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1.

CONTEXTUALIZACIÓN:
La dictadura de Franco (1939-1975) tras la Guerra Civil española, aísla a España de
toda influencia internacional, la misma ONU condenará el régimen dictatorial en 1945
aunque después cambiará su postura. Al tiempo que la dictadura avanza también se
organizan grupos de oposición entre los estudiantes y obreros.
Hacia los años 60 la industrialización y el turismo estabiliza la situación económica a la
que se añade la emigración constante de españoles en busca de un futuro mejor. Al
comienzo de los años 70, la enfermedad del dictador acelera la actividad de partidos
políticos contrarios al régimen que, tras su muerte, serán legalizados y conllevará
consigo el principio de un estado democrático que será una realidad ya en 1978.
En lo que respecta a la literatura, la novela española de posguerra arranca con la
pérdida de numerosas referencias literarias, motivadas por diversas razones: la muerte
de algunos escritores (Unamuno, Valle-Inclán…) y el exilio de otros (F. Ayala,
R.J.Sender…), la censura y la imposibilidad de importar textos de autores extranjeros.
De este modo, se rompió con el vanguardismo y la experimentación iniciados antes de
la guerra. Las principales corrientes narrativas son:
-Años cuarenta: Destaca el tremendismo o novela existencialista.
-Años cincuenta. La orientación predominante es la novela de compromiso social.
-Años sesenta. Las innovaciones narrativas del siglo XX y la influencia de la novela
hispanoamericana se dejan notar en la novela experimental.
-Años setenta en adelante. La novela de esta época se caracteriza por la variedad de
modelos y temas.

2. LA NOVELA EXISTENCIALISTA O TREMENDISTA (AÑOS 40) Durante los primeros años


de la posguerra se produce un estancamiento del género narrativo. Se publican
novelas triunfalistas que relatan la guerra desde el punto de vista de los vencedores
falangistas. Sin embargo, surge en la década de los cuarenta dos novelas con una
visión crítica de la realidad: La familia de Pascual Duarte (de Camilo José Cela) y Nada
(de Carmen Laforet). Su importancia reside en la ruptura con la literatura oficial y el
testimonio de una existencia desoladora y conflictiva de la sociedad del momento.
Son, por tanto, novelas realistas que expresan la lucha del individuo con su destino o
su contexto parecido al estilo de la novela de Baroja o Unamuno. Camilo José Cela, con
la publicación de La Familia de Pascual Duarte, en 1942, inicia la corriente narrativa
denominada tremendismo. Se conoce así porque el relato tiene como objetivo
profundizar en los aspectos más crudos de la realidad: la miseria, la violencia
extrema, los seres oprimidos (prostitutas, criminales). El narrador en primera persona
es el más habitual y se usa un lenguaje duro para reflejar las circunstancias. Muchos
otros autores de la época practicarán esta corriente narrativa. En concreto, el
protagonista Pascual Duarte es un campesino dominado por sus instintos vengativos y
violentos, que acaba convirtiéndose en una especie de asesino en serie. El autor no
juzga sus hechos porque concibe al personaje más que como culpable como víctima de
las circunstancias que lo han llevado a matar. Nada (1945), de Carmen Laforet, es la
novela más existencialista de todas y cuenta la estancia de la protagonista en
Barcelona para estudiar en la universidad. Allí se encuentra encerrada en un mundo
burgués, asfixiante y paralizador, que le provoca una angustia continua. Además de los
dos autores señalados, no podemos olvidar que durante este tiempo existió también
una novela en el exilio de aquellos autores que tuvieron que abandonar España al
finalizar la Guerra Civil y que continuaron su labor literaria en otros países. Cada uno
de ellos evolucionó de manera personal, a veces adoptando características de la
literatura de los países que los acogieron pero todos hablaron en sus obras de la
experiencia de la guerra y la nostalgia de la patria. Destacan Ramón J. Sender con
Réquiem por un campesino español (1953) y Francisco Ayala con Muertes de perro
(1958).

3. LA NOVELA SOCIAL (AÑOS 50) A principios de los años 50 se produce un renacimiento


del género narrativo. Para este cambio fueron imprescindibles autores ya consolidados
como Cela con la publicación de La Colmena (1951) o Miguel Delibes con El camino
(1950). Pero el hecho decisivo es la aparición de una nueva generación de narradores
jóvenes, la llamada Generación de medio siglo, que desarrollan un nuevo tipo de
novela con un estilo particular. La Colmena, es una novela sin apenas argumento: en el
Madrid de posguerra, más de trescientos personajes nos muestran a través de
pequeños fragmentos su vivir cotidiano. El dinero, el hambre y el sexo se convierten en
las únicas preocupaciones de unos personajes que sólo se ocupan de sobrevivir. Su
manera de narrar y la técnica utilizada por Cela adelanta algunas innovaciones muy
practicadas por los autores de esta década. Por su parte, Miguel Delibes, en El camino,
retrata con la misma desidia el mundo rural castellano. De entre los muchos autores
destacables en la novela de los 50, nombramos: Rafael Sánchez Ferlosio (1927) Su
novela El Jarama (1956) se convirtió en la obra de más repercusión del realismo
objetivista. En ella unos jóvenes pasan un domingo de excursión en el Jarama. Excepto
la muerte de una de las chicas ahogada, el resto es una sucesión monótona de
conversaciones absurdas. Utilizando con rigor la técnica del objetivismo, el autor
consigue mostrar la rutina y el hastío de la sociedad del momento. José Manuel
Caballero Bonald. (1926) Escribió novela social en Dos días de septiembre (1962) sobre
el trabajo en los viñedos andaluces y los conflictos entre trabajadores, bodegueros y
terratenientes. Otros autores destacados son Ignacio Aldecoa (El fulgor y la
sangre1954); J.Fernández Santos (Los bravos-1954) así como C.Martín Gaite (Entre
visillos-1958) o Ana María Matute (Los Abel-1948)
La TÉCNICA NARRATIVA y EL ESTILO utilizado por los autores de la novela social opta
por el objetivismo o conductismo cuyas características son:
1. El narrador oculto, en 3ª persona, pretende reflejar la realidad de un modo
imparcial, como si la hubiera registrado con una cámara cinematográfica (perspectiva
cinematográfica)
2. La estructura del relato es lineal y mantiene el orden temporal, sin saltos al pasado
ni anticipaciones del porvenir.
3. El tiempo y el espacio se inmovilizan: la acción es de corta duración (unas horas, un
día) y los lugares suelen ser reducidos (una casa, un barrio)
4. El protagonista colectivo, generalmente un grupo social. Cuando es un protagonista
individual representanta a la clase social a la que pertenece: mineros, agricultores,
burgueses
5. Predominio del diálogo. Los personajes quedan caracterizados por sus hechos,
palabras y actitudes externas pero no se les describe psicológicamente.
6. Emplean un lenguaje claro y sencillo que reproduce fielmente el habla común.
7. Los temas más frecuentes son la soledad y las consecuencias miserables de la
Guerra Civil.

4. LA NOVELA EXPERIMENTALISTA (AÑOS 60) En los años sesenta se produce el


agotamiento de la novela social. La publicación en 1962 de Tiempo de silencio, de Luis
Martín Santos, inicia una nueva etapa en la narrativa española. Sin perder la capacidad
crítica, se intenta una renovación formal del género, mediante la experimentación. En
este cambio de rumbo tienen especial importancia dos hecho: primero, la
flexibilización de la censura que permite leer a autores europeos como Proust, Kafka,
Joyce, Hemingway y, segundo, se produce el “boom” de la novela hispanoamericana:
Vargas Llosa, Julio Cortázar, García Márquez. Todos ellos influirán en la narrativa
española y se buscan nuevos rumbos al relato. Los rasgos principales de la novela de
los sesenta son:
1. El narrador cambiante: Se manifiesta en el empleo flexible de las personas
narrativas y en la inclusión de distintos puntos de vista sobre un mismo hecho. Se
utilizan alternativamente la primera y tercera persona, y, con frecuencia, la segunda
que convierte al narrador o al propio personaje en destinatario del relato.
2. Dificultad estructural: el relato se organiza de forma compleja; se eliminan los
capítulos y se sustituyen por secuencias, generalmente sin numeración y separadas
por un espacio en blanco. Las novelas suelen ser de estructura abierta sin final
determinado.
3. Ruptura lineal del tiempo. Existe cierto desorden en la cronología, pues se producen
constantes saltos del pasado al futuro. Es habitual la técnica del flash-back (retroceso a
un tiempo anterior). El espacio suele ser indefinido
4. Importancia del monólogo interior: El diálogo es poco habitual, se sustituye por el
estilo indirecto libre y por el monólogo interior, que intenta reflejar el fluir libre y
caótico del pensamiento de los personajes. Ello origina una falta de orden y lógica que
se pone de manifiesto mediante una sintaxis desorganizada y la ausencia de signos de
puntuación.
5. Renovación del lenguaje literario. Se introducen neologismos, extranjerismos,
cultismos y coloquialismos. La frase se alarga, se elimina la puntuación y se mezclan
diversos niveles de lengua.
6. Desaparición del argumento: Lo que importa es el tratamiento dado a la anécdota y
el enfoque sobre los acontecimientos. En ocasiones se insertan dibujos, informes
policiales, fragmentos de guías turísticas a modo de collage.
En general, esta novela de los 60 conlleva dificultades de comprensión derivada de la
acumulación de complejidades formales. Esto obliga a una participación activa del
lector en comparación con los relatos convencionales.

Luis Martín Santos. (1924- 1964) Tiempo de silencio parte de un argumento


tradicional, Pedro un médico becado para investigar sobre el cáncer en Madrid, entra
en contacto con el mundo de las chabolas, con el propósito de conseguir ratones para
su trabajo científico. En ese entorno, se ve implicado contra su voluntad en un aborto
clandestino. Le detienen y, aunque consigue demostrar su inocencia, su vida quedará
marcada a partir de entonces por circunstancias trágicas que le llevan a abandonar
Madrid y hacerse médico rural. La ironía y el humor son los medios empleados para
mostrar los problemas de la sociedad española. Las importantes renovaciones
formales llevadas a cabo en esta novela van a tener continuidad en dos generaciones
de escritores:
a) Los autores de la primera promoción de posguerra:
- Camilo José Cela: participa de esta experimentación en obras como San Camilo 1936
(1969), largo monólogo interior escrito en segunda persona en el que se presenta el
Madrid anterior al comienzo de la guerra.
- Miguel Delibes, escritor de técnica tradicional, sorprendió con su novela Cinco horas
con Mario (1966), en la que introduce innovaciones narrativas y el monólogo interior.
Carmen vela el cadáver de su marido, Mario, y conversa con él durante toda una noche
reprochándole su manera de comportarse.
- Gonzalo Torrente Ballester, escribe La saga/fuga de J.B (1972), novela de gran
imaginación donde se mezcla realidad y fantasía. b) Los novelistas de la Generación de
medio siglo Juan Goytisolo, con Señas de identidad (1966) o Juan Marsé con Últimas
tardes con Teresa (1966) donde realiza una visión crítica de la burguesía catalana. A
partir de los años 70, la democracia marcará un panorama de libertad y novedades
que hará que los autores no practiquen una tendencia única sino que se seguirán
caminos diferentes: la novela histórica, de intriga y policíaca, novela poemática, las
memorias…etc.

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