Tratamiento de La Diarrea
Tratamiento de La Diarrea
Tratamiento de La Diarrea
DIARREA
Definición de la diarrea
• La diarrea es la evacuación de heces excepcionalmente sueltas o
líquidas, generalmente en un número mayor de tres en 24 horas. Sin
embargo, la disminución de la consistencia es incluso más importante
que la frecuencia. No se considera diarrea a la evacuación frecuente
de heces formes. Los niños alimentados sólo con leche materna a
menudo presentan heces sueltas o “pastosas” y tampoco en este caso
se considera diarrea.
Tipos clínicos de enfermedades diarreicas
• Diarrea acuosa aguda: que dura varias horas o días y el principal peligro es
la deshidratación; también se produce pérdida de peso si no se prosigue la
alimentación.
• Diarrea sanguinolenta aguda, también llamada disentería, cuyos
principales peligros son el daño de la mucosa intestinal, la septicemia y la
desnutrición; también pueden presentarse otras complicaciones, como la
deshidratación.
• Diarrea persistente, que dura 14 días o más y cuyos principales peligros son
la desnutrición y las infecciones extraintestinales graves; también puede
producirse deshidratación.
• Diarrea con desnutrición grave (marasmo o kwashiorkor), cuyos principales
peligros son la infección diseminada grave, la deshidratación, la
insuficiencia cardíaca y las carencias vitamínicas y minerales.
Deshidratación
• La diarrea aumenta la pérdida de agua y electrólitos (sodio, cloruro,
potasio y bicarbonato) por las heces líquidas. También con los
vómitos, el sudor, la orina y la respiración se pierde agua y
electrólitos.
• No obstante, las causas más comunes de deshidratación son las
infecciones por rotavirus, Escherichia coli enterotóxica y, en las
epidemias por Vibrio cholerae.
• - En las primeras etapas de la deshidratación, no se produce ningún signo
ni síntoma.
• A medida que aumenta la deshidratación aparecen los signos y síntomas.
Inicialmente estos consisten en: sed, inquietud o irritabilidad, disminución
de la turgencia de la piel, hundimiento de los ojos y hundimiento de la
fontanela (en los lactantes).
• En la deshidratación grave estos signos se hacen más pronunciados y el
paciente puede presentar muestras de choque hipovolémico, como por
ejemplo disminución de la conciencia, anuria, extremidades húmedas y
frías, pulso rápido y débil (el pulso radial puede ser imperceptible), presión
arterial baja o indetectable y cianosis periférica. La muerte se produce
enseguida si no se rehidrata rápidamente.
Desnutrición
• La diarrea supone, en realidad, tanto una enfermedad nutricional
como una pérdida de líquidos y electrólitos. Los niños que mueren a
causa de la diarrea, a pesar del tratamiento adecuado de la
deshidratación, estaban generalmente desnutridos y a menudo en un
grado elevado.
Cinc
• Se ha demostrado que el cinc tiene una función crucial en las
metaloenzimas, en los polirribosomas y en la membrana y función
celular, lo que lleva a pensar que también desempeña una función
capital en el crecimiento celular y en el funcionamiento del sistema
inmunitario.
• Numerosos estudios han revelado que la administración de
suplementos de cinc disminuye significativamente la gravedad y
duración de la diarrea en niños menores de 5 años. Otros estudios
complementarios han puesto de manifiesto que el tratamiento de
corta duración con suplementos de cinc reduce la incidencia de la
diarrea durante los 2 o 3 meses posteriores al tratamiento.
Uso de antimicrobianos y de medicamentos
antidiarreicos
• La utilidad de los antimicrobianos sólo es fiable en niños con diarrea
sanguinolenta (shigelosis probable), sospecha de cólera con
deshidratación intensa e infecciones extraintestinales graves como la
neumonía. Los medicamentos antiprotozoarios rara vez están
indicados.
Evaluación del niño con diarrea
• Un niño con diarrea debe examinarse para identificar los signos de
deshidratación, la diarrea sanguinolenta, la diarrea persistente, la
desnutrición y las infecciones extraintestinales graves, con objeto de
establecer un plan de tratamiento apropiado y ponerlo en práctica sin
dilación.
Anamnesis
• Interrogar a la madre o a la persona que cuide al niño sobre los puntos siguientes:
• Presencia de sangre en las heces;
• Duración de la diarrea;
• Número de heces líquidas por día;
• Número de vómitos;
• Presencia de fiebre, tos u otros problemas importantes (por ejemplo,
convulsiones, sarampión reciente);
• Prácticas de alimentación antes de la enfermedad;
• Tipo y cantidad de líquidos (incluida la leche materna) y alimentos tomados
durante la enfermedad;
• Medicamentos u otros remedios administrados;
• Vacunas administradas.
Examen físico
• Primero, comprobar los signos y síntomas de deshidratación. u Observar
dichos signos:
• Estado general: ¿está el niño alerta; intranquilo o irritable; letárgico o
inconsciente?
• ¿Los ojos están normales o hundidos?
• Cuando se le ofrece agua o solución de SRO para beber, ¿la toma
normalmente o la rechaza, la toma con avidez o es incapaz de beber
debido al estado de letargia o de coma?
• Explorar al niño para evaluar:
• La turgencia cutánea. Cuando se pellizca y se suelta la piel del abdomen,
¿se recupera el pliegue cutáneo de inmediato, lentamente o muy
lentamente (más de 2 segundos)?
• Luego, comprobar si hay signos que indiquen otros problemas importantes.
• Observar en busca de estos signos:
• ¿Hay sangre roja en las heces del niño?
• ¿Está el niño desnutrido? Desnudarlo hasta la cintura para observar los hombros,
las extremidades superiores, las nalgas y los muslos en busca de indicios de
atrofia muscular intensa (marasmo). Observar también la presencia de edema en
los pies; si presenta edema con atrofia muscular indica que el estado de
desnutrición del niño es grave. Cuando sea posible, evaluar el peso con relación a
la edad del niño, usando una curva de crecimiento (anexo 3), o el peso con
relación a la talla. Otra posibilidad sería medir el perímetro mesobraquial (anexo
4). Véase también la nota 4 a pie de página.
• Si el niño tose, mídase la frecuencia respiratoria para determinar si la respiración
es anormalmente rápida y observar la presencia de tiraje torácico.
• Tomar la temperatura del niño:
• La fiebre puede deberse a una deshidratación grave o a una infección
extraintestinal como la malaria o la neumonía.
Diagnosticar otros problemas importantes
• Diagnóstico de la disentería: si las heces contienen sangre roja o la madre
dice haberla visto.
• Diagnóstico de la diarrea persistente: si la diarrea empezó al menos 14 días
antes (y los períodos sin diarrea no excedieron los dos días).
• Diagnóstico de la desnutrición: si el peso con relación a la talla o el peso
con relación a la edad, usando el peso del niño después de la rehidratación,
indican desnutrición moderada o grave; o si presenta edema con atrofia
muscular; o si el marasmo es patente en el niño.
• Diagnóstico de una infección extraintestinal grave: se basa, por ejemplo, en
los signos de neumonía o septicemia; en las regiones con malaria por P.
falciparum, la fiebre o antecedentes de fiebre reciente es suficiente para
sospechar y tratar la malaria. Cuando se sospeche una septicemia o
meningitis, el niño debe hospitalizarse.
Tratamiento de la diarrea aguda
• Los objetivos del tratamiento son:
• prevenir la deshidratación, si no hay ningún signo de deshidratación;
• tratar la deshidratación, cuando está presente;
• prevenir el daño nutricional, mediante la alimentación del niño
durante y después de la diarrea; y
• reducir la duración y gravedad de la diarrea y la aparición de
episodios futuros, mediante la administración de suplementos de
cinc.
Tratamiento cuando se sospecha colera
• El cólera se diferencia de la diarrea aguda de otra causa por tres
características:
• Se produce en grandes epidemias que afectan tanto a niños como a
adultos;
• Puede producirse diarrea líquida profusa, que conduce rápidamente a
la deshidratación grave con choque hipovolémico;
• En los casos con deshidratación grave, los antibióticos adecuados
pueden acortar la duración de la enfermedad.
Tratamiento de deshidratación
• En el tratamiento inicial de la deshidratación producida por el cólera
se siguen las pautas dadas anteriormente para los pacientes con
algún grado de deshidratación o con deshidratación grave. Para los
pacientes con deshidratación grave y choque hipovolémico, la
venoclisis inicial debe administrarse muy rápidamente para restaurar
el volumen sanguíneo suficiente, lo que se comprobará por la presión
arterial normal y el pulso radial fuerte. Normalmente, un adulto que
pesa 50 kilogramos y presenta deshidratación grave tendrá un déficit
hídrico de 5 litros. Para recuperarlos, se darán 2 litros en 30 minutos,
y el resto en las tres horas siguientes.