E Adiccion Al Internet
E Adiccion Al Internet
E Adiccion Al Internet
INTERNET
Ps Jaime E Vargas M
A515TE
Cualquier inclinación desmedida hacia alguna actividad puede
desembocar en una adicción, exista o no una sustancia química de
por medio. La adicción es una afición patológica que genera
dependencia y resta libertad al ser humano al estrechar su campo de
conciencia y restringir la amplitud de sus intereses. De hecho,
existen hábitos de conducta aparentemente inofensivos que, en
determinadas circunstancias, pueden convertirse en adictivos e
interferir gravemente en la vida cotidiana de las personas afectadas,
a nivel familiar, escolar, social o de salud (Echeburúa y Corral,
1994).
a. Privarse de sueño (<5 horas) para estar conectado a la red, a la que se dedica
unos tiempos de conexión anormalmente altos.
b. Descuidar otras actividades importantes, como el contacto con la familia, las
relaciones sociales, el estudio o el cuidado de la salud.
c. Recibir quejas en relación con el uso de la red de alguien cercano, como los
padres o los hermanos.
d. Pensar en la red constantemente, incluso cuando no se está conectado a ella
y sentirse irritado excesivamente cuando la conexión falla o resulta muy lenta.
e. Intentar limitar el tiempo de conexión, pero sin conseguirlo, y perder la noción
del tiempo.
f. Mentir sobre el tiempo real que se está conectado o jugando a un videojuego.
g. Aislarse socialmente, mostrarse irritable y bajar el rendimiento en los estudios.
h. Sentir una euforia y activación anómalas cuando se está delante del
ordenador.
De este modo, conectarse al ordenador nada más llegar a
casa, meterse en Internet nada más levantarse y ser lo último
que se hace antes de acostarse, así como reducir el tiempo
de las tareas cotidianas, tales como comer, dormir, estudiar
o charlar con la familia, configuran el perfil de un adicto a
Internet. Más que el número de horas conectado a la red, lo
determinante es el grado de interferencia en la vida cotidiana
(Davis, 2001).
Estrategias de Prevención
El uso de las TIC y de las redes
sociales impone a los adolescentes y
adultos una responsabilidad de doble
dirección: los jóvenes pueden adiestrar
a los padres en el uso de las nuevas
tecnologías, de su lenguaje y sus
posibilidades; los padres, a su vez,
deben enseñar a los jóvenes a usarlas
en su justa medida.
Los padres y educadores deben ayudar a los adolescentes a desarrollar la
habilidad de la comunicación cara a cara, lo que, entre otras cosas, supone
(Ramón-Cortés, 2010):