Hemos de recibir con indiferencia los honores y las afrentas del vulgo, sin alegrarnos con aquéllos ni entristecernos con éstas: porque de esta suerte dejaremos de hacer muchas cosas necesarias por el temor o fastidio de las injurias, y no acudiremos a los públicos o particulares ministerios y tal vez a los importantes a la salud, mientras nos congoja un afeminado temor de oír algo contra nuestro ánimo. Y otras veces, estando airados contra los poderosos, descubriremos este afecto con destemplada desenvoltura.
Visto el rito que a los suyos enlaza, el tercer sol sus rayos aún no traza cuando parte con presuroso paso con inquietud por no faltar al plazo. Mas aparece una lluvia incesante, aguas furiosas de los montes bajan y
airados torrentes las tierras sajan.
Friedrich von Schiller
Esta orden procedió de que, consultándole su secretario qué disponía se hiciese de las imágenes y estatuas de los dioses, de las que muchas habían sido ya cogidas, aun en términos graciosos y burlescos, manifestó su templanza, pues deseando saber de qué calidad eran las estatuas, y respondiéndole que no sólo eran muchas en número y grandeza, sino también que estaban armadas, dijo con donaire: «Dejémosles a los tarentinos sus dioses airados.» Pero...
Como tú, buque audaz, el alma mía bogó al nacer por mares de ventura; después la tempestad de las pasiones cambió su claro cielo en noche oscura, y airados aquilones la combatieron con su furia impía, hasta que al fin, del triste desengaño sobre la arena fría, náufraga mi esperanza se halla ahora, sombra no más de lo que fue algún día.
8 Pasen ellos como el caracol que se deslíe: Como el abortivo de mujer, no vean el sol. 9 Antes que vuestras ollas sientan las espinas, Así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad.
Voy a interrumpir mi relato con esta pregunta: -¿Qué harían ustedes si un cliente les trajera a su casa, a medianoche, un muerto metido dentro de su ataúd? Estoy seguro de que lo rechazarían con gestos
airados, ¿no es así?
Roberto Arlt
Mas luego a la memoria se me ofrece aquella noche tenebrosa, escura, que siempre aflige esta ánima mezquina con la memoria de mi desventura Verte presente agora me parece en aquel duro trance de Lucina, y aquella voz divina, con cuyo son y acentos a los
airados vientos pudieras amansar, que agora es muda.
Garcilaso de la Vega
Fugitivo por las sirtes, Buscando de airados mares Entre brumas de pesares Largo giro, ¡Quién tuviera en favor suyo En medio del onda inquieta Como súplica al Profeta Tu suspiro!
Perdona, sombra sangrienta del mísero Atabaliba; perdonad, airados manes de tantas inultas víctimas; si a mi venganza renuncio, si mi soberbia se humilla, si del injusto contrario estrecho la mano altiva, no es porque tema los riesgos de las sanguinosas lidias, que poco en vuestro holocausto juzgara perder mil vidas: mas, si conocido hubierais la beldad que me esclaviza, disculparais mi flaqueza y mi amor comprenderíais.
Arcángel fiero, portador de enojos, Ase la copa, y por doquier camina, El aire inflaman sus airados ojos, Y las estrellas con los pies calcina.
Y el señorito, el que un día jugaba saltando sobre aquella pierna que a Ramón se le moría, cansada de trabajar sola, siguió adelante, hundida el alma otra vez en sus pesadumbres, y la cabeza inclinada hacia la tierra de sus dominios, que no les daba una respuesta a las dudas infamantes de sus airados celos, a las sospechas de su honor.
Ya lo ves: cuando a los hierros de esa verja el rostro asomas, ni se azoran mis palomas, ni airados ladran mis perros; mi familia, alborozada, sale, al ver que tu bordón pulsa el rústico escalón de mi rústica morada; depositando en tu mano sencillo disco de cobre, porque sabe que eres pobre te recibe como a hermano; y al verte de hambre temblar, te ofrece, risueña y franca, pan moreno y leche blanca acabada de ordeñar.