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SISTEMICOS

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Intervención familiar sistémica con niños/as y

adolescentes
Intervención familiar sistémica con niños/as y
adolescentes

• El pensamiento sistémico aplicado a la familia trajo un gran


progreso para nuestra comprensión de los problemas del niño/a,
ya que los considera producto de interacciones continuas y no
mero reflejo del nivel intrapsíquico.

• La terapia familiar introdujo un correctivo invalorable en las


premisas individualistas por largo tiempo prevalecientes en el
trabajo con niños/as. Pero, en la mayoría de los casos, una
perspectiva exclusivamente sistémica no basta. Para alcanzar
una eficacia máxima, los clínicos necesitan utilizar igualmente
en el trabajo con familias los modos psicodinámicos y
conductuales de comprender al niño/a como individuo
Intervención familiar sistémica con niños/as y
adolescentes

• La idea más aceptada en la terapia familiar sistémica es que los


problemas de un niño suelen estar ligados a algún conflicto
entre los miembros adultos de su familia. Con frecuencia los
niños pueden verse implicados afectivamente en los conflictos
que acontecen en su familia posiblemente por ser los miembros
menos diferenciados de la familia, lo que Bowen (1991, p. 18)
denomina “masa indiferenciada del yo familiar”.

• El niño puede formar parte de una interacción triangular en la


que el estrés entre los adultos se desvía o se expresa a través
de sus conductas problemáticas llamadas tríadas rígidas a estos
tipos de interacciones. Se distinguen cuatro tipos:
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• TRIANGULACIÓN
Se manifiesta cuando ambos padres en conflicto implícito o explicito
intentan la adhesión de su causa a un tercero (el niño o la niña); esto
implica para el niño un intenso conflicto de lealtades, pues el aliarse
con uno de los padres significa la traición a las expectativas del otro. El
niño siente que la supervivencia psicológica de sus padres depende
exclusivamente de él, lo cual origina una intensa culpa ante el hecho de
tener que decidir.
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• COALICIÓN PROGENITOR-HIJO

Es denominada por Haley (1976) triángulo perverso y se produce cuando uno de


los adultos, en conflicto encubierto, trata sutilmente de obtener el apoyo del niño
para enfrentarse al otro adulto. Esta ruptura de fronteras entre generaciones
tiene consecuencias negativas para la jerarquía familiar, entendida como el modo
en que se encuentra distribuido el poder dentro de la familia. Según el modelo
estructural, el poder en la familia debe encontrarse en la díada parental a la que
corresponde ofrecer un ambiente de autoridad, límites y reglas saludables para
los hijos. Pero si una madre o un padre se unen con el hijo se distorsiona la
imagen de autoridad que ya no es compartida por la díada parental; el poder se
redistribuye hacia el hijo y un progenitor, prescindiendo del otro.
Intervención familiar sistémica con niños/as y
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• TRÍADA DESVIADORA-ATACADORA

Se caracteriza porque los padres se unen para ver al hijo como un niño malo que necesita
control parental. Para Minuchin et al. (1984) la mayor parte de los problemas de
comportamiento en niños se debe a esta modalidad patológica de tríada donde el niño/a
adopta un comportamiento anómalo para poder sobrevivir en un sistema caótico; es el que
tiene mala conducta en la escuela, es agresivo, impaciente, impulsivo, recibiendo por ello
castigos y así sucesivamente. El mal comportamiento del hijo permite un canal de
comunicación, un punto en común en la díada parental que se mantiene unida por su
sufrimiento común frente al hijo problemático. Frecuentemente uno de los padres se
encuentra en discrepancia con el otro acerca del modo de manejar el problema del hijo. Este
tipo de tríada da a uno de los progenitores la oportunidad de ser el “bueno”, el que tiene
que soportar todo lo que hace el niño/a, viéndose recompensado en su posición por parte
de la familia o la escuela, en definitiva, por no “tirar la toalla”.
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• LA TRÍADA DESVIADORA-ASISTIDORA

Se caracteriza porque el padre y la madre pueden cubrir sus


dificultades de pareja enfocando su atención en su hijo “enfermo”. Los
padres sienten angustia, preocupación por su hijo problemático y su
tarea es protegerlo para que no le pase nada malo. Esta situación es
muy común en familias con niños/as psicosomáticos, donde las
discusiones de la díada parental se evitan por el bien del hijo enfermo.
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• OTROS CONCEPTOS:
• PARENTALIZACIÓN
• ASPECTOS TRANSGENERACIONALES
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• PARENTALIZACIÓN
Para Boszormenyi-Nagy et al. (1983) es una inversión de los roles padres-hijos, temporal
o continua, y proviene de una distorsión en la relación entre ambos progenitores, en la
cual uno de ellos pone al hijo en la posición del otro cónyuge, convirtiendo al niño/a en
un “sustituto conyugal”. Un niño/a parentalizado puedo convertirse en padre o madre
de sus propios padres. La parentalización puede ser un proceso normal de transmisión
de los roles parentales y de regulación de las tensiones transgeneracionales y, en
algunas ocasiones, es necesario para el crecimiento emocional del niño/a,
permitiéndole identificarse con roles futuros de responsabilidad, siempre y cuando sea
transitoria y no comprenda el rol del sustituto conyugal. Cuando se convierte en un
modo habitual y prevalente de relación, la parentalización se transforma en un proceso
patológico y la explotación del niño/a por sus padres puede entonces conducir a serias
perturbaciones psicopatológicas que impedirán la maduración adecuada del niño/a.
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• ASPECTOS TRANSGENERACIONALES
Otro concepto importante en terapia sistémica familiar es que el niño/a puede ser
inducido para representar aspectos no reconocidos del self de un progenitor, como
receptáculo de proyecciones (Ackerman, 1966) o para desempeñar el rol de familiares
con quienes este progenitor tiene asuntos pendientes. En la práctica, esta perspectiva
significa que cuando un terapeuta familiar ve a un niño/a furioso/a o irritable, se
pregunta no solo por la función que cumple esta conducta dentro del sistema familiar,
sino también por el modo en que otros miembros de la familia tratan la ira y la agresión.
Es importante señalar que el progenitor no se limita a “ver” en el niño o en la niña rasgos
de carácter inexistentes; más bien, suele estimular preocupaciones y angustias que luego
pasan a ser propias del niño. Laing (1965) denomina a este proceso mistificación, y
presenta a los padres modelando de forma enérgica y encubierta los sentimientos del
hijo, al tiempo que descalifican e invalidan su punto de vista independiente y
diferenciado.
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• OBJETIVOS

o Ayudar al niño o niña en su crecimiento personal, con independencia del síntoma o


motivo de la consulta.
o Potenciar el desarrollo evolutivo en términos de maduración y cambio. Este
objetivo debe ir paralelo a la desaparición de síntomas o disfunciones.
o Fomentar los procesos de identificación con las figuras parentales, estimulando y
reforzando la relación con el padre y la madre.
o Facilitar los procesos de autonomía con el fin de que el niño o la niña vayan
adquiriendo un buen concepto de sí mismos, decidan por sí mismos, tengan
conciencia de sus propios límites y perciban que su individualidad no se confunde
con el “yo familiar”.
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• OBJETIVOS

o Ofrecer al niño o niña estrategias para enfrentarse a sus problemas.


o Integrar al niño o niña en su entorno familiar mediante interacciones
positivas con los demás miembros de su familia.
o Permitir la expresividad afectiva sin miedos.
o Equilibrar la libertad para que nunca se vea abatido por la autoridad
de los otros y encuentre el adecuado ajuste entre lo que desea hacer
y lo que tiene que aceptar.
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• EVALUACIÓN

La evaluación en terapia familiar sistémica con niños/as siguiendo el


modelo integrador de Wachtel (1997) debería combinar entrevista con
los padres, entrevista familiar y entrevista individual con el niño/a
identificado como paciente.
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• ENTREVISTA INICIAL CON LOS PADRES


El objetivo de la entrevista inicial con los padres será construir una relación de
colaboración y confianza con ellos. El establecimiento de un vínculo seguro en el que se
sientan entendidos en sus dificultades y valorados en sus posibilidades podrá ejercer un
efecto beneficioso sobre la culpa, la vergüenza y la herida narcisista que es para ellos la
consulta por un hijo/a.
Luego, se utiliza la entrevista para formar una idea preliminar del niño/a y el sistema. Se
puede comenzar a indagar sobre el desarrollo evolutivo del niño/a con preguntas
específicas. También se debe solicitar información sobre el ámbito educativo,
cuidadores y otros adultos significativos en la vida del niño/a.
Otro aspecto importante a evaluar es el temperamento del niño/a, es decir, como
interactúa en su contexto social. Las preguntas que se formulen sobre el temperamento
del niño/a deben abordar los siguientes aspectos:
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• ENTREVISTA INICIAL CON LOS PADRES


El nivel de actividad. Así, un cambio perceptible en el nivel de actividad de un niño/a puede ser un
indicador de depresión.
Las pautas de sueño. Por ejemplo, si el niño/a se despierta a media noche y ha sentido la necesidad de
acudir a la cama de sus padres o cómo responden los padres a los terrores nocturnos o pesadillas del
niño/a.
Formas habituales de respuesta. Por ejemplo, ante hechos o personas desconocidos por él, ante
situaciones nuevas o cambios de rutinas.
Intensidad de las reacciones. Algunos niños/as expresan con intensidad sus sentimientos mientras que
otros reaccionan de forma más modulada o discreta ante situaciones placenteras o desagradables.
La adaptabilidad. Es decir, si el niño se acostumbra rápidamente a las cosas o tarda un tiempo en
adaptarse a ellas. Los padres aluden a esta dimensión del comportamiento diciendo, por ejemplo, que
su hijo nunca quiere salir de casa, pero una vez que ha llegado a un lugar o ha iniciado alguna actividad
no quiere abandonarla.
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• ENTREVISTA INICIAL CON LOS PADRES

La entrevista con los padres también sirve para explorar los


antecedentes familiares de cada progenitor y sus preocupaciones, ya
sean individuales o como pareja.
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• ENTREVISTA INICIAL CON LA FAMILIA

El objetivo de la entrevista inicial con la familia nuclear (los padres, el


paciente identificado y el resto de los hermanos) es llegar a conocerla en
un ambiente relajado. Antes de iniciar la entrevista es importante
comunicar a los padres que ellos (y no el terapeuta) se harán cargo de
fijar límites a los niños e indicar el grado de cooperación y participación
que esperan de ellos. De esta forma, cuando un niño se desliga de la
entrevista, el terapeuta pide a los padres que comuniquen al niño su
deseo de que coopere y que traten su falta de colaboración como
consideren apropiado.
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• ENTREVISTA INICIAL CON LA FAMILIA

Para llevar a cabo esta sesión, se puede utilizar el protocolo de


entrevista de psicodiagnóstico familiar denominada “Tareas
familiares”. En esta entrevista el terapeuta pide a la familia la
realización de algún tipo de actividad conjunta de resolución de
problemas o lúdica a partir de la cual se evidenciará la forma de
funcionamiento y de interacción familiar.
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• ENTREVISTA INICIAL CON LA FAMILIA

Otra técnica apropiada para esta primera entrevista familiar son las
Preguntas de escala. Constituye una metodología de evaluación
puramente subjetiva, ya que consiste en preguntas que se realizan a
cada miembro del sistema para conocer el estado basal del problema,
la meta deseada y la evolución entre sesiones.
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• ENTREVISTA INICIAL CON LA FAMILIA

La evaluación de la dinámica familiar es un proceso continuo hasta el


final de tratamiento. En la primera y segunda entrevista conjuntas, el
terapeuta observa las pautas de intervención familiar; y a medida que
avanza la intervención, estas sesiones conjuntas se utilizan para
resolver diferencias entre los miembros de la familia y planificar nuevos
modos de interactuar en el hogar.
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• EXTERNALIZACIÓN DEL PROBLEMA


Tras la evaluación inicial realizada con el niño/a y su familia, la externalización ofrece una
forma sutil y eficaz de abordar el problema motivo de consulta. Se trata de una estrategia
terapéutica narrativa para trabajar con niños/as mediante determinados atributos o
comportamientos que se “sacan fuera” del niño o niña y se convierten en algo con entidad
propia. Esto permite explorar la relación que el niño/a y la familia tienen con el problema.
La externalización se introduce en la sesión con un cierto tono lúdico, por medio de las
siguientes fases:
Nombrar o caracterizar el problema: se le asigna al problema un nombre específico que
puede ser una palabra o una frase corta.
Explorar los efectos del problema: consiste en explorar cómo actúa y cómo influye el
problema en el niño o la niña y la familia: en sus relaciones, sentimientos, cómo se ven a sí
mismos, etc.
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• EXTERNALIZACIÓN DEL PROBLEMA


Explorar los desenlaces inesperados (o acontecimientos extraordinarios): el terapeuta y
niño/a-familia deberán buscar todos aquellos momentos en los cuales la influencia del
niño y la familia sobre el problema ha prevalecido sobre la influencia del problema en el
niño/a y su familia.
Afianzar la nueva narrativa, documentos terapéuticos: el terapeuta puede emplear
documentos escritos de su propia autoría o creados por el niño/a y su familia en
consulta, para resaltar estos descubrimientos y logros del niño/a, permitirle describir su
propio progreso en la lucha contra el problema y consolidar el proceso terapéutico.
A lo largo de las distintas fases de la externalización, el terapeuta implica activamente a
los padres y el resto de la familia. La familia se une como equipo frente al problema, que
se sitúa en el bando contrario; los padres actúan de “conspiradores” con su hijo,
espiando y enfrentándolo al problema.
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• EXTERNALIZACIÓN DEL PROBLEMA


Esta forma de abordar el problema como algo que esta fuera del niño/a aporta
muchos beneficios:
Elimina las disputas en torno a quién es el responsable del problema, anulando
el efecto “chivo expiatorio” y reconfirmando la identidad del niño/a como “un
afectado más del problema” y no como “el problemático o defectuoso”.
Combate la sensación de fracaso ante la persistencia del problema.
Facilita la cooperación entre los miembros del sistema.
Abre nuevas posibilidades de afrontamiento.
Ofrece opciones de diálogo sobre el problema.
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• LAS ARTES EXPRESIVAS


Son una de las formas de comunicación más apropiadas para trabajar
con niños/as en terapia familiar sistémica. Constituyen un canal de
comunicación analógico adecuado a la edad y grado de desarrollo
simbólico y lingüístico del niño/a, que puede hacer más cómoda la
relación terapeuta-niño/a y paciente-problema.
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• CUENTOS TERAPÉUTICOS

Es una historia construida por la familia o por el terapeuta, utilizando


un lenguaje simbólico o metafórico, en la que se relata el problema o
conflicto familiar, que finalmente se resuelve, concluyendo con un final
“feliz”.
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• CONTAR HISTORIAS

Esta técnica consiste en entrenar a los padres en sesión en inventar historias


que incorporen los sentimientos reprimidos o prohibidos por el niño/a, para
narrárselas posteriormente en la vida diaria como un medio para cambiar
una conducta problema.
El uso de esta técnica implica ciertos cambios en la dinámica familiar. Por una
parte, el niño o niña recibirá atención de una manera diferente e inhabitual y,
por otra, el momento temporal que el progenitor utilice para narrar la
historia, por la mañana temprano o durante una comida, modificará la pauta
de interacción habitual de la familia en esos momentos.
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• EL DIBUJO

A la mayoría de los niños/as les encanta dibujar. Se pueden utilizar los


dibujos como un medio que les permita comunicarse con sus padres en
las sesiones familiares. Se les puede pedir que dibujen diversas escenas
como: todos los miembros de la familia, la cosa más aterradora que
puedan imaginar, algo triste, cómo se sienten cuando mamá y papá
discuten, etc.
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• ACUARIO FAMILIAR

Se solicita a cada miembro de la familia la


construcción individual de un animal
marino, para posteriormente situarlo en
relación a otros. Permite indagar la
percepción de cada uno de los participantes
en relación a sí mismos y las relaciones que
desde ahí se establecen entre ellos. Se
pueden evidenciar conflictos y también
recursos de la familia. También puede
intencionarse un trabajo con el acuario.
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• GENOGRAMA

Se puede elaborar un genograma en conjunto con el niño, niña y la


familiar integrando elementos plásticos, pudiendo incluso agregar
figuras, fotografías o dibujos.
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• HABILIDADES TERAPEÚTICAS

Ser capaz de transmitir a los padres que confía en que pueden ayudar a su hijo, para ello es
preciso que perciba la relación entre los problemas del niño/a y sus padres de una forma no
culpabilizante para los segundos.
La terapia familiar brinda fórmulas para ello, por ejemplo, entender que los problemas del niño
coinciden con el trabajo absorbente de los padres que hace difícil compatibilizar lo de dentro
de casa con lo de fuera.
El terapeuta debe ser capaz de impulsar la negociación entre los padres, lo que quiere decir,
mediar entre ellos eligiendo metas en las que sea más fácil conseguir acuerdos; dirigir la forma
en la que se comunican para lograr que se escuchen y sepan que es lo que el otro ha dicho y
negociar sabiendo de antemano que, como ocurre en toda negociación, ninguno va a ganar y
que tendrán que hacer concesiones que, no obstante, después ambos deberán defender.
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• DISCUSIÓN
1.- Los terapeutas familiares opinan que los terapeutas de niños
‘patologizan’ a sus pacientes (Combrinck-Graham, 1989; Haley, 1976;
Kaslow y Racusin, 1990), en tanto que los terapeutas de niños estiman
que los terapeutas familiares simplifican en exceso y pasan por alto la
vida intrapsíquica del niño (McDermott y Char, 1974)”.

2.-¿Se puede considerar el apego en el enfoque sistémico?

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