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Capítulo II.-De los tres sistemas de procedimiento.

Sección I.-De las acciones de la ley.


§I.-Noción y caracteres generales de las acciones de la ley.
714.-El sistema de las acciones de la ley se remonta al origen mismo
de Re natened en visor durante ley, era elios, cierios procedi-
mientos compuestos de palabras y de hechos rigurosamente determinados que debían ser realizados
delante del magistrado, bien fuera para llegar a la solución de un proceso, o bien como vías de ejecución
(2).
Estos procedimientos o acciones se reducían a cinco tipos, llamados de
her ei fulcio de un proceso, y las otras dos eran mas que nada vlas de
716.-El procedimiento de las acciones de la ley se distinguía por
los caracteres siguientes:
Los ritos de cada acción se realizaban in jure delante del ma-gistrado. Las partes cuya presencia era
necesaria (Gayo, IV, § 29)
de la ley; y el error más pequeño traía consigo la pérdida del proceso (1)-
Estos ritos solemnes, obra de los pontífices y de los patricios, se unían a los cinco tipos ya citados,
aunque varian en detalle según la naturaleza del litigio. La ignorancia de las formalidades del procedi-
que fué divulgado el secreto por la publicación de las obras de que ya hemos hablado: el Jus Flavianum y
el Jus Aelianum (V. n.° 32).
Solo se podía proceder a los ritos de las acciones de la ley durante los días fastos (2). Sin embargo, la
pignoris capio podia realizarse
audd tuese una verdadera aecion deTesery Cao, V. 23), Por eso
3. Este procedimiento, al parecer, se reservó a los ciudadanos ro-manos, siendo cierto también que en su
origen no podían usarlo los peregrinos (3).

4. Bajo las acciones de la ley, nadie puede en asuntos de justicia ligurar por otro (*); pero, en la practica,
el empleo del adstipulator atenúa los inconvenientes de esta regla (V. n.° 315), aunque, sin embargo, se
hacía excepción en los casos siguientes (L, pr., de ms per quos..., l, 1UE Pro Ibertale, cuando un
ciudadano tratado como esclavo reclama
plazar por una persona libre, que hace el papel de adsertor libertatis.
Pro populo, cuando los intereses del pueblo, considerado como persona moral, deben defenderse en
algún proceso (L. 1, $ 1, D., quod cujuse., I11, 4); o cuando se trata del ejercicio de una acción popular (L.
1, D., de popul. act., 23). Pro lulelo, si el tutor sostiene en justicia los derechos
suspecti lutore ta isge Hoottia, nando un cudadano cautido 'ner
sente en interés del Estado ha sido víctima de un robo: esta ley permite
a "ter ero ele italo, el obeto dén cdena es pecuniario. Aun en
las acciones reales, como la reivindicación, cuando el demandado que ha perdido el proceso rehusa
devolver la cosa litigiosa, el demandante sólo obtiene una indemnización en dinero (V. n.° 721).
Esta solución, aunque bien cierta bajo el procedimiento formula-rio, está en realidad fuertemente debatida
por las acciones de la ley.
Por regla general se admite que bajo este procedimiento la condena era sobre la misma cosa, cuando
ningún obstáculo material se oponía. Pero, a nuestro juicio, el sistema formulario no ha hecho más que
continuar la práctica en uso bajo las acciones de la ley. Veamos los motivos de esta opinión:
a)
El principal fin al cual debe tender toda legislación es el de procurar a la persona cuyo derecho haya sido
violado, una satisfacción completa, y; por consiguiente, hacer que obtenga la cosa que reclama todas las
veces por lo menos que este resultado sea posible. Pero los pueblos primitivos llegaron con muchísima
pausa a esta concepción, porque, en vista del derecho violado, el primer sentimiento al cual obedecía la
parte lesionada era el de la venganza. La ley, entonces, se contenta con organizarla, siendo después un
progreso verdaderamente notable el de sustituir a las violencias y vías de hecho la reparación pe-cuniaria.
su Deneties ura condena pateaionandby600 mismo ne su eamace or
Esta marcha histórica es la que ha debido seguir el Derecho Romano.
La violación de un derecho fué considerada como una lesión personal,
He esta concepoton ha sulsistad bajo er procedimtento formuarto, y
fué por el procedimiento extraordinario, mas que por un progreso na-
na más perfeccionado, la hubiesen abandonado los romanos en la época clásica en favor de las
reparaciones pecuniarias, y se haya vuelto más tarde a las antiguas costumbres.
b) El principio de las condenas pecuniarias bajo las acciones de la
de un favor concedido a ciertos peregrinos, como se hizo con los latinos. Pero lo cierto es que la justicia
entre peregrinos o entre peregrinos y ciudadanos se estableció en Roma
por eas reto perecida o recupar antes

ley está confirmado por otras dos consideraciones. La primera es que si se deja a un lado la pignoris
capio, que sólo tiene aplicaciones especia-
les, la única vía de ejecución contra un demandado es la manus injec-tro. De manera que las palabras
que componen el rito de esta acción im-
pasa de cacon ti etio o man erto in a da asta ente
nada (2).
§ 2.-Procedimiento de las acciones de la ley.
717.-Las cinco acciones de la ley tenían lugar delante del magis-
Gayo. Pero antes de indicar todo lo que sabemos de particular sobre cada acción, es necesario echar una
ojeada sobre la marcha general del procedimiento y saber cómo se desarrollaban en este período las
diver-
sas fases del proceso.
I.-Marcha del proceso.
a su adversario seguirle in jus diciendo: In jus sequere o In jua te voco.
El demandado debe obedecer y acudir a la reunión, o dar un vindex que garantice su presencia en el dia
fijado (L). De lo contrario, el demandante toma testigos, antestatur; desde entonces puede obligarle por
viva
fuerza y conducirle
a pesar de su resistencia (XII tablas, I, 1 y 2).
El domicilio del demandado es para él un asilo inviolable (L. 18, D., de in jus voc., 11, 4).
Llegadas las partes delante del magistrado, y después de haber ex-puesto el asunto, tienen que cumplir el
rito de la acción de la ley que se aplica al proceso. Más tarde se procede a la designación de un juez, lo
cual, al principio, se hacia inmediatamente. Pero una ley Pinaria de fecha desconocida fijó un término de
treinta días, al fin del cual las partes debian volver in jus para recibir a un juez. Para garantizar su nueva
Des, voes, aste comproniso se lamaba vadinontum (Cage, IN. 9 184)
Una vez designado el juez, se comprometian también a comparecer al ercer día delante de él,
comperendinus dies (Gayo, IV, § 15).
nala) co deserter nille, guadoe ton saluet oo bar em ego mio Sestentm mitm
ludica mara ves) dice que, aglie ade imiento formulario, la condena es siempre
pecuniaria: Judex non ipsam rem condemnat eum, cum quo actum est..., sicut olim fieri solebat aestimata
re pecuniam eum condemnat. En la mayor parte de las ediciones se añade sed o
aeut olim rent solebti (ed) astate re preuntan cum condennat if texto, modttcad ge
esta manera, sería decisivo contra nuestra opinión. Pero el manuscrito demuestra que esta
Rocan y pot miy caras, sipara Ia Caridad de la lase halla gre afadir por al

Todo el procedimiento delante del magistrado se hacía oralmente


Para comprobar el cumplimiento, las partes, antes de salir del audito-rio, tomaban por testigos las
personas presentes, diciendo: lestes estote, con objeto de que esas personas pudiesen, en caso
necesario, suministrar delante del juez el testimonio de lo que había ocurrido delante del magistrado. Esta
elección de testigos se llamaba litis contestatio (2). Señalaba el fin de la primera parte de la instancia, y
producía efectos impor-tantes, que estudiaremos con toda clase de detalles bajo el procedimiento
formulario. Aqui nos basta hacer notar que, bajo las acciones de la ley, el derecho del demandante se
extingue siempre ipso jure por la blis conlestatio, que crea un nuevo derecho en su beneficio (3).
Delante del juez, in judicio, se terminaba el proceso sin que hubiera que señalar nada de particular. Por
regla general, todo se celebraba ya hasta la sentencia, como más tarde bajo el procedimiento formulario
(Véanse núms. 748 y 749).
II.-Estudio especial de cada acción.
719.-I «Actio sacramenti».-El nombre de esta acción procede de un rasgo que le es propio. Las partes
hacen una apuesta, y la suma apostada se llama sacramenlum, porque la puesta de la parte que pierde el
proceso se consagra a las necesidades del custo (1). Cualquiera que sea
Comin, y debe emplearse todas tes veces le Pa vey ho ha sometido ex
presamente el asunto a otra acción (2). El rito de la actio sacramenti variaba según la naturaleza del
proceso. Gayo, en sus Instituciones, indicaba las formalidades por la acción in rem y por la acción in
perso-nam, pero se ha perdido el pasaje donde trataba de la acción in perso-nam (3). Nos limitaremos a
exponer el procedimiento de la actio sacra-menti en caso de acción in rem, tomando como ejemplo a la rei
vindi-catio.
720.—1. Delante del magistrado, in jure, debían indicar siempre las partes el objeto del litigio (1):
Supongamos, como hace Gayo, la o festuca: es la imagen de la lanza con la cual los romanos hacían el
(2) Festo. V.° Contestari est cum uterque reus dicil; testes estote. Contesinri lifem dicun-
ne id nes dici caeptun est, quod propter apruril inopiam el sacrorum publicarum multitudi-
culatus). Más tarde, el sacranentun se hizo una apuesta, y la pérdida de la cantidad aposta-de 2) peyo, e
pros: macramentt actio generalis eral; de quibus enim rebus ul aliter age-retur lege cautum non eral, de
his sacramento agebatur...
Lo único que se sabe es que, desde el sacramentum, el procedimiento era el mismo
para 0. si Cuande e onto sortioso ern un limueble o cualquier otra cosa no suscep-
tible de ser llevada in jure, las partes debían someterse a ritos complicados, que Cicerón
Gaay, Se niagn a Hevor in lure inn parea de in cost (Kay a, yor r 1), desiso, Sesin
insti dominio qued image sua ese estuca en el hosti, que hacae loco la no guadar
ralibus judiciis hasta praeponttur.
vo litigioso diciendo: Hunc ego hominum meum esse dio secundum suam conson; sicul dixi, ecce libi
vidictom imposui. Al mismo tiempo le toca con la varilla. Esta afirmación de su derecho de propiedad se
llama la vindicalis. El demandado, que también pretende ser propietario, hace la misma declaración,
cogiendo al esclavo y tocándole con su varilla.
Cada uno de los litigantes, teniendo de esta manera la cosa, resultaba para ellos la imagen de una lucha,
conserlio manuum (Aulo-Gelio, Nuita
Cayo, 1y 16), De osta manrea Se terminaba la primera lase ne rn
acción i3).
segunda lase, aunde se proyocan para ung apuesta, en demandante
decía: Quando lu injuria vindicavisli D. acris sacramento te proroço. El demandado contestaba: El ego le.
La suma apostada era entregada por cara parte en manos de los pontifices, por lo menos al principio
(Varron, De ling. lat., ling. lat., V. 188). Más tarde fué suficiente con comprometerse a pagarlo caso de
perder el proceso y establecer garantias, proedes sacramenli (Gayo, IV, $ 13) (4).
Después de la apuesta, el pretor regulaba la posesión interinamente; es decir, atribuyendo a una de las
partes la posesión de la cosa en litigio durante el proceso, y, por consiguiente, el papel de demandado.
Probablemente hacia esta atribución a su capricho y en beneficio
Pos adversarios, declara fuien ha Sanado Ta apuesta, Aclendo: Uirie
sacramentum jualum, utrius injustum sit (Cicerón, Pro Cecino, 33).
de quter h pierae s aestina a us gastes all culto Rasa qle analey
que una ley
Papiria de la mitad del siglo v la bizo caer en el aerarium.
Esta declaración bastaba para cerrar el proceso cuando era favorable al demandado, es decir, al
poseedor interino; se queda con el objeto del litigio y todo está terminado. Pero cuando el que gana es el
de-mandante, necesita otra satisfacción, aremas de no perder su apuesta.
¿Cual era entonces la salida del proceso: Es un punto oscuro.
Según algunos autores, el juez condena al demandado que ha perdido a restituir la cosa, y el magistrado
puede forzarle a esta restitución en virtud de su imperium. Pero esta opinión no se apoya en ningún texto,
y es contraria al principio de la condena pecuniaria que hemos admitido.
Según otro sistema, la restitución de la cosa con sus accesorios está, aunque indirecta, suficientemente
garantizada por el compromiso de los praedes litis el vindicarum. Preferimos la conjetura siguiente, por
estar fundada sobre documentos que atestiguan la existencia de un
estimar el importe del proceso, cosa y frutos, y de condenar al demandado a pagar una suma en dinero
igual al vaior de la cosa, y el

los frutos. Esta condena estaba garantizada por el compromiso de los praedes litis vindiciarum (1). De
manera que el proceso se terminaba por una condena pecuniaria. El juez tenía que declarar al lado de
quién estaba el derecho: judicare; los arbitri liti estimandae a evaluar el litigio y condenar: damnare.
En caso de acción personal, o el objeto de la demanda es una canti-
monus meet Contra el dendot udedias, oel obeco es tna cosd ale
mi adareror Y tonces imad le conjetura precedente, hay que recu-
722.—II.
Judicis postulatio.-Se ignora si esta acción es tan anti-
gua como la actio sacramenti. Lo cierto es que parece que fué estableci-
(abas, parg remedtar en cientos casos tes ineovententes ae este poce
cramentum justum o injustum, es decir, hacer ganar o perder cada parte por el todo. La demanda era
admitida o rechazada tal como el deman-
tereses recíprocos, donde sólo se admitían por parte las pretensiones de los adverario date ucién plos
catoser a endia ciertamente a las ac-
El dominio
ciones de partición y fijación de límites y a la acción ad exhibendum.
IV, § 20).
En cuanto al rito de esta acción, sólo tenemos como indicio un texto de Valerio Probo: Te praetor judicem
arbitrumve postulo uti des (§ 4, De not. antig.). Tales eran sin duda las palabras que el demandante debía
pronunciar en jure, el procedimiento estaba seguramente desembarazado de las solemnidades del
sacramentum. Además, es muy probable que el juez encargado del examen del litigio tenía una libertad
de apreciación más grande; que reunía los poderes que pertenecían en la actio sacramenti al judex y a
los arbitri, y que debía no solamente judicare, sino también damnare, es decir, estimar el proceso y
pronunciar una condena pecuniaria.
723.—III. «Condictio»-Esta nueva acción de la ley fué creada por
semejantes obligaciones podían haberse cortado con ayuda de la actio sacramenti o de la judicis
postulatio (Gayo, IV, § 20). El legislador quiso.
721. (1) Este procedimiento se menciona en los textos siguientes: a) Valerio Probo
puede ted ecirre de este mara es una de aspartes ha esioi el poseon te sersión tente-
do a pagar el doble de los (rutos, y también, sin duda, sencillamente, el valor de la cosa:
Se ignora la fecha exacta de estas leyes. Hay quien opina que la ley Silla
es del ano 510, 9 Ta ley Calpurnia de 520, Otros col

sin duda, instituir para esta clase de asuntos un procedimiento mas sen-
Viacion del termino. Ademas, se Ighoran 10s ios de esta accion 12).
Lo único que se sabe es que el demandante requería al adversario delante del magistrado para que se
presentase después de treinta días, con objeto de escoger un juez (3).
era teconcido el demandaed condenado como deudor de una cantidad
de dinero. El procedimiento de derecho común organizado para forzarle a ejecutar la condena era la
manus injectio. Según la ley de las XII tablas, se aplicaba no solamente al demandado judicatus o
darnatus, sino también al que había reconocido su deuda delante del magistrado, confessus in jure.
Treinta días, dies justi, le estaban concedidos para li-berarse; si dejaba pasar este término sin haber
pagado, quedaba expuesto a los rigores de la manus injectio.
El acreedor llevaba al deudor in jus según las formas ordinarias, y despues se procedía a los ritos de la
acción. El acreedor decía: Quod tu mihi judicalua (sive damnatus) est sestertium x millia, quandoc non
solvisti
el importe de la deuda, ponia la mano sobre el deudor (Gayo, IV, 3 21).
Este no podía negar el derecho del acreedor y rechazar esta captura, manson depellere, nada más que
pagando o suministrando un vindex.
El vinder es un tercero que toma por suyo el asunto, y, gracias a la intervención del cual, el deudor queda
en libertad y colocado fuera de causa (21. El procedimiento podía terminarse de dos maneras distintas:
a) Si el deudor no ha encontrado vindex, el magistrado le declara addictas. El acreedor puede llevarle a
su morada, encadenarle y tratarle como un esclavo de hecho, aunque no de derecho. La ley fijaba el peso
de las cadenas y los alimentos que debían dársele, aunque además tenia derecho a alimentarse a su
cargo.
esta situación duraba sesenta días, durante los cuales el deudor podía aun obtener su libertad
transigiendo o encontrando un vindex. El acreedor debía, además, facilitarle su libertad publicando
durante tres días de mercado consecutivo el nombre del deudor y el importe de la deuda.
Una vez expirado el termino, si no habia pagado nadie por el, era muerto el deudor, o vendido como
esclavo más allá del Tiber. Cuando habia
de antigues autores, esta disposteion deue ley et as n tablas no
ingeete alacaba a la persona det dendor stio alcanzaba a 10s bienes
indirectamente. Llevaba consigo su muerte o su capilia deminulio ma-xima; los bienes y el precio que se
sacaba de su venta como esclavo servian para pagar a los acreedores.
b, Si el deudor encuentra un vindex, se verifica un nuevo proceso entre el acreedor y el vindex. La pérdida
de este proceso hacia condenar al vindex al doble, para castigarle por haber puesto obstaculos al derecho
del acreedor (Lex colon, genet., c. 61).
726- Algunas leyes extendieron el procedimiento de la manus in-
El vindex debía ser solvente, y que tuese assiduus (V. n.° 14, in fine), ai el deudor
era ga dellAntitian ence en eecto, alvo le cases Acepolonaer et que s

jectio a casos donde el deudor no era ni judicatus ni confessus, y autori-


hubese hahide SenLentia condenatora Pso Era ia manue imecio pro
judicalo (Gayo, 1V, $ 24). La ley Publilia concedia este derecho al spon-80r contra el deudor por el cual
había pagado, de no haber sido reembol-en un término de seis meses. La ley Furia de sponsu la concedía
también al sponsor, contra quien había exigido de él más que su parte viritos ue la ,922). ste redimiento
tenía para el deudor los mismos
Otras leyes daban a ciertos acreedores contra los deudores que no eran ni judicati ni confessi una manus
injectio más simple y menos rigu-rosa, llamada manus injechio pura. Era más simple, porque el acreedor
no tenía necesidad de tratar a deudor como un judicatua, y menos ri-gurosa, porque el deudor podía él
mismo no reconocer el derecho del
124), 15 ley uria leatmenter auoriab esta monus trecto Contra
quienes habian recibido a título de legado más de mil ases, y una ley Marcia contra los usureros, que se
habían hecho pagar los intereses
(Gayo, IV, § 23).
Hacia el fin del siglo vi, una ley Vallia, favorable a los deudores pobres, extendió a los casos de manra
inicctio pro judicalo las reglas mas suaves de la manus injectio pura, Gracias a esta ley, el deudor podía
rechazar personalmente el ataque del acreedor sin recurrir a un vindex y provocar el mismo el proceso,
que se terminaba por su condena al doble o su absolución. La necesidad de establecer un vindex no
subsistió más que en el caso de manus injectio judicati, y para los recursos autorizados por la ley Publilia
(1).
726.-V. «Piynoris capio».-Es un procedimiento por el cual el
sarcedo pasar sa deuda de a compa de te riebra el denles, pas cuali-
Lenta lugar en ausencia cel magistao, casi stempre en ausenca tam-
bién del adversario, aunque fuera en un día nefasto (Gayo, IV, § 29).
La pignoris capio era un camino excepcional del que sólo se podía usar en pequeño número de casos,
determinados algunos por las costum-bres, y otros por la ley. Por eso, la costumbre la autorizaba en
beneficio del soldado contra los que debían distribuir el sueldo, aes milita-re, o pagar el dinero destinado a
la compra de caballos, des enuestre, o de la avena, des hordiarium (Gayo. IV, § 27). La ley de las XII
tablas la concedía al vendedor de una víctima contra el comprador que no pagaba su precio; y una ley
Censoria, a los publicanos, contra los que no pagaban los impuestos (Gayo, IV, § 28).
sobre armeza las stones capide aereder areo el deres pe elección recta
injectio. lasta mas adelante no introdujeron los pretores la missio in possessionem honorum:
clón hecha por el tribuno del

IS 3.-Destino de las acciones de la ley.


727.-El riguroso formalismo de las acciones de la ley las había hecho odiosas. Aun después de la
divulgación de los ritos, las partes a quienes incumbía la tarea de realizar delante del magistrado las for-
por el mas ligero error. Por eso, antes del fin de la Repities y preso
ar completamente las accones de fa ter, por 10 mmenos a mitar su apli-
cación y hacer un nuevo procedimiento
Juliae terminaron por suprimirlas, salvo en los dos casos citados por
Ge ios ontunrros. I procedimtenc per lacr arrentum sole desaparecte
sacramentum sólo desapareció
después de la supresión de este Tribunal.
Sección II.-Del procedimiento lormulario.
§l.-Origen y desarrollo del procedimiento formulario.
miento ormularo, lamado ast prgueee magstrade redaca) cega
a las partes una fórmula, es decir, una especie de instrucción escrita que indica al juez la cuestión a
resolver, dándole el poder de juzgar. Es designada también con el nombre de procedimiento ordinario,
porque el
mitandose desde un prepio a organtzar 1a se unda parte de fa instae
cia que debe realizarse delante del juez: ordinat judicium. Los procesos, pues, se juzgan secundum
ordinem judiciorum, y cuando, por excepción, el magistrado decide él mismo la diferencia, se dice que
establece extra
Su misno Ta dereneta
ordinem.
729. -Según la opinión más acreditada, el procedimiento formula-
rentre peregrinos, Siend en uales casos Inaplicables tas aCeiones de
y 625 de Homa, ouros hadia la mftad del siflo lerta. Unos la colocan entre los atios 60.

probación a los recuperadores, dándoles el poder de condenar o absolver al demandado. Este sistema se
hubiera generalizado poco a poco, perfeccionándose además, y la ley ebutia lo bubiese sancionado
definitivamente (1). Desde entonces, fueron dispensadas las partes de cumplir en jure, con sus riesgos y
peligros, las solemnidades que hasta entonces se les había impuesto, siendo el magistrado quien debía
redactar para cada género de proceso las formulas, y su autoridad, en io sucesivo, quedaba sancionada
por el Derecho civil. Para establecer la transición entre el antiguo y el nuevo sistema de procedimiento,
presentaba desde luego varias dificultades la composición de estas fórmulas. Los textos demuestran que
el pretor usó diversos procedimientos, sobre los cuales
muy incompletos los datos que tenemos.
son 130.- Aunque nos se completamente desconocidas las formali-
dades de la condictio, lo más probable es que el pretor, para las acciones
mulate rocara que conteca le to. mista conicora car ui le
una gran fuerza, por esta doble consideración: que el nombre de con-dictio designa todavía bajo el
sistema formulario las acciones que estaban sometidas a esta legis actio, y que, según Gayo, las fórmulas
de estas acciones, por las cuales se reclama una cantidad en dinero, o cualquier otra cosa determinada,
tienen por ellas mismas toda su fuerza, y no contienen ficción de la condictio; de donde se deduce que
reproducen las mismas palabras de esta acción de la ley (1). Es de suponer que seria lo mismo para las
acciones del dominio de la judicis postulatio, y para la mayor parte de las acciones de buena fe (2). En
cuanto a las que auto-
gue era redactar a tormila con agride de una tecisn, dando poder al
juez para condenar al demandado a la cantidad que debia haber entregado antes para liberar la prenda
(3). Estas son las únicas indicaciones habidas por las fuentes a propósito de las acciones in personam:
731.-En cuanto a las acciones in rem, a las cuales se aplicaba el procedimiento per sacramentum,
quedaron sometidas delante del Tribunal de los centunviros. Pero en los casos en que por motivos que
ignoramos podían los procesos de esta naturaleza ser llevados delante del judex, se hizo necesaria la
aplicación del sistema formulario, según la ley Aebutra. Se hizo más dificil por las complicaciones de la
actio sacra-menti, y el pretor sólo llegó progresivamente a la redacción de una fórmula dando completa
satisfacción al demandante.
Se procedió primero per sponsionem. Las partes tenian que hacer delante del magistrado, y a imitación
de la actio sacramenti, una especie
(1) No es más que una conjetura que no se apoya en ningún texto. Pero des-
pués de bien considerado, es un defecto común a todas las teorías propuestas sobre el ori-
verosinirocedimiento formularlo, temendo esta la ventala de ser mas sencila y 1a mas
N. del T.—Este nuevo sistema alcanzó larga duración, esto es, por toda la edad glorio-
Las fórmulas de las acciones de partición y de deslinde reproducían con razón

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