Y toda la noche, aquella multitud ardiente y ávida, de aristócratas se entregó a todas las voluptuosidades y sintió el llorar de los violines bohemios, todas las sensaciones.
Aquellos seis
bohemios, dignos de la pluma de Enrique Murger y de Alfonso Karr (y que en su mayor parte son hoy hombres célebres y hasta excelentísimos señores), trabajaban poco, se divertían mucho, escribían a sus respectivas familias ofreciéndoles protección, en vez de aceptar sus ofertas de dinero, precisamente los días que se despertaban sin un cuarto (esto último para demostrar a sus señores padres que no habían hecho bien en oponerse a que abrazaran la vida de las letras), y, en fin, lo pasaban admirablemente, aunque estuviesen privados de algunas de las comodidades que disfrutaban en el hogar paterno antes de emprender el camino de la gloria.
Pedro Antonio de Alarcón
Artistas,
bohemios, aventureros, anarquistas (D'Annunzio mantenía correspondencia con Malatesta) fugitivos y expatriados, homosexuales, dandis militares (el uniforme era negro con la calavera y los huesos pirata; robada más tarde por las SS) y reformistas chalados de toda índole (incluyendo a budistas, teósofos y vedantistas) empezaron a presentarse en Fiume en manadas.
Hakim Bey
Los ingresos del Soviet estaban más o menos limitados a la clase trabajadora más pobre y a los vecindarios
bohemios de Munich, y a grupos como el Wandervogel (el movimiento neorromántico de la juventud), radicales judíos (como Buber), los expresionistas, y otros marginales.
Hakim Bey
Alfonso Karr y Enrique Murger, a quienes ya he citado, y Chamfleury y otros escritores franceses de aquel tiempo, habían puesto de moda la pobreza de los literatos y artistas, o sea la Sublime Bohemia del barrio latino de París, y nuestros seis andaluces, con su deliberado desarreglo, con su terquedad de no aceptar nada de sus familias, con su costumbre de no trabajar hasta que se veían sin dinero, y con su manía de gastar como unos príncipes todo lo que ganaban, sin guardar ni un maravedí para la segunda semana del mes, despilfarrándolo, ora en grandes banquetes, ora en paseos en carretela, ora en ramos de flores, ora en libros viejos, ora en donativos, realizaban su propósito de no perder nunca la categoría de bohemios...
Los escritores están casi siempre en sus escritorios. Los cultos están en todas partes. Los
bohemios están en el mundo. Los héroes están embalsamados.
Felisberto Hernández
Entre esos
bohemios del vicio era mucha honra poder decir: -Yo soy chuchumeco legítimo y recibido, no como quiera, sino por el mismo Pablo Tello en persona, con botija abierta, arpa, guitarra y cajón.
Ricardo Palma
Esperamos a que lo nuevo, es decir lo verdadero, lo hermoso, venga de otros. Otros, sí, bohemios melenudos, chiflados, vacilantes, hambre, fiebre.
Poco se sabe de la grotesca, y triste, y humilde aventura de las pampas. Si ambos soñadores y bohemios quisieron morir por Dios, por él murieron.
En esta parte de la ciudad hay numerosos restaurantes donde se puede degustar la variada gastronomía del Perú, existen a su vez bares bohemios, discotecas y, además, este distrito es uno de los más grandes impulsadores del pisco.
Tras la muerte de Luis II de Hungría en la Batalla de Mohács sin descendencia, Fernando reclamó a través de su esposa los tronos de Bohemia y Hungría. Los bohemios le eligieron rey dos meses después y fue coronado a principios de 1527.
Pero el ambiente era diferente en el Greenwich Village. Los intelectuales bohemios que rechazaban los ideales victorianos se concentraban en el Village.