Tema 1
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El Antiguo Régimen fue el sistema económico, social y político que predominó en Europa y
EE.UU. entre los siglos XVI y XVIII. Surgió tras el feudalismo y coexistió con el capitalismo
mercantil. Se caracterizó por una sociedad estamental (desigualdad civil), economía
señorial, crisis demográficas y monarquías absolutas.
A mediados del siglo XVII y XVIII, surgieron nuevas actividades económicas, creció la
burguesía y se difundieron las ideas de la Ilustración, lo que debilitó este sistema y preparó
el terreno para las revoluciones liberales-burguesas y la llegada del mundo moderno.
Este sistema feudal persistió hasta la llegada de la Revolución Industrial, cuando nuevas
formas de producción y relaciones sociales transformaron las economías y las estructuras
de poder, poniendo fin progresivamente al feudalismo.
EL ESCLAVISMO.
El esclavismo fue el sistema básico de trabajo en la Edad Antigua, surgido en regiones con
baja densidad de población y gran necesidad de mano de obra, especialmente en la
agricultura. La esclavitud fue fundamental en imperios como el Babilonio, Persa, Grecia y
Roma, donde los propietarios de grandes tierras dependían de esclavos ante la falta de
trabajadores locales.
La crisis del esclavismo en el mundo antiguo se debió a varios factores: la devaluación del
trabajo libre frente al esclavo, la falta de calidad en el trabajo forzado, la escasez y el alto
costo de los esclavos al detenerse las conquistas militares. A medida que el Imperio
Romano se debilitaba, muchos esclavos agrícolas fueron liberados y convertidos en
colonos, lo que sentó las bases para el feudalismo posterior, donde los colonos quedaron
adscritos a la tierra bajo la protección de un señor.
El sistema feudal tuvo su apogeo entre los siglos XI y XIII, conocido como feudalismo pleno,
cuando los señores feudales consolidaron su poder sobre los siervos, quienes eran
completamente dependientes de ellos. La crisis del sistema comenzó a partir del siglo XIV,
debido a factores como la peste negra y las revueltas campesinas, que marcaron el inicio
de su declive. A medida que avanzaba la monetización de la economía, las rentas
comenzaron a pagarse en dinero, mejorando la situación de algunos siervos.
El declive del feudalismo continuó entre los siglos XVI y XVII, dando paso gradualmente a
relaciones capitalistas. Aunque la tierra seguía siendo la principal fuente de riqueza, el
crecimiento de las ciudades y el comercio empezó a transformar la estructura social. En las
ciudades, los siervos podían convertirse en ciudadanos libres si lograban huir y trabajar
durante un tiempo. A partir del siglo XIV, las ciudades se diferenciaron del campo, y aunque
interdependientes, el comercio y las actividades artesanales se consolidaron como rasgos
distintivos de la vida urbana.
Entre los siglos XVI y XVIII, la expansión europea liderada por potencias como España,
Portugal, Holanda, Gran Bretaña y Francia impulsó un comercio mundial. España explotó
América mediante saqueos y sometimiento indígena, mientras que Portugal creó enclaves
comerciales en África y Asia, financiados con metales preciosos americanos.
Debido a la muerte de indígenas por guerras, trabajo forzado y enfermedades, las colonias
recurrieron al tráfico de esclavos africanos, llevando unos veinte millones de africanos a
trabajar en plantaciones de azúcar, cacao, tabaco y algodón en América. El comercio
triangular conectaba Europa (manufacturas), África (esclavos) y América (productos
coloniales y metales), con Asia intercambiando tejidos y especias por plata americana.
A finales del siglo XVIII, el movimiento abolicionista ganó fuerza con el liberalismo. Gran
Bretaña abolió la esclavitud en 1833 y España lo hizo en sus colonias a finales del siglo XIX.
Diferencias:
1. Condición legal:
o Esclavos: Eran propiedad de sus dueños, sin derechos legales.
o Siervos: Estaban vinculados a la tierra y no eran propiedad del señor.
2. Movilidad:
o Esclavos: Podían ser vendidos y trasladados.
o Siervos: No podían dejar la tierra sin permiso del señor.
3. Obligaciones laborales:
o Esclavos: Trabajaban sin remuneración y en cualquier actividad.
o Siervos: Debían realizar prestaciones de trabajo y podían cultivar su propia
tierra.
4. Libertad:
o Esclavos: Podían obtener libertad solo si el amo lo permitía.
o Siervos: Podían huir a una ciudad para obtener la libertad.
5. Contexto económico:
o Esclavos: Fueron fundamentales en las plantaciones coloniales.
o Siervos: Formaban parte de una economía feudal agrícola.
Semejanzas:
1. Dependencia: Ambos vivían en relaciones de subordinación, limitando su libertad
personal.
2. Hereditariedad: La condición de esclavo o siervo era hereditaria.
3. Control limitado: Carecían de control sobre sus vidas y el resultado de su trabajo.
4. Rol productivo: Eran esenciales para la producción agrícola en sus sociedades
1.3 EL TRABAJO MANUFRACTURERO PREINDUSTRIAL.
Las economías preindustriales en Europa, entre los siglos XI y XIV, eran mayoritariamente
rurales, pero comenzaron a revitalizarse con el resurgimiento de la actividad urbana tras la
caída del Imperio Romano. Aunque la agricultura predominaba, la producción
manufacturera fue ganando importancia a través de pequeños talleres familiares y la
creación de gremios que regulaban el trabajo. El sector de servicios, especialmente con la
participación de mujeres, también se consolidó en las ciudades, sentando así las bases para
la futura revolución industrial.
LOS GREMIOS.
Los gremios surgieron entre los siglos XI y XII como organizaciones profesionales que
agrupaban a artesanos de un mismo oficio, reguladas por las autoridades municipales.
Inicialmente voluntarios, su pertenencia se convirtió en obligatoria, lo que les otorgó un
monopolio en la producción y los llevó a defender sus intereses económicos. Su estructura
organizativa era tripartita, comprendiendo aprendices, oficiales y maestros, y la familia
jugaba un papel fundamental como unidad de producción.
Los gremios establecían normas para el acceso al oficio y controlaban la calidad de los
productos, buscando eliminar la competencia y mantener precios altos. A menudo, el
trabajo femenino era excluido formalmente, pero muchas mujeres participaban en tareas
auxiliares, lo que contribuía a la economía familiar.
Este modelo se expandió al campo, donde comerciantes trasladaron la producción rural para
aprovechar costos laborales más bajos y evitar las regulaciones gremiales. Así, se produjo una
división del trabajo, donde el campo se dedicó a la manufactura de productos sencillos y el lujo
quedó reservado a las ciudades. Las familias rurales se convirtieron en mano de obra
autoexplotada, generando ingresos más bajos, pero permitiendo a los comerciantes acumular
capital y fomentar innovaciones.
La industria doméstica fue clave para el crecimiento industrial en regiones como Alemania,
Francia y España hasta el siglo XIX. Este sistema, que explotó la mano de obra, especialmente
de mujeres y niños, fue fundamental antes de la llegada de la producción en serie y la
proletarización. A pesar de su carácter preindustrial, la manufactura doméstica mostró una
capacidad significativa para adaptarse y responder a las demandas del mercado, sentando las
bases para la industrialización posterior.
A partir del siglo XVI, la mayor amenaza para los gremios fue la industria que operaba fuera de
su control. Los comerciantes buscaban mano de obra barata y sin restricciones, lo que desplazó
a los gremios. La industria doméstica, inicialmente urbana, se trasladó al campo para evitar
regulaciones, y la manufactura comenzó a centralizar la producción en un solo lugar,
integrando varias fases del proceso y concentrando a los trabajadores.
La manufactura introdujo una mayor división del trabajo y permitió el uso de maquinaria más
costosa y avanzada, lo que aumentó la dependencia de los pequeños productores. Esto llevó a
la separación entre capital y trabajo, con empresarios controlando el proceso productivo. La
manufactura fue un paso importante hacia la industrialización moderna, especialmente en
áreas rurales, marcando el inicio del capitalismo industrial, con innovaciones organizativas y
técnicas que aumentaron la productividad.