En este medio tiempo, entre los fieros que nos hacían algunos indios que no querían venirnos a servir, nos decían, que nos habían de matar a todos, como el hijo de Almagro, que ellos llamaban Armero, había muerto en Pachacama al Apomacho, que así nombraban al gobernador Pizarro, y que, por esto, todos los cristianos del Perú se habían ido.
Un poco más lejos, silencioso y mamando el puño de su bastón, que era una esfera de níquel, veíamos a don Saturnino Armero...
la agrícola y recria de ganados, fabricacion de yeso, el molino harinero de que se ha hecho mérito y otro de la misma clase, tres, herreros, el cual uno de los cuales trabaja muy bien de armero y cerragero.
Unas veces charlaba con la verbosidad y petulancia de Magrujo; otras juntaba el pulgar y el índice, alzando los demás dedos y estirando el hocico para alabar un pizzicatto o un crescendo, igual que Dóriga; ya imitaba la campanuda gravedad del venerable
Armero, dando exactísimos detalles biográficos, que todo el mundo ignoraba, acerca de Gayarre, Antón, Stagno, la Patti y la Theodorini; ya, como Gonzalo de la Cerda, desarrollaba aquellas profundas teorías de que el peor modo de entender una ópera es oírla cantar, y el más inefable placer artístico se cifra en tenerla sobre el estómago a las altas horas de la noche, entre el silencio, y leerla para sí.
Emilia Pardo Bazán
De Juno el ave, que de cola constelaciones lleva, 385 y el armero de Júpiter y de Citerea las palomas y el género todo de las aves, si de las partes medias de un huevo no supiéramos que se forman, quién, que nacer podrían, creería?
Entonces el demonio se le metió en el alma a Soledad, inspirándola una sed de venganza tan rabiosa, que entró en la tienda de un
armero y compró un puñal, con resolución de darles por los pechos a su madrastra, a su padre, a su hermano, a su amante, a cuantos la habían ultrajado y afrentado inicuamente.
Emilia Pardo Bazán
Con fecha 33 de septiembre contestó el Cabildo que para el 30 estaría expedita la máquina, según lo había ofrecido don José Pequeño, maestro
armero del regimiento Real de Lima.
Ricardo Palma
360 No, aun así, el árbol inerte cayó, pues del alto Crántor separó del cuello el pecho y el hombro izquierdo: armero aquel de tu padre había sido, Aquiles, a quien de los dólopes el soberano, en la guerra superado, Amíntor, al Eácida había dado, de la paz, prenda y garantía.
El Picador usará un bocado con camas, y anillas bordados en el cuello, y en la misma parte el Mariscal, una herradura de caballo señalados los agujeros para los clavos. El Armero una pistola, sables cruzados, y el Sillero una cuchilla de mano.
Don Sebastián de Ugarriza, depositario de los fondos públicos de esta ciudad de los Reyes, como si dijéramos el tesorero de la municipalidad, se presentó el 21 de agosto de 1813 ante el Cabildo, querellándose de que habiendo adelantado doscientos cincuenta y seis pesos al maestro herrero José Antonio Icaza y al
armero del parque de artillería Fermín Vidasola para que construyesen el garrote, estos prójimos andaban retrecheros para cumplir.
Ricardo Palma
Cayó también Celadón el mendesio, cayó Astreo, de madre palestina, de dudoso padre creado, 145 y Etíon, sagaz en otro tiempo para el porvenir ver, entonces engañado por un ave falsa, y Toactes, del rey el armero, e infame por haber asesinado a su padre Agirtes.
Este mortal iniciado podía disfrutar butaca gratis, pues desde el empresario hasta el último tramoyista, todo el mundo era amigo de don Saturnino
Armero; pero iba al paraíso por no mudarse camisa después de embaular el garbanzo.
Emilia Pardo Bazán