Esta película del colectivo colmena no se queda atrás en terminos estéticos, presentando una muy original propuesta visual. A lo largo del filme te sumerges en toda una experiencia, siendo las áreas visuales y sonoras las más destacables. Se aprecia este trabajo, ya que normalmente una película que presenta una narrativa "convencional" (ficción, con un inicio, desarrollo y final muy marcados), no presenta todas las técnicas experimentales que sí tiene este largometraje. De esta forma, se puede ver un interesante uso de la relación de aspecto (a medida que avanza la historia, se vuelve más pequeño), secuencias llenas de colores cambiantes y un diseño sonoro que generan una atmósfera muy especial en las partes de los sueños/viajes de droga. Sin embargo, en las partes que no son sueños, el relato se siente forzado y es difícil de empatizar con la historia y los personajes. No se siente un cambio significativo, porque no se puede alcanzar a conocer del todo la relación del protagonista (lo que se transmite solamente en un inicio muy bueno), por lo que tampoco se entiende muy bien qué es lo que está sintiendo el personaje cuando se encuentra en solitario.