Rara vez encontramos un éxito comercial tan fuerte y a la vez una joya. Éste mundo surreal concebido por Hwang Dong-hyuk sirve como plataforma para narrar una historia poética, estética y sumamente transcendental desde un punto de vista social/económico. A travéz de un paso lento y pausado, al más puro estilo oriental, el storytelling atrapa al consumidor promedio y al consumidor más exigente. Cinematográficamente hablando encontramos colores y figuras que cuentan una historia por si sola, llena de presagios ocultos que logran hacernos perder de vista el bosque por buscar el árbol. La evolución de los personajes está genialmente desarrollada a lo largo de nueve intensos capítulos, permitiéndonos ver como se dejan llevar por su lado animal al ser expuestos a situaciones de vulnerabilidad. La única razón por la que no le doy una calificación más alta es por la misma razón que tú no se la darás, esos diálogos tan vacíos en ingles que hasta mi perro hubiera escrito de mejor manera. Realmente me extraña que así pasara el corte.