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LA EDAD DEL OSCURANTISMO
Espiritualmente hablando, se nos dice que ésta, la contemporánea,
es la época más oscura para los propósitos de la divinidad, pues nos encontramos en el nadir del materialismo, tal como ya lo anuncia clarividentemente y explica Max Heindel en sus escritos y gráficos didácticos desde la perspectiva de la Cosmología Rosacruz. Los grandes acontecimientos o culturas a lo largo y ancho del tiempo registrados por las investigaciones actuales, según historiólogos y antropólogos modernos, se clasifican en períodos que se caracterizan por tener cambios o hechos importantes que marcan su transición. HISTORIA
Las edades de la historia según estos parámetros son: Prehistoria,
Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea, esta última, a mi modo de ver, en absoluta necesidad de revisión contextual, como veremos más adelante. HISTORIA
Por otro lado, la periodización de la historia natural y la geología se
divide en eras, mientras que las épocas son divisiones más locales o breves. 2.500.000
HISTORIA
Según estos cálculos académicos, la prehistoria comienza con la
aparición de los primeros seres humanos, hace 2’500,000 años, y la Edad Contemporánea comienza con la Revolución Francesa en 1789 (siglo XVIII) y llega hasta nuestros días. En esta época, el mundo se ha dividido entre países ricos y pobres, se ha desarrollado la alta tecnología y hemos puesto al mundo bastante enmarañado y revuelto. (Ref.: Aula 14- Las Edades de la Historia). La historia de la humanidad no es solo una secuencia lineal de eventos, sino un continuo flujo de transformaciones, culturas y civilizaciones que, por la condensación del Pensamiento emergen, florecen y se desvanecen, dejando huellas indelebles en el devenir del tiempo. A lo largo de milenios, hemos sido testigos de las más grandes expresiones de la creatividad y la mente humana, así como de devastadores conflictos que moldearon el destino de los pueblos. Porque el primitivo hombre, el gran actor terreno de este desarrollo y siendo espíritu y materia, con el Auxilio de Compasivas Jerarquías Creadoras, debió en tiempos inmemoriales atravesar por grandes procesos: el de la Involución que llevó al espíritu hacia la materia cristalizándolo en cuerpos, el desarrollo del Triple Cuerpo, de la Mente y la paulatina adquisición de la consciencia del “YO”. Esta revulsiva actividad creadora y original del Espíritu, que llamamos Epigénesis actúa como palanca fundamental y la Mente, como punto de apoyo para paulatinamente transportar al Hombre hacia la Evolución. Este estado dinámico consciente en que devienen los pueblos a lo largo de la Historia y que llamamos evolución, el que poco a poco liberará al espíritu de la materia, al desarrollar la Triple alma, producto del recto obrar , sentir y pensar, espiritualizando y convirtiendo a los cuerpos en alma. Desde los antiguos valles fértiles de Mesopotamia hasta las civilizaciones mesoamericanas, desde el esplendor de las dinastías chinas hasta el renacimiento europeo, cada rincón del mundo ha contribuido al progreso humano. En el horizonte de la EDAD ANTIGUA, Mesopotamia se erige como una de las primeras cunas de la civilización (c. 3500 a.C.), ubicada en la fértil región entre los ríos Tigris y Éufrates. Aquí, los sumerios, acadios, babilonios y asirios crearon los primeros sistemas de escritura, códigos legales y estructuras de gobierno. Sumerios como Gilgamesh se convirtieron en figuras míticas, mientras Hammurabi, rey de Babilonia, dejó el famoso Código que marcó una de las primeras expresiones de la ley escrita. Simultáneamente, el Egipto faraónico emergía a orillas del Nilo (c. 3100 a.C.), donde faraones como Ramsés II y Tutankamón edificaron monumentos que aún perduran, y donde el misterio de la vida y la muerte se entrelazaba en una cosmovisión de dioses, rituales y monumentos que desafiaban la eternidad. La civilización griega, desde la época micénica (c. 1200 a.C.), avanzaba a través de la filosofía, la política y las artes, consolidando un legado que resonaría en todo Occidente. Nombres como Sócrates, Platón y Aristóteles marcaron el nacimiento del pensamiento filosófico, mientras que Alejandro Magno, con su vasto imperio, unificó culturas desde Grecia hasta la India, allanando el camino para la era helenística. Roma, la sucesora de Grecia, expandió su influencia desde el siglo VIII a.C., culminando en un vasto imperio que, bajo figuras como Julio César y Augusto, marcó el rumbo de la política, el derecho y la infraestructura de Europa y el Mediterráneo. El colapso del Imperio Romano en el 476 d.C. señaló el fin de la Edad Antigua y el inicio de la Edad Media. En paralelo, y no menos influyentes, los imperios de Asia, particularmente China e India, dejaron un legado profundo en la evolución global. La civilización china, una de las más antiguas del mundo, consolidó su poder bajo la Dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C.), que estableció el Confucianismo y el Taoísmo como pilares de su estructura social y política. Personalidades como Confucio (551 a.C. – 479 a.C.), cuyo pensamiento ético y moral moldeó generaciones, o emperadores como Qin Shi Huang, unificador de China y constructor de la Gran Muralla, son figuras fundamentales en la historia de Asia y del mundo. Japón, por su parte, experimentó un desarrollo cultural único, influido por China, pero con un camino propio. Durante el período Heian (794-1185 d.C.), la cultura aristocrática japonesa floreció, dejando obras como El cuento de Genji, de Murasaki Shikibu, que marcaría un hito en la literatura mundial Con el advenimiento del cristianismo, un nuevo capítulo comenzó en la historia humana, transformando el paisaje espiritual y político de Occidente. El nacimiento de Jesús de Nazaret y el posterior establecimiento del cristianismo como religión oficial del Imperio Romano en el siglo IV marcó el inicio de una era en la que la Iglesia se convirtió en un pilar fundamental de la civilización europea. La India, con su rica diversidad cultural y religiosa, contribuyó también al avance de la humanidad. Desde los Vedas hasta el surgimiento del budismo bajo el príncipe Siddhartha Gautama (Buda) en el siglo VI a.C., la India fue cuna de movimientos filosóficos y espirituales que se expandieron por toda Asia. Con el advenimiento de la EDAD MEDIA en Occidente, mientras Europa se sumergía en siglos de feudalismo y guerras, el Imperio Bizantino continuó la tradición del Imperio Romano de Oriente. Constantinopla, su capital, resistió como faro de la cristiandad ortodoxa hasta su caída en 1453 d.C., cuando los otomanos la tomaron bajo el mando del sultán Mehmed II. Durante este período, en el mundo islámico, el profeta Mahoma (c. 570 – 632 d.C.) fundó una religión que rápidamente se extendió desde la península arábiga hasta vastos territorios del Mediterráneo y más allá. Los califatos omeya y abasí sentaron las bases para un florecimiento cultural y científico sin precedentes, con avances en astronomía, medicina, matemáticas y filosofía, que impactaron a Europa durante la Edad Media y el Renacimiento . Durante la Edad Media, el cristianismo permeó todos los aspectos de la vida cotidiana, influenciando desde la cultura hasta la política. Sin embargo, el mismo cristianismo sería sacudido siglos más tarde por la Reforma Protestante, iniciada por Martín Lutero en 1517. La Reforma no solo dividió a la Iglesia, sino que también desencadenó profundas transformaciones en la sociedad europea, marcando el inicio de una era de cuestionamiento religioso, filosófico y político, que sigue influyendo hasta la actualidad. Ya en LA EDAD MODERNA, tras la caída de Constantinopla y el descubrimiento de América (1492), el mundo comenzó a configurarse de nuevas formas. El Renacimiento Europeo (c. 1300 – 1600 d.C.) trajo una revitalización del pensamiento clásico, con figuras como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Galileo Galilei que marcaron el inicio de una revolución en las artes y las ciencias. En Asia, Japón vivió su propia transformación durante la Restauración Meiji (1868), que lo catapultó hacia la modernización y lo preparó para ser una potencia mundial en el siglo XX. Mientras tanto, en China, la Dinastía Qing (1644-1912) llegó a su fin en medio de revoluciones internas y presiones coloniales, hasta que Mao Zedong proclamó la República Popular China en 1949, un hito crucial que definiría la geopolítica del siglo XX. EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA, con la Revolución Francesa en 1789 como punto de partida, el mundo experimentó cambios estructurales radicales, desde la expansión del capitalismo y la industrialización hasta la formación de estados-nación. Personalidades como Napoleón Bonaparte, Karl Marx y Albert Einstein contribuyeron, en sus respectivos campos, a la transformación del orden social, político y científico del mundo. El siglo XX fue testigo de las dos guerras mundiales, el ascenso y caída de imperios coloniales, y el surgimiento de nuevas potencias globales, como los Estados Unidos y la Unión Soviética. Mientras tanto, Asia resurgió como un actor clave en los asuntos globales, con Japón y China posicionándose en el escenario internacional como fuerzas económicas y políticas decisivas. Aquí cabe un análisis interesante y que tiene que ver con la aceleración de los Cambios Históricos en esta etapa reciente. La percepción de que los intervalos de tiempo entre grandes transformaciones se han ido reduciendo es válida. Se dice que la velocidad del tiempo es producto de una percepción interna o vivencial de los seres nescientes y eso es evidente en estos tiempos contemporáneos. Desde el punto de vista histórico, el ritmo de cambio se ha acelerado, especialmente en los últimos siglos. Esto se debe a una serie de factores: a. Innovación Tecnológica: La velocidad de los avances tecnológicos ha aumentado exponencialmente, en especial en estos últimos veinte o treinta años. En la Edad Media y moderna, la innovación era relativamente lenta, no se diga en edades pretéritas mientras que, en la Edad Contemporánea, el desarrollo de nuevas tecnologías se ha multiplicado rápidamente, verbigracia la energía atómica, la informática, la inteligencia artificial, entre otros. a. b. Interconexión Global: La globalización y la comunicación instantánea han acelerado la difusión de ideas y avances, reduciendo el tiempo necesario para que una innovación se propague por todo el mundo. c. Avances en la Ciencia: La investigación científica ha avanzado de manera rápida y continua, lo que ha llevado a descubrimientos y aplicaciones que transforman nuestras vidas en intervalos más cortos. Por tanto, la necesidad de Reclasificación de las Edades Históricas, para reflejar mejor los avances significativos y los cambios transversales es una idea que podría tener sentido dado el ritmo acelerado del progreso. Algunas razones para considerar esta reclasificación son: Las "edades" tradicionales a menudo no capturan la complejidad y la rapidez de los cambios que ocurren en períodos relativamente cortos. Una nueva clasificación podría reflejar mejor las etapas de innovación y transformación. Clasificar la historia en función de hitos significativos, como la invención de la energía atómica, la creación de la IA, o los esfuerzos globales de unidad, podría proporcionar una perspectiva más detallada sobre cómo y por qué la humanidad ha cambiado. En un contexto moderno, donde el cambio es tan constante, puede ser útil tener una estructura que permita capturar y comprender estos cambios más eficientemente- Los avances en la ciencia y la tecnología, desde la energía fotovoltaica hasta la inteligencia artificial, la búsqueda de la inmortalidad física, la ingeniería celular, están moldeando el futuro de la humanidad. Estos avances tienen el potencial de resolver problemas importantes, como el cambio climático y enfermedades, muchas de ellas catastróficas y reputadas otrora como incurables, la reciente crisis sanitaria, abanderada por una cuestionada pandemia y sus consecuencias nefastas, reflejan el deseo humano de trascender las limitaciones biológicas. Esto plantea preguntas filosóficas y éticas sobre el significado y objetivo de la vida y sus implicaciones, si acaso la extensión “indefinida” de la existencia se lograse. Esta rapidez que encara el hombre contemporáneo en la mudanza de interacciones individuales, familiares y colectivas y genera proposiciones éticas y disyuntivas de adaptación azarosas para el espíritu que antes eran inimaginables de cuestionar y que solo vivían en la febril imaginación creativa de autores de fantociencia y libros distópicos como Un mundo feliz de Aldoux Uxley, (1932), "1984" (1949) por George Orwell, El cuento de la criada (1985) de Margaret Atwood y más recientemente Los Juegos del Hambre de Susan Collins. La deshumanización, la pérdida de valores tradicionales y el reemplazo por otros parámetros de conducta en el trato y los efectos inevitables por razón de la comunicación digital, extendida a la niñez y la juventud, que no en el resto de grupos etarios, son temas que requieren atención y reflexión, en especial en nosotros los estudiantes del esoterismo científico Rosacruz, que inevitablemente nos hemos constituido en actores cercanos o lejanos y/ o espectadores casi siempre pasivos de estas variables actualmente determinantes en el comportamiento singular, a veces ajeno para nuestra ortodoxia, de nuestros amigos, hijos, familiares y conciudadanos. La adaptabilidad, bendita capacidad, es una cualidad sinérgica que nos permite mantenernos a flote en esta metamorfosis acelerada, en esta especie de deconstrucción de los tinglados ontológicos y éticos que se creía hasta hace poco inamovibles. Nuestros siete complejos cuerpos que poseemos como vehículos maravillosos en esta bella aventura de la vida, se resienten por tal metamorfosis y lluvia de nuevos parámetros, mas, debemos obrar con resiliencia y tolerancia humilde en este dinámico devenir en el tiempo. No cabe duda que grandes invenciones tecnológicas modernas basadas en la investigación, el ensayo y el error ofrecen grandes beneficios, aunque también es crucial considerar la inequidad en el acceso a estas tecnologías en varios rincones del orbe y los impactos gnoseológicos de su implementación en la civilización contemporánea. Repasemos someramente qué frutos nos ha regalado la aplicación y uso del conocimiento en las últimas tres décadas y a qué abismos nos enfrentamos, a la sombra de la creación tecnológica: En las últimas tres décadas, la humanidad ha desatado una tormenta de innovaciones que, como un río en crecida, arrastra consigo tanto promesas como peligros. Lo que antes era una herramienta al servicio de nuestras necesidades se ha convertido en un titán capaz de moldear nuestras vidas, nuestras mentes y nuestras relaciones, sometiéndonos a casi todos. La digitalización del conocimiento ha creado un escenario variopinto donde el acceso a la información parece ilimitado, pero, paradójicamente, también ha engendrado nuevas formas de esclavitud y negacionismo, mientras que el propio tejido de lo humano se ve cada vez más difuminado. Veamos unos ejemplos y sus principales cuestionamientos: Internet y Conectividad: ¿Hacia una comunicación universal o una disolución del sentido? El surgimiento del internet global y la creación de la World Wide Web en los años 90 marcaron el comienzo de una era de interconectividad sin precedentes. Sin embargo, en nuestra obsesión creciente por la velocidad y la eficiencia, hemos reducido las conversaciones y trato humanos a ráfagas de datos intercambiados. La conectividad, con la expansión de las redes 5G y el Wi-Fi, nos permite estar siempre “presentes” y vivos ante los demás, pero ¿en qué medida hemos dejado de estar verdaderamente aquí? ¿Acaso nos hemos convertido en sombras que merodean por el vasto océano de información, incapaces de profundizar en el ser? Si bien la banda ancha y la conectividad inalámbrica han democratizado el acceso al conocimiento, el riesgo de quedarnos atrapados en burbujas de pensamiento uniforme amenaza la pluralidad y el debate reflexivo. Inteligencia Artificial: El amanecer de una nueva mente, pero ¿quién es el maestro y quién el aprendiz? La inteligencia artificial, con sus avances en aprendizaje automático y redes neuronales, ha abierto un horizonte que antes solo se soñaba en la ciencia ficción. Sin embargo, a medida que las máquinas adquieren habilidades que antaño se consideraban exclusivamente humanas, nos enfrentamos a una pregunta inquietante: ¿qué queda de lo que llamamos humanidad? Mientras los asistentes virtuales como Siri o Alexa nos simplifican la vida cotidiana, el profundo proceso de delegar nuestro poder de decisión a algoritmos invisibles pone en jaque nuestro sentido de autonomía. ¿Nos volvemos más sabios o más dependientes? Mientras las IA avanzan en campos como la salud y la manufactura, no podemos dejar de cuestionar el precio que pagamos por la eficiencia. El Hombre ha olvidado, a porfía a también sin quererlo su origen divino, como hijos predilectos de la creación y se está mudando a una cristalización de su esencia. Redes Sociales: La tribu digital, pero ¿cuál es el precio de la conexión sin profundidad? Las redes sociales han reconfigurado el concepto de comunidad, sustituyendo los encuentros cara a cara por interacciones en línea, donde el éxito se mide en “me gusta” y seguidores. Aunque han democratizado la capacidad de expresarse y compartir, la facilidad enorme en la comunicación a distancia y resolución de conflictos, y creado una herramienta fundamental en el quehacer y trato humano, también han fomentado una cultura de superficialidad, donde la imagen pública se convierte en una fachada sin sustancia. Mientras Instagram, TikTok y Twitter nos invitan a conectar con miles de personas en cuestión de segundos, ¿hemos perdido la habilidad de conectarnos verdaderamente con aquellos que nos rodean? Y más allá, ¿qué tipo de sociedad estamos creando cuando el reconocimiento y la validación social dependen de métricas algorítmicas? Computación en la Nube: El poder invisible que sostiene el mundo, pero, nos preguntamos ¿quién controla el cielo digital? La informática en la nube ha hecho posible la transformación digital de industrias y organizaciones a una escala sin precedentes. Sin embargo, la dependencia creciente de estas infraestructuras invisibles plantea preguntas críticas sobre el control y la privacidad. Si bien plataformas como Google Cloud y AWS (Amazon Web Services) nos permiten colaborar y almacenar datos como nunca antes, las manos que controlan estas nubes digitales tienen un poder que trasciende fronteras. ¿Nos hemos convertido en peones de un sistema que centraliza el conocimiento en pocas manos? La nube es tanto una promesa de democratización como una amenaza de vigilancia omnipresente. Y a eso nos hemos sometido mansamente. ¿Qué poder casi omnímodo y siniestro vitaliza su existencia ? Dios ampare a sus hijos. Energías Renovables: Entre la promesa de sostenibilidad y la extracción desenfrenada La revolución de las energías renovables, como la energía solar fotovoltaica y la eólica, nos ofrece la esperanza de un futuro más limpio y sostenible. No obstante, tras la aparente bondad de estas tecnologías se esconde un desafío ético: la extracción de minerales como el litio, el cobalto y el níquel. Estos nuevos metales, indispensables para las baterías que almacenan energía renovable, han generado un neocolonialismo minero que afecta a las comunidades más vulnerables. Aunque la promesa de una transición energética es seductora, debemos preguntarnos: ¿a qué costo se está logrando este progreso? ¿Estamos reemplazando un problema ambiental por uno social? Nanotecnología: Creación de lo invisible, pero ¿quién controla lo infinitesimal? La nanotecnología nos ha permitido manipular la materia a una escala inimaginable, abriendo puertas a avances médicos y materiales innovadores. Sin embargo, lo infinitesimal también plantea preguntas éticas profundas. Las nanopartículas, con su potencial para la medicina y la industria, también podrían representar riesgos para la salud y el medio ambiente que apenas empezamos a comprender. La capacidad de diseñar materiales desde sus bloques más básicos nos coloca en la frontera de lo desconocido, donde el poder de creación también conlleva una gran responsabilidad. Y pueden ser armas inconmensurablemente letales en las guerras de dominio del presente y el futuro. Realidad Virtual y Aumentada: ¿Un escape de lo real o una nueva forma de percibir el mundo? La realidad virtual (VR) y la realidad aumentada (AR) nos invitan a habitar mundos alternativos donde los límites físicos se desvanecen. Si bien estas tecnologías tienen aplicaciones en el entretenimiento, la educación y el trabajo, también nos hacen cuestionar la naturaleza misma de la realidad. ¿Estamos escapando de lo real al sumergirnos en lo virtual, o estamos ampliando nuestras capacidades perceptivas? A medida que la línea entre lo físico y lo digital se difumina, debemos considerar los efectos de estas experiencias inmersivas en la psique humana y la construcción de identidad. Puede crear esclavitud, sometimiento y dependencia. Transhumanismo y Eugenesia: El sueño de perfección y la trampa de la deshumanización La posibilidad de trascender las limitaciones biológicas a través de la transhumanización y la ingeniería genética ha revivido antiguos ideales eugenésicos. CRISPR y otras tecnologías nos permiten modificar el código genético, lo que plantea la posibilidad de mejorar la especie humana, pero ¿a qué costo? La búsqueda de una perfección genética puede erosionar nuestra apreciación de la diversidad y la imperfección que nos hacen humanos. ¿Nos estamos acercando a un ideal de "supe humanidad" o nos estamos alejando de lo que significa ser humanos en toda su complejidad? Somos aprendices de dioses, no cabe duda, pero quizás a costa de nuestras almas. Eutanasia: ¿Un acto de compasión o una puerta peligrosa? La eutanasia, aunque defendida como un acto de autonomía y compasión hacia quienes sufren, plantea cuestiones éticas difíciles. ¿Dónde trazamos la línea entre el derecho a morir y el valor intrínseco de la vida? A medida que los avances médicos prolongan la vida humana, el debate sobre la eutanasia refleja tensiones profundas sobre el sufrimiento, la dignidad y la intervención médica en el curso natural de la muerte. Desde la visión rosacruz, este es un ejercicio volitivo del hombre que coarta el proceso causa –efecto de un destino que en un futuro tendrá que generará un duro compago kármico, para ser alguna vez redimido. Se ha optado por el camino fácil y mediático, como lo es otra forma de lo mismo, me refiero al aborto consciente e irresponsable. Identidad y Percepción Sexual: La metamorfosis del ser en la era de la fluidez En los últimos años, la identidad sexual y de género ha pasado de ser vista como un rasgo biológico a una construcción social fluida. Los avances en biotecnología y el acceso a la información han permitido a las personas modificar su cuerpo y definir su identidad de maneras antes impensables. Pero mientras celebran la libertad individual, también debemos preguntarnos: ¿estamos desmoronando prematuramente necesarias barreras al ingresar en en estas peligrosas decisiones? ¿Qué implicaciones tiene esta llamada fluidez identitaria en la cohesión social y la comprensión de lo que significa ser humano en un sentido universal? ¿Se está acaso invadiendo caminos escabrosos y siniestros en nombre de un supuesto libre albedrio que atenta contra la unidad familiar y el flujo necesario de la generación de nuevos vehículos densos cada vez mejores para la expresión evolutiva del espíritu, proceso que es connatural a la procreación entre seres de diferente sexo? He dejado al último y a propósito, la mención de los Dispositivos Móviles: Un mundo gigantesco de posibilidades en nuestras manos. Vamos a quedarnos un momento mayor en esta reflexión. Los dispositivos móviles o celulares, de difusión casi universal en este siglo XXI, como los smartphones y las tabletas, han transformado nuestra relación con el tiempo y el espacio. Nos han dado una capacidad casi divina de acceder al mundo entero desde la palma de nuestras manos, al conocimiento casi ilimitado de cualquier aspecto, al acceso instantáneo de los acontecimientos globales, el arte. el deporte, la música, la educación, mensajería instantánea, las ciencias espirituales, y también el chismorreo, el amor y el odio, el acceso a las oportunidades de bienestar y riqueza, pero también el vicio, la maldad y la felonía, las conquistas románticas, á la carte, etc.,… … y a mostrarnos como queremos que se nos conozca o perciba ante la faz del mundillo que escogemos o que nos captura, a los que podemos tener acceso “gratuito” o pagado en numerario inmediato, según nuestras apetencias y posibilidades. Pero, al hacerlo, esta multi-herramienta comunicacional mágica ha fragmentado nuestra atención, limitándola a pequeños destellos de realidad a través de lo escrito o lo audiovisual. En esencia, a la mediocridad mental y anímica. Empero, como muchos caminos llevan a Roma, cifremos nuestra atención a la llegada paulatina al mercado del iPhone en 2007, con su diseño seductor y su interfaz intuitiva, que no solo marcó un hito tecnológico, sino que también introdujo una revolución en la interacción digital, una habilidad natural inherente y connatural al ser humano desde siempre, que no había sido antes aplicada ni peor explotada. Gracias a la genialidad de Steve Jobs y su equipo, el poder del movimiento táctil se convirtió en una herramienta asombrosa. Gestos simples, como deslizamientos, toques, alargues y pellizcos, reemplazaron de manera eficiente las acciones mecánicas, permitiendo ampliar o reducir imágenes, cambiar de pantalla o ejecutar comandos con una facilidad pasmosa. Esta novedad redefinió nuestras expectativas de interacción con la tecnología, otorgando una gratificación instantánea y de vecindad con el adminículo. Pues bien, detrás de esta hermosa, subyugante interfaz motriz, hoy tan cotidiana y generalizada, subyace una verdad más profunda: es el MOVIMIENTO, entendido como una fuerza fundamental del universo y la clave que sostiene la vida misma y toda la creación. Y se encuentra en el Primer Plano Cósmico en la esquina derecha del triángulo que, para nuestra humana comprensión, en el Diagrama 6 del Concepto Rosacruz del Cosmos, nuestro guía y mentor Max Heindel grafica simbólicamente al SER SUPREMO, y nos enseñan que es Triuno en Su Infinita Manifestación. EL SER SUPREMO, LOS PLANOS COSMICOS Y DIOS Aquí amerita hacernos una reflexión, y es que, sin movimiento, no habría expansión ni contracción, ni calor ni combustión, ni procesos físicos o químicos, no existiría nada, como lo perciben nuestros sentidos. El cero absoluto (o Kelvin) nos señala que la quietud total implica, en teoría, la ausencia de vida, con excepción del misterioso "fantasma cuántico" que sigue vibrando en los confines más pequeños de la irrealidad y cuya explicación trataremos de expandir más adelante. Aunque este tema del Movimiento en el Primer Plano del septenario Cosmos (o también correlacionado como ACTIVIDAD de nuestro Dios en el Séptimo Plano), sería motivo de otra conferencia, nos adelantamos a afirmar que la ciencia corrobora la existencia de un “algo” en esos confines inalcanzables del cero absoluto. El cero absoluto, que se encuentra a 0° Kelvin ó -273.15 grados centígrados, es la temperatura más baja posible en la teoría, donde las partículas tendrían la mínima cantidad de energía térmica posible. La Segunda Ley de la Termodinámica establece que es imposible alcanzar el cero absoluto, y ningún experimento ha podido alcanzarlo de manera completa. No obstante, los físicos han logrado acercarse extremadamente a esta temperatura, en el rango de milmillonésimas de un grado Kelvin. Y explica que, a pesar de que, a esta temperatura todas las partículas deberían detenerse completamente (según la teoría de la Física clásica), la mecánica cuántica en cambio introduce una excepción conocida como la energía de punto cero. Esto se refiere al hecho de que incluso en el cero absoluto, las partículas todavía exhiben fluctuaciones cuánticas. Estas fluctuaciones están relacionadas con el denominado Principio de Incertidumbre de Heisenberg, el cual establece que no es posible conocer con exactitud la posición y el momento (o momentum) de una partícula simultáneamente. Como resultado, y si cabe el oxímoron, a través de la razón intuitiva o mejor, pensamiento abstracto y la teoría cuántica, que así lo explica sin quererlo, es fundamental que entendamos que el Ser Supremo está por sobre Su creación, el Cosmos y lo trasciende, por lo que el Universo NO es ésta Entidad Suprema, sino que, en esta, Su Inmanencia, el Cosmos fluye y vive (lo que hace tambalear seriamente muchos postulados del Panteísmo Spinoziano). Pues, y esto es fundamental, aunque la energía térmica desaparezca, las partículas aún tienen un "mínimo" movimiento debido a este principio. El Cosmos es Su efusión divina Y creadora, como se lo expresa en las alocuciones del Servicio de Curación de la Fraternidad Rosacruz. Es el movimiento, ya sea caótico o vectorial, el que impulsa no solo a la tecnología y ciencia humana, sino también y en especial el proceso cósmico del Universo. Es esta misma fuerza o momento eterno, la que, junto a la Epigénesis permitió la evolución, la creación de estrellas, planetas y, en última instancia, la vida misma. La Teoría de las Cuerdas intenta explicar estas presencias, aunque se encuentran lejos todavía de hacerlo. Así, la interacción táctil en nuestras pantallas de los celulares se convierte en un símbolo moderno de una verdad más grande y monumental: el Movimiento es la energía que lo hace todo posible, tanto en lo digital como en lo cósmico y permite que la evolución sea. Y lo tenemos en la actualidad casi permanentemente en nuestros bolsillo y carteras. Muy a nuestro pesar, hemos cambiado la contemplación profunda por la rapidez y la inmediatez, sacrificando la capacidad de reflexión prolongada en el altar de lo efímero, adaptándonos a un mundo dominado por lo pasajero, Pero detrás de cada toque en una pantalla se encuentra el eco de un universo en constante cambio y evolución, el lenguaje del Espíritu Universal. -…- Reflexiones finales: En la intersección de la creación y la destrucción Estas invenciones, de creciente desarrollo y auge, aunque impresionantes en su alcance y capacidad para transformar el mundo, nos han llevado a una encrucijada existencial. Han fomentado el consumismo desenfrenado y una mentalidad utilitarista, donde el valor del ser humano se mide por su productividad, riqueza o imagen. Este enfoque puede erosionar principios esenciales como la bondad, la compasión, la empatía y el servicio desinteresado y desacralizar todo lo creado por Dios. Las generaciones que han crecido en este entorno de cambios vertiginosos enfrentan un desafío único: reconectarse con las raíces de lo que significa ser humano en un viaje fragoso hacia el retorno a la Divinidad, en un mundo cada vez más dominado por lo artificial. Las herramientas que hemos creado tienen el potencial de liberarnos, pero también de encadenarnos a nuevas formas de dependencia, superficialidad y deshumanización. Mientras avanzamos hacia el futuro, debemos preguntarnos: ¿seremos los maestros de nuestras creaciones o, como Ícaro, volaremos demasiado cerca del Sol, solo para ver nuestras alas derretirse ante la magnitud de nuestra arrogancia tecnológica? Pues, es indudablemente que atravesamos el nadir de la materia y del oscurantismo para el espíritu. Es el más peligroso y crítico periodo de todos los hasta ahora caminados. Estoy seguro también de que, aunque azaroso, abrupto, éste puede ser el camino transformador para las más luminosas gestas del ser humano. Y que debemos bregar porque el materialismo creciente de este periodo no sea tal como para despojar al espíritu virginal de sus siete vehículos y ocasionar su fatal retorno al principio, como temen Max Heindel y otros grandes ocultistas. Por tanto, nuestra obligación, como discípulos de la Escuela de misterios Rosacruces de Oceanside, el erigirnos en humildes atalayas conductoras de almas que, con el decurso del tiempo buscarán sedientas la sabiduría inmersa en los escritos y verdades legadas a nuestro mentor Max Heindel. He terminado y gracias por escucharme. José Mejía R 19—09-2024 LA EDAD DEL OSCURANTISMO