Foer Desafío de La Memoria

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LOS DESAFÍOS DE LA

MEMORIA
FOER

BORRADOR RESUMEN JOSÉ ANTONIO CALVO EXPÓSITO


• Ben Pridmore y podía memorizar el orden exacto de 1.528 números aleatorios en una hora y —para
impresionar a aquellos de nosotros de corte más humanista— cualquier poema que se le diera. Era
el actual campeón de memoria del mundo.

• era capaz de memorizar el orden de un mazo de naipes barajados en treinta y dos segundos. En el
plazo de cinco minutos podía aprenderse de memoria lo que había sucedido en noventa y seis
fechas históricas distintas, y se sabía cincuenta mil dígitos de pi
• SIMÓNIDES DE CEOS 526 a. C.

• Las técnicas del palacio de la memoria —también conocido como el método del viaje o el método
de los loci (lugares) y, en líneas más generales, el ars memorativa (o arte de la memoria)— fueron
pulidas y codificadas en un amplio conjunto de reglas y manuales de instrucciones por romanos
como Cicerón* y Quintiliano y florecieron en la Edad Media como método para que los religiosos
memorizaran desde sermones y oraciones a los castigos que aguardaban a los malvados en el
infierno.

Cónsul de la República romana


en ejercicio del poder supremo
1 de enero de 63 a. C.-31 de diciembre de 63 a. C.
• Tony Buzan, que afirma poseer el «coeficiente de creatividad» más alto del mundo.
• PACIENTE “S”, DE LURIA. MEMORIA EXCEPCIONAL

• «Cuando escucho la palabra verde aparece una maceta verde; con la palabra rojo veo a un hombre
con una camisa roja que se dirige hacia mí; en cuanto al azul, suscita la imagen de alguien agitando
una pequeña bandera azul desde una ventana», le contó a Luria. Dado que cada palabra evocaba la
correspondiente imagen sinestésica —a veces también un sabor u olor—, S vivía como si soñara
despierto, al margen de la realidad. Mientras a su alrededor se desplegaba un universo, en su
mente florecía otro universo de imágenes.
• S guardaba sus recuerdos escrupulosamente organizados situándolos en estructuras y lugares que
él conocía bien. «Cuando S leía una serie larga de palabras, cada palabra suscitaba una imagen
gráfica. Y dado que la serie era bastante larga, tenía que dar con el modo de distribuir esas
imágenes en una hilera o secuencia mental —escribió Luria—. La mayoría de las veces... las
distribuía a lo largo de una carretera o calle que visualizaba.»
EBBINGHAUS
• Loftus continúa diciendo que esta creencia tiene sus modernos orígenes en una serie de
experimentos que realizó un neurocirujano canadiense llamado Wilder Penfield de 1934 a 1954.
Penfield utilizaba sondas eléctricas para estimular el cerebro de pacientes epilépticos mientras éstos
yacían conscientes en la mesa de operaciones con el cráneo al aire. Intentaba determinar el origen
de la epilepsia y, con suerte, curarla, pero descubrió que cuando la sonda tocaba ciertas partes de
los lóbulos temporales de los pacientes, sucedía algo sumamente inesperado: los pacientes
empezaban a describir recuerdos vívidos olvidados hacía tiempo. Cuando volvía a tocar el mismo
punto, solía suscitar el mismo recuerdo. Basándose en dichos experimentos, Penfield llegó a la
conclusión de que el cerebro registra todo aquello a lo que dedica cierto grado de atención
consciente y de que ese registro es permanente.
• El psicólogo holandés Willem Wagenaar acabó pensando eso mismo.4 Durante seis años, de 1978 a
1984, consignó en un diario los acontecimientos más notables del día. En cada caso anotaba lo que
había ocurrido, quién había tomado parte, dónde había sucedido y cuándo, cada uno en una ficha
distinta. En 1984 comenzó a ponerse a prueba para ver cuánto podría recordar de esos seis años.
Sacaba una ficha al azar y comprobaba si conservaba algún recuerdo de los acontecimientos
descritos ese día. Descubrió que era capaz de recordar prácticamente todo lo sucedido —sobre todo
lo más reciente— con sólo un puñado de pistas. Sin embargo, casi un 20 % de los recuerdos más
antiguos parecía haber desaparecido por completo. Esos sucesos, descritos en su propio diario, se le
antojaban absolutamente ajenos, como si le hubieran pasado a otro.
MEMORIA FOTOGRÁFICA
• En 1970, Charles Stromeyer III, científico de la Universidad de Harvard, publicó un artículo en
Nature,6 una de las revistas científicas más respetadas, sobre una joven llamada Elizabeth,
estudiante de Harvard, que podía realizar toda una proeza. Stromeyer mostró al ojo derecho de
Elizabeth un dibujo con diez mil puntos aleatorios y, un día después, le enseñó al izquierdo otro
dibujo de puntos. Por asombroso que pudiera parecer, Elizabeth fue capaz de fundir mentalmente
ambas imágenes, como si fueran uno de esos estereogramas de puntos aleatorios del ojo mágico
que se pusieron de moda en la década de 1990. Cuando lo hizo, Elizabeth afirmó ver una única
imagen nueva en la que se solapaban ambos dibujos de puntos. Elizabeth pareció proporcionar la
primera prueba concluyente de que se podía tener una memoria fotográfica. Sin embargo después,
en un giro propio de una telenovela, Stromeyer se casó con ella, y Elizabeth no volvió a ser objeto
de más pruebas.

• AL REPLICAR: Merritt. Sin embargo, bajo la mirada escrutadora de los científicos, ninguna de
ellas fue capaz de emular la hazaña de Elizabeth. que algunos psicólogos concluyeron que en los
hallazgos de Stromeyer hay gato encerrado.
• cuando los atletas mentales aprendían algo nuevo hacían uso de varias regiones del cerebro que se
sabe se asocian a dos cometidos específicos: la memoria visual y la memoria espacial, incluida la
misma zona posterior derecha del hipocampo que los taxistas londinenses habían ampliado en el
desempeño de su actividad cotidiana.
• Era una técnica que me prometía yo podría usar para acordarme del nombre de las personas en
fiestas y reuniones. «En realidad el truco es de una sencillez engañosa —afirmó—. Se trata de
asociar el sonido del nombre de una persona con algo que puedas imaginar con claridad. Tiene que
ver con crear una imagen viva en tu cabeza que relacione tu memoria visual del rostro de la
persona con un recuerdo visual asociado al nombre de la persona. Cuando tengas que hacer
memoria y rescatar el nombre de la persona más adelante, sencillamente verás la imagen que
creaste... Veamos, eh, dijiste que te llamabas Josh Foer, ¿no? —Enarcó una ceja y se acarició el
mentón con aire melodramático—. Bien, te imaginaría joshing me, tomándome el pelo, donde nos
conocimos, a la puerta del salón donde se celebraba la competición, y me imaginaría a mí mismo
rompiéndome en cuatro pedazos a modo de respuesta. Four, cuatro, y Foer, ¿lo pillas? Esa pequeña
imagen es más divertida (al menos para mí) que tu nombre sin más, y debería grabarse sin
problema en mi mente.» Se me ocurrió que era una especie de sinestesia fabricada.
• 1920. El trascendental descubrimiento fue efectuado por un grupo de científicos veterinarios
japoneses, que cayó en la cuenta de que justo en el interior del trasero del pollo existe toda una
constelación de pliegues, marcas, manchas y bultos que al lego en la materia le parecen arbitrarios,
pero que si se sabe interpretar debidamente puede revelar el sexo de un ave de un día de edad

• (los gallos no son productivos)

• Escuela de Sexadores de Pollos Zen Nippon, 500 dólares al día (“DE LA ÉPOCA”)
• En la década de 1960 una granja pagaba a sus sexadores una moneda de un penique por cada pollo
sexado correctamente y descontaba 35 centavos por cada equivocación. Los mejores del sector
pueden determinar el sexo de 1.200 pollos por hora con un 98-99 % de aciertos. En Japón un
puñado de superhéroes del ramo ha aprendido a coger a los pollos con ambas manos y sexar a dos
de cada vez, a razón de 1.700 por hora.
• K. Anders Ericsson. Era profesor de psicología en la FSU, la Universidad de Florida, y autor de un
artículo titulado «Memoriosos excepcionales: se hacen, no nacen

• 2 AÑOS, 250 HORAS DE ENTRENAMIENTO, UNIVERSIDAD Carnegie Mellon ,mejora la


memoria en una tarea de números

• Un día recordó diez dígitos; al día siguiente, once. El número de dígitos que podía memorizar
aumentaba sin parar. Había efectuado un descubrimiento: aunque su memoria a corto plazo fuese
limitada, había dado con una manera de almacenar información directamente en la memoria a
largo plazo. Para ello se servía de una técnica denominada chunking, AGRUPAMIENTO
• decir verdad a todos nos persigue el número entero al que se refería Miller. Su ensayo se titulaba
«El mágico número siete, más dos o menos dos: algunos límites en nuestra capacidad para procesar
información». Miller descubrió que nuestra capacidad para procesar información y tomar
decisiones en el mundo se ve limitada por una restricción fundamental: sólo podemos pensar en
siete cosas a la vez.
• En la década de 1940 un psicólogo holandés y ajedrecista aficionado llamado Adriaan de Groot
planteó lo que parecía una pregunta sencilla: ¿qué distingue a los jugadores de ajedrez buenos a
secas de los de talla mundial?

• Lo que De Groot descubrió fue una sorpresa aún mayor que la que se habían llevado sus
predecesores rusos. En su mayor parte los expertos ajedrecistas no veían más movimientos de
antemano, al menos no al principio. Ni siquiera se planteaban más movimientos posibles. Más bien
se comportaban de una forma sorprendentemente similar a la de los sexadores de pollos: tendían a
ver los movimientos adecuados, y tendían a verlos casi de inmediato.
• Los ajedrecistas expertos son capaces de recordar posiciones de partidas durante horas, semanas,
incluso años después. Es más, llega un momento en la evolución de todos los maestros en que
llevar mentalmente la cuenta de las piezas del tablero se vuelve algo tan trivial que pueden
enfrentarse mentalmente a varios oponentes a la vez.4
• Por impresionante que fuese la memoria de los maestros ajedrecistas para las partidas de ajedrez,
su memoria para todo lo demás no era nada espectacular. Cuando a los expertos ajedrecistas se les
mostraron disposiciones aleatorias de piezas —unas posiciones a las que no se podía haber llegado
en una partida real—, su memoria para el tablero sólo resultó ser ligeramente mejor que la de los
novatos. Rara vez eran capaces de recordar la posición de más de siete piezas. Se trataba de las
mismas piezas y los mismos tableros. Entonces, ¿por qué de repente se veían limitados por el
mágico número siete?
• Los experimentos realizados en el mundo del ajedrez desvelan un hecho revelador sobre la
memoria y sobre la pericia en general: no recordamos datos aislados, recordamos cosas en contexto
• En noviembre de 1992, EP cayó enfermo de lo que parecía un leve caso de gripe. Estuvo en cama
cinco días, febril y aletargado, sin saber qué pasaba, mientras en su cabeza un agresivo virus
conocido como herpes simple se abría paso en su cerebro, descorazonándolo como si fuese una
manzana. Tras el paso del virus, dos pedazos de masa encefálica del tamaño de una nuez de las
zonas mediales de los lóbulos temporales de EP habían desaparecido, y con ellos la mayoría de su
memoria.

• EP tiene dos tipos de amnesia: anterógrada, que significa que no puede crear recuerdos nuevos, y
retrógrada, que significa que tampoco puede rescatar recuerdos antiguos, al menos no desde
aproximadamente 1950. Su infancia, su paso por la marina mercante, la segunda guerra mundial:
todo ello pervive de forma vívida. Pero, por lo que a él respecta, la gasolina cuesta un cuarto de
dólar por galón y el hombre nunca dio ese pequeño paso en la Luna.
• En 1962, Siffre pasó dos meses viviendo en aislamiento absoluto en una cueva subterránea, sin reloj,
calendario ni sol. Dormía y comía cuando su cuerpo se lo pedía, y pretendía descubrir cómo se
verían afectados los ritmos naturales de la vida humana si se vivía «al margen del tiempo».
• La memoria de Siffre no tardó en deteriorarse

• Llegado un punto, dejó de ser capaz de recordar lo que había ocurrido incluso el día anterior. Su
experiencia en aislamiento lo convirtió en EP. Cuando el tiempo empezó a desdibujarse, él se
volvió amnésico. Sus patrones de sueño no tardaron en desintegrarse. Algunos días permanecía
despierto treinta y seis horas seguidas; otros, ocho, sin poder ver la diferencia. Cuando el equipo de
apoyo en la superficie finalmente fue en su busca el 14 de septiembre, el día que estaba previsto que
finalizara el experimento, en su diario sólo era el 20 de agosto. Siffre pensaba que sólo había pasado
un mes. Su experiencia del paso del tiempo se había visto reducida a la mitad.
• La monotonía hace que el tiempo desaparezca; la novedad lo despliega
• Hasta que cumplimos tres o cuatro años casi nada de lo que nos pasa deja la clase de impresión
duradera que se puede recordar de forma consciente siendo adulto. La edad media a la que la gente
dice tener sus primeros recuerdos es tres años y medio, y dichos recuerdos tienden a ser
instantáneas imprecisas, fragmentadas, que a menudo son falsas. Resulta extraño que durante el
periodo en que una persona aprende más deprisa que en cualquier otro momento de su vida —
cuando uno aprende a andar y hablar e interpretar el mundo— tan pocas cosas de ese aprendizaje
sean claramente memorables.
EL PALACIO DE LA MEMORIA
• ALMACENAR INFORMACIÓN GENERANDO RECORRIDOS ESPACIALES,
IMÁGENES INUSUALES, LOCALIZACIONES (LOCI)
• El primer Campeonato Mundial de Memoria se celebró en Londres en 1991, en el elitista club de
caballeros Athenaeum Club. «Pensé: esto es demencial —recuerda Tony Buzan—.
• Los primeros tratados sobre la materia describían dos tipos de memoria: memoria rerum y memoria
verborum: memoria para cosas y memoria para palabras.

• Cicerón coincidía en que la mejor forma de memorizar un discurso es punto por punto, no palabra
por palabra, empleando la memoria rerum. En su De Oratore, sugiere que un orador que pronuncia
un discurso debería crear una imagen para cada asunto importante que desea tratar y situar cada
una de esas imágenes en un locus. (La locución «en primer lugar» es un vestigio del arte de la
memoria.)
• Los memoristas profesionales5 han existido en culturas orales del mundo entero para transmitir esa
herencia a través de las generaciones.
• En la India toda una clase de sacerdotes estaba a cargo de memorizar los Vedas con absoluta
exactitud.6
• En la Arabia preislámica, los conocidos como rawis tenían por cometido acompañar a los poetas y
memorizar oficialmente los versos.7
• Las enseñanzas de Buda se transfirieron en una cadena ininterrumpida de tradición oral durante
cuatro siglos, hasta que fueron consignados por escrito en Sri Lanka en el siglo I a. C.
• Y, durante siglos, un grupo de grabadores contratados denominados tanaim (literalmente
«recitadores») memorizaba la ley oral en nombre de la comunidad judía.8
• Los principios que descubrieron los bardos a medida que pulían sus historias a base de contarlas una y
otra vez, eran los mismos principios mnemotécnicos básicos que redescubrieron los psicólogos cuando
empezaron a realizar los primeros experimentos científicos sobre la memoria en torno a finales del siglo
XX:
• las palabras que riman son mucho más memorables que las que no
riman;
• los nombres concretos se recuerdan con más facilidad que los
abstractos;
• las imágenes dinámicas son más memorables que las estáticas;
• la aliteración ayuda a memorizar.
• Una mofeta rayada marcándose un mate resulta más pegadizo que un
mustélido con listas llevando a cabo una actividad atlética.

• ILIADA DE HOMERO NO FUE ESCRITA, SINO MEMORIZADA POR BARDOS Y TRASMITIDA


ORALMENTE.
• Prácticamente todos los detalles esenciales del ejercicio de la memoria clásico de que disponemos
—a decir verdad casi todas las triquiñuelas mnemotécnicas del arsenal del atleta mental— fueron
descritos por vez primera en un libro de retórica en latín breve y anónimo titulado

Rhetorica ad Herennium,1 escrito entre los años 86 y 82 a. C. Se trata


del único documento completo sobre las técnicas para mejorar la memoria inventadas por
Simónides que llegó a la Edad Media. Aunque los dos mil años que han transcurrido han visto
algunas innovaciones en el arte de la memoria, las técnicas básicas no han experimentado
prácticamente ningún cambio con respecto a las que se describen en el Ad Herennium. «Este libro es
nuestra biblia»,2 me dijo Ed.
• El autor anónimo del Ad Herennium sugiere que el mejor método para recordar poesía ad verbum
consiste en repetir un verso dos o tres veces antes de intentar verlo como una serie de imágenes.13
Éste es más o menos el método que utiliza Gunther Karsten en la prueba del poema: asigna cada
palabra a un punto de un recorrido. Sin embargo, esto entraña un problema patente: hay montones
de palabras que no se pueden visualizar. ¿Qué aspecto tiene la conjunción y? ¿O el artículo el? Hace
unos dos mil años Metrodoro de Escepsis, contemporáneo griego de Cicerón, ofreció una solución
al dilema de cómo ver lo invisible.14 Metrodoro desarrolló un sistema de imágenes taquigráficas
que sustituirían conjunciones, artículos y otros conectores sintácticos
• El método de Gunther de crear una imagen para lo que resulta difícil convertir en imagen es muy
antiguo: consiste en visualizar una palabra de sonido o sentido similar. El teólogo y matemático
inglés del siglo XIV Thomas Bradwardine, que llegaría a ser arzobispo de Canterbury, llevó esta
clase de memorización palabra por palabra a su grado de desarrollo más elevado y absurdo.
Describió un modo de memoria sillabarum, o memoria silábica, que se podía utilizar para memorizar
palabras difíciles de visualizar.
• llegó, el ataque moralista lo encabezó el reverendo puritano del siglo XVI William Perkins de
Cambridge. Éste censuraba el arte de la memoria por idólatra e «impío, pues evoca pensamientos
absurdos, insolentes, prodigiosos y otros similares que estimulan y encienden afectos carnales
depravados».18 Carnales, sí
• Según una encuesta realizada en 2007 por un neuropsicólogo en la Universidad Trinity College de
Dublín, una tercera parte de los británicos menores de treinta años ni siquiera recuerda el número
de teléfono de su propia casa sin mirarlo en el móvil. La misma encuesta demostró que el 30 % de
adultos no se acuerda del cumpleaños de más de tres miembros de la familia más cercanos. Los
aparatos han eliminado la necesidad de recordar tales cosas.
• En el Fedro de Platón, Sócrates describe cómo el dios egipcio Thot, inventor de la escritura, acudió a
Thamos, rey de Egipto, y se ofreció para obsequiar su magnífica invención al pueblo egipcio. «He
aquí una rama del aprendizaje que... mejorará su memoria —dijo Thot al rey egipcio—. Mi
descubrimiento es una fórmula para la memoria y la sabiduría.» Sin embargo, Thamos se mostraba
reacio a aceptar el presente. «Si los hombres aprenden esto, el olvido anidará en su alma —le dijo al
dios—. Dejarán de ejercitar la memoria y se tornarán olvidadizos; confiarán en lo escrito y dejarán
de buscar el recuerdo en su interior para hacerlo mediante marcas externas. Lo que has descubierto
es una fórmula no para la memoria, sino para el recuerdo. Y no es verdadera sabiduría lo que
ofreces a tus seguidores, sino tan sólo su apariencia, pues diciéndoles muchas cosas sin enseñarles
nada, harás que parezca que saben mucho, mientras que en su mayor parte no sabrán nada. Y
siendo hombres no con sabiduría, sino con la presunción de sabiduría, supondrán una carga para
sus semejantes.»
• A continuación Sócrates menosprecia la idea de transmitir sus propios conocimientos mediante la
escritura, afirmando que sería «extraordinariamente ingenuo creer que las palabras escritas pueden
hacer algo más que recordarle a uno lo que ya sabe». La escritura, para Sócrates, nunca podría ser
más que una pista para la memoria: un modo de recordar información que uno ya tiene en la
cabeza. Sócrates temía que la escritura fuera a llevar la cultura por un sendero peligroso hacia la
decadencia intelectual y moral, ya que aun cuando tal vez aumentara la cantidad de conocimientos
a disposición de la gente, ésta acabaría pareciendo una vasija vacía. Me pregunto si Sócrates habría
valorado la flagrante ironía: gracias a que sus discípulos Platón y Jenofonte reflejaron por escrito su
desdén por la palabra escrita tenemos hoy en día conocimiento de ello.1

• scriptio continua, GRIEGA

• La Torá está consignada sin vocales ni puntuación (aunque sí tiene espacios, una innovación que
llegó al hebreo antes que al griego), lo que significa que resulta extremadamente complicado leerla
en voz baja.9
• Durante un tiempo, los escribas latinos intentaron separar las palabras con puntos, pero en el siglo
II d. C. se dio una reversión

• las estanterías modernas con sus hileras de lomos mirando hacia fuera no se habían inventado
aún.15 Ello no sucedió hasta el siglo XVI.

• Para el año 400 aproximadamente, el códice en pergamino, con sus hojas unidas por el lomo como
un cartoné moderno, ya había reemplazado casi por completo a los rollos como forma preferida de
leer. El lector ya no tenía que desplegar un largo documento para encontrar un pasaje y podía
consultar la página deseada
• Desde Simónides, el arte de la memoria se ha basado en crear espacios arquitectónicos en la
imaginación. No obstante, en el siglo XVI, un filósofo y alquimista italiano llamado Giulio Camillo
—conocido como Camillo el Divino por sus numerosos admiradores y como el Charlatán por sus
numerosos detractores— tuvo la feliz idea de materializar lo que durante los dos mil años previos
siempre había sido una idea etérea. Se le ocurrió que el sistema funcionaría mucho mejor si alguien
convertía la metáfora del palacio de la memoria en un edificio de madera real.

• Un modelo en madera del teatro de Camillo se exhibió en Venecia y París, y se elaboraron


centenares —quizá miles— de fichas28 para llenas las cajas y los cajones de dicho teatro. Se reclutó
a los artistas Tiziano y Salviati para que pintaran las imágenes simbólicas del teatro. Sin embargo,
al parecer hasta ahí fue donde llegaron las cosas. El teatro nunca se terminó, y lo único que queda
del grandioso plan es un breve manifiesto póstumo, La idea del teatro, dictado en el lecho de muerte
de Camillo a lo largo de una semana.29 Escrito en futuro y sin imágenes ni diagramas, se trata de
un libro farragoso, por no decir algo peor.
• Giordano Bruno. En su libro Las sombras de las ideas, publicado en 1582, Bruno prometió que su arte
«ayudaría no sólo a la memoria, sino también a todos los poderes del alma». Para Bruno, ejercitar la
memoria era la clave de la iluminación espiritual.
• Bruno había dado literalmente con un nuevo enfoque del viejo arte de la memoria. Inspirándose en
el filósofo y místico catalán del siglo XII de apellido palindrómico Ramon Llull, Bruno inventó un
dispositivo que le permitiría convertir cualquier palabra en una imagen única. Bruno imaginó una
serie de ruedas concéntricas, cada una de las cuales tenía 150 pares de dos letras en el perímetro
que equivalían a todas las combinaciones que se podían formar con las treinta letras del alfabeto
• manuales mnemónicos del siglo XIX es obra del profesor Alphonse Loisette, un «doctor de la
memoria» norteamericano que, a pesar de su prolífico recordar, «olvidó que nació llamándose
Marcus Dwight Larrowe y no era doctor», como apunta un artículo. El hecho de que yo encontrara
en Internet 136 ejemplares de segunda mano del libro de 1886 de Loisette Physiological Memory: The
Instantaneous Art of Never Forgetting [La memoria fisiológica: el arte instantáneo de no olvidar jamás]
por tan sólo 1,25 dólares demuestra la popularidad de que gozó en su día.

• técnica conocida como el «sistema mayor», inventado en torno a 1648 por Johann Winkelmann,1
que no es más que un sencillo código para transformar números en sonidos fonéticos.
• la mayoría de los atletas mentales utiliza una técnica más compleja, conocida en el Worldwide
Brain Club (el foro en línea de los adictos a la memoria, forofos del cubo de Rubik y atletas de las
matemáticas) como «persona-acción-objeto» o simplemente PAO. Su linaje se remonta a los
sistemas mnemotécnicos de combinación circulares de Giordano Bruno y Ramon Llull.
• En el sistema PAO, cada número de dos dígitos del 00 al 99 está representado por una imagen de
una persona que ejerce una acción sobre un objeto. El número 34 podría ser Frank Sinatra (una
persona) cantando (una acción) con un micrófono (un objeto)
• El rey de corazones era para mí Michael Jackson marcándose un moonwalk con un guante blanco; el
rey de tréboles, John Goodman comiendo una hamburguesa; y el rey de diamantes, Bill Clinton
fumando un puro. Si tenía que memorizar el rey de corazones, el rey de tréboles y el rey de
diamantes en orden, creaba una imagen de Michael Jackson comiendo un puro. Antes de pasar a
memorizar barajas tuve que memorizar esas cincuenta y dos imágenes. Y no fue moco de pavo
• mi sistema PAO palidece en comparación con el sistema que Ben Pridmore utiliza para las cartas En lugar de
crear una única imagen de persona-acción-objeto para cada una de las cartas de la baraja, Ben pasó multitud de
horas ideando una imagen única para cada combinación de dos cartas. Cuando ve la dama de corazones
seguida del as de diamantes es una imagen única. Cuando ve el as de diamantes seguido de la dama de
corazones es una imagen única distinta. Ello equivale a multiplicar 52 por 52, es decir, a 2.704 combinaciones
posibles de dos naipes para las que Ben tiene una imagen previamente memorizada. Y, al igual que Ed, sitúa
tres imágenes en cada uno de sus loci, lo que significa que es capaz de condensar una baraja entera en tan sólo
nueve lugares (52 dividido entre 6) y veintisiete barajas —el máximo que ha podido memorizar en una hora—
en tan sólo 234 lugares.

• Pridmore ha desarrollado la capacidad de levantar rápidamente de la baraja dos cartas a la vez en el proceso,
desplegándolas justo lo suficiente para ver el palo y el número en la esquina de ambas. Cuando va a máxima
velocidad, mira menos de un segundo cada par de naipes

• Ben desarrolló un intrincado sistema similar para memorizar dígitos binarios que le permite convertir
cualquier serie de diez dígitos de unos y ceros en una única imagen. Ello equivale a 2 elevado a 10, o 1.024,
imágenes reservadas para los números binarios
• Todo atleta mental tiene un punto flaco, un talón de Aquiles. El de Ben son los nombres y las caras.
Su puntuación en la prueba siempre es de las más bajas. «No tiendo a mirar a la gente a la cara
cuando hablo con ella —me dijo—. La verdad es que ni sé el aspecto que tiene un montón de gente
a la que conozco.
• En la década de 1960, los psicólogos Paul Fitts y Michael Posner trataron de responder esta
pregunta describiendo las tres etapas por las que pasa cualquiera que adquiere una nueva destreza.
En la primera fase, conocida como «etapa cognitiva», uno racionaliza la tarea y descubre nuevas
estrategias para desempeñarla con mayor competencia; en la segunda, la «etapa asociativa», uno se
concentra menos, comete menos errores graves y, por regla general, se vuelve más eficiente; por
último se llega a lo que Fitts denomina la «etapa autónoma», en que uno se figura que ya es lo
bastante bueno para realizar el cometido en cuestión y básicamente funciona como un autómata
• En un conocido experimento, a los mecanógrafos se les mostraban palabras entre un 10 % y un 15 %
más deprisa6 de lo que sus dedos podían llevarlas al teclado. Al principio no eran capaces de seguir
el ritmo, pero al cabo de unos días identificaron los obstáculos que los estaban frenando y los
superaron, y después siguieron tecleando a la velocidad superior. Al abandonar la etapa autónoma
y volver a ejercer un control consciente sobre la actividad vencieron el estancamiento satisfactorio.
• En 1987, el influyente crítico E. D. Hirsch Jr. se lamentaba: «No podemos dar por sentado que los
jóvenes de hoy sepan cosas que en el pasado sabía prácticamente cualquier persona culta.» Hirsch
arguye que los alumnos salen al mundo sin el nivel básico de cultura necesario para ser un buen
ciudadano (¿qué dice el hecho de que dos terceras partes de los norteamericanos de diecisiete años
ni siquiera sepa cuándo estalló la guerra de Secesión estadounidense con un margen de error de
cincuenta años?), y lo que hace falta es una especie de contrarreforma educativa que vuelva a hacer
hincapié en datos concretos. Los críticos de Hirsch han señalado que el plan de estudios por el que
aboga es la vuelta al canon centrado en los Dead White Male, los varones blancos occidentales
muertos.

• Los colegios han dejado de hacer hincapié en los conocimientos en bruto (la mayor parte de los
cuales, en cualquier caso, se olvida) y han pasado a recalcar su papel en el fomento de la capacidad
de raciocinio, la creatividad y el pensamiento independiente.
• «El sistema educativo oficial se originó en el Ejército, donde a quienes eran menos cultos y
presentaban más carencias educativas se les enviaba al servicio militar —asevera—. Para que no
pensaran, que es lo que se pretendía que hicieran, habían de obedecer órdenes. La instrucción
militar era sumamente estricta y lineal. Introducían la información en sus cerebros y se les obligaba
a responder a la manera pavloviana, sin pensar. ¿Funcionaba? Sí. ¿Disfrutaban ellos de la
experiencia? No, desde luego. Cuando llegó la revolución industrial, los soldados pasaron a ser
necesarios en las máquinas, de manera que la forma de abordar la educación del Ejército pasó a los
colegios. Y funcionó. Pero no funciona a largo plazo.»

• BUZAN Sin embargo, a pesar de toda la pseudociencia y la hipérbole que Buzan emplea para
promocionar su Mind Mapping, existen pruebas científicas de que sus sistemas funcionan.
• El doctor Darold Treffert, experto en el síndrome del sabio, manifestó que Daniel era una de las tan
sólo cincuenta personas del mundo a las que se podía calificar de «sabio prodigioso»

• Treffert divide a los sabios en tres categorías informales. Existen sabios con «destrezas escindidas»
que han memorizado un único cuerpo esotérico de trivialidades, como el joven paciente de Treffert
que puede nombrar el año y el modelo de un aspirador sólo por su sonido. Un segundo grupo, al
que él llama «sabios con talento», ha desarrollado un área de pericia más general, como el dibujo o
la música, que es extraordinaria tan sólo porque contrasta poderosamente con su discapacidad. El
tercer grupo, el de los sabios prodigiosos, posee habilidades que serían espectaculares se mire por
donde se mire, aunque no se vieran acompañadas de disfunciones en otras áreas. Es una escala
subjetiva, pero importante, en opinión de Treffert, ya que los sabios prodigiosos forman parte de
una de las clases más extrañas de seres humanos del planeta. El descubrimiento de un nuevo sabio
prodigioso como Daniel Tammet constituye un gran acontecimiento
• SINESTESIA + ASPERGER
• Kim Peek, alias Rain Man, el sabio prodigioso nacido en 1951 que inspiró el personaje de Dustin Hoffman
en la película de Hollywood. De él se podría decir que es la persona con mejor memoria del mundo.
Ahora que había pasado algún tiempo con Daniel, decidí ir a ver a Kim a su ciudad natal, en Utah, para
comparar, para averiguar qué tenían en común los dos famosos prodigios y qué podían revelarme sobre
la naturaleza del síndrome del sabio.

• Nunca olvida nada», me dijo Fran, incluidos, al parecer, todos los datos de los más de nueve mil libros
que ha leído a unos diez segundos por página.4 (Cada uno de sus ojos lee su propia página por
separado.)

• En enero de 1989, la misma semana que se estrenó Rain Man, un TAC del cerebro de Kim reveló que el
cerebelo, un órgano crucial para la percepción sensorial y la función motriz, se hallaba muy dilatado. Un
escáner anterior había descubierto que Kim asimismo carece de cuerpo calloso, la densa masa de
neuronas que conecta los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro y les permite comunicarse. Se trata
de algo muy poco común, pero no está nada claro en qué medida podría contribuir a su condición de
sabio.

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