Tema 1
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Tema 1
Resulta evidente el hecho que todos los seres humanos cambian a medida que los años
van transcurriendo. Estos cambios son tanto físicos como psíquicos/psicológicos. No
obstante, la respuesta con relación a qué, cómo y por qué se cambia ha sido, y es, todavía
en ocasiones, objeto de debate y controversia dentro de ciertas ramas del conocimiento.
La relación que existe entre la educación y el desarrollo (psicológico e intelectual) de las
personas suscita un especial interés desde hace incluso siglos y se presenta
recurrentemente desde diferentes perspectivas, entre las que destacan la psicológica, la
pedagógica y la sociológica. Antes de continuar, pasamos a definir conceptos tan
relevantes como aprendizaje, educación y desarrollo.
Aprendizaje
El aprendizaje es el medio por el cual adquirimos habilidades y conocimiento, valores,
actitudes y reacciones emocionales. No existe una definición única y exhaustiva de
este constructo. A continuación, se reflejan dos perspectivas complementarias y comunes:
• El aprendizaje es un cambio relativamente permanente en la conducta como
resultado de la experiencia.
Aprendizaje y Desarrollo de la Personalidad Tema 1
Cabe señalar que el proceso de aprendizaje concede a los seres humanos un mayor
grado de flexibilidad y de adaptabilidad que el de cualquier otra especie animal
(Ormrod, 2005).
Educación
Es la suma de todos los procesos mediante los cuales una comunidad o grupo social
transmite sus capacidades y habilidades adquiridas con el fin de asegurar la continuidad
de su existencia y desarrollo como tal. Cabe diferenciar entre lo que es la educación
formal y la informal. La formal es la educación que se da en los centros educativos y que
cumple con estas características (Trilla et al., 2003; Ávila, 2007):
Desarrollo
Sin embargo, no todos los autores, a lo largo del tiempo, han defendido esta perspectiva
interaccionista. Y es que, tradicionalmente, el desarrollo (en su globalidad) se ha
entendido y explicado en base a dos posturas científicas y académicas antagónicas
enfrentadas (Miras, 1991):
Cabe destacar que los contenidos de esta asignatura serán abordados desde una
perspectiva interaccionista, sosteniendo que aprendizaje y desarrollo son procesos
íntimamente relacionados entre sí.
En este apartado se presentan las teorías de dos autores clásicos muy relevantes en el
estudio del desarrollo psicológico: Jean Piaget y Lev Semyonovich Vygotsk. Las ideas de
Piaget y Vigotsky han cobrado una notable relevancia en la Psicopedagogía
contemporánea (Vasco y Isaza de Gil, 2002).
Ambos autores son interaccionistas, sin embargo, Piaget pone en el centro de su teoría el
papel de la biología y la maduración y Vigotsky, por su parte, subraya la importancia del
contexto cultural en el desarrollo psicológico del individuo. Además, ambos autores son
considerados autores constructivistas (parten de la idea de que el propio individuo
construye el conocimiento de manera activa).
Jean Piaget
Inteligencia sensorio-motriz
Transcurre durante el período que va desde el nacimiento hasta los dos años,
aproximadamente. Es la fase inicial de la inteligencia en la que el niño comienza a crear
sus primeros esquemas y estructuras mentales, útiles para almacenar la información y
para el aprendizaje de nuevos conceptos sobre el mundo que le rodea.
En este estadio, el niño se vale de los reflejos incondicionados y utiliza sus sentidos y
acciones motrices para construir conocimiento (por ejemplo, a través de juego). En las
primeras etapas del desarrollo, el contacto directo con los objetos y personas será
necesario para la creación de los primeros esquemas y estructuras mentales. A posteriori,
hacia el final de este período, y gracias a la existencia y participación de dichos esquemas
y estructuras previos, se produce la aparición incipiente del pensamiento simbólico.
El pensamiento simbólico permite pensar en los objetos y personas sin que estén
presentes, lo que implica anticipar mentalmente algunos efectos que pueden tener las
acciones que realiza, realizar descripciones básicas de acciones que no están ocurriendo
en el momento y realizar secuencias de acciones con un propósito (Oiberman et al., 2012).
comportamientos y valores propios son los únicos existentes, asumiendo que otros sujetos
los comparten con ellos. A pesar de todo ello, y poco a poco, en el individuo comienza a
desarrollarse la empatía.
Durante esta etapa, el niño no suele ser capaz de realizar operaciones mentales, pero
comprende lo que son los números. Se produce un uso más estable de los símbolos para
representar el mundo. La Tabla 1 y la Tabla 2 recogen los avances intelectuales y los
aspectos inmaduros durante este período del desarrollo.
En él tiene lugar un pensamiento operatorio concreto y se desarrolla entre los siete u ocho
años hasta los once o doce, aproximadamente. Aparecen las operaciones mentales y el
individuo es capaz de retener mentalmente dos o más variables cuando estudia los objetos,
también reconcilia datos aparentemente contradictorios. El niño es ya capaz de conservar
ciertas propiedades de los objetos, números y cantidades, así como de clasificar y ordenar
los objetos.
Durante este período, el niño es capaz de utilizar los símbolos de forma lógica y también
adquiere la capacidad de conservación de cantidades, materiales y de superficies (por
ejemplo, comprenderá que un litro de líquido es la misma cantidad en un vaso estrecho y
alto que en uno ancho y bajo). Todo ello con la condición de que vaya unido a objetos
concretos.
Va desde los once o doce años hasta los quince o dieciséis años. En este estadio se produce
un desarrollo de las estructuras lógicas formales o pensamiento lógico- formal. Aparece
el pensamiento hipotético-deductivo, que permite al sujeto generar deducciones a través
de hipótesis, estas permitirán al individuo interpretar la realidad. Lo real es concebido
como un subconjunto de lo posible: los adolescentes pasan a ser capaces de razonar sobre
las distintas posibilidades de una situación, aunque no tengan una existencia real y
concreta. Los adolescentes son proclives a plantearse la realidad, imaginando otras
situaciones posibles a la presente y conjeturando sobre las consecuencias derivadas de
esas otras posibilidades.
Todo ello acaba redundando en una mejora en las habilidades de resolución de problemas
(selección de información relevante, identificación de objetivos, planificación y elección
de la estrategia óptima, toma de decisiones, ejecución de la estrategia y evaluación), en
las estrategias de aprendizaje (técnicas y hábitos de estudio y aspectos estratégicos
implicados) y de las habilidades metacognitivas (conocimiento sobre los propios procesos
de pensamiento).
Por otra parte, pero en íntima relación con las etapas propuestas para explicar el desarrollo
cognitivo, Piaget introduce en su trabajo tres mecanismos que tienen como objeto
transformar esquemas de conocimiento simples (típicos de las primeras etapas de la
infancia) en estructuras de conocimiento cada vez más desarrolladas. Resulta interesante
recalcar que los tres fenómenos son observables en todas las edades. Estos son los
siguientes (Ormrod, 2005):
Mecanismo de asimilación:
Mecanismo de acomodación:
Tiene lugar cuando se modifican las estructuras o esquemas de conocimiento para integrar
nuevos contenidos, permitiendo adaptar el propio conocimiento a nuevos elementos.
Como se ha comentado anteriormente, en ocasiones puede resultar complicado incorporar
información y elementos novedosos en los esquemas y estructuras previos, por lo que a
veces es necesario modificar los esquemas y estructuras ya existentes en la mente de una
persona, acomodándolos a las nuevas realidades. Ejemplo: cuando un niño aprende la
palabra «burro» y ve una cebra por primera vez, es probable que le llame «burro» a este
segundo animal, lo que podría considerarse asimilación. Cuando el niño, a través de la
experiencia y las explicaciones que le aporta otra persona, es capaz de comprender que la
cebra es diferente al burro, se produce una modificación de los esquemas, y por tanto una
acomodación.
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Mecanismo de equilibración:
Pasamos ahora a presentar la teoría del desarrollo psicológico del otro autor clásico de
referencia. Lev Semiónovich Vigotsky (1896-1934) fue un psicólogo ruso que formuló
una explicación del desarrollo vinculando el aprendizaje y la interacción social. La teoría
sociocultural de Vigotsky sigue todavía vigente en la práctica educativa actual. Aunque
Vigotsky reconoce el carácter biológico inicial del ser humano en las primeras etapas de
vida, justifica el desarrollo psicológico a través de la interacción del individuo con la
cultura.
Este autor plantea que la maduración, por sí sola, no es capaz de producir Funciones
Psicológicas Superiores (FPS) y que ello supone necesariamente la presencia de los
demás. Las FPS son aspectos cognitivos como la atención voluntaria, la memoria lógica,
el pensamiento conceptual y verbal, las emociones complejas y la percepción categorial
(Vasco y Isaza de Gil, 2002).
Este autor postula que la interacción social y las herramientas culturales moldean el
desarrollo y el aprendizaje individual (Woolfolk, 2014). Por tanto, y en sus propias
palabras, en el individuo se produce «un desarrollo biológico socialmente condicionado»
(Barba et al., 2007, p. 5). La creación de signos culturales, como el lenguaje, permite a
los seres humanos una relación comunitaria con el ambiente natural y social, siendo el
carácter social y cultural de las sociedades humanas el promotor del desarrollo
psicológico.
Entre estos dos niveles se sitúa la Zona de Desarrollo Próximo (ZDP), distancia entre el
Nivel de Desarrollo y el Nivel de Desarrollo Potencial, determinado por las acciones que
el individuo solo puede llevar a cabo inicialmente con la colaboración de otras personas
más capaces. Precisamente la interrelación con otras personas (fase «interpsíquica»)
produce el aprendizaje del individuo.
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Reflexiona: ¿Qué es un sistema? ¿Se puede considerar que los humanos somos un
sistema? ¿Qué otros elementos de los que nos rodean son sistemas?
Antes de proseguir, debemos aclarar el propio concepto de «sistema». Los sistemas son
conjuntos de elementos relacionados entre sí. Todo sistema se compone de subsistemas
en continua interacción.
Esta interacción produce nuevas cualidades con características diferentes en cada uno de
los sistemas. En este sentido, las personas pueden ser consideradas como sistemas
abiertos, y los contextos y grupos de los que forman parte (familia, la escuela, el grupo
de amigos, el barrio, el pueblo, etc.), también (Collo del-Benetti et al., 2013).
Desde esta aproximación, un sistema complejo, como sería un centro educativo, estaría
integrado por unos sistemas individuales: los estudiantes. Las interacciones y relaciones
entre estos estudiantes y los profesores significarían un acoplamiento de orden social
cuyas perturbaciones favorecerían el desarrollo. Cada aula formaría también un sistema,
y el centro y sus relaciones con otras instituciones del entorno un sistema todavía más
complejo. La multiplicidad de interacciones y acoplamientos de orden social explicarían
el aprendizaje y el desarrollo de los estudiantes. Bronfenbrenner identifica cinco sistemas
de interacción del individuo (Berk, 2000):
este sistema se incluiría, por ejemplo, el entorno laboral de los padres (horarios,
retribuciones, distancia del domicilio familiar, etc.), el cual puede afectar al niño
como agente externo.
• Macrosistema. Es la capa más externa al sujeto. Está formada por la legislación,
valores culturales, condiciones sociales que determinan las características de las
instituciones o contextos en los que desarrolla su actividad diaria el individuo. Se
encuadrarían en este sistema, por ejemplo, las creencias culturales, las
costumbres, etc.
• Cronosistema. Es el sistema que agrega la dimensión temporal al entorno del
niño. Puede contener elementos externos (que afectan a otros seres o sistemas) y/o
elementos internos (que afectan al propio sujeto). Se incluirían, por ejemplo, el
momento del nacimiento de un hermano, los cambios fisiológicos producidos con
el avance del tiempo, etc.