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CAPÍTULO 2
ASPECTOS
SOCIODEMOGRÁFICOS
DEL ENVEJECIMIENTO
MARÍA SOLEDAD HERRERA PONCE
Socióloga, Pontificia Universidad Católica de Chile
Máster en Gerontología Social, Universidad Autónoma de Madrid
Doctor en Sociología, Universidad Autónoma de Madrid
Directora de Magister Instituto de Sociología UC (ISUC)
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IDEAS PRINCIPALES
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Los censos realizados entre 1952 y 2002 revelan que, en el lapso de cincuenta años, la po-
blación chilena aumentó en números absolutos en 9.183.440 personas. Considerando los últimos
censos, se puede constatar que entre 1992 y 2002 la población de Chile creció a una tasa promedio
anual de 1,2 personas por cada cien habitantes. Durante el decenio anterior, es decir, entre 1982 y
1992, la tasa promedio anual fue de 1,6, confirmándose el menor crecimiento respecto al decenio
anterior. En cifras absolutas, el país pasó de 13.348.401 a 15.116.435, lo que representa un au-
mento de 1.768.034 personas en los últimos 10 años. La disminución del ritmo de crecimiento de
la población ubica a Chile, al empezar el siglo XXI, entre los cuatro países de menor crecimiento
demográfico de América Latina. El censo de 2002 contabiliza 7.668.740 mujeres y 7.447.695 hom-
bres, una proporción por sexo muy similar a la del censo 1992 (INE, 2002, p.9).
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A nivel mundial, existe una correlación entre mayor nivel de desarrollo económico de los
países y mayor envejecimiento de éstos. Como se ha señalado, uno de los procesos que haytras el
envejecimiento poblacional es el aumento de la esperanza de vida, el cual se produce por las trans-
formaciones ocurridas en los comportamientos epidemiológicos de los países, los que se asocian a
su nivel de desarrollo económico.
Varios de los países de América Latina y el Caribe (ALCA) ya se encuentran en etapas avanza-
das de la transición demográfica, con bajas tasas de mortalidad infantil y bajas tasas de fecundidad,
mientras otros están en etapas más iniciales (ver gráfico 1). Puerto Rico, Cuba y Uruguay se encuen-
tran en etapas de envejecimiento avanzado; Chile y Argentina los están alcanzando a ritmo acele-
rado; la mayoría de los países de ALCA todavía están en etapa de envejecimiento moderado, donde
países como México, Colombia, Brasil y Costa Rica, ya han visto descender sus tasas de mortalidad
y natalidad, con lo cual el envejecimiento de su población va en aumento también; otros países
están más rezagados en la transición demográfica, tales como Bolivia, Haití, Honduras, Guatemala
(Huenchuan, 2009). ALCA tiene una gran heterogeneidad demográfica, lo que con el paso del tiem-
po puede ser una ventana de oportunidad, especialmente en los países que todavía están en etapa
de envejecimiento incipiente o moderado.
Elaboración propia a partir de la siguiente fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población CE-
PALSTAT “Bases de datos y publicaciones estadísticas” en línea: http://websie.eclac.cl/infest/ajax/cepalstat.asp?carpeta=publicaciones.
SIGLAS: Argentina ARG, Bolivia BOL, Brasil BRA, Chile CHI, Colombia COL, Costa Rica CRI, Ecuador ECU, El Salvador SAL, Guatemala GUA,
Honduras HON, México MEX, Nicaragua NIC, Panamá PAN, Paraguay PAR, Perú PER, República Dominicana DOM, Uruguay URU, Vene-
zuela VEN.
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En el gráfico 2 se puede observar la evolución de los dos indicadores que están en la base
del envejecimiento poblacional entre los años 1864 y 2000: se ve que hacia fines del siglo XIX las
tasas de mortalidad y de natalidad eran relativamente altas hasta la década de 1930, cuando se
constata un descenso sostenido de la mortalidad, mientras la natalidad ha ido bajando pero a un
ritmo menor.
Elaboración propia con datos obtenidos de la siguiente Fuente: Díaz, J. Lüders, R. y Wagner, G., La República en Cifras, 2010. EH Clio Lab-
Iniciativa Científica Milenio. URL: http://www.economia.puc.cl/cliolab.
Otro indicador que hay que tener en cuenta es el índice de envejecimiento poblacional que es
la cantidad de personas de 60 años y más por cada 100 personas menores de 15 años. Éste era de
un 18,7 en el año 1950, subiendo al doble el año 2000 (35,8), previendo que se incrementará a un
ritmo considerable en el futuro, donde habrá sobrepasado los 100 hacia el año 2050.
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más (hasta los 81 años); los de 65 años vivían 16,9 años más (hasta los 82 años) y los de 80 años 7,7
años más (por lo tanto, hasta alrededor de los 88 años).
Como consecuencia de que las mujeres viven más años que los hombres, la razón de sexo
–que es el número de hombres que hay por cada 100 mujeres– es claramente favorable a estas úl-
timas. Como se puede ver en la tabla 1, en el año 2000 por cada 1000 mujeres de 60 o más años
había 76 hombres, dicho de otro modo, por cada 4 mujeres 3 hombres; entre los que tienen más de
80 años, la razón se reduce prácticamente a 1 hombre por cada 2 mujeres.
Fuente: Naciones Unidas (2002). Population Division, DESA, United Nations: World Population Ageing 1950-2050.
http://www.un.org/esa/population/publications/worldageing19502050/.
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Los resultados del Estudio Nacional de la Dependencia (SENAMA, 2009, p.75), muestran que
el problema de la dependencia afecta a aproximadamente 2,5 de cada diez adultos mayores de 60
años en nuestro país. Ello representa un nivel algo mayor a las estimacionestanto de la OMS como
de estudios empíricos en diversos países que han establecido el fenómeno de la dependencia en
cifras en torno al 20% entre los mayores de 65 años. Adicionalmente, esta investigación muestra
que el fenómeno de la dependencia entre adultos mayores no se distribuye en forma igualitaria
por edad, espacio o aspecto social, incluyendo grandes diferencias urbanorurales y de género, que
afecta mayoritariamente a las mujeres de mayor edad. La vulnerabilidad evidenciada en las zonas
rurales, en las mujeres mayores, en los grupos menos educados y los de mayor edad, plantea a la
sociedad múltiples desafíos que deben ser enfrentados a la brevedad. En el caso de la mujer, la si-
tuación es más grave y necesario poner atención si se considera su mayor expectativa de vida,y la
alta frecuencia de dependencia en las mayores de 70 años. En las mujeres mayores hay una brecha
entre expectativa de vida total y expectativa de vida saludable que aún es difícil de superar y, por
tanto, requiere toda la atención de las políticas públicas y de la sociedad en general (SENAMA,
2009, p.75).
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Gráfico 3. Chile: indicadores de dependencia demográfica 1950-2050.
Elaboración propia a partir de la siguiente fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de
Población CEPALSTAT “Bases de datos y publicaciones estadísticas” en línea: http://websie.eclac.cl/infest/ajax/cepalstat.
asp?carpeta=publicaciones.
Es posible observar que a edades más avanzadas del desarrollo, en la llamada”cuarta edad”, se
potencia el efecto de una menor seguridad económica y la posible desintegración social (SENAMA,
2009 p.28).
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En Chile, la mayoría de los adultos mayores mantiene la jefatura de hogar o es pareja de quien
encabeza el hogar (86% según estimaciones obtenidas a partir de la Encuesta Casen 2009), lo que
se explica en gran medida porque son propietarios de su vivienda. Los que viven solos representan
a una minoría (11% el año 2009), aunque con una leve tendencia al alza (ver tabla 2). El tamaño de
los hogares donde viven los adultos mayores supera las tres personas, lo que se debe a que casi la
mitad vive todavía con algún hijo (Herrera y Fernández, 2011).
Es importante precisar que, de acuerdo con la Encuesta CASEN (2009), los hogares con jefatu-
ra femenina se encuentran más expuestos a vivir en condiciones de indigencia y pobreza. El 47,9%
de los hogares indigentes tiene jefatura femenina y el 43,2% de los hogares pobres tiene a una mujer
a cargo del hogar, porcentaje que se reduce al 31,6% en el caso de los hogares no pobres.
Los datos de la Segunda Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez UC-Caja Los An-
des evidenciaron la importancia que sigue teniendo la familia para los adultos mayores. El 90% ha
tenido hijos; el 75% de los hijos de los adultos mayores encuestados vive en la misma ciudad que
sus padres; el 85% tiene hermanos vivos; el 93% tiene nietos y casi la mitad de ellos tiene contacto
diario con algún nieto (Herrera y Fernández, 2011).
Fuente: elaboración propia a partir del procesamiento de las respectivas Encuestas CASEN de los 2000, 2003, 2006 y 2009. Unidad de análisis:
personas de 60 o más años.
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A partir de los datos obtenidos en la encuesta CASEN (2009) es posible constatar los cambios
que han experimentado las familias chilenas. Es así como se observa una reducción en las familias
biparentales que pasan de representar el 67.3% del total de familias en 1990 al 58.6% en 2009.
Como contrapartida, aumentan las familias monoparentales desde el 22.2% en 1990 al 27.6% en
2009, y las familias unipersonales desde el 10.5% al 13.8%. La tendencia se confirma también res-
pecto del año 2006, en que las familias biparentales representaban el 61.2% del total de familias,
mientras que las monoparentales y unipersonales, el 25.6% y 13.2%, respectivamente.
Aun cuando las mujeres en su mayoría se autodeclaraba como jefe de familia monoparental,
desde el año 2006 se observa un incremento del porcentaje de aquellas que se declaran como jefas
en familias biparentales. Es así como en el 2006, entre las familias con jefatura femenina el 17.9%
corresponden a familias biparentales, mientras que en 2009 aumenta al 18.9%; este porcentaje
representaba sólo al 3.4% de las mujeres jefas de familia en el año 1990. Independiente de la situa-
ción de pobreza, el número promedio de hijos ha disminuido en el tiempo. Desde 2.5 en 1990 a
2.1 en 2009 entre las familias indigentes; desde 2.2 en 1990 a 2.0 en 2009, en familias pobres no
indigentes, y desde 1.9 a 1.7 en familias no pobres. No obstante ello, las familias en situación de
pobreza tienen, en promedio, más hijos que las familias no pobres.
La escolaridad promedio de los jefes de familia es mayor a medida que disminuye la edad.
En promedio, los jefes de familia menores de 30 años tienen 4 años y medio más de educación que
los mayores de 60 años. Por otro lado, el promedio de años de escolaridad de los jefes de familia se
incrementa en los deciles de mayores ingresos, duplicándose los años de escolaridad del decil más
rico respecto del más pobre. (CASEN 2009, WEB).
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CONCLUSIONES
Hemos visto que el envejecimiento de la población se debe fundamentalmente al aumento
de la esperanza de vida de las personas y a la disminución de la natalidad. ¿Qué implicancias tienen
estos procesos en Chile y qué desafíos plantea esta situación para los profesionales que trabajan con
las personas mayores y para las políticas públicas?
Por otro lado, la disminución de la fecundidad tiene efectos significativos al reducir el núme-
ro de miembros de la familia potenciales que ofrecen apoyos en la edad avanzada. Genera tam-
bién una tendencia a la relativa disminución de hogares jóvenes y un aumento proporcional de los
hogares con y de personas mayores.
La longevidad y baja fecundidad generan familias en numerosas generaciones pero cada una
con pocos miembros. Se transita de familias de gran formato horizontal a familias de formato verti-
cal donde hay posibilidad de cohabitación de varias generaciones adultas y de edades avanzadas.
Por último, se debe dar prioridad al abordaje de la temática de las personas mayores en todos
los ámbitos de la política pública, ya que el futuro estará marcado por la realidad de un país en el
que una de cada cuatro personas será mayor de 60 años.
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GLOSARIO
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EJERCICIO DE APLICACIÓN
Capítulo 2
...conoce sobre los aspectos sociodemográficos del envejecimiento, responda las siguientes
preguntas:
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BIBLIOGRAFÍA
Casen 2009 Ministerio de Planificación,Gobierno de Chile. Recuperado desde Internet: http://www.
mideplan.gob.cl/casen2009/
Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) (2011). División de Población CEPALS-
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