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MARÍA SOLEDAD HERRERA PONCE

ASPECTOS SOCIODEMOGRÁFICOS DEL ENVEJECIMIENTO

CAPÍTULO 2

ASPECTOS
SOCIODEMOGRÁFICOS
DEL ENVEJECIMIENTO
MARÍA SOLEDAD HERRERA PONCE
Socióloga, Pontificia Universidad Católica de Chile
Máster en Gerontología Social, Universidad Autónoma de Madrid
Doctor en Sociología, Universidad Autónoma de Madrid
Directora de Magister Instituto de Sociología UC (ISUC)

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IDEAS PRINCIPALES

El envejecimiento poblacional ocurre por dos procesos: disminución de la


mortalidad, con el consiguiente aumento de la esperanza de vida de las
personas, y disminución de las tasas de natalidad. Esto ha implicado que el
peso de las personas mayores, en comparación con las de menor edad, se ha
ido incrementando.

La población mayor está envejeciendo cada vez más y es más


frecuente en las mujeres que en los hombres, ya que la esperanza de
vida es mayor en ellas.

La relación de edades entre los que son más productivos económicamente


y los que son menos (tasas de dependencia demográfica), está transitando
desde la predominancia de una dependencia de niños hacia una
dependencia de los mayores.

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MARÍA SOLEDAD HERRERA PONCE
ASPECTOS SOCIODEMOGRÁFICOS DEL ENVEJECIMIENTO

DESARROLLO DEL TEMA

I. La transición demográfica de Chile


El envejecimiento poblacional es el pro-
ceso de cambio en la estructura demográfica,
caracterizado por el aumento progresivo de la
proporción de personas mayores de 60 años en
relación a la población total.

Este proceso de envejecimiento es conse-


cuencia de la transición demográfica que han vi-
vido los países, entendiendo como tal al proceso
durante el cual se pasa de una dinámica de bajo
crecimiento de la población, con altos niveles de
mortalidad y fecundidad, a otra también de bajo
crecimiento, pero con mortalidad y fecundidad
reducidas. En el estadio intermedio, se observan
elevadas tasas de aumento de la población como
resultado del desfase entre los inicios del descen-
so de la mortalidad y de la fecundidad (CEPAL-CELADE, 2007).

Los censos realizados entre 1952 y 2002 revelan que, en el lapso de cincuenta años, la po-
blación chilena aumentó en números absolutos en 9.183.440 personas. Considerando los últimos
censos, se puede constatar que entre 1992 y 2002 la población de Chile creció a una tasa promedio
anual de 1,2 personas por cada cien habitantes. Durante el decenio anterior, es decir, entre 1982 y
1992, la tasa promedio anual fue de 1,6, confirmándose el menor crecimiento respecto al decenio
anterior. En cifras absolutas, el país pasó de 13.348.401 a 15.116.435, lo que representa un au-
mento de 1.768.034 personas en los últimos 10 años. La disminución del ritmo de crecimiento de
la población ubica a Chile, al empezar el siglo XXI, entre los cuatro países de menor crecimiento
demográfico de América Latina. El censo de 2002 contabiliza 7.668.740 mujeres y 7.447.695 hom-
bres, una proporción por sexo muy similar a la del censo 1992 (INE, 2002, p.9).

II. Reducción en las tasas de mortalidad y de natalidad e


incremento en la longevidad
El envejecimiento poblacional se ha producido por dos cambios demográficos principales:
la disminución de la mortalidad infantil con el consiguiente aumento de la esperanza de vida, y la
reducción de la fecundidad que implica una disminución del peso relativo de los menores de edad.
La mayor longevidad humana genera impactos significativos en la estructura, composición y diná-
mica de las familias, en especial en lo que responde a la función de cuidado y suministro de apoyos
entre generaciones.

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A nivel mundial, existe una correlación entre mayor nivel de desarrollo económico de los
países y mayor envejecimiento de éstos. Como se ha señalado, uno de los procesos que haytras el
envejecimiento poblacional es el aumento de la esperanza de vida, el cual se produce por las trans-
formaciones ocurridas en los comportamientos epidemiológicos de los países, los que se asocian a
su nivel de desarrollo económico.

Varios de los países de América Latina y el Caribe (ALCA) ya se encuentran en etapas avanza-
das de la transición demográfica, con bajas tasas de mortalidad infantil y bajas tasas de fecundidad,
mientras otros están en etapas más iniciales (ver gráfico 1). Puerto Rico, Cuba y Uruguay se encuen-
tran en etapas de envejecimiento avanzado; Chile y Argentina los están alcanzando a ritmo acele-
rado; la mayoría de los países de ALCA todavía están en etapa de envejecimiento moderado, donde
países como México, Colombia, Brasil y Costa Rica, ya han visto descender sus tasas de mortalidad
y natalidad, con lo cual el envejecimiento de su población va en aumento también; otros países
están más rezagados en la transición demográfica, tales como Bolivia, Haití, Honduras, Guatemala
(Huenchuan, 2009). ALCA tiene una gran heterogeneidad demográfica, lo que con el paso del tiem-
po puede ser una ventana de oportunidad, especialmente en los países que todavía están en etapa
de envejecimiento incipiente o moderado.

Gráfico 1. América Latina y El Caribe: ubicación de los países según situación


de transición demográfica, datos cercanos a 2005-2010.

Elaboración propia a partir de la siguiente fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población CE-
PALSTAT “Bases de datos y publicaciones estadísticas” en línea: http://websie.eclac.cl/infest/ajax/cepalstat.asp?carpeta=publicaciones.
SIGLAS: Argentina ARG, Bolivia BOL, Brasil BRA, Chile CHI, Colombia COL, Costa Rica CRI, Ecuador ECU, El Salvador SAL, Guatemala GUA,
Honduras HON, México MEX, Nicaragua NIC, Panamá PAN, Paraguay PAR, Perú PER, República Dominicana DOM, Uruguay URU, Vene-
zuela VEN.

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En el gráfico 2 se puede observar la evolución de los dos indicadores que están en la base
del envejecimiento poblacional entre los años 1864 y 2000: se ve que hacia fines del siglo XIX las
tasas de mortalidad y de natalidad eran relativamente altas hasta la década de 1930, cuando se
constata un descenso sostenido de la mortalidad, mientras la natalidad ha ido bajando pero a un
ritmo menor.

Gráfico 2. Chile: evolución de las tasas de natalidad y mortalidad

Elaboración propia con datos obtenidos de la siguiente Fuente: Díaz, J. Lüders, R. y Wagner, G., La República en Cifras, 2010. EH Clio Lab-
Iniciativa Científica Milenio. URL: http://www.economia.puc.cl/cliolab.

Como indicadores de envejecimiento se utiliza principalmente el porcentaje de personas de


60 y más años en el total de la población, porcentaje que se ha triplicado en el período entre 1950
y 2050: fue de 6,9% en el año 1950, de 10,2% el año 2000 y se estima alcanzará al 23,5% en el
año 2050 (ver tabla 1).

Otro indicador que hay que tener en cuenta es el índice de envejecimiento poblacional que es
la cantidad de personas de 60 años y más por cada 100 personas menores de 15 años. Éste era de
un 18,7 en el año 1950, subiendo al doble el año 2000 (35,8), previendo que se incrementará a un
ritmo considerable en el futuro, donde habrá sobrepasado los 100 hacia el año 2050.

Se ha señalado que el envejecimiento poblacional se ha producido tanto por la disminución


de la natalidad como por el aumento de la esperanza de vida. Mientras en 1992 el número medio
de hijos por mujer a nivel nacional era de 2,39, en 2002, bajó a 2,26 (INE, 2002, p19). Por otra
parte, en el período de un siglo se estima que la esperanza de vida al nacer se habrá incrementado
en 25 años desde 55 años el año 1950, a 80 años en el 2050 (ver tabla 1). Las mujeres viven más
que los hombres: en el año 2000 la esperanza de vida al nacer de las mujeres era de 79 años y la
de los hombres de 73 años, según estimaciones de las Naciones Unidas. También es útil calcular la
esperanza de vida de las personas que llegan a la etapa de la vejez, ya que si se ha sobrevivido a
esa edad es probable que se viva mucho más años que lo estimado como promedio de esperanza de
vida al nacer. Por ejemplo, para el año 2000 las personas de 60 años vivían en promedio 20,7 años

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más (hasta los 81 años); los de 65 años vivían 16,9 años más (hasta los 82 años) y los de 80 años 7,7
años más (por lo tanto, hasta alrededor de los 88 años).

En la tabla 1 también se expone la tasa de sobrevivencia, que es el porcentaje de personas


que ha llegado o se estima llegarán a una determinada edad. Por ejemplo, para el año 2000 el 87%
de los chilenos había llegado a cumplir los 60 años y el 47,6% a los 80 años. Hoy en día casi la mi-
tad de las personas está llegando a cumplir 80 años y se estima que para el año 2050 el 60% vivirá
hasta por lo menos esa edad. Por lo tanto, vemos que el envejecimiento no es solo un proceso don-
de proporcionalmente aumentan las personas mayores en relación a los de menos edad, sino que
también las personas mayores viven cada vez más años. La población mayor envejece también.

Como consecuencia de que las mujeres viven más años que los hombres, la razón de sexo
–que es el número de hombres que hay por cada 100 mujeres– es claramente favorable a estas úl-
timas. Como se puede ver en la tabla 1, en el año 2000 por cada 1000 mujeres de 60 o más años
había 76 hombres, dicho de otro modo, por cada 4 mujeres 3 hombres; entre los que tienen más de
80 años, la razón se reduce prácticamente a 1 hombre por cada 2 mujeres.

Tabla 1. Chile: selección de indicadores de envejecimiento 1950-2050.

Fuente: Naciones Unidas (2002). Population Division, DESA, United Nations: World Population Ageing 1950-2050.
http://www.un.org/esa/population/publications/worldageing19502050/.

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III. Aumento en las tasas de dependencia y reducción en la


población económicamente activa
El envejecimiento poblacional
tiene consecuencias económicas, no
solo porque aumentan los costos en sa-
lud y en seguridad social (pensiones),
sino porque disminuye la población
económicamente activa, es decir que
está inserta en la fuerza laboral, ya sea
trabajando remuneradamente o bus-
cando trabajo.

La tasa de dependencia total es


el número de personas menores de 15
años más las que tienen 65 o más años,
sobre el total de personas entre 15 y 64
años. Ésta depende tanto de la cantidad
de niños como de personas mayores
sin distinguir entre ambas, por esto se
calculan también dos indicadores adi-
cionales: la tasa de dependencia de
menores que es el número de personas
menores de 15 años por cada 100 personas entre 15 y 64 años; y la tasa de dependencia de mayores
que es el número de personas de 65 o más años por cada 100 personas entre 15 y 64 años.

En el gráfico 3 se puede ver una clara tendencia a la disminución de la dependencia de me-


nores y un aumento de la tasa de dependencia de mayores. Como resultado, la tasa de dependencia
ha disminuido desde 1960 y se estima que entre los años 2010 y 2020 empezará a aumentar. Se está
viviendo actualmente la etapa que se denomina “bono demográfico”, en que se tiene en términos
relativos más población “en edad de trabajar”, en comparación con la población en “edad pasiva”
(menores y mayores).

Los resultados del Estudio Nacional de la Dependencia (SENAMA, 2009, p.75), muestran que
el problema de la dependencia afecta a aproximadamente 2,5 de cada diez adultos mayores de 60
años en nuestro país. Ello representa un nivel algo mayor a las estimacionestanto de la OMS como
de estudios empíricos en diversos países que han establecido el fenómeno de la dependencia en
cifras en torno al 20% entre los mayores de 65 años. Adicionalmente, esta investigación muestra
que el fenómeno de la dependencia entre adultos mayores no se distribuye en forma igualitaria
por edad, espacio o aspecto social, incluyendo grandes diferencias urbanorurales y de género, que
afecta mayoritariamente a las mujeres de mayor edad. La vulnerabilidad evidenciada en las zonas
rurales, en las mujeres mayores, en los grupos menos educados y los de mayor edad, plantea a la
sociedad múltiples desafíos que deben ser enfrentados a la brevedad. En el caso de la mujer, la si-
tuación es más grave y necesario poner atención si se considera su mayor expectativa de vida,y la
alta frecuencia de dependencia en las mayores de 70 años. En las mujeres mayores hay una brecha
entre expectativa de vida total y expectativa de vida saludable que aún es difícil de superar y, por
tanto, requiere toda la atención de las políticas públicas y de la sociedad en general (SENAMA,
2009, p.75).

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Gráfico 3. Chile: indicadores de dependencia demográfica 1950-2050.

Elaboración propia a partir de la siguiente fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de
Población CEPALSTAT “Bases de datos y publicaciones estadísticas” en línea: http://websie.eclac.cl/infest/ajax/cepalstat.
asp?carpeta=publicaciones.

IV. Envejecimiento de la vejez


Uno de los fenómenos que trae mayores consecuencias para las sociedades que experimen-
tan la transición demográfica hacia el envejecimiento es el envejecimiento de la vejez. Es decir, el
incremento, entre las personas mayores, del número de personas de edad más avanzada (> de 79
años de edad).

Este fenómeno muestra el incremento de la cantidad de personas que necesitarán recursos y


servicios especiales de atención a las necesidades específicas que comienzan a presentarse a eda-
des más avanzadas. Este fenómeno sucede sobre todo en el ámbito de la salud y se expresa en las
limitaciones que presentan algunos adultos mayores en su funcionalidad, las multipatologías y el
consecuente consumo elevado de medicamentos.

Es posible observar que a edades más avanzadas del desarrollo, en la llamada”cuarta edad”, se
potencia el efecto de una menor seguridad económica y la posible desintegración social (SENAMA,
2009 p.28).

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V. Cambio en las estructuras familiares


El envejecimiento poblacional es uno de los principales factores de cambio en la estructura y
dinámica de las familias, así como del sistema de intercambio y apoyo entre generaciones. Tener o
llegar a tener por lo menos un padre o madre mayor de sesenta años es una probabilidad cada día
mayor en el mundo. Con más personas sobreviviendo a la edad avanzada, más generaciones jóve-
nes tienen familiares de mayor edad. Al presente, un número mayor de familias tienen padres que le
sobreviven. Las relaciones intergeneracionales son más complejas y variadas y los lazos familiares
tienen una duración sin precedente. En muchas familias ya existen dos generaciones de miembros
ancianos: los abuelos en las edades de sesenta años y más y los bisabuelos en los ochenta.

En Chile, la mayoría de los adultos mayores mantiene la jefatura de hogar o es pareja de quien
encabeza el hogar (86% según estimaciones obtenidas a partir de la Encuesta Casen 2009), lo que
se explica en gran medida porque son propietarios de su vivienda. Los que viven solos representan
a una minoría (11% el año 2009), aunque con una leve tendencia al alza (ver tabla 2). El tamaño de
los hogares donde viven los adultos mayores supera las tres personas, lo que se debe a que casi la
mitad vive todavía con algún hijo (Herrera y Fernández, 2011).

Es importante precisar que, de acuerdo con la Encuesta CASEN (2009), los hogares con jefatu-
ra femenina se encuentran más expuestos a vivir en condiciones de indigencia y pobreza. El 47,9%
de los hogares indigentes tiene jefatura femenina y el 43,2% de los hogares pobres tiene a una mujer
a cargo del hogar, porcentaje que se reduce al 31,6% en el caso de los hogares no pobres.

Los datos de la Segunda Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez UC-Caja Los An-
des evidenciaron la importancia que sigue teniendo la familia para los adultos mayores. El 90% ha
tenido hijos; el 75% de los hijos de los adultos mayores encuestados vive en la misma ciudad que
sus padres; el 85% tiene hermanos vivos; el 93% tiene nietos y casi la mitad de ellos tiene contacto
diario con algún nieto (Herrera y Fernández, 2011).

Tabla 2. Chile: indicadores de estructura familiar de adultos mayores 2000-2009.

Fuente: elaboración propia a partir del procesamiento de las respectivas Encuestas CASEN de los 2000, 2003, 2006 y 2009. Unidad de análisis:
personas de 60 o más años.

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A partir de los datos obtenidos en la encuesta CASEN (2009) es posible constatar los cambios
que han experimentado las familias chilenas. Es así como se observa una reducción en las familias
biparentales que pasan de representar el 67.3% del total de familias en 1990 al 58.6% en 2009.
Como contrapartida, aumentan las familias monoparentales desde el 22.2% en 1990 al 27.6% en
2009, y las familias unipersonales desde el 10.5% al 13.8%. La tendencia se confirma también res-
pecto del año 2006, en que las familias biparentales representaban el 61.2% del total de familias,
mientras que las monoparentales y unipersonales, el 25.6% y 13.2%, respectivamente.

Aun cuando las mujeres en su mayoría se autodeclaraba como jefe de familia monoparental,
desde el año 2006 se observa un incremento del porcentaje de aquellas que se declaran como jefas
en familias biparentales. Es así como en el 2006, entre las familias con jefatura femenina el 17.9%
corresponden a familias biparentales, mientras que en 2009 aumenta al 18.9%; este porcentaje
representaba sólo al 3.4% de las mujeres jefas de familia en el año 1990. Independiente de la situa-
ción de pobreza, el número promedio de hijos ha disminuido en el tiempo. Desde 2.5 en 1990 a
2.1 en 2009 entre las familias indigentes; desde 2.2 en 1990 a 2.0 en 2009, en familias pobres no
indigentes, y desde 1.9 a 1.7 en familias no pobres. No obstante ello, las familias en situación de
pobreza tienen, en promedio, más hijos que las familias no pobres.

La escolaridad promedio de los jefes de familia es mayor a medida que disminuye la edad.
En promedio, los jefes de familia menores de 30 años tienen 4 años y medio más de educación que
los mayores de 60 años. Por otro lado, el promedio de años de escolaridad de los jefes de familia se
incrementa en los deciles de mayores ingresos, duplicándose los años de escolaridad del decil más
rico respecto del más pobre. (CASEN 2009, WEB).

El promedio de edad de los cuida-


dores familiares fluctúa entre los 64,4 años
para los hombres y 53,1 para las mujeres.
El 50% de los cuidadores tiene 52 años o
más y el 30% 62 años y más 39. Los da-
tos secundarios con que se cuenta respecto
a este indicador muestran un incremento de
la proporción de personas de 80 años y más,
respecto a las de 50 a 64 años de edad, lo
que se sostiene sobre el mayor crecimien-
to de la población de personas de 80 años
y más, respecto de los otros grupos etarios
(envejecimiento de la vejez). Esto da cuenta
del aumento de las personas que requerirán
cuidados hacia el futuro, así como de una
presión mayor sobre las familias y sobre los
sujetos encargados de brindar cuidados y/o
asistencia a las personas dependientes (SE-
NAMA, 2009, pp. 27-28).

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ASPECTOS SOCIODEMOGRÁFICOS DEL ENVEJECIMIENTO

CONCLUSIONES
Hemos visto que el envejecimiento de la población se debe fundamentalmente al aumento
de la esperanza de vida de las personas y a la disminución de la natalidad. ¿Qué implicancias tienen
estos procesos en Chile y qué desafíos plantea esta situación para los profesionales que trabajan con
las personas mayores y para las políticas públicas?

El aumento de la esperanza de vida prolonga la existencia de las etapas de la vida adulta y


avanzada. Esto tiene consecuencias en el incremento del tiempo dedicado a ciertos roles (hijo/as,
abuelo/as, madre, padre, entre otros). Influye además en el tiempo que la persona puede dedicar a
las actividades personales, profesionales y de ocio. La longevidad ha cambiado las estructuras fa-
miliares y ha traído la existencia de familias con tres o cuatro generaciones juntas. En este contexto,
la vejez y la longevidad deben ser vistas no solo desde la óptica de problema social, sino que deben
ser consideradas desde la oportunidad histórica que representan para la sociedad.

Por otro lado, la disminución de la fecundidad tiene efectos significativos al reducir el núme-
ro de miembros de la familia potenciales que ofrecen apoyos en la edad avanzada. Genera tam-
bién una tendencia a la relativa disminución de hogares jóvenes y un aumento proporcional de los
hogares con y de personas mayores.

La longevidad y baja fecundidad generan familias en numerosas generaciones pero cada una
con pocos miembros. Se transita de familias de gran formato horizontal a familias de formato verti-
cal donde hay posibilidad de cohabitación de varias generaciones adultas y de edades avanzadas.

El envejecimiento de la población representa un gran desafío que se debe afrontar a nivel


de políticas públicas, a la luz de los estudios demográficos que dan cuenta de las necesidades de
servicios de los adultos mayores, según sus niveles de dependencia y funcionalidad.

Por último, se debe dar prioridad al abordaje de la temática de las personas mayores en todos
los ámbitos de la política pública, ya que el futuro estará marcado por la realidad de un país en el
que una de cada cuatro personas será mayor de 60 años.

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GLOSARIO

Envejecimiento poblacional Razón de sexo


Proceso de cambio demográfico caracterizado Número de hombres que hay por cada 100
por un aumento del peso porcentual de las per- mujeres.
sonas de 60 o más años en comparación con la
población menor de 60 años (en algunos países Tasa de dependencia total
el corte de edad es de 65 años). Suma el número de personas menores de 15
años más los que tienen 65 o más años, sobre el
Esperanza de vida total de personas entre 15 y 64 años.
Cantidad de años que se espera viva una per-
sona a una determinada edad (normalmente Tasa de dependencia de menores
se calcula al nacer, pero se puede calcular por Número de personas menores de 15 años por
ejemplo a los 60 y 80 años). cada 100 personas entre 15 y 64 años.
Índice de envejecimiento poblacional Tasa de dependencia de mayores
Relación entre la población de 60 años y más y Número de personas de 65 o más años por cada
la población menor de 15 años, por 100. 100 personas entre 15 y 64 años.
Tasa de sobrevivencia
Porcentaje de personas que ha llegado o se esti-
ma llegarán a una determinada edad.

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MARÍA SOLEDAD HERRERA PONCE
ASPECTOS SOCIODEMOGRÁFICOS DEL ENVEJECIMIENTO

EJERCICIO DE APLICACIÓN
Capítulo 2

Y ahora que usted...

...conoce sobre los aspectos sociodemográficos del envejecimiento, responda las siguientes
preguntas:

a) ¿Qué índices sociodemográficos de su comuna o localidad le parecen relevantes en


relación a la temática gerontológica?

b) ¿Cómo influyen y cómo integraría la información de estos índices en el desarrollo de


programas para mejorar la calidad de vida?

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BIBLIOGRAFÍA
Casen 2009 Ministerio de Planificación,Gobierno de Chile. Recuperado desde Internet: http://www.
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