Se caracteriza, más bien, por un procedimiento de extracción de lascas que a menudo recibe ese mismo apelativo (técnica clactoniense) y que consiste en obtener piezas de gran tamaño golpeando con grandes percutores, en general pasivos (percutor durmiente).
Sin embargo, Clactoniense, más que una cultura o una facies, podría tratarse de una técnica de talla que se usa indistintamente para la extracción de lascas o el retoque de las mismas con percutor duro.
Las técnicas esenciales de la talla lítica se basan en que la fractura concoidea es previsible y controlable por el artesano en función de los gestos que lleva a cabo con el percutor.
Hay dos modos fundamentales de tallar la piedra, la presión y la percusión, pero podemos distinguir algunas sutilezas, pudiendo enumerar una corta lista de técnicas de talla: La percusión inversa, es decir, golpeando el trozo de roca contra un percutor pasivo o durmiente, a modo de yunque, que es otra piedra sólidamente anclada en el suelo.
Si el operador mantiene el gatillo presionado, el ciclo es continuo y se produce el disparo continuo o "ráfaga". Cerrojo con percutor independiente.
En Europa aparece hacia la mitad del siglo XIX el primer fusil de cerrojo, llamado de esta forma por el mecanismo de extracción de la vaina usada y recarga para un nuevo disparo, un cilindro metálico con un saliente lateral parecido al cerrojo de las antiguas cerraduras, que permitía abrir el arma por la parte posterior del cañón para colocar el cartucho, armando al mismo tiempo el conjunto de muelle y percutor que golpearían la parte posterior del cartucho, y cerrarla después para efectuar el disparo.
De esta forma, y usando cargadores extraíbles, de cambio mucho más rápido y sencillo que los cargadores tubulares o los clásicos peines de los fusiles de cerrojo manual, un soldado puede casi triplicar la cantidad de disparos por minuto respecto a un oponente armado con un fusil de cerrojo manual, independientemente de que el cargador sea fijo (peines) o extraíble. Existen dos tipos diferentes de armas de cerrojo móvil: Cerrojo con percutor fijo.
Tienen el percutor fijo al cerrojo o conjunto móvil, de manera que el cerrojo, al abatirse hacia delante por efecto del resorte recuperador, empuje un cartucho del cargador hacia la recámara del cañón y al cerrarse totalmente percute el cartucho.
El procedimiento que se sigue comienza, en este caso, por la elección de un canto-soporte: un guijarro redondeado ligeramente alargado y aplanado en el que se prepara, con percutor duro, se talla periféricamente un plano de percusión que servirá para pelar la cara principal del núcleo por medio de levantamientos centrípetos.
Tienen el percutor en el cerrojo pero no es fijo. Cuando se dispara también se mueve el cerrojo hacia atrás, pero el empuje del cerrojo es por efecto de una toma de gases que se hace al final del cañón.
Las armas automáticas, que pueden ser de cerrojo abierto o cerrado (percutor fijo o móvil), son esencialmente armas semiautomáticas pero con selector de tiro: una pieza pone al cerrojo en posición "flotante" o movimiento libre mientras el operador mantiene el gatillo o disparador presionado, generándose así la llamada "ráfaga".
La percusión directa con percutor blando: con un trozo de madera o, mejor, de cuerna, se golpea la pieza a tallar, obteniendo una serie de lascas.