Valverde García, Alejandro, Tatiana Papamoschou,
actriz, Metakinema. Revista de cine e historia, nº 27, 2023,
pp. 113-119.
Número 27 2023
Sección 6
(ISSN 1988-8848)
Hablan los profesionales
TATIANA
PAPAMOSCHOU
Actriz
Entrevista de Alejandro Valverde García
Recibido el 11 de Marzo de 2023
Aceptado el 12 de Abril de 2023
Tatiana Papamoschou
1. En España, como en el mundo entero, conocemos muy bien la película Ifigenia dirigida en
1976 por el director grecochipriota Michael Cacoyannis. En su delicioso librito Sta bímata
tis Ifigenias (2012) tu madre, Iró Papamoschou, reconstruye toda la experiencia del rodaje.
Cuenta muchas anécdotas y sobre todo explica el cambio que experimenta su hija cuando pasa
de ser una joven estudiante de Instituto a una actriz de cine premiada en el Festival de Cine
de Tesalónica y conocida internacionalmente. ¿Cómo viviste tú esa gran aventura? ¿Qué te
impresionó más de la forma de trabajar y del carácter de Cacoyannis? ¿Crees que el peso de
la fama se vuelve contra los actores que empiezan a trabajar de niños?
http://www.metakinema.es
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Tengo que explicar que cuando Michael Cacoyannis llegó a mi vida yo tenía tan solo doce años y
jamás me había planteado la idea de dedicarme profesionalmente a la carrera de la interpretación.
Todavía estaba jugando con muñecas y soñando con cuándo podría tener un caballo. Me encantaba
la música, tocaba el piano y era muy buena dibujando. De hecho, quizás la pintura era mi verdadera
vocación. Mi única conexión con el teatro eran las representaciones escolares en las que también
participaba sin especial entusiasmo. Fui una niña bastante cerrada y, debido a la educación familiar,
excesivamente formal y responsable. Tenía que hacerlo todo bien para que mi conciencia estuviera
tranquila.
La historia de mi encuentro con Cacoyannis, su propuesta de hacerme una prueba, los muchos meses
de ensayos en su casa y su decisión final de que protagonizase Ifigenia fue toda una “invasión” en
mi temprana adolescencia. No sabía realmente qué es lo que estaba pasando. Mi familia aprobó
con gusto la idea desde el primer momento. Mis padres, por ejemplo, amaban el cine y las artes en
general, y valoraban mucho el trabajo de Michael. Al contrario de lo que sucedería en otras familias
más tradicionales, en casa se vivió toda esta experiencia de forma muy entusiasta, así que había poco
espacio para que yo pensara de otra manera.
Cartel de la película © www.filmaffinity.com
La experiencia de trabajar con un director de la talla de Michael Cacoyannis fue difícil e interesante
al mismo tiempo. Hubo mucha presión, pero al mismo tiempo también hubo inmersión y pude
conocer en primera persona el proceso interior del actor, que no puede dejar de ser interesante y
revelador. Después de todo, el teatro no es privilegio de los profesionales solamente, ya que todas
las personas pueden actuar y es de hecho uno de los procesos más terapéuticos, precisamente
porque puedes expresar y exteriorizar aspectos que en tu vida no surgen o no te están permitidos.
Así que tenía dos condiciones opuestas: por un lado, la presión y la dificultad de cumplir con las
demandas de una exposición temprana e inesperadamente grande ante el público y, por otro lado,
la esencia de un arte que se revelaba apasionante ante mis ojos. De todo aquel bagaje guardé
mucho y ha estado conmigo durante todos mis años hasta ahora. Sin embargo, aún quedaba mucho
por hacer desde ese vertiginoso salto a las profundidades porque la profesión de actor no es nada
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sencilla, incluso para los profesionales con más experiencia. Calculando que todo esto sucedió en
la adolescencia, a una edad en la que los jóvenes de todos modos no se llevan bien consigo mismos,
creo que las dificultades aumentaron exponencialmente.
Cartel de la película © www.mcf.gr
Cacoyannis fue un excelente director. Sabía muy bien lo que quería hacer, cómo contarlo, sabía
muy bien cómo enseñar y llevar a sus actores hacia el mejor resultado posible. Era bastante
perfeccionista, no se dejaba llevar por sus expectativas, no añadía agua a su vino y arrastraba a todo
el equipo de rodaje al máximo rendimiento posible. Tenía una enorme cultura y formación, tenía
una mente y un juicio fuertes. Pero no se cerró a sus propias ideas. Si sus colaboradores le traían
una propuesta interesante, él sería el primero en aceptarla.
Para mí, que era completamente inexperta, la enseñanza comenzó desde cero y fue paso a paso,
frase a frase, conduciendo no a una memorización y repetición de lo que él pedía, sino al nacimiento
y creación de un personaje real, de carne y hueso. Fue impresionante lo que hizo, y no solo hizo
esto conmigo.
Clitemnestra y Agamenón en Ifigenia © www.mcf.gr
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2. 2022 fue un año especialmente triste por la pérdida de tus primeros padres de ficción, Kostas
Kazakos (el Agamenón de Ifigenia) e Irene Papas (Clitemnestra). ¿Qué recuerdos tienes de
estos grandes actores? ¿Qué aprendiste de ellos?
Fue una extraña coincidencia perder a ambos con un solo día de diferencia, ya que Kostas falleció el
día 13 de septiembre e Irene al día siguiente. Aunque hacía años que no nos veíamos, el amor siempre
estuvo ahí y había una ternura especial que nos unía.
Los dos eran grandes actores y personas. ¡Irene era una presencia tan dinámica! Cálida, de espíritu
independiente, sin complicaciones, divertida, derrochaba amor de forma generosa y desinteresada,
siempre solidaria y comprensiva con todos. Fue una increíble profesional, incansable. Amaba
profundamente su arte y buscaba constantemente lo mejor. Recuerdo sus interminables discusiones
con Cacoyannis, con quien compartió muchos años de camino artístico común.
Kostas Kazakos era como una roca, como una montaña. Era una persona de teatro con una gran
trayectoria y creación artística. Era una persona completa, limpia, genuina. Profesional incansable,
sin asomo de prepotencia alguna. Yo creo que las personas de verdadero valor no se pavonean, no
alardean. Creo que esto es algo que ha quedado grabado en mi memoria desde entonces.
3. Después del gran éxito de Ifigenia (1977) vuelves a aparecer en algunas películas más, como
Dulce país (dirigida también por Cacoyannis, en 1986), Genezlia poli (Takis Papaiannidis
1987) o Testosteroni (Giorgos Panousopoulos 2004), pero sobre todo has hecho teatro y televisión. ¿Ha sido difícil encontrar papeles adecuados? ¿Estás contenta con el trabajo realizado?
¿Recuerdas con especial cariño alguna interpretación?
No hice una carrera especial en el cine. De hecho, cuando actué en Genezlia poli obtuve un premio
como mejor actriz secundaria, pero las cosas quedaron ahí. Participé en producciones relativamente
pequeñas. En el mercado griego, tan pequeño en cuanto a cinematografía, las oportunidades son
muy pocas. También diría que muchos directores trabajan en espacios reducidos y sus elecciones
se concentran normalmente en torno a un grupo muy pequeño de actores. Lamento que, en mi caso,
no haya habido una continuidad cinematográfica, dado que empecé en el cine y ahí era donde más
cómoda me sentía.
© www.gossip-tv.gr
Sin embargo, trabajé mucho en televisión durante muchos años. Se trataba de series y telefilmes
generalmente basados en textos literarios, como Los guardias de Acaya o El salón del trono.
Siempre me ha interesado tener un buen guion, y cuando se basa en un texto literario es una
garantía para el desarrollo de este. Es una buena base para la serie, aunque hay otros elementos que
también juegan un papel primordial. Sinceramente, creo que he tenido la suerte de participar en
series televisivas muy buenas.
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En el teatro tuve también la oportunidad de colaborar en muchos espectáculos estupendos y de
trabajar con importantes directores griegos que considero que llevaron el teatro un paso más allá,
como Lefteris Vogiatzís o Dimitris Maurikios. También volví a trabajar con Michael Cacoyannis
en Coriolano, uno de sus últimos montajes teatrales en Grecia antes de morir.
Mi papel en Evdomo Rouho (en el Teatro de calle Cycladon, en 2001) y mi colaboración desde
entonces con Dimitris Maurikios fueron algunos de los momentos más importantes de mi carrera.
Igualmente grandiosa fue la experiencia de mi participación en las obras de un acto de Beckett en la
Fundación Michael Cacoyannis de Atenas y en Hellinikon Kosmos dirigida por Stavros Tsakiris.
© www.youfly.com
4. Actualmente estás trabajando mucho para series de televisión de gran éxito en Grecia. Además, los guiones de algunas de estas historias, como El río rojo, recuperan episodios importantes de la historia de Grecia. ¿Cuál ha sido tu experiencia? ¿Hay nuevos proyectos para este
año 2023?
El río rojo y la miniserie ¿Quién fue el asesino de mi hermano?, dirigidas ambas por el sobrino de Irene
Papas, Manousos Manousakis, han supuesto mi reciente regreso a la televisión después de algunos
años de ausencia con dos papeles de gran peso sobre personajes que vivieron un período muy difícil
de la historia reciente del país. En ambas producciones, creo que todos los actores se identificaron con
los héroes que habíamos interpretado durante meses. Experimentamos su persecución y su angustia.
Fue una gran experiencia y una oportunidad para poner a prueba mis habilidades. Obtuve mucha
satisfacción al ver el resultado final y terminé muy contenta con el trabajo realizado, ahora en esta
nueva etapa mía de madurez. Después de esas series no he vuelto a trabajar en ningún otro proyecto
artístico, pero la verdad es que no me sobra el tiempo, ya que hay otra faceta de mi vida a la que
dedico todas mis energías y mi pasión, como ya contaré más adelante.
5. Recuerdo que un proyecto con el que Irene Papas soñaba era que su sobrino Manousos
Manousakis rodara una serie de televisión sobre la tragedia de los Atridas. ¿Crees que sería
una buena idea retomar ese sueño? ¿Gustaría al público de hoy o ya no interesa la Tragedia
Griega? Lo digo porque el cine griego que conocemos no se atreve ya a adaptar con fidelidad
los textos inmortales de autores como Eurípides, aunque muchas películas tengan claras influencias de los textos antiguos.
Transferir un drama antiguo a la pantalla grande es un gran desafío que sólo Cacoyannis ha intentado
con éxito. Se hicieron algunos intentos asumiendo gran riesgo. A menos que estemos hablando de
creaciones de Hollywood como Troya y 300, que encuentran en el mito su inspiración para hacer
una película de acción. Como no necesitamos clásicos ilustrados, opino que es mejor que dejemos
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que el drama antiguo mantenga su valor teatral. Las trasposiciones cinematográficas de las antiguas
tragedias griegas no siempre resultan acertadas.
© www.bovary.gr
Cuando hablamos de rendimiento televisivo, las cosas se vuelven aún más difíciles. Una producción de
este tipo requeriría un presupuesto extremadamente caro, algo que no existe en Grecia. Personalmente,
tengo miedo del posible coste de las recreaciones de dramas antiguos en la televisión y también de las
posibles ventas. Eso sí, hemos visto producciones increíblemente buenas de la BBC (todavía recuerdo,
por ejemplo, Yo, Claudio), mientras se ruedan series internacionales de gran presupuesto que cada vez
son mejores, superando incluso el nivel de las buenas películas. Pero esto, por el momento, está lejos
de la realidad que vivimos en Grecia actualmente.
6. La pequeña Ifigenia, ofrecida en sacrificio en compensación por la muerte del ciervo consagrado a la diosa Artemisa, se ha hecho mayor y se dedica actualmente con todo su corazón y
con todas sus fuerzas a cuidar de animales maltratados, concretamente burros. ¿Cómo surgió
la idea de crear el Centro de Koropí Atikís, a las afueras de Atenas?
Mucho antes de que el cine apareciera en mi vida, experimenté un gran amor que ahora ha vuelto y
ha reclamado su lugar. Cuando era niña soñaba constantemente con estar cerca de estos maravillosos
animales.
Desde hace nueve años, he creado junto con un socio muy querido el “Centro Griego de Burros”,
ubicado en Koropí Atikís, en una finca visitable que hemos bautizado como “Gaidourochora” (algo
así como “Burrolandia”). Trabajamos duro por la protección y el bienestar de los burros en Grecia.
Es un centro que actualmente atiende a veintidós animales, realizando una importante labor educativa
con centros escolares y brindando asesoría y asistencia en casos que se nos presentan en todo el país.
Por supuesto, algo así no surge de la noche a la mañana. Hubo que dar muchos pasos y esto llevó su
tiempo. Sin embargo, la idea básica era tener un centro que se ocupara exclusivamente de estos animales
a veces tan maltratados, y que, curiosamente, fueron en su día una auténtica marca registrada del
campo griego. Queremos preservarlos principalmente a través de una nueva mentalidad, adoptándolos
como animales de compañía y como criaturas que se merecen vivir con el debido cuidado y respeto
por su naturaleza. Esta experiencia única es lo que realmente da sentido a mi vida actualmente, así
que todos los esfuerzos y el tiempo invertido se ven altamente recompensados.
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7. Y ya para finalizar, ¿cómo valorarías tú la importancia que tiene el cine (y las artes en general) en los hombres y las mujeres de nuestro siglo XXI? ¿Sigue teniendo, en tu opinión, el valor
educativo que podía tener el teatro en la Atenas del siglo V a.C.?
Creo que existe una necesidad humana común de producir teatro y, posteriormente, cine. En la Atenas
de Época Clásica, todo comenzó como un ritual, como un proceso inicialmente religioso, pero la base
siempre ha sido la educación del alma.
Hoy en día muchas personas asisten a un espectáculo por razones mundanas, quizás con el fin de
socializar, porque eso es lo que hacen las demás personas, o bien van al cine a ver una película
simplemente para pasar el tiempo. Pero la creación artística en su base no ha cambiado su objetivo.
El creador quiere contar una historia que cambie, ilumine y conmueva a quienes la vean. Así que, la
esencia del hombre sigue siendo la misma después de tantos siglos. La verdad es que, a pesar de los
avances tecnológicos, creo que realmente no hemos cambiado tanto.
Atenas, 26 de febrero de 2023
Notas
(1) Agradecemos la colaboración desinteresada de Alexandra Georgopoulou, de la Fundación Michael Cacoyannis de
Atenas, por facilitarnos el encuentro con la actriz. La presente entrevista se enmarca dentro del Proyecto de Innovación
Docente de la Universidad de Valladolid PID-080 “El mundo griego en soporte audiovisual”, dirigido por la Dra. Amor
López Jimeno.
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