DT 3
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Concepto de salario (art. 26.1 ET y art. 35.1 CE)
El salario tiene una importancia cardinal para el trabajador, toda vez que se trata de su
medio fundamental de vida y, en la mayoría de los casos, el único.
El salario, que está destinado a retribuir el trabajo o prestación de servicios del trabajador,
tiene relevancia constitucional, pues ha de suponer una remuneración suficiente para
satisfacer las necesidades del propio trabajador y las de su familia (art.35 CE).
Las normas internacionales, de la ONU y de la OIT, así como las de la Unión Europea
contienen referencias al salario:
Salario en especie. El salario puede ser tanto en dinero como en especie, pero el
salario en especie no puede superar el 30% de las percepciones salariales del
trabajador, ni dar lugar a la minoración de la cuantía íntegra en dinero del salario
mínimo interprofesional (SMI). Entre las modalidades de salario en especie nos
encontramos con el disfrute de vivienda, la puesta a disposición de vehículo más allá
de la vinculación al trabajo, el disfrute de plaza de garaje no limitada al tiempo de
trabajo, la disposición de comedor o la entrega de cheques restaurante, vales o
tarjetas de gasolina, suministros de luz, agua, gas, etc. A efectos del IRPF las
retribuciones en especie se valoran, con carácter general, por su valor normal de
mercado, sin perjuicio de la aplicación de determinados criterios específicos en casos
concretos.
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Percepciones no salariales (art. 26.2 ET). Se excluyen expresamente del concepto de
salario las cantidades percibidas por el trabajador en el marco de la relación laboral que
carezcan del carácter de contraprestación por los servicios realizados. La norma enumera
tres conceptos extrasalariales:
Salario base. El salario base es la retribución fijada por unidad de tiempo o de obra,
existiendo pues un doble sistema de fijación del salario base. Puede darse la forma mixta de
retribución -unidad de tiempo y unidad de obra- conviniéndose una cantidad fija o garantizada
mensual completada con retribución por unidad de obra mediante comisiones o cualquier otro
complemento salarial de cantidad o calidad de trabajo.
En el salario por unidad de obra sólo se atiende a la cantidad o calidad de la obra o trabajos
realizados, pagándose por piezas, medidas, trozos o conjuntos determinados,
independientemente del tiempo invertido. Esta modalidad de retribución es la conocida,
normalmente, como trabajo a destajo o salario por resultado.
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Complementos salariales.
Son las cantidades que se adicionan al salario base por la concurrencia de una
causa específica y determinada que está presente en la prestación del trabajo
y que, unidas al salario base, determinan la cifra total del salario del trabajador.
Se establecen a través de la negociación colectiva, recogiéndose en el ET una
clasificación general de los complementos salariales a la que debe remitirse la
negociación colectiva o el contrato de trabajo, según la cual los complementos
se han de establecer en atención a alguna de las circunstancias siguientes:
Se entiende por sistema salarial al conjunto de criterios que pueden ser utilizados para
retribuir el trabajo efectivo. Atendiendo a las unidades de medida utilizadas para
establecer el salario devengado, ya vimos que se puede cuantificar el trabajo a retribuir
midiendo, o bien cada unidad de tiempo invertida con independencia del resultado, o
bien cada unidad de obra realizada con independencia del tiempo utilizado para su
ejecución.
Es el que tiene por módulo la duración del trabajo, independientemente de la cantidad de obra
realizada (aunque el contrato puede estipular un mínimo de obra). El trabajo prestado se
divide en unidades temporales que son tomadas en cuenta a la hora de fijar la retribución. La
unidad temporal puede ser, desde la hora, pasando por el día, la semana y el mes, hasta
llegar al año, como más usuales. Entre ellas, las más frecuentes son las del módulo diario
(que da lugar al jornal, denominación hoy en desuso, sustituida, quizás, por la de salario
diario) y el mensual (cuyo resultante es el sueldo).
La cifra así fijada es la cuantía a la que tenga derecho el trabajador siempre que realice la
jornada ordinaria fijada en el convenio colectivo o en el contrato de trabajo. Esta retribución
por tiempo queda referida, en todo caso, a la jornada ordinaria, esto es, a la que como
máximo se trabaje de acuerdo con los límites legales o convenidos, pudiendo darse dos
excepciones:
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Salario por unidad de obra.
Igual que en el salario a tiempo puede exigirse un mínimo de obra, el salario por unidad de
obra puede ir acompañado de la estipulación de que la obra se concluya dentro de un
determinado tiempo, o de que dentro de éste, o de unidades del mismo, se realice también un
mínimo de obra. Como en el caso del salario a tiempo, se trata de fijar la intensidad o
rendimiento del trabajo. Así, es condición resolutoria lícita la que sujeta la subsistencia del
contrato a la obtención de un rendimiento normal o de uno mínimo no abusivo, al tiempo que
es causa de despido disminuir continuada y voluntariamente el rendimiento pactado. No es
posible que el salario así fijado pueda quedar por debajo del que correspondería a tiempo,
como tampoco puede reducirse por defecto de rendimiento ni por deficiencias de calidad, sin
perjuicio de que tales hechos puedan ser sancionados por el empresario.
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Salario mixto.
Este sistema de fijación combina los sistemas por unidad de tiempo y de obra.
Por una parte, el trabajador tiene asignado un salario correspondiente a una
unidad de tiempo y, por otro lado, a dicha cifra se le añade una cuantía
adicional en función del resultado del trabajo realizado. Actualmente, dicho
sistema de retribución predomina frente al sistema por unidad de obra o por
resultado, estando en declive el procedimiento de cálculo que atiende única y
exclusivamente al rendimiento obtenido por el trabajador.
• Sistemas de prima fija. Método Halsey, según el cual cada unidad adicional de
rendimiento se retribuye con una prima de cuantía invariable, sin límite alguno ni
en el esfuerzo ni en la ganancia.
Salario a comisión.
Esta forma salarial tiene su medio más habitual en aquellas organizaciones de trabajo en las que la
distribución o venta de productos o servicios sea la tarea principal del trabajador. En una labor de mediación
entre el empresario y el mercado, puede pactarse el percibo de una cantidad por participación en los negocios
en que hubiese mediado el trabajador.
En el salario a comisión la medida de la productividad radica no solo en la actividad del trabajador sino en el
resultado final del negocio, por lo tanto se han de dar dos elementos, la actividad del trabajador y el
incremento productivo de la empresa. El derecho a la comisión nace en el momento de realizarse y pagarse
el negocio, la colaboración o venta en que hubiere intervenido el trabajador (art. 29.2 ET), correspondiendo la
prueba de su cuantía al trabajador. La liquidación y pago, salvo pacto en contrario, ha de hacerse al finalizar
el año.
Salario global.
Salario global es el que resulta de la totalización de los diferentes componentes del salario (salario base y
complementos salariales). Las partes pueden convenir una cantidad total que comprenda diversos módulos
retributivos que engloben ambos conceptos y, en su caso, otras partidas, con la finalidad de simplificar el
cálculo del salario. Los convenios colectivos y los contratos de trabajo contienen con frecuencia cláusulas de
salario global (pacto de salario global), las cuales se consideran válidas si la cantidad pactada no es menor
que la suma de los distintos conceptos a que tiene derecho el trabajador, pues este pacto no puede hacerse
en menoscabo de los derechos legales o convencionales de los trabajadores. Hay muestras legales concretas
que favorecen la existencia del pacto de salario global, como el pacto colectivo de prorratear en doce
14 mensualidades las gratificaciones extraordinarias.