Jesucristo, Palabra Viva Y Eterna de Dios

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JESUCRISTO, PALABRA

VIVA Y ETERNA DE
DIOS
Así será la palabra que sale de mi boca: no regresará a mí vacía,
sino que cumplirá mi voluntad y llevará a cabo mi encargo. (Is
55,11)
■ Enlace:
– La palabra de Dios es la fuente principal para el encuentro con Dios, por medio de
Jesucristo; su hijo, Palabra del Padre. La Palabra de Dios es el alma de nuestra vida
cristiana y apostolado; ella ha de inspirar nuestro actuar.
■ Objetivo:
– Identificar a Jesucristo, como la Palabra definitiva del Padre, que nos envía a
anunciarla.
– Descubrir la eficacia de la Palabra de Dios en la vida cristiana.
– Hacer conciencia de la necesidad de reavivar nuestro encuentro con Cristo, Palabra
eterna del Padre.
DIOS SE
COMINUCA

• A través de

LA PALABRA
• Es palabra:
• Viva
JESÚS DE • Eficaz
NAZARETH • Penetrante
Palabra viva, • Semilla
definitiva y • Luz
permanente • Espada
de Dios • Fuego

Envía

Urge
Anunciar la reavivar el
palabra oída encuentro
y meditada con Cristo,
en la iglesia. Palabra
eterna del
padre
La palabra

La palabra de Dios es viva, eficaz y mas cortante que una espada de dos filos: penetra hasta la división
del alma y del espíritu, hasta lo más profundo del ser discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón.
Carta a los Hebreos 4, 12
Tu palabra es antorcha para mis pasos y luz para mis caminos
Salmos 119, 105
1. Dios nos habla como amigo a través de su Palabra
Dios quiso, con su bondad y sabiduría, revelarse a sí mismo y manifestar el misterio de su voluntad. Ésta es la razón por la que Dios se relaciona
con la humanidad y entabla un diálogo a fin de realizar la historia de la salvación.
Dios invisible habla a los hombres como amigos, movidos por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comunicación consigo y
recibirlos en su compañía (DV 2)
2. Jesús, Palabra viva de Dios
Dios se comunica a través de su palabra. La palabra de Dios es palabra viva, es una Persona: el Hijo del Padre que se hizo hombre y se llama
Jesús de Nazaret.
La palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1, 1.14)
Jesús es la Palabra de Dios que se encarnó y se hizo visible, cercana; se volvió una persona, espejo de Dios (cf. Col 1, 15). Dios habló
antiguamente a través de los profetas, pero su Palabra definitiva es Cristo:
Muchas veces y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros antepasados por medio de los profetas; ahora en este
momento final nos ha hablado por medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quién hizo también el
universo (Heb 1, 1-2)
En Jesús se nos muestra de modo pleno lo que Dios nos quiso decir. Por eso se entiende que:
No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una
Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y con ello una orientación decisiva. (DCE 1)
3. Cristo Palabra permanente del Padre
La Palabra del Señor permanece para siempre (cf. 1 Pe 1, 25). Es una palabra que ha entrado con el tiempo, cuando el verbo se hizo carne (cf. Jn
1, 14). Se trata de la buena noticia, el anuncio que, a través de los siglos llega hasta nosotros por medio de las Iglesia.
Lo que existía desde él principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron
nuestras manos acerca de la Palabra de la vida, pues la vida se manifestó y nosotros la hemos visto y damos testimonio, y les anunciamos la
vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó (1 Jn 1, 1-2)
4. La palabra de Dios es viva y eficaz
Las palabras humanas pasan y, a veces, son poco creíbles. La Palabra de Dios, en cambio, es eficaz y viva, penetra hasta lo más profundo de nuestro
ser (cf. Heb 4, 12)
Es Palabra viva, porque su mensaje es actual. Solicita de nosotros una respuesta, nos deja inquietos, nadie que se acerca a ella queda
indiferente.
Es Palabra eficaz, porque tiene el poder de transformar, nos libera y cuando toca nuestra vida nos hace ser mejores personas.
Es Palabra penetrante, porque contiene en sí una fuerza capaz de llegar hasta lo más profundo de nuestro corazón y nos pone en acción.
5. La palabra es semilla que germina en la historia
La semilla es la Palabra de Dios (cf. Lc 8, 11). El sembrador es Jesucristo. Anunció el Evangelio en Palestina hace dos mil años y
envío a los discípulos a sembrarlo en el mundo. Jesucristo, hoy, presente en la iglesia por medio de su Espíritu, sigue sembrando
la Palabra del Padre en el campo del mundo (DGC 15).
La Palabra de Dios es una semilla que se siembra y da frutos (cf. Mt 13, 19-23); nos hace caminar por la vida (cf. Dt 32, 45-47), germina en la
historia y en la vida de cada uno de nosotros.
Muchas de las situaciones de nuestra vida y del entorno encuentra en la Palabra soporte y aliento.
La Palabra revela el secreto de las cosas confiriendo sabiduría a lo sencillo (cf. 1 Pe 1,23)
6. La Palabra de Dios es Luz
Tu Palabra es antorcha para mis pasos y luz para mis caminos (Sal 119, 105)
Las palabras del Salmo cobran una dimensión plena si consideramos que Cristo es la luz del mundo (cf. Jn 8, 12), la luz que brilla en la tiniebla (cf.
Jn 1, 5). La palabra que resucita es esta luz definitiva en nuestro camino. La Palabra de Dios es la luz verdadera que necesitamos. Si en la
resurrección el Hijo de Dios surge como luz del mundo, viviendo con él y por él, podemos vivir en la luz (cf.) VD 12
7. La Palabra, espada de los cristianos
La Palabra es una fuerza que nos hace resistir en las dificultades, nos mantiene en pie e impulsa a anunciar el mensaje de la salvación (cf. Ef 6, 13-15).
Todo discípulo y apóstol de Jesús esta llamado a hacer de ella su escudo, su espada:
Usen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios (Ef 6, 17).
Los misioneros de Jesús estamos llamados a esforzarnos por hacer de la Palabra de Dios nuestra guían principal, a vivir de ella y anunciarla en nuestra
ciudad, colonia, barrio…
8. La Palabra nos envía a la misión
La Palabra ha de ser para nosotros, los discípulos de Jesús, un fuego que queme, algo que nos haga ver y comprender la realidad de un modo distinto.
Ésta fue la experiencia de los discípulos de Emaús:
¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras? (Lc 24, 32
La palabra hace comprender con claridad los designios de Dios y envía:
En aquél mismo instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once y a todos los demás (Lc
24, 33)
9. Profundizar nuestra relación con la Palabra en la Iglesia
La Iglesia se funda sobre la Palabra de Dios, nace y vive de ella. A lo largo de toda su historia, el Pueblo de Dios ha encontrado siempre en ella su
fuerza; la comunidad eclesial crece también hoy en la escucha, en la celebración y en el estudio de la Palabra de Dios.
Es en el nosotros de la Iglesia, en la escucha y acogida recíproca, donde podemos profundizar la relación con la Palabra de Dios y desde donde
podemos afirmar como san Pablo:
Pues no me avergüenzo del evangelio, que es fuerza de Dios para que se salve todo el que cree (Rom 1, 16)
Dejémonos guiar por el Espíritu Santo para amar cada vez más la Palabra de Dios (cf. VD 15-16)
10. Reavivar el encuentro con Cristo para ser sus anunciadores
Para ser anunciadores de la Palabra y ofrecer al mundo la Buena Nueva, es necesario reavivar nuestro encuentro con Cristo, palabra eterna del Padre.
La renovación de este encuentro produce en los creyentes una reacción de asombro, ante una novedad inaudita, que el ser humano nunca hubiera
podido imaginar: Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros (Jn 1,14)
El Papa Benedicto XVI, en la exhortación apostólica Verbum Domini, nos dice con fuerza:
Exhorto a todos los fieles a reavivar el encuentro personal y comunitario con Cristo, Verbo de la Vida, que se ha hecho visible, y a ser sus
anunciadores para que el don de la vida divina, la comunión, se extienda cada vez más por el mundo. En efecto, participar de la Vida de Dios, Trinidad
de Amor es alegría completa (cf. 1 Jn 1, 4). Y comunicar la alegría que se produce en el encuentro con la Persona de Cristo, Palabra de Dios presente en
medio de nosotros, es un don y una tarea imprescindible para la Iglesia… No hay prioridad más grande que ésta; abrir de nuevo al hombre de hoy el
acceso a Dios, al Dios que habla y nos comunica su amor para que tengamos vida abundante (VD 2)
ACTIVIDADES INDIVIDUALES Y GRUPALES

■ Comparte:
■ Reflexiona las siguientes citas:  ¿Qué acciones los ha movido a
realizar la Palabra escuchada y
– Is 55, 10-11 meditada en comunidad?
– Mt 7, 24-27  ¿Cómo han experimentado en
– Sant 1, 21 sus vidas que la Palabra es viva
– 2 Pe 1, 19 21 y eficaz?
 ¿Cómo reavivaré mi encuentro
con Jesucristo, Palabra viva de
Dios?
GRACIAS!!!

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