Movimiento Enseñantes España. Análisis Sociológico
Movimiento Enseñantes España. Análisis Sociológico
Movimiento Enseñantes España. Análisis Sociológico
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Publicado en Servicio de Publicaciones de la Universidad
de La Laguna, Tenerife, 2000.
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"En otras ocasiones subía al bote y remaba hasta el
centro del río. La equidistancia de las dos orillas era
particularmente estimulante. Sobre todo porque eran
distintas y polemizaban. No tanto los pájaros, que las
compartían, sino más bien los árboles, que se sentían locales
y un poco sectarios, cada uno en lo suyo, o sea, en su ribera.
Yo no hacía nada. Simplemente observaba. No leía ni
jugaba. La vida pasaba sobre mí, de orilla a orilla. Y llegaba
a la extraña conclusión de que no debía ser aburrido ser pino
o sauce o eucaliptus. Pero como aprendí varios años más
tarde, las equidistancias nunca duran mucho, y tenía que
decidirme por una u otra orilla. Y estaba claro que yo
pertenecía sólo a una de ellas."
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Estas páginas contienen muchas de las preguntas,
las incertidumbres y los conocimientos que he ido
adquiriendo desde que, en 1979, llegué a la Facultad de Fª y
Letras de la Universidad de La Laguna: mucho de lo que
aprendí con Blas, Susi, Jorge y Santiago, entre otros, y de lo
que he intentado transmitir a quienes me han sufrido como
estudiantes.
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ÍNDICE
- INTRODUCCIÓN
- CAPITULO I. PROFESIONALISMO Y COMPROMISOS TRANSFORMADORES DEL
COLECTIVO DE ENSEÑANTES: DEBATES TEÓRICOS
I.1. Sociología de las Profesiones
I.1.1. El enfoque "estructural"
I.1.2. Los análisis de inspiración neoweberiana
I.2. Los debates neomarxistas sobre la proletarización
I.3. Elementos para un análisis alternativo del profesorado como
intelectuales
- CAPITULO II. LA BÚSQUEDA DE ESPACIOS ASOCIATIVOS AUTÓNOMOS EN UN
CONTEXTO DE CRISIS POLÍTICA DEL RÉGIMEN FRANQUISTA
II.1. Crisis e intentos de reforma en el contexto de los años sesenta
II.2. La L.G.E.: un proyecto de reforma global de la enseñanza
II.2.1. Un maestro experto-funcionario
II.3. El profesorado ante los primeros desarrollos de la L.G.E.: que se
cumplan los compromisos
II.3.1.El Magisterio Nacional responde a la política retributiva del
M.E.C.: la huelga de 1973
II.3.1.1. "Salarios de maestro"
II.3.1.2. Por la mejora de los salarios
II.3.2. El profesorado no numerario de Institutos contra la
inestabilidad
II.3.2.1. Profesorado "de segunda clase"
II.3.2.2. El derecho a la estabilidad laboral
II.3.3. Consideraciones finales: los inicios de la contestación
II.4. Un marco asociativo autónomo e integrador en la Enseñanza Media:
los Colegios de Doctores y Licenciados
II.4.1. Plegamiento al "Nuevo Estado" y defensa frente al
"intrusismo"
II.4.2. Por un Colegio autónomo del Estado franquista
- CAPITULO III. RUPTURA CON EL CORPORATIVISMO FRANQUISTA Y
CONSTRUCCIÓN DE MARCOS ASOCIATIVOS AUTÓNOMOS Y
ASAMBLEARIOS:"MOVIMIENTO DE ENSEÑANTES"
III.1. Una política educativa que empieza a ser contestada globalmente
III.2. Las Coordinadoras de P.N.N.s y de maestros: un movimiento
unitario, autónomo y asambleario
III.2.1. "Movimiento de P.N.N.s"
III.2.2. "Movimiento de maestros"
III.2.3. Consideraciones sobre el "movimiento de enseñantes"
III.3. La definición unitaria de una "Alternativa Democrática para la
Enseñanza"
III.3.1. Una Nueva Escuela Pública Única
III.3.1.1. Escuela Pública Única
III.3.1.2. Ciclo Único
III.3.2. Un Cuerpo Único de Enseñantes
III.3.2.1. Las primeras críticas: contra la sectorialización
gremialista
III.3.2.2. La igualdad y la unidad
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III.3.3. Sindicalismo de clase
III.3.3.1. El modelo sindical
- A MODO DE CONCLUSIÓN
- BIBLIOGRAFÍA
- DOCUMENTACIÓN
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PRÓLOGO
Este libro excelente es, ante todo, el resultado lógico de una línea de
trabajo sostenida durante alrededor de quince años por su autora. Y esto es lo
principal, que alguien haya tenido el empuje suficiente para dedicarse desde
entonces a un campo de investigación como éste. Pero en la perspectiva que se
sostiene y el marco de análisis que se desarrolla hay muchas más cosas. Para
empezar una historia peculiar de la sociología de la educación en la Universidad
de La Laguna, ámbito de trabajo iniciado prácticamente por Sara Morgenstern
(Susi Finkel), que ejerció un magisterio que, en los últimos setenta y los
primeros años ochenta, constituyó una impronta de trabajo atípica y novedosa
en los estudios de Pedagogía de entonces. Digamos que sólo a través de ella la
Pedagogía en esta universidad se liberó de su pasado franquista, presocial,
esencialista y normativo. Algunos empezamos a ver clara la vieja máxima de
Durkheim según la cual la pedagogía depende más de la sociología que de
cualquier otra ciencia. Pero, sobre todo, aprendimos que esa dependencia se
establecía en claves materialistas y dialécticas, lo que exigía de un esfuerzo
continuo de indagación teórica rigurosa para tratar de entender y esclarecer las
claves del presente histórico, sin parcelaciones artificiales, sin demasiadas
concesiones disciplinares, anudando en el análisis economía, política,
sociedad… Es decir, en cierto sentido, enfrentándonos a la investigación
habitual por entonces, recuperando los modos clásicos de un pasado
presociológico, frecuentemente olvidado por la evolución científica de la
sociología y el acotamiento de la realidad de la incipiente sociología de la
educación, a la sazón contaminada y sustituida por la espuria Pedagogía Social.
Ni qué decir tiene que este legado fue asumido, con más o menos
fortuna, por el grupo inicial de Sociología de la Educación de la Universidad de
La Laguna (conformado por Santiago Magdaleno y yo mismo, al que pronto se
incorporó Jorge Rodríguez y, por último, la propia Marta). Como era inevitable,
los objetos de investigación fueron diversos, pero sí estuvo presente una forma
similar de abordarlos y, sobre todo, un trasfondo común: la creencia de que
nuestro trabajo debería estar presidido por el compromiso teórico y práctico
con la sociología de la educación así entendida y que además eso entrañaba,
como mínimo, el trabajo político en la Universidad y en la educación y, en
suma, que nuestra formación también dependía de generar espacios de
intercambio y de aprendizaje de aquellas cosas que no nos producían
comodidad.
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profesora, identificó pronto su tema de preocupación fundamental: el
profesorado. Y ello con una visión, entonces premonitoria, de la importancia de
estos colectivos cuando se trata de hablar concretamente de las posibilidades
de cambio social en educación. Cambio social no entendido como variaciones
de leyes y normativas, sino como el proceso y el resultado (necesariamente
incierto) del compromiso profundo por conseguir que la escuela fuera más
democrática, más participada socialmente, pero sobre todo, con un perfil más
definido de apoyo a la promoción educativa y al conocimiento social de las
clases subalternas. Es verdad que a la autora le influyó decisivamente en esta
elección su relación con los colectivos de renovación pedagógica y, más
adelante, el haber sido actora y espectadora privilegiada de la definición de los
sindicatos en educación. Pero también que lo esencial fue su capacidad para
distanciarse, crítica y analíticamente, de lo inmediato y cotidiano para
constituir más que ninguna otra persona, teórica y prácticamente, este campo
de investigación en España.
Pero eso sólo pudo lograrse en un contexto que visto desde ahora era, al
menos para mí, privilegiado. Tal vez con los parámetros actuales no fuera
competitivo desde el punto de vista académico. A veces la difusión de los
resultados no llegaba y otras se producía muy lentamente. Pero sí era
profundamente formador: podíamos dedicarle años a un seminario sobre El
Capital y mucho tiempo a otros trabajos sobre cualquier tema que, por
diferentes razones, consideráramos importante. Presentábamos a discusión
nuestras propias producciones y nos reuníamos con gente con visiones similares
sobre el conocimiento y la universidad de procedencia diversa: filósofos,
economistas, juristas… A pequeño espacio, dentro de sociología de la
educación, todos estábamos al tanto y participábamos de nuestras respectivas
líneas de trabajo. Así, no quedaban al margen de los debates Susi, pese a la
lejanía y, desde luego Santiago y Jorge.
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menores; recuentos estadísticos o descripciones de situaciones particulares con
poca profundidad de carácter, recordando a Kosic, básicamente
epifenoménico. Es más, la introducción de autores y literatura sustantiva sobre
el tema en España también es responsabilidad de la autora de este libro: M.
Apple era un desconcido, como ocurría con Lawn y Ozga, Sarfati Larson,
Derber, etc.
Pero, por el contrario, nos sitúa ante injusticias que no resuelve. Sé que
Marta considera que tiene que contribuir con su trabajo a prestigiar el Servicio
de Publicaciones de la Universidad de La Laguna. Pese a lo cual hay que decir
que no todo ha cambiado tanto como se cree: las editoriales y los circuitos de
publicación siguen estando dominados por redes sociales y “asesores de
reconocido prestigio”, que dificultan publicar muy buenos trabajos como éste,
mientras inundan el mercado con unos pocos autores que se repiten
continuamente a sí mismos o con trabajos menores de sus acólitos, que dejan
bastante que desear desde una perspectiva estricta de calidad,
comparativamente, con libros como éste. Ello no ha evitado que la autora haya
sido reconocida como una autoridad en este tema. Pero, desde luego, lo ha
tenido mucho más difícil que otros que tienen mucho menos que decir.
Probablemente, aquí también se actúa mediante mecanismos de exclusión para
mantener el control del campo; no se difunde aquello que puede erosionar el
poder o el prestigio de los que ya están. Seguramente así explicaríamos mejor
el importante número de trabajos de calidad inéditos del grupo de sociología
de la educación de la Universidad de La Laguna.
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INTRODUCCION
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Después, correspondía acometer el análisis sociohistórico, en el que
analizamos la experiencia de la génesis del movimiento de enseñantes y de los
sindicatos de clase en España teniendo presente su vinculación directa con las
luchas por la transformación del régimen político, donde los colectivos de
enseñantes actuaron (consciente o inconscientemente), haciendo efectiva la
posibilidad de que muchos de ellos se comprometieran, críticamente, con
aquellos intentos que trataron de resolver la falta de libertades y, con ella, la
intensa discriminación que sufrían las clases subalternas también en educación.
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distintas organizaciones no habían procedido aún a una ordenación sistemática
de sus archivos. Esta circunstancia, no obstante, no ha impedido la realización
del trabajo y, de hecho, ha sido posible contar con una amplia documentación
de la que hemos partido, básicamente, para el desarrollo del estudio, al tiempo
que hemos podido también contar con el asesoramiento de algunos
protagonistas de las experiencias que se analizan.
3. Quedan fuera del análisis los procesos que tuvieron lugar tras la aprobación de la
Constitución (diciembre de 78), en los que se acomete el proceso de democratización bajo la
dirección política de la UCD, así como lo que se ha dado en llamar la "consolidación
democrática", que suele considerarse que tiene lugar tras el acceso del PSOE al gobierno en
1982. Ver, como ejemplos de diversas propuestas de periodización de estos procesos:
- TUSELL, J.: La transición española a la democracia, Madrid, Historia 16, 1991, pp.
10-11.
- MARAVALL, J.M.-SANTAMARIA, J.: "Crisis del franquismo, transición política y
consolidación de la democracia en España", Sistema, nº 68-69, Noviembre 1985, pp. 79 y ss.
Estos autores tienden a resaltar la existencia de distintas etapas que se establecen
fundamentalmente a partir de los principales acontecimientos institucionales: muerte del
dictador/aprobación de la Constitución (crisis del franquismo); aprobación de la
Constitución/acceso del P.S.O.E. al Gobierno (transición); y, desde 1982, "consolidación
democrática).
Desde una perspectiva que considera la Transición no estrictamente desde el punto
de vista de los cambios institucionales, sino desde los procesos que tuvieron lugar en el seno
de la sociedad civil respecto al modelo político, V.PÉREZ DIAZ establece una periodización
diferente, considerando que la transición constituyó un proceso que se inició desde el
momento en que importantes sectores de la sociedad civil empezaron a percibir la necesidad
de un cambio político en España, y que este proceso se culmina con el establecimiento, en
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Se ha utilizado, como fuente de información principal, la documentación
hecha pública en este período por las diversas organizaciones y coordinadoras
de enseñantes, así como aquellos documentos oficiales que han podido tener
relevancia para establecer las condiciones del sistema educativo y, particu-
larmente, del profesorado. El planteamiento que subyace a estas opción es
considerar los documentos como indicadores de las percepciones -no siempre
abiertamente explicadas- que han compartido los colectivos docentes y sus
organizaciones en los distintos momentos en torno a las temáticas sometidas a
estudio. La principal virtud que asignamos a los documentos escritos para este
objetivo radica en el hecho no ya sólo de recoger efectivamente lo que se decía
(y, más indirectamente, lo que se pensaba) en cada uno de los momentos, sino
que, sobre todo, los documentos escritos constituyen un importante medio de
relación entre los "dirigentes", que tienen un peso específico en las
orientaciones y acciones, y el colectivo amplio del profesorado al que éstos
dirigen sus ideas y propuestas; con ello, se muestran los límites entre los que
han operado quienes partían de unas concepciones de alguna manera globales y
elaboradas sobre el movimiento y quienes, simplemente, recibían sus
propuestas y decidían sobre su incorporación o no a las propuestas de debate y
a las acciones.
1978, de "las reglas básicas del juego político". Ver de este autor: La primacía de la sociedad
civil, Madrid, Alianza, 1993, pp. 18-19. En gran medida, esta conceptualización se aproxima
mucho más a los planteamientos y requerimientos de nuestro trabajo, donde precisamente
nos ocupamos de los procesos a través de los cuales tuvo lugar el cambio de las mentalidades
colectivas de importantes sectores del profesorado, entre los cuales las percepciones sobre
la situación política abarcaron, también, debates sobre la propia su propia identidad social.
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la existencia formal de organizaciones sindicales de clase y, en este contexto,
el tránsito hacia dichas organizaciones se produjo en esta experiencia concreta
a partir de una serie de estructuras unitarias (coordinadoras, asambleas...)
que, conformadas como organismos informales y ajenos a la legalidad
franquista, aglutinaron a diversos colectivos docentes a partir de los primeros
conflictos frente a los últimos gobiernos del Régimen. Y "de enseñantes",
porque ésta fue la denominación más genéricamente empleada por el
movimiento, en aquel contexto, para referirse al conjunto de los colectivos
docentes concebidos globalmente, expresión en la que, tal como señaló en su
momento C. LERENA5, "se borra el SER y aparece el mero HACER", a diferencia
de otras cargadas de connotaciones confusas como las de "maestro" 6 o
"profesor"7.
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que se pierden de vista los desarrollos peculiares que tuvieron lugar en las
distintas realidades, pero el hecho de que sea uno de los primeros intentos de
aproximación socio-histórica a estas experiencias nos movió a pensar, finalmen-
te, que podría tener mayor interés apuntar hacia las dinámicas generales para,
en posteriores elaboraciones, acceder a una comprensión de las particulares;
en el marco de la línea de investigación que no se agota con este trabajo, una
prioridad en el futuro habrá de ser, ineludiblemente, el análisis de las
experiencias que han caracterizado en particular la génesis y desarrollo del
movimiento de enseñantes en el Archipiélago Canario.
- También hay que tener en cuenta que, cuando aquí se habla del
"movimiento de enseñantes" y de los "sindicatos de la enseñanza", nos estamos
refiriendo exclusivamente a lo que han constituido los sectores progresistas del
profesorado en la enseñanza, es decir, aquellos que protagonizaron la lucha
contra el franquismo y que posteriormente adoptaron como señas de identidad
el sindicalismo de clase, la defensa de la escuela pública, del cuerpo único de
enseñantes, la gestión participativa de los centros, etc., a partir del rechazo
explícito a los organismos de representación "sindical" y "corporativa" impuestos
por el Régimen, que actuaron durante los cuarenta años de Dictadura. Si bien,
como fruto de las formas que finalmente se han institucionalizado en el terreno
de la organización colectiva del profesorado y su representación ante la
Administración, la totalidad de las organizaciones de enseñantes que se ocupan
de sus "condiciones de trabajo" hoy en día tienen formalmente un carácter
"sindical", no todas ellas se autodefinen -ni efectivamente lo son- como
organizaciones "de clase" ni herederas del movimiento antifranquista de los
enseñantes. La referencia a estas organizaciones -en la actualidad, A.N.P.E. y
C.S.I.F.8, particularmente en la enseñanza pública y con una implantación
estatal- se hará sólo en la medida en que faciliten el análisis en aspectos
concretos y particulares de nuestro estudio. Esta otra selección tampoco
obstaculiza la reflexión: el análisis de las contradicciones del movimiento, de
sus transformaciones y sus dinámicas nos resulta suficientemente abarcado
centrándonos en quienes explícitamente consideran que rechazan el
"profesionalismo", lo cual tampoco significa que no tenga interés estudiar las
contradicciones que, en un sentido probablemente contrario, comparten
quienes sí asumen los ideales "profesionalistas".
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primeras transformaciones que se dieron en los colectivos docentes desde la
década de los sesenta y, sobre todo, a raíz de la elaboración, aprobación e
implantación de la Ley General de Educación de 1970. Entre 1970 y 1972-73, se
introduce un nuevo discurso educativo por parte del Estado que pretende
fomentar una imagen "profesional" de las funciones del profesorado y genera
expectativas de transformación del quehacer docente en el sistema educativo
(apartado II.1). Una vez puesta en marcha la Reforma del 70, aparecen los
primeros síntomas de descontento entre los colectivos de enseñantes peor
situados en la enseñanza estatal (Magisterio y profesorado no numerario), que
derivan en los primeros conflictos por cuestiones laborales, en los que se
plantean exigencias de que se hagan efectivas algunas de las promesas
"profesionalizadoras" de la propia Reforma incumplidas por el Gobierno
(apartado II.2). Por último, en el apartado II.3, nos ocuparemos del análisis de
los conflictos y dinámicas que, en ese contexto, tuvieron lugar en el seno de los
Colegios de Doctores y Licenciados, asociaciones de carácter típicamente
profesional autorizadas por el Régimen, pero que llegaron a jugar un papel
central en la conformación del "movimiento" en algunos sectores (enseñanza
media, particularmente), ejemplificando la búsqueda inicial de espacios
asociativos autónomos frente al Régimen y sus aparatos. En estos apartados
podemos acceder a analizar los primeros pasos dados en un sentido de
contestación a la política educativa oficial, cuando aún predominaban las
respuestas parciales y no se había sometido a debate, políticamente hablando,
el modelo "profesionalizador" impuesto desde una visión alternativa de la
enseñanza y del profesorado.
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CAPÍTULO I. PROFESIONALISMO Y COMPROMISOS TRANSFORMADORES DEL
COLECTIVO DE ENSEÑANTES: DEBATES TEÓRICOS
Si bien son pocas las investigaciones que desde este marco teórico son de
utilidad directa para nuestro trabajo, tiene interés, no obstante, partir del
análisis de algunos de sus problemas e implicaciones, en la medida en que ello
nos puede facilitar la comprensión tanto de las percepciones que muchos
enseñantes y no pocas de sus organizaciones, implícita o explícitamente, tienen
respecto al carácter "profesional" de esta ocupación, como también de algunos
aspectos de los debates con otras vertientes analíticas, sobre todo los que aquí
denominaremos "teóricos de la proletarización".
1.Vid: LAWN, M.- OZGA, J.- Teachers, professionalism and class, England, The Falmer Press,
1981, p. 11.
2. Nos hacemos eco aquí de la terminología usada por BRUCE A. KIMBALL en su artículo “The
Problem of Teacher's Authority in Light of the Structural Analysis of Professions", Educational
Theory, Vol. 38, nº 1, Winter 1988, pp. 1-9.
3. Opus cit., pp. 12 y ss.
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de estos "elementos" y, en todo caso, el peso que le dan a unos u otros en la
caracterización e interpretación de los fenómenos "profesionales".
4. Ver de este autor: "The Professions and Social Structure" y "A Sociologist Looks at the Legal
Profession", en PARSONS, T. (ed.): Essays on Sociological Theory, Glencoe, The Free Press,
1954 (edición revisada), pp. 34-49 y 370-385 respectivamente (existe traducción al castellano
en Paidós, Buenos Aires, 1967). El sistema social, Madrid, Revista de Occidente, 1976.
5. Por ejemplo: KIMBALL, B.: opus cit., p. 3 y BARBER, B.: "Beyond Parson's Theory of
Professions", en ALEXANDER,J. (ed.): Neofuntionalism, Londres, Sage, 1985, p. 211.
6."The Professions...", opus cit., p. 48. Vid. también BARBER, B., opus cit., pp 211-212. Hemos
desarrollado esto en un artículo reciente: JIMÉNEZ JAÉN, M.: "Repensar la función
docente...cuestionando el profesionalismo", Témpora, nº21-22, Enero-diciembre 1993.
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campo en virtud a su dominio de la tradición y de las destrezas requeridas para
su aplicación"15.
También define otros rasgos que los grupos profesionales comparten con
otros actores sociales, pero que asumen contenidos específicos en la práctica
profesional: la "especificidad de la función" (la "alta competencia técnica"
requerida por la profesión obliga a que el profesional sea un "especialista",
excluyendo que sea experto en varios campos); la "universalidad" (el ejercicio
profesional tiende a apoyarse en "criterios objetivos generalizados") y la
"neutralidad afectiva" o "racionalidad" (se espera que el profesional aborde los
problemas propios de su ámbito en términos racionales y objetivos, dejando a
un lado sus inclinaciones afectivas personales)19.
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internalización del rol)21 como en el sistema de interacciones específico que
se establece en la situación concreta del ejercicio de la profesión (en la
interacción profesional/cliente son los roles "institucionalizados" los que dan
sentido a la práctica profesional)22.
13. "La adquisición de las orientaciones precisas para funcionar satisfactoriamente en un rol
es un proceso de aprendizaje, pero no se trata de un aprendizaje en general, sino de una
forma particular de aprendizaje. A este proceso lo llamaremos socialización, y al proceso
motivacional por virtud del cual se produce, visto con arreglo a su significación funcional con
respecto al sistema de interacción, mecanismos de socialización" (PARSONS, T.: El Sistema
Social, opus cit., p. 197). Un análisis de los supuestos teóricos de esta concepción sobre la
socialización ha sido publicado, entre otros, por MAGDALENO GILSANZ, S.- RODRÍGUEZ
GUERRA, J.- "Funcionalismo y educación: presupuestos fundamentales", Témpora, nº 13-14,
Enero-Diciembre 1989, pp. 11-19.
14. Concretamente, en el caso de la profesión médica, llega a afirmar que, por un lado, "el rol
de estar enfermo, como rol institucionalizado, se puede decir que constituye una serie de
condiciones necesarias para capacitar al médico para que su competencia opere en la
situación"; por otro lado, "...la orientación colectiva del médico, y su universalismo,
neutralidad y especificidad, hacen posible que las cosas que él tiene que hacer para realizar su
función sean aceptables para el paciente y su familia" (Ver: El Sistema Social, opus cit., p.
440).
15. PARSONS, T.: "A Sociologist Looks...", opus cit., p. 372.
16. BARBER,B., opus cit., p. 217.
19
conocimientos y de competencias técnicas, que permiten distinguir a estos
agentes de los que desarrollan otras actividades.
20
como era de esperar, en la conveniencia o no de calificar su actividad
ocupacional como "profesional" y en la clarificación de las medidas que se
deben adoptar para que, en todo caso, llegue a adquirir ese "status".
22. School Teacher: A Sociological Study, Chicago, University of Chicago Press, 1975.
23. TENORTH, H-E.: opus cit., p. 87.
24. BERG, opus cit.
25. Opus cit., p. 81.
26. Esto último lo plantean LAWN y OZGA: opus cit., pp. 2 y ss.
21
No obstante, dentro del mismo enfoque estructural, esta visión
"aséptica" y "neutralista" del auto-control (que, en definitiva es en lo que se
traduce la autonomía) en cierto modo ha resultado problemática. Así, por
ejemplo, BARBER muestra su disconformidad con la defensa a ultranza de una
autonomía absoluta de los profesionales, sobre todo en lo referido al auto-
control, porque supone que no se asegura el cumplimiento de uno de los
fundamentos de la existencia misma de las profesiones: su funcionalidad social.
Según este autor:
22
que ha asumido el control sobre el profesorado y los extremadamente limitados
márgenes de iniciativa que éstos le permiten disfrutar, pero admitiendo la idea
de que algunos límites han de existir.
Pero lo que es obviado por los autores que, de una forma u otra,
consideran que es escasa la autonomía profesional del profesorado y formulan
propuestas para que ésta se vea incrementada, es lo que constituye la
contradicción de fondo que subyace al propio planteamiento estructural en
torno a esta cuestión: si se admite que la autonomía no es un objetivo en sí,
sino que es una "necesidad", derivada de la propia complejidad que caracteriza
las actividades profesionales, y que sólo es defendible en la medida en que es
una condición que asegura la "funcionalidad" de esas actividades a nivel social,
¿cómo es posible que los sistemas educativos, donde la autonomía profesional
ha sido escasa, hayan sido funcionales a pesar de todo? ¿cómo es posible que el
control "profano" haya tenido algún efecto si el fundamento de la negación del
mismo es la inaccesibilidad de los contenidos de la "profesión" para los no
formados en ella? En el estrecho margen del enfoque estructural no queda
claro, en definitiva, si la "autonomía" del profesorado constituye
verdaderamente una necesidad para que el sistema educativo sea "funcional" o
si, al contrario, como plantean algunos teóricos neoweberianos, constituye ésta
un objetivo en sí, al margen de los requerimientos "técnicos" de la actividad
docente. En el enfoque estructural, no obstante, se intenta resolver el dilema
bien desarrollando el problema de la "integridad" del "saber pedagógico" (es
decir, tratando de definir una "base de conocimientos" que no dé lugar a dudas
sobre hasta dónde llegan los controles "sociales" y en qué cuestiones sólo puede
decidir el profesorado, problema que estudiaremos en el próximo apartado),
bien cuestionando la visión de que los enseñantes no tengan autonomía (es
decir, afirmando que los controles "profanos" realmente no han tenido
efecto)40. No obstante, lo esencial del enfoque se pretende que quede
- SOLOMON, B.: "A Profession Taken for Granted", Sociological Review, nº 61, 1961, pp. 286-
299.
- LORTIE, D.: "The Balance of Control and Autonomy in Elementary School Teaching", en
ETZIONI,A. (ed.): The Semi-Professions and their Organization, New York, Free Press, 1969.
- BANKS, O.: Aspectos sociológicos de la educación, Madrid, Narcea, 1983.
- SHIPMAN, M.D.: Sociología escolar, Madrid, Morata, 1973.
31. Opus cit., pp. 7-9.
32. En esta línea se define, por ejemplo, TENORTH, quien plantea la necesidad de acceder a
una reinterpretación del concepto de autonomía que no parte de la consideración de que son
excluyentes el estatus de empleado y la profesionalización. Para este autor, habría que
redefinir en términos más precisos los distintos tipos de autonomía que se pueden presentar
asociados a las diferentes condiciones en que actualmente se realizan las actividades
profesionales (burocratizadas, liberales,...). Ver: TENORTH, E.-H.: opus cit., p. 81 y MEYER, J.
- ROWAN,B.: "The Structure of Educational Organizations", en MEYER, M. (ed.): Environments
and Organizations, San Francisco, Jossey Bass, 1978, pp. 78-109.
23
inalterado, esto es, la idea de que la autonomía sigue siendo una condición
irrenunciable de las profesiones porque, en palabras de TENORTH, "el trabajo
de alta cualificación implica situaciones de una `actividad laboral
indeterminada'"41 que requieren márgenes de iniciativa que no se pueden
socavar. Así, se mantiene también la ocultación de algo que, desde nuestro
punto de vista, constituye probablemente el núcleo del problema de la
autonomía del profesorado: las implicaciones políticas que acompañan a esta
característica (que resultan inevitables, en la medida en que constituye un
privilegio que se supone sólo tienen derecho a disfrutar determinados
colectivos), el no tener en cuenta que ésta se ha convertido en el eje de luchas
políticas que no sólo atañen al profesorado sino que han afectado, con
implicaciones diferentes, a los distintos sectores educativos y, más aún, que
han tenido que ver con conflictos sociales que sobrepasan los límites del
sistema educativo.
24
conocimientos". En algunas ocasiones, este problema se plantea vinculado a la
complejidad de la conducta humana, que dificulta enormemente que el saber
en ciencias sociales, y particularmente en ciencias de la educación, alcance la
"integridad" propia de todo saber "científico"43. Sin embargo, este tipo de
planteamientos centrados en el problema del "estatuto epistemológico" de los
saberes pedagógicos no constituye el principal eje del debate entre los
sociólogos de las profesiones, que prefieren enfocar la cuestión de la "base de
conocimientos" proponiendo formulaciones concretas de los conocimientos que,
para ellos, deben incluirse en la misma y en los programas de formación del
profesorado44. El principal dilema, planteada la cuestión en estos términos, se
presenta al tratar de dar con una definición unívoca de esta base de
conocimientos o, al menos, con una definición que genere algún tipo de
consenso. Más que en los contenidos concretos de que se dota a dicha
definición por parte de cada autor, este consenso se puede observar
fundamentalmente en el tipo de presupuestos sobre la educación y las
funciones del profesorado que implícitamente asumen la mayoría de los autores
preocupados por esta cuestión, que tienden a coincidir fundamentalmente con
los que se le asignan en lo que se ha dado en llamar modelo "tecnocrático"45: la
visión predominante en las definiciones tiende a mostrar al enseñante
"profesional" como un "experto" cuyas destrezas y conocimientos específicos
giran en torno a los procedimientos y técnicas de la enseñanza (de evaluación,
programación, organización del alumnado,...), excluyéndose de sus funciones
propias todo lo relativo a la definición de los "fines" de la educación (y, en
general, todo aquello que, de forma ostensible, pueda relacionarse con
compromisos no estrictamente "racionales" y "objetivos" por parte del
profesorado).
A pesar de que han sido relevantes los debates que se han desarrollado
en torno a las concepciones epistemológicas que sustentan estas
formulaciones46, en los que se han vertido críticas por el carácter evolutivo,
acrítico y ahistórico que se asigna a la ciencia y al saber en este enfoque, nos
parece que revisten especial interés para nuestro trabajo los debates más
específicamente centrados en el papel estrictamente "funcional" que se asigna
a la "ciencia" con respecto a la configuración de los procesos
profesionalizadores.
Tal como hemos visto hasta ahora, y haciéndonos eco de las palabras de
KIMBALL47, se puede afirmar que el análisis estructural ha producido una
definición de las profesiones que incorpora dos características, la "ciencia" y el
35. Ver, por ejemplo: KIMBALL, B.: opus cit., p.5 y HARTNETT,A. - NAISH, M.: "¿Técnicos o
bandidos sociales? Algunos aspectos morales y políticos de la formación del profesorado",
Revista de Educación, nº 285, Enero-Abril 1988, p. 47.
36. Ver, por ejemplo: BERG, G.: opus cit. y DEMAILLY, L.: "La qualification ou la compétence
professionnelle des enseignants", Sociologie du Travail, nº 1, 1987, pp. 59-69.
37. Utilizamos la terminología propuesta por POPKEWITZ, Th. en su obra: Paradigma e
ideología en investigación educativa, Madrid, Mondadori, 1988. En esta obra se nos ofrece una
caracterización histórica del papel que este modelo ha jugado en la constitución de la
"profesionalidad" del profesorado. Ver, sobre todo, los capítulos V y VI.
38. Ver, por ejemplo, la obra citada de POPKEWITZ, especialmente el capítulo II. También
alude a ello BARBER: opus cit., pp. 214-215.
39. Opus cit., p. 4.
25
"gremio", entre las que se establece una relación de legitimación 48 que se
explica en términos "funcionales", esto es, se considera que la constitución del
gremio y su acceso a la "autoridad" social sobre sus funciones derivan de "...la
emergencia inicial de un cuerpo de conocimientos concerniente a una función
social importante"49.
40. "La ciencia sirve para legitimar la autoridad del gremio y el gremio ejerce autoridad sobre
la función social a la que pertenece la ciencia" (KIMBALL, b.: opus cit., p. 4).
49. KIMBALL, B.: opus cit., p. 4.
50. TENORTH, H-E: opus cit., p. 82.
43. DAHEIM, H. : "Professionalisierung. Begriff und einige latente Makrofunktionen", citado por
TENORTH, H-E: ibídem, p. 82.
52. Opus cit., p. 83.
26
En el caso específico de la enseñanza, en el que ha predominado en la
teoría estructural la utilización de la explicación "funcional" para defender la
necesidad de una "base de conocimientos" específica del profesorado 53, han
empezado a aparecer estudios que tratan de poner en evidencia que el modelo
"tecnocrático" ha jugado un papel político e ideológico importante para la
legitimación de aspiraciones de carácter fundamentalmente "gremial" por parte
del profesorado, de acceso y defensa de ciertos privilegios y de acotamiento de
parcelas de poder54. El profesionalismo de los docentes, en palabras de
GIROUX, ha tenido que ver, más que con las necesidades sociales de
especialistas, con "...el culto a `expertos' y profesionales que se convierten en
encarnaciones entrenadas para preservar y `transmitir' el conocimiento y el
lenguaje sagrados a futuros candidatos al cuerpo educativo que, a su vez,
hacen que su peritaje resulte asequible para personas del público" 55.
Pero, sin adentrarnos ahora en estas críticas, hay algo que queda en
evidencia del enfoque estructural y que probablemente constituya su principal
error en el análisis de los profesionales y particularmente del profesorado: el
distanciamiento entre sus análisis teóricos y la dinámica real actual e histórica
53. Ver, por ejemplo, la explicitación de esta idea en el artículo citado de G. BERG, quien
llega a afirmar que una condición fundamental para la clasificación de los docentes como
profesionales es "...la existencia de una base de conocimientos o monopolio de conocimientos
unívocos...", siendo el problema clarificar "...qué conocimientos poseen los docentes de que
carecen otros grupos ocupacionales".
54. Ver en este sentido:
- POPKEWITZ, TH.: opus cit., capítulo IV.
- Del mismo autor: "Ideología y formación social en la formación del profesorado.
Profesionalización e intereses sociales", Revista de Educación, nº 285, Enero-Abril 1988, pp.
125-149.
- GIROUX, H.: "La formación del profesorado y la ideología del control social", Revista de
Educación, nº 284, Septiembre-Diciembre 1987, pp. 53-76.
- LARSON, M.S.- "El poder de los expertos. Ciencia y educación de masas como fundamentos de
una ideología", Revista de Educación, nº 285, Enero-Abril 1988, pp. 151-189.
55. GIROUX, H.: opus cit., pp. 70-71.
27
de estos colectivos, que permite caracterizar a esta perspectiva más como una
teoría del "deber ser" ("normativa", en palabras de TENORTH56) que del "ser",
concibiendo al colectivo de enseñantes como un grupo cuyas conductas y
compromisos se orientan básicamente desde los procesos autodirigidos de
"socialización profesional", pretendiendo que es la ocupación el fundamento
casi exclusivo de su identidad como agentes sociales, una identidad que, a su
vez, se muestra como unívoca y congruente con las "funciones" que la sociedad
formalmente les asigna.
28
el seno de diversas sociedades occidentales, así como las transformaciones que,
al amparo de la burocratización y modernización, han sufrido las condiciones
desde las que se organizan las profesiones.
Las fisuras abiertas en la teoría de las profesiones por esta obra se han
visto continuadas en posteriores elaboraciones más abiertamente herederas de
los planteamientos weberianos sobre la extensión de la dominación burocrática
en las sociedades modernas. De un lado, se han desarrollado líneas de trabajo
que, retomando la investigación histórica, han tratado de ofrecer
aproximaciones a modelos de profesionalización en sociedades no
contempladas inicialmente por M. LARSON, donde los procesos de gestación y
crecimiento de los grupos profesionales han tenido lugar precisamente al
amparo del crecimiento de las estructuras burocráticas del Estado. En estos
procesos, de dirección contraria a la apuntada por la autora de monopolización
por iniciativa de los grupos profesionales, ha sido en el seno de las estructuras
estatales donde se ha inducido a la defensa de un status y privilegios que han
59. Berkeley, University of California Press, 1977.
60. En The rise..., la autora consideró esta creciente subordinación profesional como un lento
proceso de "proletarización" de las profesiones, lo cual manifiesta cierta influencia de los
enfoques neomarxistas, pues supone extraer conclusiones sobre el análisis de clase de estos
agentes. Por ello, la consideración de M.S.LARSON como neo-weberiana constituye una
decisión arriesgada; sin embargo, tal como hemos manifestado en otro trabajo (CABRERA, B.-
JIMÉNEZ JAÉN, M.: "Quem sao...", opus cit.), en la medida en que el contexto global de su obra
gira en torno a los procesos de burocratización y sus efectos en la dominación y el control, y
dado que su esfuerzo principal se sitúa en el eje de los debates de la Sociología de las
Profesiones, consideramos oportuno y significativo seguir incluyéndola en esta vertiente.
61. LARSON, M.S.: The rise..., opus cit., p. 193.
62. Insiste sobre ello la autora en "El poder de los expertos...", opus cit., pp. 158 y ss.
29
tomado como referencia las condiciones de las profesiones liberales,
gestándose modelos diferenciados de identidad profesional63. Especial interés
revisten, para el análisis de grupos insertos en la estructura del Estado como el
profesorado, las elaboraciones de F. PARKIN y de R. MURPHY respecto al
"cierre social dual".
30
"proletarizador"; en primer término, la especialización en estos casos no
conduce necesariamente a la descualificación técnica; diversos autores, según
R. MURPHY,
Por otro lado, las condiciones concretas de trabajo y los salarios bajo los
que los especialistas suelen integrarse en las burocracias no se muestran
iguales a las de los trabajadores en las fábricas; se mantienen diferencias,
algunas con gran importancia desde el punto de vista de los efectos políticos de
la burocratización: los profesionales tienen la posibilidad de mantener
posiciones de dominio sobre los trabajadores no cualificados, o desarrollan
tecnologías que permiten el ejercicio del poder sobre éstos; y, sobre todo, los
profesionales tienden a someterse al control no tanto a través de las órdenes
directas de la dirección como a través de los procesos de "socialización
profesional" (por los cuales se tiende a concebir el "cargo" como la aceptación
de un deber específico de fidelidad al mismo y al servicio que se despliega) y
de incentivos individuales que suelen abarcar altas remuneraciones, seguridad
en el puesto y posibilidades de promoción, entre otros68.
67. Ver al respecto: MURPHY, R.: "Proletarianization or bureaucratization: The fall of the
professional?", artículo presentado a The Swedish Collegium for Advanced Study in the Social
Sciences, 1988 (inédito) , p.3.
68. Ibídem, pp.6-7. En un sentido similar:
- FREIDSON, E.: Professional Powers: A study of the institutionalization of formal knowledge,
Chicago, The University of Chicago Press, 1986.
- MINTZBERG, H.: La estructuración de las organizaciones, Barcelona, Ariel, 1987.
69. WEBER, M.: Economía y Sociedad, opus cit, p.245.
70. Ibídem, p. 246.
31
Estos presupuestos llevan, a PARKIN y MURPHY, entre otros, a concebir
que las condiciones específicas de los grupos profesionales en las sociedades de
capitalismo avanzado son producto de estrategias de CIERRE OCUPACIONAL que
despliegan estos actores en el MERCADO para perpetuarse en posiciones de
prestigio y con altas remuneraciones: de hecho, según PARKIN, en las
sociedades modernas, la PROPIEDAD incluso puede perder importancia en tanto
que factor generador de desigualdad social frente al "cierre ocupacional" 71.
71. Ver al respecto: PARKIN, F.: Orden político y desigualdades de clase, Madrid, Debate,
1978, p.34.
72. Ver: PARKIN, F.: Marxismo y teoría de clases. Una crítica burguesa, Madrid, Espasa-Calpe,
1984, p.69.
73. Ibídem, p.109.
74. Ibídem, p.128.
32
Con todo, el concepto que ha tenido mayor peso para el análisis del
colectivo de enseñantes es el de CIERRE SOCIAL DUAL, que es característico de
los grupos "semiprofesionales". Para PARKIN, las "semiprofesiones" son:
33
De forma importante, en estos procesos los grupos semiprofesionales -a
diferencia del proletariado- han incorporado la ideología del servicio para
avanzar en estos objetivos: cuando enseñantes, trabajadores sociales, y otros
profesionales van a la huelga, nunca admiten que es por dinero o por
beneficios, siempre plantean que es para mejorar o mantener la calidad del
servicio. Pero la calidad del servicio es definida normalmente por el grupo
semiprofesional para negociar sus intereses materiales: lo que es bueno para la
profesión es bueno para los clientes y para la sociedad en general80.
34
estructuro-funcionalista y han impulsado investigaciones históricas y empíricas
de diversos grupos profesionales en los contextos institucionales, económicos y
políticos donde, conflictivamente, desarrollan su trabajo. Ambos logros,
obviamente pueden limitar los estragos de las ideologías profesionalistas en
estos colectivos. Ese es el caso, por ejemplo, de diversos trabajos recientes
que se han venido desarrollando sobre las condiciones del colectivo de
enseñantes en el sistema educativo español, que tienden a coincidir en
aspectos básicos con los planteamientos neoweberianos.
84. Ver al respecto: LERENA, C.: "El oficio de maestro...", opus cit.
85. Este es el caso, a nuestro modo de ver, de trabajos como:
- ORTEGA, F.: "Unos profesionales en busca de profesión", Educación y Sociedad, nº11, 1992,
pp.9-21.
- ORTEGA,F. - VELASCO,A.: La profesión de maestro, Madrid, CIDE, 1991.
- VARELA,J. - ORTEGA,F.: El aprendiz de maestro, Madrid, MEC, 1985.
- Y, más indirectamente, FERNÁNDEZ ENGUITA, M.: "La condición docente", en La escuela a
examen, Madrid, EUDEMA, 1990, pp.149-169.
86. "El oficio...", opus cit., p.159.
87. Ibídem, p.175.
88. Ibídem, p.173.
35
En esta situación, lo que tiende a producirse, en definitiva, es un ETHOS
que dificulta enormemente la posibilidad de la identificación subjetiva con las
clases que constituyen su amenaza como destino: individualismo y objetivismo
(entendidos por el autor como expresión del "afán por situarse más allá de los
conflictos de base"); desdén por la actividad puramente política; creencia en la
posible neutralidad del Estado en relación a la estructura de clases;
atracción/repulsión respecto al status-quo; educación rigorista; pedagogismo,
formalismo, probidad, sentido de la justicia, capacidad de indignación moral,
uso del sistema de enseñanza como instrumento de ascenso social y, en fin, la
concepción del sistema escolar como palanca de cambio y reforma sociales89.
89. Ibídem.
90. Ver: ORTEGA,F. - VELASCO,A.: La profesión..., opus cit., pp. 17 y ss.
91. ORTEGA, F.: "Unos profesionales...", opus cit., p.9.
92. Ibídem, p.10.
93. Ibídem, pp.12-13. En un sentido similar: ORTEGA, F.: "La crisis de la profesión docente y el
ascenso de los valores particularistas", en: ORTEGA, F. y otros: Manual de Sociología de la
Educación, opus cit.
36
trabajo y por conservar o ampliar sus ventajas en la distribución de la renta, el
poder y el prestigio frente a los miembros típicos de la clase obrera 94,
desarrollando estrategias políticas de CIERRE DUAL frente a la Administración
(usurpación) y frente al público (exclusión de padres y alumnos/as). Según este
autor, no obstante, es preciso considerar las actitudes y estrategias del
profesorado en relación con los cambios políticos en los que se gestan; a su
modo de ver, en España el colectivo de enseñantes ha variado sus actitudes,
pasando "del deseo de identificarse con el resto de los trabajadores al intento
de diferenciarse de ellos". Cuando el problema era la falta de democracia, se
buscaba la solidaridad de padres y alumnado para dar fuerza a la estrategia de
"usurpación", pero el paso a un marco legal democrático, sin embargo, ha
llevado a que el profesorado se ocupe más activamente de defender y delimitar
sus competencias frente a los padres (cierre excluyente), y se refugie para ello
en la identidad "profesional"95.
94. Ver en particular: FDEZ. ENGUITA, M.: La escuela..., opus cit., pp.150 y ss. La herencia de
las elaboraciones de PARKIN es reconocida por el autor en otro artículo: "De la
democratización al profesionalismo", Educación y Sociedad, nº11, 1992, pp.41-43. Si bien,
como él mismo aclara, ello no supone asumir por completo el análisis de clase de PARKIN,
sobre todo en lo que se refiere a la equiparación que este autor establece entre todos los tipos
de relaciones de privilegio (de etnia, sexo,...) y la relación de explotación económica que,
para FDEZ. ENGUITA, sigue teniendo un peso trascendental y prioritario frente a las demás.
95. A lo mejor podríamos llegar a una conclusión similar que el autor si nos ocupamos de
analizar la evolución que han tenido las escasas elaboraciones sociológicas que en nuestro
entorno se han aportado sobre el profesorado: no es, para nosotros, casual que en los años en
que el movimiento de enseñantes reivindicaba la identidad como "trabajadores de la
enseñanza", los esfuerzos teórico-sociológicos tendieron a su vez -probablemente en un
esfuerzo de dotar de coherencia los proyectos e identidades de clase del movimiento- a
ocuparse de la "proletarización" del trabajo docente. Sin embargo, la implantación de la
democracia, que supuso a su vez el aislamiento y separación entre la comunidad investigadora
-atrincherada en los muros de las universidades- y las organizaciones sindicales de clase
constituidas en el sector, también ha supuesto que la mayoría de las investigaciones no sólo
abandonen la preocupación por la profundización teórica, sino que, a su vez, hayan tendido,
en las observaciones históricas y empíricas, a mostrar al colectivo de enseñantes ahora como
un grupo no sólo no "proletarizado" objetivamente, sino como crecientemente orientado desde
la perspectiva profesionalista en sus acciones colectivas y en su trabajo.
96. "El maestro, quiéralo o no, es un producto de la institución en la que actúa; es ésta la que
le imprime cualidades y actitudes, las convenientes para la escuela, de las que difícilmente
puede evadirse." (ORTEGA, F.- VELASCO, A.: La profesión..., opus cit., p. 17.
37
participando activamente en proyectos y acciones transformadores en la
sociedad y en la escuela en particular.
Esta concepción lleva implícitas dos ideas que en otros trabajos hemos
puesto en cuestión97.
- Por otro lado, tal como han puesto de manifiesto también M. LAWN, J.
OZGA, M. GINSBURG y otros autores, resulta difícil admitir la idea de que "...un
grupo de personas, en lugares y con contradicciones distintas y durante un
período prolongado, sean capaces de mantener una estrategia o una visión de sí
mismos constante y separada de las condiciones en las que trabajan y de los
movimientos sociales en los que participan"98. Así, nos parece que se tiende a
mostrar al colectivo de enseñantes con un carácter política e ideológicamente
uniforme, especialmente en lo que se refiere a sus actitudes ante su trabajo y
el cambio educativo y social: ello equivale a pensar que no solo los procesos de
socialización son uniformes, sino que, además, son exitosos los mecanismos por
97. Ver al respecto: CABRERA, B. - JIMÉNEZ JAÉN, M.: "Quen sao e que fazem os docentes?...",
opus cit.
98. LAWN, M. - OZGA, J.: "¿Trabajador de la enseñanza? Nueva valoración de los profesores",
Revista de Educación, nº285, enero-abril 1988, p.193. En un sentido similar: GINSBURG, M. y
otros: "El concepto de profesionalismo en el profesorado. Comparación de contextos entre
Inglaterra y Estados Unidos", Revista de Educación, nº 285, 1988, p.5 y ss.
38
parte de la Administración para legitimar la dirección y el control del proceso
educativo. Considerar que el conjunto del colectivo de enseñantes asume como
orientación básica de sus actuaciones, en la escuela y la sociedad, el
profesionalismo, equivale a pensar que comparten, al margen de las dinámicas
sociales, políticas y culturales en el conjunto de la sociedad, un proyecto
propio que aísla a este colectivo de los principales conflictos que pueden
afectar tanto al sistema educativo como al conjunto de la vida social: el
colectivo de enseñantes termina mostrándose como preso de un cúmulo de
condicionantes e intereses que los induce a un enfrentamiento constante con
los sectores de la sociedad civil con los que comparte el espacio educativo y, a
su vez, con posiciones que sólo asumen el carácter de enfrentamiento a la
Administración cuando ésta limita los objetivos profesionalizadores.
39
cualquier tentación de construir teorías abstractas y orientativas que doten a
los colectivos de enseñantes de visiones falseadas de su situación y funciones
sociales. Sin embargo, a su vez se distancian de los análisis neoweberianos en
un doble sentido: la visión del profesorado como grupo semiprofesional que
conserva y trata de ampliar sus posiciones de poder y privilegio en los sistemas
educativos actuales, por un lado, y como grupo incapaz de identificarse y
comprometerse con intereses ajenos a los de su propio "gremio".
99
Estas teorías circunscriben su ámbito al mundo anglosajón. Aún así, los referentes
principales varían según los casos. En Gran Bretaña, la influencia decisiva corresponde a
THOMPSON, que intentó articular una interpretación "culturalista" de la génesis y conformación
histórica de la clase obrera, sobre todo en su obra La formación histórica de la clase obrera.
Inglaterra, 1780-1832,Barcelona, Laia, 1977.
100
Clase, ..., opus cit.
101
Ver, por ejemplo: LAWN, M.-OZGA,J.: Teachers..., opus cit. y APPLE, M.W.- Educación y
poder, Barcelona, Paidós/M.E.C., 1987.
40
Este proceso ha afectado también a la enseñanza como un proceso de
trabajo sometido a la "lógica racionalizadora del capital" por la implantación
del modelo tecnocrático en los sistemas educativos occidentales: con la
introducción de materiales y técnicas didácticas y organizativas en la escuela
(como los materiales curriculares orientados en la programación por objetivos,
técnicas estandarizadas de diagnóstico y evaluación, paquetes programados
para la enseñanza por computadores, el desarrollo de especializaciones, la
aparición de "expertos", la potenciación de medidas jerarquizadoras y sistemas
de "promoción interna" entre el profesorado), se ha producido una modificación
esencial de las condiciones de trabajo del profesorado.
102
JIMÉNEZ JAÉN, M.- "Racionalización, control del trabajo y proletarización de los
enseñantes", Témpora, nº 8, Julio-Diciembre 1986, pp. 47-63.
103
El Capital, Libro I (Sección IV), Madrid, Siglo XXI, 1975, Vol. 2, pp. 379-613.
41
interpretar, además, que la proletarización, en definitiva, tiene dimensiones
"objetivas" y también "subjetivas"104.
42
sentido, como diferencias que aún persisten y que impedirán que se llegue a los
mismos niveles de descualificación y pérdida de control entre los colectivos de
enseñantes105: el que la enseñanza se lleve a cabo con seres humanos (lo cual
exige, en sí, cierta autonomía del profesorado), el modelo de organización de
la propia enseñanza en aulas separadas y "a puerta cerrada", la existencia de
relaciones de poder y autoridad entre el profesorado y el alumnado,
sustentadas además en la atribución de una "superioridad intelectual" al
enseñante, la combinación en la docencia de funciones instructivas y
disciplinarias (esta últimas se ven cada vez más dotadas de contenido, lo cual
mueve a pensar que, en todo caso, las presiones por la descualificaciónafectan,
en todo caso, a aspectos parciales del trabajo docente), las dificultades para
evidenciar la eficacia de las medidas racionalizadoras en relación a los
requerimientos de la acumulación del capital en el ámbito productivo sin que
se vea lesionada, además la función de legitimación social que debe cumplir la
educación en tanto que aparato a cargo del Estado y, finalmente, las
contradicciones que acompañan a la educación en tanto que trabajo vinculado
a la producción y difusión cultural en la sociedad.
105
JIMÉNEZ JAÉN, M.: "Racionalización, control...", opus cit., 1986, pp. 47-63.
106
JIMÉNEZ JAÉN, M.- "Los enseñantes y la racionalización del trabajo en educación. Elementos
para una crítica de la teoría de la proletarización de los enseñantes", Revista de Educación, nº
285, Enero-Abril 1988, pp. 231-245.
107
Opus cit.
108
LAWN,M.: Servants of State. The contested control of teaching 1900-1930, Londres, The
Falmer Press, 1987.
109
LAWN, M.- OZGA, J.- Teachers..., opus cit., p. 2.
43
podido adquirir históricamente. De un lado, se asumen los planteamientos de
T.J.JOHNSON, para quien el profesionalismo constituye más un tipo particular
de control ocupacional que una expresión del particularismo de diversas
ocupaciones. Una profesión, entendida así, no es una ocupación, sino un modo
de controlar una ocupación110: en el caso de la enseñanza, el Estado ha hecho
uso del profesionalismo históricamente para legitimar la imposición de
controles burocráticos y la subordinación del colectivo docente.
110
JOHNSON, T.J.- Professions and Power, Londres, McMillan, 1972.
111
LAWN, M.- Servants..., opus cit.
112
LAWN, M.- OZGA, J.: Teachers,..., opus cit., pp. 35 y ss.
44
elementos excluyentes de dicha estrategia, permitiendo la afiliación de los
colectivos no titulados, y comienza a modificar su estrategia en un sentido de
aproximación al movimiento obrero: se empieza a utilizar la huelga como
método de lucha y se produce una aproximación a los proyectos de política
educativa del Partido Laborista y a los sindicatos industriales, sin que se
rechacen otros elementos del discurso profesionalista. Lo que ocurre, en este
contexto, es que se abandonan ciertos aspectos del profesionalismo (la defensa
de privilegios de status) y se priorizan otros, sobre todo la preocupación por la
calidad del "servicio", que son percibidos como aspectos que favorecen la
confluencia de intereses con la clase trabajadora (al fin y al cabo, consumidora
del servicio educativo). A su juicio, en este otro período la mayoría de los
colectivos de enseñantes tendían a compartir como objetivos la defensa de la
calidad de la enseñanza, de los recursos educativos y el acceso al sistema
educativo de la clase trabajadora, frente a unas autoridades educativas que
habían empezado a recurrir a un discurso profesionalista donde se exigía a los
maestros y maestras el cumplimiento con el deber de la profesión, pero al
mismo tiempo se había empezado a atacar su autonomía; estos principios se
expresaban en proyectos y posiciones políticas distintas y a menudo
contradictorias, pero todas ellas compartían algo crucial: la desconfianza
frente a los administradores y patronos del sistema educativo.
113
Ibídem, p. 120.
114
Por ejemplo
- M.W.APPLE.: Maestros y textos. Una economía política de las relaciones de clase y sexo en
educación, Barcelona, Paidós/MEC, 1989.
- TAYLOR, C.-MITCHELL, D.: The Changing idea of a Trade Union, Filadelfia, The Falmer Press,
1988.
- GUERRERO, A.- "Los movimientos profesionales y sindicales en la enseñanza: un sindicalismo
profesional", Documentación Social, nº 84, julio-septiembre 1991, pp. 141-158.
115
"No podemos prescindir del profesionalismo en la enseñanza. La tarea que tenemos por
delante es la de construir un profesionalismo acorde con nuestras ideas educativas y sociales"
(SYKES, G.- "En defensa del profesionalismo docente como una opción de política educativa",
Educación y Sociedad, nº 11, 1992, p. 96).
45
menos ello supone concebir que el sindicalismo haya dejado de ser la expresión
organizada de los intereses y aspiraciones de la clase obrera.
Por otro lado, el hecho de que sea una estrategia desplegada frente a un
proceso de racionalización del trabajo en la enseñanza impuesto por el Estado,
no tiene por qué conducir a interpretarla como un conjunto de respuestas
inspiradas en un proyecto política e ideológicamente progresista de
transformación de la escuela y la sociedad: en no pocas ocasiones, los sectores
que ofrecen una mayor resistencia a las reformas racionalizadoras de la
enseñanza lo han hecho desde mentalidades ancladas en el pasado,
defendiendo formas reaccionarias de desarrollo de la enseñanza.
"El profesionalismo de los profesores es una ideología que tiene que ver
con las conflictivas expectativas que nuestra sociedad demanda de los
profesores. Los aspectos del ideal que dan lugar a una valoración crítica de las
116
Ver, en este sentido:
- GORZ, A.- "Técnicos, especialistas y lucha de clases", en Cuadernos de Pasado y Presente, nº
32, México, 1977, p. 176.
- POULANTZAS, N.- Las clases sociales en el capitalismo actual, Madrid, Siglo XXI, 1977, pp.
207 y ss.
- JIMÉNEZ JAÉN, M.- "Los enseñantes...", opus cit., 1988, p. 241.
46
escuelas y de las condiciones de trabajo del profesorado (como las demandas
de una mayor autonomía del profesor) están vinculadas con otros valores y
supuestos que, en la práctica, dificultan la acción orientada hacia un cambio
fundamental de las escuelas (como cuando los profesores consideran la
autonomía básicamente en un sentido individualista y centrado en el aula). Al
igual que otras ideologías, la profesionalización de los enseñantes pone de
relieve algunas cuestiones pero encubre otras; es contradictoria y ambivalente
en su llamamiento"117
47
Pensamos, en definitiva, que los compromisos sociales, políticos y
culturales que el profesorado puede asumir no son comprendidos en toda su
complejidad desde unos análisis que persiguen, con distintas matizaciones,
delimitar el rumbo que, de forma permanente, se espera que adopten dichos
compromisos. Esto ocurre, en sentidos divergentes, tanto en las tesis
neoweberianas del "cierre social" como en las de los teóricos de la
"proletarización" (incluyendo a DERBER entre estos119). Ambas vertientes caen
en el error de prejuzgar que la categorización sociológica del profesorado (y,
en general, de los diversos grupos profesionales y de trabajadores
intelectuales) condiciona inexorablemente su actuación ideológica, política y
social (y la de sus organizaciones). De hecho, los distintos agentes sociales no
presentan, en cada coyuntura, posiciones políticas e ideológicas monolíticas,
sino que internamente los distintos colectivos y clases sociales se encuentran
divididos, manteniendo incluso posiciones enfrentadas. Esto no quiere decir
que no se pueda admitir la idea de que sea posible detectar, a medio plazo,
cierta coherencia con su situación de clase, en sus proyectos y prácticas
ideológicos y socioeducativos120, sino que, en todo caso, el análisis de sus
acciones debe dar cuenta lo más fidedignamente posible del carácter
dialéctico y dinámico, no exento de contradicciones, que reviste la relación
entre la estructura social y las prácticas de los agentes en cada coyuntura,
teniendo en este colectivo especial importancia, además, no sólo sus
condiciones de trabajo, sino sobre todo su particular participación en los
procesos y dinámicas de la producción y difusión cultural e ideológica en la
sociedad.
119
Específicamente hemos expuesto una crítica a sus tesis sobre la previsible "acomodación" de
los profesionales a la "proletarización ideológica". Ver: JIMÉNEZ JAÉN, M.- "Los enseñantes...",
opus cit. (1988), pp. 242-243.
120
- CABRERA, B.- "El intelectual contra el experto. Notas sobre la formación y funciones del
profesorado", Pistas Educativas, nº 44, Nov/Dic. 1988, p. 29.
- CAÍNZOS LÓPEZ, M.A.- "Clases, intereses y actores sociales: un debate posmarxista", R.E.I.S.,
nº 46, 1989, pp. 81-99.
121
- OFFE, K.: Partidos políticos y movimientos sociales, Madrid, Sistema, 1988.
48
Por ello, se hace necesario afrontar el estudio de los compromisos y las
prácticas organizativas y laborales del profesorado en estrecha relación con las
dinámicas que, paralela o conjuntamente, desarrolla el movimiento obrero en
cada situación histórica concreta, a diferencia de los análisis que pretenden
relacionar las respuestas organizativas de estos colectivos con los momentos de
la génesis del movimiento obrero (las dinámicas profesionalistas del
profesorado, por ejemplo, con las primeras respuestas de los gremios de
artesanos).
- PARAMIO, L.: Tras el diluvio. La izquierda ante el fin de siglo, Madrid, Siglo XXI, 1988.
- RÍO (DEL), E.: ¿Ha muerto la clase obrera?, Madrid, Revolución, 1989.
122
Vid., al respecto: CABRERA, B.: "Para una reteorización de la clase media: el caso de los
intelectuales y trabajadores intelectuales", Témpora, nº10, Julio-Diciembre 1987, pp. 9-26.
123
Se sigue fundamentalmente lo expuesto, con B. CABRERA, en "Quem sao...", opus cit., pp.
198 y ss. y en "Los enseñantes...", opus cit., pp. 40 y ss.
124
Ver, de estos autores:
- POULANTZAS, N.: Las clases sociales..., opus cit.
- NICOLAUS, M.: Proletariado y clase media en Marx, Barcelona, Anagrama, 1972.
- WRIGHT, E.O.: "¿Qué hay de `medio' en la clase media?", Zona, Enero-Junio 1985.
- WRIGHT, E.O.: Classes, Londres, Verso, 1985.
125
De igual manera que, en nuestro entorno, pudieron serlo las primeras aproximaciones a una
caracterización sociológica del profesorado, que como veremos en el capítulo II, aparecen
vinculadas precisamente a los primeros procesos conflictivos y de autoorganización de los
colectivos de enseñantes con posiciones más devaluadas y subordinadas en el sistema
educativo. Un ejemplo de ello son, a nuestro modo de ver:
- BERMUDO, J.M. (1977): "Los enseñantes. Críticas para un debate", El Cárabo, nº 4.
- MARTÍNEZ LLANEZA, M. - PÉREZ, M. (1976): "Problemática y movimiento de enseñantes",
Documentación Social, nº 23.
49
Desde esta otra perspectiva, se insiste en una interpretación restrictiva
del concepto de clase obrera en MARX aplicado a quienes comparten la doble
condición de ser trabajadores productivos (explotados) y trabajadores
manuales (dominados). En consecuencia, los enseñantes son estudiados en
cuanto trabajadores intelectuales diferenciados de la clase obrera, miembros
de una clase no fundamental, a la que se le asignan denominaciones diversas
("clase media", "nueva pequeña burguesía"...), lo cual no excluye la posibilidad
de que estos agentes asuman compromisos junto a la clase obrera en
coyunturas históricas concretas126.
50
posición en el debate social, cultural e ideológico existente y sólo subsidiaria-
mente de un cúmulo de conocimientos127.
127
Como se hemos expuesto en otro trabajo, aquí se sitúa el auténtico fracaso de las
expectativas profesionalistas de los enseñantes (inducidas a veces desde fuera) a través de los
intentos de diseñar su imagen como expertos en posesión de un "saber" y un "saber hacer"
preservados del debate social: por las exigencias contradictorias a que están sometidos, por las
condiciones de trabajo en que se insertan y por las relaciones y prácticas sociales que desarro-
llan y en las que actúan, los enseñantes son irreductibles, sociológicamente hablando, a los
grupos profesionales clásicos, de igual modo que a la situación de trabajadores manuales. Ver:
CABRERA, B.- JIMÉNEZ JAÉN, M.- "Quem sao...", opus cit.
128
Esta concepción, que arranca claramente de A. Gramsci, sigue estando ausente,
prácticamente, de los análisis sociológicos del profesorado. Con todo, autores muy relevantes
en la teoría de la educación internacional se inclinan cada vez más por una opción de esta
naturaleza. Este es el caso, por ejemplo, de H. GIROUX, en su libro: Los profesores como
intelectuales. Hacia una pedagogía crítica del aprendizaje (Barcelona, Paidós/MEC, 1990),
donde asume la importancia de GRAMSCI (bien es verdad que con una lectura muy sesgada del
mismo) corrigiendo, de esta manera, algunas posiciones menos comprensivas del autor
italiano, por ejemplo: "Theories of reproduction and resistence in the New Sociology of
Education: a critical analysis", Harvard Educational Review, Vol. 53, nº 3, 1983.
En una tradición de inspiración claramente gramsciana se sitúan autores como G.
SNYDERS en Escuela, clase y lucha de clases (Madrid, Comunicación, 1978), o S.
MORGENSTERN: "Antonio Gramsci: Hegemonía y educación" (en GÓMEZ R. DE CASTRO, F. y
otros: Socialismo y sistemas educativos, Madrid, U.N.E.D., 1991).
Exponentes de esta perspectiva son también, entre otros, los trabajos de B. CABRERA,
algunos ya citados en este estudio: "El intelectual contra el experto...", opus cit. y "Culturas
sociales y culturas escolares en la Sociología de la Educación. Recuperando a A. Gramsci",
Témpora, nº 17-18, 1991, pp. 25-56.
129
GRAMSCI, A.: Quaderni del Carcere, Torino, Einaudi Ed., 1975, Vol. III, p. 1542. Al mismo
tiempo, el autor considera a los enseñantes como la fracción más homogénea de los
intelectuales, por lo que todo intento de dirección hegemónica tiene que tratar de ganárselos:
Ibídem, p. 2047.
51
sitúan prácticamente de acuerdo a los mismos, a sus expectativas e ideales y a
lo que interpretan como sus intereses en el conflicto económico y social,
ideológico y político existente dentro de las instituciones educativas, pero
también, y sobre todo, fuera de ellas.
52
CAPITULO II
En este capítulo nos vamos a ocupar, por tanto, de analizar los primeros
pasos de algunos colectivos docentes frente a la política educativa franquista.
53
Administración, sino también con los dirigentes de los organismos corporativos
e, incluso, con quienes detentaban en aquellos años la dirección de los Colegios
de Licenciados.
La década de los sesenta estuvo marcada, en sus inicios, por los intentos
de reestructuración de los poderes y la hegemonía en la sociedad española. La
consolidación de nuevos sectores en posiciones hegemónicas en el bloque de
poder requiere la búsqueda de nuevas estrategias políticas, sociales y, sobre
todo, económicas que, sin cuestionar los fundamentos autoritarios del
Régimen, obstaculizaran el avance de las incipientes contestaciones populares
organizadas que tendían, desde los años cincuenta, a encontrar crecientes
apoyos y evitar que pudiesen llegar a consolidar una alternativa al modelo de
sociedad establecido130. La presencia del Opus Dei en el Gobierno de 1959
representa, efectivamente, una línea "reformadora" en este sentido; sus
miembros se mostraron, en aquel contexto, como el personal político más
"capacitado" para acometer un proceso de reforma que, en principio, afectaba
a dos espacios estratégicos: la política económica y la estructura
administrativo-burocrática del Estado131 y que, no obstante, no presentaba
130
. PARAMIO, L.: "El bloque dominante ante la ruptura democrática", en Zona Abierta, n17,
1976, pp.3-7.
131
. Dado el carácter del trabajo, obviamente no se afrontarán en profundidad las
peculiaridades de esta organización y sus miembros que, prácticamente, suplantan la labor
desplegada por la A.C.N.P. (Acción Católica Nacional de Propagandistas, otra organización
católica conservadora a la que pertenecieron los ministros de educación del franquismo hasta
54
grandes problemas para seguir defendiendo el sistema político establecido en
su conjunto.
la llegada del Opus) desde finales de la Guerra Civil -y sobre todo, después de la II Guerra
Mundial- como representación del catolicismo en el aparato político franquista. Como
referencia, vale citar algunos de los estudios que han tratado de aproximarse a su
caracterización, así como a la de la representación católica en el Régimen franquista:
- ARTIGUES, D.: El Opus Dei en España, 1928-1962: su evolución ideológica y política,
París, Ruedo Ibérico, 1971.
- INFANTE, J.: La prodigiosa aventura del Opus Dei: génesis y desarrollo de la Santa
Mafia, París, Ruedo Ibérico, 1970.
- MARTÍNEZ ALIER, J. - ROCA JUSMET, J.: "Economía política del corporativismo en el
Estado Español: del franquismo al posfranquismo", R.E.I.S., n1 41, enero-marzo 1988, P. 32.
- MONTERO, J. R.: "Los católicos y el Nuevo Estado: los perfiles ideológicos de la
A.C.N.P. durante la primera etapa del franquismo", en FONTANA, J. (ed.): España bajo el
franquismo, Barcelona, Crítica, 1986.
- TUSELL, J.: Franco y los católicos. La política interior Española entre 1945 y 1957,
Madrid, Alianza, 1984.
Aluden también, más limitadamente, al papel histórico del Opus y sus relaciones con
diversos sectores políticos y financieros de la coyuntura de los años sesenta diversos trabajos
sociohistóricos:
- FDEZ. DE CASTRO, I. - GOYTRE, L.: Clases sociales en España en el umbral de los años
setenta, Madrid, Siglo XXI, 1974, p.167 y ss.
- PARAMIO, L.: "El Bloque...", opus cit., pp.3-10.
-TAMAMES, R.: La II República. La era de Franco, Madrid, Alianza, 1981, p.488 y ss.
- TUÑÓN DE LARA, M. (dir.): España bajo la dictadura franquista, Barcelona Labor,
1981, p.306 y ss.
Por último, reflexiones de interés sobre sus proyectos educativos se pueden encontrar en:
- EQUIPO COMUNICACIÓN: "Hegemonía y dominación en la España de la postguerra (1)",
Zona Abierta, n1 4, verano 1975, p.59.
- MORGENSTERN DE FINKEL, S.: "Teacher Education in Spain: A postponed reform", en
POPKEWITZ, Th. (ed.): Changing Patterns of Power. Social Regulation and Teacher
Education Reform, New York, State University of New York Press, 1993, p.89-92.
- ORTEGA, F.: "Las ideologías de la reforma educativa del setenta", Revista de
Educación, número extraordinario 1992 "La L.G.E. veinte años después", p.37.
132
. TUÑÓN DE LARA, M., (dir.), opus cit., p.503.
55
Como dinámica político-institucional más notable, durante toda la
década de los sesenta el Régimen se mueve en un intento -con diversas fases-
de institucionalización para dar una imagen más homogeneizada con las
democracias formales de Occidente. Se instaura una "democracia orgánica" a
través de la "Ley Orgánica del Estado" (votada por las Cortes, sometida a
referéndum en diciembre de 1966 y promulgada el 10 de enero de 1967 133) por
la que se autoriza un cierto tipo de asociacionismo, pero sin superar los
márgenes de la Dictadura, tanto en el sentido de que la representación se
limita a ser "orgánica", como de que se acude a la represión abierta cada vez
que se sobrepasan esos límites, especialmente a finales de la década, en que se
decretan varios estados de excepción. Estos procesos tienen lugar acompañados
de un primer intento de "liberalización" ideológica y cultural cuya expresión
más acabada vino dada por la aprobación de la "Ley de Prensa" bajo el mandato
de M. Fraga en el Ministerio de Información y Turismo134.
133
. - TAMAMES, R., opus cit., p.487.
- TUÑÓN DE LARA, M. (dir.), opus cit., p.351.
134
. BOZAL, V.: El intelectual colectivo y el pueblo, Madrid, Comunicación, 1976, p.42.
135
. FLORENSA, S.: "Los años del boom económico", Historia 16, n129, agosto 1985, p.12 y ss.
136
. Ver: OLIVER, J.-ROS HOMBRAVELLA, J.: "Los Planes de Desarrollo", en Historia 16, n129,
agosto 1985, p.112.
En realidad, tal como afirman F. ESTAPÉ y M. AMADO, ese constituyó, en las políticas
económicas de la Europa de la posguerra, la misión principal de la "planificación indicativa". La
peculiaridad del caso Español en estos años es que el sentido que se intentó dar a este
instrumento por parte del Régimen fue bien distinto: "Aquí se presentó como una auténtica
panacea para los problemas que aquejaban a España", (ver, de estos autores: "Realidad y
propaganda de la planificación indicativa en España", en FONTANA, J.- España bajo el
franquismo, opus cit., p.207).
137
. TUÑÓN DE LARA, M. (dir.), opus cit. p.93.
138
. OLIVER, J.-ROS HOMBRAVELLA, J., Opus cit., p.114.
139
. Según TUÑÓN DE LARA, existen unos 500.000 Españoles trabajando en el extranjero en
1964; según datos que toma del Instituto Nacional de Emigración, en 1968 la población
residente en Europa era de 1.222.000, a los que habría que sumar la emigración hacia
56
capitales extranjeros141. No obstante, se trata de un crecimiento que se
enfrenta a problemas críticos: la Economía española se incorpora a las
dinámicas internacionales desde una posición de dependencia que, como se
pondría de manifiesto en 1973, convertiría al Estado Español en un "eslabón
débil" de la Economía mundial, que recibe directamente los efectos de toda
crisis de acumulación capitalista, concentrándose en su Economía las
contradicciones más agudas de las crisis142; pero, sobre todo, es crítico el
carácter desequilibrado del crecimiento en una triple dimensión: entre los
sectores económicos, entre los grupos sociales y entre las distintas regiones143.
Latinoamérica, también importante en esos años en zonas como Galicia y Canarias (opus cit.,
p.337).
140
. Los seis millones de turistas de 1960, en 1965 se habían convertido en catorce millones:
TUÑÓN DE LARA, M. (dir.), opus cit., p.337.
141
. - OLIVER, J.-ROS HOMBRAVELLA, J., opus cit., p.114.
- TAMAMES, R., opus cit., p.347.
142
. Esta "integración", en realidad se enmarca en dinámicas internacionales de la Economía
capitalista que, si bien hasta la II Guerra Mundial se había configurado en torno a una división
entre países industrializados ("desarrollados") y países agrícolas ("subdesarrollados"), sufre una
modificación por la que se procede a la industrialización de determinadas zonas
tradicionalmente "subdesarrolladas" (entre las que se incluye el Estado Español), pero bajo unas
relaciones de dependencia respecto a los países imperialistas. Ver, en este sentido:
POULANTZAS, N.: Las crisis de las dictaduras. Portugal, Grecia y España, Madrid, Siglo XXI,
1976, p.11 y ss.
143
. "Entre 1960 y 1970 se pasó de nueve a setenta automóviles por 1.000 personas, cinco a
siete televisores, uno a veinticinco frigoríficos, tres a quince lavadoras... Sin embargo, la renta
se concentra en Cataluña, Madrid, País Vasco y Navarra, Valencia, Zaragoza, Logroño y
Valladolid; el resto del país está por debajo del promedio de renta. En 1970, mientras el 2% de
las familias se apropiaba del 30% de la Renta Nacional, el 42% más pobre sólo recibía el 21% de
dicha renta (...). El porcentaje de hogares estimados pobres era todavía del 26% en 1969".
(TUÑÓN DE LARA, M. (dir.), opus cit., p.398).
En un sentido similar, ver también:
- ESTAPÉ, F.-AMADO, M.: "Realidad y propaganda...", opus cit., p.212.
- FDEZ. DE CASTRO, I.-GOYTRE, L., opus cit. pp.168-173.
- TAMAMES, R., opus cit., p.347.
144
. - TUÑÓN DE LARA, M. (dir.), Opus cit., p.320, Sobre las transformaciones de la población
activa, ver además de esta obra:
- FDEZ. DE CASTRO, I.-GOYTRE, L., opus cit.
- ORTEGA, F.: "Educación y desarrollo capitalista en España (1959-1974)", en Cuadernos
de Realidades Sociales, n114-15, enero de 1979, p.107 y ss.
- TAMAMES, R., opus cit., p.347 y ss.
145
. En 1970, hay 875.100 funcionarios:
- FDEZ. DE CASTRO, I.-GOYTRE, L., opus cit., p.181.
- TAMAMES, R., opus cit., p.350.
- TUÑÓN DE LARA, M. (dir.), opus cit., p.338.
57
mundo laboral sería el alto grado de conflictividad que se produce después de
la congelación salarial que acompañó al Plan de Estabilización. La paralización
de las movilizaciones -que el gobierno intentó forzar bloqueando la negociación
colectiva- consigue superarse en 1962, cuando eclosionan los conflictos y se
retoman las negociaciones de convenios, llegando a una extensión desconocida
en décadas anteriores (de la que fue fruto, entre otras cosas, la constitución
ese año de las "Comisiones Obreras" como organización). A las dinámicas de
estos conflictos se irían incorporando progresivamente sectores de estudiantes,
intelectuales, trabajadores de servicios y núcleos de profesionales:
146
. TUÑÓN DE LARA, M. (dir.), opus cit., p.321. En un sentido similar: MARAVALL, J.M.:
Dictadura y disentimiento político. Obreros y estudiantes bajo el franquismo, Madrid,
Alfaguara.
147
. PUELLES BENÍTEZ, M.: "Tecnocracia y política en la Reforma educativa de 1970", Revista
de Educación, n1 extraordinario, 1992, pp.15-16. Sobre el cambio ideológico fomentado por el
Opus, ver además:
- BOZAL, V. : El intelectual..., opus cit., pp.49-50.
- MARAVALL, J.M.: Dictadura..., opus cit., p.71.
- PUELLES BENÍTEZ, M.: Educación e ideología en la España contemporánea, Barcelona,
Labor, 1980, pp.399-400.
- TUÑÓN DE LARA, M. (dir.), opus cit., p.500.
Según J.F. TEZANOS, este cambio ideológico tenía una triple utilidad para el Régimen:
"1) fundamentar teóricamente la necesidad de superar el corsé socio-económico que
suponía la política económica autárquica (y sus residuos);
2) justificar coyunturalmente la organización autocrítica del Estado para un mejor
control de la política de desarrollo;
3) mantener unas ciertas expectativas de evolución política del sistema
mediante la aplicación del criterio,..., de que el desarrollo económico
conduciría a la democracia". (TEZANOS, J.F.: "La crisis del franquismo y la
transición democrática en España", en TEZANOS, J.F. y OTROS: La transición
democrática Española, Madrid, Sistema, 1989, p.22).
58
como sustancialmente diferenciada de los demás componentes vinculados a la
Falange y el Movimiento: actuar en tanto que "técnicos" equivalía a dejar claras
las "distancias" con los "políticos" del Movimiento; frente a ellos, su actuación
se intenta mostrar como "desinteresada" desde el punto de vista político. Con
ello, además, intentaba favorecer un nuevo consenso en torno al orden social
establecido, mostrando al Régimen como más comprometido con el bienestar
económico y social; éste se convierte en un argumento crucial para defender la
"armonía social"148.
148
. MARTÍNEZ ALIER, J.-ROCA JUSMET, J., opus cit., p.35.
149
. Según F. ORTEGA, se producen importantes cambios en el orden cultural de la sociedad
civil (consumismo, cierto hedonismo, secularización de la vida, desplazamiento de la vida
familiar, individualismo...) que favorecen que se difunda la creencia en la igualdad y la
confianza en principios universalistas como reguladores de la diferenciación social. El
crecimiento de la demanda de educación será también una consecuencia de ello:
- ORTEGA, F.: Las contradicciones de la modernización, Madrid, Edersa, 1991, cap.I.
- ORTEGA, F.: "Las ideologías...", opus cit., pp.31-33.
150
. No es posible aquí ofrecer una caracterización minuciosa de los procesos por los que se
constituyó el movimiento estudiantil antifranquista, cuestión que, por otro lado, ha sido
abordada en diversas monografías de interés. Como es sabido, los conflictos universitarios
arrancan de forma explosiva en 1956, a raíz de abiertos enfrentamientos con el S.E.U. y en el
marco de los cambios -en un sentido flexibilizador- que pone en marcha Ruíz Giménez. Los
estudiantes, que empiezan a contar con el apoyo de algunos profesores, inician un movimiento
orientado a la exigencia de libertades políticas y de democratización de las universidades y, en
los procesos de movilizaciones, establecen contactos con los colectivos obreros más combativos
desde entonces. Este movimiento se expande y radicaliza a lo largo de los años sesenta de tal
modo que la política universitaria constituye un eje nuclear de la labor ministerial... y de los
ceses de los ministros anteriores a Villar Palasí. La misma L.G.E. se empezaría a justificar como
la reforma necesaria para poner fin a la crisis universitaria. Ver, al respecto, entre otros:
- BOZAL, V.: El intelectual ..., opus cit., p.34 y ss.
- MARAVALL, J.M.: Dictadura..., opus cit., p.159 y ss.
- MEDINA, E.: Educación y Sociedad, Madrid, Ayuso, 1977, pp.128-136.
- PUELLES BENÍTEZ, M.: Educación ..., opus cit., pp.392-393.
- TAMAMES, R., opus cit., p.555 y ss.
- TUÑÓN DE LARA, M. (dir.), opus cit., p.453 y ss.; 493 y ss.; 333 y ss.
- VILAR, S.: Historia del antifranquismo 1939-1975, Barcelona, Plaza & Janés, 1984,
pp.175-178; 343-348.
151
. Ver, entre otros (y desde distintos enfoques):
59
Las nuevas orientaciones "modernizadoras" del Opus se incorporan de
forma compleja a la política educativa en la década de los sesenta. Entre 1962
y 1968, ocupa el Ministerio de Educación M. Lora Tamayo, con quien se
desarrollan los primeros ejes de las reformas económicas y administrativas que,
de forma diversa, afectan a la Educación.
- BOZAL, V.: Una alternativa para la enseñanza, Madrid, Centropress, 1977, p.27 y ss.
- BOZAL, V.-PARAMIO, L.: "Sistema educativo/Sistema de clase", en VARIOS AUTORES:
La enseñanza en España, Madrid, Alberto Corazón, 1975, pp.21-88.
- FDEZ. DE CASTRO, I.: Reforma educativa y desarrollo capitalista, Madrid, Cuadernos
para el Diálogo, 1973.
- LERENA, C.: Escuela, ideología y clases sociales, Barcelona, Ariel, 1986 (Edición
revisada).
- MAGDALENO GILSANZ, S.: "Escuela pública y privada en España (1970-1980). Una
variante del antagonismo laicismo-confesionalidad en la II República", Tesis de
Licenciatura (inédita), Universidad de La Laguna, 1982, p.84 y ss.
- MONCADA, A.: "Cien años de educación en España", en Manual de Sociología de la
Educación, Madrid, Visor, 1989, p.360 y ss.
- MORGENSTERN, S.: "Transición política y práctica educativa", Témpora, n18, 1986,
pp.37-46.
- MORGENSTERN, S.: "The scenario of the Spanish Educational Reform", en GINSBURG,
M. (ed.): Understanding Educational Reform in global context. Economy, Ideology and
the State, New York, Garland Publishing, 1991, pp.151-160.
- ORTEGA, F.: "Educación y desarrollo ...", opus cit., pp.103-122.
- PARAMIO, L.: "Implicaciones ideológicas de la L.G.E.", en Documentación Social, nº
123, septiembre 1976, pp.25-36.
- PARÍS, C.: "Realizaciones y frustraciones de la Reforma educativa", en ibídem, pp.5-
23.
- VARIOS AUTORES: "La L.G.E. veinte años después", número extraordinario, Revista de
Educación, 1992.
152
. Sobre las orientaciones de estos organismos, ver por ejemplo:
- FINKEL, S. (ahora MORGENSTERN): "Reflexiones en torno a la eficacia" (I y II), en
Témpora n12 y 3-4-5-6, 1981 y 1982 respectivamente.
- DÍEZ HOCHLEITNER, R.: "La Reforma educativa de la L.G.E. DE 1970. Datos para una
crónica", Revista de Educación, n1 extraordinario, 1992, pp.262-265.
Los informes a los que aludimos se publican bajo el mandato de Lora Tamayo; uno de
ellos, en colaboración entre el M.E.C. y la UNESCO, con vistas al I Plan de Desarrollo,
publicándose por el M.E.N. bajo el título La educación y el desarrollo económico.
Planteamiento integral de la educación. Objetivos para 1970, Madrid, 1962. Otro, elaborado
por la O.C.D.E. y el BANCO MUNDIAL, integrado en el "Proyecto Regional del Mediterráneo", que
es publicado bajo el título: Las necesidades de educación y el desarrollo económico-social de
España, Madrid, Ministerio de Educación Nacional/O.C.D.E., 1963.
60
estrecha vinculación a las necesidades de cualificación de la mano de obra, así
como unos niveles generalizados de formación básica. La concepción de la
Educación como medio de "movilidad social" individual, típicas del
funcionalismo, y como inversión en "capital humano" que sustentaba el
crecimiento económico -individual y social-, pudo encontrar, durante los años
sesenta, defensores en ciertos núcleos vinculados al Opus. De hecho, el I Plan
de Desarrollo contenía compromisos limitados de aumentar la oferta escolar en
enseñanza primaria para tratar de reducir un "déficit de escolarización", por
vez primera reconocido oficialmente. Pero infranqueables obstáculos (políticos,
económicos, ideológicos...) impidieron que el equipo de Lora Tamayo fuera
capaz de formular un proyecto reformador que afrontase la crisis en términos
coherentes con los requerimientos derivados del proceso desarrollista y
modernizador instaurado en la Economía y la Administración del Estado.
61
profesorado de una imagen de su status en tanto que funcionariado. A partir de
entonces, y dado que la sistematización de la condición funcionarial tendía a
homogeneizar las situaciones de los distintos cuerpos funcionariales, la
valoración de las condiciones administrativas y retributivas del profesorado
remitiría preferentemente a la comparación entre los cuerpos docentes y con
los demás cuerpos funcionariales (algo que, con el disperso modelo anterior,
era imposible de realizar, no ya frente a otros cuerpos funcionariales, sino
incluso entre los distintos cuerpos docentes y dentro de cada uno de ellos). Y,
por otro lado, se crearían condiciones para que se viera reforzado el "espíritu
de cuerpo" propio de los modelos funcionariales: los desarrollos específicos
aplicados a los cuerpos docentes, favorecen, entre otras cosas, la tendencia a
dar relevancia a los elementos diferenciadores del status que les favorecen 153.
153
. CABRERA, B.: "La impronta de la dictadura en la práctica educativa. Las vías abiertas en
la transición para la democratización escolar", charla impartida en el curso "El autoritarismo
social y sus implicaciones en educación", Baeza, julio de 1989 (inédito).
La Administración Pública Española, desde que se regulan estatutariamente las condiciones del
personal funcionario en el Siglo XIX, adoptó el sistema de CUERPOS como pieza esencial y
unidad básica de la estructura administrativa. Entre el profesorado, la primera regulación de
los cuerpos funcionariales se establece a través de los "escalafones", en la Ley Moyano, que
atribuye a este colectivo un estatus jurídico y económico diferenciado. Desde entonces, los
cuerpos docentes no sólo se sometieron siempre a una legislación especial, sino que al amparo
de ésta se procedió, a lo largo de las dos primeras décadas del Siglo XX, a una continua
multiplicación de "escalafones" y de situaciones administrativas sin responder ello a la aparición
de nuevas funciones. Prácticamente, esta situación no se vio sustancialmente modificada hasta
la aprobación de la L.F. y de la L.G.E. Ver, en este sentido:
- BENSO CALVO, M.C.: "Génesis y problemática del funcionariado docente en España: un
aspecto de la política escolar del siglo XIX", en Historia de la Educación, enero-
diciembre 1983, pp.255-262.
- ELEJABEITIA, C. y otros: El Maestro. Análisis de las Escuelas de Verano, Madrid, Equipo
de Estudios Reunidos, 1983, pp.192-193.
- MAYORDOMO, A.: "La problemática socio-profesional del Magisterio en España (1900-
1930)", Revista Española de Pedagogía, n1139, 1978, pp.85-100.
- ORTEGA, F.-VELASCO, A.: La profesión de maestro, opus cit., p.161.
154
. Ley 27/1964, de 29 de abril (BOE de 4 de mayo). Ver: PUELLES BENÍTEZ, M.:
Educación..., opus cit., p.401 y ss.
155
. En el I Plan de Desarrollo, de 1962, por ejemplo, se reconocía un déficit de 27.000
unidades de enseñanza primaria frente al cual se proponía la creación de unas 14.173 nuevas
unidades por parte del Estado en los cinco años que abarcaba el Plan. De ellas, se llegarían a
62
incrementó el número de unidades escolares estatales y del número de
maestros y maestras: así, en 1966, se llegará a un total de 87.000 unidades
escolares estatales y 23.591 privadas en primaria, que dan trabajo a unos
84.294 maestros y maestras estatales y 29.222 de centros privados. Al ser
destituído Lora Tamayo, este colectivo había aumentado hasta un total de
122.775 (un 72% estatales), y todavía tendría que seguir aumentando, dado
que, según datos oficiales, en el curso 66-67, más de 500.000 niños y niñas
seguían sin escolarizar156.
crear unas 12.105, lo cual indica las limitaciones de la situación: la constatación oficial de las
insuficiencias -por vez primera en la Dictadura- no llegaba a tener una clara traducción en la
realidad; si bien es preciso reconocer que se mostraba un nuevo talante: el Estado empezaba a
abandonar el principio de "subsidiariedad" frente a la oferta privada de escolarización (que,
activamente, se había practicado hasta entonces), asumiendo que debía proceder a la
resolución del déficit de escolarización (aunque fuera parcial y limitadamente). Ver al
respecto:
- M.E.C.: La educación en España. Bases para una política educativa, Madrid, M.E.C.,
1969, p.44.
- ORTEGA, F.: "Educación y desarrollo...", opus cit., p.111.
- PRESIDENCIA DEL GOBIERNO: Plan de desarrollo económico y social, Madrid, 1963.
- PUELLES BENÍTEZ, M.: Educación..., opus cit., p.403.
156
. M.E.C.: La educación en España..., opus cit., p.44.
157
. A través de la "Ley de Extensión de la Enseñanza Media" de 14 de abril de 1962, por la
que se reorganizaban los recientemente creados estudios nocturnos, secciones filiales y
colegios libres adaptados, y se crean "secciones delegadas" de los Institutos de Bachillerato
que, en conjunto, permitían la extensión del bachillerato elemental a un bajo coste,
proliferando este tipo de centros en las zonas rurales y los barrios periféricos de las mayores
ciudades (PÉREZ GALÁN, M.: "El bachillerato en España (1936-1970)",en VARIOS AUTORES: La
enseñanza en España, opus cit., p.313).
158
. M.E.C.: La educación..., opus cit., p.35.
159
. Ibídem, p.64.
63
importantes de maestros y maestras nacionales se ven, por vez primera,
preparando a alumnos para acceder al tercer curso de bachillerato; las ratios
profesor/alumno se ven incrementadas... Así, los efectos de la "modernización"
empiezan a hacerse notar en la vida cotidiana de los centros no siempre de
forma satisfactoria para los colectivos de enseñantes, entre los que la
preocupación por el )qué hacer? y por las condiciones en que tienen que actuar
va dejando de ser irrelevante y les va moviendo a tener iniciativas más allá de
las que la Administración fomenta.
160
. Orden Ministerial de 8 de julio de 1965, B.O.E. de 24 de agosto. Ver:
64
concurso-oposición161; y, por otro lado, se reforman los contenidos de los
estudios de Magisterio, dándose cierta importancia a la Didáctica,
particularmente a las "didácticas especiales", en un intento de aproximar la
formación de los maestros y maestras a las inquietudes de una "nueva
pedagogía oficial" que se iba perfilando, pero tampoco sin romper con las
disciplinas tradicionales ya en la Dictadura: formación religiosa y político-
social162.
161
. También la normativa de acceso a la Administración Pública había sido reformada
genéricamente a través de un reglamento en el que, además del concurso-oposición, que es la
fórmula que se arbitra en la enseñanza, se establecen otras dos fórmulas: el "concurso de
méritos" y la "oposición". Ver: MERINO, J., "Un problema en la Administración de personal: la
dispersión estatutaria del profesorado estatal", Revista de Educación, n1254-255, enero-abril
1978, p.51.
162
. - GUERRERO, A.: "Currículum y profesionalismo: los planes de estudio y la construcción
social del maestro", Educación y Sociedad, n111, p.55.
- MORGENSTERN DE FINKEL, S.: "Teacher...", opus cit., p.93.
- VARELA, J.-ORTEGA, F.: El aprendiz..., opus cit., pp.38-39.
163
. MENDUIÑA, A.: Cómo paga España a sus maestros, Barcelona, Avance, 1976, p.78.
164
Durante toda la Dictadura, el Estado autorizó la existencia de una asociación eclesial que
aglutinaba a las órdenes religiosas y que representaría los intereses de la Iglesia en la
Enseñanza, actuando como grupo de apoyo (en los momentos iniciales del Régimen,
particularmente) y de presión ante el Estado: primeramente la F.A.E. ("Federación de Amigos
de la Enseñanza") y, desde 1957, la F.E.R.E. ("Federación Española de Religiosos de la
Enseñanza"). Estos organismos, que aglutinaban a las órdenes religiosas cuyos miembros, en
65
con la excusa de que suponían una "estatificación" de la enseñanza, si bien lo
que se pretendía realmente era impedir una reconversión del profesorado, para
poder seguir recurriendo a un personal con baja cualificación y... bajos
salarios. Este organismo acabó acatando el Decreto ministerial, cuya aplicación
resultó ser, sustancialmente, una legitimación formal de las situaciones
heredadas165.
66
quien se propondría definir y desarrollar un proyecto que intentara
reestructurar globalmente el modelo educativo según los "nuevos" presupuestos
tecnocráticos y desarrollistas, en un contexto de generalización de los
conflictos universitarios y obreros que se habían visto acompañados por una
grave crisis política abierta entre diversos sectores del aparato político de la
Dictadura con presencia en el Gobierno, por un lado, y el Opus Dei, por otro 167.
167
. La crisis a la que aludimos tiene como punto culminante las denuncias de malversación
de fondos en el caso Matesa, de la que finalmente sale victorioso el Opus Dei, al que se
concede prácticamente el monopolio del Gobierno en 1969. Ver, al respecto:
67
como una prioridad la necesidad de construir las bases para un nuevo consenso
entre diversos sectores de la sociedad civil, de modo que las dinámicas
conflictivas desplegadas en aquel contexto, con un gran protagonismo del
movimiento obrero, no siguieran encontrando respaldo entre núcleos sociales
hasta entonces desvinculados de los compromisos transformadores. La reforma
del setenta pudo jugar un importante papel, en definitiva, en un proyecto que
trataba de instaurar nuevos equilibrios sociales que dieran legitimidad al orden
social establecido. En esta estrategia de legitimación, no obstante, las
condiciones a las que se enfrentaba el Opus no eran precisamente cómodas: la
legitimidad se apoya en la construcción de una imagen donde se intenta
mostrar al Estado como un "aparato administrativo neutral" 171, que actúa de
árbitro en los conflictos entre los distintos sectores e intereses sociales y, en el
caso Español, ello suponía intentar construir una nueva imagen para una forma
dictatorial de Estado que se había constituido a raíz de una guerra civil, que
actuaba a través de diversas formas de represión y control de la población, y
que se sustentaba en un complejo entramado de fuerzas políticas, ideológicas,
militares, sociales y económicas con grandes dificultades para compartir y
asimilar la pretensión de "neutralidad" del propio Estado.
68
se estaba cuestionando la política educativa anterior, se daba por sentado que
los objetivos "técnicamente" irrenunciables de un sistema educativo moderno
debían ser bien distintos de los que hasta entonces se habían propugnado: la
igualdad de oportunidades y la movilidad social en la Educación, así como los
requerimientos de cualificación de la mano de obra -los nuevos objetivos-
justificaban una nueva política educativa en la que habría de ser prioritaria la
expansión del acceso en todos los niveles educativos (y, por tanto, el desarrollo
de la oferta a cargo del Estado), así como la configuración del sistema social
como un "sistema meritocrático" en el que pasarían a ser las credenciales
educativas (y no políticas) las que incardinaran la selección social de los
individuos173. Los informes "técnicos" propugnan, con ello, un sustancial cambio
en la ideología educativa oficial, así como en las formas de proceder, al ser los
"técnicos" los que fijan los límites y orientaciones iniciales de la reforma.
69
confesionalidad católica del sistema educativo por el cual se había permitido
históricamente su intervención directa en la vida cotidiana de los centros
estatales, así como se había impedido el ejercicio de controles del Estado en
los centros privados176.
176
. Por ejemplo: M.E.C.: Informes sobre "La Educación en España: Bases para una política
educativa, Madrid, M.E.C. (Vol. I), 1969 (Conferencia Episcopal de Enseñanza y Educación
Religiosa), opus cit., pp.13-39.
Un análisis de este informe ha sido elaborado por PUELLES BENÍTEZ, M.: Educación ..., opus
cit., p.417 y ss.
177
. SERVICIO ESPAÑOL DE MAGISTERIO: Crítica y propuesta de soluciones al "Libro Blanco",
Madrid, Jefatura del S.E.M., 1969.
178
. PUELLES BENÍTEZ, M.: Educación..., opus cit., p. 422. Particularmente, según este
autor, "se creaba un recargo sobre las retribuciones de los presidentes y vocales de los consejos
de administración, se elevaban los tipos de gravamen sobre el impuesto general sobre la renta,
se restablecía el impuesto especial sobre los beneficios de las sociedades y se aumentaba el
impuesto general sobre el tráfico de las Empresas". La Ley sería publicada en el B.O.E. el 4 de
agosto de 1970 (M.E.C.: Ley General de Educación y Disposiciones complementarias, Madrid,
Servicio de Publicaciones del M.E.C./B.O.E., 1976). Ver también: MONÉS I PUJOL-BUSQUETS, J.:
"La L.G.E. de 1970. La Administración educativa", en Revista de Educación, número
extraordinario 1992 (opus cit.), pp.156-157.
70
Si la reforma educativa estaba construida en el marco de un proyecto de
re-legitimación del orden establecido, obviamente tendía también a alcanzar
credibilidad entre el colectivo de agentes sociales encargados de desarrollarla
en el interior de las escuelas. Un objetivo importante del discurso reformista
fue el tratar de obtener adhesiones entre los cuerpos docentes.
Para ello, se recurre a promover una nueva imagen sobre las funciones y
responsabilidades del profesorado, intentando que los cuerpos docentes se
convencieran de que, definitivamente, el Estado abandonaba los
requerimientos "apostólicos" que anteriormente se habían impuesto, tanto en
un sentido religioso como patriótico179.
71
primeramente, se establece que el profesorado detenta la responsabilidad
central de que la reforma alcance sus objetivos; se trata, no obstante, de una
responsabilidad "profesional" en un doble sentido: su aportación habría de ser
eminentemente técnica (no política ni ideológica) y, además, su dedicación
debía ser requerida en virtud de una "eficaz" prestación del servicio educativo a
la sociedad180.
180
. M.E.C.: Ley General de Educación..., opus cit. p. 10.
181
. MORGENSTERN, S.: "Transición...", opus cit., p.42.
72
introducen, en supuesta coherencia con dichos requisitos, medidas que
transforman formal y cualitativamente la formación y titulación del
profesorado:
182
. Art. 102 de la L.G.E.
73
objetivos" y el experimentalismo cuantitativista, entre otras 183. Obviamente,
no cabe duda de que este "nuevo estilo" fácilmente podía ser percibido como
"profesionalizador" en el marco de un sistema formativo que, históricamente,
había sido concebido en términos eminentemente religiosos y patrióticos184. La
identificación política y religiosa pasaba a ser una anécdota frente a los
requerimientos científicos, culturales y técnicos.
3.- Siguiendo con los requerimientos típicos (y, quizás, tópicos) del
desempeño profesional, la autonomía se supone que juega un importante papel
en un doble sentido: para el desempeño del trabajo y para el autogobierno y
autorregulación por parte de los profesionales, lo cual llega a adquirir también
una dimensión asociativa (los "profesionales" participan en asociaciones en
tanto que tales; principalmente Colegios, pero también asociaciones
específicas vinculadas al desempeño profesional: por campos de
especialización, de renovación, de estudio...)186.
Las reformas de los años 67 y 71 en los Planes de Estudio, así como los cambios que fueron
operando en la propia conformación del profesorado (intelectual, cultural, social e incluso
política) actuaron en un sentido de restringir progresivamente las concepciones falangistas y
católicas conservadoras en la misma ciencia y la cultura. Los procesos vinculados a la
aprobación de la Ley de Prensa de Fraga -que liberalizaron relativamente las posibilidades de
edición de textos científicos, culturales, intelectuales e incluso políticos (dentro de unos
límites)-, tuvieron que facilitar esta dinámica. Echamos de menos, en este sentido, que los
trabajos que en los últimos años han intentado analizar la formación del profesorado no hayan
desarrollado esta vertiente que, al fin y al cabo, puede resultar sumamente ilustrativo para
conocer completamente lo que ocurrió. Tendríamos, así, un elemento más para caracterizar los
efectos del proyecto tecnocrático: la relegación de los restos del modelo pedagógico nacional-
católico simplemente a unas asignaturas ("Religión", "Gimnasia" y "Política") que no
desaparecieron de la totalidad de los niveles educativos -incluidas las licenciaturas- hasta la
muerte de Franco.
185
. Art. 107.2 de la L.G.E.
186
. TENORTH, E. M.: "Profesiones...", opus cit.
74
competencias (administrativas, jurídicas... obviamente, políticas e ideológicas
también) podía presentar problemas.
75
centros estatales, se establece en el texto de la Ley que, si bien por un lado
debían ejercer funciones burocráticas (definidas como "defensa de la legalidad
vigente"), por otro debían actuar también como "expertos" responsabilizados de
funciones específicas dentro del grupo profesional: "orientar" y "ordenar" las
actividades de los centros, en el caso de la Dirección (es decir, tareas
eminentemente organizativas) y "evaluar el rendimiento educativo de los
centros docentes y de los profesores" así como "asesorar" a éstos "... sobre los
métodos más idóneos para la eficacia de las enseñanzas que impartan"190.
Desaparecen, en la letra de la Ley, las alusiones explícitas de antaño a
funciones ideológico-políticas y se intenta materializar, en estas figuras que
mantienen una identidad "profesional" próxima a la del profesorado, las
funciones de control.
190
. Arts. 160.2, 162.2 y 189.3 de la L.G.E., en el caso de la Dirección; y 142.1, "c" y "d", en
el de la Inspección.
191
. Arts. 109.2 y 105.1 de la L.G.E.
192
. Una imagen gráfica de lo que supuso esta reducción de categorías docentes la aportó el
propio Ministerio en 1971: M.E.C.: La Reforma Educativa en marcha, Madrid, M.E.C., 1971,
Anexo II (cuadro 1).
76
tradicionales Facultades193, y se le asignaría un grado medio (diplomatura);
además, la titulación en "Profesorado de E.G.B." sigue sin ser la única que
faculta para el acceso a la enseñanza: no sólo todos los licenciados podían
tener acceso a plazas docentes en los "concursos-oposición" sino también
cualquier titulado de grado medio; el acceso, aunque ve reconocidos requisitos
"profesionales", se regula a través de concurso-oposición bajo la regulación
administrativa del Estado, dando continuidad al peso de la tradición
corporativa y burocrática estatal ajena a la regulación "profesional" típica; los
"cuerpos" funcionariales, aunque se vieron reducidos, no perdieron su poder
como tales y constituían categorías en torno a las cuales se seguían
manteniendo diferencias sustanciales dentro de un igual "desempeño"
profesional; las titulaciones se utilizaban relativamente para estructurar las
retribuciones, en las cuales el elemento definitorio seguía siendo el cuerpo
funcionarial. Además, se mantenía en vigor la regulación administrativa de los
contratos al profesorado que no accedía por oposiciones, lo cual significaba que
a importantes sectores de la "profesión" se les aplicaba una regulación
particular (distinta del funcionariado) de sus condiciones de "desempeño"
profesional. No se procedía al reconocimiento en sí del derecho a la "libertad
de docencia" y, en el ámbito organizativo del profesorado, no se autoriza la
constitución del organismo típicamente profesional, el Colegio (en el caso del
Magisterio). Por último, a los límites del modelo corporativo funcionarial
tradicional del estatuto docente, y del mantenimiento de la Dictadura, se
suman las especificidades que el modelo "experto" tecnocrático imprimía al
proceso profesionalizador, derivando de todo ello un controvertido modelo
docente.
77
funciones sociales y educativas del profesorado. El proyecto profesionalizador
adquirió, desde esta perspectiva, un peculiar sentido político e ideológico en la
historia docente española: poner término a la denostada figura del "maestro-
apóstol" contraponiéndole una nueva identidad al profesorado en tanto que
"expertos" (y, en todo caso, funcionarios docentes)195.
195
. - VARELA, J.- ORTEGA, F.: El aprendiz..., opus cit., p.42.
- MORGENSTERN DE FINKEL, S.: "Teacher...", opus cit., p.97.
78
desinteresado a las personas y de superación profesional y
pedagógica'"196.
196
. M.E.C.: Informes sobre "la educación en España"..., opus cit., vol. I (Comisión Episcopal
de Enseñanza y Educación Religiosa), p.33.
197
. - LERENA, C.: "El oficio de maestro...", opus cit., p.157.
- ORTEGA, F.-VELASCO, A.: La profesión de maestro, opus cit., p.33.
79
La imagen "profesional" tecnocrática diseñada en la Reforma insistía
particularmente en el carácter "técnico" del trabajo docente no sólo para
superar los moldes vocacionalistas y patrioteros del pasado, sino también para
extender una nueva conceptualización educativa que excluyera la posibilidad,
entre el profesorado, de vincular su labor educativa a preocupaciones y
aspiraciones de carácter político e ideológico alternativas y críticas frente al
orden establecido. Se defendía la "profesionalidad" docente mostrando la labor
educativa como "técnica" y, por tanto, como política e ideológicamente
aséptica; así, se intentaba que el objeto de las preocupaciones e intereses
formativos y "profesionales" del profesorado viniese dado estrictamente por los
MEDIOS educativos y se dejase a un lado la reflexión y búsqueda de alternativas
en torno a los FINES y las mismas condiciones bajo las que se impartía la
enseñanza.
80
sistema educativo en el que, como hemos visto, existía una estructura
corporativa y donde, a lo largo de la Dictadura, diversos elementos de la
mentalidad corporativa gremial -precisamente aquellos que coincidían con el
profesionalismo en la defensa de los intereses particulares, en este caso de los
"Cuerpos"- se habían visto reforzados. Desde esta perspectiva, no estaban muy
claras las posibilidades de éxito del discurso profesionalista que, frente al
corporativismo y el burocratismo, pretendía introducir la preocupación por la
eficacia: el particularismo y autointerés, en principio, suponían un gran escollo
para que las adhesiones a la Reforma se alcanzaran fácilmente.
81
ideológico existente en una sociedad en cada momento histórico199. Pensar
que, en un contexto en el que existe una abierta confrontación entre proyectos
políticos en torno al modelo de Estado, el profesorado va a mantenerse
"inmune" a los debates ideológicos y va a responder de forma uniforme y
monolítica suscribiendo, sin más, responsabilidades "profesionales" en su
trabajo, constituye un error que, como veremos, quedó manifiesto con la
formación de un movimiento que apostaría abiertamente por la constitución de
un marco político democrático.
199
. CABRERA, B.-JIMÉNEZ JAÉN, M.: "Quem sao ...", opus cit., p.205.
82
En estos años, las posiciones del profesorado frente a la política docente
del M.E.C. empiezan a verse modificadas. De la tradicional apatía y aceptación
pasiva de lo establecido, se va a pasar a la contestación y movilización en torno
a unos objetivos que, genéricamente, podemos concebir que respondían al
intento de hacer efectivos algunos de los compromisos básicos de la L.G.E.
200
. Según estimaciones del P.S.U.C.: "Profesores en huelga", Treball, n1415, 27-mayo-1975.
83
las contradicciones de la actuación de la Administración educativa favorecen
que empiece a ponerse en cuestión la política educativa no sólo por sus
incumplimientos sino también, finalmente, por su carácter autoritario, que se
pone de manifiesto fundamentalmente en los problemas de "representación"
del colectivo, aún atribuida al S.E.M.
Por otro lado, en estos años el status académico del Magisterio no estaba
nítidamente definido (como hemos visto en el apartado II.1), ya que hasta 1967
no se impondría como titulación mínima para acceder a las Escuelas Normales
el Bachillerato Superior y, durante muchos años, ni siquiera había sido un
requisito obligatorio para acceder a una plaza el título "profesional" de
Magisterio; por tanto, tampoco la titulación podía ser un criterio central a la
hora de valorar las remuneraciones. Los salarios del Magisterio eran
establecidos de forma unilateral -y ciertamente, con grandes dosis de
arbitrariedad- por el gobierno de turno, en un marco legal que no reconocía el
derecho a la negociación colectiva del funcionariado.
201
. Los derechos diversos que se aplican a los escalafones se definen explícitamente en los
artículos -entre otros- 141, 143 y 144 del "Estatuto del Magisterio Nacional Primario", de 27 de
octubre de 1947 (BOE de 17 de enero de 1948).
84
otros colectivos de asalariados (exceptuando los campesinos). Según el
COLLECTIU D'EDUCACIó, sus haberes mensuales en la década de los cuarenta
poco varían, oscilando entre las "escalas" más altas y las más bajas como
sigue202:
MENSUALES MENSUALES
Dando por válidas las estimaciones que nos aporta S. VILAR sobre la
situación económica del trabajo asalariado en estos años, se puede afirmar que
el promedio de los salarios del conjunto de obreros y empleados, excluyendo a
los trabajadores agrícolas, oscilaba entre las 300 y las 700 pts. mensuales en
esos años, que difícilmente alcanzaban para atender a las necesidades
básicas204. A pesar de ello, hay que admitir que, en este contexto, el Magisterio
aún así estaba mejor remunerado que sus homónimos de la enseñanza privada
y, a diferencia de muchos otros colectivos de asalariados, el Estado fue creando
ciertos derechos que, como la "casa-habitación", matrículas gratuitas, becas y
licencias para iniciar o continuar estudios universitarios, y una mutualidad
específica, compensaban en parte las penurias y suponían, en la práctica, una
202
. Datos elaborados a partir del "Anuario Estadístico de España", publicados por COLLECTIU
D’EDUCACIÓ: "La E.G.B..., opus cit., p.215.
203
. Ibídem, pp.215 y 218.
204
. VILAR, S.: Historia del antifranquismo, opus cit., pp.45 y 168.
Como plantea D. RUIZ, en realidad eran salarios que obligaban a que fuera la supervivencia la
principal preocupación "laboral" de los trabajadores. Ver sobre esta cuestión:
85
especie de "salario en especies" del que se hallaban excluidos el profesorado no
funcionario y los trabajadores de sectores no estatales205. El profesorado,
durante todos estos años, también recurría a fórmulas individuales para
mejorar sus condiciones de vida (en las que jugó un papel destacado hasta
mediados de los setenta el pluriempleo, permitido por la propia
Administración), y que suponían de hecho escapes que dificultaron la aparición
de formas de respuesta colectiva a la situación retributiva.
205
. Estos derechos fueron objeto de regulaciones específicas a lo largo de la Dictadura, y
aún algunos de ellos siguen en vigor:
- MATRÍCULAS GRATUITAS en centros docentes estatales universitarios, de las que disfrutan los
maestros, los funcionarios que estuvieran adscritos al M.E.C., y sus hijos.
- VIVIENDAS DE MAESTROS: se establece como un derecho en el "Estatuto del Magisterio
Nacional Primario" de 24 de octubre de 1947 (B.O.E. de 17 de enero de 1948), en sus artículos
176 a 187); posteriormente se somete a nuevas regulaciones: en 1953, 1958, 1962, 1964 y 1965.
(ARRIBAS, C.: Estructura pedagógico-administrativa de E.G.B., Madrid, Interduc, 1977, pp.59-
65).
206
. Según S. VILAR, las huelgas obreras de 1956 -primera explosión generalizada de los
trabajadores en el franquismo- tuvieron una motivación esencialmente económica centrada en
la exigencia de un salario mensual de 2.000 pts. Aunque en esta ocasión el autor no nos aporta
datos concretos sobre la situación de la que se partía, el hecho de que la reivindicación se
fijara como objetivo las 2.000 pts./mes habla de por sí de que los promedios no debían estar
lejos de los salarios de las categorías más numerosas del magisterio. Los datos de este sector
los hemos extraído también de la obra citada del COLLECTIU D'EDUCACIÓ, p. 215. La referencia
de S. VILAR se encuentra también en la obra citada antes. En un sentido similar: RUIZ, D.: "De
la supervivencia...", opus cit., p.59 y ss.
86
arbitrarias de salarios, instituyendo criterios supuestamente objetivables 207.
- Esta Ley instauró, como novedad, el cobro de los trienios, por los
cuales se pasaba a incorporar la antigüedad en la fijación de los niveles
retributivos de cada funcionario. Los trienios equivalían al 7% del "sueldo" de
cada cuerpo y, junto a éste, definían el monto de las dos pagas extraordinarias
(Navidad y "18 de julio") que, tradicionalmente, percibían todos los
funcionarios. A su vez, sueldo, trienios y "extras" tenían efectos para el cálculo
de la "base reguladora" de las pensiones, que fueron también reguladas en ese
año en la "Ley de derechos pasivos" (4 de mayo de 1965).
207
. En el Preámbulo de la L.F. el propio gobierno reconoce que los sistemas heredados del
pasado habían favorecido en extremos injustificables, la fijación totalmente arbitraria de los
salarios. Ver, en este sentido: BENSO CALVO, C.: "La estructura de las rentas del profesorado
estatal en torno a la reforma educativa de 1970", Historia de la Educación, n13, enero-
diciembre 1984, pp.237-242.
87
complementarias", de tres tipos: "de destino" (también conocido como
"incentivo de cuerpo"), de "dedicación" y "familiar". De estos complementos,
sólo se consideraba generalizable a todos los cuerpos el "familiar", siendo el
Gobierno el que decidía la aplicación de los otros a los cuerpos que cumpliesen
ciertas condiciones. En el caso de los cuerpos de enseñantes, sólo se asignaría
en enseñanzas medias el "incentivo de cuerpo" y el "complemento de
dedicación", quedando excluidos de ambos los cuerpos más numerosos: el
Magisterio Nacional y los Maestros Rurales.
88
-probablemente, una relevancia mayor que la asignada a las dimensiones
derivadas de la funcionalidad del puesto de trabajo y de la titulación-. Así, en
una relectura del sistema establecido, nos encontramos con que los "Cuerpos"
atraviesan el conjunto de los conceptos salariales:
208
. COLLECTIU D'EDUCACIÓ, opus cit., pp.215 y 222.
89
comparara tanto con otros docentes como con otros colectivos funcionariales y,
en la comparación, los efectos positivos se verían empañados por su exclusión
de la asignación de los complementos "de destino" y "de dedicación", así como
por asignársele un coeficiente (2'3), inferior al de cuerpos que se percibían
como sus "homólogos" en titulación (oscilaban entre 3'3 y 3'6 los topógrafos,
intérpretes, peritos agrícolas, aparejadores, funcionarios de correos, policías,
funcionarios de prisiones, por ejemplo).
209
. Ibídem, p.222.
210
. Sólo tras la aprobación de la L.G.E., el Estado prohíbe formalmente las "permanencias"
en aplicación del principio de gratuidad de la E.G.B.; primero se establece para los cuatro
primeros cursos de la E.G.B.; sólo posteriormente ya con el gobierno de U.C.D. se iría aplicando
en los demás cursos. Ver:
90
impartir una hora diaria de clases fuera del horario ordinario en el mismo
centro y a los mismos alumnos de su grupo, que eran retribuidas directamente
por los padres. Con todo, según estima A. MENDUIÑA211, los salarios del
profesorado estatal, a partir de 1966, empezaron claramente a superar la renta
per cápita nacional y la media de los ingresos de los asalariados no agrícolas.
91
situación retributiva de los cuerpos docentes, pero se admitía que los salarios
del profesorado eran insuficientes y se sugería, dentro de las propuestas, la
equiparación del profesorado de los centros privados a los del profesorado "de
entrada" del sector estatal213. En ese momento, ciertos sectores del "cuerpo"
protagonizan una intensa campaña de prensa para denunciar la injusticia del
coeficiente 2'3214 y, de hecho, un cierto eco se obtuvo del Ministerio, puesto
que (probablemente también para obtener credibilidad en su empeño por
mostrar su voluntad profesionalizadora y favorecer la implicación del
profesorado en el proceso abierto con el "Libro Blanco") procede a elevar el
coeficiente a 2'9 y admite la aplicación de un complemento de 1.200 pts.
mensuales que, sin tener carácter de "incentivo de cuerpo" (lo cual se reservó
el Gobierno para tener libertad para modificar su cuantía e, incluso, poderlo
eliminar), supuso un nuevo incremento, en esta ocasión desde 5.865 pts.
mensuales en 1968 a 9.030 en 1969215.
213
. M.E.C.: La educación en España..., opus cit., p.241.
214
. COLLECTIU D'EDUCACIÓ, opus cit., p.222.
215
. MENDUIÑA, A., opus cit., p.82.
92
medida no afectaba realmente a los maestros y maestras en activo216. En 1971,
termina por implantarse definitivamente el coeficiente 2'9, se suprimen las
"permanencias" y también se establece un incremento del "complemento"
creado en 1969, que pasa a equivaler a unas 2.400 pts. mensuales217.
216
. Decreto-Ley 16/1970, de 11 de diciembre.
217
. MENDUIÑA, A., opus cit., p.83.
218
. COMISIONES DE ENSEÑANZA DE MADRID: "Enseñanza Democrática. Por una enseñanza al
servicio del pueblo", Madrid, abril de 1973 (documento en multicopia. Archivos del P.C.E.,
Madrid).
93
celebrara un Consejo de Ministros (se daba, así la opción a que el Gobierno
adoptara cualquier medida, lo cual podía llevar a la desconvocatoria de la
huelga). Esta convocatoria del S.E.M., formulada públicamente al Magisterio el
24 de enero, generó una reacción no deseada por sus proponentes: las
asambleas provinciales se hacían eco de la huelga, pero no aceptando la fecha
propuesta, puesto que se consideraba que ésta tenía que servir para presionar
efectivamente al Gobierno. El 25 de enero, entonces, se generaliza el paro en
prácticamente todas las provincias, contando al principio con un forzado visto
bueno del S.E.M., cuyos dirigentes se vieron desbordados en los debates,
fracasando cuando intentaron imponer el término de la movilización el día 29.
El día 30, el Gobierno adopta una resolución que sirvió para poner fin (exitoso)
a la movilización: se formaliza el "incentivo de cuerpo" del profesorado de
E.G.B., y se eleva su cuantía a unas 7.500 pts. mensuales, lo cual representaba
el mayor incremento salarial de los aplicados hasta entonces. Las retribuciones
del profesorado de E.G.B. pasan de las 150.600 pts. anuales vigentes en 1972, a
237.420 pts., lo cual supone un incremento de un 57'6%219.
94
consolidados como alternativas a los organismos del Estado y sus aparatos,
suelen ser las exigencias que esos mismos organismos propugnaban las que
enarbolaban los docentes; lo nuevo de la situación creada fue la decisión
colectiva de plantearlas de forma contundente y, sobre todo, de adoptar
medidas de presión inexploradas hasta entonces por el Magisterio que, aunque
no ajenas a la iniciativa de los dirigentes del S.E.M., superaban con creces su
verdadera voluntad. Las exigencias planteadas, por otro lado, no se salen de las
expectativas "profesionalizadoras" que la propia Administración había
generado.
Sin embargo, también se esgrimía, por parte de los núcleos críticos que
entonces se admitían como minoritarios, que estos planteamientos eran útiles
como un medio de aglutinar a amplios sectores de un colectivo aún muy poco
"politizado" (esto es, con grandes dificultades para admitir la necesidad de
contribuir a construir una sociedad diferente)222, y que lo importante no era
tanto el contenido en sí de las movilizaciones cuanto los avances -en ese
sentido "politizador"- que podían favorecerse a raíz de la experiencia de la
lucha colectiva y el enfrentamiento -por motivos laborales- al Estado y sus
aparatos. La propia experiencia de una huelga, con lo que ello implicaba de
fomentar los debates y la organización del profesorado, podía constituir un
punto de arranque para incorporar a sectores de este colectivo a una labor de
oposición a la política educativa y, por tanto, al propio Régimen223. Esta labor
de oposición pretendía irse dotando de unos contenidos programáticos en los
que se intentaba fomentar un posicionamiento crítico en materia retributiva
frente a los modelos instaurados por el Régimen, suscritos globalmente por lo
organismos oficiales del profesorado. De hecho, justo en los meses posteriores
a la huelga de 1973, se intentan aportar al profesorado algunas líneas básicas
de caracterización de un modelo retributivo alternativo, en las cuales juega un
papel destacado uno de los aspectos que se consideran propios de unos
222
. A la persistente despolitización del profesorado aluden los documentos que en 1971-72
elaboraron diversas organizaciones y colectivos de la oposición con presencia en el sector
docente, que consideran ésta como un obstáculo central para intervenir en la enseñanza y,
sobre todo, para que se diera el salto entre el profesorado desde la insatisfacción y el
descontento resignados a la adopción de una actitud activa que admitiera la movilización para
resolver sus problemas y, finalmente, oponerse políticamente al modelo educativo del Estado.
Ver, en este sentido, como ejemplos:
- Ibídem.
- Comité Central del P.C.E.: "Materiales preparatorios del Pleno de intelectuales y
artistas", (Madrid, Archivos del P.C.E., sin fecha).
223
. COMISIONES DE ENSEÑANZA DE MADRID: "Enseñanza democrática...", opus cit.
95
supuestos "igualitaristas": el rechazo a la jerarquización salarial.
224
. P.S.U.C.: "Por una enseñanza democrática", Barcelona (documento multicopiado;
Madrid, archivos del P.C.E.).
225
. Ibídem, p.25.
96
imponer. Las asambleas del Magisterio comenzaron, en el transcurso de esta
movilización, a intentar hacer efectiva una relativa autonomía y democracia:
las decisiones por las que se guiaban los colectivos debían ser las que
resultasen de las votaciones; los "representantes" debían respetar los acuerdos
asamblearios y, más aún, el grueso del colectivo dejó sin eficacia las decisiones
del "aparato". El resultado "organizativo" final de estos procesos hubo de ser, en
definitiva, la pérdida de credibilidad del modelo que mantenía al S.E.M. como
organismo exclusivo e impuesto de representación del "Cuerpo", si bien ello no
supuso que, en esta experiencia, se dieran debates y se adoptaran acuerdos
que abiertamente apuntaran hacia la constitución de algún organismo
alternativo. Lo que quedó, fundamentalmente, fue la idea de que debían ser
las asambleas del Magisterio las que adoptaran las decisiones sobre las
reivindicaciones a plantear y las acciones a realizar. Se sentaban, así, las bases
para acceder a un cuestionamiento, desde planteamientos políticamente
democráticos, del modelo corporativo impuesto, si bien esta experiencia, al
arrancar precisamente de las asambleas organizadas en el seno del S.E.M.,
seguían manteniendo elementos de dicho modelo: fundamentalmente, habían
sido asambleas de un cuerpo funcionarial particular y, por tanto, mantenían el
carácter sectorial y en gran medida excluyente. Con todo, se trató realmente
de un punto de partida tras el cual el S.E.M. nunca más consiguió recuperar su
credibilidad.
97
profesorado.
Desde nuestro punto de vista, son estas dimensiones "políticas" las que
adquirieron finalmente mayor peso en las "lecciones" de la movilización. Así, un
proceso en el que se partía de una consciencia crítica, pero que giraba en torno
a reivindicaciones de carácter gremial, asume connotaciones que facilitarían
que un colectivo hasta entonces mayoritariamente inactivo frente al Régimen,
empezara a percibir no sólo la necesidad de pasar a la acción sino también de
modificar las condiciones autoritarias que le habían venido impuestas.
Antes de dar cuenta del proceso por el cual pasaron a ser protagonistas
98
de movilizaciones en Educación, nos detendremos a estudiar algunos aspectos
de su situación, tal como se empezaron a caracterizar a mediados de los años
setenta.
Al igual que ocurrió con las retribuciones del Magisterio, la Ley que
determinaba genéricamente sus condiciones laborales (especialmente las
contractuales, retributivas y de derechos pasivos) era la "Ley Articulada de
Funcionarios Civiles" de 1964. Esta Ley ratifica con rotundidad que la
enseñanza, en el sector estatal, ha de ser ejercida por profesorado funcionario
("de carrera", para ser terminológicamente exactos), que conforman diversos
"Cuerpos Especiales" de la Administración. Sin embargo, reconociendo
implícitamente la incapacidad del sistema funcionarial para dar respuesta
inmediata a los incrementos de los distintos cuerpos derivados de la expansión
y complejización de los servicios ofertados por el Estado, la L. F. deja
abiertas las posibilidades de diversas modalidades de contratación -
"administrativa" y "laboral"- por parte de las Administraciones Públicas.
99
a) la realización de trabajos específicos, concretos y de carácter
extraordinario o de urgencia.
226
. Particularmente el Decreto de la Presidencia del Gobierno de 25 de enero de 1968, n1
94/1968, la O.M. de 13 de marzo de 1969, el Decreto 1742/1966, de 30 de junio, el Decreto de
23 de julio de 1971 n1 2043/1971 y la Orden Ministerial de 21 de noviembre de 1973, entre
otros.
En el año 75 se intentó argumentar jurídicamente la necesidad de que los contratos del P.N.N.
debían tener un carácter laboral, y para ello se publicaron diversos estudios jurídicos sobre su
situación contractual de los que hemos hecho uso en nuestro trabajo. Particularmente, hemos
recurrido a:
- ÁLVAREZ DE LA ROSA, J.M.: "Dictamen emitido a requerimiento de la Junta Directiva
del Colegio de Doctores y Licenciados del Distrito Universitario de La Laguna sobre la
actual situación jurídico-laboral y de Seguridad Social de los Profesores no numerarios
de Institutos", S.C. de Tenerife, marzo de 1975 (inédito).
- ASAMBLEA DEL P.N.N. DEL DISTRITO UNIVERSITARIO DE MADRID: "La situación
contractual del P.N.N.", en Boletín del Colegio de Doctores y Licenciados de Madrid,
Marzo de 1975.
- ALBIOL, I. y otros: Los P.N.N. y el contrato laboral, Valencia, Fernando Torres
Editor, 1976.
227
. Los informes aludidos anteriormente hacen especial hincapié en esta idea de la
ratificación, en los Decretos y O.M., del carácter excepcional y temporal de los contratos
administrativos. El texto entrecomillado que hemos citado pertenece a la O.M. de 21-
100
Por otro lado, en el título IV de la L.F. se definen genéricamente algunas
particularidades de las condiciones de trabajo y derechos de estos "funcionarios
de empleo" respecto a las atribuidas a los "funcionarios de carrera". Estas
particularidades consistían, en realidad, en una aplicación restrictiva de dichos
derechos, o su negación, y serían concretadas en las Normas y Decretos (sobre
retribuciones, derechos pasivos, Seguridad Social, etc.) que desarrollaban la
L.F.
noviembre-73 (art. 11), que hemos recogido del documento de la ASAMBLEA del P.N.N. del D.U.
de MADRID, "La situación contractual del P.N.N." (Ibídem).
101
Esta medida, como tantas otras, ponía de manifiesto claramente el uso
sesgado que la Administración hacía de sus propias normativas: se admitía la
existencia de colectivos que habían permanecido con contratos administrativos
por espacios temporales superiores a los admitidos por las leyes... (y no pasaba
nada!. La práctica y el modelo teóricamente establecido por el Estado tendían
a contradecirse. Formalmente, el modelo adoptado respondía a criterios
típicamente burocráticos: docentes funcionarios, selección meritocrática de los
candidatos, estabilidad absoluta una vez se superan los concursos-oposición...
Sin embargo, no era ésta la situación más generalizada, puesto que sólo eran
funcionarios una minoría228 y, sobre todo, se priorizó durante muchos años
(antes y después de la aprobación de la L.G.E.) el recurso a las figuras
excepcionales y transitorias. La práctica, en definitiva, era selectiva: los
derechos "corporativos" del funcionariado sólo se reconocían y aplicaban a los
miembros de los "cuerpos". Al profesorado que todavía no había pasado los
filtros corporativos (el "concurso-oposición") se le excluía no sólo de las
ventajas y privilegios que ofrecía el Estado a su personal funcionarial, sino que
además, por estar ejerciendo funciones propias de un "cuerpo", no se les
reconocían los derechos básicos que se habían ido instaurando en el mundo
laboral.
228
. Del tamaño de estos colectivos no se tienen datos muy precisos, entre otras razones
porque a la Administración no le interesaba que se conocieran demasiado, pues ponía en
evidencia la importancia del colectivo. No obstante, diversos autores recogen datos
aproximados:
- Según MENDUIÑA, en la enseñanza primaria estatal el número de maestros funcionarios
permaneció invariable entre los años sesenta y seis y setenta y dos, por lo cual aumentaron en
esos años los profesores contratados. Esta política condujo a que, en 1972, hubiera unos 19.000
interinos y contratados frente a los 98.300 funcionarios de este nivel educativo. (opus cit.,
pag.80). Con todo, en este sector la situación no era la peor.
- Según PÉREZ GALÁN, ya en el curso 70-71 había, en enseñanzas medias, un total de 10.415
profesores interinos y eventuales, y tan sólo unos 4.940 numerarios ("El Bachillerato...", opus
cit., p.320).
- Y, según datos del Ministerio, en 1968 en las universidades la situación era extrema: de un
total de 6.703 profesores, sólo 1.134 (un 17%) eran numerarios (M.E.C.: La Educación en
España..., opus cit., p.94).
102
vio más incrementado y donde las oportunidades de integración en los "cuerpos"
se vieron particularmente limitadas por una políticapersistentemente
restrictiva de ampliación de las plantillas funcionariales, esta fue la
problemática que permitió aglutinar al profesorado frente a la política
ministerial.
229
. Respecto a la evolución, en estos años, del movimiento estudiantil universitario:
- ARGULLOL, R.: "Reflexiones sobre los años radicales (movimiento estudiantil 1968-
1971)", Materiales, n12, 1977.
- COLECTIVO: "Documentos del movimiento universitario bajo el franquismo",
Materiales, extraordinario n11, 1977.
- COLECTIVO: "El movimiento universitario bajo el franquismo. Una cronología".
Materiales, n12, 1977.
- DÉNIZ RAMÍREZ, F. A.: La protesta estudiantil. Estudio sociológico e histórico en
Canarias, Madrid, Talasa, 1999.
- MALO DE MOLINA, J.L.: Los comunistas y la crisis de la Universidad, Madrid, Forma,
1977.
- PALAZUELOS, E.: Movimiento estudiantil y democratización de la Universidad, Madrid,
Manifiesto, 1978.
230
. PÉREZ, M. - DOZ, J.: "El movimiento de enseñantes...", opus cit., p.62.
103
general, sufrían problemas diversos derivados de un nefasto modelo de gestión
administrativa que el Ministerio no reformaba, a pesar de la imagen de
pretendida mejora de la "eficacia" que se intentaba dar. Este tipo de problemas
generaban protestas de todo género por parte de los colectivos de P.N.N.s,
hasta el punto de que el propio Ministro, en el balance publicado ese curso
sobre la aplicación de la Reforma, los reconocía y se comprometía a
afrontarlos:
231
. M.E.C.: Discurso del Ministro de Educación y Ciencia, informando a la Comisión de
Educación de las Cortes sobre la aplicación de la Ley General de Educación y Financiamiento de
la Reforma Educativa, Madrid, M.E.C., 14 de febrero de 1972. Ver también: M.E.C.: La reforma
educativa en marcha, opus cit., p.51.
232
. - M.E.C.: Discurso..., opus cit.
104
limitadas... y seguirían siéndolo posteriormente. Para el profesorado, ello
impedía concebir esperanzas en la funcionarización como una posible salida a
corto o medio plazo. Y, al mismo tiempo, empezó a sentirse en el año 1972,
que el desarrollo de la Reforma podía efectivamente suponer la pérdida del
puesto de trabajo: al menos entre el profesorado de Bachillerato esto se
concebía como un peligro que afrontar cuando se iniciara la implantación de la
segunda etapa de la E.G.B. (que sustituiría al antiguo "Bachillerato Elemental",
que antes impartían los licenciados y que la L.G.E. atribuía, al profesorado de
E.G.B.) y, también, cuando se procediera a la reconversión de ciertos centros
("filiales", particularmente) en centros de E.G.B. que, hasta entonces, habían
impartido precisamente el "bachillerato elemental", sin garantías de que el
profesorado que en ellos trabajaba no se viera expulsado de su puesto de
trabajo en el proceso. En el caso del "profesorado de centros filiales", se
plantearon diversas iniciativas (escritos, comunicados en prensa...) por algunos
Colegios de Licenciados y Asociaciones Profesionales para que el Ministerio
clarificase las medidas que se iban a adoptar, resolviéndose finalmente el
problema al comprometerse el Ministerio a contratar a quienes resultaran
expulsados de sus centros en el proceso233.
Pero es a finales del curso 71/72 cuando se da una situación que con
bastante fuerza es percibida como en extremo peligrosa por el profesorado no
numerario: el Gobierno aprueba, en junio de 1972, un Decreto 234 por el que se
modifican los requisitos que se exigen para proceder a la contratación en el
sector estatal. Desde el curso anterior, el M.E.C. había empezado a exigir a los
licenciados los mismos documentos tanto para la contratación administrativa
como para la toma de posesión de la plaza funcionarial cuando se aprobaban
las oposiciones; estos requisitos incluían no sólo las certificaciones académicas
oportunas, sino también un certificado médico, un certificado de "Penales"
(esto es, que implicaba la exigencia de no tener antecedentes penales
reconocidos por un juez) y un juramento de los "Principios del Movimiento" y
demás "Leyes Fundamentales". Estas exigencias, planteadas para firmar un
contrato de un año, habían resultado ya, de por sí, rechazables para algunos
grupos de P.N.N.s, pero no fueron rotundamente contestadas, en tanto en
cuanto se trataba de requisitos que se exigían también al funcionariado. Sin
embargo, el nuevo Decreto suponía la exigencia, para el profesorado no
numerario exclusivamente, de dos requisitos añadidos:
233
. PÉREZ GALÁN, M.: "El Bachillerato en España...", opus cit., pp.313-316.
En el curso 71-72 se llevaron a cabo diversas campañas por parte de algunos Colegios de
Licenciados (en especial, el de Valencia) y "Asociaciones de Profesores de Filiales" exigiendo al
Ministerio la negociación sobre la situación del profesorado de estos centros ante la
reconversión que se imponía en la L.G.E. Se solicitaron, por escrito, aclaraciones sobre las
medidas que tenía previstas y el Ministerio respondió, también por escrito, planteando que
consideraba a ese colectivo como homónimo al de la enseñanza privada y que, en el caso de
que un centro se cerrara o se viera algún profesor expulsado de la plantilla en la privatización,
se procedería a su contratación para la enseñanza estatal. Ver, en este sentido:
- ASOCIACIÓN NACIONAL DE PROFESORES DE SECCIONES FILIALES DE INSTITUTOS DE
ENSEÑANZA MEDIA: "Carta enviada al M.E.C." (documento multicopiado, Archivos de
U.S.T.E.C., Barcelona, 1972).
- M.E.C., D. G. de PROGRAMACIÓN e INVERSIONES: "Resoluciones sobre el Plan de
actuación de las Secciones Filiales para el año académico 72-73", Madrid, julio/agosto
de 1972 (documento multicopiado, Archivos de U.S.T.E.C., Barcelona).
234
. B.O.E. de 26 de junio de 1972.
105
- Un "certificado de buena conducta", emitido por el Gobierno Civil de la
provincia en la que residiera el aspirante a un contrato: es decir, se les exigía
una especie de "visto bueno" de la policía o la guardia civil para acceder a las
plazas docentes.
Si bien ya era rechazable la criba que podían llevar a cabo los directores
e inspectores de los centros, más fuerza aún tuvo el rechazo al
intervencionismo que el Ministerio concedía a los cuerpos represivos del Estado
sobre la estabilidad laboral del profesorado, y fue en torno a los "certificados
de buena conducta" sobre lo que se centraron las acciones durante el verano y
en el curso 72/73. La campaña se desató, en pleno período vacacional, en
torno al profesorado con informes negativos de Canarias, centrándose las
acciones fundamentalmente en la presentación de artículos en la prensa y de
escritos de protesta ante la Administración. Poco a poco, a medida que la
situación se iba extendiendo por otros lugares, empezaron a protagonizarse
acciones diversas (reuniones de directores de centros, recursos jurídicos, etc.),
dirigidas a presionar al Ministerio para que derogarse el Decreto o al menos
llevase a cabo una "interpretación benévola" del mismo (es decir, se solicitaba
que se procediese a la contratación o renovación de los contratos sin tener en
cuenta el sentido favorable o desfavorable de los informes policiales) 237.
235
. RÍOS, J.: "Certificado de buena conducta", Cuadernos para el Diálogo, agosto de 1972,
p.36.
236
. COLECTIVO: "Profesores rechazados", nota informativa aparecida en Cambio 16, 14 de
agosto de 1972.
237
. "Interpretación benévola" es la expresión utilizada por una comisión de directores de
Institutos de Valencia en un escrito que remitieron al Delegado Provincial del M.E.C. en dicha
provincia (documento multicopiado, Archivos de U.S.T.E.C., Barcelona).
238
. Ibídem. Ver también:
106
Finalmente, la Administración (que, en ningún caso, admitió aplicar una
norma general de forma explícita ni, por supuesto, procedió a derogar el
Decreto), terminó por ir concediendo poco a poco la readmisión a los
"despedidos" (pero sólo a la mayoría de ellos: algunos docentes quedaron
excluidos).
107
Nacional de Profesores No numerarios de Enseñanza Media" y se realizaría otra
en el mes de septiembre de 1972, en las cuales -con la participación de P.N.N.s
de Institutos Oficiales, de profesorado de filiales y de la enseñanza privada-, se
habían empezado a dar algunos pasos para la elaboración de un programa
unitario de actuación y de reivindicaciones frente a la política de profesorado
del Gobierno. En estos encuentros estatales se empezaron a asumir
genéricamente algunos de los principios que caracterizarían los posteriores
programas antifranquistas del movimiento de enseñantes ("escolarización total
y gratuita", "titulación única", "cuerpo único docente"), y se avanzarían
reivindicaciones específicas del P.N.N.: eliminación del trato discriminatorio
respecto al profesorado numerario, estabilidad laboral, derecho a la
negociación de cualquier normativa relativa a sus condiciones de trabajo...240
240
. Extractos del documento aprobado en esa asamblea de abril de 1971, recogidos en:
PROFESORES DE ENSEÑANZA PRIVADA DE MADRID: "Propuestas a la Asamblea Nacional
de Profesores No Numerarios de Enseñanza Media que tendrá lugar en Madrid, los días
29 y 30 de septiembre de 1972" (documento multicopiado, Archivos del P.C.E., Madrid).
241
. Ibídem.
242
. Ibídem. El modelo de la L.G.E. sería, no obstante, ratificado en 1972, a través del
Decreto 2742/1972, de 15 de septiembre (B.O.E. de 11 de octubre de 1972).
243
. Ibídem.
108
generalizada sólo en el curso 74/75.
244
. COMISIONES DE ENSEÑANZA DE MADRID: "Enseñanza Democrática...", opus cit.
109
complementos del primer trimestre del curso pasado."245
245
. Escrito publicado en el Boletín del Colegio de Doctores y Licenciados de Madrid, marzo
de 1974.
246
. Ibídem.
110
El intento de dotarse de un primer programa reivindicativo da cuenta de
que se había alcanzado cierto grado de madurez: al término de la Reunión se
aprueba una plataforma reivindicativa que se hace eco de algunas de las
exigencias ya históricas de los P.N.N.s, pero se incorporan nuevos
planteamientos, que empiezan a ser comprendidos como aspectos específicos
dentro de un programa global que, sobre el sistema y la política educativa, se
aprueba por parte de todos los sectores representados en el encuentro. Tal
como se exponía sintéticamente en el Boletín del Colegio de Licenciados de
Madrid, en esta Reunión Nacional se había aprobado:
247
. - COLECTIVO: "Los trabajadores de la enseñanza hacia un programa unitario", Boletín del
Colegio de Doctores y Licenciados de Madrid, septiembre de 1974.
El "artículo 18" al que se alude en el punto 4 afecta específicamente al profesorado de
la enseñanza privada, que como ya mencionamos, estaba sometido a una Ordenanza Laboral
que contenía, en dicho artículo, la posibilidad del despido libre:
"Cuando se aumentase el número de miembros de la institución religiosa
propietaria del centro, y éstos tuviesen la adecuada idoneidad docente, y en
las mismas circunstancias, cuando se pretenda adscribir personal de la familia
del propietario de cualesquiera otros centros a funciones asimismo docentes,
cabrá la posibilidad de revisar la plantilla, instanciando el expediente que
regula el Decreto de 26-I-1944". (cita textual de la Ordenanza Laboral,
recogida de: PROFESORES DE ENSEÑANZA PRIVADA DE MADRID: "Propuestas a la
Asamblea Nacional de Profesores No Numerarios de Enseñanza Media...", opus
cit.).
111
una lucha generalizada de todo el profesorado, no sólo en todas las provincias,
sino también en todos los sectores. Sin embargo, el colectivo que
verdaderamente inspira esta plataforma y decididamente se hace eco de la
apuesta por una movilización para conseguir negociarla con el Ministerio es el
profesorado no numerario (como veremos en el apartado IIII.1.1. de este
trabajo).
En el caso del colectivo de P.N.N.s -excluido del S.E.M. y del S.N.E.-, sin
embargo, adquiriría gran relevancia, en este sentido, el apoyo de los Colegios
de Doctores y Licenciados, en cuyo interior se habían constituido comisiones
específicas desde las que se empezaron a articular sus exigencias
reivindicativas y las acciones coordinadas a nivel estatal. El carácter genuino
de estos espacios asociativos y la importancia que adquirieron precisamente en
estos años, nos lleva a dedicar un apartado específico (III.4.) a estas
estructuras "colegiales".
Con todo, cabe considerar, antes de ello, que en torno a 1973/74 se han
dado pasos hacia la conformación de "movimientos" sectoriales, de exigencia de
mejoras en las condiciones retributivas y contractuales, que se gestan frente a
112
unos gobiernos que incumplen compromisos o que pretenden empeorar la
situación establecida.
113
corporativismo (en tanto presuponía el rechazo al modelo funcionarial
impuesto) como al profesionalismo (en tanto podía suponer la exigencia de que
el profesorado recibiera un trato laboral próximo al del conjunto de los
trabajadores asalariados y, por tanto, ajeno a los privilegios de los grupos
profesionales tradicionales). Sin embargo, no parece que en este contexto se
pueda concluir que el profesorado no numerario hubiese realmente accedido a
esta exigencia desde un "compromiso de clase" explícito y generalizado.
248
. ORGANIZACIÓN DE ENSEÑANTES DE INSTITUTO DEL P.S.U.C.- "El curso 74-75 en los
I.N.B.: Valoración y perspectivas", Barcelona, junio 1975 (Documento multicopiado. Madrid,
Archivos del P.C.E.).
114
todavía no se había afrontado abiertamente el debate sobre la propia identidad
del movimiento en su conjunto. Su sentido último sólo podría llegar a
conformarse, en tanto que modelo alternativo, cuando se hubiese asumido la
voluntad explícita de construir una alternativa al modelo educativo y docente
propio de la Dictadura. Ello no ocurriría hasta el curso 75/76.
Por otro lado, la propia identidad del Colegio no era demasiado nítida en
lo referido a la relación titulación/campo ocupacional: al tratarse de "Colegios
de Doctores y Licenciados" (y no de enseñantes), no necesariamente se debían
limitar al ejercicio profesional de la docencia. De hecho, su vinculación a la
enseñanza particularmente se establece por mandato ministerial, cuando se
decreta la obligatoriedad de la colegiación para el ejercicio de la docencia,
249
.- FDEZ. ENGUITA, M.: La escuela a examen, opus cit., p.155.
- MARTÍN-MORENO, J.-DE MIGUEL, A.: Sociología de las profesiones, opus cit., pp.39-42.
- TENORTH, E. - H.: "Profesiones y profesionalización. Un marco de referencia...", opus
cit.
115
pero sin que se constituyera, aún entonces, como un "Colegio Profesional de
Enseñantes".
116
II.4.1. Plegamiento al "Nuevo Estado" y defensa frente al "intrusismo".
Según destacan diversos autores, hasta finales de los años sesenta las
estructuras colegiales aglutinaban a licenciados que, en su gran mayoría, se
vieron obligados a ejercer la docencia en centros privados252. Esto explica
algunas vertientes de su propia historia:
250
. BOZAL, V.: Una alternativa..., opus cit., p.63 y ss. En un sentido similar: PÉREZ YRUELA,
M.-GINER, S.: "El desarrollo del corporatismo en España (1975-1987)", en El Corporatismo en
España, Barcelona, Ariel, 1988, p.130.
251
. Ibídem, p.63.
252
. - BOZAL, V.: Una alternativa..., opus cit., p.63.
- PÉREZ GALÁN, M.: "La Ley General de Educación y el movimiento de enseñantes",
Revista de Educación, n1 extraordinario, 1992, p.312.
- Datos sobre la magnitud de la enseñanza privada en el bachillerato nos los
aporta S. MAGDALENO GILSANZ: "Escuela...", opus cit., p.76 y ss.
117
rentas de los locales y solares, ayudas, becas....253
253
.- BOZAL, V.: Una alternativa..., opus cit., p.63.
- PÉREZ GALÁN, M.: "El bachillerato en España", opus cit., p.307.
254
. Según PÉREZ GALÁN, en la enseñanza media privada en 1959 sólo el 50% del profesorado
eran licenciados; el otro 50% correspondía a titulaciones eclesiásticas o no titulados. Ver: "El
bachillerato...", opus cit., p.301 y ss.
255
. En particular: Artículo 34 de la L.O.E.M., citado por V. BOZAL: Una Alternativa..., opus
cit., p.24.
256
. Ibídem, p. 25.
257
. Citado por: PÉREZ GALÁN, M.: "El bachillerato ...", opus cit., p.307.
118
privada; el modelo de crecimiento del sector debía causar problemas, ya que
en diez años (entre 1950 y 1960) sólo se había creado un Instituto estatal258 y la
enseñanza privada era percibida como la única vía posible de acceder a un
puesto de trabajo docente.
Pero no es hasta mediados de los años sesenta que los C.D.L. empiezan a
ver "removida" su situación. La defensa frente al "intrusismo" constituye, de
hecho, la única cuestión en que las Juntas Directivas designadas por el Estado
habían intentado intervenir desde planteamientos próximos al "profesionalismo"
abarcando, además, la dimensión monopolizadora de éste en lo relativo al
control del acceso a la profesión. El vínculo de estos miembros, designados por
el Estado, con los poderes establecidos en la enseñanza (y particularmente en
la enseñanza privada), impedía que se ampliaran los compromisos con el
profesorado más allá de esta cuestión. Sin embargo, en los años sesenta la
composición de los Colegios empieza a verse modificada: por un lado, se
incrementa mucho más rápidamente el número de colegiados, como producto
del paulatino incremento de los titulados universitarios y de la obligatoriedad
de colegiación; y, sobre todo, empiezan a acceder a los Colegios algunos
núcleos de licenciados que habían conocido (y participado) en los conflictos
universitarios persistentes desde 1956, sobre todo en las universidades de las
principales ciudades españolas (Madrid, Barcelona...)259.
119
atravesada por una división política explícita entre sus miembros, en torno a
cómo se tenía que hacer efectiva la "autonomía" propia del carácter profesional
de los mismos.
120
enseñanza privada con las retribuciones del profesorado de la enseñanza
estatal264. Pero, sobre todo, en los C.D.L. las dinámicas iniciadas en los sesenta
se ven reforzadas con la incorporación activa de licenciados en paro y de
crecientes núcleos de "P.N.N.s", para quienes los C.D.L. constituyeron el único
espacio asociativo en el que podían participar, ya que estaban excluidos tanto
de los "servicios" del funcionariado como de la "Organización Sindical"265.
264
. - BOZAL, V.: Una alternativa..., opus cit., p.72.
- MAGDALENO GILSANZ, S., opus cit., p.147.
265
. Según J. GAY, el P.N.N. no vio modificada sustancialmente esta situación; en la "Ley
Sindical" de 1971 se suponía que quedó adscrito al Sindicato Vertical, al cual tuvieron que
afiliarse obligatoriamente desde 1973. Pero, sin embargo, la propia Administración vació de
contenido las posibles competencias del S.N.E. respecto a este colectivo, al negarles la
posibilidad de celebrar elecciones sindicales por su calidad como "personal administrativo" y no
"laboral". ("La organización de los trabajadores de la enseñanza y la defensa colectiva de sus
intereses", Cuadernos de Pedagogía, n1 13, enero 1976, pp.22-23).
266
. PÉREZ GALÁN, M.: "La Ley General de Educación...", opus cit., p.313.
267
. TUÑÓN DE LARA (dir.): opus cit., p.319.
121
P.N.N.s de Instituto y de colectivos de la enseñanza privada. Las conclusiones
de esta Asamblea recogen las primeras propuestas que estos colectivos
formulan en el terreno organizativo, que giran en torno a la problemática de
los Colegios. La cuestión de la "organización profesional" del profesorado es
concebida como un derecho, pero se considera que la estructuración de la
misma debe asumir un carácter "plenamente representativo" desde una
reglamentación democrática; para ello, el primer paso a dar era la reforma de
los estatutos colegiales previa la celebración de las elecciones, por entonces
suspendidas, a las Juntas Directivas. La reforma estatutaria debía abarcar,
como mínimo:
268
. PROFESORES DE ENSEÑANZA PRIVADA: "Propuestas a la Asamblea Nacional...", opus cit.
269
. PÉREZ GALÁN, M.: "La Ley General de Educación...", opus cit., p.313. Según este autor,
"Los C.D.L. durante largos períodos hasta 1973, estuvieron cerrados a reuniones y asambleas de
sus propios colegiados, limitándose únicamente a funciones administrativas y burocráticas".
122
En los cursos 71/72 y 72/73 se mantienen este tipo de planteamientos:
los sectores críticos despliegan su estrategia de aglutinamiento y
concienciación del profesorado en el seno de los Colegios y centran sus debates
y exigencias en los problemas que en aquella coyuntura afectaban al propio
funcionamiento colegial. Los esfuerzos de elaboración no se dirigen, pues, a
delimitar la validez y el carácter último del modelo colegial como marco
asociativo idóneo para los enseñantes, sino que se da por establecido que aquel
era el único marco legal donde era posible el encuentro con la mayoría de los
licenciados vinculados a la enseñanza media, y el objetivo era conseguir
extender las ideas críticas frente al modelo colegial que el Gobierno y sus
aliados defendían -e imponían-.
123
cuerpo a la voluntad democratizadora, un principio básico del profesionalismo:
la autonomía, que es percibida básicamente como autonomía política, esto es,
frente al Estado, frente al empresariado de centros educativos y frente a
quienes habían desarrollado modelos de gobierno de los colegios que no habían
asegurado una efectiva "representación" de los intereses de los colegiados. La
problemática que el profesionalismo acarrea en torno a la exclusión de la
participación de la sociedad en las cuestiones relativas al ejercicio
profesional271, al aceptarse las estructuras colegiales como marco asociativo,
de hecho se elude. Con todo, también es preciso tener presente que no es algo
que se formule como modelo ni que se someta a discusión porque, en un
contexto donde no existía de hecho participación de la sociedad en la toma de
decisiones por el carácter autoritario del Régimen, la "libertad profesional" no
podía practicarse de forma plena y excluyente frente a la sociedad civil.
Por otro lado, también hay que tener presente que los colectivos en
torno a los que se constituyeron los sectores críticos eran, precisamente, los
que estaban situados socialmente en peores condiciones. El profesorado no
numerario, el de centros privados y, obviamente, los colectivos de licenciados
en paro, estaban sometidos a problemas de diverso tipo (estabilidad,
retribuciones, desempleo...), en torno a los cuales la Reforma educativa del
setenta incialmente había ofrecido vías de resolución enmarcándolas en un
discurso que promovía la imagen del profesorado como "profesionales". Como
hemos visto en el apartado anterior, la búsqueda de soluciones a los diversos
problemas de estos colectivos en los años iniciales de aplicación de la L.G.E. se
centró, en gran medida, en la exigencia de que las medidas
"profesionalizadoras" de la Ley se cumplieran, ya que fueron precisamente
éstas las que primeramente fueron aparcadas por los problemas y
contradicciones que atravesaron su aprobación y puesta en marcha. Al igual
271
. Como se ha expuesto en marco teórico:
- Defendiendo la plena autonomía "profesional" del profesorado: KIMBALL, B.A.- "The
Problem of Teacher's...", opus cit, pp.7-9.
- Resaltando las disfunciones a que se ha accedido históricamente por el ejercicio de la
autonomía profesional plena: BARBER, B.- "Beyond Parson's...", opus cit., pp. 211 y ss.
272
. PÉREZ GALÁN, M.: "La Ley General de Educación...", opus cit., p.314.
124
que el Magisterio estatal en 1973, los colectivos de P.N.N.s y de enseñantes de
privada exigieron que el Gobierno fuera consecuente en su proyecto
profesionalizador que abarcaba, además, un artículo específico que autorizaba
el derecho de los enseñantes a dotarse de asociaciones de carácter y con fines
estrictamente "profesionales".
Tenemos que concluir, sin embargo, que, en gran medida, las actitudes
profesionalistas, si bien contenían limitaciones desde el punto de vista de la
construcción de un modelo asociativo alternativo, a la vez constituían, en aquel
contexto, una base indudable para favorecer la extensión de las actitudes y
compromisos críticos frente al Régimen: de un lado, porque favorecieron el
rechazo creciente a la política franquista, tanto en el terreno de las
condiciones retributivas y de trabajo como en el de la política asociativa y de
las libertades estrictamente hablando. Y, por otro lado, porque permitían una
agudización creciente de las tensiones entre los sectores enfrentados en el
seno de los C.D.L., dando fuerza a los núcleos progresistas en su rechazo a las
Juntas de Gobierno mantenidas en sus cargos, de forma irregular, por el
Ministerio de Educación.
273
. - COLECTIVO: "Presentación", Boletín..., marzo de 1974, p.3.
- "Programa de la candidatura electa de Madrid", en SEMINARIO DE PEDAGOGÍA DE VALENCIA.-
Por una reforma democrática de la enseñanza, Barcelona, Avance, 1975.
La candidatura estaba constituida por personas de procedencia y vinculaciones políticas
antifranquistas diversas: miembros del P.C.E., del P.S.O.E., de grupos a la izquierda de ambos,
e independientes: BOZAL, V.: "Contestación al cuestionario", Revista de Educación, 1992, (opus
cit.), p.323.
274
. De hecho, se empezó de inmediato la preparación de la "Reunión Nacional de
Representantes de Colegios de Distrito Universitario", que se celebraría en Madrid en junio de
1974. Ver: BOZAL, V.: Una alternativa..., opus cit., p.75.
125
medidas que ponen en cuestión la autonomía colegial en tres niveles:
275
. GUTIÉRREZ, J.: "Posible Contrafuero de una ley controvertida" y "Opiniones sobre una
Ley", en Boletín..., marzo de 1974, p.19.
276
. COLECTIVO: "Presentación", Boletín..., marzo 1974, p.2.
277
. "Todo aquel que quiso pudo hacer uso de la palabra sin ningún tipo de limitaciones. En
este sentido, se ha demostrado una vez más la capacidad de los colegiados para el uso de la
democracia y lo extemporáneo de un paternalismo dominante hasta ahora, paternalismo que
solía conllevar un afán de manipulación"(Ibídem).
278
. En estas normas se establecía la celebración, cada año, de elecciones de
"representantes" de cada centro docente que debían actuar intercambiando Información, al
mismo tiempo que se pretendía que asumiesen el compromiso de ser "...los impulsores máximos
de la lucha". ("Elecciones )para qué?", Boletín..., septiembre 1974).
Según V. BOZAL, los "representantes de centros fueron, de hecho, las figuras en las que se
apoyaba el funcionamiento colegial por la base": Una alternativa..., opus cit., p.73.
126
que tan sólo puede ser el esbozo de una estrategia general de los
enseñantes. Entendemos por tal exigencia el establecimiento de
una serie de puntos comunes a todos los enseñantes de los
distintos sectores, poniendo de relieve que su importancia
simultánea para todos ellos se deriva de que estos puntos reflejan
la contradicción ya existente entre las necesidades sociales de
enseñanza y el tipo de sociedad en que vivimos, que a su vez
adquiere una concreción determinada dentro de la organización
del aparato escolar"279.
127
demandas y requerimientos de sectores "populares" frente a los intereses del
Estado, el empresariado educativo y los aparatos vinculados al Régimen. La
anterior línea impuesta por las directivas vinculadas al Régimen, de defensa de
los intereses de la enseñanza privada, es sustituida por unas nuevas
orientaciones que conseguirían consolidarse, entre los años 75 y 76, como señas
de identidad del movimiento alternativo en la enseñanza282.
"3.- Que las juntas de gobierno de los colegios faciliten que los
colegiados puedan manifestarse no sólo sobre los problemas
profesionales, sino también sobre aquellas cuestiones sociales que
como ciudadanos les afecten".
282
. Según V. BOZAL, las conclusiones de esta "Reunión Nacional" constituyeron el
precedente directo de la "Alternativa a la Enseñanza" elaborada entre 1975 y 1976: Una
alternativa..., opus cit., p.75.
283
. COLECTIVO: "Conclusiones de la Reunión Nacional de Representantes de los Colegios de
Distrito Universitario, celebrada en Madrid los días 27 y 28 de junio de 1974", Cuadernos para el
Diálogo, n1132, septiembre de 1974, p.489.
128
"profesionalistas" como libertad en lo estrictamente relacionado con el campo
profesional propio, pero "neutralidad" en las dimensiones socio-políticas que
afectaran a dicho campo o a la sociedad en su conjunto), se da prioridad al
derecho democrático de la libertad de expresión, en abierta confrontación con
los sectores conservadores que, en aquel entonces, intentaban restringir los
debates y posicionamientos de los Colegios a las cuestiones identificadas como
"técnicas" y administrativas.
284
. Ibídem.
129
En el año 1975, se pondría de manifiesto que aún no se renuncia al
cambio en el seno de los C.D.L. En el mes de junio, el Gobierno presenta un
"Anteproyecto de Decreto regulador de los Colegios Profesionales", por el que
se procedería a la puesta en marcha de los preceptos de la "Ley de Colegios
Profesionales" de 1974. Las Juntas de Gobierno de los C.D.L. de Sevilla, Madrid
y Valencia emitirían pronunciamientos de rechazo a las medidas contenidas en
el mismo, en sintonía con la respuesta que dieron al mismo otros Colegios,
defendiendo, fundamentalmente, una vez más la autonomía frente al Estado y
el derecho a un funcionamiento democrático respetuoso de los derechos de
libertad de asociación, reunión y expresión285. Pero fue ésta, probablemente, la
última vez que el modelo colegial configuraba el centro de atención de los
debates organizativos de los licenciados, ya que a finales de 1975, se iniciarían
en Madrid los debates sobre la "Alternativa", donde las propuestas que los
colectivos críticos someten a debate apuntan a la superación del
"corporativismo franquista" y del autoritarismo del Estado a través de unas
nuevas formas organizativas que se definen en relación con modelos
alternativos de escuela y de sociedad: el sindicalismo de clase.
130
también dejó entrever importantes y trascendentales fisuras del modelo
desarrollista instaurado en los años sesenta.
Por otro lado, se reúnen también una serie de circunstancias que fueron
profundizando el debilitamiento del Régimen como el asesinato de Carrero
Blanco (diciembre de 1973), la declaración de estados de excepción que no
conseguían paralizar las corrientes movilizadoras (y que, por tanto, resultaron
un fracaso), y las enfermedades de Franco (que comienzan a reconocerse en el
verano del 74), que agudizan las crisis que se habían empezado a poner de
manifiesto a finales de los sesenta entre las diversas "familias" y aparatos
políticos en los que se sustentaba el Régimen.
287
. Según MARAVALL, (La política de la Transición, Madrid, Taurus, 1981, p.23), 1973 marca
un punto de inflexión para las organizaciones obreras: Comisiones Obreras retoma la iniciativa
tras un periodo de disputas internas y de persecución sistemática de sus militantes por parte de
los gobiernos, iniciado tras la declaración de ilegalidad en 1968. Por otro lado, se refuerza la
estructura de la U.G.T. en el interior del país, trasladándose definitivamente su dirección, que
había permanecido hasta entonces en el exilio. Ver, en un sentido similar:
- IBÁÑEZ, F.-ZAMORA, M.A.: CCOO. Diez años de lucha (1966-1976), Zaragoza, Unión de
Comisiones de Aragón, 1987.
- MATEOS, A.: "Sindicalismo socialista y movimiento obrero durante la dictadura
franquista", en JULIÁ, S. (coord.): El socialismo en España. Desde la fundación del
P.S.O.E. hasta 1975, Madrid, Pablo Iglesias, 1986, pp.317-348.
288
. - FDEZ. DE CASTRO, I.-GOYTRE, L., opus cit., p.264 y ss.
- TAMAMES, R., opus cit., p.358 y ss.
- TUÑÓN DE LARA, M. (dir), opus cit., p.321.
- VILAR, S., opus cit., p.307 y ss.
131
inicia así una línea de distanciamiento institucional respecto del Régimen que,
indudablemente, profundizaría sus propias debilidades. En este contexto, los
colectivos de "cristianos de base", "cristianos por el socialismo", H.O.A.C.,
J.O.C., J.E.C., JUNIOR, etc., que habían mantenido actitudes críticas frente a
la Institución por su apoyo al Régimen, ven ampliados sus márgenes de
actuación, enfrentándose a los sectores más conservadores de la Iglesia.
Obviamente, en la Educación estos grupos dejaron sentir su participación en
algunos de los espacios asociativos del "movimiento de enseñantes", así como se
posicionaron públicamente rechazando las posiciones históricamente
mantenidas por los sectores católicos conservadores (F.E.R.E., A.C.N.P., Opus
Dei...) de defensa de la enseñanza privada289.
289
. Estos grupos cristianos llegaron a jugar un papel trascendental tanto en la
reconstrucción del movimiento obrero -integrándose en las C.C.O.O y también en la gestación
de la U.S.O.- como en la constitución de diversas plataformas -políticas y sociales-
antifranquistas. Algunas obras que se pueden consultar al respecto son:
- CASTAÑO COLOMER, J.: La J.O.C. en España (1946-1970), Salamanca, Sígueme, 1978.
- DOMÍNGUEZ, J.: Organizaciones obreras cristianas en la oposición al franquismo
(1951-1975), Bilbao, Mensajero, 1985.
- GARCÍA DE CORTÁZAR, F.: "La cruz y el martillo. La resistencia obrera católica", en
TUSELL, J. (coord.): La oposición al régimen de Franco. Estado de la cuestión y
metodología de la investigación, Madrid, U.N.E.D., 1990, tomo II, pp.161-169.
- MARTÍN ARTILES, A.: "Del blindaje de la sotana al sindicalismo aconfesional", en
Ibídem, tomo I, vol. 2, pp.165-189.
- SANZ FDEZ., F.: "Algunos conflictos significativos de la juventud obrera cristiana con
el régimen de Franco (1947-1966)", en ibídem, tomo II, pp.129-147.
Respecto a su participación en los debates del movimiento de enseñantes y sus
posicionamientos frente a los sectores eclesiásticos defensores de la enseñanza privada, ver,
por ejemplo:
- BOZAL, V.: Una Alternativa..., opus cit., p.257 y ss.
- MAGDALENO GILSANZ, S.: "Escuela pública...", opus cit., pp.134-136.
- SEMINARIO DE EDUCACIÓN: Enseñanza: debate público, Madrid, J.E.C., 1976, p.145 y
ss.
290
. MARAVALL, J.M.: La política..., opus cit., p.24.
132
de identidad del movimiento crítico de enseñantes cuando, entre 1975 y 1976,
se procede al debate y aprobación de la "Alternativa para la Enseñanza" que, en
el terreno organizativo, contendría la declaración del "sindicalismo de clase"
como modelo organizativo por el que apostarían los sectores progresistas del
profesorado en el marco de la sociedad democrática.
133
CAPITULO III
291
.- O'MALLEY, P.: "La Alternativa", opus cit., pp. 326-327.
- PÉREZ, M. - DOZ, J., opus cit., p.49.
- PÉREZ GALÁN, M.: "La Ley General de Educación...", opus cit., p.312.
292
. Ver en este sentido:
- CARBONELL, J.: "De la Ley General de Educación a la Alternativa de Escuela Pública.
Algunas notas introductorias sobre los movimientos sociales en el sector de la
enseñanza", en Revista de Educación, n1 extraordinario 1992 (opus cit.), p.238 y ss.
- MAGDALENO GILSANZ, S., "Escuela...", opus cit., p.115 y ss.
- VIÑAO FRAGO, A.: "La Educación General Básica. Entre la realidad y el mito", Revista
de Educación, n1 extraordinario 1992 (opus cit.), p.49 y ss.
134
materialización de una ruptura abierta sobre todo con las imposiciones del
Estado y sus aparatos.
293
. Sobre todo:
- BOZAL, V.: Una alternativa..., opus cit.
- O'MALLEY, P.: "La Alternativa", opus cit.
- PÉREZ, M. - DOZ, J.: "El movimiento...", opus cit.
- PÉREZ GALÁN, M. : "La Ley General de Educación...", opus cit.
- SARTORIUS, N.: "Movimiento de Maestros", Triunfo, n1 684, 6 de marzo de 1976.
Hemos analizado estos procesos en el capítulo V de la Tesis Doctoral, ya citada:
"Tránsito hacia el sindicalismo de clase: la "cuestión sindical" y la constitución de los sindicatos
en la enseñanza".
135
Los análisis que vienen a continuación, básicamente, pretenden dar
cuenta de los procesos a través de los cuales sectores mayoritarios del
profesorado estatal adquieren un compromiso explícito por un programa
educativo y un modelo organizativo alternativos a los emanados de
orientaciones corporativas y gremialistas de los aparatos del Régimen. El
fracaso de la L.G.E., el carácter autoritario y antidemocrático de la política
educativa, y la aceleración de la crisis política del Régimen ante el
reforzamiento de las organizaciones y voluntades democratizadoras entre
sectores mayoritarios de la población (clases trabajadoras, estudiantes, clases
medias, profesionales...), contribuyen poderosamente no sólo a que se
generalizaran las luchas y resistencias entre el profesorado sino, sobre todo, a
que dichas luchas asumieran una orientación eminentemente democrática. A
las reivindicaciones laborales y, sobre todo, al cuestionamiento del
profesionalismo auspiciado por el Régimen, se accede desde el cuestionamiento
de la política educativa y del sistema político del que emanaba. Serán
precisamente las movilizaciones, las diversas estructuras organizativas que se
constituyen y los debates programáticos en torno a las "Alternativas" lo que
ocupará nuestro trabajo en los próximos apartados.
136
la escolarización total en 1974/75295. Según algunos de los protagonistas, como
J. TENA ARTIGAS o el propio DÍEZ HOCHLEITNER, en 1972 se inicia una
verdadera "contrarreforma", entendida por ambos autores en términos del
abandono de los principios rectores y los objetivos centrales de la Reforma 296.
El cese, en 1973, del Ministro VILLAR PALASÍ, y la posterior incorporación en el
Ministerio de JULIO RODRÍGUEZ (por pocos meses) y de C. MARTÍNEZ
ESTERUELAS, permitirían la consumación de esta "contrarreforma" que tendría
consecuencias de trascendental relevancia en la constitución del propio
movimiento de enseñantes.
295
.- DÍEZ HOCHLEITNER, R.: "La Reforma Educativa...", opus cit., p.276.
- TENA ARTIGAS, J.: "Contestación al cuestionario de la Revista de Educación sobre la
L.G.E. veinte años después", en Revista de Educación, n1 extraordinario 1992 (opus
cit.), p. 304.
296
.- DÍEZ HOCHLEITNER, R., opus cit., p. 277.
- TENA ORTIGAS, J., opus cit., p. 304.
297
. - MAGDALENO GILSANZ, S., "Escuela...", opus cit., p. 122.
298
. Ibídem, p. 126. En un sentido similar: VIÑAO FRAGO, A., opus cit., p. 53.
299
. Ver al respecto:
- CARBONELL, J., opus cit., p. 238.
- VIÑAO FRAGO, A., opus cit., pp. 52-53.
Según E. LÁZARO FLORES, en materia de construcciones una Orden Ministerial del 14 de
septiembre de 1973 refleja abiertamente la política restrictiva: se propugna construir con el
mismo costo tres centros de E.G.B. en lugar de dos. Ver: "La reforma del setenta, vivida y vista
137
En el curso 73/74, sobre todo tras el acceso de MARTÍNEZ ESTERUELAS al
Ministerio, estos planteamientos se asumen de forma activa y sistemática. En
ese curso habría de completarse la implantación de los ocho cursos de E.G.B.,
lo que equivalía a suprimir definitivamente la antigua enseñanza primaria y el
bachillerato elemental, así como a hacer efectiva la implantación de la doble
titulación (Graduado Escolar y Certificado de Escolaridad) al término de la
E.G.B. MARTÍNEZ ESTERUELAS procedería, además, a la regulación de las
nuevas enseñanzas medias, estableciendo los planes de estudio del nuevo
B.U.P. y la nueva "Formación Profesional", así como procedería a la
promulgación de una "Ley de Selectividad" para el acceso a la enseñanza
universitaria y animaría la asignación de subvenciones en la enseñanza privada:
en líneas generales, este conjunto de medidas, unidas a la deficitaria
escolarización en la E.G.B., evidenciaban la renuncia al principio de la igualdad
de oportunidades que había presidido el discurso de la L.G.E.300. Obviamente,
el endurecimiento de las posiciones de la Administración impide que se
perciban los problemas educativos en términos de "incapacidad", ya que la falta
de voluntad política empieza a ser palpable y favorece que el descontento
entre los diversos sectores educativos y sociales sobre los perfiles que adquiría
la política educativa arraigara con nuevas implicaciones desde 1974.
138
el Ministerio sin admitir la posibilidad de que se viesen transformadas las vías
oficiales de representación del profesorado, profundamente deterioradas en el
caso del Magisterio.
- PÉREZ GALÁN, M.: "La Ley General de Educación...", opus cit., p.315 y ss.
303
. Según V. BOZAL, la izquierda hubo de limitarse, en principio, a denunciar
fundamentalmente la falta de participación social real en los debates de la Ley y el hecho
mismo de que constituyera una iniciativa de la Dictadura, pero difícilmente se podían
cuestionar su retórica y sus objetivos (la plena escolarización y de gratuidad de la enseñanza
básica), por constituir, precisamente, los ejes nucleares en los que se habían estructurado sus
exigencias frente al modelo educativo en vigor hasta entonces (Una Alternativa..., opus cit., p.
40).
Aunque no fuera estrictamente genuina de la ideología educativa socialista y comunista
la "igualdad de oportunidades" tal como era plasmada en la L.G.E., sí que formaba parte de los
primeros esbozos de programas políticos en educación que se comenzaron a elaborar por la
izquierda clandestina. Tenemos, de hecho, documentación escrita de las líneas rectoras del
Partido Comunista elaboradas antes de la L.G.E. en el marco de lo que se dio en llamar la
"Alianza entre las fuerzas del trabajo y la cultura" (1967-68), en el que se concebían como
objetivos a conquistar en la futura sociedad democrática (y como objetivos imposibles del
franquismo), la extensión de la escolarización general, obligatoria y gratuita hasta los 14 años,
junto con la "revalorización" de la función docente y la renovación de los contenidos,
materiales y métodos de la enseñanza (todos ellos, como se sabe, objetivos reconocidos en la
retórica de la L.G.E.). Ver: COMITÉ CENTRAL DEL P.C.E.: "Sobre los actuales movimientos de
intelectuales, profesionales y artistas", opus cit.
304
. COLECTIVO: "Presentación", Boletín ..., Marzo de 1974, opus cit.
139
parcial y concreto, centrado fundamentalmente en la problemática de las
condiciones de trabajo, y un planteamiento globalizador, que vinculara las
reivindicaciones laborales a posicionamientos políticos en los que lo laboral
fuera percibido como parte de un modelo educativo globalmente concebido.
305
.- COLECTIVO: "Conclusiones de la Reunión Nacional...", opus cit.
- COLECTIVO: "Reunión Nacional de Representantes de los Colegios de D.U.", Boletín...,
Septiembre 1974, opus cit.
140
Los enseñantes tienen un papel fundamental en el proceso
educativo y deben ejercer su trabajo sin ningún tipo de
condicionamiento, bajo la norma de "a igual trabajo, igual salario"
y organizados en un Sindicato Único de Enseñantes que responda a
la estructura de un Cuerpo Único"306.
Entre marzo de 1974 y febrero de 1975 (tiempo que separa los dos textos
precedentes), se producen importantes acontecimientos que favorecen esta
línea de contestación global a la política educativa del Régimen y la
conformación de una "alternativa" educativa y social: el profesorado no
numerario de Institutos, así como el Magisterio, protagonizan diversas
movilizaciones donde se plantean reivindicaciones laborales y donde se intenta,
sobre todo, conseguir que el Ministerio acceda a negociar con representantes
elegidos en las asambleas. En estos conflictos, el Ministerio responde con
contundencia y hace gala de un talante autoritario exacerbado, lo cual conduce
a que irrremisiblemente empezara a percibirse que la resolución de los
problemas laborales requería la constitución de organizaciones propias que
representasen al profesorado pero, sobre todo, que se cambiaran las
condiciones políticas para que dicha representación adquiriera efectivamente
un sentido.
306
. Ibídem.
307
. COMISIÓN DE INFORMACIÓN Y PRENSA: "La Junta General", Boletín..., febrero de 1975.
141
III.2. Las Coordinadoras de P.N.N.s y de maestros: un movimiento unitario,
autónomo y asambleario.
308
. No hemos abordado aquí específicamente la constitución de estas asociaciones,
básicamente por su carácter diverso y disperso en las distintas provincias, y por no haber
adquirido efectivamente dimensiones estatales. En general, las experiencias con mayor eco
fueron la constitución de "ASOCIACIONES DE ANTIGUOS ALUMNOS DEL MAGISTERIO", en algunos
casos promovidas por miembros del P.C.E./P.S.U.C., que empiezan a constituirse en estos años
en un intento de dotar de una estructura legal a grupos críticos de maestros para poder
reunirse y realizar actividades al margen de las estructuras del S.E.M. Ver, al respecto, como
ejemplo: GAY, J., opus cit., p. 24 y P.S.U.C.: "Por una enseñanza democrática", opus cit., p.32.
Otro tanto ocurre con los grupos de renovación pedagógica, que se generalizan sobre todo a
raíz del articulado de la L.G.E. que autorizaba la creación de asociaciones con fines
"profesionales". La experiencia más relevante en este terreno tuvo lugar en Cataluña, donde
destacó sobremanera una Escuela privada de formación del profesorado, "ROSA SENSAT", que
había empezado a funcionar desde 1965 con el fin de formar maestros desde los principios de la
"Escuela Nueva". Este centro abarcó importantes actividades de formación permanente del
profesorado fomentando, desde el debate "pedagógico" (concebido por el Régimen como el
único que debían entablar los docentes en tanto que "profesionales"), actitudes Críticas frente
a los modelos oficiales. Su iniciativa de promover "Escolas d'Estiu" resultó crucial en los
primeros años setenta: a ellas empiezan a acudir maestros y maestras de distintos lugares del
país, y ello favorece la celebración de encuentros anuales en los que, finalmente, aparecen
también los debates sobre la problemática laboral del profesorado y sobre la política
educativa. A raíz de estos encuentros empiezan a crearse grupos de renovación pedagógica en
otras provincias (Valencia, Sevilla y Madrid, desde finales de los sesenta; y en el resto de
provincias, en la primera mitad de los años setenta). Entre 1975 y 1976, las Escolas d'Estiu de
Barcelona elaboraron y aprobaron un documento sobre la Escuela Pública, que formó parte del
conjunto de debates sobre la "Alternativa", participando maestros de todo el Estado. Los
colectivos de renovación pedagógica, de esta manera, también constituyeron un importante
espacio aglutinador de grupos críticos de enseñantes, actuando de palanca de la contestación
política en el sector.
Sobre su historia, ver entre otros:
- CARBONELL, J.: "De la Ley General de Educación...", opus cit., pp.237-255.
- CAIVANO, F.: "Renovación pedagógica y escuelas de verano", en VARIOS AUTORES:
Perspectivas actuales en Sociología de la Educación, Madrid, Cantoblanco, 1983, pp.387-409.
- MARTÍNEZ BONAFÉ, J.: "Los MRPs o el compromiso en la escuela", Cuadernos de
Pedagogía, n1 220, diciembre 1993, p. 104 y ss.
142
del profesorado no numerario, como hemos visto en los apartados II.3 y II.4, se
pudo contar con las estructuras colegiales por el apoyo de sus Juntas
Directivas.
Durante los cursos 74/75 y 75/76, las actividades que hasta entonces se
habían ido promoviendo de forma discontinua y aislada, empiezan a obtener un
apoyo cada vez más masivo, y los encuentros con carácter estatal empiezan a
asumir acuerdos que se ejecutan en las diversas regiones y provincias...
143
elegido asambleariamente y sin intervención de la Administración, por cuya
defensa el colectivo protagonizaría un enfrentamiento abierto con el M.E.C.
310
. Se pueden encontrar relatos de esta movilización y caracterizaciones de la plataforma
reivindicativa en diversos artículos de la época. Nosotros hemos hecho uso de algunos de ellos:
- A.R.: "P.N.N. de I.N.E.M., cinco semanas de paro", Cuadernos de Pedagogía, n1 4,
abril 1975, pp. 41-42.
- C.C.: "Barcelona: los maestros van a la huelga", Cuadernos de Pedagogía, n1 3, marzo
de 1975, pp. 19-20.
- COLECTIVO: "Los P.N.N. de I.N.E.M. quieren un contrato laboral", Boletín..., enero
1975.
- P.S.U.C.: "Profesores en huelga", Treball, n1415, opus cit.
- FERNÁNDEZ ORDÓÑEZ, R.: "Zaragoza: P.N.N. en huelga", Cuadernos de Pedagogía,
n13, marzo de 1975, p. 27.
- MARTÍNEZ LLANEZA, M. - PÉREZ, M.: "Problemática...", opus cit., p.145 y ss.
- ORGANIZACIÓN DE ENSEÑANTES DE INSTITUTO DEL P.S.U.C.: "El curso 74-75 en los
I.N.B.", opus cit.
- PÉREZ, M. - DOZ, J.: "El movimiento...", opus cit., p.6.
- Varios artículos destinados a informar al profesorado en el Boletín..., abril de 1975.
311
. Las movilizaciones abarcaron, prácticamente, los dos primeros trimestres del curso
74/75, si bien con ritmos distintos. Primero, se convocan paros intermitentes en diversas
ciudades y provincias (Lugo y Vigo primero; después Asturias y durante dos días se suman
Barcelona, Navarra, Santander, Sevilla y Granada). A finales de diciembre, el Consejo Nacional
de Colegios de Licenciados emite un comunicado público por el que apoya la exigencia de
apertura de negociaciones con el colectivo; a este comunicado el M.E.C. responde
comprometiéndose a ofrecer una respuesta en enero. Hasta el 18 de enero se interrumpen los
paros y el M.E.C. responde no sólo rechazando las reivindicaciones del profesorado, sino
también abiertamente cuestionando la representatividad de los miembros elegidos en
asamblea. Según el M.E.C., en todo caso, sólo estaría dispuesto a entrevistarse (y cuando el
Gobierno lo creyera oportuno) con el Consejo Nacional de los C.D.L.
144
- De otro lado, el profesorado no numerario pone de manifiesto que, sin
renunciar al apoyo de los C.D.L., da creciente importancia a los organismos
emanados de las asambleas. Se busca (y obtiene) el apoyo del Consejo Nacional
de los C.D.L., e incluso las reivindicaciones organizativas contempladas en la
plataforma inicial presentada al M.E.C., giran en torno a su funcionamiento (a
ello responde la exigencia de "elección de representantes de centro", antes
mencionada). Pero en el transcurso de la movilización no se asume el
planteamiento del M.E.C. de limitarse a realizar entrevistas con el Consejo
Nacional de los C.D.L.; el Ministerio se aferraba -para justificar su talante no
negociador- a esta estructura por su carácter "legal", pero a ello respondieron,
en enero, los P.N.N.s creando una "Comisión Nacional de Representantes",
compuesta por un representante de cada provincia elegido en su
correspondiente asamblea. Se acuerda que esta Comisión fuera a Madrid a
entrevistarse con el Ministro MARTÍNEZ ESTERUELAS y, aunque consiguen
entrevistarse con el D.G. de Personal, éste comunica la negativa del M.E.C. a
negociar con ellos.
145
provinciales del S.E.M., en Galicia, el Magisterio decide iniciar movilizaciones
que terminan en la convocatoria de una huelga que se prolongaría por la
mayoría de las provincias hasta el 1 de marzo de 1976314.
146
que, sin establecer de antemano el modelo organizativo (esto es lo que se
refleja en el ambiguo término "cauce"), incidía particularmente su necesario
carácter democrático. Esta exigencia, no obstante, al igual que ocurrió el curso
anterior entre el profesorado no numerario, se plantea al mismo tiempo que se
presiona para conseguir el reconocimiento, como interlocutora válida, de la
"Comisión Nacional" elegida por las asambleas de cada provincia, sin hacer
concesiones ante la Administración en este terreno. La huelga también,
finalmente, se convirtió en una acción de protesta por el talante autoritario del
M.E.C.
147
transcurso del conflicto, a la espera de los contactos con el Ministerio316. Los
representantes rotaban en las distintas reuniones.
Son estas condiciones las que permiten pensar, en el seno de los sectores
y núcleos opositores, que era factible la incorporación del "movimiento de
enseñantes" al movimiento de la oposición. El talante autoritario y represivo
del Gobierno y la propia voluntad que se fue gestando en las movilizaciones en
torno a la exigencia de la "creación de cauces democráticos de representación",
fueron percibidos como pasos definitivos en la "politización" del movimiento en
el sentido en que en aquellos momentos se orientaban las movilizaciones, de
exigencia de democratización319.
316
. El esquema organizativo que se gestó en el conflicto y que durante el mismo se
consideró que debía ser mantenido en el futuro, es analizado específicamente en los siguientes
textos de los ya citados:
- COORDINADORA DE MAESTROS ESTATALES: "Configuración del movimiento de
maestros".
- PLAZA, C.: "Maestros estatales. el M.E.C. no quere negociar".
- SARTORIUS, N.: "Movimiento de maestros".
- SINDICAT DE MESTRES: "Per un organisme autónom representatiu i democrátic".
317
. Enero de 1975: en empresas como Seat, ITT, Hispano Olivetti, y también en sectores de
la cultura (huelga de actores), culminando en una "jornada de lucha" el 20 de febrero. Enero de
1976: también es un momento de gran conflictividad laboral, llegándose a la paralización de los
transportes públicos (taxis, metro, R.E.N.F.E., Telefónica, Correos...).
318
. En enero de 1975, se hace la presentación en Madrid de la Junta Democrática, que
pretende dotarse de organizaciones de base en barrios, empresas, universidades... Por otro
lado, las movilizaciones de maestros de enero/febrero del setenta y seis coinciden con la
constitución de la "Platajunta".
319
. Eso es, al menos, lo que valoraban diversas personalidades de la época que, por vez
primera, emiten valoraciones sobre el movimiento de maestros, sobre todo en los procesos de
1976. Ver, por ejemplo: PLAZA, C.: "Maestros estatales...", opus cit., p.35 y SARTORIUS, N.:
"Movimiento...", opus cit.
148
situaciones particulares que afectaban gravemente a sus respectivos problemas
laborales. En el caso del P.N.N. en 1975, la "chispa" que hizo saltar las
movilizaciones fue la incorporación a los centros, después de Navidad, de
opositores que habían aprobado en verano, lo cual suponía el despido
automático del profesorado no numerario que ocupaba las plazas. Además, el
Ministerio había dado a conocer su voluntad de limitar la convocatoria de
oposiciones a cinco mil plazas en los cinco cursos siguientes, mientras que el
colectivo de P.N.N.s de Instituto sumaba aproximadamente unas trece mil
personas320. En el caso del Magisterio, a los problemas de estabilidad del P.N.N.
se unían los derivados de un nuevo modelo de plantillas que pretendía regular
la especialización en la 21 etapa de la E.G.B. y la persistencia en la exclusión
de la "dedicación exclusiva" en sus retribuciones.
149
3.- El modelo organizativo que se define y practica en estas
movilizaciones corresponde a las estructuras de un "movimiento" y, si bien se
tiende a defender que el modelo debería mantenerse en el futuro, no se da el
paso de conformarlo como una organización propiamente hablando (esto es, no
se inician los procesos típicos en este sentido: afiliación, nombramiento de
órganos estables y/o vinculación a organizaciones u organismos que se
consideren próximos en sus objetivos y orientaciones). Sus características
centrales (autonomía, asambleismo, democracia y unidad) son compartidas con
otros movimientos sociales y laborales y, de hecho, su provisionalidad,
inestabilidad y la movilidad de sus dirigentes eran características que
permitían, sobre todo, resistir mejor los embates represivos del poder
establecido. Por otro lado, particularmente en el caso del profesorado no
numerario de enseñanzas medias, se trata de un colectivo en el que muchos de
sus miembros eran jóvenes recién salidos de la Universidad, donde habían
acumulado experiencias organizativas y conflictivas del movimiento estudiantil
que extrapolan, de formas diversas, al propio movimiento de enseñantes. Sin
embargo, es posible constatar que estos caracteres adoptan un sentido
peculiar:
322
. En las plataformas reivindicativas se introduce la exigencia de una amnistía para la los
presos políticos, por ejemplo, apoyando explícitamente las campañas desplegadas por diversos
organismos de la oposición. Ver: COLECTIVO: "Paro en la enseñanza", Cuadernos de Pedagogía,
n115, marzo de 1976, p.25 y ss.
150
respondía, en gran medida, al rechazo abierto a los moldes burocráticos,
jerárquicos y en esencia autoritarios experimentados en el marco de los
organismos legales de la Dictadura, pero que también impedía romper la unidad
y forzar la vinculación a una opción organizativa (sindical o política)
determinada.
323
. En este sentido empiezan a incidir diversas reflexiones que se publican sobre el
significado de las movilizaciones:
"Dignificación salarial y gratuidad de la enseñanza son caras de la misma
moneda y requisitos previos para la consecución de una mejora educativa al
servicio del pueblo. Así lo han entendido los enseñantes a través de sus
numerosas manifestaciones reflejadas en escritos, peticiones, discusiones,
paros y todo tipo de actuaciones. Cuando los maestros estatales piden un
sueldo justo abogan también, indirecta pero objetivamente, por la supresión de
las permanencias y la plena gratuidad (...)" (CARBONELL, J.- "La gratuidad:
crónica de un clamor", Cuadernos de Pedagogía, n1 16, abril de 1976, p. 16.)
Se está iniciando, así una conciencia que remite a la necesidad de una labor conjunta
entre padres y enseñantes, pero a través de estructuras organizativas separadas (Asociaciones
de Padres y Vecinales, asambleas de maestros) que, en aquellos momentos, tenían bastantes
dificultades para un entendimiento en lo que se refiere a problemas más cotidianos como,
sobre todo, el que giraba en torno a las permanencias que debían pagar los padres por las
"clases de recuperación" y que habían servido históricamente para compensar los bajos salarios
del Magisterio:
"Las ilegales permanencias provocan unas tensiones entre maestros y padres
difíciles de superar todavía hoy en la práctica. En casos aislados la presencia
activa de Asociaciones de Padres y el nivel de conciencia de los equipos de
151
Estas experiencias, en definitiva, tuvieron una aportación central:
marcaron el salto hacia la adopción colectiva de un posicionamiento político de
rechazo a la Dictadura que, en el terreno organizativo, supuso el rechazo activo
a las estructuras impuestas hasta entonces por el Régimen, así como la
constitución de un movimiento que funcionaba al margen de la legalidad y que
se intentaba imponer desde la legitimidad que le daba el apoyo de sectores
importantes de los colectivos de enseñantes.
152
Sin admitir abiertamente la representatividad de las Coordinadoras en
este sector, no obstante, el Gobierno admitía por vez primera la convocatoria
de unas elecciones en las cuales el S.E.M. sería considerado sólo como una
candidatura más. Aunque no se negocian las condiciones de la convocatoria con
el profesorado, ni se procede a la conformación de un marco negociador
definitivo (los representantes eran "provisionales": se les permitiría la
negociación de los problemas planteados ese curso, pero no se admitía la
constitución de un marco democrático definitivo), no cabe duda de que el
M.E.C. estaba reconociendo su fracaso al haber tratado de mantener, en ese
curso, la "representatividad" de las estructuras del S.E.M. El "movimiento de
maestros" debate en todas las provincias la convocatoria del M.E.C. y, aunque
adopta un posicionamiento crítico ante la misma, decide presentar
"candidaturas unitarias"326. En treinta provincias se presentaron "Candidaturas
Unitarias y Democráticas", cuyos miembros habían sido elegidos por las
asambleas de centro y provinciales, presentando como programa una
plataforma reivindicativa debatida y aprobada en asambleas provinciales 327.
326
. Esta decisión se adopta, finalmente, el 4 de abril en una reunión de la Coordinadora
Nacional formada por representantes de treinta provincias; se emite un comunicado que
sintetiza la posición como sigue:
"De todas las consideraciones anteriores se deduce que la actual convocatoria
de elecciones no responde a ninguna de nuestras reivindicaciones. Pese a todo
lo cual la mayoría de las provincias representadas han decidido participar en
ellas, y la razón que les ha movido ha sido el que estas elecciones son fruto de
nuestra presión, y en la intención de utilizarlas para mostrar una vez más de
forma unitaria y firme que el único camino satisfactorio es responder
positivamente a las anteriores reivindicaciones del profesorado. Lo cual exige
que la provisionalidad desemboque en la constitución de un organismo
representativo, democrático e independiente" (citado en: SINDICAT DE
MESTRES, "Per un organisme...", opus cit., p. 6).
327
. Una muestra de los programas unitarios presentados viene en el texto antes citado del
SINDICAT DE MESTRES. En materia organizativa, se mantiene la posición defendida a lo largo del
curso:
"Es una ocasión de aunar voces y esfuerzos y de descubrir que la provisionalidad
de esta representación ha de llevarnos, de modo decidido, a conseguir un
Organismo representativo, democrático e independiente, en el que
unitariamente defendamos nuestros intereses profesionales y educativos"
(ibídem, p. 6).
328
. - COORDINADORA DE MAESTROS ESTATALES, "Elección...", p. 4. (opus cit.).
153
Enseñanza".
329
. Sólo para aportar una idea aproximada de la extensión de los debates, no está de más
mencionar algunas de las Jornadas, "Semanas" y encuentros donde se procedió a desarrollarlos:
- En Madrid, entre enero de 1975 y de 1976, se elaboró la "Alternativa para la Enseñanza" del
Colegio de Doctores y Licenciados. Este documento constituyó, en gran cantidad de sitios, el
punto de partida del debate.
- En marzo de 1976 se aprobó, en una Asamblea de Distrito del Colegio de Doctores y
Licenciados de Galicia el "Manifiesto dos Ensinantes Galegos", que serviría como documento de
debate de las "I Xornadas do Ensino de Galicia", que intentaron llevarse a cabo entre el 27 y el
31 de agosto (sin que pudieran finalizarse, ya que el Gobierno ordenó interrumpirlas el segundo
día).
- En Cataluña, el debate se abriría en la X Escola d'Estiu (julio de 1975) y se continuaría en la XI
Escola d'Estiu (julio de 1976), donde se aprobaría el documento "Per una nova escola pública
catalana".
- En el País Valenciano, el "Seminario de Pedagogía" del Colegio de Licenciados asumiría la
iniciativa proponiendo un "Anteproyecto de Alternativa a la Enseñanza"; el debate se vería
completado en la semana del 30 de junio al 5 de julio de 1976, en el marco de la "I Escola
d'Estiu del País Valenciá".
- En Euskadi se celebrarían, en septiembre de 1976, diversas "Jornadas Pedagógicas".
- En Canarias, en mayo y junio de 1976 se celebrarían sendos encuentros de enseñantes en las
islas capitalinas: la "I Semana de Educación en Canarias", celebrada en Tenerife, (del 5 al 13 de
mayo) y la "Asamblea de Enseñantes de Canarias", el 6 de junio, en Las Palmas de Gran
Canaria.
- En Andalucía también se celebran diversos encuentros provinciales, de entre los que tenemos
referencia de la "II Semana Pedagógica de Aljarafe" (Sevilla), entre el 30 de junio y el 3 de julio
de 1976.
- También, en septiembre, la "II Escola d'Estiu de Les Illes" (Baleares) debate diversas
propuestas de "Alternativas", lo mismo que había ocurrido entre el 26 y 29 de junio en la "I
Escuela de Verano de Extremadura".
- En un horizonte similar, referidos a la enseñanza universitaria, se aprueban también diversos
documentos con aspiración a la definición de una alternativa democratizadora en la
Universidad.
La referencia a estas actividades la hemos extraído de Cuadernos de Pedagogía, n123,
noviembre de 1976, pp.5-17. También aluden a las jornadas:
- BOZAL, V.: Una Alternativa..., opus cit.
- CAIVANO, F.- "Renovación pedagógica...", opus cit.
- MAGDALENO GILSANZ, S., "Escuela...", opus cit., p. 163 y ss.
- MARTÍNEZ BONAFÉ, J.: "Los colectivos...", opus cit.
- O'MALLEY, P.: "La Alternativa", opus cit.
Nos ha sido imposible contar con todos y cada uno de los documentos aprobados en
cada encuentro, por no haber sido todos igualmente difundidos. El análisis que se expone aquí
154
Se trata, en general, de debates muy participativos, con periodos
extensos para el análisis de las propuestas iniciales y en los que las decisiones
finales se adoptan en asambleas masivas, con una composición diversa (según
se tratara del ámbito territorial de las jornadas y de los colectivos a los que se
aglutinaba). No obstante, fueron debates muy conectados entre sí, ya que en
cada zona se conocen los documentos y resoluciones de otros lugares, y se
combina el esfuerzo de confluencia en aspectos básicos con la aportación de las
singularidades de los debates de cada lugar.
remite a los que han aparecido publicados y disfrutaron, en su momento, de mayor difusión y
que, de forma más generalizada, se utilizaron como modelos de partida. Con todo, las
diferencias entre los distintos lugares que creemos quedan sin reflejar afectaban a la
caracterización de los problemas y la situación particular de cada región. Los documentos que
hemos trabajado se han tomado de:
155
educativa, los contenidos de la enseñanza, las metodologías, la formación del
profesorado, sus condiciones de trabajo, los modelos organizativos del
profesorado (en tanto que colectivo social y en tanto que trabajadores en el
sistema educativo) y, finalmente, los elementos básicos por los cuales se debía
estructurar la sociedad española en el nuevo marco democrático.
156
en la lógica de la utilidad social"330.
330
. "Una Alternativa para la enseñanza", Madrid, 1976. (Opus cit).
331
. El debate planteado por los sectores conservadores pasó a la historia como "la polémica
de la Alternativa". Básicamente, como era de esperar, el gran dilema se planteó en torno a la
cuestión del modelo educativo y, en particular, en torno a la dualidad escuela pública/escuela
privada. Según S. MAGDALENO,
en realidad esta polémica, planteada sobre todo cuando se aprobó el documento de la
Alternativa del Colegio de Licenciados de Madrid, constituyó el primer gran enfrentamiento
entre los dos modelos educativos tradicionalmente defendidos por los sectores conservadores y
los sectores progresistas en nuestro país. A partir de esta polémica, se sucederían numerosos
enfrentamientos (conocidos como la "guerra escolar") que terminarían separando las propuestas
de la derecha y el centro frente a las de la izquierda durante todo el proceso de la Transición,
y que marcó especialmente el proceso de elaboración y aprobación de la Constitución, del
Estatuto de Centros Escolares de la U.C.D. y, más lejanamente, de la Ley Orgánica del Derecho
a la Educación. Ver, al respecto:
- Boletín... de enero de 1976 y abril de 1976.
- BOZAL, V.: Una Alternativa..., opus cit., pp.131-141.
- MAGDALENO GILSANZ, S., "Escuela...", opus cit., p.152 y ss.
- SEMINARIO DE EDUCACIÓN: Enseñanza: debate..., opus cit.
La reacción institucional de la Iglesia y de sus organismos educativos quedó expuesta en
diversos documentos, de los cuales destacan:
- "Por una enseñanza socializada y libre en una sociedad genuinamente democrática",
presentado como declaración de un grupo de Colegiados reunidos en la Casa Sindical de
Madrid el 31 de enero de 1976. Pasó a ser conocida, en aquel contexto, como la
"contra-alternativa" (Ver: SEMINARIO DE EDUCACIÓN: Enseñanza: debate..., opus cit.,
pp. 115-119).
- "Los problemas de la Enseñanza", comunicado de la Conferencia Episcopal Española de
febrero de 1976 (ibídem, pp. 115-119).
- "Comunicado de la Asamblea General de la F.E.R.E." de los días 1,2 y 3 de abril de
1976 (Ver: MAGDALENO GILSANZ, S., "Escuela...", opus cit., p. 154.
157
terminó por favorecer que, en el interior de los colectivos críticos, las
diferencias trataran de integrarse y se limitaran casi exclusivamente a una
mayor o menor radicalidad de las exigencias a plantear.
158
presiona de formas diversas por finalizar con la Dictadura y que convierte en
irrenunciable para el movimiento de enseñantes el hacerse partícipe de un
talante unitario. Un aspecto peculiar de la materialización de ese talante
"unitario" entre los grupos de enseñantes es que se intenta construir sobre todo
desde un funcionamiento abierto y participativo, bajo la forma de asambleas
muy amplias, y no desde la conformación de plataformas que aglutinasen
exclusivamente a la gente "organizada". Esto permitiría que, en el devenir de
los debates, afloraran muy abiertamente las diferencias entre los distintos
modos de concebir la concreción de los principios que se compartían.
Estas cuestiones sirven como marco genérico desde el que partir para
analizar las resoluciones finales a las que se llegó en las distintas actividades.
Para afrontar su estudio, nos ha parecido necesario establecer una distinción
entre los tres aspectos que pueden tener mayor relevancia en nuestro trabajo:
el modelo de escuela, la identidad social y laboral del profesorado y el modelo
organizativo. Cada uno de estos apartados se estructuran en torno a objetivos
genéricos que articulan, básicamente, las señas de identidad del movimiento:
Escuela Pública Única, Cuerpo Único de Enseñantes y Sindicalismo de Clase.
159
reforzamiento, en el futuro, del clasismo en la enseñanza.
31.- Por otro lado, la aplicación de la Ley no había modificado para nada
el autoritarismo y el talante anti-democrático del Estado en Educación: las
medidas se imponían, sin más, y en las situaciones conflictivas se recurría
crecientemente a la represión, rechazando cualquier posibilidad de
negociación, diálogo y participación del profesorado y de los agentes sociales
en la política del Ministerio.
160
en sus vertientes, precisamente, más mecanicistas, que tendían a fomentar
visiones de la Educación capitalista como un espacio absolutamente inmune a
cualquier intento transformador desde una perspectiva "de clase". No obstante,
nos parece que la asunción de críticas radicales -que tuvieron un correlato
teórico en algunos de los textos sociológicos que empezaron a publicarse desde
1975/76, como hemos visto en el apartado II.1336- respondía en aquel contexto
a diversas razones: el análisis "reproduccionista" se aplicaba frente al modelo
educativo de la Dictadura y, mucho más allá de su rigurosidad teórica y
sociológica, este tipo de análisis era utilizado y experimentado políticamente,
por lo que permitía dar coherencia básicamente al rechazo frontal a la política
educativa gestado a raíz de descontentos que, entre el profesorado, habían
tomado cuerpo desde los problemas fundamentalmente laborales.
336
. Nos referimos, particularmente, a los trabajos (entre otros):
- FERNÁNDEZ DE CASTRO, I.: Reforma educativa y desarrollo capitalista, opus cit.
- BOZAL, V.-PARAMIO, L.: "Sistema educativo/Sistema de Clases", opus cit.
- LERENA, C.: Escuela, ideología..., opus cit.
161
propuestas globales sobre la funcionalidad social de la Educación, en relación
con la cual se defienden modelos de estructuración y organización institucional
del sistema educativo.
337
. "Una Alternativa para la enseñanza", del Colegio de Licenciados de Madrid. (Opus cit.).
En general, se reconocen las influencias de proyectos y modelos diversos como la Escuela
Nueva, algunas propuestas de la I.L.E. y la II República Española, el Plan Langevin-Wallon,
planteamientos antiautoritarios de autores "importados" como Neill, Rogers, Freire, Freinet,
Illich... e incluso de algunos pensadores soviéticos (
Makarenko, Luria, Leontiev, Vigotsky...). La herencia de las diversas vertientes educativas del
socialismo decimonónico jugó también un papel importante. Ver, en este sentido:
- BOZAL, V.: Una alternativa..., opus cit., p.91 y ss.
- COLECTIVO: Dossier sobre "La escuela pública en la alternativa", Boletín..., Noviembre
1975.
- COLECTIVO: "La escuela pública. Primeras jornadas de estudios sobre la
Enseñanza (Alcobendas. Madrid)", en Bozal, V.: Una alternativa..., opus cit.,
pp. 283-299.
- MAGDALENO GILSANZ, S., "Escuela...", opus cit., pp.16-42 y 157-158.
- O'MALLEY, P.: "La Alternativa", opus cit., p.328.
- SEMINARIO DE PEDAGOGÍA DEL COLEGIO DE LICENCIADOS DE VALENCIA: Por una
enseñanza..., opus cit., en el apartado "Requisitos exigidos por la enseñanza que el
país necesita", (pp.148-165).
338
. Bajo la noción de "libertad de enseñanza" se ampararon, en el Estado Español, los
organismos y sectores defensores de la existencia de la red privada de enseñanza.
162
El movimiento de enseñantes hace un balance radicalmente crítico de
esa vertiente nuclear de la política educativa franquista, a la cual
responsabilizan (como hemos visto en el apartado anterior), de las dificultades
e insuficiencias de la escolarización de una parte importante de la población y,
relacionado con ello, del profundo clasismo del sistema educativo Español.
163
enseñanza privada/enseñanza pública y las subvenciones del Estado a la
enseñanza privada, al tiempo que se exige una efectiva reforma fiscal que
permitiese un incremento significativo de los presupuestos destinados a la
Educación.
339
. Como hemos mencionado en la nota 41 de este capítulo, en el seno de la izquierda, y
como herencia de las disputas en el socialismo desde el siglo XIX, las posiciones sobre el marco
de la "escuela pública única" enfrentaban a quienes lo interpretaban en términos de
"prioridades" o en términos excluyentes. Tomando como referencia diversos documentos de
partidos y organizaciones de la oposición que estuvieron presentes en el movimiento de
enseñantes, podemos afirmar que entre quienes defendían posiciones excluyentes se
encontraban los sectores a la izquierda del P.C.E.: Movimiento Comunista (M.C.), Liga
Comunista Revolucionaria (L.C.R.), Partido de los Trabajadores de España (P.T.E.),
Organización Revolucionaria de los Trabajadores (O.R.T.), entre otros. El P.S.O.E. y el P.C.E.
asumían que la supresión de la escuela privada debía producirse no de forma traumática, sino
tras un proceso de fortalecimiento progresivo de la escuela pública frente a la oferta privada.
Ver, entre otros:
- HERRERA, M.A.: La enseñanza, Madrid, Emiliano Escolar Ed. 1977 (recoge las
posiciones de la O.R.T.).
- MOVIMIENTO COMUNISTA: "Notas para una alternativa revolucionaria a la enseñanza",
(documento multicopiado, anterior a 1977 -sin fecha-, p. 14 y ss., Barcelona, Archivos
de U.S.T.E.C.).
- O'MALLEY, P. (Coord.): Anteproyecto de Alternativa democrática a la enseñanza,
Madrid, Cenit, 1977, pp.21-25.
- VARIOS AUTORES: "Partidos y educación", monográfico de Cuadernos de Pedagogía, n1
19-20, julio-agosto 1976 (Con aportaciones del P.S.O.E., P.C.E. Y P.T.E., entre otros).
164
"Este modelo presupone garantizar la escolarización total y
la desaparición de la enseñanza privada. Sería necesario, pues,
crear las condiciones para que las actuales escuelas privadas de
diferentes sectores se transformen en nuevas escuelas
públicas"340.
165
fijado como seña de identidad del movimiento sería la apuesta en positivo,
frente a los poderes establecidos, por un objetivo eminentemente
democratizador: la defensa de la Escuela Pública y la exigencia de vincular
irremisiblemente al Estado en la responsabilidad central de la oferta educativa
en la sociedad.
Esta defensa sería más unánime en otra vertiente específica del modelo
de escuela que se estaba delimitando: el carácter público frente a los modelos
totalitaristas, centralizadores y burocráticos de escuela "estatal". La
experiencia de la escuela franquista lleva al movimiento a defender la idea de
una escuela pública a cargo del Estado, frente a la escuela "estatal", que
percibían como potencialmente más ligada al modelo autoritario practicado por
la Dictadura, donde se imponía que era el Estado burocráticamente (y no la
sociedad, las comunidades educativas y sus organismos democráticamente
representativos) el que determinaba e imponía la organización de la
enseñanza, sus fines, su gestión, sus contenidos y métodos, etc. La idea de
"Escuela Pública" remitía, por tanto, sobre todo a la democratización y la
participación social en la toma de decisiones y la gestión educativa,
considerándose que lo único que constituía la función central del Estado era la
dotación de los fondos necesarios para el desarrollo educativo.
342
. Ibídem.
166
11) No siempre se puso en un plano de igualdad el protagonismo de los
agentes educativos y el de las "fuerzas sociales".
343
. "Una reforma educativa democrática supone una planificación democrática. Las líneas
fundamentales de la política educativa se fijarán después de su discusión entre los trabajadores
de la enseñanza y estudiantes..." (Boletín..., febrero 1975, opus cit.).
344
. "Una Alternativa para la Enseñanza", Boletín..., febrero 1976, opus cit.
345
. Se designa esta cuestión como "Dirección democrática de la política educativa",
quedando definida como:
"La planificación de la estructura, contenidos y métodos educativos debe ser
decidida con el control y la participación directa de todas las fuerzas sociales
populares" ("Per una nova Escola Pública Catalana", julio 1976, opus cit.).
167
para un supuesto desarrollo posterior precisamente las cuestiones que de
manera más evidente pondrían a prueba la unidad del propio movimiento, en
tanto en cuanto no existían líneas de acuerdo entre las diversas ideologías y
proyectos políticos, incluso desde una identidad compartida en torno a la "clase
obrera" (socialistas, comunistas, autogestionarios, anarquistas...). La opción
unitariamente asumida se reduce, así, a la defensa básica del principio de que
no debía ser el Estado el que fijara los fines y objetivos de la Educación y de
que tanto los "agentes educativos" como el poder político democrático
institucionalizado debían compartir su protagonismo en la toma de decisiones
con el conjunto de las "fuerzas sociales", es decir, con el conjunto de lo que
podríamos denominar la "sociedad civil".
346
. "Una Alternativa para la Enseñanza", Boletín..., febrero 1976, opus cit.
168
incide tan explícitamente en la necesidad de una "programación general" de la
enseñanza (aunque tampoco se excluye) y, sobre todo, se propugnan grados
mayores en la capacidad de decisión propia frente a la del Estado central.
347
. "En la realidad multinacional del Estado Español, una planificación democrática exige la
inclusión de los intereses y peculiaridades nacionales y regionales con el respeto y desarrollo
integral de las lenguas y culturas del país.
Los planes de estudio deberán, pues, ser adoptados por organismos autónomos que
pongan en valor sus respectivas culturas y necesidades de desarrollo" (SEMINARIO DE
PEDAGOGÍA.- Por una enseñanza democrática..., opus cit., p.205).
169
autonomía de organización y gestión en todos los centros, tanto
en los aspectos económicos como en los académicos, de modo que
se pueda adaptar su funcionamiento a las necesidades reales. De
este modo, la marcha interna de los centros de enseñanza, en lo
referente a la aplicación concreta de las normas generales,
contratación y selección de personal, control de los fondos
económicos, dirección pedagógica, etc., correrá a cargo de los
profesores, alumnos y padres de una manera democrática." 348
348
. "Una Alternativa...", opus cit, 1976. En un sentido similar se alude a esta cuestión en la
X Escola d'Estiu de Barcelona (opus cit., 1975, apartado "Formas de gestión y control en una
escuela democrática") y en el documento del País Valenciano (SEMINARIO DE PEDAGOGÍA DE
VALENCIA: Por una reforma..., opus cit., p. 205). Sobre este aspecto, ver también la revisión
realizada por M. FERNÁNDEZ ENGUITA: "De la democratización...", opus cit., pp. 34-37 y La
profesión docente..., opus cit, pp. 164 y ss.
349
."Per una nova escola pública...", opus cit., julio 1975, apartado "Formas de gestión y
control en una escuela democrática"
170
control de la dinámica de cada nivel"350.
171
intervencionismo autoritario del Estado, de modo que se diese protagonismo a
la sociedad civil y a los organismos democráticos en la Educación. Sin embargo,
tampoco se puede deducir de estos compromisos que el objetivo prioritario
fuera en sí mismo y principalmente la superación definitiva del
profesionalismo: el sentido último de estas propuestas es formular
fundamentalmente un modelo democrático de gestión educativa como
alternativa al modelo educativo franquista, y el hecho de que éste se hubiera
impuesto a través de líneas de gestión burocráticas y autoritarias resultaba
determinante.
172
asimilables en un marco político democrático, pero de una sociedad en la que
podía seguir persistiendo la desigualdad entre las clases 353. El intento de evitar
forzar las definiciones en un sentido política e ideológicamente más
nítidamente vinculado a planteamientos y tradiciones educativas de izquierda,
obviamente, facilitaba el aglutinamiento de sectores mayoritarios del
profesorado, así como permitía mostrar los objetivos de las Alternativas como
realizables de forma inmediata cuando se procediera al derrocamiento de la
Dictadura354.
353
. No es irrelevante, en este sentido, que se considere, como lo hace M. FERNÁNDEZ
ENGUITA, que las propuestas de gestión escolar de las "Alternativas" constituyen el "hilo" que
conduce a la Ley Orgánica del Derecho a la Educación de 1985. Ver, de este autor: "De la
democratización...", opus cit., p. 37.
354
. De hecho, esta "moderación" resultaba coherente con las estrategias de las posiciones
hegemónicas en la izquierda (representadas, fundamentalmente, por el P.C.E. y el P.S.O.E., a
la postre los partidos que obtendrían mayor presencia parlamentaria de la izquierda) que, en
estos años, empiezan a apostar decididamente por una transición política ordenada hacia una
sociedad democrática sin más, constituyendo éste el elemento desde el que intentan erigirse
en aglutinantes de la mayoría de la sociedad civil.
En este terreno, no obstante, los colectivos de enseñantes no parecieron actuar al
margen de las tendencias que, según V. PÉREZ DÍAZ (en La primacía de la sociedad civil, opus
cit.), tenían presencia mayoritaria en el conjunto de la sociedad civil e incluso de la clase
trabajadora, cuyas aspiraciones se encaminaban, según este autor, sobre todo hacia la
democratización del Estado. No estamos totalmente de acuerdo con el autor, no obstante, en
su consideración de que las "vanguardias" políticas -particularmente, las de la izquierda política
y sindical- en los momentos finales de la Dictadura se mantuvieron en líneas de extrema
radicalización ajenas a las voluntades de la sociedad civil. La moderación política y práctica
tuvo lugar no sólo cuando efectivamente se inicia la "concertación" política de la transición
institucional, sino que había marcado mucho antes la estrategia tanto del P.C.E. como del
P.S.O.E., probablemente desde el momento mismo en que ambas organizaciones deciden
apostar por la configuración de plataformas de oposición unitarias, junto con partidos no
marxistas.
355
. Tal como han expuesto diversos autores, el modelo de Escuela Única, definido en
diversos proyectos escolares europeos a lo largo del siglo XX (Alemania, Francia, Inglaterra...),
tiene un doble significado: de un lado, una concepción unificada del sistema educativo en su
conjunto y, de otro, una concepción activa de la vida escolar, los métodos y el proceso
educativo. La idea de la escuela única, en el seno del movimiento obrero occidental se ha
vinculado tradicionalmente a la búsqueda de un sistema educativo no discriminatorio ni
clasista.
Este modelo históricamente ha sido cuestionado por las tradiciones conservadoras en
España, por considerar que la idea de una red única de enseñanza se contrapone frontalmente
a la "libertad de enseñanza". En nuestro país, primeramente la idea de la Escuela Única fue
asumida por el P.S.O.E. Ver, al respecto:
- BOZAL, V.: Una alternativa..., opus cit., pp.91-106.
- CARBONELL, J.: "De la Ley General...", opus cit., pp.248-254.
- MAGDALENO GILSANZ, S., "Escuela...", opus cit., pp.16-21.
- PÉREZ GALÁN, M.: La enseñanza en la segunda República, Madrid, Edicusa, 1975, p.81
y ss.
173
Podemos estructurar en dos bloques las aportaciones en este terreno,
profundamente inspiradas en las ideas provenientes tanto de diversas
experiencias históricas como de las corrientes pedagógicas herederas de la
Escuela Nueva, que habían empezado a ser conocidas por los enseñantes a lo
largo de aquellos años.
- PÉREZ GALÁN, M.: "La Ley General de Educación...", opus cit., p.315.
- SEMINARIO DE EDUCACIÓN: La enseñanza..., opus cit., p.183-191.
356
.- "Una Alternativa para la Enseñanza", enero 1975, los apartados "Escolarización total" y
"Ciclo único".
- "Socialización, otra alternativa para la enseñanza (Bases de discusión)", opus cit., el
apartado "Socialización de la enseñanza".
- "Una Alternativa para la Enseñanza. Bases de discusión", enero 1976, opus cit., dos
apartados "La enseñanza como servicio público" y "Ciclo Único".
- "Una Alternativa para la Enseñanza en el País Valenciano", mayo 1975, opus cit., el
apartado "El sistema educativo que propugnamos".
- "Manifesto dos Ensinantes Galegos", opus cit., el apartado "Escolarización total".
- "Per una nova Escola Pública", julio 1976, opus cit., el apartado "Organización General
del Sistema Educativo".
Como es sabido, la democratización del sistema educativo no ha dado acceso a estas
exigencias hasta la aprobación de la L.O.G.S.E. y en esta reforma, aún así, la escolarización
obligatoria se ha ampliado sólo hasta los 16 años, quedando, una vez más, los compromisos de
escolarización en los tramos anteriores a los 6 años dependiente de las voluntades políticas de
los Gobiernos. Igualmente frustradas se han visto las aspiraciones a errardicar la doble
titulación al término de la enseñanza obligatoria: bajo nueva denominación, la L.O.G.S.E.
reproduce dicha diferenciación, limitando el acceso de quienes no terminen la "secundaria
obligatoria" a los módulos ocupacionales de primer grado estrictamente.
357
. Así quedó definida, por ejemplo, en la X Escola d'Estiu de Barcelona: "Per una nova
Escola Pública", Julio 1975, opus cit., el apartado "Etapas e Instituciones de la educación".
174
(de 0 a 3 años), parvulario (de 3 a 7 años), primer ciclo (de 7 a 10 años),
segundo ciclo (de 10 a 12 años) y tercer ciclo (de 12 a 14 años) de primaria, y
secundaria (de 14 en adelante).
358
. No se desarrollan excesivamente los debates sobre esta noción, pero se comparten dos
ideas básicas:
- Rechazo a que la formación profesional tuviera un carácter estrictamente "ocupacional": ni
debía fomentar la superespecialización, ni debían abandonarse los procesos formativos básicos.
- Debía dar paso -sin exclusiones- a la enseñanza superior.
Ver, por ejemplo:
- "Una Alternativa para la enseñanza. Bases de discusión", enero 1976, opus cit.,
apartado "La formación profesional".
- "Una Alternativa para la enseñanza en el País Valenciano", opus cit., apartado "El
sistema educativo que propagamos".
359
. Las referencias a la "enseñanza superior" no son exhaustivas; de hecho, sólo en el
documento de Madrid de enero de 1976 se contempla un apartado específico donde se recogen
este tipo de consideraciones.
175
sectores conservadores, para los que la "libertad de enseñanza" debía reducirse
a una pluralidad de centros (pero no dentro de los mismos). Pero también era
un principio que se ofrecía frente a las pretensiones de "neutralidad ideológica"
de la escuela y del profesorado contenidas en el discurso pedagógico de la
L.G.E. Así se refería, por ejemplo, a esta cuestión el documento presentado en
Madrid "Socialización, otra alternativa para la enseñanza":
360
. "Socialización,...", opus cit., apartado "Enseñanza estatal".
361
. "Una Alternativa para la enseñanza en el País Valenciano", opus cit., apartado "Tesis
pedagógicas básicas de esta propuesta de reforma".
176
acciones transformadoras. La "libertad de docencia" (la autonomía) abarcaba,
por tanto, no sólo a las metodologías (tal como implícitamente se llegaba a
admitir en los límites del modelo "tecnocrático" de la L.G.E.), sino sobre todo
refería a los propios contenidos y fines de la enseñanza:
177
las "bases de discusión" (es decir, que no querían que figurara una declaración
explícita en esta materia), introduciéndose la definición de la escuela pública
como aconfesional, concepto que matizaba la idea del laicismo en un sentido
más ambiguo: mientras el laicismo excluía, de entrada, la posibilidad de que se
impartiera formación religiosa en la escuela, la noción de "aconfesionalidad"
equivalía a admitir que ni el Estado ni sus instituciones (la escuela, en este
caso), asumían una determinada confesión religiosa como propia... pero ello no
suponía, en principio, el rechazo rotundo a la posibilidad de que se admitiera
algún tipo de formación religiosa en la escuela pública.
365
. Ver, en este sentido, los documentos que se hicieron públicos de diversos grupos
cristianos en apoyo a las Alternativas y, específicamente, a la idea de la "aconfesionalidad" de
la escuela:
- COLECTIVO: "Otra voz de la Iglesia", Barcelona, 8 de Abril de 1976 en SEMINARIO de
EDUCACIÓN - Enseñanza: debate..., opus cit., pp.162-164.
- "Declaración de Comunidades cristianas", de Madrid (1976), en Ibídem, pp.164-171.
- "Declaración de "F.E.C.U.M.-BUEN CONSEJO", 1976 sobre la Alternativa del Colegio de
Doctores y Licenciados de Madrid, en Vida Nueva, Julio de 1976.
- "Un grupo de religiosas de Madrid ante la Alternativa de la Enseñanza", en Cuadernos
para el Diálogo, n1 169, 1976, p.30.
- COLECTIVO: "Maestros cristianos con la Alternativa", Teruel, 11-16 Julio de 1976, en
SEMINARIO de EDUCACIÓN - Enseñanza: debate..., opus cit., pp.177-178.
Sobre los debates LAICISMO/CONFESIONALIDAD en el sistema educativo Español, ver,
entre otros:
- MAGDALENO GILSANZ, "Escuela...", opus cit., pp.22-27, 154 y 164-165.
- SEMINARIO DE EDUCACIÓN: Enseñanza: debate..., opus cit., pp.118-133.
178
nacionalistas tradicionales (sobre todo, catalana y vasca) fueron adquiriendo
relevancia integrándose en las plataformas de la oposición antifranquista, sino
que incluso los partidos tradicionalmente no nacionalistas (sobre todo los de
izquierda, incluyendo al P.S.O.E. y el P.C.E.) incorporaron en sus programas
como exigencia democrática el reconocimiento del "derecho a la
autodeterminación de los pueblos", que se debía traducir en la conformación
del futuro Estado democrático desde un modelo políticamente no centralista.
En la enseñanza, los Estatutos de Autonomía en Cataluña, principalmente, pero
también en Galicia y Euskadi durante la II República (que contemplaban
específicamente el derecho de las nacionalidades a organizar la enseñanza en
sus lenguas respectivas), constituían referentes que daban sentido a la
incorporación, entre las características a desplegar por la nueva escuela, de
este tipo de exigencias366.
179
docente que se desarrolla y de las acciones que se despliegan en tanto que
colectivo.
368
. Como hemos mencionado anteriormente, uno de los espacios desde los que se nutrió el
movimiento de enseñantes arranca, precisamente, de la preocupación por la renovación
pedagógica. Los colectivos de renovación se extienden y adoptan una identidad en tanto que
movimientos partícipes del compromiso transformador social y político de la escuela entre los
años 74 y 77, según diversos autores:
- CAIVANO, F.: "Renovación...", opus cit.
- CARBONELL, J.: "De la L.G.E....", opus cit.
- MARTÍNEZ BONAFÉ, J.: "Los MRPs...", opus cit.
- MATA i GARRIGA, M.: "H0 de los Movimientos...", opus cit.
180
movimiento emergente con el conjunto de los movimientos sociales que se
habían conformado en respuesta a la Dictadura. Ello condujo, en gran medida,
a que las Alternativas contemplaran el "Cuerpo Único de Enseñantes", una
exigencia planteada eminentemente con carácter programático.
369
. Remite a estas inciativas y a los objetivos políticos e ideológicos que los inspiraban, un
artículo de M. TRINIDAD titulado "La aparente beatitud de las teorías", publicado en el
monográfico "Las clases medias en España" de la revista Cuadernos para el Diálogo, (extra n1
XXXIX de marzo de 1974).
370
. Las primeras aportaciones que aparecen en 1974 figuran en el número antes citado de
Cuadernos para el Diálogo, que remiten a los profesionales en general: "Las clases medias en
España", de J.F. TEZANOS; "La conflictividad de los profesionales", del E.D.E.; "Los <nuevos
técnicos>, de A. COMÍN; y "La clase media y la izquierda", de I. FERNÁNDEZ de CASTRO.
Los análisis centrados específicamente en el profesorado aparecerían posteriormente,
cuando ya se estaban cerrando los debates sobre la Alternativa. Destacan, en ese sentido,
tanto por ser los primeros artículos que se propusieron afrontar específicamente la condición
social de los enseñantes, como por los esfuerzos de profundización y elaboración teórica desde
los que se hicieron, la polémica entablada en las páginas de la revista El Cárabo entre C.
PRIETO y J. M. BERMUDO AVILA:
- BERMUDO, J.M.: "Los enseñantes. Críticas ...", opus cit.
- PRIETO, C.: "Elementos estructurales ...", opus cit.
181
"profesionales de la enseñanza" por el de "trabajadores de la enseñanza".
371
. COLECTIVO: "Retorna el malestar en las escuelas de formación del profesorado de
E.G.B.", Boletín..., Marzo de 1974.
182
2.- Establecimiento del principio 'a igual trabajo, igual
salario'.
183
explicaciones que se aportan al profesorado sobre esta situación remiten a la
idea de la "proletarización" tal como había empezado a hacerse extensiva en
ciertas vertientes políticas y teóricas marxistas sobre el trabajo profesional e
intelectual:
375
. COLECTIVO: "El licenciado en cuanto trabajador", Boletín..., Mayo 1974.
376
. GAY, J.: "Los trabajadores de la enseñanza", Cuadernos de Pedagogía, n1 4, abril de
184
En aquel contexto, dotarse de una "identidad social" equivalía, en
definitiva, a definirse políticamente en la escuela y la sociedad; por tanto,
constituía no tanto un proceso de definición de su situación social como,
fundamentalmente, un proceso de identificación política e ideológica, que
justificaba y daba sentido al tipo de problemas a los que debía darse prioridad
en las acciones colectivas, así como las orientaciones que debían presidir las
vías de resolución y las exigencias que debían plantear los colectivos de
enseñantes. Eran los momentos en que el "todo vale" era desestimable, porque
"todo" debía responder a una estrategia y unos objetivos que se suponía debían
ser coherentes: la "neutralidad" era considerada como una falacia que
solamente podía beneficiar a quienes ostentaban el poder.
El punto de partida del principio del "Cuerpo Único" viene dado por la
crítica y el rechazo al sistema de organización jerárquica promovido por la
Dictadura entre las distintas categorías docentes que, como hemos
caracterizado someramente en los apartados II.2 y II.3, bajo formas distintas
suponía el mantenimiento de importantes diferencias salariales y derechos
diferenciados entre los "Cuerpos" docentes.
1975, p.14.
377
.- BOZAL, V.: Una Alternativa..., opus cit., pp.94-95.
- CARBONELL, J., "De la Ley...", opus cit., p.244.
- O'MALLEY, P.: "La Alternativa", opus cit., p.329.
- SEMINARIO DE EDUCACIÓN: Enseñanza: ..., opus cit., pp.245-254.
Los primeros documentos donde se hace alguna alusión al Cuerpo Único son las
conclusiones de las Asambleas Nacionales de Profesores No Numerarios celebradas en 1971 y
1972 a que hemos aludido; también, como recogimos en el subapartado anterior, se asume
dicha propuesta en la Reunión Nacional de Representantes de Colegio de Distrito en junio de
1974. Los esbozos formulados, en este caso, por profesores no numerarios de Enseñanza Media
y de enseñanza privada, se incorporan después en los borradores y los documentos aprobados
en las Alternativas.
185
reforma de la L.G.E. había permitido el mantenimiento de distintos cuerpos
docentes (seis cuerpos en la enseñanza no universitaria), además de la
multiplicidad de modalidades de contratación administrativa impuestas al
profesorado no numerario.
378
. PROFESORES DE ENSEÑANZA PRIVADA DE MADRID: "Propuestas a la Asamblea Nacional de
Profesores No Numerarios", Madrid, 1972 (opus cit.)
186
- Por otro lado, lo que se exige es una titulación única, y ello supone
cuestionar, de plano, el fundamento del discurso jerarquizador que el
Ministerio de Educación utilizaba para mantener las diferencias económicas y
laborales entre los cuerpos docentes de la E.G.B. y la enseñanza media. La
opción del profesorado es, frente al criterio jerarquizador del Gobierno, una
opción igualitaria dentro de la enseñanza. Las únicas diferencias justificables
deben reducirse a lo más estrictamente propio del saber: en todo caso, se
requerirán "especializaciones" derivadas de los requerimientos de cada nivel
educativo y cada campo del conocimiento, pero que nunca pueden utilizarse
para establecer diferencias de jerarquía.
379
. MARTÍNEZ-PEREDA, F.: "La perspectiva del Cuerpo Único", Boletín..., enero 1975, p.24.
380
. "Una Alternativa para la enseñanza. Bases de Discusión", enero 1976, opus cit.
381
. GAY, J.: "La organización ...", opus cit., p.24.
187
La lucha por la igualdad tiene, por tanto, un sentido social (todos los
colectivos tratados por igual) y un sentido ideológico, contrario a la mentalidad
"corporativa" que fomentaba el principio de autoridad y subordinación, así
como la diferenciación de intereses entre los enseñantes. El Cuerpo Único
obligaba a que se procediera a una reconversión de los distintos cuerpos
entonces existentes, si bien es cierto que no se perfilaron los términos en que
este proceso debía llevarse a cabo.
382
. Una síntesis de estas propuestas viene expuesta en la Alternativa de 1976 del Colegio de
Licenciados de Madrid ("Una Alternativa...", opus cit):
"Se consideran derechos mínimos de los enseñantes los siguientes:
- Pleno empleo. Todo enseñante tiene derecho a un puesto de trabajo
suficientemente remunerado.
-Estabilidad y seguridad en el empleo.
-Sueldo suficiente, con escala móvil de salarios en función del coste de la vida.
- Condiciones de trabajo adecuadas a una enseñanza de calidad.
- Participación en la planificación educativa.
- Formación permanente e investigación pedagógica.
- Ejercicio de la libertad docente, sin condicionamientos ideológicos o de otro
tipo.
- Cogestión democrática de los centros.
- Acceso objetivo al puesto de trabajo. La actual inadecuación entre los
sistemas de selección y la organización corporativista y las necesidades reales
de la enseñanza, hacen rechazable el método de oposiciones, considerando que
los únicos criterios de acceso a la docencia estatal deberán ser los
conocimientos y la competencia profesional, según criterios elaborados y
controlados por organismos representativos de los enseñantes y los otros
sectores implicados. El modo de acceso y las formas administrativas (contrato
laboral o funcionariado) deberán ser asimismo discutidas.
- En tanto persistan núcleos importantes de la enseñanza privada y
paralelamente al proceso de estatalización de la educación, los profesores que
trabajen en dicho sector deberán de gozar de análogas condiciones de trabajo,
consideración y remuneración que los enseñantes de estatal".
188
consenso en este terreno383.
383
. No cabe duda de que en esta faceta, como en otras, las reformas que se han desplegado
tras la aprobación de la Constitución no han modificado sustancialmente las condiciones
impuestas por el Régimen.
La funcionarización masiva del P.N.N. fue, desde estos años, la única opción de
estabilización, llegándose a reestructurar las plantilllas docentes con una mayoría abrumadora
de personal funcionario. Sin embargo, pese a un primer intento -en la Ley de Medidas para la
Reforma de la Función Pública- de erradicación de la contratación administrativa, el Gobierno
del P.S.O.E. rectificó esta Ley restaurando dicha práctica.
Si bien se ha equiparado retributivamente al personal contratado, sin embargo los
problemas de acceso a la estabilidad se han ido agravando con el paso de los años (y con la
justificación de que han empezado a disminuir las cohortes de estudiantes), al prohibirse los
turnos restringidos de oposiciones y, además, restringirse la ampliación de plantillas.
Por otro lado, tampoco se ha intentado promover la unificación corporativa de las
categorías en la enseñanza estatal, ni siquiera con motivo de la ampliación de la escolaridad
obligatoria contemplada en la L.O.G.S.E.; en este caso, los Gobiernos simplemente se han
limitado a hacer una oferta de plazas reservadas al profesorado de E.G.B. con licenciatura que
quisiera, a través de un concurso, promocionar e integrarse en el cuerpo de secundaria.
Ni qué cabe decir que la equiparación con el profesorado de la enseñanza privada no
sólo no se ha instaurado, sino que en diversas facetas (horarios, retribuciones,...) las
diferencias incluso se han visto incrementadas.
189
No cabe duda, en ese sentido, de que la inclusión de una plataforma
reivindicativa unitaria e igualitaria, enmarcada en el Cuerpo Único de
Enseñantes, respondía a una toma de consciencia del profesorado de que
constituía un colectivo de asalariados que formulaban aspiraciones en materia
laboral en tanto que tales. Las experiencias conflictivas y el rechazo a una
nefasta política de personal practicada en un marco político autoritario habían
dado pie, en este caso, a que las condiciones de trabajo fueran percibidas
como parte de la Alternativa que trataba de ofrecerse a la sociedad en su
conjunto, de modo que se consumaba explícitamente la ruptura con los
planteamientos jerarquizadores y discriminatorios practicados hasta entonces
por los organismos oficiales y con las líneas de justificación profesionalistas a
las que habían recurrido persistentemente la Administración y ciertos sectores
empresariales para imponer, por la supuesta "vocación de servicio" del
profesorado, condiciones de trabajo que se percibían como discriminatorias.
190
día, no sólo resulta prácticamente inconcebible articular, aunque sea como
aspiración a largo plazo, la defensa de un modelo no funcionarial del trabajo
docente, sino que es difícil encontrar referencias -entre los mismos sindicatos-
al proyecto de constitución del Cuerpo Único, aunque fuera concebido en
términos estrictamente funcionariales. Más bien, lo más que se aproxima a ello
viene dado, y sólo en ciertas ocasiones, por el intento de que simplemente no
se incrementen (es decir, que se mantengan) las diferencias (sobre todo
salariales) entre los distintos cuerpos.
Las líneas en las que se apoya la crítica no difieren de las que habían
sido formuladas en las huelgas de 1974 y 1975 en las Asambleas: el profesorado
se encontraba totalmente indefenso dado el sometimiento de estos organismos
corporativos a los designios de los gobiernos franquistas y su carácter
antidemocrático. Las denuncias tienden a resaltar, en líneas generales, por
tanto, la falta de autonomía frente al Estado y el empresariado, el
"verticalismo", la burocratización, la centralización de la toma de decisiones
por parte de órganos directivos no elegidos, la escasa e impuesta
representatividad, las limitaciones admitidas por estos organismos en su
capacidad negociadora y su estructura sectorializada y gremial, entre otros 384.
384
. M.A.: "Notas para un debate. Las alternativas y el movimiento de enseñantes como telón
de fondo", Cuadernos de Pedagogía, n115, marzo 1976, p.35.
Valoraciones similares se encuentran en declaraciones diversas de protagonistas del proceso:
- BOZAL, V.: Una alternativa..., opus cit.
- PÉREZ GALÁN, M.: "La Ley General de Educación", opus cit.
191
ocupados por candidaturas de renovación y se ha convertido en un
lugar de convocatoria no despreciable, continúa con una dirección
antidemocrática y ajena a los intereses de los asalariados. Esta
situación obliga al movimiento de enseñantes a buscar
paralelamente desde ahora formas autónomas de organización"385.
192
fundamentalmente, eran político-ideológicas y respondían por tanto a su
vinculación a los proyectos de las organizaciones de izquierda388. La mayoría de
enseñantes integrados en el "movimiento" no participaba tan claramente de ese
"grado de conciencia", y el surgimiento de los movimientos autónomos y
unitarios había sido, de hecho, un reflejo de las dificultades que existían para
proceder a la vinculación abierta con el movimiento obrero.
Aún así, esta opción, planteada a finales del curso 75/76, hubo de verse
favorecida por las experiencias que habían adquirido los colectivos docentes en
las huelgas de ese curso. Dar el salto a defender sus reivindicaciones a través
de huelgas (las actividades de presión típicas de la tradición del movimiento
obrero) sin duda alguna hubo de favorecer el crecimiento de la conciencia
sindical, de la misma manera que debieron operar en un sentido similar las
experiencias organizativas vividas en el transcurso de la misma.
388
. SARTORIUS, N.: "Un debate: sindicación de técnicos y profesionales", Triunfo, n1736, 5
de marzo de 1977.
389
. Ibídem.
193
profesorado respecto de los "trabajadores" 390. En estas condiciones, para
quienes habían protagonizado los enfrentamientos con los sectores inmovilistas
y con los organismos oficiales, defender las voluntades transformadoras llegó a
traducirse en defender y asumir las propuestas progresistas.
En general, los diversos autores que han analizado los debates de las
Alternativas, así como quienes en aquellos momentos trataron de explicar las
propuestas contenidas en los documentos, tienden a reconocer que las
experiencias históricas de lucha progresista en la enseñanza constituían un polo
de referencia importante, aunque no se pretendiera que las nuevas propuestas
fueran una copia mimética (y, por tanto, a-histórica) de las mismas391.
194
había intensificado sus presiones frente al Régimen y, además, las
organizaciones clandestinas que se habían conseguido consolidar (Comisiones
Obreras, Unión Sindical Obrera y Unión General de Trabajadores
fundamentalmente, como organizaciones de ámbito estatal), habían puesto en
marcha unas líneas de actuación presumiblemente favorecedoras de una
identificación del profesorado antifranquista con sus prácticas, al dar prioridad
a los objetivos democratizadores que habían acordado las organizaciones de la
oposición y que habían permitido la constitución de plataformas unitarias. La
aparición pública de la "Platajunta" coincide, de hecho, con los momentos
álgidos de las movilizaciones de maestros y de P.N.N.s en favor de "cauces
democráticos de representación".
Por otro lado, las experiencias organizativas de los primeros núcleos del
movimiento obrero, sin duda alguna, sirvieron de modelo para el montaje de
las primeras estructuras del movimiento de enseñantes, en cuanto se habían
constituido, a nivel de cada empresa, con estructuras asamblearias y
unitarias393.
393
. Nos referimos a las características de la primera etapa del movimiento obrero
clandestino que, no obstante, los sectores vinculados a las "Comisiones Obreras" mantuvieron
con más o menos coherencia hasta los años setenta. Tomemos como referencia, una
caracterización que, a nuestro juicio, facilita el contraste con el movimiento de enseñantes:
"Interesa resaltar que este nuevo movimiento obrero se afianza a partir de la
experiencia y características que adquiere a lo largo de los años: la acción
reivindicativa se inserta en un MOVIMIENTO UNITARIO dirigido a TODOS los
trabajadores y no en un sindicalismo de corte tradicional, con organización y
estructura estables, inviable, obviamente, en las condiciones políticas de la
Dictadura. La participación es abierta a todos y la ASAMBLEA se convierte en su
base. Se procura que en las asambleas se debatan y aprueben las plataformas
reivindicativas, se acuerden las estrategias de lucha y negociación a seguir para
alcanzar los objetivos propuestos y se elijan a los representantes para negociar
con la patronal. En el fondo de esos planteamientos rige la concepción de que
el conflicto en la empresa afecta a todos los trabajadores, independientemente
del nivel de conciencia, disposición a la acción e ideología de cada uno" (ALÓS-
MONER, R. y LOPE, A.- "Los sindicatos en los centros de trabajo", en MIGUELEZ,
C.-PRIETO, C.- Las relaciones laborales en España, Madrid, Siglo XXI, 1991,
p.236).
M. PÉREZ y J. DOZ resaltan esta influencia del movimiento obrero en los procesos de
constitución del movimiento de enseñantes (opus cit., pp.54-55).
195
marco organizativo propio.
Por otro lado, se observa que, en los lugares como Madrid y Barcelona
donde se asumió la denominación de "Sindicato de Trabajadores de la
Enseñanza", ello fue objeto de un debate en el que se había partido de las
posiciones fijadas en la "Reunión Nacional de Representantes" de junio de 1974,
en la que, sin embargo, había adoptado el término de "Sindicato de Docentes".
196
objetivo es defender y promover sus intereses en la sociedad,
junto con los demás sectores de trabajadores, así como la de
participar como tal sector en la gestión educativa y política del
país..."397
397
. "Una Alternativa para la Enseñanza", Boletín..., febrero de 1976. Aunque aquí no se
delimita qué se entiende por "trabajadores de la enseñanza", en las funciones se afirma que
debía "plantear las reivindicaciones económicas y sociales de los enseñantes y demás personal
no docente".
398
. "Per una nova escola pública catalana...", opus cit., 1976.
399
. SEMINARIO DE EDUCACIÓN: Enseñanza: debate público, opus cit., p.248.
197
el tipo de organización sindical que se iba a construir en un aspecto que
permitiría, en cierto modo, poner a prueba las implicaciones que
verdaderamente revestía la opción "de clase" del movimiento: su vinculación
con el movimiento obrero. Las afirmaciones al respecto o no se formulan (ese
es el caso de los Documentos de Madrid y Galicia, por ejemplo), o se hacen en
términos genéricos, como por ejemplo en el documento de XI Escola d'Estiu:
"Durante el proceso de creación del sindicato deberá existir una relación clara
con el proceso de constitución del sindicato de la clase obrera"400.
Algo similar ocurrió con la cuestión del carácter "único" o "plural" del
marco sindical, que se prestó a un debate más abierto, entablado sobre todo
por las influencias de los militantes de las organizaciones sindicales
clandestinas, en torno a si el marco democrático debía contemplar la
pluralidad de organizaciones sindicales o, al contrario, ésta debía admitirse
pero en el marco de una central sindical unitaria. En los debates de las
Alternativas esta cuestión fue planteada, pero no se dejó definitivamente
cerrada: de la misma manera que la anterior, en realidad el debate se
desplegaría con profundidad tras la aprobación de los documentos. Con todo,
en este aspecto las posiciones tendieron a escorarse en el sentido de apoyar la
idea del carácter unitario e internamente plural del sindicato, pero tampoco se
entraría en demasiadas consideraciones más allá de la simple mención al
"sindicato único"401. Estos dos debates, tal como se plantearon después de
aprobadas las Alternativas, en realidad ocuparían una parte importante de las
reflexiones planteadas en los cursos 76/77 y 77/78 y representarían, los dos
ejes nucleares que habrían de marcar la puesta en marcha de las estructuras
sindicales una vez se procedió a la disolución del Movimiento (y, por tanto, del
S.E.M. y del S.N.E.) en la primavera de 1977.
Sin embargo, en las reflexiones que aquí nos ocupan tiene interés dar
cuenta de las soluciones iniciales aportadas en el marco de las Alternativas
porque reflejan las limitaciones que acompañaban a la definición, en sí, del
movimiento de enseñantes como un movimiento nítidamente vinculado al
movimiento obrero por su opción por el "sindicalismo de clase". Las
confrontaciones en la definición de los rasgos "de clase" del sindicato en la
enseñanza chocan con la inexistencia de las mismas en el desarrollo de los
otros tres principios incardinadores del modelo sindical: su representatividad y
carácter democrático, la voluntad integradora de los distintos colectivos
docentes, y su autonomía.
400
. "Per una nova...", opus cit., 1976.
401
. Por ejemplo, en el debate de la Alternativa de Madrid, donde la controversia se planteó
abiertamente en el documento "Socialización, otra alternativa para la enseñanza (bases de
discusión)", en cuya elaboración participaron algunos miembros de U.G.T., se optó por el
sindicato único, pero no se usa ese término, sino que se formula la pretensión de que se
alcance, en su momento, la unidad:
"La unidad real y activa, basada en la representatividad directa, a todos los
niveles, en el ejercicio de las asambleas de base, etc..., no sólo no impide,
sino que protege y fomenta la pluralidad interna.
Además, el uso sin trabas de esa libertad hará que la unidad sindical no nazca
de una imposición, sino del consenso de todos los trabajadores al adoptar la
forma de asociación que mejor defiende sus intereses".("Una alternativa para la
enseñanza", Boletín..., febrero de 1976, opus cit.).
198
IV.3.3.1. El modelo sindical.
402
. Ibídem.
403
. "Per una nova escola...", opus cit., 1976.
404
. "Una alternativa para la enseñanza", Boletín..., febrero de 1976, opus cit.
199
afirma que el sindicato "deberá ser apartidista, pero no apolítico"405, y en
Madrid se desarrolla en un sentido similar:
405
. "Per una nova escola...", opus cit., 1976.
406
. "Una alternativa para la enseñanza", Boletín..., febrero de 1976, opus cit.
200
peculiares en los que se intenta evitar la confrontación abierta entre una
identidad que no excluye el profesionalismo y las opciones organizativas
heredadas de la tradición del movimiento obrero (las huelgas y los sindicatos).
201
A MODO DE CONCLUSIÓN
202
La teoría estructuro-funcionalista de las profesiones, considerada como
un modelo fundamentalmente "normativo", fue útil como una filosofía
inspiradora de valores como la "neutralidad", la "vocación de servicio", el
desinterés por el lucro, que intentaron imponerse al colectivo de enseñantes
para conseguir su adhesión a la reforma pero, sobre todo, para tratar de
impedir la asunción por este colectivo de visiones alternativas del sistema
educativo y de sus funciones en la sociedad, en un contexto de abierta
conflictividad y crisis del régimen dictatorial.
203
impuesto. En estos procesos, terminan configurándose estructuras organizativas
asamblearias, no legales, en las que los colectivos de enseñantes se aglutinan y
desde las que cuestionan los marcos asociativos corporativos y profesionalistas...
por ser impuestos por el Estado. En el seno de estas estructuras asamblearias,
que conforman el denominado "movimiento de enseñantes", se van asumiendo y
poniendo en práctica principios organizativos inspirados en las experiencias del
movimiento obrero clandestino que se había ido constituyendo como artífice de
la contestación al Régimen en los centros de trabajo: funcionamiento
asambleario, representación a través de "coordinadoras", cuyos miembros eran
elegidos por las asambleas para que ejecutaran sus decisiones y como
coordinadores de la dinámica entre los distintos lugares.
Son las dinámicas sociales y políticas, por su propia complejidad, las que
conducen a que un discurso se aleje de los objetivos originarios para los cuales se
creó. Sólo un análisis contextualizado de las prácticas que efectivamente se
despliegan permitirá valorar el respeto o la tergiversación de dichos objetivos. Se
15
precisa del sindicalismo de clase en la enseñanza un continuo esfuerzo por
revisar con talante crítico el pasado y el presente de las acciones colectivas y de
la política educativa y social practicada, remitiendo siempre a la necesaria
coherencia entre los programas y orientaciones que aún se mantienen como
señas de identidad y las actitudes, posicionamientos y prácticas que se
promueven entre el profesorado.
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