El Mapa No Es El Territorio Ebook
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Inscripción Nº 111.170
I.S.B.N
Diseño de portada:
Arturo Ledezma Martínez
Diagramación:
Agencia Editorial FUGA
www.editorialfuga.cl
Impreso en Chile
e-book
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El mapa no es el territorio
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existen, hoy por hoy, una serie variada y amplia de poetas que articulan su
decir en las perspectivas cronológicas que se han planteado.
De aquel modo se observa, en primer lugar, a poetas que a fines
de los años 80 y durante la década de los 90 hacen su aparición y que, en
la actualidad, consolidan sus proyectos individuales de la más distinta
forma. Se puede dar inicio a una enumeración somera y apresurada
mencionando a Sergio Madrid (1967) y a Sergio Muñoz (1968) que
habría que considerar autores de una especial relevancia a la hora de
querer establecer una orientación que disponga articulatoriamente la
productividad poética existente desde los 90 en relación a lo realizado
en la década inmediatamente anterior, ya por sus filiaciones escriturales
como por su participación en colectivos con arraigo en la escena porteña
de mediados o fines de los 80. A ellos –y por mero acomodo cronológico-
habría que agregar a Enoc Muñoz (1970); Enrique Morales (1970); Marcelo
Pellegrini (1971); Felipe Hernández (1973); Ismael Gavilán (1973);
Eduardo Jeria (1977), Cristian Geisse (1977) y Jorge Polanco (1977) entre
varios más que, desde mediados de la década de los 90, hacen su aparición
paulatina en este panorama. Sin embargo, ya esta lista queda rezagada a la
hora de plantear la necesidad de apertura hacia otras latitudes, pero que
no caben, hasta cierto punto, dentro del concepto Valparaíso como figura
o espacio congregador. Esto se deja en evidencia cuando se rastrea la
productividad de los autores recién nombrados y en donde algunos no son
residentes de una ciudad asumida como símbolo, sino que se desplazan
hacia otros lugares tanto físicos como mentales (Pellegrini en Estados
Unidos, Enoc Muñoz en Alemania, Hernández entre España y Tánger,
etc) y que, sin duda, permiten ver la categoría aleatoria de ese concepto
mal denominado poesía porteña, por lo menos, como algo difuso y quizás
hasta equívoco. En este sentido, la palabra Valparaíso tal vez suena como
una desafortunada varita mágica en su pretensión de abrir horizontes de
significado que permitiesen la aglutinación coherente de tal diversidad de
autores y sus respectivas obras en proceso de difusión y publicación. Tal
vez –y valga esto como mera hipótesis de trabajo- la palabra Valparaíso
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a veces casi silenciosa labor de los poetas de provincia. A ellos habría que
agregar a Carlos Hernández (1973); Marco López (1968); Camilo Muró
(1974) y Patricio Serey (1974) con quienes mantienen un interesante
diálogo de contraste y complementación en lo referido a opciones
lingüísticas, imaginarias y de sentido.6
Estamos así, en presencia de un variopinto grupo de poetas
que bordean los treinta años de edad y con proyectos poéticos en vías
paulatinas de consolidación, ya con la publicación de sus libros, ya
con la inclusión en antologías a nivel regional y nacional, algunos con
reconocimientos públicos de primer orden (como premios y becas) que,
en sí mismos, son simples datos externos que no condicen y mucho
menos condicionan una labor ejecutada concienzudamente en casi todos
ellos y que, salvo excepciones, aún no han despertado un interés crítico
de importancia en los medios de canonización mediática al uso (revistas,
suplementos literarios, diarios, revistas electrónicas, etc). Caracterizar
sólo medianamente tal cantidad de autores y obras y rastrear en estas
últimas la peculiaridad de los proyectos que se plantean en relación a la
realidad, el lenguaje y la imagen de subjetividad que articulan, es algo
que dentro de estas líneas, sería una irresponsabilidad que desembocaría
en equívocos mayores. De modo provisional es posible decir que a estos
poetas hay que leerlos, no sólo entre ellos, sino también dentro del contexto
mayor de la denominada generación de los 90, haciendo dialogar sus
poemas con lo más representativo y valedero de poetas tales como Javier
Bello, Andrés Anwandter, Germán Carrasco, David Preiss, Armando Roa,
Alejandra del Río, Antonia Torres, Kurt Folch entre varios más y, a partir
de esa eventual visión de conjunto generacional, establecer las pautas
de lectura al relacionarlos con la poesía escrita en Chile en los últimos
50 años por lo menos y con la poesía hispanoamericana y universal del
mismo periodo, sin olvidar, por supuesto, su diálogo siempre presente con
poetas de Valparaíso inmediatamente anteriores a ellos (como pueden ser
Pablo Araya, Marcelo Novoa, Álvaro Báez, Arturo Morales, Luis Andrés
Figueroa, Alejandro Pérez, Eduardo Correa, Ximena y Guillermo Rivera,
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pre-universitario, ya como estudiantes, ya como recién egresados de alguna
carrera. Coincidencia o cálculo, este dato sirve para disponer el espacio de
común convivencia donde la experiencia literaria se acrecienta, profundiza
o por efecto contrario, sirve de estímulo para salir del asfixiante círculo
de la rutina. Varios de ellos estudian o han estudiado letras o literatura
(Karen Toro, Florencia Smiths y Raimundo Nenén en la Universidad de
Playa Ancha; Marcelo Soto en la Universidad Católica de Valparaíso;
Gladys Mendía en el extranjero: Venezuela, Diego Alfaro en Santiago) o
alguna carrera humanística (Claudio Gaete, psicología; Gonzalo Gálvez,
derecho; Alberto Cecereu, historia; Danny Núñez, filosofía) o arte (como
son los casos de Rodrigo Arroyo y Marcela Parra, que simultáneamente a
ejercer como poetas, lo hacen como artistas visuales dentro del contexto
que al respecto existe en la zona), pero ello no significa en absoluto
que la búsqueda poética que efectúan se encuentre bajo el alero de la
institucionalidad universitaria. La rareza de las manifestaciones públicas,
ya de divulgación o publicación dentro de este ámbito, constituyen la
nota común salvo contadas excepciones8 y, en el momento de alguna
declaración pública, estos jóvenes, quizás, estarán dispuestos a concebirse
como estudiantes o egresados más que como poetas. Esta aparente
timidez ante el escenario social que les toca vivir (donde el adjetivo
aparente, enmascara actitudes críticas y hasta contestatarias de la más
diversa índole y que se cristaliza en el variado tono de asumir la escritura
poética) pareciera ser una característica común en el desenvolvimiento
de los cultores de la novísima poesía joven de Valparaíso. Al parecer
para nuestros autores los espacios no son habitables como instancia de
una palabra transformadora, dialogante o de perspicacia crítica que no
quede encerrada en los límites de la especialización profesional o en un
vitalismo en desarrollo. A diferencia de los poetas de décadas pasadas (y
tenemos en mente a la denominada generación del 60) estos poetas, como
primera impresión, se retrotraen al discurso de lo privado y a la búsqueda
de distintos lugares para la posibilidad de intercambio y lectura, ya sea
en bares, casas o talleres. A escribir se aprende leyendo y en el constante
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Raimundo Nenén y Claudio Gaete llevan la delantera, pues poseen un
bagaje bibliográfico incipiente, pero no menos atractivo: inclusión en
revistas, antologías, invitaciones a diversos encuentros poéticos a nivel
nacional, lecturas públicas no sólo en la Quinta Región y la publicación
del primer libro. Sin embargo, estos datos no deben obnubilarnos, sólo son
la exterioridad de un trabajo intenso, casi secreto que todos llevan a cabo
y que, a la hora de concretizarse adecuadamente, logra su cauce natural
en el proyecto de la obra cincelada con paciencia. Tal vez esa es una
característica que los une más allá de las evidentes diferencias de estilos
(o su búsqueda): lecturas y modos de trabajo. Cada uno de estos jóvenes
poetas puede dar cuenta de un proceso escritural de lúcida coherencia,
donde con variantes nacidas de la voluntad, el interés o la reflexión en
ciernes, muestran la articulación paulatina de un tono o manera de abordar
o especular acerca de los fundamentos de su experiencia y su trasvasije en
materia poética.
Porque cuando hablamos de lucidez nos referimos, tanto en
estos poetas novísimos como en los denominados poetas de los 90 a la
autoconciencia que todo autor novel o con una obra poética en pleno
desenvolvimiento, posee de su tradición inmediata o de la que está más
atrás de su generación anterior y ,por otro lado, a la certeza de saber
actuar con el lenguaje en vistas de una búsqueda expresiva, teniendo
presentes las posibilidades y los límites de esa misma búsqueda, es decir,
el conocimiento de la(s) tradición(es) poética chilena y universal, como
asimismo el esmerado trabajo de taller ya en la conversación de bar o de casa
como al interior de instituciones como la Fundación Neruda, la Fundación
Balmaceda o recintos universitarios. Tal vez las características que estos
poetas presentan, cada cual con la intensidad que le otorga como opción
de vida y no como mero pasatiempo, entretenimiento, “hobby” o, lo que es
peor, como una extraña y errática búsqueda de posicionamiento público,
sean las que les diferencien sustancialmente de varios de sus congéneres
de edad similar. Es evidente que ellos no son los únicos “poetas jóvenes”
de la Quinta Región y como estas líneas han intentado mostrar, ponen en
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II
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al menos: no son todos los que están, ni están todos lo que son. Pero
digamos en nuestra defensa que, a estas alturas, ya no puede esperarse
una objetividad investigativa en lo que respecta al esclarecimiento de una
pretendida escena. Tal vez a lo que se puede aspirar, y reconociendo la
humana falencia de la reflexión asentada en la temporalidad, es a lo sumo,
a la articulación de una versión organizada de una serie de discursividades
poéticas que encontramos interesantes y que implica, en otros términos,
apreciarlas como poseedoras de un rigor lingüístico-imaginativo aunadas
a una capacidad retórica de encarnación significante que suscita un
atractivo a nuestra lectura.
La selección no es tan arbitraria como puede parecer: una
antología con treinta nombres es viable y quizás hasta seria, no sabemos
si una de cuatrocientos –hecha la excepción de la Antología crítica de
la poesía chilena de Naín Nómez- lo fuese. Pero en lo que respecta a
nuestras historias locales, por un lado el presente trabajo pretende
circunscribir un mapa que en las versiones de antologías dedicadas a
“poetas jóvenes” es difuso y sin ninguna claridad en los criterios que las
articulan –salvo la voluntad expresa de representatividad zonal y de edad
que manifiesta Felipe Moncada en la introducción a la antología Poesía
Nueva de San Felipe de Aconcagua, ed cit-, dejando a la sagacidad del
lector la tarea de construir –u omitir: es lo mismo en estos casos- las
pretendidas orientaciones de ordenamiento de tales inventarios. Por otro
lado, la presente antología desea comenzar donde la que elaboró Carlos
Henrickson y que publicó revista Aérea en sus números VII y VIII de
2004 y 2005, respectivamente, concluyó: en la poesía escrita por los
autores más jóvenes que surgen en nuestra escena local desde mediados
y fines de los 90. Por lo demás, tal como manifiesta el apartado anterior,
no es posible entender la poesía que se está haciendo en la actualidad
por los autores reunidos en estas páginas, si no se le relaciona con lo que
se ha escrito en décadas anteriores. En este sentido, el trabajo realizado
por Henrickson es un punto de referencia ineludible para comprender el
desenvolvimiento de la poesía entre nosotros, trabajo al que se le une por
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cronológicamente autor por autor. En ese sentido la antología comienza
con Sergio Madrid, nacido en 1967 y concluye con Mariela Trujillo,
nacida en 1985. Quizás una de las falencias respecto a la organización
interna de la antología que podemos vislumbrar por ahora, es lo que se
refiere al material crítico provocado por la recepción de lo escrito por
todos estos poetas: varios artículos, notas y observaciones provenientes
de los más distintos medios, pero en lo primordial, revistas electrónicas
o blogs y sitios de internet. El encuentro de todo ese material, aunque
escaso y de breve extensión, fue algo no esperado y que, al desbordar los
objetivos iniciales de este proyecto, no pudo ser incluido: eso haría de esta
antología otro tipo de trabajo en dos volúmenes. Pero en esto se puede
vislumbrar una tarea futura para un lector de obsesiones relativamente
similares a las nuestras.
Para concluir queda por agradecer, en primer término, a cada
uno de los poetas que aparecen en estas páginas por su confianza, por
su paciencia en tolerar las reiteradas advertencias y comunicados del
antologador y por su buena disposición en aceptar casi todo tipo de
sugerencias a la hora de revisar los poemas y los textos que, pomposamente
y con un dejo de humor, llamamos “poéticas” y en particular a Jorge
Polanco, Sergio Muñoz, Eduardo Jeria, Gonzalo Gálvez y Danny Núñez,
cuyas observaciones, conversaciones y agudeza crítica respecto a la
totalidad del proyecto, manifestadas en distintas oportunidades a través de
tantos meses nos fueron muy útiles. Agradecer, asimismo, el intercambio
de impresiones respecto a este trabajo y sobre la poesía chilena en general
que se ha llevado a cabo en el Seminario de Reflexión Poética del centro
cultural La Sebastiana durante 2005 y 2006, especialmente el saludable y
“postmoderno” escepticismo crítico de Claudio Gaete y Rodrigo Arroyo,
cuyas opiniones al representar, la mayoría de las veces, la antípoda de
nuestras propias convicciones críticas y hermenéuticas, las han matizado
en el contexto del necesario debate a existir en la pequeña sociabilidad
literaria de la que somos parte. Agradecer, asimismo, en la distancia, al
fluido diálogo que desde hace más de doce años mantenemos con el poeta
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(Notas)
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“(…) Esta preocupación repentina por la cultura, la identidad y el patrimonio por
parte de aquellos sectores económicos que hasta no hace mucho sacaban un revólver cuando
les hablaban de cultura, o (…) por sectores subalternos, es lo que ha llevado a George
Yúdice a plantear que nos enfrentamos –en una paráfrasis de Foucault- a la emergencia
de una nueva episteme. En ambos casos “la cultura es conveniente en cuanto recurso para
alcanzar un fin”. En el primer caso (…) se trata de la generación de riqueza a partir de la
puesta en marcha de las llamadas “industrias culturales”, pero también de otros fines no tan
inmediatos, como lo son la pacificación social de zonas conflictivas mediante inyecciones
de fondos para que desarrollen sus proyectos culturales, se comuniquen las diferencias y
así crear condiciones seguras para la inversión, o como la formación de un “capital social”
que estrene modelos de autogestión en vistas de una reducción del gasto social por parte
de los estados (…) Es así como en Valparaíso se ha instalado una “memoria patrimonial”
que tiende a disolver o volver invisible otro tipo de memorias (…) Se llega al punto en que
los episodios pasados en los que nos reconocemos y encontramos nuestra permanencia son
meras fosilizaciones de lo consumido por el turista (…) Por todas partes (y desde todas
partes) escuchamos el siguiente imperativo: “debemos conservar nuestra identidad”. De
tanto escucharlo terminamos por repetirlo, y de tanto repetirlo terminamos por asimilarlo
como consigna. Así todo afán de coleccionista, anticuario o “retro” acaba encontrando una
noble y fácil justificación (…)”: Aravena, Pablo; Cataldo, Bernardo; Contreras, Nayadet;
Villanueva, Alejandra: Trabajo, Memoria y Experiencia: fuentes para la historia de la
modernización del puerto de Valparaíso, Ed Consejo Nacional de la Cultura y las Artes,
Universidad Arcis, sede Valparaíso, Centro de Estudios Interculturales y del Patrimonio de
la Universidad de Valparaíso, Valparaíso, 2006, pp 18-19; pp 22-23.
2
El lector interesado en adentrarse con algo de precisión en el tema, que desee
tener una visión panorámica en torno a la poesía escrita en Valparaíso, al menos desde
los años 60 en adelante, puede remitirse, por el momento, a los siguientes textos, hoy por
hoy, infaltables (pero no menos discutibles): Álbum de flora y fauna de Marcelo Novoa,
Ed Gobierno Regional de Valparaíso, Valparaíso, 2002; Zona Cero de Álvaro Bisama, Ed
Gobierno Regional de Valparaíso, Valparaíso, 2003 y la Introducción a la antología de
poetas porteños efectuada por Carlos Henrickson publicada en revista Aérea n° 7, año VII,
Stgo-Buenos Aires-Valparaíso, 2004.
3
Pareciera ser que la fiebre generacional es, por el momento, la manera más
adecuada para aproximarse tentativamente a la lectura organizada de un corpus siempre
cambiante. Sólo como referencia necesaria que espera su clarificación lúcida, es posible
mencionar respecto a la vigencia del concepto de generación de los 90 los siguientes textos:
el ensayo Los náufragos de Javier Bello, el artículo de Andrés Morales La poesía de los
90 en De palabra y obra Ed RIL, Stgo de Chile, 2003, la Introducción a la Antología de
poesía chilena joven de Francisco Véjar, Ed Universitaria, Stgo de Chile, 1999; los diversos
artículos de Julio Ortega que aparecen en Caja de herramientas, Ed LOM, Stgo de Chile,
2000. Entre las revistas creemos que sobresale, por la diversidad de artículos que tratan el
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tema, la revista Vértebra N° 7-8, Stgo de Chile, 2002 y recientemente el libro Confróntese
con la sospecha: ensayos críticos sobre poesía chilena de los 90 de Marcelo Pellegrini, Ed
Universitaria, Stgo de Chile, 2006.
4
Por el momento la única referencia que conocemos al respecto es el artículo de
Héctor Hernández Montecinos publicado en la versión electrónica de revista Plagio en
agosto de 2004 y algunos artículos de variada extensión de Felipe Ruiz V. que el lector
puede consultar en el portal electrónico www.letras.s5.com
5
Si se tuviese que caracterizar de algún modo a la llamada generación de los 90, tal
vez una forma sería el advertir en su producción poética, la ingerencia de dos fenómenos que
adquieren en su interior, ciudadanía propia: la traducción de poesía de diversas lenguas con
un marcado énfasis en la poesía de lengua inglesa como la lectura de rescate de poetas de
antes de los 50, entre ellos Rosamel del Valle, Eduardo Anguita, Teófilo Cid, Jorge Cáceres,
etc.
6
Referencias para dar cuenta de estos poetas y de varios más de esta zona de
Aconcagua de la región de Valparaíso, son las antologías Clepsidra, San Felipe, 1997 y
Poesía Nueva de San Felipe de Aconcagua, Ed La piedra de La Locura, San Felipe, 2003.
A su vez, órgano de importante difusión, crítica y ensayo que de una u otra manera aglutina
a estos autores es la revista La piedra de la locura de periodicidad diversa y dirigida por el
poeta Felipe Moncada.
7
En estos poetas novísimos es posible rastrear una diversidad de origen que hace
más interesante el cruce de perspectivas y desplazamientos vitales, ampliando las referencias
de una eventual novísima poesía porteña metaforizada como “puerto”: Florencia Smiths
oriunda de San Antonio y con arraigos entre Valparaíso, Santiago y su ciudad de origen;
Constanza Ceresa a medio camino entre Santiago y Valparaíso ya por trabajo o estudios o
como Diego Alfaro entre Limache, Valparaíso y Santiago por los mismos motivos; Claudio
Gaete y Marcela Parra provenientes de Temuco y asentados a partir de 2004 en Valparaíso;
Raimundo Nenén desplazándose desde Punta Arenas a Valparaíso y desde ahí a Santiago;
Marcelo Soto enclaustrado en Casablanca y Quintero, pero con domicilio en Valparaíso,
Gladys Mendía de viaje entre Venezuela, Santiago y Valparaíso, etc.
8
Una de las excepciones la conformó la Pontifícia Universidad Católica de
Valparaíso que durante un par de años (2002-2004) alentó una editorial estudiantil: El espejo
de tinta. A ella estuvo vinculado Gonzalo Gálvez y varios jóvenes poetas que siguen una
carrera en esa casa de estudios. Ahí se publicó en 2003 Calabriadas, la opera prima de
Cristian Geisse. Por otro lado la Universidad de Playa Ancha ha propiciado la publicación
de sendas antologías poéticas de la más diversa extensión y calidad que reúne, generalmente
a sus propios estudiantes. Asimismo la publicación en 2001 de la antología Creación desde
la palabra de Arturo Rojas y Felipe Ugalde, patrocinada por la Federación de Estudiantes
de la Universidad Técnica Federico Santa María, es un ejercicio desigual sin ninguna clase
de criterio orientador de mínima calidad, sin embargo es representativa de la variada y
no siempre oportuna participación e interés de las Universidades de la zona en torno a la
divulgación de lo escrito por los jóvenes poetas.
9
Por ejemplo las lecturas organizadas en pubs y bares: Bar La Playa, Pub Charles
Baudelaire, Bar Proa al Cañaveral, La Piedra Feliz, etc ; el Café Literario de la Universidad
Técnica Federico Santa María, en donde a su vez, se lleva acabo un Taller de Poesía dependiente
de la Federación de Estudiantes y varias otras iniciativas de morosa enumeración.
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SERGIO MADRID
1967
El mapa no es el territorio
Valparaíso, 2005
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Sergio Madrid
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El mapa no es el territorio
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Sergio Madrid
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El mapa no es el territorio
en la Máquina de la Salvación—
los escombros de Dios despoblarán el cielo
a él se elevarán los grandes logros tecnológicos
y protegerán a la especie. Y hoy
que parecemos tan tontos, tan imbéciles, por
decir lo menos, en miles de años tal vez
seamos inteligentes como platillos voladores
ascendiendo en el Este junto al último sol
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Sergio Madrid
Generación escindida
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El mapa no es el territorio
Dafne
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Sergio Madrid
finalmente un nombre
no es más que un nombre
¡qué poca cosa las palabras!
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SERGIO MUÑOZ
1968
El mapa no es el territorio
Lengua Poética
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Sergio Muñoz
Aún así, hay días en que leo lo mío con entusiasmo. Sin duda,
aquello puede deberse nada más que a un espejismo momentáneo y al
fervor exagerado con que uno lee a veces lo propio.
Hasta ahora he publicado tres libros: “Lengua Muerta” en 1998;
“27 poemas – lengua en blues” el 2002 y “Lengua ósea” el 2003. Respecto
de estos libros y del trabajo posterior que permanece inédito, intuyo
algunas coordenadas que pueden tal vez iluminar una lectura indulgente
de mis textos: Un primer comentario tiene relación con las temáticas. Yo
diría que hay dos grandes temas que se connotan y que guardan alguna
novedad. En cierta forma son dos caras de un mismo problema existencial
que llevo conmigo y que me acompaña siempre: Por un lado, hablaría
del afán de desentrañar desde la más absoluta intemperie, todos los nudos
relativos al laberinto vital y familiar en el que me tocó participar. Por
ello y desde allí, los tópicos de la identidad y la memoria adquieren tanta
relevancia y significación en lo mío. Desde allí también se explica el
tachado de mi nombre civil y la presentación de mi “seudónimo”, que
no es otra cosa que el nombre de mi padre carnal y la explicitación de su
inexistencia. Por otro lado, me parece igualmente relevante la presencia
permanente de un contenido genealógico que da cuenta de un ámbito más
bien íntimo y familiar, que no está fuera de mi trabajo poético, y donde se
reflejan permanentemente mis hijos.
Otro eje relevante tiene relación con la forma. Diría que hay
una suerte de tratamiento obsesivo en gran parte de mis textos, respecto
de otorgar a esta organicidad simbólica, sintáctica y semántica que es el
lenguaje, una plasticidad que le sea particularmente necesaria, rigurosa y
que controle -en parte- el derramamiento con que la mayor parte de las
veces, el lenguaje se muestra. En esta línea, yo igualmente reconozco dos
maneras fundamentales: La primera, tiene relación con una fuerte adhesión
a un tratamiento riguroso de la forma, como un soporte que contenga al
lenguaje, ya sea en los modos clásicos, o en modos más bien propios
que no renuncian a una estructura formal que pretende dar coherencia al
discurso. La segunda, es -a mi juicio- el tratamiento del ritmo como un
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El mapa no es el territorio
Valparaíso, 2006
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Sergio Muñoz
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El mapa no es el territorio
Postdata
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Sergio Muñoz
Heráclito
a gonzalo rojas
pienso en el fuego
ése sí que es dios cuando nos quema
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El mapa no es el territorio
Jadis
Jadis, si je me souviens bien, ma vie était un festin
oú souvraient tous le coeurs...
arthur rimbaud
38
Sergio Muñoz
Co
propicio es mirarnos
depender de la euforia de una ráfaga herida
soportar las visión insistente
de este sol que envejece
en la fuga del viento
propicio el decir
escribir en el diálogo
con tu amistad y tu sombra
advertir que la máscara teje
en su vínculo de piedra
la ironía de un adiós que cae invicto
en la tela sinuosa del recuerdo
desnudarnos
agrietar en la huella de esta lumbre escondida
la quietud de la hoguera que consume una tarde
pronunciar la infinitud y ser palabra abierta
con su queja y su arrullo
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El mapa no es el territorio
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Sergio Muñoz
Post-data
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El mapa no es el territorio
nada o nadie
ninguno
nunca
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ENOC MUÑOZ
1970
El mapa no es el territorio
El poema
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Enoc Muñoz
Llueve
Acercarse a la ventana
y creer que algo hay
al otro lado de la lluvia.
45
El mapa no es el territorio
La fuente
Nuestras sombras
flotan en el agua.
El beso
dibuja un pez
hacia tus trenzas.
El sol
desnuda las gotas
que caen.
Y tiemblan los dos cuerpos.
46
Enoc Muñoz
Ojos cerrados
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El mapa no es el territorio
Adiós
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Enoc Muñoz
El hogar
(de una carta de Brecht a Benjamin)
A veces
escribo mi nombre sobre los muebles
para verme caer en el polvo de las cosas.
O simplemente
para trizar el silencio y entrarme
...cuando ya me he marchado.
El mundo también aquí se derrumba
pero con más calma.
El polvo es un signo
que en puntillas borra otros signos.
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El mapa no es el territorio
El hueso
de toda la sed de los árboles.
El agua
imitando infinitamente
ese sonido a salvo.
El viento
improvisaba con la arena.
50
Enoc Muñoz
La estación
Pienso también
en la luciérnaga que se apaga
en ese puñado de tierra
en tus manos.
Nuevamente un ladrido
durante
una paloma que cae.
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MARCELO PELLEGRINI
1971
El mapa no es el territorio
Poética
Madison-Wisconsin, 2006
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Marcelo Pellegrini
El río
Eran las aguas sorprendidas en pleno estado de palabra
Waldo Rojas
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El mapa no es el territorio
A Ismael Gavilán
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Marcelo Pellegrini
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El mapa no es el territorio
nos apasiona,
a pesar que usted venía de leerse
todos los poemas de amor
para enviárselos –magnífico regalo-
a los griegos.
Pensé, aunque le parezca una exageración,
que desde Cavafis
no se hacía algo tan intenso
en la lengua de los dioses.
¿Qué aedos habrán asistido a Rigas Kappatos
para realizar semejante tarea?
Recordamos también a Ricardo Latcham,
maestro en el arte de conservar
los huesos de la memoria,
e intentamos recorrer sus páginas
-por mi parte sin éxito-,
hacerlo dialogar con Porras Barrenechea
y verlo en Bristol con sus parientes
mientras aquí, tal como allá,
caía la tarde en las postrimerías del verano.
58
Marcelo Pellegrini
59
El mapa no es el territorio
Tiete nocturno
60
Marcelo Pellegrini
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El mapa no es el territorio
Noema
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Marcelo Pellegrini
We –prone to periphrasis
Emily Dickinson
Al anochecer, una mancha
en el lugar de los destellos,
la hoja distante con el poema inscrito,
murmullo para los ojos,
lentas hormigas en el papel
protegiendo una sombra entre los relámpagos.
Nada se entiende a lo lejos,
las letras como párpados mudos,
negro sobre blanco vibrando en la luz
de la hoja entre el polvo y el sueño.
De lejos el poema, vuelo de Minerva,
rieles de un tren veloz y silencioso.
63
CRISTIÁN CRUZ
1973
El mapa no es el territorio
Palabras en Sordina
66
Cristián Cruz
Abuela materna
Tu abuela materna
te acuesta en las hojas de choclo
te cubre de abrigos del pasado,
mientras el canal hace cantar los bambúes.
Tu abuela materna
es morena
se decanta su voz de vieja
cuando le da cuerda al reloj que canta en la noche.
Tu abuela materna
riega el piso de tierra
con un chal de tres puntas.
Tu abuela materna
usa vestidos negros
y va con una vela encendida a la misa del gallo,
ella sabe que su vida
es un chaleco en invierno al cual nosotros nos aferramos
ella apaga la luz
y piensa en su marido muerto hace veinte años.
67
El mapa no es el territorio
Y un brujo te dirá
Lo nuestro es un recreo
que no suena más allá de su campana
un pan preparado por la amada
que se comparte bajo los breves soles de invierno.
Y te matará diciendo:
Lo único heredado que podemos tomar
es el pedazo de cielo en la ventana
68
Cristián Cruz
69
El mapa no es el territorio
70
Cristián Cruz
Algunas cosas
Pude alcanzar
el ruido de alguien en la cocina,
un pájaro, una cesta entrando en el huerto.
Aunque el tedio de la verdad
nos visite como un familiar desconocido
para que volvamos a las cosas mismas,
yo me seguiré mintiendo
frente a la cocina, un pájaro, una cesta fresca.
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El mapa no es el territorio
El armado Enrique
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Cristián Cruz
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FELIPE HERNÁNDEZ
1973
El mapa no es el territorio
A manera de poética
(de Návatar)
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Felipe Hernández
4 DIXLEXIA
77
El mapa no es el territorio
mi lugar de origen.
5 Caí ahí por azar o mala suerte. Alguna vez viví en ese barrio y
me dije que más valía diablo conocido…”Los culpables vuelven
al lugar de los hechos”.
La isleña era bastante extraña, pero lo vine a descubrir cuando
ya era tarde.
Rentaba otro cuarto un ojos rasgados; también pernoctaba allí el
“socio” de la chica.
La pesadilla comenzó la noche del viernes en que cumplía una
semana de inquilino. No eran más de las once cuando volví del
cine; al meter la llave y esta no calzar comenzó el tobogán…Me
vi obligado a golpear.
--¡Quien es!—aulló la chica del otro lado.
--Adivina—mascullé impaciente.
Abriendo aparatosamente una tras otra las cerraduras y los
candados me dejó entrar, y apenas dado el primer paso me
arrinconó contra la pared preguntándome, sin rodeos, qué hice
en el computador con que me vieron salir por la tarde. Plop –
Aló, aló?—No entendía nada, pero al ver que la maniática no
me preguntaba sino que derechamente me acusaba de haber
robado el computador del ojitos rasgados, le dije que llamara
inmediatamente a la policía.
Así, fui caminando apenas hacia la sala. Allí estaba el oriental
agarrándose la cabeza a dos manos y el “socio” fumando un
cigarro tras otro. Empecé a sospechar por dónde iban las cosas.
Esperamos los cuatro sentados a la mesa a que llegara la policía,
en los minutos más largos de mi vida. (Esto sería como el tobogán
en picada, cuando se siente el corazón en la garganta). De vez en
cuando se levantaba uno y me insultaba; ya no oía.
Llegaron. Primer problema: no hablaba una palabra de su idioma.
Ella parloteaba y parloteaba sin darme oportunidad de refutar
y sin entender siquiera qué inventaba. Por supuesto el “socio”
desapareció al entrar los hombres de azul.
78
Felipe Hernández
79
El mapa no es el territorio
80
Felipe Hernández
81
El mapa no es el territorio
82
Felipe Hernández
La frágil distancia
83
El mapa no es el territorio
84
ISMAEL GAVILÁN
1973
El mapa no es el territorio
Paul Valéry
*
La experiencia del tiempo, asumida como autocomprensión, es
el poema que nombra un aquí y ahora que revierte el pasado y el futuro,
arrancándolos de la linealidad sucesiva en que se fundan. Esa experiencia
permite la equiparación comprensiva del tiempo. Frente a la violencia
de este último en el sentido de historia, la poesía (el poema) no instaura
una linealidad discursiva entendida como continuum (progreso, avance,
superación), sino más bien como una contraimagen, es decir como
epifanía.
La relación entre la violencia y lo sagrado se muestra de suyo en
la poesía, algo que la historia ha olvidado y relegado al limbo.
Hay que recordar que la violencia de la historia es su propio
86
Ismael Gavilán
para sí, la asunción salvaje del tiempo que avasalla (tiempo del triunfo y
la victoria; tiempo de la humillación y del olvido).
La poesía (el poema), revierte aquello articulándose como
autocomprensión de la violencia en tanto quiebre del continuum. Aquel
quiebre es sagrado.
*
Para los viejos moralistas (Séneca, Montaigne, Schopenhauer) la
filosofía “sirve” para un “buen morir”: aceptación de la finitud y serenidad
ante la abismante desesperación de ignorar lo que acontece después de la
muerte.
La poesía, para los viejos poetas, pareciera ser que sirve para
un “buen vivir”. Tal vez para transformar ese vivir. O como recordaba la
amiga de Rilke, la princesa Marie Thurn und Taxis von Hohenlohe: para
traer a un presente a punto de perecer, el sabor, el olor y el tacto de unas
uvas perdidas en la inmensidad de la infancia
*
Las palabras son el límite de la experiencia, de mi experiencia. ¿Es
el poema entonces una ruptura o, a fin de cuentas, un gesto tautológico?
Valparaíso, 2007
87
El mapa no es el territorio
Estío
Los frutos maduran junto al aire que se eleva de los cuerpos ya tendidos.
Y estás allí, con tus ojos de océano para rescatar el balbuceo de mis labios,
vestida de soles o con los ecos somnolientos de las lejanías,
pareciendo un pétalo de leche que abre con voz grandiosa
el ardor de los ríos en secreto.
He aquí mis manos de árbol caminando en tu rostro
o dando la sombra necesaria para el trueno.
He aquí mi tierra desprendida a gotas sobre el verdor de tu lengua
en la profundidad de los caminos que persisten.
Sé que cada ventisca asoma tus palabras entre los tejidos multicolores de la tarde
y que, grácil, el sueño se aproxima para configurar a las cosas reposadas
como promesa de un rumor vespertino.
Hacia silencios que otorga la placidez rompiente del calor,
tu cuello repite la respiración de líneas que no fueron acabadas,
tu sonrisa rebelde trastoca el lenguaje sombrío de los destierros de lluvia,
tu cabello se embriaga con música de flautas.
Y eres en tu origen el paisaje:
bosque y campanas entibiadas entre dedos
como el regocijo de párpados sobre hierba,
pradera que convida al canto como mirada y ceremonia.
En ello está el paraje familiar que el torbellino desconoce,
alzándote con el fulgor súbito de ocasos,
con la máscara del viento que rastrea
pasadizos de miel en sus preguntas.
Oiremos por donde transita la legión de aguas y su lecho de fiesta.
Conversaremos sobre horas devorantes con un temblor en las gargantas.
Y junto al aire sabremos ser más que imagen en la belleza de la fruta.
88
Ismael Gavilán
89
El mapa no es el territorio
90
Ismael Gavilán
Es inútil alejarse
y sellar un pacto entre el deseo y lo que eres.
Difícil cuando el aliento hace rodeos
para cristalizar como visión
al final de una humareda desangrada.
Es inútil alejarse:
lo que un dios designa es mandato
y aunque joyas, túnicas,
héroes, palacios y cuerpos relucientes
sean el obsequio luego del banquete
muestran sólo angustia al tener que regresar.
Ninguna ciudad es más grande que tus sueños
a pesar de morir en ella la dulce fruta
del aire entristecido, única verdad que antaño
un láguida pudo conocer.
Sí, es difícil sellar un pacto entre el deseo y lo que eres
cuando la ciudad desorbitada
invita con perfumes exquisitos
y la máscara es costumbre de festines en salones imperiales.
Es difícil e inútil,
pero lo que un dios designa es mandato
y por eso, el regreso es el sacrificio
que él y tú apenas pueden comprender
para llegar a concluir con la escritura.
91
El mapa no es el territorio
92
Ismael Gavilán
93
El mapa no es el territorio
VII
94
Ismael Gavilán
95
FELIPE MONCADA
1973
El mapa no es el territorio
La palabra
98
Felipe Moncada
En la casa de la lluvia
99
El mapa no es el territorio
Irreal
100
Felipe Moncada
Extranjero
101
El mapa no es el territorio
Estanco
En algún estanco
los niños corren por la proa
sobre huesos de gaviota
imaginando el azul que se extiende sin nubes.
una superposición
de cielo, playas y océano
cuya suma es el horizonte.
Hay ventanas
que siempre apuntan a la noche;
a cementerios de tumbas menores
varadas frente a una capilla.
102
Felipe Moncada
El ciego
A veces
viene a la mesa de nuestro barco
y se sienta a beber
añorando el corazón de la sirena.
Lo vemos caminar
vestido de marino Fenicio
en las páginas de un libro escolar;
en el recorte de un diario
que le retrata ciego
las cuencas llenas de tiza.
103
El mapa no es el territorio
Restos de Babel
La página es el tiempo.
La oruga sobre la tinta: restos de Babel
o pedazos de arcilla en caldeo.
104
Felipe Moncada
105
MARIO ORTEGA
1975
El mapa no es el territorio
Poética: SIC
- No hay ninguna razón para creer que los árboles deban moverse a merced
del viento, ni que haya viento, mucho menos. De modo que algo parecido
a la felicidad parece ser la felicidad misma
Gµν = 8π Tμν
y
Δx Δp ≥ h
s.a
108
Mario Ortega
Uno
109
El mapa no es el territorio
110
Mario Ortega
Animal roto
111
El mapa no es el territorio
Misa de estrellas
112
Mario Ortega
Exilia V
113
El mapa no es el territorio
Exilia VI
114
Mario Ortega
Exilia VII
115
EDUARDO JERIA
1977
El mapa no es el territorio
El mensajero
118
Eduardo Jeria
Valparaíso, 2004
119
El mapa no es el territorio
Como aires
120
Eduardo Jeria
121
El mapa no es el territorio
Espejo en el techo
122
Eduardo Jeria
Tumbados así,
en las viejas habitaciones
que el polvo visita con sed salvaje
123
El mapa no es el territorio
Humedad
Y conozco aún
el centro de aquella que palpita:
el rocío, las palomas
cierto animal que sueña...
124
Eduardo Jeria
Viaje
Y al final,
cuando todo acabe,
cuando no seamos más que la ausencia de los cuerpos sobre las sábanas
deshechas,
cuando no seamos más que el vino derramado sobre la mesa,
cuando las frías sombras señoreen en las vastedades de los cuerpos,
y la condena esté sellada como nuestros propios labios y ojos
entonces alguien leerá algún poema
a la memoria de este viaje al propio jardín.
125
II
ENRIQUE MORALES
1970
El mapa no es el territorio
130
Enrique Morales
La tormenta
El viento se pasea
golpeando
las campanillas
que cuelgan
en el pórtico
131
El mapa no es el territorio
La promesa
trastocados
132
Enrique Morales
Roble
ahora
las hilanderas
miden la carrera vertiginosa
de tornar en hierro
esta piedra.
133
El mapa no es el territorio
Ahí estábamos tú y yo
sentados en la noche
sin poder explicarnos
Tú en tu automóvil blanco
esperando arrancar aquello
que siempre se estropeó
134
Enrique Morales
Ulises Desengañado
a D.F. y A.B.
Querida mía:
después de horas de burocracia y un poco de astucia atravesé los muros
de la cordillera. Ahora estoy en la ciudad, me detengo en una mesa, la
calle está fresca y un poco tambaleante. Recientemente han pasado pies
y gritos de protesta, pero hoy domingo tuvieron una pausa para matar
una vaca. Tengo sed de ver a esa gente esperando en la plaza, frente a
la guardia, pero sólo están unos que rezan al aire libre. Hace poco, por
aquí caminaban mujeres de pasos sensuales y perfumados, hacia un
encuentro en el parque o a las orillas del río cuando la música y el aroma
del café posaban de clásicos. Qué maravilla la que aquí duerme, pero no
la despertaremos tú y yo, los encargados de remecerla serán otros con
pasos de imperio y ojos de luciérnaga.
II
135
El mapa no es el territorio
III
Día cuarto.
Hasta aquí el viaje trazado. Aunque no puedo negar el enorme parecido
de mis compañeros con los lotófagos mientras observan el camino o
duermen la siesta, de ningún modo con ellos podría ir a la deriva o esperar
una aventura.
IV
Nos dirigimos al norte a un puerto que llaman Alegre. Aquí, la tierra tiene
color de sangre y la sangre de algunos está cubierta de tierra.
Su lengua me extraña, su alegría también.
Es carnaval y retoco mi disfraz. La mano de un viejo amor me recibe.
¿Qué mano tocó el Amor? ¿Qué Usura cobró un precio tan alto para que
al fondo se reflejaran su sombra y la mía, como si nuestra voz estuviese
degollada?
136
Enrique Morales
VI
Querida mía:
Volví a la misma tierra de la que salí. Pero he vuelto para tomar posesión
de una casa vacía. Mi hijo, nunca nació. Tú has partido. Y un quiltro
yace enterrado, sin inscripción, junto al lavadero.
137
BRUNO CUNEO
1973
El mapa no es el territorio
Poética
140
Bruno Cuneo
Nighthawks
141
El mapa no es el territorio
II
142
Bruno Cuneo
143
El mapa no es el territorio
Cansado
(del Diario de A.Gide)
144
Bruno Cuneo
145
El mapa no es el territorio
Horóscopo
146
PEDRO GODOY
1977
El mapa no es el territorio
148
Pedro Godoy
Valparaíso, 2006
149
El mapa no es el territorio
150
Pedro Godoy
He hablado con tantos otros, con esa turba de arcángeles borrachos, con
esa crápula divina que me describió ciertos aposentos prohibidos en el
cielo, que me habló de los simples dédalos del fuego y de los sangrantes
aires y de sus callados secretos.
...lo que viene a cuento aquí es que soy uno de ellos y en realidad
todo lo que he dicho son palabras suyas puestas en mi boca.
Yo no he dicho nada, créanme: hablan tantos en mí...
Ustedes deben comprender entonces que no son contradicciones
las que creen ver aquí, son los testimonios diversos y cicatrizados apenas,
son los magullados delirios de seres distintos, de unos cuantos náufragos
friolentos, de uno que otro sobreviviente maltrecho entre los roqueríos.
Son ellos con los que me avengo mejor y son ellos los que hablan
por mi boca cuando mi boca habla, vaya Dios a saber por qué.
¡Ah! Y Él, Él ya no habla porque me salí por la ventana de su reino
a farrear con esa fauna hermosa y borracha, desprovista de desesperanza.
Le molestó que llegase a su casa sólo a dormir y decidió no
hablarme más.
Yo lo amo tanto, desespero por su totalidad, pero nací así,
derrengado y bufón de ánimas.
¡Me gusta tanto escanciar vinos de inmensidad, vinos baratos de
inmensidad junto a mis amigos!
Quien sabe, quizá un día de estos vuelva al redil, pero mientras
tanto no hay quién sujete mis harapos:
del grave silencio de Dios se ha hecho mi conversación, vengan y beban
una copa de mi voz en esta mesa.
151
El mapa no es el territorio
Heme
152
Pedro Godoy
Poemas inéditos
153
El mapa no es el territorio
cosa, hasta tomar meado cuando estaban duras y todos sabían que yo
tenía como el diablo en el cuerpo, cruzaban la calle cuando me venían
con los tragos, y se dieron cuenta cuando empezó a gotear sangre del piso
de arriba, al viejo Antuco le cayó una gota en la mano mientras cosía un
pantalón, porque yo los descuartizaba, y después escondía las vísceras en
un frasco, las piernas y brazos en un cajón, la cabeza en la tina y nunca
he podido perdonarme haberle pegado el Sida, porque ella tenía un niño
chico que era su adoración y no tenía a nadie más en la tierra, a nadie más
y cuando muera el pobre niño va a quedar solo y no sé qué hacer, no voy
contarle, no voy a decir nada, porque acaso ¿No da lo mismo el infierno
que el silencio?
154
Pedro Godoy
155
El mapa no es el territorio
tenía dientes, era como una guagua, pero tenía dientes, se paraba, pero
no sabía caminar, la sequía estaba matando a los animales, y al final ya
nos daban lo mismo sus berridos, porque en el fondo ¿No da lo mismo el
silencio que el infierno?
¿Qué culpa tienes tú de haber sido violado por tu padre? ¿Qué tanto?
¿Y a quién no le han dado? ¡A todos debieran darnos! ¿No somos la
misma mierda? ¡Debieran matarlos a todos! porque vivíamos en un
campamento minero y estaba maldito, cuando chico me cayó una olla
hirviendo y tengo 11 años y el 70 por ciento del cuerpo quemado y me
gusta matar gatos en el desierto y creo que cualquier día de estos voy
a probar con ese niño de los vecinos, por eso fue que mató a un amigo
en Copenhague, estaban tan drogados que nunca supo qué había hecho
en realidad y escapó y llegó a Valparaíso y ahora vende pasta y coca, y
fumamos con él y unos viejos culiaos de más de cuarenta años y apenas
sabe hablar español y yo sé que quiere morir, que lo único que quiere es
morir, así es que me acuerdo cuando pillamos a mi papá con su amigo,
a mi papá, que era tan guatón, con su amigo, y parece que a él le habían
hecho lo mismo que nos hacía a mí y a mi hermana, y ahora no son ni
las once veinte y ya quiero ir a tocarla, no debería hacerlo más, pero está
ahí, en su cama y la otra vez le pegué para que no llorara más, tampoco
pude aguantarme, ¿cuánto vale el pasaje? lo único que quiero es salir de
aquí, Cristo, que sufrió por todos nosotros, quizás sea el único capaz de
perdonarme por lo que hice: fue la angustia, yo estaba enviciada, con
el Pato no parábamos de fumar pasta, era lo único que queríamos hacer
y robábamos y empeñamos todo, todo, la tele, la radio, la ropita de la
guagua y estábamos flacos, grises, como descascarándonos y se nos
156
Pedro Godoy
157
JORGE POLANCO
1977
El mapa no es el territorio
Poética
Valparaíso, 2005
160
Jorge Polanco
161
El mapa no es el territorio
162
Jorge Polanco
*
A Pizarnik
163
El mapa no es el territorio
164
Jorge Polanco
165
El mapa no es el territorio
166
Jorge Polanco
167
CLAUDIO GAETE
1978
El mapa no es el territorio
Imaginemos que hay allí una puerta, que se nos ofrece un abanico
vario aunque limitado de contraseñas. Que la historia nos respalda y que
por tales puertas y con tales contraseñas otros han entrado, mucho antes
que nosotros, a ese territorio de la gran ausencia que, reinterpretando a
Charlie, es lo más parecido al A.
—Bien, todo eso es mentira: nadie puede morir por mí
/ como toda poética es un himno secreto / como todo poema está hecho
de palabras corporales / como todo cuerpo es una historia / como toda
historia es un lúcido invento y es un sueño / como todo sueño es una vida
que no nos pertenece / y como toda vida que no nos pertenece es la única
que puede hacernos el A.
Valparaíso, 2006
170
Claudio Gaete
171
El mapa no es el territorio
de lo que debe ir, con estas palabras, es del no saber adónde ir:
hoy desperté convertido en un insecto y miré la ciudad:
cantaurias y lucecillas, alacranes y callejones, libélulas y escaleras
—wanderer / eco del merodeador.
Nos hicimos máscaras de yeso y pedimos a la noche las secara
nos hicimos máscaras y al día siguiente las máscaras sangraban.
¿Dónde viven nuestros muertos?, preguntó uno, tocó la sangre de nadie
y se oyó que él mismo respondía:
nuestros muertos viven en las palabras, nuestros muertos mueren en las palabras
172
Claudio Gaete
173
El mapa no es el territorio
Pasó un angelito:
el silencio es un niño muerto
174
Claudio Gaete
ves venir un tren pero quieres ver la estación en que lo ves venir
175
El mapa no es el territorio
ves un paisaje en fuga pero quieres ver el asiento del tren desde el que lo ves en fuga
el Cementerio de los Disidentes, dijo uno, tocó la sangre de nadie
y se oyó que él mismo hacía el eco:
el Cementerio de los Disidentes
fue uno de los que cayó el temporal hace ciento cincuenta años
un desparramo de esqueletos que apellida y rompe este jardín.
No escuchando
sino siendo hablado.
176
Claudio Gaete
177
KAREN TORO
1980
El mapa no es el territorio
Valparaíso, 2002-2006
180
Karen Toro
Todo el verano
A mi parecer
la distancia se nota
al momento de abrir los ojos:
mientras tú miras un bosque que te habla
yo veo el mar
que me anuncia una estación nueva y primera.
Tú entiendes lo que digo,
tú sabes que esta lejanía nos derriba el mundo
este viejo cuento llamado mundo
que nos habita
que nos vela la noche,
el sueño.
181
El mapa no es el territorio
182
Karen Toro
La derrota
Mi vergüenza
es vergüenza de largo alcance,
es natural
y se desviste en secreto.
Tenemos miedo ella y yo
en lo cubierto de la media luz,
esa ambigua media luz
que puede serlo en pleno día.
183
El mapa no es el territorio
Poemas inéditos
Labor primera
184
Karen Toro
Placer de pradera
Toda yo
estallando en la mirada breve,
en las flores que corté
jurando cerrar los ojos.
Toda yo,
mis miradas:
criaturas suaves
que se alimentan con tu espesura.
185
El mapa no es el territorio
La sagrada escritura
186
RAIMUNDO NENÉN
1983
El mapa no es el territorio
Quisiera citar algo que leí en un libro de Ana María Shua titulado
“Botánica del Caos”, pero el libro lo vi sólo en una ocasión en casa de una
amiga y ahora no lo encuentro en internet. Lo diré a mi modo.
El lenguaje es una herramienta de estandarización que limita
la percepción. El lenguaje intenta ordenar el mundo que en realidad es
caótico. Para el niño deslenguado cada manzana es peculiar y alberga otras
muchas peculiaridades, pero desde que grabamos en nuestra conciencia
el ideal de “la manzana” dejamos de sentir sus peculiaridades y entonces
sólo la asimilamos dentro de un mapa de significados lingüísticos bastante
poco sexys, sensuales.
La poesía abre grietas en las paredes de la cuadrícula
estandarizadora... su húmeda calidez deshace los mapas, dejando señales
de ruta para un plan de fuga. La poesía es mi intento por reintegrarme con
vocablos o sin ellos al resto del flujo de la vida de este planeta. La poesía
es la vida que fluye libre fuera de toda cuadrícula y más allá de toda
comprensión: sólo belleza, creación continua, caótica y oscura como el
Tao. 19
El universo es esencialmente mágico y la poesía es magia. Un
poema podría funcionar como un conjuro. Rimbaud soñó con el texto que
cambiaría la realidad.
Me niego a ser parte de la institución del arte. Un arte, una
poesía, que se desarrolle como una esfera institucionalizada y aparte de
la realidad, es realmente una tragedia. Nada más triste que un espectador
mirando tras el vidrio la representación de lo maravilloso que su vida a
perdido. Si mi poesía fuera un cuadro en un museo incitaría al espectador
a romper los vidrios que lo separan de su belleza.
Quiero escribir una poesía que excite la búsqueda apasionada de
la vida y su belleza sin sentido o no quiero escribir nada, y sólo dejarme
acariciar por la poesía del viento, los rayos del sol y tu sonrisa, y el
silencio.
Valparaíso, 2006
188
Raimundo Nenén
189
El mapa no es el territorio
La Balada Realista II
190
Raimundo Nenén
Generación
somos la generación X
una generación de porros y desencantados
una generación de adictos a los videojuegos y a la TV
adictos a las drogas y el alcohol
a los libros o a los juegos de Rol
somos la generación X
nos sentimos libres con el deporte
o mirando revistas pornográficas
nos dedicamos a escuchar rock
o a simular que lo escuchamos
a bailar en discoteques
o decir a nuestros padres que vamos a bailar
somos la generación X
hablamos de revoluciones pasadas
y esperamos que alguien haga una por nosotros
somos scouts los sábados y los domingos asistimos a misa
nos sacamos el servicio militar con mentiras
y nunca damos la cara
somos la generación X
nos cambiamos de uniforme todo el tiempo
uno para la familia, otro para el colegio,
uno para nuestro pasado, otro para recitales o bailes
somos la generación X
todos hicimos nuestra primera comunión
pero todos sabemos que ya nadie cree realmente en dios
hablamos sin tener nada que decir
cerramos los ojos habiendo mucho que ver
somos la generación X
adictos a pantallas y teclados, a IRC, a la cafeína y al tabaco
somos la generación X
Ábranos las puertas!
191
El mapa no es el territorio
De Viole su alma mater: una comedia amorosa para las masas (conjunto
inédito)
II
Era jueves. Un jueves como cualquier otro, como lo fue ayer o como lo
será mañana. Un jueves lleno de transparencia y ventanas azules. De
humanos escuálidos pintados de ciencia.
Salía de mi casa sin sospechar que aún estaba adentro, lo más adentro
posible.
Así conocí a Raquel o a Gabriela o a Carla o como prefieran llamarla.
Cada vez que sonreía sus pómulos blanquecinos rebasaban su rostro. Y no
es que ella tuviera mirada de gato sino que su mirada en sí era un hermoso
felino de pelaje corto y liso, blanco como sus carnosos pómulos, siempre
atento a las alarmas del convulsionado siglo XXI.
Existía una inmensa laguna capaz de ahogar a cien arquitectos entre
nuestros sexos.
Era algo así como una de esas películas opacas con música electrónica
que parecen eternos diálogos entre angelitos volando bajo.
Yo seguía adentro, pensando en el amanecer en Shailot1.
192
Raimundo Nenén
IV
La mierda la encuentras en ti, en tu casa, en la
cara de tu amada
(Rodrigo Urzúa)
193
El mapa no es el territorio
tres
ahora nos caminamos por sobre casi siempre las mismas huellas
y almorzamos callamos y mentimos sobre la misma mesa
pero la ventana -ya dentro sin cristo-
nos arroja a la vista el valparaíso del 2003 e.c
que es idéntico al de 1994 e.c.
los mismos aluviones las mismas protestas
194
Raimundo Nenén
ocho
lo putrefacto ya no es tema
ni el amor a los dioses ni a los hombres
ni el odio en todos sus colores
la soberbia el orgullo
el tema ya no lo despiertas
no lo galopas
bailas
eyaculas
sudas
abrazas
acaricias
escupes
porque el tema ya no tiene nada
que ver con el amor o con el odio
ni con el bien ni con el mal
el tema eres tú
tu ropa interior escondida donde nunca la lancé
una ojeada a la política con poca gana
la lectura comprensiva a la zoología
y tus labios siempre más allá
el problema del poder y de la falta de poder
la biblia como novela erótica
y mis caricias entre dulces y saladas a un paladar muerto
la negación del hombre por el hombre
del hombre por el hambre
del hambre por el hombre
y la búsqueda de otra sonrisa
menos y más comprensiva
bajarte de la cruz para ofrecérmela
el tema eres tú
que nada que ver contigo tienes
comiendo el fruto perdido -prohibido
195
El mapa no es el territorio
Notas:
1
Shailot: Dícese en jerga de todos los pueblos del cono sur de América Latina ubicados
más al sur que las islas de Chiloé y la ciudad de Puerto Montt.
2
“fucking ocean” (Ozzy Osbourne, de The Osbournes)
196
ALBERTO CECEREU
1986
El mapa no es el territorio
Poética
Quilpué, 2006
198
Alberto Cecereu
Hipótesis histórica
después
dirán en la esquina última de los tiempos
tiempos remotos
producto del prisma cegador de la historia
que el amor prevalece
después
del fallecimiento mortal de la sangre y el
cuerpo
199
El mapa no es el territorio
Bursátil
200
Alberto Cecereu
el tiempo no se detiene
mientras
comienzas a pudrirte
entre mis brazos
y yo sollozando
miro y observo hacia la vida
que dejamos tirada en el desierto de la adversidad
201
El mapa no es el territorio
Urbe
202
Alberto Cecereu
203
El mapa no es el territorio
Razones
a sergio muñoz gabriel cereño
revolotean fotografías
en el viento que se manifiesta
ante el instante
y ante nosotros
meros espejismos del ejemplo llamado
individuo
se pregona
se anuncia
un poco más abierto
204
III
ALEJANDRO CERDA
1972
El mapa no es el territorio
La Otra Realidad
208
Alejandro Cerda
El ritual del té
Chuang-Tzu
y la mariposa que lo sueña
209
El mapa no es el territorio
210
Alejandro Cerda
Benarés
211
El mapa no es el territorio
Carta de Berta
212
Alejandro Cerda
Recordando la lluvia
Recordando la lluvia
de la casa de tu abuela
navegas como un barco
en busca de algún reflejo
que te traiga de vuelta a ti misma.
Y de cierta forma
te vas quedando en mí
como un hondo sueño
que te habla al oído
para decirte que eres otra.
213
El mapa no es el territorio
Pacto antiguo
Notas
1
Cuando esta antología estaba en prensa, Alejandro Cerda publicó los
poemas que aparecen en estas páginas con el título genérico de Contemplaciones.
En la presente selección mantenemos el título con el cual conocimos estos textos,
queriendo mantenernos en la atmósfera original de su selección. (N.A)
214
GLADYS MENDIA
1975
El mapa no es el territorio
Mi poética
(…) En todas las culturas está el mismo ser humano, sólo que bajo
diferentes circunstancias, interactuando con diversos códigos y formas
externas; es apasionante ver lo que nos une, sobre todo en esta época
donde nos bombardean con aquello que nos divide: clase social, raza,
religión, partido político, filosofía, y un largo etc. Una buena medicina es
la poesía, ese lenguaje peligroso que nos desnuda de los paradigmas.
La misión es elevar el estado de conciencia por la palabra escrita
y hablada, no podemos negar su presencia creadora: lo que se gesta,
mantiene y destruye tan sólo con recitarla. También es importante recordar
quiénes somos en realidad; que podemos trascender los estados densos de
la materia y llegar al ser, fuente inagotable de poesía. Tengo la convicción
de que todos estamos entrelazados, sólo que los sentidos externos nos
hacen creer lo contrario, es el sutil velo de la ilusión que distrae la mente.
El lenguaje poético funciona para lograr la materialización de la unidad,
es un instrumento en la evolución, en el gran salto cuántico que viene,
que se está gestando. Desde siempre este lenguaje ha tenido una función
esencial para el ser humano, muchos poetas a través de la historia, nos
han hablado de la poesía como ente transmutador y hasta como tabla de
salvación, al ser una especie de terapia en algunos casos extremos.
Busco situarme dentro de la poesía visionaria, entendiéndose por
esta a la poesía que produce un estado, un despertar, una visión. Con
el lector espero un clip vibracional, un descubrimiento que no tiene por
qué ser inmediato, puede quedar dando vueltas alrededor y luego explotar
adentro.
Santiago, 2006
216
Gladys Mendía
Uno
217
El mapa no es el territorio
Génesis
218
Gladys Mendía
Almuerzo
La luciérnaga
es la medida
del fuego de mi plexo,
enciende
cuando el sol
se abre meridiano,
lo alimento
de pimienta negra,
se crece
en naranjas
y amarillos
recorriendo
el sagrado canal,
cuando llega
a los mil pétalos
es volcán violeta
regresando a su fuente.
219
El mapa no es el territorio
Alto
Vibrando
que es lo mismo que volar
encuentro
la mano
de las nubes.
220
Gladys Mendía
Ida
Se me fue el tema
por varias corrientes
ya no sé si es el sol
o es el trueno
quien me llama.
¿Quién me llama?
221
El mapa no es el territorio
Yo
Soy
la primera persona del singular,
estoy conjugada y juzgada
en tiempo presente,
a veces me enuncian
en un pasado perfecto,
entonces viajo
y no quiero volver.
Los adjetivos me persiguen
para bien y para mal,
es extraño,
me dan cualidades
luego me las quitan,
me construyen,
analizan
y borran.
Me convierto en pronombre
para el plural
de los nombres propios
que no quieren conocerme,
que les da miedo quererme.
Los ar, er, ir
me acechan,
me dejan ando, endo,
me agotan
con sus interminables acciones
condicionadas y justificadas.
Me hastío de todo esto
y sólo quiero ser.
222
FLORENCIA SMITHS
1976
El mapa no es el territorio
224
Florencia Smiths
Valparaíso, 2002-2006
225
El mapa no es el territorio
226
Florencia Smiths
227
El mapa no es el territorio
*
Aún no se ha abierto el corazón, que no es una herida. Es una
fecha prematura que antaño creció precoz. (Abrir significa romper y
derramar toda la hemorragia que una vez perdió).
Después de cumplir el duelo ha buscado su espacio. Quiere
encerrarse y volver a raparse la cabeza, pero ya no como ese antiguo
emblema, parte de un símbolo infantil. Ahora es un auténtico enraizarse
en sí misma. Dejar atrás lo ajeno, aquella otredad que también la fomenta,
para nombrarse de alguna forma, para verse a sí misma nacer. Cortar para
que crezca libre lo que sembró.
Lo hará. Sabe que cortar significa segar. Segará la vida que lleva
para que sus manos adviertan la estación de su gobierno. Ahora que está
sola advierte que es ella y nadie más que ella la que reina, la que desaloja
a las otras y se instala en un lugar de su cuerpo que nunca había sentido
como un terreno totalitariamente suyo. (Sabe que dije suyo porque ahora
es más ella y suyo que nunca).
Porque era necesario despedirse, separarse y optar puramente
por el envoltorio de la palabra. Desde allí su lucha se torna la base de lo
que la sostiene aunque siempre caiga, aunque de vértigo no carezca.
Optar por esa palabra que no se oye, que probablemente sólo se
escribe (¿acaso la palabra que nunca dice?). Entonces su mundo camina
como montado en una bicicleta fija: avanza el cuerpo, se endurecen los
tendones (de nuevo ése disímil estado de tensión que la apresa) y ese
esfuerzo que la empeña en avanzar pronto decae, se aburre, desaparece.
Estos días le han caído como trampas, a pesar de saber
perfectamente dónde debe pisar.
Se toma todo el tiempo para el silencio.
Teme un poco.
228
Florencia Smiths
229
El mapa no es el territorio
230
Florencia Smiths
231
El mapa no es el territorio
232
FRANCISCO VERGARA
1977
El mapa no es el territorio
234
Francisco Vergara
Notas de extravío
235
El mapa no es el territorio
Epílogo
236
Francisco Vergara
Baudelaire
237
El mapa no es el territorio
Per Viltate
(Variación sobre un tema de Kavafis)
238
Francisco Vergara
Kafka
(Variación sobre una anotación de los diarios)
239
El mapa no es el territorio
240
Francisco Vergara
241
CONSTANZA CERESA
1978
El mapa no es el territorio
Poética
La palabra
no se deja habitar.
Valparaíso, 2006
244
Constanza Ceresa
Poemas Inéditos
245
El mapa no es el territorio
Geografía I
246
Constanza Ceresa
Confesión
247
El mapa no es el territorio
248
Constanza Ceresa
Fue en el bosque,
en el lugar donde las cosas
se nombran por sí solas.
La tarde había comenzado a perder su luz,
tuvimos que caminar a tientas,
guiados por el olor de los aromos
que bordeaban las primeras casas del pueblo.
Hablábamos como bajo un velo
para no ahuyentar el débil hilo
que nos permitía distinguir
la entrada de la salida
el miedo de la confianza.
II
249
El mapa no es el territorio
Descansamos en la penumbra
inclinados como un tronco viejo buscando al sol.
Me pregunté, dónde estaría la voz
que perdíamos al hablar
y de pronto todo comenzó a desaparecer
incluso nuestra sombra volvió a su origen secreto
dejándonos solos y con algo de soberbia.
Alguna vez tales verdades
nos habían pertenecido en la ingenuidad.
III
250
DANNY NÚÑEZ
1978
El mapa no es el territorio
Tentativa de poética
Valparaíso, 2006
252
Danny Núñez
253
El mapa no es el territorio
254
Danny Núñez
10
255
El mapa no es el territorio
17
256
Danny Núñez
31
257
El mapa no es el territorio
32
258
MARCELA PARRA
1981
El mapa no es el territorio
Poética
Cuando era niña tenía una extraña fantasía; creía ser el único
humano vivo en el planeta y pensaba que todo el resto de las personas eran
robots que me vigilaban. ¿Cómo podía comprobar que las otras personas
estaban vivas si yo no sabía qué ocurría dentro de ellas? Sólo conocía mi
cuerpo, mis pensamientos y claro, podía hablar con las otras personas,
preguntarles si estaban vivas de verdad, pero ellas podían mentirme, en
cambio yo sí estaba segura de mi existencia. Creo que esa fantasía fue mi
primera conciencia sobre las falencias del lenguaje. El alma no se podía
decir.
Han pasado más de quince años desde aquella situación y
todavía no he podido resolver ese problema. He encontrado una especie
de descanso en el cuerpo, en eso que el cuerpo dice sin hablar, el contacto
directo de un ser a otro sin necesidad de traducción, sólo tacto, cosquillas,
olores y temperaturas.
Pero cómo plasmar en un papel las situaciones del cuerpo, no
lo sé, aunque lo intento. Vacío esas intuiciones corporales en diferentes
lenguajes. Como si esa intuición fuese agua que va tomando forma según
la jarra que la contiene.
Cada lenguaje (el de la música, las artes visuales, la ciencia, la
filosofía, etc.) es como una jarra diferente, en la que vacío la misma agua
para así poder verla en todas sus posibilidades, en todos sus ángulos y
lograr conocer mejor lo esencial de ésta.
No obstante mis esfuerzos, lenguaje y cuerpo siempre están
separados, se juntan pero no se revuelven, porque así es nuestra realidad,
nuestra existencia está envuelta en un gran oxímoron. De ahí el título de
este conjunto aún inédito: Silabario de la mancha (la palabra y lo que
no tiene nombre). Una realidad de mundo en la que todos sus elementos
están juntos pero separados a la vez por una película casi invisible que no
permite disolvencia alguna. Como mirar la ciudad por la ventana y ver
que todo está aparentemente en caos, pero sin embargo, por debajo nada
se mezcla, las cosas mantienen un orden, un orden que está a su vez
260
Marcela Parra
Valparaíso, 2006
261
El mapa no es el territorio
Experiencia estética
–bello.
262
Marcela Parra
263
El mapa no es el territorio
264
Marcela Parra
Trompel Oeil
(o silabario de la mancha)
A
La mancha está en el ojo
su nombre anterior es mixtura.
E
Protesta por la sobra de intención
la escasez de analfabetos en el mundo.
I
Su nombre real es constantemente
traicionado por la búsqueda.
O
Viene a quejarse de ser señalada
por un dedo que apunta a sí mismo.
U
Viene a quejarse de ser separada
como quien le saca dos Haches al agua.
265
El mapa no es el territorio
Orden de no innovar
(acercamiento a las intervenciones fotográficas de Guillermo Núñez)
266
Marcela Parra
Guerra
Si no dividimos cara
y cuerpo, cuerpo
y mente, mente
y alma, gato
y porcelana, mundo
y universo, femenino
y masculino, oriente
y occidente, el otro
y yo.
Llegaremos a una apretada masa oscura (la suma de todos los colores)
una masa sin temperatura (la ausencia de todos los sabores) un paisaje
sin lenguaje ( ) lleno de imágenes latentes que sólo podrían ser
reveladas mediante uso de la violencia.
267
RODRIGO ARROYO
1981
El mapa no es el territorio
Poética
Quilpué, 2006
270
Rodrigo Arroyo
IV
271
El mapa no es el territorio
272
Rodrigo Arroyo
273
El mapa no es el territorio
XI
274
Rodrigo Arroyo
XVII
275
El mapa no es el territorio
EL HORIZONTE SE HA
CERRADO
Y no hay salida
Vicente Huidobro
276
Rodrigo Arroyo
VII
No saldré,
277
El mapa no es el territorio
X
Esta noche
ningún lado
¿Puedes morirte de mentira?
respóndeme antes de esconderte.
Todo,
tengo frío llueve
278
GONZALO GÁLVEZ
1982
El mapa no es el territorio
Poética
Quilpué, 2006
280
Gonzalo Gálvez
Poemas inéditos
La derrota
Luciérnaga,
una luz hecha pedazos,
fracaso de iluminar la noche desde una pequeñez transitoria.
Yo entiendo la derrota.
281
El mapa no es el territorio
Oikos
282
Gonzalo Gálvez
Revelación
Desde entonces,
la santidad nos pareció posible.
283
El mapa no es el territorio
Tautología
284
Gonzalo Gálvez
285
El mapa no es el territorio
Desde abajo
286
DANIELA GIAMBRUNO
1984
El mapa no es el territorio
Poética
Valparaíso, 2005
288
Daniela Giambruno
Poemas inéditos
Diálogo
No se trata de límite,
más bien de voces
cuando todo se nombra.
Y existimos
como si fuésemos lengua:
así es nuestro beso.
289
El mapa no es el territorio
Hilos
290
Daniela Giambruno
La caída
291
El mapa no es el territorio
Dimensión
292
Daniela Giambruno
Secuela
Y qué decir
después de cada palabra abortada:
dolor prematuro,
sustancia que se filtra de la boca
que me vuelve agua
derramándome en campos baldíos.
293
El mapa no es el territorio
Reflejos
No conozco mi cara
salvo cada palabra que se muestra,
salvo cada mirada
que transita en él sin nombre.
Ayer
cuando cada lágrima decía dolor
fui arena
y enterré mis ojos contra el viento.
294
DIEGO ALFARO
1984
El mapa no es el territorio
Poética
Limache, 2006
296
Diego Alfaro
Iluminación
El atardecer
se refugia dentro de las casas
en humo y calor de pan.
El último claro
se refleja en las ventanas.
Lejos del mundo: la total iluminación.
297
El mapa no es el territorio
Partitura
298
Diego Alfaro
El globo
299
El mapa no es el territorio
Lights out
300
Diego Alfaro
Paseante número 1
301
El mapa no es el territorio
A Philip Larkin
302
Diego Alfaro
Spleen
303
MARIELA TRUJILLO
1985
El mapa no es el territorio
Poética
306
Mariela Trujillo
***
En la aventura de lo impredecible, hay una constante pulsión hacia
algo que va y viene. El verso, ahí, despertando. La escritura modulando
un silencio, una aparición, un acto, un gesto. No recuerdo desde cuando,
sin embargo, me parece conocido hace siglos y, hoy, reconocido en unos
cuantas apariciones: un túnel, una rayuela y, luego, el hastío, Baudelaire;
la búsqueda y Eduardo Anguita. Vino después el dolor, Enrique Lihn y
Alejandra Pizarnik. El meridiano, Paul Celan; la correspondencia, Rilke.
Abrir un libro es despertar la conversación que el escritor plasmó en
silencio con su puño entintado sobre páginas y páginas de experiencias
con la pérdida, el dolor, lo precario, la muerte.
***
Siempre habrá quienes callen la hermosura: como decía Sor
Juana, hay quienes silencian pues no saben como decir todo lo que quieren
decir. A ellos a mis poemas invito y a quienes el contexto histórico que
nos engloba, a modo de contradicción, divide.
307
El mapa no es el territorio
*
Tú eliges el lugar de la herida
en donde hablamos nuestro silencio
Alejandra Pizarnik
El silencio te nombra
y el poema se escribe sin voz
desde la naturaleza
hasta tus ojos.
308
Mariela Trujillo
Antiguos presentes
309
El mapa no es el territorio
Manifiesto
A Vicente Huidobro
Arte es la palabra
caída
de una gota
a la sed del crear.
Allí,
en el vacío donde driza la palabra,
en el entresijo, claroscuro de los signos,
a punto de ir al estallido y quedar ocultos en el espacio,
el mar de frutos, los taciturnos, los inclinados al misterio
buscan el cómo
dar en la piel terrestre,
al rincón venal del río que nos vuelve a las raíces.
¡Hombre, no desesperéis!
Pues el tiempo Huidobro abrirá la pieza oscura
y el progreso,
aquel espiral al absurdo,
se hundirá hacia el cíclope,
como un caracol que eclipsa la multitud de lo evidente.
Sólo cabe entreabrir el umbral y masticarle a la rosa
que la sangre, los ojos
y la belleza
sólo silencian por Cronos y su carcaj lleno de polvo.
310
Mariela Trujillo
Ausencia
311
El mapa no es el territorio
Y de pronto,
encrucijados tras el telón del absurdo,
ir y venir esquivando el perfume de masas,
ocurre el templo y el tañe de nosotros supuestos
-simulando-
hambrientos de amor tenaz al infinito
pensados de reojo, montados sobre caballito de madera y
carrusel que nos arrastra de vuelta
y de nuevo al Re
312
Mariela Trujillo
313
REFERENCIAS
BIO-BIBLIOGRÁFICAS
El mapa no es el territorio
316
Referencias Bio-bibliográficas
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El mapa no es el territorio
318
Referencias Bio-bibliográficas
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El mapa no es el territorio
320
Referencias Bio-bibliográficas
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El mapa no es el territorio
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Referencias Bio-bibliográficas
Creación del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (1999). Desde 1994
hasta la fecha ha sido monitor del Taller de Poesía del centro cultural
La Sebastiana y del Seminario de Reflexión Poética llevado acabo en
el mismo lugar, en donde además ha realizado una intensa actividad
de promotor cultural, organizando lecturas, encuentros y talleres. Ha
publicado los libros de poemas Lengua Muerta, 1998; 27 poemas, lengua
en blues, 2002; Lengua ósea, 2003, siendo recogida su obra, además en
diversas revistas y recopilaciones como Libertad 250, Viña del Mar, 1996
y Metáforas de Chile, Ed LOM-Corporación Altamar, Stgo de Chile,
2000.
323
El mapa no es el territorio
324
Referencias Bio-bibliográficas
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El mapa no es el territorio
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INDICE GENERAL
Prólogo 7
II
e-book
fuga
2008