virreina

virreina

1. s. f. HISTORIA Mujer del virrey.
2. HISTORIA Mujer que gobierna como virrey.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Traducciones

virreina

viceregina
Ejemplos ?
Tres meses después, en la Pascua de Diciembre, la viuda del marqués de Mozobamba del Pozo casó á una de sus hijas, habiendo repartido entre sus invitados la siguiente csquelita, que parece un sinapismo cargado de cantárida aplicado a la virreina.
Algún tiempo después se sintió la virreina atacada de esa fiebre periódica que se designa con el nombre de terciana y que era conocida por los incas como endémica en el valle del Rimac.
Todos se encuentran tan llenos de impurezas como cualquier hijo de vecindades malditas; si eran curas, tuvieron hijos; si eran revolucionarios tuvieron sus defectillos sexuales; hasta Sor Juana resulta que murió rica por tantos poemas que vendía y que la promotora virreina negoció en la corte virreinal y reinal como premio a los favores recibidos...
Estas fiebres se curaban sin específico conocido hasta los tiempos de la virreina condesa de Chinchón, en que se descubrieron los maravillosos efectos de la quinina.
(La virreina volvía a ocupar el carruaje, y dando un rodeo se dirigía a palacio, escoltada por un grupo de gentileshombres lanzas.
Las más comunes en aquellos tiempos eran: la virreina, el taco de reina, la espuela de caballero, el botón de oro, la flor de raso, el lirio, la albahaca, la retama, las rosas, la congona y la borla de oro, arbusto que cultivaba en especialidad Balvin y Vallejo en su casa.
Apenas llegado éste a Lima, recibió la virreina un anónimo en que la denunciaban que el fraile no era tal fraile, sino espía o comisionado secreto de Portugal, quien, para el mejor logro de alguna maquinación política, se presentaba disfrazado con el santo hábito.
La virreina convocó a los oidores y sometió a su acuerdo la denuncia. Sus señorías opinaron por que, inmediatamente y sin muchas contemplaciones, se echase guante al padre Núñez y se le ahorcase coram populo.
Sin embargo, en los tiempos del virrey príncipe de Esquilache (1615 a 1621) la producción anual de Potosí era de cinco mil quilates de plata, la de Oruro de setecientos y la de Castrovirreina de doscientos; «bien entendido -añade el mismo historiador- que todas esas cifras reposan sobre datos y apreciaciones oficiales, que la extensión del contrabando dejaba a gran distancia de la verdad». Este dato nos hace presumir que en la época de su fundación debió ser verdaderamente alucinadora la riqueza de Castro virreina.
La sagaz virreina se resistió a llevar las cosas al estricote, y viniéndosele a las mientes algo que narra Garcilaso de Francisco de Carbajal, dijo a sus compañeros de Audiencia: «Déjenlo vueseñorías por mi cuenta que, sin necesidad de ruido ni de tomar el negocio por donde quema, yo sabré descubrir si es fraile o monago; que el hábito no hace al monje, sino el monje al hábito.
El conde de Chinchón se inclinó ante el jesuita. Este continuó: -Quiero ver a la virreina, tenga vuecencia fe y Dios hará, el resto.
A la distinguida escritora Clorinda Matto de Turner) Dama de mucho cascabel y de más temple que el acero toledano fue doña Ana de Borja, condesa de Lemos y virreina del Perú.