Imagino un pequeño bebé, endeble,
y desatendido, desamparado
que se aferra, con sus escasas fuerzas,
al frágil hilo de la vida.
Cuando cesan sus lamentos deseo oír de nuevo,
si no sus risas, al menos,
sus quejidos, que confirmen su supervivencia.
¿Es un niño carente,
quizá, de amor, de salud,
sin una nana que calme
su inquietud, su dolor?
Mis ojos, insomnes, escrutan la oscuridad
buscando su sonrisa inédita.
Niño por mí desconocido; tu cara es mueca,
solo triste mueca, de infeliz niño,
de niño desgraciado, abandonado.
Un poema fuerte y triste. Cuando ese niño interior escruta la oscuridad....... Saludos amigo Jorge.
ResponderEliminar