6 Hace sombra a una cueva, cuando el día tuesta las crines del león Nemeo, una arboleda, que por serle pía flechas resiste del calor febeo, de quien la luz cansada se desvía, mientras el aire bulle con aseo, florida estancia, que al pastor de Anfriso se la defienden Dafne y Cipariso.
Los de
Cipariso, Pitón pedregosa, Crisa divina, Dáulide y Panopeo; los que habitan en Anemoría, Hiámpolis y la ribera del divino Cefiso; los que poseían la ciudad de Lilea en las fuentes del mencionado río: todos éstos habían llegado en cuarenta negras naves.
Homero
Y él, de miedo libre y depuesto su natural temor, frecuentar las casas y ofrecer para acariciar su cuello, a cualesquiera desconocidas manos, acostumbraba. Pero, aun así, antes que a otros, oh el más bello de las gentes de Ceos, 120 grato te era, Cipariso, a ti.
A él el muchacho, imprudente, Cipariso, le clavó una jabalina 130 aguda, y cuando lo vio a él muriendo de la salvaje herida decidió que él quería morir.