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El Cuerpo Del Pecado

El documento explora el concepto del 'cuerpo del pecado' en la Biblia, destacando la naturaleza pecaminosa del ser humano y la necesidad de la redención a través de Cristo. Se citan pasajes de Isaías, Romanos y Colosenses que ilustran cómo el pecado afecta al corazón y la mente, y cómo la gracia de Dios ofrece liberación. Además, se menciona el arrepentimiento de reyes como David y Manasés, mostrando que incluso los más pecadores pueden encontrar perdón y restauración.

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El documento explora el concepto del 'cuerpo del pecado' en la Biblia, destacando la naturaleza pecaminosa del ser humano y la necesidad de la redención a través de Cristo. Se citan pasajes de Isaías, Romanos y Colosenses que ilustran cómo el pecado afecta al corazón y la mente, y cómo la gracia de Dios ofrece liberación. Además, se menciona el arrepentimiento de reyes como David y Manasés, mostrando que incluso los más pecadores pueden encontrar perdón y restauración.

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El cuerpo del pecado:

Meditación en el significado de esta frase en Romanos

Isaías 1:5-6 (RV60): 5 ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda
cabeza está enferma, y todo corazón doliente. 6 Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en
él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas
con aceite.

Isaías 64:6 (LBLA): Todos nosotros somos como el inmundo,


y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas;
todos nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran.

Isaías 64:6 (NTV): Estamos todos infectados por el pecado y somos impuros. Cuando mostramos
nuestros actos de justicia, no son más que trapos sucios. Como las hojas del otoño, nos
marchitamos y caemos, y nuestros pecados nos arrasan como el viento.

Jeremías 13:23 (RV60): 23 ¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también,
¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?

Ro. 6:1-2 (RV60): ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia
abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en
él?

Ro. 6:6 (RV60): sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para
que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.

El cuerpo del pecado.

DHH. La naturaleza pecadora

NVI. El cuerpo pecaminoso

PDT. Lo que desea pecar dentro de nosotros

BLP. El cuerpo sometido al pecado

Colosenses 2:11 (RVA): En el cual también sois circuncidados de circuncisión no hecha con
manos, con el despojamiento del cuerpo de los pecados de la carne, en la circuncisión de Cristo;

Colosenses 2:11 (RV60): En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano,
al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;

Colosenses 2:11 (NTV): Cuando ustedes llegaron a Cristo, fueron «circuncidados», pero no
mediante un procedimiento corporal. Cristo llevó a cabo una circuncisión espiritual, es decir, les
quitó la naturaleza pecaminosa.
Colosenses 2:11 (TLA): Los judíos se circuncidan en señal de que son parte del pueblo de Dios.
Pero a ustedes Dios los hizo parte de su pueblo al unirlos a Cristo, y así les quitó el deseo de
seguir pecando. Ésa fue la circuncisión que Dios mismo les hizo.

Ro. 7:18 (NTV): Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa no existe nada bueno.
Quiero hacer lo que es correcto, pero no puedo.

Ro. 7:17 (RV60): De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.

Ro. 8:7 (RV60): Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se
sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;

Ro. 8:7 (LBLA): ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la
ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo,

Romanos 8:7 (NTV): Pues la naturaleza pecaminosa es enemiga de Dios siempre. Nunca
obedeció las leyes de Dios y jamás lo hará.

Col. 2:20-23 (RV60): 20 Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo,
¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos 21 tales como: No manejes, ni
gustes, ni aun toques 22 (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que
todas se destruyen con el uso? 23 Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en
culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los
apetitos de la carne.

Ro. 6:12-14 (RV60): No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo
obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como
instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los
muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se
enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

Todo comenzó por estar en el lugar equivocado


2 Samuel 11:1-3 (RV60): Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra,
que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y
sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.

2
Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado
de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy
hermosa. 3 Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de
Eliam, mujer de Urías heteo.

Un rey perverso que se arrepintió de su maldad y sus pecados


2 Reyes 21:1-16 (RV60): De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y reinó en
Jerusalén cincuenta y cinco años; el nombre de su madre fue Hepsiba. 2 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, según las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de
los hijos de Israel. 3 Porque volvió a edificar los lugares altos que Ezequías su padre había
derribado, y levantó altares a Baal, e hizo una imagen de Asera, como había hecho Acab rey de
Israel; y adoró a todo el ejército de los cielos, y rindió culto a aquellas cosas. 4 Asimismo edificó
altares en la casa de Jehová, de la cual Jehová había dicho: Yo pondré mi nombre en
Jerusalén. 5 Y edificó altares para todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de
Jehová. 6 Y pasó a su hijo por fuego, y se dio a observar los tiempos, y fue agorero, e instituyó
encantadores y adivinos, multiplicando así el hacer lo malo ante los ojos de Jehová, para
provocarlo a ira. 7 Y puso una imagen de Asera que él había hecho, en la casa de la cual Jehová
había dicho a David y a Salomón su hijo: Yo pondré mi nombre para siempre en esta casa, y en
Jerusalén, a la cual escogí de todas las tribus de Israel; 8 y no volveré a hacer que el pie de Israel
sea movido de la tierra que di a sus padres, con tal que guarden y hagan conforme a todas las
cosas que yo les he mandado, y conforme a toda la ley que mi siervo Moisés les mandó. 9 Mas
ellos no escucharon; y Manasés los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová
destruyó delante de los hijos de Israel.

10
Habló, pues, Jehová por medio de sus siervos los profetas, diciendo: 11 Por cuanto Manasés rey
de Judá ha hecho estas abominaciones, y ha hecho más mal que todo lo que hicieron los amorreos
que fueron antes de él, y también ha hecho pecar a Judá con sus ídolos; 12 por tanto, así ha dicho
Jehová el Dios de Israel: He aquí yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo
oyere le retiñirán ambos oídos. 13 Y extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria y la plomada
de la casa de Acab; y limpiaré a Jerusalén como se limpia un plato, que se friega y se vuelve boca
abajo. 14 Y desampararé el resto de mi heredad, y lo entregaré en manos de sus enemigos; y serán
para presa y despojo de todos sus adversarios; 15 por cuanto han hecho lo malo ante mis ojos, y me
han provocado a ira, desde el día que sus padres salieron de Egipto hasta hoy.

16
Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a
Jerusalén de extremo a extremo; además de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que
hiciese lo malo ante los ojos de Jehová.

La tradición judía dice que Isaías fue


aserrado en dos por orden del rey Manasés
(He. 11:37)
2 Crónicas 33:10-13 (RV60): 10 Y habló Jehová a Manasés y a su pueblo, mas ellos no
escucharon; 11 por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los asirios,
los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia. 12 Mas
luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia
del Dios de sus padres. 13 Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo
restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios.

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