Él respondió que, por dalles contento a todos, desde aquel punto se las concedía, y advirtiéndoles que las estimasen en mucho, porque eran no pagar media nata del primer hurto que hiciesen; no hacer oficios menores en todo aquel año, conviene a saber: no llevar recaudo de ningún hermano mayor a la cárcel, ni a la casa, de parte de sus contribuyentes; piar el turco puro; hacer banquete cuando, como y adonde quisieren, sin pedir licencia a su
mayoral; entrar a la parte, desde luego, con lo que entrujasen los hermanos mayores, como uno dellos, y otras cosas que ellos tuvieron por merced señaladísima, y los demás, con palabras muy comedidas, las agradecieron mucho.
Miguel de Cervantes Saavedra
El autor tuvo miedo de sí propio. El mayoral dio la mano a la joven para que bajara del carruaje, diciéndole con socarronería: -¡Vamos, señora!
La calma de los mayorales y zagales contrasta singularmente con la prisa y la impaciencia que se nota en las menores acciones de los viajeros; pero es de advertir que éstos, al ponerse en camino, alteran el orden de su vida para hacer una cosa extraordinaria; el
mayoral y el zagal por el contrario hacen lo de todos los días.
Mariano José de Larra
En particular es conocido un Fray Pedro Romero a quien los mulatos, señaladamente los de la Provincia de Campazo, que es la más cercana a esta, y su mayoral que se llama Don Alonso Sebastián de Illescas, tienen mucho respeto, así que ahora goza esta tierra de paz.
Y el cantor de la tertulia entona canciones patrióticas, y el poeta improvisa cada bomba que canta el misterio, y el declamador declama trozos del Pelayo, y la señora de la casa se asusta porque su marido, el hospedador, trinca demasiado y luego padece de irritaciones, y las señoritas fingen alarmarse porque hay allí un chistoso que dice cada desvergüenza como el puño, y todo es gresca, broma, cordialidad y obsequio, cuando, por la misericordia de Dios, la voz ronca del
mayoral, gritando en el patio: « ¡Al coche, al coche!
Ángel de Saavedra
A
mayoral en esto promovido su pastor sacro, el margen pisó ameno en que, de velas coronado, el Betis los primeros abrazos le da a Tetis.
Luis de Góngora
Pero como halla una vigorosa repulsa, tienta al
mayoral de todos los modos imaginables, con halagos, con vino, con aguardiente, con dinero, en fin, y nada, el
mayoral se mantiene firme contra tantas seducciones, y salva a su viajero, y lo saca de las manos del hospedador como el Ángel de la Guarda salva y saca de las manos del encarnizado Luzbel a un alma contrita.
Ángel de Saavedra
Érase un gallardo personaje, de treinta y dos a treinta y tres años, de noble estatura, moreno pálido como el mármol antiguo, de reposada actitud, elegantes movimientos, y serio y hasta melancólico cuando hablaba (que repito fue muy poco, y ese poco, más bien con el
mayoral que conmigo).
Pedro Antonio de Alarcón
Pregunté al
mayoral su nombre y me dijo que como aquel viajero había montado tan cerca de Granada, no se le había extendido billete.
Pedro Antonio de Alarcón
-respondió el tío Hormiga, levantándose muy alterado por habérsele ocurrido, desde las primeras palabras del
mayoral, que todo aquello tenía bastante que ver con el célebre tesoro, a cuyo hallazgo por sus solos esfuerzos había renunciado su merced hacía una semana, después de arrancar antes inútilmente muchas y muy pesadas piedras de sillería.
Pedro Antonio de Alarcón
Pero el
mayoral y el cabrero, advertidos de todo, le cerraron el paso, y entre ellos y los soldados, que ya penetraban también por aquella puerta, le cogieron y ataron sin contratiempo alguno, aunque aquel diablo de hombre desplegó en la lucha las fuerzas y la agilidad de un tigre.
Pedro Antonio de Alarcón
A tal punto llegaba el diálogo, cuando el chasquido del látigo y la estentórea voz del mayoral, llamaban a las tareas a los mineros.