tinto

tinto, a

(Del lat. tinctus .)
1. adj. De color rojo oscuro o cárdeno.
2. adj./ s. m. ENOLOGÍA Se aplica al vino de color oscuro, casi tirando a negro tomaremos un tinto con el asado.
3. adj. ENOLOGÍA Se refiere a la uva que tiene negro el zumo y sirve para dar color a ciertos mostos.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

tinto, -ta

 
adj. V. uva tinta, vino tinto.

Tinto

 
Río del SO de España, en la prov. de Huelva. Nace en la sierra de Aracena y desemboca en el Atlántico por un estuario (al E de Huelva) que comparte con el Odiel; 98 km.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

tinto, -ta

('tinto, -ta)
abreviación
1. vino que es de color rojo oscuro La cepa de este vino es tinta.
2. que está machado o teñido tela tinta

tinto


sustantivo masculino
vino que es de color rojo oscuro probamos un tinto de la región
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Traducciones

tinto

rouge

tinto

A. ADJ
1. [vino] → red
2. (= teñido) → dyed; (= manchado) → stained
tinto en sangrestained with blood, bloodstained
B. SM
1. (= vino) → red wine
un tintoa (glass of) red wine
2. (Colombia) (= café) → black coffee
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
Los que, al amparo de una tradición criminal, cercenaron, con el sable tinto en la sangre de sus mismas venas, la tierra del hermano vencido, del hermano castigado más allá de sus culpas, si no quieren que les llame el pueblo ladrones, devuélvanle sus tierras al hermano.
Autorizado competentemente uno de los testigos del ajuste, marcha a buscar al punto más inmediato dos azumbres de vino tinto para mojar el trato, es decir, para echar la robla; y mientras vuelve, el comprador se sienta en el suelo, saca un pesado bulto del bolsillo interior de su chaqueta, y comienza a desliarle capa a capa, como si fuera una cebolla.
uvo un reino una vez tantos beodos, que se puede decir que lo eran todos, en el cual por ley justa se previno: -Ninguno cate el vino.- Con júbilo el más loco aplaudiose la ley, por costar poco: acatarla después, ya es otro paso; pero en fin, es el caso que la dieron un sesgo muy distinto, creyendo que vedaba sólo el tinto, y del modo más franco se achisparon después con vino blanco.
A don Martín, su buen padre, anciano de hidalgo brío, encuentra sobresaltado, receloso y discursivo, que del mancebo en la mano viendo el hierro en sangre tinto, «¿Qué has hecho, Hernando?», le dice, y contéstale su hijo: «Al comendador he muerto, dando a un insulto castigo, que el honor que tú me diste ha de estar, como el sol, limpio.» «¡Válgame el cielo!
Tomaban ellos las copas, pero siempre eran de vino, vino francés, o carlón, o barbera, o aun de Mendoza, pero puro vino, y vino tinto, siempre, como para ponerse bien coloradas las mejillas, la nariz y las orejas.
El Rey va tan desmayado :que sentido no tenía: :muerto va de sed y hambre, :de verle era gran mancilla: :iba tan tinto de sangre :que una brasa parecía.
Tenía todos los vinos de las mejores cosechas: chateau-margaux, grandlaffite, sillery de Moet, hochmeyer, scarlat-wine, oporto y pórter, ale y gingerbeer, lácrima christi blanco y tinto, capri y falerno.
El Senado a la ley pone una enmienda, y a aquello de: Ninguno cate el vino, añadió, blanco, al parecer, con tino. Respetando la enmienda el populacho, volvió con vino tinto a estar borracho, creyendo por instinto ¡mas qué instinto!
Se esconde entre las latas, de un destartalado tranvía; el bulto de un ser humano, tumbado por la bebida. Pues, hay un bar en cada esquina; menguando la vulnerabilidad; para ahogar en un mal tinto, la pena de un diario andar.
-le preguntó el mayorazgo, señalando el estrellado sorbete. -Lo que usted pida, señor, -contestó el otro, luchando por contener la risa. -Pues tráete... media de tinto. -¡De tinto! ¿Cómo?
Cuando la ponían delante de alguien, y la decían: mesa sírveme; aparecía en el mismo instante con un hermoso mantel blanco, con su plato, su cuchillo y su tenedor, y otros platos llenos de toda clase de manjares, tantos como cabían en ella y un vaso lleno de vino tinto que regocijaba el corazón.
En noches de días festivos, por aquello de que no se puede hilar y de que «donde va la soga que vaya el caldero», se echa un ligero reparto entre los contertulios y se consume en la hila una azumbre de lo tinto, que equivale a dos en sangría, como ha de estar para que lo prueben Sabel y Clavellina, en cuyo obsequio se bautiza y dulcifica siempre el vino.