Las mariposas
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Las mariposas
“El asesinato de las hermanas Mirabal tiene que ver con su participación en la vida pública. Fue
contra ellas, por su trayectoria política. A sus esposos, que habían sido detenidos, no los
asesinaron. Este es un dato interesante para pensarlo”, propone María Alicia Gutiérrez, socióloga,
docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
Las hermanas Mirabal eran cuatro y pertenecían a una familia rural acomodada: su padre, Enrique
Mirabal, era un exitoso hombre de negocios. Pero cuando Trujillo llegó al poder la familia perdió casi
toda su fortuna. Las hermanas Mirabal creían que Trujillo llevaría al país al caos y Minerva y María
Teresa, las más activas políticamente, comenzaron a formar parte de un grupo de oposición y
resistencia al sangriento régimen: la Agrupación Política 14 de junio. Dentro de este grupo eran
conocidas como Las Mariposas, porque ese era el nombre con el que Minerva se identificaba en los
círculos de militantes políticos.
La resistencia al régimen no fue nada fácil: casi todo el país estaba controlado por el Servicio de
Inteligencia Militar. Minerva y María Teresa fueron encarceladas, violadas y torturadas en varias
ocasiones. También fueron apresados sus esposos. En el momento de morir las hermanas tenían
entre 26 y 36 años, y cinco hijos en total.
El 18 de mayo de 1960 Minerva y María Teresa, junto a sus maridos fueron juzgados “por atentar
contra la seguridad del Estado dominicano” y condenados a tres años de cárcel. Apenas tres meses
más tarde, Trujillo ordenó que Minerva y María Teresa fueran liberadas y mantuvo privados de la
libertad a los esposos. Pero la libertad era una trampa.
Trujillo dio instrucciones al general Román, militar y jefe de las cárceles de República Dominicana,
para que mudara a los maridos de las hermanas a la prisión de Salcedo, ciudad donde vivían Minerva
y María Teresa, con la excusa de achicar distancias y facilitar las visitas. Pero además, Trujillo dio otra
orden: pidió que cuando ellas tomaran la ruta hacia la cárcel fueran emboscadas y asesinadas.
Y todo debería parecer un accidente de autos.
Ese 25 de noviembre de 1960, cuando regresaban de visitar a sus maridos, el coche en el que
viajaban fue interceptado por un Volkswagen escarabajo y las tres hermanas, a punta de pistola,
fueron obligadas a subir a ese auto para ser trasladadas a su casa en Salcedo.
Los militares que las tenían cautivas utilizaron pañuelos de seda para ahorcarlas. No se oyó
ningún grito por el ahogamiento. La casa era de adobe y estaba forrada con madera de caoba.
Cuando las hermanas estaban agonizando las apalearon y sus cuerpos, incluido el de chofer,
fueron cargados en un jeep que terminó siendo arrojado al fondo de un barranco para simular
un accidente.
Cuenta la historia que Minerva, antes de morir, dijo: “¡Si me matan, sacaré los brazos de la tumba
y seré más fuerte!”. Y así fue.
En el año 1981, en Bogotá -Colombia-, durante el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del
Caribe, se declaró que el 25 de noviembre se instituyera como el Día Internacional de No Violencia
contra las Mujeres, recordando el asesinato de las hermanas Mirabal. Y recordando también que
durante las sucesivas detenciones que sufrieron por orden de Trujillo, las Mirabal fueron violadas y
torturadas.
Si bien las Naciones Unidas incorporaron esta fecha recién en 1999 (Resolución 54/134 del 17 de
diciembre), las mujeres ya lo trabajaban desde 1981, recobrando la memoria, poniendo en foco,
mirando y viendo las cosas de otro modo. La historia de las hermanas Mirabal es un hito muy fuerte
para la historia latinoamericana y para el movimiento de mujeres.
Además de las tres mujeres asesinadas, las Mirabal tenían una cuarta hermana: Bélgica Adela
"Dedé", quien no tuvo un papel activo en la resistencia política contra Trujillo y logró salvarse.
Trujillo fue asesinado a tiros el 30 de mayo de 1961 cuando viajaba por una ruta dominicana junto a
su chofer. La popularidad de las hermanas Mirabal, sumado al aumento de los crímenes, las torturas y
las desapariciones, hizo que este crimen marcase la historia dominicana y que en un punto funcionara
como “la gota que rebalsó el vaso” para que el régimen llegara a su fin.