Ento forense divulgacion 2024

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La Entomología Forense, una necesidad y oportunidad para México.

Santiago Vergara Pineda


Perito de la Fiscalía General del Estado de Querétaro

Es muy importante entender los procesos que ocurren en el reciclaje de la energía que
representan los cadáveres. Una de las situaciones más importantes a reconocer es que
biológicamente los cadáveres de animales y humanos representan un nicho temporal
que los animales carroñeros van a utilizar. De esta manera en ausencia de carroñeros
superiores, el mayor peso en este proceso de depredación recae en los carroñeros
inferiores, los insectos y ácaros. Es aquí donde surge la entomología forense, que
básicamente tiene que ver con el estudio de los insectos y ácaros cuando se combinan
aspectos legales. Si ponemos atención a los antecedentes de esta ciencia, se debe
atender lo reportado por Megnin en su publicación La Faune des Cadavres publicado en
1874.

Si bien en los libros de medicina legal se indica el uso de las larvas de mosca para
establecer la data de muerte, se desconocía el alcance, ya que una de las situaciones a
considerar es la identificación a nivel de especie para la elaboración de un dictamen.
Peor todavía, la existencia de pocas descripciones taxonómicas de larvas de moscas
califóridas, que son las que principalmente participan en el consumo del tejido blando de
los cadáveres. El resultado para México es el hecho de que, hasta los inicios del presente
siglo se empezó a promover su aplicación, así pues, en mayo del año 2000, Santiago
Vergara Pineda fue el primer entomólogo mexicano en tomar un taller en entomología
forense (palabras del Dr. K. C. Kim organizador de los talleres) en Penn State University
como consta en la fotografía de la memoria del taller (Figura 1).

Eventualmente se supo de los Biólogos Humberto Molina y Manuel Nava, quienes


estaban trabajando en el SEMEFO de Coyoacán, de la Ciudad de México (antes Distrito
Federal) y desarrollando la entomología forense derivado de las necesidades de
investigación. De tal forma que, se empezó a dar a conocer la utilidad que representa el
estudio de los insectos en investigación forense. Posteriormente, se empezaron a
interesar otros entomólogos e instituciones de educación superior en formar entomólogos
forenses.
Figura 1. Fotografía de la memoria del octavo taller anual de entomología forense
realizado en la Universidad Estatal de Pennsylvania, USA.

La necesidad de la aplicación e investigación en lo referente a entomología forense


estriba principalmente en el hecho de que, ante el desconocimiento de uso de los
insectos en la data de muerte, se restringía al cronotanatodiagnóstico usualmente
proporcionado por los médicos forenses, mientras que con el estudio de los insectos, es
posible el establecimiento de un intervalo post mortem (IPM), que brinda un periodo más
cerrado hacia la fecha en la que los cadáveres han sido colonizados por las moscas.

Para establecer el IPM, es necesario realizar la colecta de los ejemplares adecuados, es


decir, para los casos en que se consideran fases de descomposición intermedias como
enfisematoso y descomposición activa, se deben buscar los ejemplares que lleven más
tiempo alimentándose del cuerpo, de esa manera podemos inferir que son los primeros
en colonizar. Se trata pues de buscar larvas de tercer instar, larvas de postalimentación
o prepupas y pupas, así como casas pupales (Figura 2). Es usual que los cadáveres no
lleven consigo algunas de las fases de desarrollo más avanzadas, por lo que, el
entomólogo forense debe decidir en solicitar asistir a sitio de hallazgo para la búsqueda
de los ejemplares con más tiempo de desarrollo. La identificación correcta de los
ejemplares colectados es fundamental para la adecuada estimación del IPM ya que se
debe buscar información sobre el tiempo fisiológico de desarrollo que requieren las
especies según sea el caso (Figura 3).

Figura 2. Casa pupal dela mosca Chrysomya rufifacies.

Otro de los aspectos a considerar es que se requieren de datos de temperaturas que


hayan prevalecido en el sitio de hallazgo, de manera que la disponibilidad de estaciones
meteorológicas es otra parte también fundamental. De lo contrario, el perito entomólogo
tendría que buscar la posibilidad de colocar algún sensor de temperatura por un periodo
mínimo de cinco días para poder tener la información mínima necesaria y proceder a la
estimación del IPM (Figura 4). La combinación de la información que se obtiene ha
permitido en muchos casos, acercarse tanto a las fechas de colonización de los
cadáveres por las moscas que, a decir de algunas personas que tienen la labor de ser
fiscales, usan la expresión de ʺcómo le haces para estar tan cerca de la fecha de los
hechos con solo revisar gusanosʺ; así pues, es labor del entomólogo entender e
interpretar los procesos.
Figura 3. Macho de la especie Chrysomya megacephala.

Figura 4. Sensor de temperatura en sitio de hallazgo.


Otro de los aspectos importantes es que ahora la Fiscalía General del Estado de
Querétaro es la primera a nivel nacional en utilizar la información que proporcionan los
ácaros, de esta manera es posible llegar a un mejor entendimiento de los procesos
tafonómicos por los que pasan los cadáveres durante su reintegración al medio
ambiente. La acarología forense es ahora otra de las herramientas que se deben tomar
en cuenta para poder realizar la estimación del IPM de mejor manera. Es importante
mencionar que los ácaros (Figura 5) se presentan bajo circunstancias particulares y que
usualmente su presencia puede obedecer a data de muerte mas prolongada.

Figura 5. Hembra de acaro de la especie Tyrophagus putrescentiae.

México se encuentra ante una oportunidad importante en su historia para poder mejorar
sus procesos periciales integrando entomólogos forenses en sus equipos de peritos, las
circunstancias de los hallazgos son tan diversas que se debe tener experiencia, en la
identificación de moscas, escarabajos y ácaros para poder dar respuesta a las
intervenciones solicitadas por los fiscales y las fiscalas, la información que se les
proporcione debe ser entendible para que pueda ser usada en los juicios. La experiencia
en el procesamiento de escenas hechos y/o hallazgo también es otro aspecto
fundamental, ya que alteraciones como las ocasionadas por exposición a fuego en
cuerpos parcialmente calcinados, también es posible estimar el tiempo en el que se haya
producido la conflagración siempre y cuando el indicio entomológico permanezca.

En este sentido, también la intervención del entomólogo forense en el procesamiento de


fosas clandestinas puede coadyuvar para inferir si los sitios de deposición son originales
o si los cadáveres fueron manipulados recientemente. La aparente abundancia de fosas
clandestinas en México requiere de un trabajo colosal para que las familias de los deudos
puedan descansar una vez que los trabajos de recuperación de cuerpos sean positivos,
no solamente a la identificación sino a la temporalidad de sus desapariciones.

Literatura consultada

Byrd Jason H. and. Castner J. L. 2001. Forensic entomology. The utility of arthropods in
legal investigations. CRC Press LLC. United States of America.
Krantz G. W. and Walter D. E. 2009. A manual of acarology. 3d edition. Texas Tech
University Press. USA. 807 p.
Megnin P. 1874. La faune des cadavres. Application de l´entomologie a la medicine
legale. Encyclopedie Scientifique des Aide-Memoire. Paris, France
Stehr F. W. Immature insects. Vol 2. Kendall/Hunt, United States of America. 975 pp.
Whitworth T. 2006. Keys to the genera and species of blow flies (Diptera: Calliphridae) of
America North of Mexico. Proc. Entomol. Soc. Wash. 108(3) 689-

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