Abrazóle sobarcada --y no de clavos malucos-- en nombre del azucena, desmentidora del tufo, siendo aforismo aguileño, que matar basta a un difunto cualquier olor de costado, o sea morcillo o rucio. Al estoraque de Congo volvamos, Dios en ayuso, a la que cuatro de a ocho argentaron el
pantuflo.
Luis de Góngora y Argote
En muchas aventuras les hacen regalos. También Zipi y Zape van a vivir con ellos a su casa durante un tiempo mientras Pantuflo y Jaimita se marchan fuera.
Los gemelos malvados pueden enamorarse, pero cuando lo hacen de otro gemelo malvado, ese amor durará por siempre. Pantuflo y Florencia son y serán grandes ejemplos de esto.
En su cueva de "Villa Altamira" se ofrecen voluntarios para pintar y dibujan unos bisontes, cosa que enfurece a Jaimita que hubiera preferido pintar la cueva de verde claro. Los niños huyen en dinosaurio del Pantuflo prehistórico y regresan a su época.