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4. Bajo las acciones de la ley, nadie puede en asuntos de justicia ligurar por otro (*); pero, en la practica,
el empleo del adstipulator atenúa los inconvenientes de esta regla (V. n.° 315), aunque, sin embargo, se
hacía excepción en los casos siguientes (L, pr., de ms per quos..., l, 1UE Pro Ibertale, cuando un
ciudadano tratado como esclavo reclama
plazar por una persona libre, que hace el papel de adsertor libertatis.
Pro populo, cuando los intereses del pueblo, considerado como persona moral, deben defenderse en
algún proceso (L. 1, $ 1, D., quod cujuse., I11, 4); o cuando se trata del ejercicio de una acción popular (L.
1, D., de popul. act., 23). Pro lulelo, si el tutor sostiene en justicia los derechos
suspecti lutore ta isge Hoottia, nando un cudadano cautido 'ner
sente en interés del Estado ha sido víctima de un robo: esta ley permite
a "ter ero ele italo, el obeto dén cdena es pecuniario. Aun en
las acciones reales, como la reivindicación, cuando el demandado que ha perdido el proceso rehusa
devolver la cosa litigiosa, el demandante sólo obtiene una indemnización en dinero (V. n.° 721).
Esta solución, aunque bien cierta bajo el procedimiento formula-rio, está en realidad fuertemente debatida
por las acciones de la ley.
Por regla general se admite que bajo este procedimiento la condena era sobre la misma cosa, cuando
ningún obstáculo material se oponía. Pero, a nuestro juicio, el sistema formulario no ha hecho más que
continuar la práctica en uso bajo las acciones de la ley. Veamos los motivos de esta opinión:
a)
El principal fin al cual debe tender toda legislación es el de procurar a la persona cuyo derecho haya sido
violado, una satisfacción completa, y; por consiguiente, hacer que obtenga la cosa que reclama todas las
veces por lo menos que este resultado sea posible. Pero los pueblos primitivos llegaron con muchísima
pausa a esta concepción, porque, en vista del derecho violado, el primer sentimiento al cual obedecía la
parte lesionada era el de la venganza. La ley, entonces, se contenta con organizarla, siendo después un
progreso verdaderamente notable el de sustituir a las violencias y vías de hecho la reparación pe-cuniaria.
su Deneties ura condena pateaionandby600 mismo ne su eamace or
Esta marcha histórica es la que ha debido seguir el Derecho Romano.
La violación de un derecho fué considerada como una lesión personal,
He esta concepoton ha sulsistad bajo er procedimtento formuarto, y
fué por el procedimiento extraordinario, mas que por un progreso na-
na más perfeccionado, la hubiesen abandonado los romanos en la época clásica en favor de las
reparaciones pecuniarias, y se haya vuelto más tarde a las antiguas costumbres.
b) El principio de las condenas pecuniarias bajo las acciones de la
de un favor concedido a ciertos peregrinos, como se hizo con los latinos. Pero lo cierto es que la justicia
entre peregrinos o entre peregrinos y ciudadanos se estableció en Roma
por eas reto perecida o recupar antes
ley está confirmado por otras dos consideraciones. La primera es que si se deja a un lado la pignoris
capio, que sólo tiene aplicaciones especia-
les, la única vía de ejecución contra un demandado es la manus injec-tro. De manera que las palabras
que componen el rito de esta acción im-
pasa de cacon ti etio o man erto in a da asta ente
nada (2).
§ 2.-Procedimiento de las acciones de la ley.
717.-Las cinco acciones de la ley tenían lugar delante del magis-
Gayo. Pero antes de indicar todo lo que sabemos de particular sobre cada acción, es necesario echar una
ojeada sobre la marcha general del procedimiento y saber cómo se desarrollaban en este período las
diver-
sas fases del proceso.
I.-Marcha del proceso.
a su adversario seguirle in jus diciendo: In jus sequere o In jua te voco.
El demandado debe obedecer y acudir a la reunión, o dar un vindex que garantice su presencia en el dia
fijado (L). De lo contrario, el demandante toma testigos, antestatur; desde entonces puede obligarle por
viva
fuerza y conducirle
a pesar de su resistencia (XII tablas, I, 1 y 2).
El domicilio del demandado es para él un asilo inviolable (L. 18, D., de in jus voc., 11, 4).
Llegadas las partes delante del magistrado, y después de haber ex-puesto el asunto, tienen que cumplir el
rito de la acción de la ley que se aplica al proceso. Más tarde se procede a la designación de un juez, lo
cual, al principio, se hacia inmediatamente. Pero una ley Pinaria de fecha desconocida fijó un término de
treinta días, al fin del cual las partes debian volver in jus para recibir a un juez. Para garantizar su nueva
Des, voes, aste comproniso se lamaba vadinontum (Cage, IN. 9 184)
Una vez designado el juez, se comprometian también a comparecer al ercer día delante de él,
comperendinus dies (Gayo, IV, § 15).
nala) co deserter nille, guadoe ton saluet oo bar em ego mio Sestentm mitm
ludica mara ves) dice que, aglie ade imiento formulario, la condena es siempre
pecuniaria: Judex non ipsam rem condemnat eum, cum quo actum est..., sicut olim fieri solebat aestimata
re pecuniam eum condemnat. En la mayor parte de las ediciones se añade sed o
aeut olim rent solebti (ed) astate re preuntan cum condennat if texto, modttcad ge
esta manera, sería decisivo contra nuestra opinión. Pero el manuscrito demuestra que esta
Rocan y pot miy caras, sipara Ia Caridad de la lase halla gre afadir por al
los frutos. Esta condena estaba garantizada por el compromiso de los praedes litis vindiciarum (1). De
manera que el proceso se terminaba por una condena pecuniaria. El juez tenía que declarar al lado de
quién estaba el derecho: judicare; los arbitri liti estimandae a evaluar el litigio y condenar: damnare.
En caso de acción personal, o el objeto de la demanda es una canti-
monus meet Contra el dendot udedias, oel obeco es tna cosd ale
mi adareror Y tonces imad le conjetura precedente, hay que recu-
722.—II.
Judicis postulatio.-Se ignora si esta acción es tan anti-
gua como la actio sacramenti. Lo cierto es que parece que fué estableci-
(abas, parg remedtar en cientos casos tes ineovententes ae este poce
cramentum justum o injustum, es decir, hacer ganar o perder cada parte por el todo. La demanda era
admitida o rechazada tal como el deman-
tereses recíprocos, donde sólo se admitían por parte las pretensiones de los adverario date ucién plos
catoser a endia ciertamente a las ac-
El dominio
ciones de partición y fijación de límites y a la acción ad exhibendum.
IV, § 20).
En cuanto al rito de esta acción, sólo tenemos como indicio un texto de Valerio Probo: Te praetor judicem
arbitrumve postulo uti des (§ 4, De not. antig.). Tales eran sin duda las palabras que el demandante debía
pronunciar en jure, el procedimiento estaba seguramente desembarazado de las solemnidades del
sacramentum. Además, es muy probable que el juez encargado del examen del litigio tenía una libertad
de apreciación más grande; que reunía los poderes que pertenecían en la actio sacramenti al judex y a
los arbitri, y que debía no solamente judicare, sino también damnare, es decir, estimar el proceso y
pronunciar una condena pecuniaria.
723.—III. «Condictio»-Esta nueva acción de la ley fué creada por
semejantes obligaciones podían haberse cortado con ayuda de la actio sacramenti o de la judicis
postulatio (Gayo, IV, § 20). El legislador quiso.
721. (1) Este procedimiento se menciona en los textos siguientes: a) Valerio Probo
puede ted ecirre de este mara es una de aspartes ha esioi el poseon te sersión tente-
do a pagar el doble de los (rutos, y también, sin duda, sencillamente, el valor de la cosa:
Se ignora la fecha exacta de estas leyes. Hay quien opina que la ley Silla
es del ano 510, 9 Ta ley Calpurnia de 520, Otros col
sin duda, instituir para esta clase de asuntos un procedimiento mas sen-
Viacion del termino. Ademas, se Ighoran 10s ios de esta accion 12).
Lo único que se sabe es que el demandante requería al adversario delante del magistrado para que se
presentase después de treinta días, con objeto de escoger un juez (3).
era teconcido el demandaed condenado como deudor de una cantidad
de dinero. El procedimiento de derecho común organizado para forzarle a ejecutar la condena era la
manus injectio. Según la ley de las XII tablas, se aplicaba no solamente al demandado judicatus o
darnatus, sino también al que había reconocido su deuda delante del magistrado, confessus in jure.
Treinta días, dies justi, le estaban concedidos para li-berarse; si dejaba pasar este término sin haber
pagado, quedaba expuesto a los rigores de la manus injectio.
El acreedor llevaba al deudor in jus según las formas ordinarias, y despues se procedía a los ritos de la
acción. El acreedor decía: Quod tu mihi judicalua (sive damnatus) est sestertium x millia, quandoc non
solvisti
el importe de la deuda, ponia la mano sobre el deudor (Gayo, IV, 3 21).
Este no podía negar el derecho del acreedor y rechazar esta captura, manson depellere, nada más que
pagando o suministrando un vindex.
El vinder es un tercero que toma por suyo el asunto, y, gracias a la intervención del cual, el deudor queda
en libertad y colocado fuera de causa (21. El procedimiento podía terminarse de dos maneras distintas:
a) Si el deudor no ha encontrado vindex, el magistrado le declara addictas. El acreedor puede llevarle a
su morada, encadenarle y tratarle como un esclavo de hecho, aunque no de derecho. La ley fijaba el peso
de las cadenas y los alimentos que debían dársele, aunque además tenia derecho a alimentarse a su
cargo.
esta situación duraba sesenta días, durante los cuales el deudor podía aun obtener su libertad
transigiendo o encontrando un vindex. El acreedor debía, además, facilitarle su libertad publicando
durante tres días de mercado consecutivo el nombre del deudor y el importe de la deuda.
Una vez expirado el termino, si no habia pagado nadie por el, era muerto el deudor, o vendido como
esclavo más allá del Tiber. Cuando habia
de antigues autores, esta disposteion deue ley et as n tablas no
ingeete alacaba a la persona det dendor stio alcanzaba a 10s bienes
indirectamente. Llevaba consigo su muerte o su capilia deminulio ma-xima; los bienes y el precio que se
sacaba de su venta como esclavo servian para pagar a los acreedores.
b, Si el deudor encuentra un vindex, se verifica un nuevo proceso entre el acreedor y el vindex. La pérdida
de este proceso hacia condenar al vindex al doble, para castigarle por haber puesto obstaculos al derecho
del acreedor (Lex colon, genet., c. 61).
726- Algunas leyes extendieron el procedimiento de la manus in-
El vindex debía ser solvente, y que tuese assiduus (V. n.° 14, in fine), ai el deudor
era ga dellAntitian ence en eecto, alvo le cases Acepolonaer et que s
probación a los recuperadores, dándoles el poder de condenar o absolver al demandado. Este sistema se
hubiera generalizado poco a poco, perfeccionándose además, y la ley ebutia lo bubiese sancionado
definitivamente (1). Desde entonces, fueron dispensadas las partes de cumplir en jure, con sus riesgos y
peligros, las solemnidades que hasta entonces se les había impuesto, siendo el magistrado quien debía
redactar para cada género de proceso las formulas, y su autoridad, en io sucesivo, quedaba sancionada
por el Derecho civil. Para establecer la transición entre el antiguo y el nuevo sistema de procedimiento,
presentaba desde luego varias dificultades la composición de estas fórmulas. Los textos demuestran que
el pretor usó diversos procedimientos, sobre los cuales
muy incompletos los datos que tenemos.
son 130.- Aunque nos se completamente desconocidas las formali-
dades de la condictio, lo más probable es que el pretor, para las acciones
mulate rocara que conteca le to. mista conicora car ui le
una gran fuerza, por esta doble consideración: que el nombre de con-dictio designa todavía bajo el
sistema formulario las acciones que estaban sometidas a esta legis actio, y que, según Gayo, las fórmulas
de estas acciones, por las cuales se reclama una cantidad en dinero, o cualquier otra cosa determinada,
tienen por ellas mismas toda su fuerza, y no contienen ficción de la condictio; de donde se deduce que
reproducen las mismas palabras de esta acción de la ley (1). Es de suponer que seria lo mismo para las
acciones del dominio de la judicis postulatio, y para la mayor parte de las acciones de buena fe (2). En
cuanto a las que auto-
gue era redactar a tormila con agride de una tecisn, dando poder al
juez para condenar al demandado a la cantidad que debia haber entregado antes para liberar la prenda
(3). Estas son las únicas indicaciones habidas por las fuentes a propósito de las acciones in personam:
731.-En cuanto a las acciones in rem, a las cuales se aplicaba el procedimiento per sacramentum,
quedaron sometidas delante del Tribunal de los centunviros. Pero en los casos en que por motivos que
ignoramos podían los procesos de esta naturaleza ser llevados delante del judex, se hizo necesaria la
aplicación del sistema formulario, según la ley Aebutra. Se hizo más dificil por las complicaciones de la
actio sacra-menti, y el pretor sólo llegó progresivamente a la redacción de una fórmula dando completa
satisfacción al demandante.
Se procedió primero per sponsionem. Las partes tenian que hacer delante del magistrado, y a imitación
de la actio sacramenti, una especie
(1) No es más que una conjetura que no se apoya en ningún texto. Pero des-
pués de bien considerado, es un defecto común a todas las teorías propuestas sobre el ori-
verosinirocedimiento formularlo, temendo esta la ventala de ser mas sencila y 1a mas
N. del T.—Este nuevo sistema alcanzó larga duración, esto es, por toda la edad glorio-
Las fórmulas de las acciones de partición y de deslinde reproducían con razón