Francisco Goya Lucientes
Francisco Goya Lucientes
Francisco Goya Lucientes
Francisco de Goya y Lucientes nació en 1746 en el seno de una familia de mediana posición social
de Zaragoza. Su padre era un artesano de cierto prestigio, maestro dorador, cuyas relaciones
laborales sin duda contribuyeron a la formación artística de Francisco.
Fue un pintor y grabador español. Su obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el
dibujo. En todas estas facetas desarrolló un estilo que inaugura el Romanticismo. El arte goyesco
supone el comienzo de la Pintura contemporánea, y se considera precursor de las vanguardias
pictóricas del siglo XX.
Tras un lento aprendizaje en su tierra natal, en el ámbito estilístico del barroco tardío y las
estampas devotas, viaja a Italia en 1770, donde traba contacto con el incipiente neoclasicismo,
que adopta cuando marcha a Madrid a mediados de esa década, junto con un pintoresquismo
costumbrista rococó derivado de su nuevo trabajo como pintor de cartones para los tapices de
la manufactura real de Santa Bárbara.
Una grave enfermedad que le aqueja en 1793 le lleva a acercarse a una pintura más creativa y
original, que expresa temáticas menos amables que los modelos que había pintado para la
decoración de los palacios reales. Una serie de cuadritos en hojalata, a los que él mismo
denomina de capricho e invención, inician la fase madura de la obra del artista y la transición
hacia la estética romántica.
La familia de Carlos IV (1801)
Descripción: Óleo sobre lienzo. 280 x 336 cm.
Localización: Museo del Prado. Madrid
En Goya el juego de perspectivas desaparece y la familia real simplemente posa. Los personajes visten trajes de gala, pero
no portan símbolos de poder.
Los fusilamientos del 3 de mayo (1814)
Descripción: Óleo sobre lienzo. 268 x 347 cm.
Localización: Museo del Prado. Madrid
Francisco de Goya representa, con dramático realismo y extraordinaria fuerza
expresiva, a los españoles fusilados por los soldados de Napoleón durante la
guerra de la Independencia.
La lucha contra los mamelucos (1814)
Descripción: Óleo sobre lienzo. 268 x 347 cm.
Localización: Museo del Prado. Madrid
Goya centra la atención en la violencia del motivo: una muchedumbre sangrienta e informe, sin
hacer distinción de bandos ni dar relevancia al resultado final.
La gallina ciega (1789)
Descripción: Óleo sobre lienzo. 269 x 350 cm.
Localización: Museo del Prado. Madrid
Se trata de la cuarta serie de cartones que Goya realizó entre 1788 y 1792, dedicados al ocio y las
diversiones campestres. El cuadro muestra muchachos y muchachas jugando al popular
pasatiempo de «la gallina ciega», con un personaje vendado en el centro que intenta tentar a los
demás, que bailan en corro, con una gran cuchara.
La maja vestida
Está realizado en óleo sobre lienzo. Mide 95 cm de alto y 188 cm de ancho.
Fue pintado entre 1802 y 1805. Se encuentra en el Museo del Prado, Madrid, España
desde 1910, después de un largo periodo en la Real Academia de San Fernando.
Carlos III, cazador
(1786-1788, 207 × 126 cm,
Museo del Prado, Madrid).
Se trata de uno de los
retratos más célebres del
monarca español.
El Cristo crucificado (1780)
Es un óleo sobre lienzo de Francisco
de Goya presentado con motivo de
su ingreso como académico en
la Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando el 5 de julio de 1780.
Forma parte de la colección
permanente del Museo del Prado.
El Aquelarre
(1797-1798), se encuentra
en el Museo Lázaro
Galdiano de Madrid
(España) y pertenece a la
serie de pinturas negras.
En esta reunión festiva y
secreta de los adoradores
de Satán, el diablo aparece
disfrazado de macho
cabrío.
La duquesa de Alba.
Pintada por Goya en 1795.
Este óleo sobre lienzo
hace 194 x 130 cm.
Pertenece a la colección
particular de la actual
duquesa de Alba,
Cayetana Fritz James-
Stuart.
El Retrato de Manuel Godoy es un lienzo del pintor español Francisco de Goya,
realizado en 1801 y conservado actualmente en la Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando.
Se trata de un retrato de grandes dimensiones, encargado por Godoy después de su
victoria en la Guerra de las Naranjas, que le situó en el máximo poder en España tras el
rey Carlos IV.
Duelo a garrotazos
El cuadro presenta a dos villanos luchando a bastonazos en un paraje desolado
enterrados hasta las rodillas. Estos duelos se producían en la época al igual que
los de caballeros, solo que, a diferencia de estos, las armas eran garrotes y
carecían de reglas y protocolo: padrinos, cuenta de pasos, elección de armas...
Los villanos se enterraban para que no pudieran huir y así, al alba, se apaleaban
hasta morir, frecuentemente, los dos combatientes.