De este periodo queda constancia arqueológica perteneciente a comunidades fenicias y tartesias; para algunos historiadores a esta época histórica se retrotraen la explotación de minas de oro y hierro en Sierra Bermeja.
La investigación sobre Tartessos fue una de las líneas de trabajo favoritas del Profesor Maluquer de Motes, con especial atención al estudio de las comunidades prerromanas de Andalucía y Extremadura, especialmente tartesias e iberas, destacando entre los trabajos publicados en este marco las intervenciones junto a María Eugenia Aubet Semmler en la necrópolis de Setefilla (Lora del Río, Sevilla), y del propio Maluquer de Motes en el palacio-santuario de Cancho Roano (Zalamea de la Serena, Badajoz).
69-77. Rodríguez Ramos, J. (2000): "La lectura de las inscripciones sudlusitano-tartesias" Faventia 22/1, pp. 21-48. Consultable en Rodríguez Ramos, J.
A., Consideraciones sobre las inscripciones tartesias, Actas del III Coloquio sobre Lenguas y Culturas prerromanas de la Península Ibérica, Salamanca, 1985, págs.
(2002): "Las inscripciones sudlusitano-tartesias: su función, lengua y contexto socioeconómico" Complutum 13, pp. 85-95. Dos páginas que agrupan fotos y dibujos de inscripciones tartesias copiados de diversas fuentes (escaneados de libros, imágenes de internet, etc.) con lecturas e interpretaciones por y en (esta última con amplios comentarios a cada inscripción).
Sin embargo, donde más hincapié ha efectuado Correa ha sido en la equiparación de algunos de los antropónimos que encabezan las inscripciones tartesias con nombres celtas conocidos, como Acco, Alburus, Ambatus y otros.
Como en íbero se distinguen signos para los tres órdenes de oclusivas orales de tipo velar, dental y labial; pero debe notarse que aunque la transcripción se haga con las sordas "k", "t" y "p" no serían indicativas de si eran sordas o sonoras; de la misma manera, aunque en ocasiones se transcribe la labial como "b", ello no implica que sea sonora y no sorda (nótese pues que "p a are" y "b a are" son dos transcripciones distintas de las mismas letras tartesias.
Estrabón comenta que: Desde 1966 se han producido diversos intentos de filiar la lengua de las inscripciones tartesias, yendo la totalidad de los intentos orientada a identificarla como una lengua indoeuropea, pero, por interesantes que estos intentos puedan ser, no han llegado a ninguna conclusión definitiva y, de hecho, recientemente se ha propuesto la hipótesis contraria: que los datos disponibles abogan porque sea una lengua no indoeuropea.
Se ha indicado que el nombre del rey Arganthonio, de cuyo reino se dice que era opulento en plata, coincide con el término celta para plata argantom, de modo que sería el (hombre) de la plata; también se ha sugerido que el rey mítico Gárgoris, podría entenderse en celta galo como un gargo-rix "rey feroz" / "rey terrible". Sendas interpretaciones coincidirían con la línea de quienes consideran que la lengua de las estelas tartesias sería céltica.
Además del testimonio de las inscripciones llamadas tartesias (sobre las que se centrará el resto del artículo), existe información adicional derivada de los nombres propios mencionados en textos principalmente greco-latinos.