo al bebé para que inicie la marcha. Puedes pasar una manta doblada
por debajo de sus brazos y motivarlo a caminar.
• Darle oportunidad de que tome su comida y se la lleve a la boca él mismo.
• Jueguen a pasar objetos de una caja a otra.
• Ponerlo cerca de algún mueble del que se pueda apoyar para caminar alrededor;
por ejemplo, la cama, una silla, la mesa o un sillón.
• Mostrar cajas de cartón y enséñale a quitar y colocar sus tapas; después invítalo
a que lo intente solo.
• Poner su juguete favorito sobre la cama y al bebé colócalo en posición de cuatro
puntos frente a ésta, para que intente hincarse y alcanzarlo.
• Dale pequeñas cajitas o cubos de madera para que los apile. Ayúdale a que
forme una torre.
Lenguaje y comunicación
• Poner dos objetos frente al bebé y pídele que te dé uno de ellos, por ejemplo:
“dame el carro”; apoya la petición señalando el objeto para que identifique cuál es.
• Permite que el niño toque un hielo al tiempo que le dices: “es frío”; en otras
ocasiones haz lo mismo con agua tibia diciendo: “el agua está caliente”.
• Aprovechar el momento del baño para darle un cedazo, una coladera o un vaso
para que pueda atrapar diferentes objetos en el agua.
• Cuéntale cuentos antes de dormir; usa algún muñeco que narre la historia.
• Nómbrale las actividades mientras las lleva a cabo, por ejemplo: “estás
comiendo, te estás bañando, vas a dormir”, según corresponda.
Personal y social
• Estimular los gestos del bebé. Realiza diferentes gestos e invítalo a imitarlos.
51
• Enséñale a compartir caricias con los demás; por ejemplo, acaríciale la cabeza y
después ayúdale a que él acaricie la cabeza de otros
• Estimular la expresión de sus emociones, permitiéndole que abrace con suavidad
algún muñeco y trate de arrullarlo.
• Colócate frente al niño y extiende las manos cerca de las suyas para que trate de
alcanzarlas; camina hacia atrás tratando de que el bebé te siga.
52
Lenguaje y comunicación
• Muéstrale al niño, con ayuda de un muñeco, cómo darle besos, hacerlo caminar,
darle de comer, etcétera; pídele que él también lo haga con el muñeco.
• Deja que llene recipientes con agua o arena; pueden utilizar botellas o vasos de
plástico.
• Enséñale a guardar sus juguetes después de usarlos; pueden utilizar un canasto
o una caja.
• Dale órdenes sencillas; por ejemplo: “cierra tus ojos, abre la boca, siéntate,
aplaude, mueve tus manos”, etcétera.
• Explícale mientras lo vistes qué ropa es y cómo se llama la parte del cuerpo
donde se coloca; por ejemplo, “estos calcetines los pondremos en cada uno de tus
pies”.
• Dale objetos ligeros (como una pelota) y pídele que se la entregue a personas
conocidas para él; por ejemplo, “toma la pelota y dásela a papá”. Se puede apoyar
la indicación señalando a la persona.
• Ofrécele un juguete que llame su atención; cuando intente agarrarlo, jálalo para
que el niño tenga que caminar hasta alcanzarlo. Prémialo con un abrazo y el
juguete cuando logre el objetivo.
Personal y social
• Estimular que el bebé juegue con otros niños de su edad; es común que jueguen
de manera individual, sin embargo, lo que se pretende es que imite los juegos de
los demás niños con los que comparte el espacio.
• El niño empieza a explorar su mundo con mayor iniciativa desde que adquiere el
patrón de marcha. Es importante que vaya conociendo los límites que habrá de
respetar, por lo tanto, puedes indicarle con un no severo cuando trate de tocar o
hacer algo que no le está permitido.
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• Cántale canciones que impliquen acciones; por ejemplo, acompaña una ronda
con palmadas, moviendo la cabeza o los pies.
• Háblale con cortesía en las conversaciones cotidianas; por ejemplo, “buenos
días, buenas noches, por favor, gracias”, etcétera.
• Ayúdale a hacer asociaciones con los objetos y situaciones; por ejemplo, a la
hora del baño dile: “vamos a bañarte, así que debemos buscar tu ropa, tu toalla, la
esponja, el jabón para limpiarte”.
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Lenguaje y comunicación
• Dale órdenes más complejas; por ejemplo, “toma la pelota y dámela”.
• Cántale una canción o ronda y motívalo a participar en el canto completando o
repitiendo las frases.
• Indícale el nombre de sus prendas de vestir y pregúntale por ellas; por ejemplo,
“enséñame tus zapatos, enséñame tu pantalón”.
• Dibuja un círculo en el piso con ayuda de un gis y coloca al niño dentro y fuera
de él, diciendo al mismo tiempo que lo colocas: “estás dentro del círculo, estás
fuera del círculo”.
• Pregúntale constantemente su nombre y ayúdale a repetirlo.
• Pregúntale qué sonidos emiten los animales y motívalo a que los realice.
Personal y social
• Permítele que exprese sus sentimientos a otros miembros de la familia a través
de abrazos, besos y caricias.
• Bajo supervisión, déjalo que coma solo; apóyalo para que se lleve correctamente
el vaso con agua a la boca y dé pequeños sorbos.
• Muéstrale varias fotografías de los integrantes de la familia y señálale las
imágenes, al mismo tiempo que dices el nombre de las personas, para que él las
identifique.
• Inculca el hábito de que recoja los juguetes que ha utilizado después de jugar.
• Enséñale a peinarse y a lavarse los dientes después de comer y motívalo a que
lo realice con y sin ayuda.
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Sesión para niños de 19 a 24 meses
Lenguaje y comunicación
• Dale al niño un rompecabezas de tres o cuatro piezas para que lo arme; primero
ayúdalo y después permítele que lo intente solo.
• Motívalo a que trate de contar sus experiencias, ayudándolo a través de
preguntas como ¿qué te pasó?, ¿dónde?, ¿con quién estabas?, ¿qué comiste?,
etcétera.
• Si el niño pronuncia una palabra incompleta, dísela de manera correcta e invítalo
a que la repita.
• Muéstrale un títere o muñeco y juega a inventar una conversación con él.
• Explícale que hay algunos objetos que no debe tomar porque son peligrosos
para él.
• Ayúdale a distinguir objetos por su tamaño y color.
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• Ayúdale a diferenciar adentro-afuera y arriba-abajo.
• Pídele que señale cosas que están arriba, en el cielo, y cosas que están abajo,
en el piso.
• Refuerza el conocimiento de su esquema corporal, pidiéndole que señale y
nombre las partes de su cuerpo.
• Muéstrale dos objetos, cúbrelos con una manta y pregúntale: “¿qué hay abajo de
la manta?”
Personal y social
• Enséñale a decir su nombre y apellido.
• Cuéntale cuentos cortos y haz que participe imitando los movimientos y
completando frases.
• Explícale que hay situaciones que nos ponen contentos y haz gestos de alegría.
Realiza lo mismo con los sentimientos de tristeza.
• Enséñale a vestirse solo, apóyalo únicamente cuando sea necesario.
• Fomentar conductas de independencia a la hora de la comida, al vestirse, al
lavarse las manos y los dientes, entre otras.
• Muéstrale fotografías recientes de su familia y pídele que identifique a los
miembros que la conforman.
• Dale crayones y hojas para que dibuje a su familia. Después hazle preguntas
sobre qué hace cada uno de ellos.
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Sesión para niños de 25 a 30 meses
Lenguaje y comunicación
• Desarrollar en el niño la percepción del día y la noche mediante la observación
de los elementos naturales como el Sol, la Luna y las estrellas.
• Dile el color de sus prendas de vestir; por ejemplo, “te voy a poner tu pantalón
rojo”.
• Pídele algunos objetos indicando el color; por ejemplo, “por favor, dame la pelota
roja” (señalando el objeto indicado).
• Refuerza el uso del singular y plural; por ejemplo, “vamos a tomar una naranja,
vamos a repartir muchas naranjas”.
• Motívalo a que establezca una conversación con otros niños.
• Acércalo al espejo y pregúntale: “¿quién es el que se ve allí?”.
• Inicia el juego de imitación; puedes hacerlo jugando a la tiendita, a comer, a
bañarse, etcétera.
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Personal y social
• Apoya al niño en el control de esfínteres.
• Ayúdale a reconocer sus emociones diciéndole qué es lo que siente y la razón de
ello; por ejemplo, “estás triste porque papá se va, estás contento porque papá te
regaló una paleta”.
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CONSIDERACIONES SOBRE
LA ESTIMULACIÓN PSICOMOTRIZ
El diálogo tónico
El diálogo tónico es la primera comunicación no verbal entre madre e hijo a través
del tono muscular, es decir, la tensión activa de los músculos.
• El diálogo tónico se da piel a piel y es primordial en la comunicación entre
ambos.
• En la regulación del tono participan muchas estructuras del sistema nervioso que
tienen que ver con la afectividad.
• El diálogo tónico inicia la comunicación no verbal, que luego pasará a la verbal.
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• Es importante que no dejes llorar al bebé durante mucho tiempo, pues es posible
que ocurran problemas respiratorios y vómito.
• A veces los bebés lloran sin razón aparente, pero el llanto también les sirve como
un medio para aliviar tensiones.
La alimentación
• En los primeros días de vida, el lactante y la madre forman una unidad.
• Es importante que se le hable al bebé mientras lo alimenta.
• Se debe respetar el ritmo del bebé, no es recomendable despertarlo para
alimentarlo, es mejor dejarlo dormir y esperar a que él despierte para ser
alimentado.
• Para el bebé, la alimentación es un placer en el que se involucran factores como
la succión y la deglución.
• El momento de la alimentación favorece la aparición de la sonrisa como una
forma de agradecimiento, y la percepción de la madre a través de la fijación de la
mirada.
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El niño empieza a experimentar el día y la noche a partir de la forma en que la
se alimenta.
El destete debe hacerse de manera definitiva, sin avisos previos ni paulatinos,
a la edad aproximada de ocho meses; a excepción de que el médico sugiera
algo distinto.
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• Para iniciar el contacto corporal, la maestra debe colocarse frente al niño y
generar en ambos una buena disposición; de preferencia en un lugar tranquilo.
• Procura no tocar las ingles, las coyunturas, el contorno de los ojos, la columna
vertebral, ni los genitales, ya que son áreas delicadas.
El apego
• El apego se refiere al lazo afectivo entre el niño y la madre. Al inicio es muy
estrecho, incluso se puede decir que existe una fusión entre ambos;
posteriormente pasa a una dependencia relativa, en la cual el niño empieza a
reconocerse como un ser individual distinto de la madre; para finalizar con la
independencia, desarrollando la confianza en su entorno y en sí mismo.
• La relación que tiene la madre con su hijo le ayudará a que, cuando éste crezca,
tenga las bases necesarias para relacionarse con los demás. Es muy importante
hacer partícipe al padre y a la familia cercana; por ejemplo, los hermanos del
bebé.
Control de esfínteres
El control de esfínteres es un proceso que se da en familia, alrededor de los dos
años.
• El niño controla fácilmente sus esfínteres cuando no recibe presiones externas y
el contexto es relajado..
• Conviene que a los niños se les explique lo que hacen y a dónde va lo que
consideran parte de su cuerpo.
• El niño tratará de imitar lo que hacen los adultos, como el uso de sanitarios.
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• Es importante enseñarle al niño conductas relacionadas con la higiene, como
lavarse las manos después de ir al baño y limpiarse de forma adecuada.
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Bibliografía de referencia para Capítulo 2
65
J-usto Martínez, E. (2000). Desarrollo psicomotor en educación infantil. Bases
para la intervención en psicomotricidad. Almería: Universidad de Almería.
-Lázaro Lázaro, A. (2010). Nuevas experiencias en educación psicomotriz.
Zaragoza: Mira. 2ª edición.
-Llorca Llinares, M. (2002). La práctica psicomotriz: una propuesta educativa
mediante el cuerpo y el movimiento.Archidona (Málaga): Aljibe.
-Martín Domínguez, D. (2007). Psicomotricidad e intervención educativa. Madrid:
Pirámide.
-Ried, B. (2006). Juegos y ejercicios para estimular la psicomotricidad: cómo
fomentar en los niños una actitud positiva hacia el deporte. Barcelona: Oniro.
-Suárez Riaño, B. (2002). Estrategias Psicomotoras. México: Limusa Noriega
Editores.
-Zapata, O.A. (2001). La psicomotricidad y el niño en la etapa preescolar. México:
Trillas.
66
CAPÍTULO 3
FUNCIONES BÁSICAS
DE LA ESTIMULACIÓN INICIAL
67
que el infante sea capaz de desenvolverse armónicamente, más allá de las
dificultades particulares que se correspondan con su propio acontecer vital.
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fotos de niños que están jugando, un sentimiento de tristeza ante un
relato que cuenta un hecho doloroso, entre otros.
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ÁREAS A ESTIMULAR EN EL NIÑO
a) Área cognitiva
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La comprensión: Este aspecto del área cognitiva quedará estrechamente ligado
a los procesos de pensamiento.
b) Área afectivo-social
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La adaptación al cambio: acontece entre la dinámica interna de la familia y la
dinámica institucional. Para adaptarse, el niño deberá adecuarse a nuevos ritmos
y rutinas diarias, debe los padres influirlos a los ambientes que los rodean para
lograr la aceptación de cambios.
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La paulatina apropiación de valores: Debe estimularse la cooperación, la
solidaridad, la importancia de las conductas responsables y más, inculcarle al niño
además de buenos hábitos, la práctica tanto en el aula como en casa, el niño debe
mantener una conducta, en la cual la formación es un tanto adecuada como
formal, para lograr que el niño desde su primaria infancia sea formado con
principios.
c) Área psicomotriz
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ENFOQUE INTEGRADOR
DE LA ESTIMULACIÓN TEMPRANA
Necesidad de amor: Los pequeños deben sentir que son amados por si mismos
y no por lo que serán. En este punto, los padres juegan un rol sumamente
importante. La satisfacción de esta necesidad posibilita en los niños la vivienda de
un estado de contención afectiva que afianza su confianza en sí mismos.
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Necesidad de autorrealización: Durante las necesidades anteriores se
encuentran cubiertas, es posible que el niño se dedique a explorar, descubrir y
volver a inventar la realidad. Entonces se dispondrá a desplegar sus máximos
potenciales y a disfrutar de sus logros. Esto le permitirá experimentar un profundo
sentimiento de poder, que surge del éxito alcanzado en sus propias realizaciones.
En cambio, si está dedicado a tratar de sentirse amado o a reafirmar su
autoestima, la autorrealización personal se verá interferida.
75
LA EVALUACIÓN
DE LA ESTIMULACIÓN TEMPRANA
76
Bibliografía de referencia para capítulo 3
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