Manual de Instituciones de Derecho Público - Capitulo 4
Manual de Instituciones de Derecho Público - Capitulo 4
Manual de Instituciones de Derecho Público - Capitulo 4
4.1. Introducción
Desde el advenimiento del estado constitucional, ha surgido una rama específica del
Derecho que se denomina “Derecho Constitucional” y se ha elaborado una teoría acerca de
algunos institutos que veremos en este capítulo, aunque hay otros que han sido analizados
en el capítulo anterior.
El objetivo de su diseño y las formas de implementación de estos institutos ha sido
dotar de la mayor estabilidad posible el acuerdo básico de convivencia que un pueblo ex-
presa en su Constitución, de forma tal que no pueda ser modificable por quienes ejercen
transitoriamente el poder político. Pero, además, por la permanente necesidad de someter
ese ejercicio a reglas racionales y razonables en pos de la libertad e igualdad2 de las personas.
Por tal motivo, analizamos dos de ellos en este capítulo: la supremacía constitucional y
el control de constitucionalidad.
Sin embargo, el constitucionalismo actual se enfrenta a nuevos desafíos, entre los cua-
les mencionamos el proceso de internacionalización de los derechos humanos y la inte-
gración regional –con su producto: el derecho comunitario o regional– que han venido a
afectar estos institutos.
1 Abogada (UBA). Profesora regular adjunta de la asignatura “Instituciones de Derecho Público”, Facultad
de Ciencias Económicas (UBA). Secretaria Defensoría General Departamental Lomas de Zamora, Minis-
terio Público, Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires.
2 La igualdad concebida como igualdad real de trato y de oportunidades de cada persona humana, que es el
concepto de igualdad actual –art. 75, inciso 23, CN–, y no el que expresa la mera igualdad formal del art.
16, CN, originada en la concepción liberal individualista. La evolución histórica del concepto se analizó en
el capítulo I de este libro.
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4 En 1969 se celebró la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, y ella se encuentra vigente en la
República Argentina por ley 19865. El art. 27 dispone que un estado “no podrá invocar las disposiciones de
su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado”. Y el art. 46 añade que “el hecho
de que el consentimiento de un estado en obligarse por un tratado haya sido manifestado en violación de
una disposición de su derecho interno concerniente a la competencia para celebrar tratados no podrá ser
alegado por dicho estado como vicio de su consentimiento a menos que esa violación sea manifiesta y afecte
su derecho interno”.
Nos dice Ekmekdjian: “La tesis monista fue adoptada por la Corte en 1992, en el fallo “Ekmekdjian c/So-
fovich” y luego confirmada en fallos posteriores “Fibraca c/Comisión Técnica Mixta de Salto Grande” y
“Café la Virginia” […] Esta tesis fue adoptada expresamente por el texto constitucional luego de la reforma
constitucional de 1994” (Ekmekdjian, Miguel A., Manual de la Constitución argentina, 4ª ed., Depalma,
Buenos Aires, 1999).
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5 Algunas cuestiones de esta nueva disciplina se desarrollan en el último capítulo de este manual.
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Capítulo IV - Supremacía y Control Constitucional
4.2.4.1.1. Vigencia
– Primera etapa: la negociación y firma de un tratado es atribución del Poder Eje-
cutivo Nacional (PEN), vale decir que se encuentra a cargo de el/la presidente
de la República por ser jefe/a de estado y de gobierno. Por ello, jurídicamente,
ningún otro órgano de gobierno puede imponerle tal decisión.
Al ser jefe/a de estado posee la representación jurídica de este ante la comuni-
dad internacional y por ser jefe/a de gobierno puede decidir cuáles, cuándo,
dónde, cómo o con qué estados u organismos firmarlos.
Esta atribución surge del art. 99: “El presidente de la Nación tiene las siguien-
tes atribuciones: inciso 1. Es el jefe supremo de la Nación, jefe del gobierno
[…] inciso 11. Concluye y firma tratados, concordatos8 y otras negociaciones
requeridas para el mantenimiento de buenas relaciones con las organizaciones
internacionales y las naciones extranjeras…”.
6 Locuciones latinas que significan “buena fe”, “los pactos deben ser cumplidos”, “la costumbre debe ser
cumplida”. Son principios del Derecho de Gentes.
7 Sagüés, Néstor P., Elementos de Derecho Constitucional, t. I, 2ª ed. actualizada y ampliada, Astrea, Buenos
Aires, 1997, pág. 128.
8 Concordatos es la denominación que revisten los tratados internacionales realizados con el Estado Vaticano.
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– Segunda etapa: ahora bien, ¿por el solo hecho de que el PEN firme un tratado,
este resulta obligatorio en nuestro país?
La respuesta obvia sería que no, ya que en un estado constitucional demo-
crático como es la República Argentina se requiere la intervención, de alguna
forma, de los representantes del pueblo ante tal decisión9, pese al razona-
miento que efectuamos, ello ocurre en el ámbito internacional y también
en nuestro país a través de los “acuerdos simplificados”, los cuales la CSJN
ha validado en función de las “otras negociaciones” que el art. 99, inciso 11
autoriza al PEN.
Por ello se requiere la aprobación del tratado por el Congreso de la Nación. El
art. 75 establece: “Corresponde al Congreso: […] inciso 22. Aprobar o desechar
tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones internacio-
nales y los concordatos con la Santa Sede…”
El trámite legislativo que se sigue es el de sanción de leyes; es tratado por ambas
cámaras del Congreso y puede aprobarse o no. Si resulta aprobado, el Congreso
de la Nación sanciona una ley que así lo establece.
Esta etapa es muy importante para controlar la adecuación o compatibilidad
del tratado internacional a nuestro derecho interno, sobre todo por el hecho
de que, una vez concluido todo el trámite para la vigencia del tratado, tendrá
mayor jerarquía que las leyes en nuestro derecho interno, como veremos.
– Tercera etapa: ¿la aprobación del tratado por parte del Congreso Nacional le
otorga vigencia? La respuesta es no. Falta esta tercera etapa que vuelve a estar a
cargo del PEN, ya que se requiere la ratificación del tratado ante el o los demás
estados con los cuales se celebró y consiste en informar a ellos que la República
Argentina ratifica o asegura ser parte del tratado. Se sustenta en el art. 99, inciso
1, ya que ejerce la jefatura de estado.
La ratificación no es un trámite administrativo y el ejecutivo no se encuentra
obligado a ratificar el tratado. Así lo ha resuelto la CSJN10.
De manera que el tratado será obligatorio o tendrá vigencia en la República Argentina
recién cuando el PEN lo ratifique. Una vez ratificado es obligatorio internacional e interna-
mente, no es necesario otro acto posterior –como sí requieren los sistemas dualistas–.
9 Existe una práctica internacional de concluir acuerdos o tratados internacionales sin intervención de los
órganos legislativos, que también sigue la República Argentina. La doctrina los denomina acuerdos simpli-
ficados o acuerdos no sometidos a aprobación. La doctrina anglosajona los denomina “acuerdos ejecutivos”
por cuanto se celebran entre los poderes ejecutivos de cada estado, y no solo entre jefes de estado, sino
también entre cancillerías. Para algunos autores constituyen una situación patológica en el manejo de las
relaciones exteriores. Vanossi, Jorge Reinaldo A. y Dalla Vía, Alberto R., La reforma de la constitución y los
tratados internacionales, AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2000, pág. 311.
10 CSJN, “Frites, Eulogio y Alemán, América Angélica c/Poder Ejecutivo Nacional - Ministerio de Relaciones
Exteriores y Culto s/recurso de hecho”, 4/12/1995.
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4.2.4.1.2. Denuncia
Un tratado internacional que adquiere vigencia en nuestro país la mantiene hasta tan-
to el Estado Nacional decida denunciarlo en sede internacional.
La denuncia implica el apartamiento o la renuncia a seguir cumpliendo con dicho
tratado.
En cuanto a cómo debe efectuarse dicha denuncia, debe tenerse en cuenta lo siguiente:
– La atribución de denunciarlo en sede internacional pertenece al presidente/a de
la Nación –art. 99, inciso 1– por la jefatura ya expuesta.
– Sin embargo, solo puede hacerlo si cuenta con la autorización del Congreso de
la Nación, el cual, previamente, mediante la sanción de una ley, lo autoriza, en
tanto el art. 75, inciso 22 establece que este órgano tiene la facultad de desechar
tratados concluidos11.
11 Señalamos aquí también que existen convenios o acuerdos simplificados a nivel internacional que se aprue-
ban y se rechazan sin intervención de los cuerpos legislativos y que se rigen por las propias pautas del
convenio internacional. Se remite a la crítica de la nota 9.
12 Esta es la denominación que ha venido utilizando la CSJN desde el año 2000 en diferentes casos “Verbits-
ky, Horacio s/hábeas corpus, 3/5/2005; “Llerena, Horacio Luis s/abuso de armas y lesiones”, 17/5/2005;
“Dieser, María Graciela y Fraticelli, Carlos A. s/homicidio calificado por el vínculo y alevosía”, 8/8/2006.
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tuyente o por decisión posterior del legislador– es lo que difiere con respecto al proceso que
analizamos en el subtítulo anterior.
En efecto, para otorgar jerarquía constitucional a un tratado sobre derechos humanos
vigente en nuestro país, es necesario que el Congreso de la Nación vote tal elevación con
una mayoría calificada de 2/3 del total de los miembros de cada cámara.
Para denunciar un tratado sobre derechos humanos que tiene esa jerarquía, vale decir
que integra ese bloque, el Congreso de la Nación debe votar con una mayoría calificada de
2/3 del total de los miembros de cada cámara.
La mayoría calificada exigida es la misma que la Constitución exige al Congreso de la
Nación para declarar la necesidad de reforma constitucional –art. 30– y es la más alta que
prevé nuestra Constitución.
El art. 75 establece: “Corresponde al Congreso […] Inciso. 22. Aprobar o desechar
tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones internacionales y los
concordatos con la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración
Universal de Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Preven-
ción y la Sanción del Delito de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación
de todas las Formas de Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la Tortura y otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre los Derechos del
Niño; en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo
alguno de la primera parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los
derechos y garantías por ella reconocidos.
Solo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo Nacional, previa apro-
bación de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada cámara.
Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados
por el Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miem-
bros de cada cámara para gozar de la jerarquía constitucional”.
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En el caso de tratados con otros estados, el Congreso de la Nación, con la mayoría ab-
soluta de los miembros presentes de cada cámara, declarará la conveniencia de la aprobación
del tratado y solo podrá ser aprobado con el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de
los miembros de cada Cámara, después de ciento veinte días del acto declarativo.
La denuncia de los tratados referidos a este inciso, exigirá la previa aprobación de la
mayoría absoluta de la totalidad da los miembros de cada cámara”.
El procedimiento requiere una mayoría especial para su aprobación y denuncia –ma-
yoría absoluta del total– y además requiere una declaración previa para celebrarlos con
estados que no pertenezcan a Latinoamérica.
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13 Enseña Sagüés que esta expresión tiene también varios significados en el derecho comparado. Así, por
ejemplo en España refiere a un paquete de normas de la constitución y otras sin esa supremacía que tratan
un punto determinado; en Francia, el bloc de constitutionnalitè se integra con el texto constitucional, la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, la constitución de 1789, el preámbulo
de la constitución de 1946 y los principios fundamentales de las leyes de la República; en Italia, la expresión
“bloque de constitucionalidad” involucra la constitución y ciertas normas interpuestas entre ella y las leyes
ordinarias, como las reglas que establece la Unión Europea. Ver Sagüés Néstor P., Teoría de la Constitución,
primera reimpresión, Astrea, Buenos Aires, 2004, pág. 233.
14 Bidart Campos, German J. Manual de la Constitución reformada, t. 1, Ediar, pág. 344.
15 Existen muchas otras razones doctrinarias para no utilizar el concepto de pirámide jurídica de raíz kelse-
niana, en especial la menor rigidez en la circulación de las normas jurídicas, las nuevas instancias interna-
cionales de creación de normas jurídicas obligatorias y con jerarquía constitucional dentro de los estados,
la posibilidad de que sea obligatorio respetar ciertos tratados que padezcan alguna inconstitucionalidad.
Sobre circulación normativa ver Ost, François “Júpiter, Hércules y Hermes: tres modelos de jueces”, Cua-
dernos de Filosofía del Derecho, Nº 14, Doxa, 1993. Sobre el contenido del bloque de constitucionalidad
ver Albanese, “El valor de las recomendaciones de la Comisión Interamericana”, Jurisprudencia argentina,
AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2013-III, págs. 29 y ss.
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Como puede observarse, los tres últimos tratados internacionales no surgen del texto
del art. 75, inciso 22, CN. Ello es así porque se les otorgó jerarquía constitucional con pos-
terioridad por el mecanismo previsto en el tercer párrafo del inciso.
Ellos son:
1. La Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas (OEA),
aprobada a través de la ley 24556 y con jerarquía constitucional desde 1997,
según la ley 24820.
Bloque de constitucionalidad
Una ley del Congreso Nacional no puede violar o contradecir lo establecido por la
CN, ni ningún tratado que integre el bloque federal de constitucionalidad, ni tampoco
ningún tratado simple, ya que, si bien no viola directamente la Constitución, está violando
la jerarquía impuesta por ella –por lo cual, también está violando la Constitución indirec-
tamente–.
Los decretos reglamentarios de las leyes que emite el PEN no pueden violar o con-
tradecir lo establecido por una ley del Congreso Nacional porque se encuentran debajo de
las leyes en la estructura jerárquica, ni tampoco contradecir normas que surjan de tratados
internacionales, ni el bloque federal de constitucionalidad.
17 Con la salvedad hecha anteriormente sobre las leyes nacionales que no invaden las competencias no delega-
das por las provincias a la Nación como, por ejemplo, si una ley del Congreso Nacional pretendiera regular
el sistema electoral que una provincia debe aplicar para elegir sus autoridades provinciales.
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Cuando ello ocurre, la norma que viola esa jerarquía posee un vicio o defecto que lla-
mamos inconstitucionalidad y por tal razón puede ser privada de validez. El mecanismo para
lograrlo se analiza a continuación.
18 Existen varias formas de realizar el control de constitucionalidad. Las simplificamos en dos grandes grupos,
pero existen sistemas mixtos como en Perú y Colombia, ya que tanto un tribunal constitucional como los
jueces ordinarios invisten competencia, cada cual mediante diversas vías procesales. Bidart Campos, ob. cit.,
t. I, pág. 356.
“Sistemas mixtos. Bueno es alertar que a menudo los sistemas estadounidense (control constitucional judi-
cial, realizado por la justicia común) y austríaco (control jurisdiccional por una magistratura especializada
en lo constitucional) tienden a entrelazarse, generando sistemas complejos o mixtos”. Ver Sagüés, Néstor P.,
Teoría de la Constitución, primera reimpresión, Astrea, Buenos Aires, 2004, pág. 451.
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Los efectos de esa declaración son, por lo general, en estos sistemas, limitados o no de-
rogatorios de la norma. Ello quiere decir que si el juez declara la inconstitucionalidad de la
norma, no la aplica al caso concreto, pero esa declaración no deroga la norma. Por ello, a estos
efectos se los denomina también inter partes, ya que la norma deja de tener efectos –o ser váli-
da– para las partes de ese juicio, mientras sigue vigente y válida para todas las demás personas.
Los jueces juzgan, no legislan, y por ello no pueden derogar las normas jurídicas. Esta
función queda reservada a los órganos que ejercen la función de legislar.
En estos sistemas, el control es siempre posterior a la sanción de la norma cuestionada.
21 Ver art. 43, CN. Los derechos de incidencia colectiva han sido reconocidos en el art. 14 de la ley 26994,
Código Civil y Comercial de la Nación. Por ejemplo, la ley 25675 de 2002 de política ambiental nacional
establece que la sentencia que admite la pretensión tenga efectos erga omnes. A su vez, a través del caso
“Halabi” de 2009, la CSJN admitió el dictado de sentencias con efectos expansivos.
22 Por ejemplo, los miles de amparos iniciados por ahorristas a causa de las medidas de restricción a la disponibi-
lidad de depósitos –corralito financiero– dispuestas en la República Argentina a partir de diciembre de 2001.
23 “El perfil del instituto se desarrolla básicamente a partir de la noción de cuestión federal […] noción esta
que ha sido definida por la misma CSJ como ‘aquella que se presenta cuando se hace preciso asegurar la
supremacía del ordenamiento jurídico federal en general y de la Constitución Nacional en particular’…”.
Carnota, Walter F., Instituciones de Derecho Público, LL, Buenos Aires, 2005, pág. 103.
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26 La Corte IDH exige el control de convencionalidad, pero ello es porque muchos estados que se encuentran
sometidos a sus decisiones tienen sistemas de control concentrado o mixto y sus jueces se limitan a aplicar
las leyes, no ejercen el control de constitucionalidad, como sí ocurre en Argentina o México, que siguen el
sistema estadounidense de control difuso.
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27 Sentencias Corte IDH “Fontevecchia J. y D’Amico H.” 1/9/2012 protección de la libertad de expresión;
“Fornerón e hija” del 22/3/2013 protección del derecho a la familia, “Mendoza” 14/5/2013 por prisión
y reclusión perpetuas impuestas a menores de 18 años, entre otras. Pueden consultarse en www.corteidh.
or.cr/index.php/jurisprudencia.
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