Estaba en la flor de su juventud. Plateados hilos del verano flotaban a sus espalidas; la gema de su diadema arrojaba desde su frente rayos de verde oro sobre la llanura.
A los pocos días, ya se había alargado bastante el alambrado, se estaba edificando la sencilla morada para la familia, y en ancha hilera, los arados escalonados rompían la tierra virgen, volteando el pasto puna y desalojando de su dominio secular la orgullosa cortadera de penachos plateados, inútil...
La cara derecha estará, además, bordada, por un hilo plateado de tres (3) milímetros de ancho y a un centímetro del borde; de los tres lados penderán flecos plateados de cinco centímetros de largo.
Los fuertes pinos del bosque, con sus copas gigantescas y sus desnudas raíces amarradas a las piedras; los de troncos
plateados cuyas frondas azulean, pinos jóvenes; los viejos cubiertos de blanca lepra, musgos y líquenes canos que el grueso tronco rodean, colman el valle y se pierden rebasando ambas laderas.
Antonio Machado
Iba el cuerpo del buen Cid Con tal arte que admiró: Muy religado a la silla Encima de su trotón: Con papeles plateados La armadura se fingió; Iba enhiesto, ojos abiertos, Llevaba lanza y guión.
Los rayos plateados de la luna juegan con las olas del inmenso río que pasea su plácida corriente entre el bosque y una ciudad fantástica cual un febril ensueño.
Como alas de cisnes grandes, blancos, ondulantes, Sus cabellos
plateados caían sobre sus hombros Y su larga barba caía densa sobre su pecho, Pero sus ojos, estrellas negras, chispeaban desde la oscuridad; Sus cejas viejas se oscurecían espesas, En su mano el cetro de oro, con su enorme peso, Sobre su frente nevada una diadema de oro - Parecía que esperaba al oscuro misterio de la muerte.
Mihai Eminescu
Sobre todo, que un ramal del ferrocarril ya se estaba construyendo, que iba a cruzar el campo, parándose casi en el mismo medio, en una estación, cuya habilitación venía a abrir, para don Sebastián, horizontes nuevos de incalculable provecho: formación de un pueblo, con su afluencia de comerciantes, grandes y pequeños, dispuestos a disputarse los solares; división en quintas y chacras, que se venderían a precios inesperados, y todo el campo de la estancia entregado al arado de colonos afanosos que reemplazarán por un océano de espigas doradas los últimos penachos plateados de las cortaderas.
De islas ricas con grandes jardines de laurel, Cisnes
plateados estirando sus alas Venían rompiendo el agua hasta la barca de oro Y se enjaezaban y la tiraban cantando.
Mihai Eminescu
Aprovechamos su ausencia para entrar un rato en una casa conocida, donde nos dieron de comer y donde descansamos una hora, hasta que apareció la reina de la noche, esparciendo en la llanura y la atmósfera, como una nube de polvos plateados.
Más allá, el corral de la caballada y todo alrededor, la Pampa inmensa, silenciosa, cubierta de los penachos plateados de la cortadera, de entre los cuales, a cada rato, puede asomar el salvaje, lanza en ristre, echando sus alaridos.
El fuego, ligero en las lomas arenosas, donde encontraba poco alimento, se detenía en los bajos, de pasto tupido y de pajas altas, comiéndose despacio, como saboreando, los pajonales, avivándose repentinamente, al devorar una mata de cortadera, envolviendo con sus roscas coloradas los magníficos penachos plateados, tumbándolos y no dejando el sitio, sino cuando no quedaba más que un tronquito calcinado, resto informe de la soberbia planta.