pesebre


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pesebre

(Del lat. praesepe, establo.)
1. s. m. GANADERÍA Especie de cajón o artesa donde se echa de comer al ganado vacuno y las caballerías. dornajo
2. GANADERÍA Lugar donde comen los animales el pesebre estaba lleno de animales domésticos. establo
3. RELIGIÓN Representación del nacimiento de Jesucristo. belén
4. ASTRONOMÍA Notable cúmulo de estrellas situadas en la constelación del Cangrejo.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

pesebre

 
m. Especie de cajón donde comen las bestias.
Lugar destinado para este fin.
Belén, nacimiento.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

pesebre

(pe'seβɾe)
sustantivo masculino
1. especie de cajón donde se da de comer a los animales limpiar el pesebre
2. lugar donde se da de comer a los animales Lleva los puercos al pesebre.
3. religión representación del nacimiento de Cristo En la Plaza de San Pedro se arma todos los años un pesebre de tamaño natural.
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Sinónimos

pesebre

nombre masculino
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Traducciones

pesebre

Krippe

pesebre

crèche

pesebre

马槽

pesebre

馬槽

pesebre

Krybbe

pesebre

אבוס

pesebre

SM
1. (Agr) → manger
2. (Rel) → nativity scene, crib
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
-Esta noche -dijo el Niño amorosamente- he querido favorecerte, Lucía, y en vez de nacer en el pesebre, naceré en la celda donde tantas veces me has invocado.
Hubo de parecer á todos sesuda la proposición, se comunicó lo resuelto á don Pascual, y éste labró la imagen del santo, que diz (fue salió una obra de arte El día de la fiesta y estreno de la imagen, le cantaron al santo las siguientes coplas: Glorioso san Saturnino, qué nunca os olvidéis vos de que fuisteis escogido para ser madre de Dios. Naciste en el Romeral, en frente de ño Pachurro, y el pesebre de su bxirro vuestro hermano natural.
Un silencio profundo reinaba en ellas, silencio que sólo interrumpían, ora el lejano ladrido de un perro, ora el rumor de una puerta al cerrarse, ora el relincho de corcel que piafando hacía sonar la cadena que lo sujetaba al pesebre en las subterráneas caballerizas.
El adereso deberá componerse de silla, brida con bocado, estribos de fierro, correaje entero, cavezadas de pesebre, cavesón, saco de cevada, brusa, almohada, mandil, trabas, morral, manta, y cinchuela.
Un galgo viejo que dormitaba en el umbral gruñó al vernos llegar y permaneció echado. El zaguán era oscuro, lleno de ese olor que esparce la yerba en el pesebre y el vaho del ganado.
Pero lo mejor, allá en lo alto, era el Portal, especie de cueva tapizada de papel dorado, con el pesebre de plata lleno de pajuelitas de oro, y en él, de un grandor desproporcionado al resto de las figuras, el Niño echado y con la manita alzada para bendecir a unos pastores mucho más pequeños que él, que le traían, en ofrenda, borregos diminutos...
Veía otro Niño regordete, colorado, con pelusa en el cráneo, con un corpezuelo hecho a torno; otro Niño como el del pesebre, con una risa tempranera y una gracia candorosa al buscar el seno de la madre...
Los hombres decían cantares, los ángeles melodía, festejando el desposorio 300. que entre tales dos había. Pero Dios en el pesebre allí lloraba y gemía, que eran joyas que la esposa al desposorio traía. 305.
Todos los afanes anticipados de la Perjuicia eran para tener libre el día siguiente, a fin de fabricar, en compañía de Cleto Villa, y de algunos chicos, el pesebre del Tullido.
Desde niña había sido una de las más asiduas a estas deliciosas faenas, en las que tomaban parte, especialmente para acarrear los materiales, casi todos los muchachos de la escuela, razón por la cual el tal pesebre era clásico en el pueblo.
Como el corcel avezado a bañarse en la cristalina corriente de un río, cuando se ve atado en el establo, come la cebada del pesebre y rompiendo el ronzal sale trotando por la llanura, yergue orgulloso la cerviz, ondean las crines sobre su cuello, y ufano de su lozanía mueve ligero las rodillas encaminándose al sitio donde los caballos pacen; de aquel modo, Paris, hijo de Príamo, cuya armadura brillaba como un sol, descendía gozoso de la excelsa Pérgamo por sus ágiles pies llevado.
Terminada su tarea, no volvía en todo el día, pues Carlos, al volver a casa, metía él mismo su caballo en la cuadra, quitaba la silla y pasaba el ronzal, mientras que la muchacha traía un haz de paja y la echaba como podía en el pesebre.