Hijo Pródigo de Rembradt
Hijo Pródigo de Rembradt
Hijo Pródigo de Rembradt
Destaca asimismo el
juego de colores: la
gran túnica roja del
Padre, el traje roto en
dorado del joven -el hijo
pródigo- y el traje similar
al del padre del
espectador principal -el
hijo mayor de la
parábola-. El fondo es
oscuro a fin de que
resalte más la luz de la
escena principal.
La centralidad del
cuadro, el abrazo del
reencuentro entre el
Padre y el hijo menor,
emana intimidad,
cercanía, gozo,
reconciliación, acogida.
El Padre estrecha y
acerca al hijo menor a
su regazo -vuelta al
hogar materno- y a su
corazón, y el hijo,
harapiento y casi
descalzo, se deja
acoger, abrazar y
perdonar.
El manto que viste el Padre hace
como arco, que cobija y acoge.
El manto expresa la figura de la
gallina que extiende las alas y
acoge a los polluelos.
La fuerza del abrazo