Ejemplos ?
Así PAPANTZIN buscó la manera de poder entrar sin ser reconocido. Se disfrazó de labrador y fingió que iba a vender sus productos.
Sus manos grandes y tostadas, sus uñas cortas, contrastaban con su traje. Eran manos de labrador que salían de las mangas de un dandy.
Un hijo de un pobre labrador oyó decir un día en la iglesia al sacerdote que quien quiere ir al cielo tiene que andar derecho. Se puso en camino, marchando siempre en línea recta por montes y por valles, sin hacer nunca ningún rodeo.
Si el triunfo corona nuestros esfuerzos, volveré á la quietud del hogar doméstico, prefieriendo en todo caso la vida frugal y pacífica del obscuro labrador á las ostentaciones del poder.
i después de una tormenta pasan junto a un campo de alforfón, lo verán a menudo ennegrecido y como chamuscado; se diría que sobre él ha pasado una llama, y el labrador observa: -Esto es de un rayo-.
Sócrates: ¿El cuidado que un buen cazador tiene de sus perros, el que un buen labrador tiene de sus bueyes, no hace mejores lo mismo a los unos que a los otros, y así en todos los casos análogos?
El se limitaba modestamente a sus glorias, y al regresar a la Casa del Labrador o al Real Palacio de Aranjuez, decía sonriendo a María Luisa: —Hoy han caído trescientos.
El rey, en su billar de la Casa del Labrador, recordaba de tarde en tarde, con el taco en la mano, los lejanos dominios, al enterarse de un nuevo envío de perfumado rapé, de rico chocolate o de conchas y metales preciosos, regalo de los buenos súbditos.
Poblaciones: Chalatenango, Concepción Quezaltepeque, Ojos de Agua, Las Vueltas, Azacualpa, San Francisco Lempa, San Luis del Carmen, San Miguel de Mercedes, San Antonio los Ranchos, San Antonio de la Cruz, San Isidro Labrador, Nueva Trinidad, Cancasque, Potonico, Las Flores, Arcatao y Nombre de Jesús.
Para que el labrador disfrute del producto de sus cuidados...
Para la pobre cena aderezado, brilla el albergue rústico; y la tarda vuelta del labrador la esposa aguarda con su tierna familia en el umbral.
Habiéndose envuelto la cabeza, el uno se cubrió falazmente de tierra las manos, ensuciándose el rostro lo mismo, como un verdadero labrador; el otro se cubrió falazmente de astillas de madera la cabeza, como si verdaderamente hubiera podado, carpinteado.