La Prostitucion en El Ecuador
La Prostitucion en El Ecuador
La Prostitucion en El Ecuador
seres humanos como objeto de placer y satisfaccin propia debido a que el hombre se ve enfrascado en un aspecto de superioridad se cree aun mejor q otras personas con lo que lleva al maltrato y uso insensato del cuerpo de una mujer pero tambin del otro lado de la moneda no podemos decir que el hombres se ha visto involucrado en este tipo de actividades siendo muy poco aceptado ya que las mujeres casadas especialmente se ven enfrascadas cada vez ms en la presin de un marido que supuestamente es fiel el hombre por lo general no mide sus acciones y empuja a la mujer a cometer actos que no se deben hacer pero si ellos la orillan a hacer eso q mas podemos hacer Verdades en nuestro pas que se encuentran a diario en las calles de nuestro pas y sociedad actual. LOS ADOLESCENTES Y LA PROSTITUCIN Ms del 40% de adolescentes ecuatorianos confiesan haber tenido experiencias con prostitutas y el 26,5% afirma que conoce a chicas de su edad que ejercen la prostitucin. Detrs de estos ndices, no pocas veces se expresa una arraigada visin machista, que tiene el burdel como un espacio casi obligado de iniciacin sexual. Por ejemplo, algunos paseos escolares pasan por la visita a la zona roja. Los jvenes necesitan una orientacin franca de padres y educadores acerca del ejercicio responsable de su sexualidad. Las de la vida alegre Hay mil nombres para llamarlas: prostituta, ramera. Meretriz, buscona, golfa, perra, fulana, perdida... En la actualidad, se ha propuesto llamarlas trabajadoras sexuales, con el nimo de erradicar el oprobio social del cual son vctimas que, por supuesto, no desaparece porque se cambie el nombre. Cada una de esas designaciones incluye dos aspectos fundamentales: la venta de un placer, que no es vendible, y la baja calaa de quien se dedica a este negocio. Nombres equvocos e insinuantes al mismo tiempo, quizs cualquiera de ellos es el ms grave de los insultos dados a una mujer porque pretende indicar que la prostitucin implica la degradacin absoluta de la mujer que se vende, que entrega su cuerpo a todos quienes lo solicitan, que ha echado al basurero el sentido del honor, la privacidad y la intimidad. Sin duda, el nombre ms agresivo que se les ha dado es el de mujeres de la vida alegre. Un nombre que pretende tapar la verdadera realidad que se esconde en la inmensa mayora de las mujeres que ejercen la prostitucin. Son, acaso, alegres porque salen a las calles, exhibindose de todas las formas posibles, con tal de
conseguir un cliente que las provea del dinero para sobrevivir? En dnde su alegra, cuando son vctimas de toda clase de violencias, oprobios, agresiones y explotaciones? Mujeres de la vida alegre. Acaso la vida de las otras, las de la casa, es triste y aburrida? La verdad es que no hay alegra en esas mujeres que, por lo general, saben muy poco o casi nada de lo que significa placer y de la alegra en una relacin amorosa y tierna. El alquiler del cuerpo, en efecto, no suele incluir sino la pantomima de un goce que ellas no buscan en sus clientes. Si no es alegre esa vida, por qu se dedican a ella, por qu no buscan otros trabajos ms honrados, ms gratificantes, ms aceptables? Estas y otras preguntas similares esconden siempre el rechazo social y, al mismo tiempo, pretenden desconocer las complejas razones que conducen a una mujer a la prostitucin. Ni es cierto que para todas las mujeres existen las mismas oportunidades, ni tampoco que todas las que trabajan en el mundo de la prostitucin lo hacen por decisin libre y personal. Se ha investigado poco y ellas mismas prefieren callar. Porque, detrs de esa supuesta vida alegre, existen historias de violencia, abuso sexual, incesto, violacin, engao, presin, chantaje. Nias prostituidas por su madre a los 10 - 11 aos de edad; obligadas por una ta o una abuela, comnmente tambin prostitutas, a recibir clientes en casa o a irse con ellos, o vendidas a traficantes internacionales o locales para los grandes prostbulos. De hecho, existen redes internacionales de trfico de mujeres de todos los pases. O son llevadas a la fuerza, o con el engao de lucrativos trabajos, que nada tienen que ver con la prostitucin. Ya fuera de casa o del pas, se las obliga, bajo amenaza, a trabajar en centros nocturnos a cambio de pagas, con frecuencia, miserables. Ante el agravio del incesto o de la violacin, algunas no encuentran otra va de escape que la prostitucin, porque, desde su imaginario, as pretenden vengarse de la sociedad y la familia. Una agresin que, desde luego, conlleva siempre una grave autoagresin. Algunas fueron engaadas y seducidas por un hombre, que las llev consigo bajo la promesa de tomarlas por esposas, al tiempo que les ofreci todo. Luego de un pequeo tiempo, fueron obligadas, con amenazas y maltratos, a trabajar en los prostbulos o en la calle. Trabajar para sobrevivir La prostitucin y la trabajadora sexual han ingresado, desde sus orgenes, a esas formas ambiguas y equvocas de los discursos sociales en los cuales aparecen como la profesin y la profesional ms antiguas del mundo. Este calificativo remite a una amplia serie de significaciones. En primer lugar, se trata de un trabajo socialmente legitimado, elevado al rango de profesin, y no cualquiera sino la ms antigua entre todas. Y de a una profesional, es decir de una autntica especialista que sabe del arte, que lo domina y que, adems, lo transmite de generacin en generacin. El arte de brindar toda clase de placeres sexuales.
De esta antigedad se desprenden su necesidad y su valor en la sociedad, al tiempo que resulta ms difcil an entenderla nicamente como una compra - venta de cuerpos y placeres. Probablemente, su origen se deba al carcter mtico y sagrado de la misma sexualidad humana. Sin embargo, en todo esto existe una suerte de irona, que se ha evidenciando cada vez ms por cuanto el ejercicio de la moral la ha condenado, mientras a la prostituta acude el padre con su hijo adolescente para que lo introduzca en el mundo de la sexualidad, del placer y del goce. Para que brinde a este muchacho el certificado de una heterosexualidad fuera de toda duda. De la "hospitalidad sexual" que implicaba prestar una noche la mujer al husped en seal de estima, se pas a la comercializacin del cuerpo de la mujer. En la poca de Soln (64O- 558 a-c), se habra establecido la primera casa de tolerancia con su respectivo reglamento. La mujer que vende, por momentos, su cuerpo ausente de placer, deba diferenciarse de toda otra mujer que, supuestamente, no gozaba sino que cumpla con el derecho del esposo a poseerla como bien raz. En el Cdigo de las Siete Partidas, de Alfonso X, se normaliza el ejercicio de la prostitucin en Espaa, ejercicio al que se lo califica de "oficio a salario". Las mujeres estn obligadas a usar atuendos que se transformen en indicadores inequvocos de su condicin, al tiempo que se prohbe a los sacerdotes recibir las ofrendas y limosnas de las prostitutas. Porque, pese a la licencia real y a la demanda social, se tratar siempre de un dinero mal habido, profano y pecaminoso. Resulta difcil definir el concepto de actividad econmica cuando se trata de evaluar el trabajo de la mujer. Ello determina que un porcentaje de las mujeres aparezca, estadsticamente considerado, dentro de la poblacin inactiva, pese a que realiza un sinnmero de actividades de diferente ndole. De entre otras actividades, algunas estn- destinadas a la obtencin de ingresos que aseguren su subsistencia y la su familia. Esto se evidencia ms cuando se trata de ubicar la prostitucin dentro de lo productivo. La sociedad exige explcita e implcitamente que cada una de las actividades que desarrollan sus miembros, por ms sencillas e insignificantes que parezcan, posean su aval, que les confiere el sentido de legitimidad. Aqu radica lo contradictorio de la prostitucin puesto que, por una parte, las leyes y reglamentos la autorizan y, por otra, su ejercicio es criticado y perseguido por muchos actores sociales. Es una "profesin" y, sin embargo, el dinero que adquiere la prostituta es calificado de mal habido y sucio. Esta doble y contradictoria posicin social ubica a esta actividad en un callejn sin salida y la deja siempre al borde de lo delincuencial, que sirve para legitimar el abuso y la agresin que se ejercen contra las prostitutas. Se trata de una forma de vida que permite la supervivencia de muchsimas mujeres y sus familias. Un trabajo sumamente conflictivo y de alto riesgo que, como dicen ellas mismas, cubre parte del gran desempleo en el que viven las mujeres de los estratos pobres y marginales de los pases en vas de desarrollo. "Para el Estado significa tambin una cmoda alternativa al desempleo femenino, el mismo que se deriva de su propia incapacidad para resolver las ms apremiantes necesidades de supervivencia de amplios sectores de la poblacin. El control y la lucha contra la prostitucin slo significan, entonces, represin contra la mujer que la
misma sociedad obliga o condena a prostituirse" (Asociacin de trabajadoras autnomas, 22 de junio", El Oro). Y cuanto ms se agrava la crisis econmica, tantos mayores son las alternativas para la prostitucin, que aparece como una carta ms del naipe que la sociedad, y tambin la feminidad, poseen para enfrentar la pobreza. Las nuevas exigencias sociales obligan a que ingresen adolescentes y pre-adolescentes al mercado de la prostitucin porque son las preferidas. As habla una joven mujer-trabajadora informal: "Ahora la prostitucin es muy grande. Antes se vea poquita gente, pero ahora en las calles y en los cabarets se ven chicas muy jovencitas. Hay nias de 11 aos, que son prostitutas a quienes sus mams les dan clientes, Yo conozco muchas jovencitas. En este sector; por ejemplo, hay una nia que tiene hasta menos de 16 aos". En el afn de comprender los modos de insercin de la mujer en la economa informal y su participacin tan significativa en las estrategias de sobrevivencia de la familia, se ha afirmado que la mujer tiene xito porque prolonga fuera de casa lo que realiza dentro de ella. Si este principio fuese cierto, la opcin de la prostitucin, como estrategia de sobrevivencia, no requera ms explicaciones. Si dentro de casa le corresponde el trnsito de la sexualidad en la pareja, ser objeto de goce del otro, al ofrecerse como meretriz, no hara sino sacar al mercado lo que posee y lo que sabe hacer. Esta explicacin es demasiado pobre y fatalista. La mujer se prostituye porque ste es uno de los riesgos no slo de la marginalidad en s, sino de la calle que moldea, de manera casi amorfa, y en donde crecen muchas nias. La calle es un lugar abierto, perennemente expuesto y en el cual se dan cita los mltiples acontecimientos de la urbe y de los sujetos. Algunos consejos para proteger su hogar y a los menores: - Dedique tiempo, cualitativamente bueno, para estar con sus hijos e hijas y conversar sobre los programas que ofrece la computacin. - Mantenga el computador en un rea pblica de la casa, y no en el dormitorio de los nios o nias. - Tmese tiempo para instruirse sobre las condiciones, cualidades y alcances del computador que utiliza sus hijos y sobre lo que el internet le ofrece. - Si su hijo o hija recibe una revista de computacin, revsela con l y discuta sobre cules seran los programas adecuados e inadecuados y por qu. - Si usted encuentra a su hija o hijo con material cuestionable, no le regae. Aproveche la oportunidad para hablar, discutir y ensear. No destruya el material bibliogrfico. - Chequee cunto tiempo dedica su hijo o hija al uso del Internet. - Si su computador posee un servicio de programas de mayores, sera mejor que considere su cancelacin. - No permita que sus hijos tengan acceso a los programas "chat" o "CB" en los cuales ciertas personas annimas conducen, de manea simultnea, discusiones sobre temas aparentemente inofensivos. - Jams permita que su hija o hijo den informacin personal por medio del internet-: su nombre real, direccin de la casa, nmero telefnico.
- Ensele a que comente con el pap o la mam, si encuentra material raro o desnudo en el internet. - D importancia y valor cuando su hija o hijo comenta estas cosas. Permtale explicitar sus opiniones Conoca usted?
En los pases latinoamericanos, entre el tres y el 13 por ciento de las jvenes de 15 a 19 aos de edad tienen experiencia sexual y no estn casadas, segn datos de la Federacin Internacional de Planificacin de la Familia, IPPF. El 11.9 por ciento de adolescentes ecuatorianos declara haber tenido su primera relacin sexual entre los 13 y 14 aos; el 8.9 por ciento, entre los 15 y 16 aos; y el 2.7, entre los 17 y 19 aos. Este momento hay alrededor de 600 millones de jvenes entre 15 y 19 aos en todo el mundo. El 83 por ciento de ellos vive en pases subdesarrollados. La UNICEF estima que hay 20 millones de nios que viven en las calles en Asia, 10 millones en frica y Oriente Medio y 40 millones en Amrica Latina. En Brasil se calcula por sobre los siete millones de nios abandonados en las calles y 17 millones que trabajan en ellas. En las reas rurales del Ecuador, una de cada seis mujeres de 15 a 24 aos de edad (el 18.8 por ciento) tuvieron relaciones sexuales antes de cumplir los 15 aos y el 65.7 por ciento, antes de cumplir 18 aos, segn EDEMAIN 94. El uso de anticonceptivas en la primera relacin sexual registra, en el Ecuador, de los ndices ms bajos de Amrica Latina: por ejemplo, slo el cuatro por ciento para todas las mujeres. Los mtodos anticonceptivos ms utilizados en el Ecuador son la esterilizacin femenina (uno de cada cinco mujeres en unin se halla esterilizada). En segundo lugar, los dispositivos intrauterinos (11,8 por ciento), despus los anticonceptivos orales (10.2 por ciento). Tienen tambin importancia el ritmo (7.4 por ciento), el uso de preservativo (2.6 por ciento).
CONCLUSIONES En Latinoamrica, el trfico de nios y mujeres contina pero an se desconoce la magnitud y gravedad del problema; a nivel internacional este trfico ha tomado nuevos matices que impiden identificarlo con claridad para poder aplicar leyes buscando proteger a las vctimas. Es necesario fomentar en Amrica Latina, a travs del apoyo internacional, la creacin de organizaciones que permitan establecer un diagnstico de la situacin en los pases con mayor incidencia en el trfico de mujeres. Al mismo tiempo se deben elaborar programas de rehabilitacin social, psicolgica y laboral para las vctimas y apoyar campaas de informacin y prevencin a nivel nacional e internacional, como una forma de alertar a las posibles vctimas de los traficantes. Despus de haber realizado este trabajo pienso que se debera crear una red a nivel andino para el trabajo de proteccin a la mujer, tomando en cuenta las iniciativas nacionales en torno a los acuerdos internacionales incluyendo la especificidad de mujeres migrantes y refugiadas.
Se ha perdido el respeto al cuerpo "El abuso sexual es uno ms de todo este desate de violencia", segn la sociloga Natalia Sierra. La experta seala que estos ataques son producto de una oleada de violencia que, hoy en da, se ha vuelto muy comn y se ha ensaado en gran medida con los jvenes. Para Sierra, este tipo de atentados al cuerpo y a la intimidad aumentaron porque se ha perdido el respeto hacia el otro de tal manera que, el cuerpo humano se ha convertido en un instrumento de placer. La sociloga indic que la mejor forma de contrarrestar este problema es el dilogo, promover reuniones, en donde se trate no solo el punto de vista cientfico, sino el humano.