ABORTO... DOS VÍCTIMAS

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Ricardo Homs

EL ABORTO… DOS VÍCTIMAS


La Suprema Corte de Justicia de la Nación ya
manifestó la inconstitucionalidad que
representa que a una mujer se le castigue con
cárcel por interrumpir un embarazo.
Por su parte, la Conferencia del Episcopado
Mexicano, CEM, en un comunicado público
enviado el miércoles 08, a nombre de la Iglesia
Católica, coincidió en que enviar a la cárcel a
la madre no resuelve el problema del aborto,
aunque lamentó que aún continúa sin
respuesta la protección del hijo nonato, a
quien se le niega el derecho a la vida.
Evidentemente este es un tema complejo,
pues tiene connotaciones morales y éticas,
jurídicas, antropológicas y sociales, que
siempre se ha interpretado socialmente de
modo polarizado.
No obstante la reiterada percepción mediática
que indica que la sociedad mexicana cada vez
más se inclina por lo que indebidamente se
etiqueta como “legalización del aborto”, que
no es lo mismo que la “despenalización
judicial”, pues esta última no califica
moralmente el hecho, hay datos muy
reveladores respecto a este tema en la
“Encuesta nacional vida, familia y mujer,
2021”.
Esta fue realizada en junio de este año por la
empresa Áltica, no telefónicamente como hoy
se acostumbra, sino de modo presencial, cara
a cara y con tres mil veinte entrevistas, que
son más del doble de las que usualmente son
aplicadas. Las conclusiones nos revelan que el
57% de los mexicanos están “en contra del
aborto”, el 29% “a favor” y el 14% se abstuvo
de responder
La realidad es que, hasta hoy, de forma
reiterada y desde hace muchos siglos, el tema
del aborto se ha tratado con argumentos
simplistas y estereotipados, caracterizados por
etiquetas que adjudican a la mujer el rol de
única culpable. Sin embargo, con visión
humanista debemos reconocer que en este
hecho coinciden dos víctimas: por una parte,
la criatura a la que se niega el derecho a vivir,
pero también la madre, a quien
tradicionalmente se castiga y con ello se
generan nuevos agravios de lamentables
consecuencias.
A la sociedad le debe preocupar conocer ¿qué
es lo que impulsa a una mujer a recurrir al
aborto?
Sin duda podemos decir que detrás de un
intento de aborto hay un “embarazo no
deseado” por parte de la madre. Los
embarazos no esperados generalmente
representan una tragedia personal para la
madre que lo vive y por ello debemos resolver
las causas que lo generan.
Las causas pueden tener muchos orígenes
entre los cuales se debe considerar la
violencia y el abuso sexual, lo cual constituye
un delito que generalmente queda impune
por indolencia y falta de compromiso por
parte de las autoridades judiciales que reciben
las denuncias.
Sin embargo, la circunstancia más común es la
irresponsabilidad del padre biológico, quien se
niega a apoyar a su pareja y asumir las
consecuencias que implica la gestación del
hijo, para lo cual el hombre recibe el apoyo de
una sociedad machista que justifica su actitud.
Es usual identificar el abandono de algunos
hombres cuando se enteran del embarazo, así
como la actitud de rechazo familiar cuando
esto sucede con madres solteras que aún
viven con sus padres en relación de
dependencia, entre otras tantas
circunstancias.
Por tanto, detrás de un aborto hay dos
víctimas, aunque la sociedad generalmente
sólo señala a la mujer como única
responsable, sin considerar que la gestación
es una responsabilidad de pareja.
Al protagonista masculino del embarazo la
sociedad lo releva de sus responsabilidades y
le carga todo el peso de la ley a ella. ¿Cuántas
veces sucede que es el mismo hombre quien
exige y presiona para que la mujer considere
el aborto como su única opción?
Por tanto, el reto que tiene nuestra sociedad,
con apoyo de las instituciones
gubernamentales, es generar acciones que
desestimulen la generación de embarazos no
deseados y por otra parte, ofrecer soluciones
de fondo a las mujeres que tuvieron
embarazos involuntarios, para que no lleguen
a considerar el aborto como una posibilidad y
así, de este modo, protejamos el derecho de
cada ser concebido a tener un lugar entre
nosotros.
Si lo que estimula el embarazo involuntario es
la falta de compromiso del varón, para quien
el sexo es simplemente una actividad
recreativa que no le genera consecuencias,
consideremos que seguramente, si sintiera la
presión del compromiso jurídico, de por vida,
sobre una gestación, podríamos disminuir las
conductas irresponsables, tanto en el sexo
consensuado como en el que se deriva de una
agresión.
Por tanto, se vuelve fundamental legislar para
generar jurisprudencia que determine que
toda gestación es una responsabilidad
compartida en igualdad de circunstancias. Si
antes no se exigían responsabilidades al varón
es porque seguramente no existían las
herramientas científicas para determinar la
paternidad, pero hoy una simple prueba de
ADN garantiza veracidad de la respuesta, sin
lugar a duda.
Para ello debe surgir la petición ciudadana y
de sus organizaciones dirigida al Poder
Legislativo, para que este tema sea resuelto
de forma justa y sensible.
Por otra parte, las familias deben ser solidarias
cuando una hija queda embarazada, pues el
abandono, así como el rechazo, inducen al
aborto.
Además, la cultura de la adopción con un
sistema de apoyo médico, social y económico
durante el embarazo puede representar una
nueva forma de impulsar la disminución del
aborto, siempre bajo un protocolo que
garantice la buena fe y la existencia de
condiciones socioeconómicas de los padres
adoptivos para enfrentar esta nueva
responsabilidad.
Y las autoridades… deben castigar con rigor la
agresión sexual, conscientes de sus graves
repercusiones.
¿A usted qué le parece?
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