KAFKA ANTE LA LITERATURA
José L. Lucas
INDICE
Introducción
Velázquez y Kafka
Del sistema Bismarck a Versalles
Ante Kafka
Trauerspiel y Kafka
Es Kafka atrapable?
Kafka y la escritura
Más allá de Kafka: Ricoeur
Obras de Kafka
Bibliografía
2
3
5
6
31
36
43
48
51
52
INTRODUCCIÓN.
En el anterior trabajo echamos una ojeada general a los
movimientos de ideas estéticas de finales del s. XIX y
principios del XX. Ahora toca centrarnos en un autor
particular y un campo determinado y observar en él el
desenvolvimiento de esas ideas básicas y comunes a muchos de
los vanguardistas. Kafka es sin duda uno de los autores clave
de este siglo y su obra una de las más importantes
manifestaciones de la ruptura con la modernidad. La tesis
clave en este período intentamos mostrar que consistía en la
ruptura de la lingüisticidad del ser, la separación de "las
palabras y las cosas", y tras la melancolía romántica la
afirmación
del
lenguaje
en
sí
frente
al
mundo,
así
Wittgenstein con el Tractatus. Esta ruptura la expresa
Hofmannsthal en lo que es el manifiesto de este movimiento de
ideas: la Chandosbrief. Las palabras ya no alcanzan al ser, a
las cosas, sólo queda el puro signo, sin un sistema en el que
encuadrarse, en todo caso el único encuadre es lo totalmente
absoluto, sí es que puede hablarse de ello, en el sentido que
se dice que en la Relatividad ya no hay el sistema newtoniano,
sino diversos sistemas particulares, y acaso, ¿puede hablarse
de todo el Universo como el gran sistema? Tal sería el sistema
de referencia de la velocidad de la luz?
La verdad, el sujeto, Dios han saltado en pedazos,
Nietzsche, Freud y Marx lo pusieron de relieve. El lenguaje en
sí alude a esta multiplicación de los sentidos, de las
interpretaciones, al perspectivismo. Se estudia por eso al
signo en su singularidad: así en literatura, quizás más
complicado de observar, pero también presente. En música, con
Mahler y Schönberg, en pintura con los expresionistas. Atrás
queda el sueño del clasicismo, de la modernidad, que empieza a
verse como patología. El punto clave sin duda
la Revolución
francesa, 1789. Con ella nace el Estado auténticamente
moderno1, nace el burgués, el sujeto auténtico, con sus
contradicciones,
que
para
Horkheimer
son
manifestación
evidente en las obras de Kant. Napoleón es el primer dictador
1Cf. Bertrand de Jouvenel, Los orígenes del estado moderno,
Magisterio Español, 1977 (1976).
moderno. No es un absolutista, pues basa su poder no en Dios
sino en el ejército y el Derecho, en vistas al bienestar del
pueblo. Con él nace el auténtico nacionalismo. El s. XIX verá
germinar todas estas ideas. El burgués, y lo burgués entrarán
en crisis en la segunda mitad del s. XIX, enfrentados al
proletario que se vio oprimido por el creciente sistema
capitalista y el ascenso del maquinismo, al tiempo de las
ideas de igualdad y libertad promovidas por la revolución. El
golpe de gracia (de desgracia) lo dará Bismarck en 1870. El
Derecho también se aleja de las cosas y se convierte en un
lenguaje lógico, en sí: así Kelsen y su teoría pura, Weimar
1920. Pero antes la primera guerra mundial y el ascenso del
comunismo en Rusia. Estos dos hechos de alguna manera estaban
preludiados, y son como los síntomas de la patología de la
modernidad, que Thomas Mann cuenta en Der Zauberberg. El
"sentido de la vida" se pierde para muchos: para la cultura en
general: pierde el rumbo, y las vanguardias son síntoma de
ello. No hay esperanza. Y tras
el extraño Weimar, por su
optimismo y calma, vendrá el ascenso tanto del fascismo como
del nacionalsocialismo, en el fondo de ideas napoleónicas
filtradas por C. Schmitt. En este ambiente nace y escribe
Kafka su obra.
VELÁZQUEZ Y KAFKA.
Observemos Las Meninas2. Es un lienzo de 310x276 cm que
pintó Velázquez en 1656. La escena se sitúa seguramente en un
aposento del Alcázar de Madrid, donde el pintor tenía su
taller.
La España de Velázquez es la de los pícaros, la de los
mendigos y los pobres, la de una cierta patología social.
También es la época de Descartes y Bacon, del nacimiento de la
ciencia y la filosofía modernas, del cogito y de su actividad
principal: la representación, y más que nada "la voluntad de
representación".
Parece increíble que este cuadro induzca a
tomar
en
consideración
ciertas
ideas
relativas
a
la
modernidad, cuando se realizó tan pronto.
2Cf. Catálogo del Museo del Prado sobre Velázquez, 1990. M. Foucault, Las palabras y las cosas.
Dejaremos de lado cuestiones técnicas y el contenido del
cuadro. No interesan. Sí interesa más la reflexión a que
induce la estructura del cuadro, su razón interna. Velázquez y
todos los demás miran hacia el espectador, hacia el espacio
real del que mira, hacia nosotros. Tal es un cuadro. Y
Velázquez está en actitud, pensativa o no, en todo caso, va a
pintar otro cuadro (?), del que no podemos ver el contenido.
Está pintando Velázquez lo que habría en nuestra posición?
Quizás no. El espejo del fondo, donde se reflejan los reyes,
refleja nuestra posición? No está claro. Sí parece que
Velázquez utilizó un sistema de dos espejos para pintar su
cuadro, debido a la ruptura de la perspectiva. El cuadro es
imposible pintarlo de una imagen no reflejada. Rompe la
geometría euclídea: quizás no es la luz la que da consistencia
al cuadro sino el techo resaltado por esa especie de
colgaduras. Somos nosotros el segundo espejo? En ese caso
viene lo interesante: nuestra posición fuera del cuadro es
como la de un sujeto tracendental, al mismo tiempo inmerso en
el cuadro, reclamado, interpelado por los personajes que en él
aparecen. Aquí una tensión interesante: y este sujeto que
somos nosotros es incapaz de ver la verdadera representación,
sólo podemos verla indirectamente, por atrás: el cuadro dentro
del cuadro refleja lo oculto. Quiso Velázquez aquí reflexionar
sobre la representación? Velázquez pretendió representar la
representación, en una suerte de cuadro autorreferencial,
auto-alusivo, que dice todo sin decir nada, o que en todo lo
que dice no llega a decir nada, estamos ante el cuadro y no
somos capaces de entrar en él, en el que está pintando
Velázquez. Esta suerte de autorreferencialidad, de intento de
desembrozar los límites de la pintura, de llegar a la cosa:
nosotros, el sujeto, también se encuentra en Kafka. En las
Meninas, Velázquez reflexiona sobre los límites de la pintura:
cómo es posible pintar?, como también 250 años más tarde hará
Picasso, en las otras Meninas. Kafka escrió dos fragmentos de
parecido talante: el cap. IX de El Proceso, (Ante la Ley) y el
monólogo de Bürgel en El Castillo. Es posible escribir, y
cómo? Adorno lo ha dicho: "En Kafka hemos de tener en cuenta
el texto. La literalidad. Cada frase vale literalmente, y cada
una de ellas significa de por sí. Kafka al mismo tiempo
elimina la distancia estética: el lector es parte de lo leído.
Pues Kafka narra aquéllo que no se puede narrar, lo totalmente
encerrado en sí mismo: el sujeto, que ni siquiera es
porpiamente, no tiene identidad.
DEL SISTEMA BISMARCK A VERSALLES
Tras el fracaso de Napoleón se produce el Congreso de
Viena, en 1815, en el que las potencias vencedoras intentaron
restaurar el orden político de Europa sobre la idea de un
equilibrio de poderes y aplicar el principio legitimista,
dinástico, a las soberanías. El absolutismo quiso volver, y la
Santa Alianza: Austria, Prusia y Rusia lo defendió, a la
cabeza Metternich, que cedió su nombre a este sistema europeo.
Entre tanto se producirán las revoluciones a la contra, como
la de 1820 (España) a favor del régimen de 1812, las de 1830
(Francia, Italia, Países Bajos), y sobre todo las de 1848, que
en Austria hicieron huir al mismísimo Metternich. El caso
Alemania es especial: desde Viena quedó dividida en 39
Estados,
con
dos
principales:
Prusia
y
Austria.
El
nacionalismo es muy fuerte, y ya en 1834 se forma la
Zollverein, Unión Aduanera del Norte. En todo caso, 1848
fracasa en Alemania, pero bajo el reinado de Guillermo I
(1861-1888) será Otto von Bismarck, su canciller quien logrará
la unidad, excluyendo a Austria mediante un enfretamiento
militar contra ésta y Francia, desde Prusia. Bismarck triunfa
definitivamente en Sedán en 1870 contra Francia, y en 1866
contra Austria. En el Congreso de Berlín de 1878, Bismarck se
convierte en el nuevo árbitro de Europa, y Alemania en la
primera potencia. Con su poder logrará la Triple Alianza en
1882 con Austria e Italia, alianza que durará hasta 1914. Pero
Bismarck cae en 1890: y a partir de entonces se crea un vacío
de poder, que unido a la amenaza balcánica nos va a llevar
irremisiblemente a la Primera Guerra Mundial. El liberalismo
se conflagra con el progreso de la ciencia en la creación de
máquinas, y de máquinas de guerra. Dos puntos de tensión: los
Balcanes y Marruecos. En 1914 estalla la guerra con el
asesinato, o por él, del príncipe heredero de Austria, en
Sarajevo, Francisco Fernando, por un servio, el 29 de Junio.
El 28 de Julio comienza la guerra. Todo acabará en 1918, con
la abdicación de Guillermo II y la constitución de la
República de Weimar. En 1919 se produce el Tratado de
Versalles, que pone fin formal a los acontecimientos. El
Imperio Austro-Húngaro desaparece dando lugar a los "actuales"
países. Y precisamente Kafka escribe de 1912 a 1923 sus
mejores obras.
ANTE KAFKA
Kafka fue un ser humano que vivió hasta su muerte
atormentado. Seríamos capaces de entrar en Kafka? Max Brod3,
amigo íntimo suyo expresa muy bien todo lo que Kafka no supo
ver, desde un punto de vista psicológico: su liberación del
padre. Tuvo una infancia solitaria, atravesada por la
melancolía y por los complejos en lo relativo al aspecto
físico, y a los trajes, que siempre le quedaban holgados. En
el fondo tuvo un carácter depresivo que le llevaba a la
soledad: todo ello unido seguramente a una gran sensibilidad:
"niño débil y tierno, serio en general, que leía mucho y no
quería hacer gimnasia, a veces predispuesto a la travesura.
Delgado, de ojos grandes, interrogativos y boca obstinadamente
cerrada,
voluntariosa".
Cualquier
foto
de
su
infancia
mostraría estos rasgos. El padre, en cambio, alto y fuerte,
con un guión de vida ganador. Todo esto debió provocar en
Kafka un fuerte complejo de inferioridad relativo a su padre.
Complejo en el que a todas luces debió recrearse. Quizás, y
esto es divagar, Kafka necesitaba esa melancolía para su
inspiración, y de alguna manera inconsciente mantenía su
relación con el padre, para no cerrar la fuente de sus obras.
Complejo que le provocó lo que muchos críticos observan: el
infantilismo de las obras de Kafka. Puerilidad que estaba a la
base de su genialidad, y que en torno a la cual él mismo llegó
a decir que su obra debía ser ordenada en torno al criterio de
una tentativa de evadirse de su padre. Niño débil, sensible,
melancólico, de mirada penetrante, profunda, inteligente, y
siempre dándole vueltas a cosas trascendentales. Esta es una
imagen
tópica
de
Kafka,
3Cf. Max Brod, Kafka, Alianza, 1972.
que
Brod
quiso
desmentir:
sí,
efectivamente tenía mucho de eso, quizás en su intimidad pero
"quienquiera que fuera íntimo suyo no tenía de él la imagen de
un ser atormentado por la imagen paterna, sino la idea de un
ser tocado ardorosamente por el instinto y poder creadores,
por el impulso cognoscitivo, la observación de la vida y el
amor al prójimo". Brod exagera seguramente en todo lo relativo
a la santidad de Kafka, pero Benjamin tampoco acierta cuando
descalifica a Brod. Una persona que interiormente sufre tanto
como Kafka, que ha vivido relaciones familiares tan tétricas,
suele desarrollar, si ha sido dotado de una excepcional
sensibilidad e inteligencia, virtudes que le acercan a los
sabioa orientales, a los santones. Lo que no quiere decir que
aquellos santones reales hayan tenido un pasado como el de
Kafka. Posiblemente el deseo de agradar a los demás, ese amor
al prójimo sea una compensación de no poder agradar al padre:
"Mis escritos tratan de ti; en ellos lamentaba lo que no podía
lamentar
sobre
tu
pecho.
Era
una
despedida
de
ti
voluntariamente dilatada, que, aunque tú forzabas, iba por el
rumbo que yo le había marcado". En una carta a Felice del 21XI-1912 dice claramente: "Siempre he sentido a los padres como
perseguidores, hasta hace un año he sido hacia ellos, como
quizás hacia el mundo entero, indiferente como una cosa
inanimada, pero ahora veo que aquello no era sino miedo,
angustia y tristeza reprimidas. Los padres no quieren otra
cosa que arrastrarle a uno hacia ellos, hacia la sima de
aquellos tiempos de los que uno deseaba elevarse en busca de
respiro, esto lo quieren por amor, desde luego, pero eso es lo
verdaderamente espantoso". Este origen que el mismo Kafka
reconoce a sus escritos, unido a su genialidad, es base
igualmente para lo que Brod denomina "acribismo", el amor al
detalle, la exactitud en la descripción, el anhelo de analizar
el detalle para encontrar las razones de su no-relación con el
padre: el detallismo es como una compensación para neutralizar
la inclinación al sueño y a la infancia. Que Kafka seguramente
nunca superó: "nunca viviré la vida adulta, de niño llegaré a
ser directamente una anciano canoso".
Para una persona así nunca existe la rutina: busca
ansiosamente la novedad, de forma sana, se suele ser muy
ingenioso, alegre, con una gran capacidad de amar. También de
odiar. El arco de los péndulos de las vidas de personas como
éstas suele ser muy amplio. Igualmente se ven sometidas por
depresiones muy fuertes. Personas a primera vista jóvenes y
sanas, con una innata capacidad de observación, reservados;
"Hablaba poco, en reuniones grandes callaba a menudo durante
horas enteras. Pero cuando decía algo se le prestaba
inmediatamente atención. Era trascendental, daba en el clavo".
De igual forma en la conversación íntima se sueltan, y saben
hacer reír a sus amigos. Y esto es lo más importante: tales
personas que tienen especial agudeza psicológica para los
demás, para con ellos mismos se suelen sentir "desvalidos y
desamparados". A una persona así necesariamente tenía que
aburrirle la rutina de un trabajo de funcionario mediocre: "En
su presencia se tenía la impresión de que no existía lo común
y rutinario". En todo buscaba lo recto y responsable (lo
divino? lo humano, lo sano), de ahí sus escrúpulos. Para Brod,
su anhelo último era el esclarecimiento religioso (la
salvación o el perdón del padre?). A veces anhelamos tales
cosas para en el fondo descubrirnos a nosotros mismos.
Encontrar nuestro yo. Y en ello está la importancia de la
literatura. Escribir como se crea una oración, decía Kafka.
Ahí la cuestión, y ahí su desesperación al no lograr nunca
conectar con lo divino, como Unamuno. El Castillo es como una
queja de Kafka: él como agrimensor está en este mundo sin
poder hacer lo que sabe y quiere; tiene que conformarse con
hacer cosas que no le van, con ser bedel. Kafka se sabe
enviado divinamente, por eso apela a lo divino, como K. al
castillo, para encontrar un lugar a sus talentos. Pero no lo
logra. De ahí que quisiera quemar sus escritos. También
intentó unirse a la comunidad, pero no lo logró: su fracaso
matrimonial con Felice Bauer, como el de K. con Frieda. Y ello
por el anhelo de llegar al castillo. Es Kafka un Job del s.
XX? Sin duda que quiso echarle un pulso a Dios, un pulso
metafísico. Por qué el mal, la culpa? Decía Brod que gracias a
Kafka ha llegado a ser clara la falta de claridad de la vida.
Lo absoluto existe pero es inconmensurable con la vida humana,
como esos recorridos inconmensurables con las distancias
humanas: el mensajero del emperador, al campesino de ante la
ley, el viaje al próximo pueblo,...Sólo la comunidad salva,
pero es imposible recurrir a ella. Ahí la paradoja.
Esta
afán
por
la
literatura
se
halla
plenamente
4
explicitado en las Cartas a Felice , su intento fallido de
matrimonio y posiblemente la fuente más intensa de muchas de
sus mejores obras, y ciertamente de todas las que escribió
entre 1912 y 1917.
En este intensísimo carteo -varias cartas todos los días en
1912- de más de mil cartas, Kafka muestra rasgos de su
personalidad patológica y a veces de poco tacto. Su afán de
darse a conocer le puede haber llevado a no filtrar los
estratos menos sociables de su personalidad. Aunque lo
importante aquí son precisamente los motivos por lo que Kafka
mantiene una relación difícil con Felice hasta llegar a
romper: lo que les separa es la literatura:(1-XI-12) "Mi vida,
en el fondo, consiste y ha consistido en intentos de escribir,
en su mayoría fracasados[..]No escribir me hacía estar por los
suelos, para ser barrido". Ser barrido como el insecto de La
metamorfosis, un hombre que se transforma porque su vida
consiste en el negocio, en la rutina, y por eso no puede
desarrollar precisamente sus talentos: es como una advertencia
de Kafka: si no fuera por la literatura, mi trabajo de oficina
me convertiría en un insecto, y mi destino sería la muerte.
Así deja caer en una carta a F.B. del 28-XI-12 que "Ignoro por
completo la edad que tengo ahí (una foto). En aquel entonces
aún me pertenecía por entero, y me parece que ello ha debido
ser muy agradable. Por ser el primogénito me han hecho muchas
fotos, y por tanto hay toda una serie de metamorfosis. A
partir de ahora lo que se ve en cada foto es peor y peor, ya
lo verás. En la próxima estoy en plan de mono de mis padres".
Contra eso, la literatura sigue siendo lo importante: "No
puede decirse que en lo tocante a la literatura haya en mí
nada superfluo [...] Si existe un poder superior que quiere
utilizarme, o que me utiliza, estoy en su mano como un
instrumento
netamente
elaborado
[...]
si
no,
no
soy
4F. Kafka, Cartas a Felice, Alianza Tres (1912-1917).
absolutamente nada y de pronto me encontraré de sobra en medio
de un inmenso vacío". O también "Cuando no escribo siento como
si una mano inflexible me arrojara de la vida a empujones"
(20/21-XII-12). Está claro, y paradójicamente dice que su
valor para acercarse a Felice coincide con sus épocas de
gracia de escritor. En ese momento Felice es para él como el
mundo, al que llega por el lenguaje (escribir), pero que
precisamente no llega. Sólo escribiendo adquiere el valor de
acercarse pero es que escribiendo se aleja de ella (carta a
F.B. del 1 de Noviembre de 1912). Ya casi desde el principio
(conoció a Felice en Agosto de 1912 y le escribió por primera
vez el 20 de Septiembre), su relación es tortuosa. El 9 de
Noviembre escribe una carta para cortar con ella que nunca
llega a enviar, pero el 11 le dice que "Estoy lo justo sano
para mí, pero no para el matrimonio y menos para tener hijos".
Digamos que casarse sería una manera de librarse del padre,
quizás de convertirse en otro padre, de dejar de ser niño, de
perder la melancolía, la fuente de su inspiración. "Cuanto más
escriba y más me libere, más puro y digno de ti llegue quizás
a ser, si bien quedan aún, desde luego, muchas cosas en mí que
es preciso echar fuera" (24-XI-12). Aquí Kafka muestra como
escribir es para él una liberación de cosas que lleva dentro y
quiere echar fuera, y son precisamente las que le impiden
estar con ella, diríamos, ser adulto. También escribir es como
su medicina para librarse de los dolores de cabeza (1-V-13).
Esta extraña relación entre escribir y su intento matrimonial,
la explicita a Kafka en un poema chino (14/15-1-1913) que
envía a Felice:
"En la noche fría, absorto en la lectura
de mi libro, olvidé la hora de acostarme.
Los perfumes de mi colcha bordada en oro
se han volatilizado ya, el fuego se ha apagado.
Mi bella amiga, que hasta entonces a duras penas
había dominado su ira, me arrebata la lámpara
y me pregunta: 'sabes la hora que es?'"
Qué es, a fin de cuentas, escribir para Kafka? "Abrirme
desmesuradamente; la más extrema franqueza y la más extrema
entrega, en las que todo ser ya de por sí cree perderse, en su
trato con los demás, y ante las que, por lo tanto, se echará
para atrás mientras esté en sus cabales, no son ni de lejos
suficientes".
La
relación
con
Felice
no
basta,
sería
contraproducente para Kafka, pues él quiere: "Con frecuencia
he pensado que la mejor forma de vida para mí consistiría en
encerrarme en lo más hondo de una vasta cueva con una lámpara
y todo lo necesario para escribir". Le traerían, como en La
Metamorfosis, la comida y la dejarían lejos de donde él
estuviera instalado. Kafka, el taciturno o coloso del
silencio, el habitante de la cueva. "Lo único que tengo son no
sé qué fuerzas que, en condiciones normales, son capaces de
concentrarse a insospechada profundidad para hacer literatura,
fuerzas en las que no me atrevo a confiar de ninguna manera,
dadas mis actuales condiciones físicas y profesionales, pues
frente a todas las exhortaciones internas de dichas fuerzas se
alzan, cuando menos, otras tantas advertencias interiores. Si
me estuviera permitido confiarme a ellas, sin duda me sacarían
de toda desolación interna de una vez". Así dice kafka el 16VI-13. Esa desolación interna es terrible: dice el 18/19 de
Febrero de 1913: "Desearía poseer una mano poderosa, sin otro
fin que el de sacudir como es debido esa incoherente
construcción que es mi yo [...] Cuando vuelvo la mirada a mi
interior veo tanta maraña y confusión que ni siquiera soy
capaz de hallar el porqué exacto de la repulsión que siento
contra mí mismo, o de asumirla en su integridad". Su pasión es
escribir,
él
desearía
(13-VII-13)
"pasarme
las
noches
escribiendo como un loco, eso es lo único que yo quiero. Y que
ello me haga derrumbarme aniquilado, eso lo quiero también,
porque es la consecuencia necesaria y por largo tiempo
presentida". Sólo falta ya decir que (14-VIII-13) "Yo no tengo
interés alguno por la literatura, lo que ocurre es que
consisto en literatura, no soy ninguna otra cosa ni puedo
serlo". Es como el diablo dentro de Kafka que le obliga a
escribir: si la literatura le dejase Kafka moriría. Por eso
que no puede insertarse en la comunidad, casarse con Felice,
ella sería desgraciada (22-VIII-13)"sería una vida claustral
al
lado
de
un
hombre
malhumorado,
triste,
taciturno,
insatisfecho, enfermizo, el cual se halla encadenado por
cadenas invisibles a una invisible literatura". Al mismo padre
de Felice le llega a escribir una carta advirtiéndole contra
él como novio de su hija: (28-VIII-13) "La totalidad de mi ser
se orienta por entero hacia el hecho literario. Soy taciturno,
insociable, hosco, egoísta, hipocondríaco y auténticamente
enfermizo".
La visión de Kafka no puede ser más clara: él vive para
la
literatura,
para
salvarse?
Podría
ser
como
un
autopsicoanálisis, ya decía Freud que para conocerse a uno
mismo es preciso un día coger unos cuantos folios y empezar a
escribir lo primero que a uno le venga a la cabeza, por
absurdo que sea. Sólo que en el resto de los mortales serían
absurdos mediocres: en Kafka genialidades. Como dice Brod: "un
caso especial de genialidad, por su carácter indecible.
Preocupado como solía estar por disimular las discordancias
resultantes de su genialidad. Discordancias que eran, por otra
parte, apenas perceptibles, sólo rudimentos, como, por
ejemplo, su falta de puntualidad". Y su humor, del que Brod
decía que "si los ángeles gastaran bromas en el cielo,
deberían hacerlo en el lenguaje de Franz Kafka". Kafka tuvo un
sonrisa metafísica. Alrededor de sus libros se abre la
totalidad del mundo (del lenguaje). Puede encontrar la
salvación? No, ha sido condenado por el padre. Entonces sólo
queda transformarse en un objeto inútil, como Odradek.
En Enero de 1913 aparece Betrachtung como libro, dedicada
a Max Brod. Lo había publicado en 1909 en Bohemia. La
Contemplación son como las reflexiones de un melancólico
solitario. Una crítica a Contemplación de Paul Friedrich, de
1913, la describe como arte de un solterón. Describen los
relatos el cansancio de la vida, de los transeúntes. También
la incomunicación de la gran ciudad. Allí nadie te incoa, es
el reino de la individualidad, la soledad de la
metrópolis,
la amargura. Así el compañero de viaje, el rechazo, el jinete.
Y la ventana como medio de vinculación social a la ciudad. Uno
se pierde en el ruído de la gran ciudad, ello causa desdicha.
Sólo con fantasmas puede hablarse. La ciudad es el reino de
los locos, de los que nunca duermen, y por eso no sueñan. Hay
también un deseo de regresar a la infancia, a la inocente
infancia, y libre.
El conflicto generacional, con su padre, va a estar
presenta
en
tres
obras
importantes:
La
condena,
La
metamorfosis, y El fogonero, obras que Kafka pudo publicar en
un solo volumen con el título "Hijos"5, por cortesía del editor
Kurt Wolff (cf. carta a Felice del 1-V-1913). Su primera obra
extensa concluída fue precisamente La condena (Das Urteil),
entre el 22 y el 23 de Septiembre de 1912 de un tirón: desde
las 11 a las 6 de la madrugada (de antes son
las
contemplaciones y los relatos breves con de la lucha y el
ebrio). En ella Georg Bendemann escribe una carta a un amigo
de la infancia que ha probado fortuna en Rusia, es negociante.
Después de una cierta prosperidad, empieza a decaer. Su
destino parece ser la soltería. A esta persona, al amigo,
piensa Georg que se le debe compadecer, no ayudar, pues ha
errado su camino. Es como si Kafka hablase de sí mismo y uno
de sus posibles destinos. El amigo ni debe ni no regresar. Así
siempre en Kafka. Con un amigo tal sólo es posible mantener
una relación epistolar al margen de noticias reales. Georg
vive también como negociante, y con su padre, muerta la madre,
El padre es ahora menos tiránico: eso hubiese deseado Kafka.
Su negocio va mejor que el del amigo y encima tiene novia y va
a casarse, y todo ello llega a un punto en que decide
comunicarle
la verdad al amigo. Tal la carta del principio.
Hasta aquí todo normal: el relato gira entonces bruscamente:
cuando va a pedir consejo al padre éste le acusa de
fantaseador: tal amigo no existe. Y le acusa él, Georg, su
hijo, de que no le ayude en el negocio, él ya está viejo, y al
parecer fracasado. Georg obvia todo ésto y decide acostar al
padre, hecho que él se toma como un deseo de matarlo: no me
tapes, le dice. El padre acusa al hijo: el amigo (imaginario)
habría sido para él un hijo predilecto, por eso Georg lo
traicionó, al amigo.
Y también a la madre (ésto sólo se
explica desde un punto de vista edípico). Georg quiere matar
al padre y casarse con la madre. El amigo imaginario al que
5Cf. F. Kafka, "Introducción", in La metamorfosis y otros relatos, Cátedra, 1994, p.42.
traiciona es el mismo padre: la novia, la madre. Esto funciona
cuando el mismo padre dice que el amigo no ha sido
traicionado, él es el representante aquí. Padre-amigo. Y
recrimina a Georg que es un hijo muerto. No hacía falta que
fuese un buen negociante, lo habría querido por igual. Y le
acusa de alejarse de él. Pero el amigo está muriéndose, le
dice el padre. Georg es a los ojos del padre no el niño
inocente que fue sino un ser diabólico. Y le condena a morir
ahogado. Entonces Georg sale de casa y se suicida, se tira a
un río, como el volver a nacer, el sumergirse en la placenta
de nuevo. Permanecer infantil.
El relato, que he comentado extensamente por tratar de un
modo explícito una difícil relación parde-hijo, es por ello
sintomático de toda la obra de Kafka. Brod comenta que Kafka
conocía bien las teorías de Freud, considerándolas sin embargo
una descripción sólo aproximada, que no satisfacía el detalle,
el latido del verdadero conflicto. El mismo Kafka dijo a Brod
que el momento del suicidio lo escribió pensando en una
eyaculación. El elemento sexual se filtra adecuadamente con lo
psicológico, tensional, con el complejo de Edipo. Sin embargo
el carácter hermético de las obras de Kafka es en muchos
momentos debido a su fuente de origen: el inconsciente, los
sueños. En el fondo las tensiones de la vida de Kafka. Él
mismo comenta este relato. El 2-VI-1913 escribe a Felice que
ni él mismo le encuentra sentido al relato. Su intención era
describir una guerra, un joven que debía ver desde su ventana
cómo una muchedumbre avanzaba a través de un puente, pero
luego, ya manos a la obra, todo me salió distinto". Sin
embargo los nombres tienen una curiosidad que observa el mismo
Kafka: Georg tiene tantas letras como Franz, así también Bende
tiene igual número de letras y mann sólo es hombre en alemán.
La novia de Georg se llama Frieda (como la del Castillo) que
tiene tantas letras como Felice, y la misma inicial. Y Friede
en alemán es paz, como Felice es felicidad. Brandenfeld es el
apellido de Frieda: Feld es campo relacionado con Bauer que es
campesino. Estas cuestiones filológico-psicológicas pueden ser
relevantes, pero en todo caso se quedan en la superficie. El
11-2-1913 había escrito en su diario que el amigo es el lazo
de unión entre el padre y el hijo, el ser más solidario con
ambos (el 5-VIII-1913 le dirá a Felice que el amigo puede ser
un tío suyo, soltero, director de ferrocarriles en Madrid,
quien conoce Europa entera, excepto Rusia). El desarrollo del
relato va a mostrar entonces cómo emerge el padre desde lo
solidario (el amigo) y se hace antagonista del hijo. El padre
vive en la realidad: su negocio y su mujer. Pero Georg no
tiene ni negocio ni mujer, su novia es irreal. El padre
destruye entonces todo eso, y se queda como lo más solidario,
a lo que Georg no puede acercarse. Decía Freud que la adultez
de una persona se muestra en la capacidad para llevar un
trabajo y tener una familia: trabajo y amor. El 10-VI-1913 le
vuelve a decir a Felice que La condena no tiene explicación:
la historia está repleta de abstracciones no declaradas. El
amigo es lo que el padre y Georg tienen en común. La historia
es quizás una pesquisa en torno al padre y al hijo, y la
cambiante figura del amigo puede que sea el cambio de
perspectiva entre padre e hijo. En ello es sobremanera
importante la novia ficticia: Felice Bauer a quien había
conocido dos días antes. Aquí Kafka reflexiona sobre su futura
relación (sexual) con Felice, y el cambio de ejes en su
familia, y con su padre. En el fondo el miedo a casarse.
El 17 de noviembre de 1912 comienza a escribir La
metamorfosis. El título original es Die Verwandlung que se ha
de traducir más bien por "La transformación", y el matiz está
en que
lo importante no es la metamorfosis física sino
espiritual y ésta en el relato es procesual no instantánea: es
una transformación. El proceso lo relata en una carta a Felice
del mismo día: "tengo que escribir un cuento que me ha venido
a la mente en la cama, en plena aflicción, y que me asedia
desde lo más hondo de mí mismo". (18-11): "Inequívocamente
aguijoneado por la desesperación, acabo de ponerme a trabajar
en mi cuento de ayer, con un ansia ilimitada de derramarme en
él". (23-11): le habla de cómo va el cuento: "Está escrito de
un
modo
sencillamente
ilegible",
y
es
una
historia
terrorífica,
"extremadamente
repulsiva
y
en
cuanto
a
nauseabunda lo es de un modo ilimitado" (24-11). "Lástima que
mis estados de fatiga y otras interrupciones y zozobras ajenas
al texto hayan quedado claramente marcadas en algunos pasajes
del relato, el cual hubiese podido tener una elaboración más
pura, en las páginas más dulces es precisamente donde esto se
hace visible" (6/7-XII-1912). La noche del 6 al 7 de Diciembre
de 1912 le indica a Felice que ya ha terminado, "sólo que no
estoy contento del todo con el final que me ha salido hoy,
hubiese podido ser mejor, de eso no hay duda". Aunque luego
diga (el 1 de Marzo de 1913) que tras leer a Brod en casa de
éste el relato "me he puesto frenético. Después nos hemos
relajado y nos hemos reído mucho. Cuando se aísla uno de este
mundo cerrando puertas y ventanas surge aquí y allá como un
destello y casi como un comienzo de
una existencia real y
bella". El ambiente de Kafka era estridente en esta época: su
relación con Felice pasaba por su primera crisis lo que le
produce tristeza y melancolía. Al tiempo que lee a Kleist, y
se identifica con él, en lo de ser un bicho raro en la
familia. Esto de "bicho raro" es tremendamente plástico.
En esta obra, más que en ninguna otra de Kafka, se le
exige a uno introducirse en la trama, en el relato, eliminar
la distancia. Por otro lado, el relato comienza ya con la
transformación: nadie sabe por qué, ni él mismo. La causa es
desconocida, y para la familia de Gregor Samsa, el hecho es
visto como un castigo. Samsa es culpable de algo que él no
sabe y está siendo castigado. El acribismo de Kafka se deja
ver en la descripción que hace del insecto: sin embargo lo más
importante parece ser el proceso de metamorfosis espiritual
que se produce en Samsa, más que la transformación física. Al
final, Gregor se ha alejado tanto que la familia no le
reconoce. Como a Bendemann su padre. La oscuridad es la
característica esencial del ambiente en el que se verá
envuelto Gregor, como la oscuridad, vacío, de la vida de un
culpable sin causa, de la soledad. El insecto debe uno
sentirlo en sí mismo: por eso Kafka intentó eliminar todo
posible dibujo en las ediciones del cuento. El relato puede
dividirse en tres partes: descubrimiento del nuevo estado, de
la nueva forma de ser, aceptación y vida como tal, y declive.
Por primera vez utiliza Kafka un animal en sus relatos.
Al mismo tiempo puede considerarse como algo sobrenatural,
mágico. Los padres abren la puerta y dan salida a lo
sobrenatural, al insecto, al que desde entonces rechazan e
intentarán mantener de nuevo en la habitación, cerrando la
puerta. Samsa es un buen trabajador, rutinario, nunca ha
cometido ninguna falta: podríamos decir, ni con su jefe ni con
su padre. Sin embargo un día aparece convertido en insecto: ya
no puede trabajar, Ésa será su primera y única falta, por la
que será condenado. Todos desconfían de él, antes de verle: el
apoderado piensa que Gregor ha malversado fondos, el padre que
es un gandul. No, enfermo no puede estar. Gregor es culpable
antes de ser juzgado, o quien juzga es el mismo padre, el que
le condenará. Al principio tiene que ir haciéndose a la idea
de su nuevo estado: un estado cavernoso como el que él
deseaba, en el que le traían la comida. Tiene que ir
aprendiendo a tener mente de insecto. Sólo él mantiene la
compostura. Es él un insecto, o se lo parece a sus padres?
Está enfermo? Eso es lo que se da entender cuando la madre
dice que "debe mejorar". Poco a poco él y los demás empiezan
a olvidar su pasado humano, aunque quiénes más influyen son
los padres. Le desalojan la habitación. Y Samsa insecto deja
caer que el escritorio por nada del mundo dejaría que lo
sacasen. Si pudiera escribir sería un estado idóneo para hacer
lo que quiere: escribir, hablamos de Kafka. Pero ello
acarrearía su muerte, la condena por el padre, que nunca en la
vida real estuvo de acuerdo con su inclinación literaria,
espiritual, él un hombre de vida, de negocio. En un
determinado momento, la madre se da cuenta del aspecto de
Gregor y se desmaya. Entonces llega el padre y piensa que
Gregor ha hecho algo contra ella y es en ese preciso momento
cuando lo condena e inicia el castigo: con la manzana.
La
madre llega y le pide que perdone su vida. Al final el olvido
de la condición humana de Gregor es su fin: "esto no puede
seguir así, si vosotros -dice la hermana- no os dáis cuenta yo
sí me la doy. No quiero, ante esta bestia, pronunciar el
nombre de mi hermano, y por eso solamente digo: tenemos que
intentar
quitárnoslo
de
encima.
Hemos
hecho
todo
lo
humanamente posible por cuidarlo y aceptarlo; creo que nadie
puede hacernos el menor reproche". La identidad de Samsa ha
quedado completamente diluída. Hasta el punto de que la mejor
salida es la muerte.
En mayo de este mismo año de 1913 aparece El fogonero
(Der Heizer), primer capítulo de la posterior América (título
póstumo de M. Brod, en el original era "América, El dado por
desaparecido: (Amerika, Der Verschollene)" Y que cierra la
trilogía que tenía en mente Kafka sobre reflexiones en torno a
las relaciones entre padre e hijo (a propósito, M. Brod pensó
otra trilogía, la de la soledad: El desaparecido, El Proceso y
El Castillo). La nombra por primera vez a Felice el 11 de
Noviembre de 1912: le insta a que ambos se escriban menos, más
brevemente, pues "quiero emplear hasta la última gota de mis
energías en mi novela, la cual le pertenece también a
usted[...]Le diré que la historia que estoy escribiendo y que
por cierto está concebida paar extenderse al infinito, se
titula
"El
dado
por
desaparecido",
y
se
desarrolla
exclusivamente en los Estados Unidos de Norteamérica. De
momento están terminados cinco capítulos. Es el primer trabajo
mío de una mayor envergadura". Le envía a Felice el 10 de
junio el primer capítulo: "A ver si lo acoges con cariño,
siéntalo a tu lado y elógiale, como él lo desea". Ya el 1 de
Mayo le había comentado la existencia de tal "librito" de unas
47 páginas en el original, del que no parece muy satisfecho.
La noche del 9 al 10 de Marzo le había comunicado a Felice que
respecto a su novela "en su conjunto, sólo el primer capítulo
proviene de una verdad interna, mientras que todo lo demás,
exceptuando, como es natural pasajes aislados más o menos
largos, está escrito, por así decirlo, en el recuerdo de un
sentimiento grandioso, pero por completo ausente, de modo que
impone el descartarlo". Observa que llevaba escritas unas 400
páginas de cuaderno, de las que sólo quedarían 56. El pasado
invierno de 1912 comenta que ya había desechado unas 200
páginas. No es para estar satisfecho evidentemente. Sólo
considera apreciable el primer capítulo: de la desdichada
novela. Se llama "El fogonero. Fragmento". Lo editará Kurt
Wolff en una colección barata con el nombre "El día del
Juicio".
Este primer capítulo trata del viaje a América de Karl
Rossmann. Es un castigo por haber sido seducido y haber dejado
encinta a una criada de sus padres. Éstos se deshacen de él
para no tener que pagar manutención. El aspecto económico
siempre va ligado en estas obras al castigo: Bendemann es
acusado por su padre de que no le ayuda en el negocio, Samsa
es condenado seguramente porque con su transformación ya no
puede pagar la deuda de su padre con esa empresa, y Rossmann
es expulsado para no pagar una deuda. La criada mientras tanto
había escrito a un tío de Rossmann (como el de Bendemann),
Jakob, senador (político), para que lo recogiera. Al llegar
Rossmann al puerto se deja por olvido el paraguas, y en su
vuelta al barco a buscarlo se encuentra con el fogonero, al
que acaban de despedir. Le cuenta sus penas y que va a
quejarse al capitán. En realidad sólo quiere cobrar, pero Karl
le insta a que defienda sus derechos y no se deje avasallar.
En la sala Karl defiende al fogonero. Al final su tío, que
estaba allí le reconoce y se lo lleva. Del fogonero no se
vuelve a saber nada. El fogonero para el joven Karl es su
único vínculo sentimental en un país desconocido y agresivo
con los extranjeros. Su posible amigo de futuras aventuras.
Pero con la llegada del tío Karl se ve envuelto en vínculos
familiares, y políticos. Y aquí está la clave: la escisión
público-privado, neutro-afectivo. La actitud humanista es
incompatible con la formalidad de las instituciones, de las
reglas, del capitán. Pero sólo ahí son posibles las verdaderas
relaciones, y la nueva sociedad industrial las evita: la gran
ciudad es la del solitario como en Betrachtung.
En estas tres novelas su relación con Felice es
fundamental, por negativa. Tras la primera ruptura con ella,
12-VII de 1914, inicia Der Process (Julio) que acaba en
Octubre de 1915, y escribe "En una colonia penitenciaria" en
Octubre de 1914. Veamos esta última:la escribe entre el 15 y
el 18 de Octubre de 1914. En esa época y antes Kafka ha tenido
una serie de sueños en que su cuerpo es mutilado por una
maquina infernal. Estos sueños coinciden con sus deseos de
iniciar una relación de pareja: le causan sentimientos de
culpa. Es la época en que Kafka trata de desenredar
malentendidos, de disculparse, de reconciliarse con Felice. Su
relación
con
ella
adquiere
forma
de
jucio,
hay
un
contendiente. En una carta extensa de finales de octubreprincipios de Noviembre de 1914 a Felice cuenta cómo le va:
"Hazte una idea de cómo vivo actualmente. Estoy, si nadie más,
en el piso de mi hermana, que se ha ido a vivir con mis
padres, puesto que mi cuñado está en la guerra.[...]La
distribución de mi tiempo es la siguiente: hasta las 2 y media
estoy en la oficina, a continuación almuerzo en casa, después
paso 1 ó 2 horas leyendo la prensa, escribiendo cartas o
terminando algún trabajo de la oficina, luego subo al piso y
duermo o simplemente me quedo tumbado sin dormir, acto
seguido, a las 9, bajo y me marcho a casa de mis padres a
cenar (un buen paseo), a las 10 tomo el tranvía y regreso para
quedarme ya despierto hasta tanto me lo permitan mis fuerzas,
o hasta tanto me lo permita la angustia que me produce el
pensar en la mañana siguiente". "Recientemente he tenido 14
días de vacaciones". En esos días: 5-19 de Octubre, cuando
escribe "En la colonia penitenciaria": "por término medio he
estado sentado a la mesa hasta las 5 de la madrugada". Se mudó
primeramente
a
la
casa
Oppeltschen,
esquina
a
la
Niklasstrasse, en la parte antigua de Praga en Noviembre de
1913, lo que confirma una carta a G. Bloch del 18 de
Noviembre. Y el 16 de Mayo de 1914 le informa a la amiga de
Felice de que ya vive sin sus padres, ya tiene piso: "tres
habitaciones, sol matinal, en el centro de la ciudad, gas,
electricidad para el alumbrado, cuarto para la criada, cuarto
de baño, 1300 coronas. [...] está en la cuarta planta, no
tiene ascensor, las vistas son a una calle tristona y bastante
ruidosa". La calle está en Lange Gasse, número catastral 923,
nº 5. Este es el ambiente tétrico en el que Kafka escribió el
relato de la colonia y comenzó El Proceso. Un hecho vino a
sumarse a enrarecer el ambiente de Kafka más: cuando se queda
sólo: el último de sus amigos solteros se compromete, F.
Weltsch, lo que comunica a Felice el 19 de Febrero de 1914.
Quizás esto le impulsó y le precipitó a querer casarse con
Felice para frustrarse a última hora.
En La colonia penitenciaria un extranjero va a asistir a
una ejecución. Hay también un oficial, un condenado y un
soldado que lo vigila. La máquina de la justicia es aquí
precisamente
una
máquina,
como
la
kelseniana,
que
no
interpreta, no matiza, no tiene en cuenta debilidades humanas,
aplica la ley
y basta. Es un artefacto sofisticado, de los
que no le gustaban a Kafka, de ahí seguramente que encarne a
la justicia. Consta de una Cama, un Diseñador, y una Rastra.
El sistema es simple: al condenado se le acuesta en la cama y
sujeto recibe un castigo consistente en la impresión sobre su
cuerpo de una máxima de justicia, la que ha violado, y que es
dispuesta en el Diseñador. El proceso dura 12 horas, por lo
que el dolor es grotesco. Es de destacar que el condenado no
entiende las explicaciones del oficial, habla otro idioma. No
conoce su sentencia, ni su culpa, ni que ha sido condenado. No
hay juicio, ni defensa por tanto. El juez es el mismo oficial.
Y sigue el principio de que la culpa siempre es indudable. Lo
más impresionante es sin embargo la desproporción entre el
castigo y la culpa. Resulta además que el único sostenedor de
ese método es el oficial, representante y seguidor del antiguo
comandante, diseñador de la máquina. La ley, quizás la ley
judía, la Tórah, que al no haber venido el Mesías, sigue
imponiéndose. Dolor unido a conocimiento de la justicia. Es el
explorador
una
especie
de
Mesías?
La
legitimidad
del
procedimiento del oficial reside además desde ahora en que
logre convencer al extranjero de que la tiene. Pero el
extranjero, como tal, no entiende el por qué de tanta
brutalidad: a él no le interesa el diseño de la máquina, ni el
antiguo comandante ni el oficial, ni siquiera le interese el
lugar y tiempo en el que está: es la relación castigo-culpa la
que analiza. Con la deslegitimación de tal procedimiento, el
oficial, que se legitimaba a sí mismo, a su vida, en tal
proceso, decide quitarse la vida con la misma máquina, con la
siguiente inscripción: sé justo. Por lo tanto él mismo sabía
que no lo era. Observemos que él sí tiene defensa, es su mismo
juez, se defiende ante al explorador. Y también va a ser el
único que conozca la sentencia, la inscripción que va a
recibir. Desde ese momento ya no puede asimilar de la misma
manera el efecto de la máquina, y es por eso que ésta se
estropea y se encarniza con él. Pero vayamos más lejos: quizás
no se estropea: desde el mismo momento en que se pone en
cuestionamiento
la
legitimidad
de
la
máquina,
con
la
inscripción "Sé justo" es como si se pusiera en marcha el
proceso de autodestrucción de ella. El 2 de Diciembre de 1914
la da a conocer ante un grupo de amigos. Pero el 10 de
Noviembre de 1916 en la lectura de Kafka celebrada en Munich
(Kunst-Salon
Goltz)
publicada
en
el
München-Augsburger
Abendzeitung, edición de mediodía, 13 de Noviembre de 1916 Tuvo otra crítica el 11 de Noviembre en el Münchener Neuesten
Nachrichten, y otra el 12 de Noviembre en el Münchener
Zeitung- "En la colonia penitenciaria" salió muy malparada,
fue calificada de repugnante. Kafka comenta a Felice el 7-XII1916 que ha sido un auténtico fracaso. Rilke, que se
interesaba por la obra de Kafka, aunque nunca se encontraron,
realizó algunos comentarios, que un amigo intermedio, Eugen
Mondt, relató a Kafka: "Después de decir algo muy lisonjero
sobre El fogonero, expresó su opinión según la cual ni en La
metamorfosis ni En la colonia penitenciaria se había logrado
aquella coherencia". De qué coherencia habla Rilke? En todo
caso Kafka no se sintió tan frustrado como para no seguir
escribiendo. Ante este nuevo relato pensó en un solo volumen:
Castigos que incluiría La condena, La metamorfosis y En la
colonia penitenciaria. En un primer momento Kurt Wolff no
quiso publicar el relato, y sólo en 1919 aparece, ya en
edición de lujo.
En orden al relato destaquemos que se produce no sólo en
un momento de crisis personal de Kafka, por la ruptura con su
novia, sus problemas personales con la literatura y su padre,
sino que al mismo tiempo estalla la guerra, donde por primera
vez el conflicto adquiere dimensiones inusitadas, en cuanto a
participación y a sofisticación: no es de extrañar que los
intelectuales se interesen por las nuevas máquinas de guerra,
al tiempo que la brutalidad alcanza límites insospechados. Así
el relato de Kafka. Que él mismo, en una carta a su editor,
ante la recriminación de que era repugnante, responde alegando
que toda esta época es repugnante. Sobre el contenido del
relato, al margen de posibles influencias literarias, el mismo
Kafka parece haber sacado la estructura de un sueño: cuenta a
Felice el 4 de Abril de 1913, que ha soñado con dientes; no
eran dientes alineados en la dentadura, sino una muchedumbre
de dientes dispuestos al lado unos de otros, exactamente igual
que en los rompecabezas de los niños, dientes que, dirigidos
por mis mandíbulas, se mueven, entremezclados, en un impulso
de traslación. Kafka quería dar expresión a algo oculto que se
le quería hacer consciente: los movimientos de aquellos
dientes, los huecos entre ellos, su rechinar". Estos dientes
son como las agujas de la Rastra, que también rechinan.
En Diciembre de 1914 escribió Ante la ley, que aunque se
muestra independiente en Un médico rural, también incluyó en
El Proceso, al igual que Un sueño de la misma época que Ante
la Ley. Kafka decidió no publicar El Proceso y sólo estos dos
fragmentos, al igual que de América sólo le interesaba El
fogonero. Es entre 1916 y 1917 que escribe el resto de los
relatos de Un médico rural. Estos relatos pensaba titularlos
Kafka "Responsabilidad", y publicarlos por su cuenta. Aunque
al final su editor se entera de la existencia de ellos y le
anima a que deje que los publique. El nombre de "Un médico
rural" lo da Kafka en agosto de 1917. Digamos que la lista
definitiva de relatos, que varía desde febrero, la da Kafka el
7 de Julio. La obra no se publica hasta finales de 1919. Y
dedica el conjunto a su padre. Según Brod Kafka anhelaba
publicar este libro, mientras que de los demás
(lo que
también puede aplicarse aquí) decía que los trozos que podría
publicar no significan nada para mí; sólo respeto el instante
en que los he escrito". Esto es lo importante: literatura como
terapia, salvación. En estos relatos aparecen eso, fragmentos
de las principales ideas de Kafka, al tiempo que recogen
experiencias biográficas. Así Bucéfalo es un caballo doctor en
leyes. Bucéfalo es también alguien estúpido e ignorante, como
sería Kafka, doctor en leyes, a los ojos de su padre.
Podríamos entresacar el tema salvación y literatura: "la
espada del rey señala el camino, hay que ir a la India
(América?). Espada como lápiz, y guerra como escribir. Es
preciso entrar en lo literario, pero hoy, las puertas parecen
estar cerradas, en otra parte, más lejos, más alto: nadie
muestra el camino: muchos llevan espadas, pero sólo para
blandirlas, y la mirada que las sigue sólo consigue marearse".
Por eso lo mejor es lo que ha hecho Bucéfalo, sumergirse en la
lectura de libros de Derecho. El mundo está aquejado de un mal
existencial, la vida no tiene sentido, es preciso recurrir a
lo sobrenatural, que se encuentra en uno mismo: así el médico
rural: se convierte en un médico metafísico: el mal del
muchacho es incurable, es el mismo que el del médico: se lo
indica lo sobrenatural: los caballos mágicos. Pero estas
fuerzas están dentro de uno mismo, con ellas puede uno
salvarse, pero no debe dejarse dominar, pues sería la
destrucción. Esto que Kafka dice de sí autobiográficamente a
Felice, es exactamente la enseñanza del médico rural. Y está
en el campo: alegato contra la ciudad. Como el mismo Kafka
decía su mejor medicina es escribir, y esas fuerzas interiores
que podrían salvarle no son sino la literatura. En "Un viejo
manuscrito" lo deja bien claro: la salvación sólo depende de
nosotros, pero no estamos preparados. Hay algún malentendido.
Entre Dios y el hombre. La misma tensión en "Ante la Ley": la
salvación (entrar en la ley) depende del campesino (rural)
pero él no sabe hacer uso de sus fuerzas interiores, pierde la
libertad, y por eso no puede entrar, salvarse, no está
preparado: el guardián es de la ciudad. Y sólo con la muerte
alcanzamos el conocimiento, pero trágico: como don Quijote al
morir, que recobra la cordura. Así el campesino. Este mundo es
un mundo de suciedad (guerra mundial), de hedor, falta pureza,
dicen los chacales. Por qué no puede salvarse el hombre? En la
visita a la mina, no sabemos quienes son los que narran: son
animales? Están en una cueva, a donde van ingenieros con su
tecnología. Son hombres. Pero han perdido el contacto con la
cueva. Kafka, el hombre de la cueva, quizás la literatura es
ese contacto con la cueva. Salvarse es fácil, sólo hay que
entrar en la ley, curar al joven, llegar al pueblo más
cercano, pero esto es imposible: una vida humana no basta,
como el mensajero imperial, que nunca te alcanza. En el fondo
está el olvido: el olvido de que somos parte de la naturaleza?
La escisión es la causa de la no-salvación. Así los
románticos. Así los objetos inútiles y animales de Kafka. La
salvación está en ellos. Así Odradek, la preocupación de un
padre de familia: el nombre es lo de menos, pertenece a dos
lenguas, es interpretable, sólo importa la cosa, lo que se
designa. Pero la cosa es demasiado ágil y no se la puede
apresar, y dura más que el hombre. Sin embargo se ha olvidado
de dónde viene: el olvido, otro tema kafkiano. El gasto del
nombre es el olvido del ser. El relato corto "Once hijos"
tiene una cierta interpretación cabalística, y también del
Tarot6 (también cabe una interpretación en clave biográfica.).
Por ejemplo, el décimo es "de carácter insincero, con rostro
inexpresivo, la mandíbula un poco prominente, las largas
pestañas que se curvan penumbrosas ante los ojos, esos dos
dedos que tan a menudo se lleva a los labios. Es un perfecto
hipócrita, lacónico, reflexivo". Es como un rabino. Para
algunos el aspecto exterior es repulsivo, pero se sienten
atraídos por su conversación. Otros no repudian lo externo,
pero piensan que es hipócrita. Puede ser el tártaro guardián
de Ante la Ley. Y es curioso que en la Cábala, el número 10
simboliza la Ley, el Decálogo. También puede ser "El Ermitaño"
en el Tarot. Dolor y conocimiento, dolor por el conocimiento
de que no hay salvación, y de que esto se sabe solamente al
morir. como Joseph K. en su sueño. Y como Wese. No sabe
interpretar lo divino: aquella campanilla sonaba como si
ascendiera al cielo. Lo sobrenatural se manifiesta. En
"Informe para una Academia", se relata lo contrario de La
Metamorfosis, la transformación de un animal en hombre: la
causa, una herida. Eso es el hombre, un animal herido, con una
herida existencial, ha perdido la libertad, observa el
chimpacé, él era libre, pero ha tenido que imitar al hombre
para salvarse y ello le causado le pérdida de libertad, en
todo caso, para él ya no hay salvación real. Fue encajonado, y
luego amaestrado, olvidando su origen. Como el olvido del ser
por el lenguaje, del hombre de su ascendencia. No hay
salvación para una vida humana. Así recordemos el ebrio que sí
tiene nombre, pero ha olvidado de dónde viene y dónde vive. Es
6Cf. P. Fontaine, Los misteriors de la Kábala, DM, 1993.
de la ciudad. En cambio, el narrador parece del campo, y
todavía no tiene nombre.
En 1917, tras volver a contraer compromiso de matrimonio
con Felice romperá definitivamente con ella, debido sobre todo
a la aparición de su enfermedad: la noche del 9 al 10 de
Agosto de 1917 tendrá el primer vómito de sangre. Lo cuenta a
Felice en carta del 9 de Septiembre: "El motivo de mi silencio
ha sido este: dos días después de mi última carta, es decir,
exactamente hace 4 semanas, durante la noche, a eso de las 5,
tuve una hemorragia pulmonar. Bastante fuerte, mi garganta se
pasó diez minutos o más echando sangre, pensé que no se iba a
acabar nunca. Al día siguiente fui a ver al médico, el cual en
esa visita y en otras posteriores me examinó y me miró por
rayos X. Luego, a instancias de Max, he ido a ver a un
profesor. El resultado, sin entrar aquí en los múltiples
detalles médicos, es que los vértices de los pulmones están
afectados de tuberculosis." Utiliza la enfermedad para romper
con Felice, y le achaca la culpa de que la padezca. A partir
de 1918 hasta 1922 se dedicará a intentar la jubilación, lo
que unido a su fracaso matrimonial, es como un intento de
dedicarse a lo que siempre había querido: escribir. Lo que
consigue el 1 de Julio de 1922. En 1918 conocerá a Julie
Wohryzek, con la que intentará contraer matrimonio. Pero su
abulia y miedo le coartan de nuevo. Esto es en Verano de 1919,
cuando quiso casarse con Julie. Entonces se vuelve a encerrar,
a la soledad, y de Noviembre de 1919 es la Carta al Padre, que
no es una obra destinada a la publicación: era realmente una
carta que pensaba enviar a su padre, pero que a instancias de
la madre nunca llegó. A partir de aquí entra en contacto con
Milena, una periodista casada con el escritor Ernst Polak.
Reanuda en 1920 la correspondencia con ella, la que ya antes
le había traducido al checo El fogonero. A ella confiará los
diarios escritos hasta entonces, El Desaparecido, El Castillo,
y La Carta al Padre. Romperá con Milena. De 1921 es Primer
Sufrimiento, y en Enero de 1922 comienza El Castillo que
dejará sin concluir. En el Otoño de 1922 su estado empeora. En
Julio de 1923 conocerá a Dora Diamant, su última relación
afectiva. En este 1923 escribe sus últimas obras: Una
mujercita, La construcción de la muralla china, Josefina la
cantora, Un artista del hambre. Muere el 3 de junio de 1924.
Das Schloss es una de sus grandes obras. Teniendo en
cuenta que de América sólo quiso publicar El fogonero y de El
Proceso Un sueño y Ante la Ley, éste es el fragmento más
extenso querido por Kafka. Es ya una obra de madurez (Kafka
tiene 39 años). Y se repiten los temas fundamentales de su
obra, de una manera más elaborada. Un desconocido, del que no
sabemos el nombre, sólo la inicial, K., como siempre con
tintes autobiográficos, llega a una aldea coronada por un
castillo, en invierno. Hay brumas y nieblas que impiden verlo.
El castillo domina la aldea: en él hay una red de funcionarios
que controlan la administración de todo. Y aquí lo curioso:
llega a un albergue K., es
tarde, y el patrón, aunque no
quedan habitaciones le deja dormir en el salón. Al poco rato
un joven llamado Schwarzer le despierta para advertirle que
sin permiso del Castillo no se puede estar en la aldea. K. en
su confusión se da a conocer como el agrimensor: el que mide
las tierras. Schwarzer querrá comprobarlo: llama por teléfono
y le responde un tal Fritz que le dice que es un error, no ha
sido contratado nadie. Cuando parece que van a echar a K
llaman de nuevo confirmando el contrato. Da la impresión, por
la variante del inicio, de que en el Castillo ciertamente no
han contratado a nadie, K sólo quería librarse de ser
expulsado engañando a los aldeanos para por lo menos dormir
esa noche. Se autoproclama agrimensor, de ahí que se sorprende
del teléfono, podría ser descubierto. Pero el Castillo le
sigue el juego, el extraño juego. Y esto es lo fundamental de
la obra: un tipo desconocido, sin pasado, K, llega por
casualidad a una aldea y el azar hace que se inicie un juego
entre él y el poder establecido: a partir de entonces se trata
de que K demuestre que es agrimensor, de que intente unirse a
la comunidad de aldeanos, casándose, formando una familia, lo
que intentarà con Frieda, aunque el juego es llegar hasta el
Castillo, y el de éste, el de sus funcionarios manejar a K,
impedir que los descubra. Un azar inicia la historia, con un
tinte irónico y de sonrisa metafísica. Y se convierte una gran
epopeya de los problemas de la burocracia moderna, a primera
vista. De otro lado, tiene mucho de autobiográfico: ser
agrimensor (campo frente a ciudad) es como escribir, pero K, o
Kafka, se va a ver envuelto en los problemas de su trabajo,
debe hacer algo, ser productivo: nadie necesita a un
agrimensor: es un trabajo inútil, improductivo, como escribir.
Y se ve envuelto en problemas comunes: encontrar un trabajo
mediocre: bedel, y una mujer con la que casarse, para fundirse
en la comunidad y dejar de ser un extraño. Pero como K, Kafka
mismo dijo que "amo al individuo, a la comunidad no tanto; soy
asocial hasta la locura, no solamente para mí sino para todos
aquellos seres a los que amo" (carta a Grete Bloch, 1-VII1914)
El Castillo entonces sería una alegoría de Dios:
Kafka reclamando su vocación, el extraño juego lo es también
entre Dios y el hombre. No hay salvación. Y si la hay será un
azar, en el instante. Por eso que una de las partes más
importantes de la obra es el monólogo de Bürgel, secretario de
Friedrich (pp.291ss). Bürgel, a quien K encuentra por
casualidad y por error, se va a convertir en la única
posibilidad de "salvación" de K, de arreglar la "confusión"
entre él y el Castillo. Pero él no la aprovechará: una vida
humana no basta. Bürgel va a realizar un discurso auto-alusivo
del que K no se va a dar cuenta. Se interesa por el problema
de K, siente por su sufrimiento, y entonces "No debe usted
arredrarse ante los desengaños[...]se dan a veces ocasiones en
las que mediante una palabra, una mirada, una señal de
confianza, puede lograrse más que con todos los empeños, que
le llevan a uno la vida entera, consumiéndolo. Ciertamente así
están las cosas. Claro que, aun así, estas ocasiones no se
apartan de la condición general, en cuanto a que jamás se las
aprovecha. Pero ¿por qué no se las aprovecha?" En ningún
momento K se ha dado por aludido, cumpliendo precisamente la
tesis de Bürgel. El hombre puede salvarse: por qué no
aprovecha esas ocasiones? "Hay no obstante, y pese a todas las
precauciones,
una
posibilidad
para
los
interesados
de
aprovechar esa debilidad nocturna de los secretarios -en el
supuesto caso siempre de que sea una debilidad- para su propio
bien. Claro que se trata de una posibilidad rarísima o que,
mejor dicho, casi nunca se presenta. Consiste en que el
interesado acuda, sin anunciarse, en medio de la noche. Se
admira usted de que esto, a pesar de parecer cosa tan obvia,
suceda tan rara vez.". K no se da cuenta de que está ante una
tal situación. "Aunque tal cosa sucediese en verdad, se la
podría neutralizar formalmente con sólo demostrar, lo que es
harto difícil, que no hay para ella sitio en este mundo." No
hay posibilidad de salvación para el hombre. "En todo caso,
sería una reacción morbosa el que uno, por miedo a que esto
hiriese se escondiera, por ejemplo, najo la colcha, y no osara
mirar afuera (que es lo que Bürgel hizo al entrar K) ¿Y aunque
ese evento, esa perfecta improbabilidad cobrase forma de
pronto, ya estaría acaso todo perdido entonces? Al contrario:
el que todo esté perdido es más improbable aun que la cosa más
improbable. Ciertamente, una vez que el interesado ya se
encuentra en el cuarto, la situación es gravísima. Sólo debe
usted representarse debidamente la situación (Irónico: la
representación y lo real coinciden) Ese interesado, jamás
visto, siempre esperado, esperado con verdadera sed (mit
wahren Durst, p.304) pero considerado siempre, sensatamente,
como inalcanzable, permanece ahí sentado (como el campesino de
Ante la Ley) Ya por su muda presencia invita a penetrar en su
propia vida, a desenvolverse en ella como en la propiedad de
uno mismo, y a compartir allí las penalidades de sus vanos
requerimientos. Tal invitación, en medio de una noche
silenciosa, nos cautiva. [...] Bien podríamos esforzarnos por
ocultarle al interesado la verdadera situación. Pues él mismo,
en sus cabales, apenas sí se da cuenta de nada[...]Como sin
embargo ahora, si así quiere, señor agrimensor, puede
dominarlo todo, sin tener que hacer para ello otra cosa que
presentar de algún modo su solicitud; todo esto tiene
exponérselo pues; y ésta es la hora grave del funcionario". K
ha perdido su oportunidad, él es el interesado con verdadera
sed, el eterno agrimensor. El final de El Castillo no está
claro. En todo caso, Kafka pensó algunas variantes: entre ella
una muy obvia: sólo cuando va a morir K llega por fin la nota
del Castillo donde todo se desenreda, y la confusión es
desarmada. Sólo al morir: como en Un Sueño, Ante la Ley,
seguramente un final adecuado a Un mensajero imperial,
etc...Siempre presente en Kafka lo posible pero que no llega a
ocurrir.
Acabaremos este recorrido por la obra más representativa
de Kafka con un relato de 1923: Josefina la cantora. De nuevo
utiliza Kafka un animal: ratones. Casi siempre son animales
que
viven
en
cuevas,
en
sitios
sórdidos,
sucios,
intersticiales. Es éste posiblemente un relato claramente
autobiográfico y muy pesimista. Kafka se queja. Josefina es
una ratona cantora, la única. Le gusta la música, y sabe
comunicarla, sin embargo el resto de los ratones son
totalmente amusicales. Cómo es que comprenden entonces el
canto/arte de Josefina? (Joseph/Josephina) Quizás no lo
comprenden. "En círculos íntimos no titubeamos en confesarnos
que,
como
canto,
el
canto
de
Josefina
no
es
nada
extraordinario". Es siquiera canto? Somos amusicales, dice el
narrador del relato, un ratón, aunque poseemos ciertamente
tradiciones de canto. Es por eso que el pueblo tiene cierta
idea de lo que es el canto, escribir para Kafka, y es por eso
evidente que el canto de Josefina no corresponde a esa idea.
Kafka reivindica una ruptura con la tradición. No será
chillido? Ésa es la actitud artística de nuestro pueblo, más
aún, una característica expresión vital. Aquí, cantar sería
algo añadido, que se aprende, y por eso puede ser extirpado.
Pero chillar forma parte del pueblo, de la persona, del ratón.
Así la literatura en Kafka. Pero si Josefina chilla, y esto es
común a todos, por qué hace tanto efecto? Matizemos que el
efecto sólo lo hace cuando chilla sola, y evita que su
chillido se diluya con el de otros. Es esta una advertencia a
separar la obra de Kafka de sus contemporáneos? Sin embargo,
Josefina niega toda relación entre su arte y el chillido.
Quiere ser admirado, pero a su manera, pues cuando uno está
frente a ella sabe que lo que chilla no son chillidos. Chilla,
pero no chillidos: ahí la relación entre arte y expresión
vital. Kafka escribe, pero es literatura? No quiere ir más
allá de la literatura? Ante ella callamos: es que su canto nos
extasía (dice irónicamente) o es es el solemne silencio que
envuelve su débil vocecita? Un chillido envuelto por un
solemne silencio. Un silencio que se filtra de igual manera en
la música en Mahler y Schönberg, en pintura con el
expresionismo. Es precisamente con el contraste con otros,
como Kafka resalta, es realzado, así Josefina. Sin embargo
Josefina se queja de que no la comprenden. Es por eso que
muchos oponentes comentan que ni siquiera puede chillar, tiene
que esforzarse tan horriblemente no para cantar sino para
obtener algo vagamente parecido al chillido habitual del país.
El pueblo de los ratones sin embargo suele caer rendido a su
supuesto arte, pero sólo en cuanto pueblo. La adhesión
individual no existe: es eso precisamente lo que desearía
Josefina. Pero, y ésta es una crítica parecida a la del
fogonero: nuestro pueblo ama sobre todo la astucia innocua, el
susurro infantil y la charla inocente y superficial. Falta la
individualidad: se ha disuelto. Y la personalidad se recupera
en la nación, el nacionalismo: es precisamente ahora cuando
empiezan a constituírse el fascismo y el nacionalsocialismo.
Josefina cree que salva al pueblo de crisis políticas y
económicas, pero realmente es al revés. Josefina es protegida
por la comunidad, y sólo en los momentos graves: entonces el
canto de Josefina es como la miserable existencia de nuestro
pueblo en medio del tumulto de un mundo hostil. Más que una
interpretación judaica, es Kafka mismo: llega al alma, y por
eso se le respeta, y porque expresa la miseria circundante. Y
al mismo tiempo un anhelo de infancia, de inocencia perdida. Y
Josefina lucha por no trabajar, para dedicarse por entero a su
arte, como Kafka en esta época, de 1918 a 1922. El trabajo
rutinario de oficina está matando el arte de Kafka, y
posiblemente así fue. En el fondo, sin embargo, lo que
Josefina espera es un verdadero reconocimiento. Al no
obtenerlo, empezó a amenazar con dejar de cantar. Un día
desapareció. Y no se supo nada más de ella. El pueblo siguió
su camino impertérrito. Sólo es eterno el pueblo, sólo él se
salvará. Más el hombre individual no. El chillido de Josefina,
que tiene algo de inmortal, y por eso fue apreciado, es como
Odradek.
En este recorrido por las principales obras de Kafka se
puede ciertamente observar alguna evolución: las primeras
obras son claramente de tinte psicoanalítico, edípicas, y
hablan de una manera vital del castigo y la culpa. En un
segundo momento, más o menos a partir de 1914, y seguramente
coincidiendo con el estallido de la gran guerra, las obras de
Kafka cogen un tine político, de reflexión sobre el poder
terrenal, sobre la justicia. Finalmente, a partir de la carta
al padre, 1919, deriva hasta cierto punto a un nivel
escatológico, coincide claro con su época de enfermedad.
Quizás temía su pronta muerte, y eso le influye y le lleva a
reflexionar, siempre con sus medios y situaciones, sobre la
salvación y lo divino. Obras representativas del primer
período: La condena, La metamorfosis y El fogonero. Del
segundo período El Proceso, En la colonia penitenciaria y Un
médico rural. Del último período sin duda El Castillo,
Josefina y Un artista del hambre. Aunque mantendremos en un
apartado posterior que estas tres tendencias son inseparables
y sólo puede hablarse de acentuaciones de una de ellas. En el
fondo de las tres yace la convicción de que Kafka es
literatura y la utiliza para desentrañarse a él mismo.
TRAUERSPIEL Y KAFKA
En este apartado haremos una contextualización estética
interna a la obra de Kafka. Estética porque nos atendremos al
movimiento de ideas del arte, pero sólo en Alemania, de ahí
interno. Este tal movimiento de ideas es lo que en un
magnífico libro ha llamado Benjamin el drama barroco alemán7.
La tesis de Benjamin será mantener que la obra de teatro
fúnebre que surge en el s.XVII y que sustituye a la tragedia
es algo nuevo y diferenciado, no una decadencia de la
tragedia. Esto nuevo y consistente es lo que Benjamin llama
Trauerspiel, sustituta de la Tragödie. No es por tanto una
caricatura de la tragedia antigua, y sí es representable.
Espero mostrar que Kafka se halla envuelto en esta línea
artística, y en su obra se hallan elementos formales y de
contenido claramente de las obras teatrales luctuosas.
Para empezar, en el Trauerspiel, contra el drama de
mártires, el rebelde opuesto a un monarca, no tiene
convicciones
revolucionarias,
sólo
está
descontento.
7W. Benjamin, El origen del drama barroco alemán, Taurus, 1990 (1928/ original de 1925).
Y
el
soberano refleja una cierta dignidad ética pero totalmente
ajena a la historia. Esta es la actitud que se encuentra
siempre en los personajes principales del drama barroco, y no
la expectativa de salvación.
Aquí, el hombre en tanto que
criatura es el que lleva la catástrofe en sí: el mal
existencial. Como en Kafka. Pues como dice Benjamin "esta
típica catástrofe era la tenida en cuenta a la hora de
designar un drama como Trauerspiel". Una catástrofe que al ser
envuelta en lo ontológico se revela como tragedia del destino.
El mal irrumpe, el hombre es lábil. Y Benjamin alude como
representantes a Calderón y Shakespeare.
Más aún, el luto (Trauer) al llevar a la melancolía,
puede llegar a convertir la distancia entre yo y mundo en un
extrañamiento con respecto al propio cuerpo. La melancolía es
precisamente uno de los estados típicos de los principales
personajes de Kafka. "El alma no encuentra en sí nada que la
satisfaga. Cuando piensa en sí misma, no hay nada que no la
aflija. Esto la obliga a salir fuera de sí, tratando de perder
el recuerdo de su estado verdadero mediante la aplicación a
las coasa exteriores. Su alegría consiste en este olvido y
basta, para que se sienta miserable, obligar a volverse ya a
estar consigo mismo". No es extraño que Kafka mismo fuese un
melancólico. La melancolía está unida al genio, a Saturno, y
el genio es la otra cara del loco. Es el contraste entre la
más intensa actividad espiritual y su decadencia más profunda.
La genialidad melancólica se suele manifestar en las dotes
adivinatorias. Depresión y delirio van unidos en esta
melancolía genial. Así Hamlet.
Una
evolución
que
se
produce
igualmente
con
el
Trauerspiel es el paso del símbolo a la alegoría. El símbolo
proviene de la teología: une lo sensible con lo suprasensible.
En el Romanticismo lo bello se une a lo divino, de ahí que lo
simbólico quede entonces descrito exclusivamente por el radio
de la educación del bello individuo así perfeccionado, más que
por su radio de acción. Es el clasicismo el que desteologiza
al símbolo, formando una réplica especulativa: el concepto de
lo alegórico. Benjamin ha pretendido mostrar que la alegoría
no es una técnica gratuíta de producción de imágenes, como
algo convencional, así pensaba Winckelmann. La alegoría es
para Benjamin más bien expresión, como el lenguaje y la
escritura. Y el Trauerspiel va a tomar a la alegoría más que
al símbolo. La alegoría es convención, es un concepto general
que no coincide con la idea, como sí el símbolo. En el símbolo
hay totalidad instantánea, en la alegoría proceso, por eso
incluye al mito, que alcanza su mejor expresión en el poema
épico. El símbolo es el signo de las ideas, pero la alegoría
es una réplica de ellas: una réplica dramáticamente móvil y
fluyente que progresa de un modo sucesivo, acompañando al
tiempo en su discurrir. El símbolo es naturaleza, la alegoría
historia. Alegoría del tiempo: la calavera, que expresa la
condición humana general y la historicidad biográfica del
individuo. Así la alegoría, y así sin duda Kafka. Por el
tiempo, a mayor significación mayor sujeción a la muerte. La
muerte como dadora de significado, de sentido. Esto es un tema
kafkiano, y sobre conocimiento de uno mismo: Heidegger.
Otro punto esencial y clarificador: la alegoría recibe
impulso en el Barroco por la proliferación de estudios
humanistas sobre la descifración de los jeroglíficos. Es el
origen de las iconologías. Los jeroglíficos eran como réplicas
de las ideas divinas. Por ser convención, tiene la alegoría
por lo anterior una difícil relación con la idea. Sólo puede
mantenerse por la autoridad, que sostiene lo convencional:
esta dialéctica entre privado del origen (expresión de la
convención) y público por el dominio que ejerce, está en la
base de la escritura misma: así dice Benjamin que el deseo de
la escritura de salvaguardar su propio carácter sagrado la
empuja a la formación de complejos, a los jeroglíficos. Lo
escrito tiende a la imagen visual: más kakfiano no puede ser
esto. Es el predominio del "fragmento amorfo", la imagen
gráfica alegórica. Alegoría como ruína, fragmento, ruptura de
la totalidad orgánica del símbolo. El Trauerspiel introduce la
historia, en cuanto escritura, alegoría. Esto provoca que la
obra se afirme como ruína, fragmento. Como en las vanguardias,
y en Kafka. Benjamin decía en "Iluminaciones" que las obras de
Kafka no son narraciones, son fragmentos, el ensamblamiento
agraciado del fragmento. En esta fragmentización tiene
históricamente mucha importacia la "historia de la salvación",
que gira en dirección a la naturaleza: el instante místico se
convierte en el ahora actual. Se elimina lo eterno de los
acontecimientos que integran la historia de la salvación. Esta
temporalización de lo místico provoca que la alegoría se
despliegue siempre de modo nuevo. La alegoría mantiene así
siempre algo oculto, y se convierte en emblema de un saber
escondido: esto hace de la alegoría una escritura. El lenguaje
como sistema de signos. Convencional.
Así como imagen y sonido se enfrentan, y así como si
Joyce era musical, Hofmannsthal era visual, Kafka igualmente
es amusical. Como en el relato Josefina. Y precisamente
escritura y sonido se hallan enfrentados, así en Böhme. Más
aún, la configuración de un mundo en cuanto alegórico abre a
puerta al silencio. No es el lenguaje natural, sino caído: el
del Trauerspiel. El significado sólo cabe en la escritura: la
palabra se quiebra en el acto mismo de sonar. Sólo imagen, que
es imagen escrita. El mismo Benjamin introduce un esquema
tripartito para explicar la alegoría: en la medida en que se
degrade en tragedia se psicologiza. Sin duda que el elemento
psicológico existe, por origen. Puramente, el Trauerspiel, con
su forma límite, la alegoría, es estético (político). Pero es
antinómico como venimos viendo, y la solución
se da en lo
teológico. A él se entra por la muerte. La muerte resuelve la
salvación y el conocimiento.
De igual manera, la "culpa" forma parte del proceso de
constitución de la alegoría. La culpa asentada en los ídolos y
en el cuerpo. En el cuerpo obviamente (en un esquema dualista,
el cuerpo como alegoría del alma, y los ídolos, como alegoría
de dioses). Ello provoca que el significante alegórico no
pueda realizar su sentido. La base es la caída de la criatura,
que arrastra consigo a la naturaleza. Y aquí una intuición de
Benjamin: la alegoría corresponde a los antiguos dioses
reducidos a la condición de cosa muerta. De manera que la
alegoría está en la confrontación entre una naturaleza
abrumada por la culpa, debido al cristianismo, y una natura
deorum más pura, el panteón griego. La naturaleza caída es la
materia neoplatónica, que pasará a ser Satán, demoníaca, la
carne, el diablo. Es en la Edad Media cuando se produce esta
asimilación: la materia como Tártaro. De ahí que la alegoría
represente la tristeza. No puede alcanzar su significado, por
la materia, como el cuerpo el alma. No hay salvación. De ahí
lo irónico del intelectualismo, del querer conocer el
significado, de que la criatura espere la salvación a través
del significar. De ahí la risa satánica.
Y del seno de la tierra, del Tártaro, surge un
resplandor, que es luz y conocimiento, y que consiste en el
saber de que no es cierto que el conocimiento del mal lleve a
hacer el mal. Tomar este resplandor como objeto del
conocimiento es perjudicial, le lleva a ser satánico: "Cuando
la reflexión, en vez de perseguir pacientemente la verdad,
pretende alcanzar el saber absoluto de un modo incondicionado
y compulsivo con la ayuda de la inmediatez de la absorción
contemplativa, entonces las cosas se le escapan en la
sencillez de su esencia, presentándosele como enigmáticas
alusiones alegóricas, como polvo". Satánico es entonces el
quiebre de la alegoría. La risa de la materia. La tristeza.
Porque precisamente la más peculiar forma del mal no consiste
en obrar, sino en saber: y ahí tiene su recinto la alegoría,
que es esquema de las metamorfosis de significantes. Satán
tienta: a conocer lo absoluto, absolutamente: ilusión de
libertad (a la hora de explorar lo prohibido, como K), de
independencia (al separarse de la comunidad), de lo infinito
(en el abismo vacío del mal). No en vano, etimológicamente,
daimon es demonio y genio, el que da el conocimiento. Pero el
saber lleva al mal, para que el instinto se haga infinito.
Seguramente es lo que sentiría K: conocer el Castillo y dar
rienda suelta a sus instintos sexuales va unido. En el abismo
del mal, que es el de la salvación meditativa. Esta es la base
del Trauerspiel. Cifremos La vida es sueño de Calderón. Es la
absorción melancólica, típicamente kafkiana, que consiste en
el hecho de que sus objetos últimos se convierten en
alegorías, se quedan vacías. Saber y culpa, y mal. Ya en el
origen: Adán come del árbol del bien y del mal, que no es sino
el del conicimiento. El conocimiento del mal es por eso
primario
en
cuanto
conocimiento,
se
deriva
de
la
contemplación. Es subjetivo por ello. Lo alegórico vive por
eso en abstracciones, como en La Condena, y en cuanto facultad
del lenguaje, se halla sujeta a la caída. Y como el oficial de
la colonia penitenciaria: la subjetividad del juicio queda
anclada en la realidad gracias a las penas impuestas. La
subjetividad sólo puede ser salvada por lo alegórico. Por la
escritura. Y aquí que Brod en su biografía de Kafka se
equivoque8. Las obras kafkianas respiran este ambiente de
alegoría, de Trauerspiel, de culpa, caída, conocimiento. Y de
unión a la escritura, que enlaza con lo biográfico de Kafka.
En el fondo el intento de esclarecerse a sí mismo9.
ES KAFKA ATRAPABLE?
Hasta ahora hemos situado la obra de Kafka en un contexto
político, el ambiente europeo de la Primera Guerra Mundial, un
contexto psicológico: la relación con su padre y con Felice,
también un contexto estético: el Trauerspiel. Y en cierta
manera todo ello influye en él. No hemos entrado en la
influencia judía sin embargo, muy asociada al problema de la
escritura y la interpretación precisamente. Pero personalmente
pienso que es una perspectiva excesivamente concreta y que
puede trivializar la obra de Kafka. Cuando es evidente que él
no tuvo en su día excesivas ideas políticas ni judías. Aunque
sí que él era judío, y ciertamente puede haber tomado prestado
ciertos temas de esta tradición. Desde este punto de vista
Kafka
se
situaría
en
la
literatura
del
Neohebraísmo,
enfrentada con la rabínico-medieval en cuanto al humanismo, ya
desde el Renacimiento. Con un movimiento importante desde el
s. XVIII: la Haskalah, que se propagó rápidamente por todo el
Imperio
Austríaco,
Viena
y
Praga,
ridiculizándose
el
rabinismo, todo ello en un aire de melancolía y pesimismo.
Haskalah es sabiduría y juicio que aplicado a este movimiento
histórico tiene tintes de liberalismo e Ilustración. La
8Brod, pp. 186-7.
9Quizás
seria adecuado aquí el análisis de Derrida La farmacia de Platón, y el papel de la escritura en cuanto al
conocimiento de uno mismo, en el contexto del Fedro de Platón. De igual manera, y en un ámbito más amplio
cf. R. Barthes El grado cero de la escritura, s. XXI, 1978 (1972), pp.11-89., donde habla de la "tragicidad de la
escritura", en la que el escritor vive en el modo de existir de un silencio. Silencio por la trasnparencia de las
palabras: por la escisión con las cosas.
Haskalah es como la Ilustración judía. Y se opone al
hasidismo. Seguramente Kafka se ha visto envuelto en este
ambiente. Finalmente sin embargo, la Haskalah se fundió con el
sionismo, el nacionalismo judío. Habría entonces en Kafka
igualmente, en ciertos relatos una ridiculización de esta
tradición judía de interpretación de los textos bíblicos, de
la Tórah? Es muy posible. Sí es cierto que Benjamin10 ha
barrido para sí, y trata de encauzar a Kafka en la tradición
mística, y en cuanto a la utilización de la parábola, en
cuanto al abandono al elemento hagádico de la verdad. Esto es,
a la pura exhortación literaria, no práctica (que sería
Halakkáh, de la Misnah, o Ley oral del Talmud). Un ejemplo:
Ante la Ley, cuyo desarrollo es El Proceso. El elemento
tensional estaría enque en Kafka sus relatos son líricos y al
mismo tiempo épicos, prósicos. Sus
relatos mantienen con la
doctrina una relación similar a la Hagadah con la Halakkah.
Pero no poseemos la doctrina que explicarían esas parábolas.
Ahí la comprensión, el elemento de misterio, del que se
quejaba Josefina. Esto es cierto, pero por otra parte no
parece que Kafka, siendo judío, se interesase por los rituales
y enseñanzas rabínicas, ni si quiera su padre. Por eso esta
línea puede ser hasta cierto punto marginal, y no toca lo
esencial en Kafka.
En todo caso, qué es lo esencial en Kafka? Si fuéramos
kafkianos, esta es una pregunta típica de los Joseph K y K.
Ellos quieren saber la verdad absoluta, pero sólo hay
interpretaciones, y hasta contrapuestas. De todas formas, cabe
establecer un triángulo que suele aparecer de manera sutil en
todas las interpretaciones de la obra de Kafka. O en conjunto
de todas ellas. Benjamin11 nos pone sobre la pista: hay dos
límites en la interpretación de las obras de Kafka: el natural
y el sobrenatural. El primero podemos asimilarlo a lo
psicológico, a la interpretación psicoanalítica. El segundo la
interpretación teológica. En medio qué queda? Kundera ha dado
10W. Benjamin, Iluminaciones, I, Taurus, "Dos Iluminaciones sobre Kafka", pp.199-217.
11Cf.
Benjamin, "Franz Kafka: En el décimo aniversario de su muerte", in Angelus Novus, Gaya Ciencia,
p p .9 5 - 1 2 5 .
otra visión más exacta12: lo "kafkiano" puede ser tres cosas
principalmente: la confrontación con el poder, que parece un
laberinto sin fin, "En Kafka la institución es un mecanismo
que obedece a sus propias leyes programadas ya no se sabe por
quién ni cuando, que no tiene nada que ver con los intereses
humanos y que, por otro lado son ininteligibles". Es El
Proceso y En la colonia penitenciaria. Segundo: lo teológico:
cf. el K de El Castillo: pues si a vida del hombre no es más
que una sombra, un expediente, lo que es K, y si la auténtica
realidad se encuentra en otra parte, en lo inaccesible, en lo
inhumano y sobrehumano, entramos en la teología. Para Kundera
interpretación falsa, pero reveladora de que allí donde el
poder se deifique, éste produce automáticamente una teología;
tercero, lo psicológico, el tema de la culpa y el castigado.
De modo secundario, que Kundera parece no darse cuenta,
estarían lo risible-irónico, dentro de lo trágico, y el
aspecto profético de anticipación del totalitarismo, que sería
una explicitación de la confrontación con el poder, es lo
político-estético. Que remite a lo que Benjamin ha destacado
como la experiencia del hombre moderno de la gran ciudad. El
mundo de los funcionarios, que es un espejo del de los padres.
Algo que Kundera tiene claro: los mecanismos psicológicos que
funcionan en el interior de los grandes acontecimientos
históricos, son los mismos que los que rigen las situaciones
íntimas absolutamente triviales y muy humanas. Base del
totalitarismo, que acaba en la disolución de la diferencia
privado-público. Esquema que podemos ver reflejado en El
fogonero y El Castillo. Lo triste en esta interpretación
política es que la salvación no consiste en fundirse con la
comunidad sino ser abrazado por la institución, pero para ello
se pierde la soledad y la libertad. Como el mono de Un Informe
para la Academia. En "Angelus Novus"13 Benjamin describe algo
similar, de modo negativo: el mundo de los funcionarios y el
de los padres comparten la suciedad, degradación y miseria. El
12Cf. M. Kundera, "En alguna parte ahí detrás", in El arte de la novela, Tusquets.
13Cf.
Benjamin, W., Angelus Novus, La Gaya Ciencia, "Franz Kafka. En el décimo aniversario de su muerte"
(1 93 4), pp. 91-125.
padre es también un juez y acusador, del hijo. Esta
interpretación tiene su radicalización en la puesta a Kafka
como profeta del totalitarismo.
La
interpretación
psicológica
pone
a
Kafka
como
paranoico, y absorbe su obra en el esquema edípico. El padre
siempre vence, y Kafka escribiría para evadirse de su
responsabilidad, para no madurar y permanecer en la niñez,
como en un sueño. Es una interpretación que apela igualmente a
lo onírico en Kafka, obviamente presente14. No es preciso ir
muy lejos: se pueden encontrar en Kafka muchos simbolismos
adecuados al psicoanálisis, aunque cabe decir que esto es
posible en cualquier obra y persona. Es trivial. Por ejemplo:
los escalones, escaleras y el subir o bajar por ellas, dice
Freud, son representaciones simbólicas del acto sexual. Como
en La Condena. Al mismo tiempo, la
inmersión en el agua es
como un volver a nacer, el entrar otra vez en el líquido
amniótico. Al mismo tiempo el "madriguerismo" en Kafka:
"Cuando lo inconsciente tiene que hallar representación en el
sueño, a título de elemento de las ideas de vigilia, encuentra
una apropiada sustitución en lugares subterráneos, los cuales
representan los genitales femeninos o el seno materno" (Vol
II, p.243). La metamorfosis en un insecto representa el deseo
de volver a nacer, el regresar al seno materno, de la tierra.
Pero parece que este no es el camino. La situación de Kafka y
sus personajes es la de Hamlet: sumidos en la abulia, nunca
llegan a actuar en el mundo, su intelectualismo se lo impide.
Así Kafka. Kafka fue así un desgraciado, siempre sujeto a la
autoridad de su padre, no quiso nunca madurar, casarse e
iniciar un negocio, ser productivo, un fracasado, como dijo
Benjamin, que lo lograba todo de camino como en un sueño. En
esta interpretación es obvio que Kafka estaría de manera
directa en el centro de sus novelas: "Toda su vida se ha roto
la cabeza acerca de cuál es su aspecto, sin darse cuenta de
que
hay
espejos".
Adorno15
observa
que
quizás
esta
psicologización de Kafka venga de un hecho: la toma de
14Cf. Freud, La interpretación de los sueños, vol II, pp.192ss.
15Adorno,"Apuntes sobre Kafka", in Prismas, 260-292.
consciencia de los hombres de que han perdido la mismidad, se
ha disuelto el sujeto, como en Freud, y los hombres son cosas:
es la extrañeza del yo, la esquizofrenia. En el fondo Kafka
estaría expresando la patología del yo, de la modernidad, la
espera por siempre, en lo que también ha incidido Benjamin16:
la pérdida de la consistencia de la verdad. Esto exigiría
centrarse en el detalle, en el instante, el gesto, que remite
al yo. Y más se ahonde
en el yo más se le cosifica: hasta
llegar a la alienación, que se convierte en expresión. Kafka
obviamente es un expresionista, y al mismo tiempo lírico.
Kafka habría expresado el vacío del hombre, su olvido, su
cosificación: así Klee. Este punto intermedio entre hombre y
cosa (Odradek?) sería como el orgasmo, la petit morte, el
lugar de la despersonalización, y que es el ámbito de lo
sexual. Cf. Amalia del Castillo. Y Karl Rossmann. Esta
interpretación recurriría al Tótem y Tabú de Freud, al
desenmascaramiento del Dios de la Ilustración, redescubriendo
al Dios ambiguo y amenazante que no suscita más que "temor y
temblor". Lo que conecta con el esquema: tótem (animal) y
culpa olvidada. La fe pura se descubriría como impura, ello es
causa de desesperanza. Se desvela la fe pero en uno mismo, en
el padre que está en nosotros, el super-yo, en base al ello. Y
aquí está el desgarramiento del yo: no hay super-yo, tal es la
desesperanza, y no hay tal porque el sujeto se ha cerrado a
toda influencia exterior. Por esto se exige una enajenación
absoluta: lo total interioridad no es posible sino en la
locura. Es el infierno, no la salvación. Y más que eso, el
absurdo. Ni salvación ni no, lo irracional. Lo animal. Está el
pecado original: es como la cosificación del sujeto. Y es
preciso superarlo. Proyectándose en las cosas. Aquí entra la
muerte,
la muerte malograda. En todo caso, al fondo la
patología de la modernidad, y Kafka apela a la misma
enfermedad para salvarse. Y recurre entonces al psicoanálisis.
Pero aquí nadie tiene culpa, todos somos condicionados. Y si
no hay culpa, hay salvación? En Kafka sólo lo inútil conecta
con lo divino: así los ayudantes de K, Odradek, Josefina,...
16Cf. Benjamin, Iluminaciones
Lo intermedio. Si no hay salvación, para el hombre, sólo queda
la descomposición, la caída en lo animal. El instante, en
forma de gesto, cobra primacía para conocer al hombre, su
estado. Hay esperanza, pero al límite, hay la posibilidad,
quizás en sentido aristotélico no pleno. Posibilidad que nos
remite
al
gesto.
Por
otro
lado
tan
importante
en
psicoanálisis. Y el gesto más fuerte en Kafka es la desnudez,
que remite a la debilidad, recordemos el sueño de K sobre
Bürgel. La desnudez es otro tema típicamente freudiano17. La
desnudez nos provoca angustia, y ésta es la clave de la
esperanza. Esa angustia kafkiana.
Se podría aquí conectar con un tema nietzscheano, "la
genealogía de la moral". Es parte de este sistema kafkiano de
castigo que el condenado no sepa cuál es su culpa, ni si es
culpable. Es el castigo como destino, la tragedia de luto del
destino. El libro de Nietzsche no puede ser más esclarecedor,
si tenemos en cuenta su posible influencia en Freud. Nosotros
los que conocemos somos desconocidos para nosotros mismos. Así
comienza el prólogo. Los hombres
de superior posición y
elevados sentimientos se valoraron a sí mismos como buenos, y
establecieron una distancia con lo inferior, con lo que está
abajo. Así en El Castillo. Y este señor es el que da los
nombres, poder de los que dominan. Noble, dice Nietzsche es
"el que es", el que tiene realidad. Como los secretarios del
Castillo, curiosamente. El diagnóstico de Nietzsche es que es
el nihilismo ha irrumpido, es la consecuencia de la
modernidad, y del cristianismo.
En este libro Nietzsche analiza cómo se llegó al
nihilismo.
Primero se impuso la memoria, para recordar la
culpa. Frente a ello, el olvido es algo positivo, animal, "una
facultad de olvidar que es la guardiana de la puerta",
mantenedora del orden anímico. Sin capacidad de olvido no
puede haber felicidad, ni jovialidad, ni esperanza. El olvido
es parte de lo inconsciente. Es la inocencia del animal, algo
kafkiano. Sólo el hombre es culpable, y por eso no tiene
salvación. En el fondo de la culpa está la deuda con la
17Cf. Freud, op. cit., Vol II, pp. 85-92.
divinidad. Que es irreal: en el fondo hay una voluntad
enferma, de encontrar culpables y culpas, y reprobarse a sí
mismo hasta resultar imposible la expiación. El resultado es
que el hombre ha enfermado. Las causas la naúsea y la
compasión unidas: es lo que se siente por Samsa. Ambas son el
nihilismo, la voluntad de nada, propia de los débiles. Y el
que mantiene esta situación es el sacerdote, como médico. Que
no hace sino cambiar la dirección del resentimiento, hacia uno
mismo: la causa del sufrimiento del hombre es él mismo.
Subjetividad y culpa, y mal. La pecaminosidad dice Nietzsche
no es una realidad de hecho, es sólo la interpretación de una
realidad de hecho, a saber, un malestar fisiológico, con su
típica ironía. Así es como se sienten muchos de los personajes
kafkianos. Ese malestar produce cansancio, hasta para soñar.
Como el cansancio de K, Joseph K, etc...Es cansancio de la
vida. Precisamente el sueño es la terapia para evitar el
sufrimiento. Lo espléndido es el parágrafo 28 del tratado
quinto, a partir de la página 184: El ideal ascético apunta a
la falta de sentido de la vida humana. El hombre está vacío:
no sabe justificarse a sí mismo. como K o Joseph K. Se sufre
porque la vida no tiene sentido, y eso significa degradarse a
animal. Para qué sufrir? El ideal ascético daba razones. Pero
esto estalla en Kafka. El sufrimiento no tiene sentido.
Aparece en su monstruosa evidencia. Así Samsa.
Está claro que las interpretaciones se mezclan: lo
psicológico remite a lo político, y al final nos vemos
abocados a lo teológico. No es posible desbrozar una de esas
líneas al margen de las demás. Por debajo de este triángulo
hemos de situar al mismo Kafka, y su interés por la literatura
(escritura), que tan claro dejó en sus cartas a Felice.
KAFKA Y LA ESCRITURA.
Podemos centrarnos en un relato de Kafka, "Ante la Ley"
para analizar dos posturas en relación a esta otra relación:
la que hay entre Kafka y la escritura. Las dos posturas son
las de Cacciari18 y Derrida19.
El tema de la literatura es
18Cacciari, M., "La porta aperta" in Icones della legge, pp. 56-137.
19Derrida, J., "Kafka: Ante la Ley", in La filosofía como institución, Juan Granica, pp.95-144.
común a ambos. Aunque al final diverjan. En ambos casos se
habla de "los límites del lenguaje", y aquí hemos de recordar
la tesis de la lingüisticidad del ser que estalla en la
Chandosbrief de Hofmannsthal.
Derrida se va a situar quizás en una perspectiva
demasiado estrecha: es un análisis filológico del texto que se
queda un poco corto, con referencias a Freud. El problema de
Derrida es desentrañar quién y bajo qué condiciones decide la
pertenencia de ese relato, Ante la Ley, a la literatura. Y el
basamento de su "interpretación" va a ser el recurso a la
autoalusividad del texto. Un texto habla de la ley, y este
texto también está sujeto a la ley. Es el problema de
Velázquez y las Meninas. Representar la representación. Pero
Derrida no llega tan lejos. En Ante la Ley, dice Derrida se
narra lo inenarrable: pues también el relato comparece ante la
ley, y es sobre la ley. Ley y relato se comparecen mutuamente.
Así como las relaciones narrativas pretenden acercarse a la
ley, así el campesino. En el fondo dice Derrida, estaría la
búqueda del ser-ley de las leyes. Esto exige una historia, una
genealogía, pero esto es imposible. Como en Freud, hay
represión, fundamento de la moralidad. El problema es que al
querer hacer una historia de la ley, como peces en el agua,
utilizamos el agua y no nos damos cuenta de ella. Necesitamos
de la ley para hacer una genealogía de ella, por eso la
genealogía es imposible, pues la ley dejaría de ser ley. La
ley implica el olvido de su origen. En este punto es
interesante confrontar Derrida con Velázquez. Ante la Ley y
Ante el cuadro (las Meninas), ante la representación. Se le
puede aplicar igual. El que lee "Ante la Ley" está ante ese
relato, que es "Ante la Ley". Derrida se equivoca aquí: el que
lee no está como el campesino ante la Ley, está ante "Ante la
Ley". De esta recursividad, auto-alusión, Derrida espera
obtener resultados sobre el lector real de "Ante la Ley". El
texto sería la Ley, y nuestra postura ante él sería como la
del campesino ante el guardián. No conseguimos entrar en el
texto, se cuenta lo imposible. El problema de Derrida es su
reducción a lo psicológico: el campesino observa al guardián,
un tártaro, y en la observación Kafka destaca sobre todo el
"pelo" (el de la nariz se puede suponer), que tiene tintes
sexuales. El campesino decide no decidir, espera un permiso.
Que nunca le ha sido denegado. En la extrapolación, se
pretende desentrañar lo que es el ser-relato de todos los
relatos, la esencia de la literatura. Hay que entrar en el
texto (interpretación?). Tenemos la puerta abierta, como
siempre, pero aún así nos es inaccesible. Como al campesino.Es
la Ley como prohibición, como en Tótem y Tabú. Pero se trata
de entrar alo prohibido, y esto es imposible: se establece más
que una prohibición, que sería envolverlo todo de nuevo a la
Ley, una diferencia. El guardián difiere la entrada, no la
prohíbe. En ese sentido sí es un obstáculo. Aunque es verdad
que el que se prohibe la entrada es el campesino a sí mismo.
Él
es del campo, no conoce la Ley, el guardián es de la
ciudad, sí la conoce. Pero el diferimiento en la entrada es
hasta la muerte. La Ley misma dicta la interrupción. Pero esta
diferencia
Ley-singularidad
es
inabarcable,
no
podemos
explicarla. La Ley es inaprehensible. La extrapolación es :
"Ante la Ley" no describe otra cosa que a sí mismo en cuanto
texto, que se protege a sí mismo, como la Ley. No habla más
que de sí mismo, y así desvela su no identidad. Aquí está lo
curioso: el texto dice y produce en su acto mismo la ley que
le protege y lo vuelve intangible: dice lo que hace y hace lo
que dice, pero esto disuelve el relato, es pura formalidad.
Hay nada20. Y si no llega a darse el texto sólo queda el
título. El texto se refiere a su título. Al querer revelar su
referencia nos quedamos sin referencia. Y aquí la tesis de
Derrida, que se va de lo kafkiano: la estructura referencial,
el encuadre, el título, son necesarios para la aparición de la
obra literaria como tal. Esto exige la autonomía de la obra,
su independencia. No hay autor entonces, no hay origen. Se
olvida. Pero esto es como contar la historia de la Ley, del
origen de la literatura: dice tanto el texto de Kafka? Si así
es, hay algo en él que escapa a la literatura. Estamos en los
20En
relación a este tema que toca Derrida, es interesante el artículo de Douglas R. Hofstadter, "Un artículo
auto-alusivo referente al artículo sobre auto-alusión del pasado mes de marzo", en el apartado Temas
Metamágicos, de la revista Investigación y Ciencia, Marzo de 1982. Ejemplos de auto-alusiones: "¿En qué
pregunta se menciona la palabra 'paraguas'sin motivo?". "No es preciso decir que...", etc...
límites del lenguaje. En el fondo el teorema de Gödel, para
ciertas proposiciones (como las autoalusivas) hemos de irnos a
un sistema más amplio.
Pero nuestro tema es lo kafkiano, y Derrida no parece
haberlo cazado. Cacciari va más lejos. Se retrotrae a lo
lógico-ontológico, a la dialéctica tiempo-eternidad, a la
ruptura de la lógica de la plenitud. Cacciari recuerda una
leyenda hebrea: El Libro es como una gran casa con muchas
habitaciones, cada una con una puerta y una llave, pero no la
suya. Las llaves se han cambiado. Ordenarlas es el gran
problema de la exégesis. Igualmente la Ley está compuesta de
muchas palabras, y cada palabra de muchas letras y cada letra
tiene como 60000 caras, puertas, entradas, y cada una su
llave. Pero cada llave se ha perdido. Y cada cara corresponde
a uno de los hijos de Israel. Esto es, cada hombre tiene su
propia, única e insustituíble posibilidad de acceso a la
revelación. Pero hay que encontrar la llave, y esto es
imposible, por ser la vida del hombre una vida humana. En el
Talmud la puerta como vemos está cerrada y no hay llave. Pero
en Kafka la puerta está abierta, no hace falta la llave, no
hay otra cosa que el juego lingüístico, y entonces se muestra
la insensatez del preguntar, del querer interpretar. Sólo hay
el signo. Esto es lo que ha captado Derrida pero no lo
explica. Para el Talmud merece la pena gastar la vida para
abrir la puerta, pero si ésta está abierta, es absurdo.
Tragedia e ironía. No hay esperanza. Entonces la pregunta se
hace necesaria, absoluta. Más nada tiene respuesta. Todo está
abierto, y nada resuelto. En lo abierto se está, no se entra,
así el campesino, pero no lo sabe. Desperdicia su oportunidad.
Pues lo ya abierto inmoviliza, se pierde la distancia. O se
hace infinita. Esta apertura nos lleva a un tiempo no humano,
kafkiano, del olvido. De lo que se trata precisamente es de
cerrar la puerta, no de abrirla. Que la puerta está abierta
significa que la respuesta está por siempre, pero en una
dimensión inmemorable.
El campesino podría entrar si quisiera. Pero decide que
no, o más bien que aplaza la decisión. Se dedica a preguntar
sin embargo, incansablemente. Y cuando va a morir conoce que
estaba destinada sólo a él, y entonces se cierra. Que estaba
abierta significa la representación de nuestra insensatez en
la obsesión por entrar. Esa obsesión le hace creer que la
puerta es un obstáculo. El campesino se obsesiona con la
puerta. Él desea entrar, pero necesita que le den permiso.
Quiere entrar a la Ley, pero no puede porque se sitúa en ella
precisamente. no se da cuenta. Él ya está en la ley, en lo
abierto. No se da cuenta del signo puro, transparente: al
guardián lo ve como un enigma. No se da cuenta de que ya no es
el tiempo de interpretar, de comprehender, no hay puerta que
abrir. No se da cuenta de su situación, no la comprende, y la
desaprovecha, como K ante Bürgel. Y aquí está la clave de
Cacciari: el guardián le dice al campesino que es posible que
más tarde le deje entrar. Al no entrar, se interpreta esto
como engaño. Así lo interpreta Joseph K. Digamos que este
relato lo cuenta el sacerdote, en El Proceso, a Joseph K, para
ilustrar la relación entre ellos. Tanto Jospeh K, como K, como
el campesino, como los personajes de Kafka, interpretan que la
posibilidad llama a su realización. Y por eso el que no se
realice lo interpretan como un engaño. El sacerdote le
advierte que la parábola trata de la escritura. Joseph K no se
da cuenta: cae en el mismo error que el campesino, como K no
se da cuenta de su oportunidad ante Bürgel. Tanto uno como
otro esperan encontrar la interpretación absoluta, verdadera.
Pero esto es imposible. Porque el signo está abierto. No es
tan necesaria la verdad, como sí lo necesario. Y todo esto
brillantemente analizado por Cacciari, nos lleva al problema
decisivo: el principio de no contradicción en Kafka. Lo
posible:
dice
Bürgel,
recordemos
que
siempre
hay
una
posibilidad, por remota que sea de solucionar la cuestión.
Pero se trata de la escritura, dice el Sacerdote, dentro de la
línea talmúdica: lenguaje-ser: que la cosa pueda suceder, al
signo, nada puede negarlo, pero es un azar, una extrema
improbabilidad. Quizás no ocurra de hecho, el lenguaje no
alcanza
el
mundo,
pero
eso
no
lleva
a
predicar
la
imposibilidad de la cosa. Según los personajes de Kafka, la
afirmación del posible equivale a la afirmación de su
cumplimiento21. Y esto es lo que rompe Kafka: el posible se
vuelve trágico, se distingue del real. Este posible excede la
capacidad del discurso, es lo que excede la literatura. La
sintaxis no basta, la conexión con lo real deviene pura
ocasión, azar, impredecible. Prima entonces la escucha de la
palabra desnuda. No hay verdad como aletheia, éste es el error
de K y Joseph K. no hay nada oculto. Si creemos en lo primero,
caemos en el pecado de la impaciencia y la obsesión. De esta
manera no nos damos cuenta de lo obvio, que implica el olvido
de lo oculto. El olvido. Por esta línea vendrá Heidegger. No
podemos conocer nuestra muerte, y somos para la muerte. Y sólo
con la muerte conocemos nuestra muerte. Y aquí lo trágico en
Kafka. El lenguaje sólo llega al ser con la muerte de éste.
No olvidemos que después de todo Kafka decía que él mismo
era literatura, y que la utilizaba para salvarse, de modo
terapeútico. Kafka mismo es como otro personaje de una de sus
obras. Su gran obra: su vida. Con esto cerraríamos el círculo.
Kafka queriendo madurar, llegar al mundo=actuar, casarse,
ganar dinero, etc...Resolver sus conflictos. Es posible. Pero
no hoy ni mañana. Hay esperanza pero no para nosotros. En todo
caso, deviene azar, libertad.
MAS ALLA DE KAFKA: RICOEUR
21Algo
que obvia Cacciari, o que nose da cuenta, siendo por otro lado esta tesis el eje de su escrito, es que este
tema es plenamente aristotélico, y remite a la relación entre potencia y posibilidad en Aristóteles. La reducción
de la posibilidad a efectividad, actualidad es el principio de plenitud. Se supone que todo posible encontrará en
algún momento su realización. El texto clave es Metafísica IX, 3-4 (Ed. de García Yebra, Gredos, Madrid,
1987). Aristóteles define la posibilidad como "Una cosa es posible si por el hecho de que tenga el acto de
aquello de lo que se dice tiene la potencia, no surge nada imposible". Sin embargo imposible no se reduce al
mero hecho de no suceder, pues dice el mismo Aristóteles que hay muchas cosas que son posibles y no se dan.
Ese no surgir nada imposible significa que si algo no lo impide, el acto se realiza. Hay por tanto una
desvinculación esencial entre posibilidad y facticidad. La conexión con lo fáctico es accidental. De ahí qeu una
potencia pueda tener múltiples posibilidades, y la mayoría de ellas no se realicen. Pero son auténticas
posibilidades. Una distinción importante es entre potencia y posibilidad. Una potencia de hecho sí reconoce
Aristóteles que tarde o temprano se realizará. Pero la potencia se sitúa en el plano real (katá physin) y la
posibilidad en el discursivo (katá lógon). Los posibles están contenidos en la potencia, pero pueden haber
contradictorios y contrarios en la potencia. Por ello lo posible no puede identificarse con lo necesario. Una frase
de Aristótels puede ser la causa de la confusión: 4,1047b 3-6: "si lo posible es lo que hemos dicho en cuanto
que es realizable, está claro que no cabe que sea verdad decir que tal cosa es posible pero no existirá, puesto
que, admitido esto, no se vería el sentido de "ser imposible"". Aristóteles quiere diferenciar posible e imposible.
De "es falso decir posible y no sucederá" no es legítimo concluír: posible y sucederá. Porque esto conecta lo
real y lo discursivo, y es la potencia lo que está en el plano real, no la posibilidad. La conclusión correcta es
"posible y puede que suceda". Si no, habría determinismo. Cf. A. Marqués, "Potencia, finalidad y posibilidad en
"Metafísica" IX, 3-4", Anuario Filosófico, Vol XXXIII/2-1990, Univ. Navarra.
Si es verdad que Schiller fue el poeta de Fichte y
Hölderlin de Hegel, no es menos cierto que Kafka es el "poeta"
de Ricoeur. Y es que todo lo que venimos diciendo sobre la
obra de Kafka, y en parte es verdad, es recogido por este
filósofo. El propósito de Ricoeur: identificar en lo posible
el ser de un yo auténticamente humano, y esto lo hace a través
de la escritura, que requiere interpretación. La obra de
Ricoeur se extiende principalmente a partir de la segunda
mitad del s. XX22.
Al análisis del lenguaje llega Ricoeur por Heidegger, por
la ontología de la comprensión, pero en vez de quedarse en la
analítica del Dasein, acude al lenguaje, pues esta analítica
es la misma por la que este ser se comprende como ser, y es en
el lenguaje donde aparece la comprensión como modo de ser. De
aquí al análisis de signos, símbolos y en general, textos. Ser
es ser interpretado. La función simbólica (en otro sentido que
el de Benjamin) es así condición de posibilidad de una
subjetividad real. Y Ricoeur comenzará por un análisis de los
símbolos
del
mal,
para
ello
utiliza
a
Freud
y
al
psicoanálisis. La conclusión será la "identidad narrada". La
existencia es sobre todo apertura y posibilidad, poder de
decisión, voluntad. Y a ella se tornará Ricoeur: con tres
partes: una eidética, relegada al sujeto en sí, una empírica,
que introduce la realidad del mal, y una poética que incluye
la realidad de la trascendencia.
En la empírica, se descubre la labilidad del hombre, hay
una falla antropológica por la que se introduce el mal. El
hombre es desigual consigo mismo, por intermediriedad entre lo
finito y lo infinito, entre la felicidad y el placer
kantianos. Es abierto por ello, y eso le hace radicalmente
falible.
Es la libertad la que va unida dialécticamente al
mal. El encuentro con Freud es inevitable, tomando el
psicoanálisis como una interpretación de la cultura. En este
punto Ricoeur distingue dos tipos de hermeneútica: de la
sospecha y de la escucha. La primera desmitifica, la segunda
"remitifica". Y entre estas dos hermeneúticas va a intentar
22Cf.
M. Maceiras-J. Trebollé, La hermeneútica contemporánea, Cincel, 1990; "Paul Ricoeur" in C.DíazM.Maceiras, Introducción al Personalismo, Gredos, Madris, 1978, pp.141-241.
dar sentido al yo: es la dialéctica arqueología-teleología.
La primera es una interpretación regresiva, se acude a la
semántica del deseo. Lo teleológico es progresivo, remite a la
conciencia hegeliana: constituye la conciencia, mientras que
el psicoanálisis la disuelve. Sin embargo ambas hermeneúticas
beben de la otra. En Freud tambiñen hay cierta teleología, y
en Hegel arqueología. Esta dialéctica la resuelve Ricoeur en
base a tres sentimientos: haber, poder, valer. En estos
sentimientos se da tanto un eje arqueológico como uno
teleológico: ejemplo, en el Poder: aquí es el Eros quien
conjunta todo lo que existe en el mundo, siendo la relación
libidinal sexual con el jefe la que mantiene toda cohesión
(así Frieda y Klamm). Hay un desencanto, una sublimación. Ello
nos lleva a lo teleológico: reclamo de lo real como fuente de
sentimientos y pasiones. Se quiere decir, el requerimietno de
una explicación ligada a la objetividad política. Una
interpretación
progresiva,
de
la
conciencia.
una
toma
progresiva de conciencia. El ejemplo clave: Edipo Rey. Hay
tanto una arqueología como una telelogía. También se da esto
en K.
Sin embargo, en Hegel, esta marcha de la conciencia tenía
un fin, en Ricoeur no, se produce el salto a la trascendencia,
lo escatológico.
Hasta aquí Ricoeur grosso modo. El objetivo desentrañar
una identidad narrativa. En Kafka es esto precisamente lo que
ocurre: es él mismo quien está en sus textos, él mismo abierto
a la trascendencia, y la busca por dos ejes: lo psicológico
(arqueológico) y lo político (teleológico). Al final se
produce el acceso a lo teológico (escatológico). De esta
manera todas las interpretaciones se conjuntan y no se
contradicen, se complementan, y en última instancia sirven al
fin de delimitar la persona de Kafka, de Franz Kafka. Y
Ricoeur recurre precisamente al lenguaje religioso, donde se
da con mayor intensidad esta identidad narrativa. Y en este
lenguaje, la parábola es esencial, que introduce modos de ser
no ordinarios, pero posibles. Aparece la salvación que viene
por el escándalo y la irrupción de la sorpresa, lo inesperado,
insospechado. Así en Kafka. No es posible entrar en más
detalle en Ricoeur, pero creo que responde en una gran medida
a el mundo kafkiano, donde se reúnen en un triángulo lo
psicológico, lo político y lo teológico. La salvación por la
escritura es precisamente esto, el encuentro de la identidad
perdida, disuelta, que tanto necesitaba Kafka. Y esta es la
conclusión de mi ensayo: la obra de Kafka, que evolutivamente
parece
responder
a
estos
tres
momentos:
arqueológico,
teleológico y escatológico, se deja acoger por la filosofía de
Paul Ricoeur, y en ese sentido, el problema esencial en Kafka
es la búsqueda del sujeto, de la identidad destruída,
recuperar la subjetividad, caída, en pecado, lábil, por medio
del lenguaje escrito, de los textos. Que Kafka dijera que
quemasen sus textos no es sino el fracaso de su tentativa de
encontrarse a sí mismo, de curarse. Y con ello Kafka concluía
que ni siquiera es posible salvarse por el lenguaje: o sí es
posible, pero nada dice que se realizará, es imprevisible.
OBRAS DE KAFKA
-"Descripción de una lucha" (1904-1910)
-"Preparativos para una boda en el campo" (1907-1910)
-"Contemplación" (1909)
-"Los aeroplanos en Brescia" (1909)
-"El mundo ciudadano" (Feb-Mar 1911)
-"Mucho ruído" (Nov. 1911)
-"Ricardo y Samuel" (1911-12)
-"Sobre las anécdotas de Kleist" (1911-12)
-"La Condena" (22-23 Sept. 1912)
-"El dado por Desaparecido" (comienza a fines de Sept. 1912)
-"La Metamorfosis" (comienza el 17 de Noviembre-Dic 1912)
-"El Proceso" (comienza a finales de Julio de 1914-Oct 1915)
-"Recuerdo de Kaldabahn" (Agosto 1914)
-"En la colonia penitenciaria" (Octubre 1914)
-"El maestro de escuela (el topo gigante)" (Dic 1914)
-"Ante la Ley" (Dic 1914)
-"Blumfeld, un solterón" (Feb 1915)
-"Un médico rural. Relatos breves" (1916-17)
-"El
guardián
del
sepulcro"
(1916-17)-"El
Gracchus"(1917)
-"El jinete del cubo" (1917)-"El puente" (1917)
cazador
-"El golpe en el portón" (1917)
-"Durante la construcción de la muralla china"(1917)
-"Una encrucijada" (1917)-"El vecino" (1917)
-"El silencio de las sirenas" (1917)
-"La verdad sobre Sancho Panza" (1917)
-"Una confusion cotidiana" (1917)-"Prometeo" (Enero 1918)
-"Consideraciones
sobre
el
pecado,
el
sufrimiento,
la
esperanza y el camino verdadero" (1917-18)
-Los 8 cuadernos azules en octava (Feb. 1918)
-"Carta al padre" (Nov. 1919)
(A fines del Otoño de 1920)
-"Sobre la cuestión de las leyes" -"La prueba" -"El escudo de
la ciudad" -"El timonel" -"El buitre" -"Regreso a casa" "Pequeña fábula" -"La negativa" -"El reclutamiento de tropas"
-"La peonza"
-"Primer sufrimiento" (1921)
-"El Castillo" (comienzo en Enero de 1922)
-"Las investigaciones de un perro" (1922)
-"La partida" (1922) -"El mediador" (1922) -"El matrimonio"
(1922) -"Déjalo" (1922) -"Sobre las parábolas" (1922)
-"Una mujercita"(1923) -"La construcción" (1923)
-"Josefina la cantora"(1923) -"Un artista del hambre" (1923)
BIBLIOGRAFIA
-F. Kafka, La metamorfosis y otros relatos, Cátedra, 1994.
-F. Kafka, La Condena, Alianza, 1984 (1972)
-F. Kafka, El Castillo, Alianza, LB 297.
-F. Kafka, Cartas a Felice (1912-1917), 3 vols, Alianza Tres,
1978 (1967)
-M. Brod, Franz Kafka, Madrid, Alianza, 1974.
-W. Benjamin, El origen del drama barroco alemán, Taurus, 1990
(1925)
-W. Benjamin,"Dos iluminaciones sobre Kafka",in Iluminaciones
I, Madrid, Taurus, 1971, pp.199-217
-W. Benjamin, "Franz Kafka. En el décimo aniversario de su
muerte", in Angelus Novus, Gaya Ciencia, pp.91-125
-T.W. Adorno, "Apuntes sobre Kafka", in Prismas, Barcelona,
Ariel, 1962, pp.260-292.
-M. Kundera, "En alguna parte ahí detrás", in El arte de la
novela, Tusquets, 1987 (1986)
-J. Derrida, "Kafka: Ante la Ley", in La filosofía como
institución, Juan Granica, pp.95-144
-J. Derrida, La farmacia de Platón
-M. Cacciari, "La porta aperta", in Icones de la legge, pp.56137
-S. Freud, La interpretación de los sueños, Alianza, 3 vols,
1988 (1900).
-F. Nietzsche, La genealogía de la moral, Alianza, 1987
-M. Foucault, Las palabras y las cosas, S. XXI, 1990 (1966)
-R. Barthes, El grado cero de la escritura, S. XXI, 1978
(1972), pp. 11-89.
-M. Maceiras-J. Trebollé, La hermeneútica contemporánea,
Cincel, 1990
-C. Díaz-M. Maceiras, "Paul Ricoeur", in Introducción al
personalismo, Gredos, Madrid, pp. 141-241.