Bautismo
Bautismo
Bautismo
sobre
el Bautismo
Parroquia San Ignacio.
Comunidad Católica Jesús de la Divina Misericordia
Comunidad Católica San Juan Pablo II de Jardines de San Jaime
Comunidad Católica Ciudad Colonial
Isabel Urbina
Enrique Rojas
¿Por qué la Iglesia Bautiza niños?
Haciendo alusión al Bautismo de Jesús. El se bautizó
porque antes de él no existía el Bautismo que él
inauguraba, la gracia que da el Bautismo, él ya la tenía.
En los comienzos de la iglesia, al anuncio del
Evangelio de parte de los apóstoles, le seguía el
Bautismo de adultos ( CATIC 1247).
Nuevo testamento habla del Bautismo de toda una
“casa”, toda la familia y niños desde el siglo II (He,
16,15.33-34; 1 Chor 1,16).
Nuestro ser de cristianos, constituido por el bautismo,
es una gracia con la que Dios se adelanta a nuestros
actos y con la incorporación a la iglesia, toda la
comunidad cristiana es responsable de la fe del nuevo
bautizado, sin dejar de ser especial la responsabilidad
de papás y padrinos, de alimentar espiritualmente la
vida del hijo o ahijado que Dios les ha confiado.
(CATIC, 1255).
Cristo nos incorpora a la iglesia (universal) para que
formemos una sola comunidad de hermanos con los
demás bautizados, llamados a una misma misión.
En el Bautismo, al recibir la fe que es un don de Dios,
iniciamos un camino, un proceso de crecimiento, que
se inicia en la niñez, adolescencia, juventud y vida
adulta.
Jesús nos salva en la Iglesia por los
Sacramentos
Jesús utilizó muchos signos para manifestar la
salvación, la salud, la vida. Curó a los enfermos
imponiéndole las manos; con su saliva hizo barro para
devolver la vista a un ciego; se dejó tocar el borde se su
manto, para curar a una mujer enferma; convirtió el
agua en vino, para expresar su solidaridad con unos
novios. También varias veces alimentó al pueblo
hambriento con pan en abundancia.
Jesús es signo visible de la presencia invisible de Dios
entre los hombres; es el “Sacramento” del Padre: “Hace
tanto tiempo que estoy con Uds. ¿y todavía no me
conoces, Felipe?. El que me ha visto a mi ha visto al
Padre. Jn 14,9
La iglesia es a la vez el signo visible de la presencia y de
la acción de Cristo en el mundo; es por consiguiente, el
Sacramento de Cristo.
La Iglesia hace presente en los cristianos de hoy la
acción salvadora de Dios, el misterio de la Redención
de Cristo; es a través de ella que se restaura y comunica
la vida de Dios a cada cristiano y se incrementa la
comunión de los hermanos entre si. Es en la iglesia que
formamos una comunidad que cree, celebra y vive la fe.
Por eso, participar en los sacramentos sin pertenecer
efectivamente a la iglesia, no tiene sentido: El primer
sacramento que el cristiano acepta como signo de
salvación es la iglesia misma, luego los otros
sacramentos.
Que son los Sacramentos
Son las acciones salvadoras y liberadoras de Jesús
muerto y resucitado, presente en su iglesia. Cada
Sacramento es una acción privilegiada de Jesús, para
hacer presente su muerte y resurrección y darnos su
amistad, y su Espíritu. Jesús se sirve de signos sensibles :
(agua, aceite, pan, vino, confesión humilde de pecados,
imposición de manos), a través de ellos, se realiza un
encuentro fecundo, entre el Cristo pascual y nosotros
los creyentes. Cada Sacramento nos convierte en la
acción viva de Jesús, que santifica a las personas en la
iglesia.
La celebración de los Sacramentos va marcando los
grandes momentos de la vida de cada cristiano: nacer,
crecer, alimentarse, enamorase, entregarse,
comprometerse, sufrir la enfermedad y morir. Las
celebraciones sacramentales celebran el nuevo nivel de
madurez de la fe alcanzada por el cristiano, al mismo
tiempo que lo prepara para la siguiente. Por ejemplo,
cuando un niño celebra su primera comunión, no solo
se prepara para estar en condiciones de comulgar, sino
también comulga porque dio un paso en la
maduración de su fe.
Bautismo
Jesús se habría referido a un renacer del agua y del
Espíritu (Jn 3, 3-5). “Por eso vayan y hagan que todos los
pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28, 19).
Cristo por el signo del agua y la efusión de su Espíritu,
nos consagra en el Bautismo como hijos del Padre,
miembros de su Cuerpo que es la Iglesia y templos del
Espíritu Santo. Nos purifica del pecado original y nos
introduce en el proyecto salvador del Padre. Nos hace
morir al pecado y resucitar a una nueva vida.
Bautismo
Confirmación
Eucaristía
Reconciliación
Unción de enfermos
Orden Sacerdotal
Matrimonio.
Cada Sacramento confiere o robustece esta gracia única,
de la manera y con el matiz propio que le corresponde al
respectivo signo Sacramental, a la situación humana que
representa y al sentido específico de cada uno de los
sacramentos. Algunos de ellos “imprimen carácter”, que
es como un sello o marca imborrable y por eso se reciben
una sola vez en la vida.
Los Sacramentos son celebraciones eclesiales. La
iglesia, como “pueblo convocado, reunido”, no realiza
acciones individuales. Aun la celebración de la unción
de un enfermo, contará con una representación de la
comunidad, que en este caso serán los familiares y
amistades que rodean al enfermo. Son de la iglesia, no
de personas particulares, por eso no se deben buscar
celebraciones “privadas” o especiales, si no favorecer la
celebración conjuntamente con otros cristianos que
viven el mismo momento de su fe. Su lugar
normalmente es el templo y preferiblemente se
celebran dentro de la celebración eucarística (misa)
Dios siempre quiere salvarnos, pero su gracia a través
de los sacramentos, actúa en personas conscientes y
con fe en lo que reciben. La celebración de un
Sacramento, supone una opción y un compromiso,
esto no se puede improvisar, requiere madurez,
espacio y tiempo, tener una catequesis sobre el
sacramento a celebrar.
Renacemos a la Vida de Dios por el agua y el
Espíritu Santo
El agua es indispensable para vivir, es fuente de
limpieza, de fertilidad y de vida, pero también es signo
de muerte. La vida que Cristo nos da en el Sacramento
del Bautismo, se nos comunica a través del signo del
agua y de la acción invisible de su Espíritu. Por el
Bautismo morimos al pecado. La vida nueva recibida
en el Bautismo, hemos de acrecentarla en nosotros
mismos y cultivarla progresivamente en nuestros hijos
(o ahijados) ya bautizados.
Dios en nuestro Bautismo, a través del agua, nos
descubre el nuevo nacimiento que se da en el
Bautizado. Así lo expresó Jesús en el dialogo con
Nicodemo, al decirle: “En verdad, te digo, El que no
renace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el
Reino de Dios”. “Lo que nace de la carne es carne, lo
que nace del Espíritu, es Espíritu” Jn 3, 5-6.
Este nacimiento “de lo alto” es de origen superior: es
un nacimiento del ser humano como hijo de Dios,
gracias a la acción creadora del Espíritu, simbolizada
en el agua del Bautismo, que hace posible “esta vida
nueva” adquirida en el nuevo nacimiento; es una vida
espiritual y divina, diferente a la vida natural; es una
vida real, pero misteriosa Jn 3, 5-8
“Nacer del agua” es una forma simbólica de expresar
(con el elemento del agua), el nacimiento “de arriba” o
“del Espíritu” opuesto a la carne. Por la fe y el
Bautismo, el cristiano renace o es engendrado a una
vida nueva. Participa de la vida, de la luz, de la filiación
divina de Jesús.
Por las aguas del Bautismo somos incorporados a Jesús
muerto y resucitado; morimos al pecado y somos
liberados de la esclavitud que ese pecado nos impone y
empezamos a vivir una nueva alianza con Dios, que se nos
da por Cristo y en Cristo; el apóstol Pablo expresa “¿cómo
podrían ignorar este punto? los que fuimos sumergidos
por el Bautismo, en Cristo Jesús, fuimos sumergidos con El
para participar de su muerte. Pues, por el Bautismo,
fuimos sepultados junto con Cristo para compartir su
muerte, y así como Cristo fue resucitado de entre los
muertos para la gloria del padre, también nosotros hemos
de caminar en una vida nueva. Hemos sido injertados en
El y participamos de su muerte en forma simbólica; pero
también participamos de su resurrección” Rom 6, 3-5
El agua Bautismal resulta ser, entonces, tumba y seno
materno, porque se muere y se nace. Es la iglesia, que
engendra a nuevos hijos. Por eso decimos que la iglesia
es “nuestra Madre”. Se sale del agua como “criatura
nueva” (2 Chor 5, 17); como “hombres nuevos” (Ef.
2,15); de allí que la iglesia se refiere al bautismo como
agua que purifica (Ef. 5, 26) o como un nuevo
nacimiento (Jn 3, 5; Tit 3, 5). CATIC 1215: “este
sacramento es llamado “baño de regeneración y
renovación del Espíritu Santo” (Tt 3, 5), “porque
significa y realiza ese nacimiento del agua y del
Espíritu sin el cual nadie puede entrar al reino de Dios”
(Jn 3, 5)
Jesús nos incorpora a la vida de la iglesia
por el Bautismo
Así como las personas al nacer, para crecer y
desarrollarse necesitan vivir en una familia, en una
sociedad, así también el cristiano, que en el
sacramento del Bautismo recibe una vida nueva,
necesita acogerse, incorporarse al pueblo de Dios, la
iglesia, para vivir plenamente la vida que ha recibido.
Nuestra vivencia comunitaria en la fe, se inicia el día
de nuestro bautismo, pero debe manifestarse a lo largo
de la vida; (niños, jóvenes o adultos) culmina cuando
la misma comunidad reconociéndonos como sus
miembros, nos despide a la hora de partir hacia la casa
del padre. Así la iglesia, impulsando pequeñas
comunidades donde se vive la fe, se celebra y se
comparte con otras persona, familias, vecinos y
amigos. Mediante una experiencia eclesial en la vida de
la parroquia, podremos entender la iglesia y podremos
amarla.
Con el Bautismo, Cristo nos incorpora a la iglesia, así
una sola comunidad de hermanos y hermanas. Esta
unión está por encima de los límites naturales o
humanos de las naciones, las culturas, las razas y los
sexos; deben manifestarse concretamente en la ayuda
mutua y en el intercambio de dones materiales y
espirituales. Nos constituimos en “conciudadanos de
los santos y familiares de Dios”. “Sean humildes,
amables, pacientes y sopórtense unos a otros con
amor. Mantengan entre ustedes lazos de paz y
permanezcan unidos en el mismo espíritu” (Ef. 4, 1-3)
Recibimos la gracia del Bautismo mediante
los signos sagrados
El aceite por sus propiedades naturales, simboliza la
paz, el alimento, la suavidad, la alegría, la salud y la
fuerza.
Se empleó para expresar la fuerza de Dios y para la
consagración de las personas y de las cosas, la
curación, el perfume y la efusión del Espíritu Santo y
sus dones.
En el nuevo testamento, el Ungido es Jesús de Nazaret,
llamado Cristo. “ungido” (en Hebreo “Mesías”).
En la Iglesia los “santos Oleos” (aceites consagrados): el
de los catecúmenos, el de los enfermos y el santo Crisma.
Los dos primeros son elaborados con aceite de Oliva, el
santo Crisma es una mezcla de aceite y bálsamo
aromáticos. “Crisma” viene de la palabra “ungir”.
El aceite, en los Sacramentos, nos indica que la salvación
es posible para el cristiano que comienza si vida en el
Bautismo y se consagra, en cada uno de los Sacramentos,
para vivir como ungido del Espíritu, dotado de su fuerza y
de sus dones, para el servicio de la comunidad. En el rio
del Bautismo, el sacerdote unge al bautizando en el pecho
con el “Oleo de los Catecúmenos”; y una vez Bautizado le
unge en la coronilla con el santo Crisma.
La vestidura blanca: El color blanco en nuestra liturgia
romana, significa fiesta, nueva vida en Cristo. El nuevo
“estado” de gracia del cristiano que por el Bautismo se
reviste de Cristo; significa también que se está viviendo
un día de fiesta. Nos recuerda también la vida Pascual
que ha recibido el Bautizado, es decir, que ha pasado
de la muerte a la vida en Cristo vencedor del pecado.
La luz: Es indispensable para el ser humano. Es
asociada a la idea de gloria, fuego divino, iluminación.
Se dice que Dios es luz.
Simboliza la iluminación, el conocimiento y la
sabiduría, se contrapone a “tinieblas”, infelicidad,
perdición y muerte. En todas sus celebraciones, la luz
es símbolo de Cristo. En especial el sirio pascual, que
se enciende en la vigilia pascual, es signo de la luz de
Cristo resucitado, que disipa las tinieblas e ilumina la
tierra; en la celebración del Bautismo se toma de El la
luz de los sirios de los bautizados, como símbolo de
sus nuevas vidas iluminadas por Cristo.
Secuencia de los ritos del Sacramento del Bautismo:
Rito de acogida:
Se debería celebrar durante la misa después de la homilía.
El celebrante saluda a todos y luego pregunta a los padres el nombre
que han elegido para sus hijos, Qué piden a la iglesia para sus hijos
y si están dispuestos a educarlos como cristianos. Los padres
solicitan para ellos el Bautismo y responden que están dispuestos a
educarlos en la fe de Jesucristo.
Lo mismo prometen los padrinos. Seguidamente el celebrante, los
padres y padrinos, signan con la señal de la Cruz a los niños en la
frente. Con el, se quiere significar la acogida de Dios. El presbítero,
la familia y la comunidad, reciben con alegría en la misma
comunidad de fe. Los catecúmenos son marcados con la señal de la
Cruz como signo de pertenecer en adelante, a Dios. Si se realiza
fuera de la Eucaristía y se a iniciado en la entrada del templo, se
efectúa una procesión hacia el interior del templo y/o al lugar del
Bautisterio, que expresa nuestra marcha hacia Cristo
Liturgia de la Palabra:
Su finalidad es destacar la iniciativa de Dios en la realización de
nuestra salvación. Es Dios con su palabra, el que nos sale al
encuentro ya desde los primeros días de nuestra vida y recuerda a
toda la Comunidad celebrante, la responsabilidad que tiene en la
educación cristiana de sus hijos. Comprende:
Lecturas bíblicas
Homilía
Oración Universal (rogando por los que se van a bautizar y que
termina en forma litánica invocando la intercesión de los Santos).
Oración fina el forma de exorcismo (por ella pedimos al Padre que
ha enviado a su Hijo para librar al hombre de la esclavitud del
pecado que los aparte del poder de Satanás y los haga templos del
Espíritu Santo).
Unción catecumenal (el aceite u oleo de los “Catecúmenos” untado
sobre el pecho de los niños, significa la fuerza y el vigor de Cristo
que los fortalecerá en su lucha contra el mal.
Liturgia del Sacramento:
Bendición e invocación a Dios sobre el agua. El celebrante
invoca al Padre para que con el poder del Espíritu Santo, por
su Hijo descienda sobre el agua, de modo que los que se van a
Bautizar sean liberados del pecado(muerte), tengan un
nuevo nacimiento (vida) y se incorporen al Cristo Pascual
(Jesús muero y resucitado).
Renuncias y profesión de fe. Los padres y padrinos en
nombre de cada niño, renuncian a Satanás , el espíritu del
mal, a sus obras, seducciones y profesan públicamente su fe
como participación en la victoria de Jesús. Manifiestan su
voluntad de esforzarse por educar en la fe a sus hijos y/o
ahijados, de tal manera que la vida divina del Bautismo,
queda preservada del pecado y a proclamar la fe en Cristo
Jesús, que es la fe de la iglesia y la misma en la que van a ser
Bautizados los niños.
Rito del Bautismo:
Puede realizarse de dos formas: por infusión
(derramando agua sobre la cabeza) y pronunciando
simultáneamente las palabras “N; yo te Bautizo en el
nombre del Padre y del Hijo y el Espíritu Santo” y por
inmersión.
En caso de emergencia (peligro de muerte) constituye el
rito indispensable y lo puede realizar otra persona joven
o adulta que sea consciente de lo que realiza y lo reporte
luego a la parroquia respectiva.
Ritos complementarios.
Unción post-bautismal. Después de orar, unge la cabeza
del bautizado con el Sano Crisma, para significar la
consagración y la incorporación a Cristo Sacerdote,
Profeta y Rey.
Imposición de la vestidura blanca.
Entrega del cirio encendido.
Conclusión y despedida
Oración del padre nuestro.
Bendición a los padres y a toda la comunidad reunida.
El Bautismo liberación del pecado
La Biblia narra en Génesis que el ser humano vivía en amistad con Dios, con
sus semejantes y con la creación, pero el pecado lo rompió, por
desobediencia, y fueron expulsados del paraíso y sufrieron penurias de toda
clase. Caín mató a Abel. Ocurrió el diluvio, creando un humanidad nueva.
El mal es fruto del pecado original. Pablo: “Por un solo hombre el pecado
había entrado en el mundo, y por el pecado la muerte (física y espiritual,
eterna) ; y luego la muerte se propagó a toda la humanidad, ya que todos
pecaron” Rom 5,12 Por eso vino Jesús; Los que se encuentran con el y creen
en él se transforman, cambian su manera de vivir; un auténtico proceso de
conversión. El Padre ofrece por Cristo un nuevo Éxodo, Alianza y Reino. “
Tanto amó Dios al mundo….” Jesús murió y resucitó para liberarnos del
egoísmo, corrupción, violencia, delincuencia, guerra, drogas…en medio de
lo malo Jesús es la Buena Noticia del amor de Dios.
La conversión dura toda la vida.
El símbolo del agua nos recuerda la vida nueva que
recibimos y de purificación.
El Bautismo: primer sacramento para el perdón de los
pecados, nos une a Cristo muerto y resucitado y nos da
el Espíritu Santo, nos pone en contacto personal con
Cristo, y con el adquirimos un compromiso irrevocable
de ser testigos de la libertad que Cristo nos otorga,
implica el comienzo de una nueva vida según el
Espíritu.
El bautismo compromiso y exigencias de
papás y padrinos
Los padres son los principales responsables de formar a sus
hijos en la Fe y en la práctica de la vida cristiana, mediante la
palabra, el ejemplo y por medio de la catequesis familiar
favorecer una educación integral, madures en la fe y
acompañarlo en los otros Sacramentos, para crecer en la vida
de la gracia divina. (Oración personal y comunitaria,
conciencia moral, sentido del amor humano, trabajo,
convivencia, compromiso en el mundo, desde una
perspectiva cristiana. Esta responsabilidad es igual a la que
Cristo confió a sus discípulos, al enviarlos a Bautizar: “Por eso
vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos,
bautícenlos, en el nombre del Padre…..”
Los padrinos comparte con los Padres, los
compromisos y exigencias que del Bautismo surgen,
especialmente son invitados a preocuparse por la
educación Cristiana de si ahijado/a y en ciertos casos a
reemplazarlos en esta tarea.
Los padres (padrinos en causa de muerte o ausencia de
los padres) quedan comprometidos a:
favorecer el Espíritu Cristiano de la familia
Procurar la educación en la fe de sus hijos mediante el
testimonio de vida en el amor, el trabajo y las
expresiones de fe: la oración en familia, el amor a Dios y
a los hermanos, entre otros.
Participar con los ahijados en la vida de la comunidad
cristiana de la iglesia con participación activa en las
celebraciones litúrgicas
Que apoyen a sus pastores
Fomenten el conocimiento de la vocación de servicio en
la iglesia y en el mundo.
Acompañarlos a través de la catequesis, convivencias,
retiros y otras.
El compromiso social del Bautizado
El Bautismo nos convierte en hijos de Dios, nos hace
miembros de la iglesia y hermanos entre nosotros. Nos
llama a entregarnos en el servicio y ayuda de nuestros
hermanos. Jesús nos incorpora a su mismo cuerpo.
Debemos abrir los ojos a las necesidades de los mas
inmediatos, familiares amigos o compañeros. Participa de
lleno en la comunidad parroquial, Colabora en los
diferentes campos de la pastoral y se proyecta socialmente
en las diferentes actividades; defenderá la vida, se
interesará por la educación y la cultura, la protección de
niños y mujeres maltratados, ancianos, entre otros.
Celebración festiva familiar
Una fiesta nos ayuda a desarrollarnos mejor como
personas, nos une mas y alegra.
Se detiene el tiempo en la carrera de la vida y nos da
un respiro para seguir el camino, abundan detalles que
de ordinario no tenemos. Nos arreglamos. Se convierte
en una anti fiesta, cuando gastamos mas de lo que
tenemos o derrochamos y ofendemos a quien padece
carencias, cuando se cae en alcoholismo y violencia.
GRACIAS