Este artículo es copia fiel del publicado en la revista NUEVA SOCIEDAD No 254,
noviembre-diciembre de 2014, ISSN: 0251-3552, <www.nuso.org>.
¿Qué hay de nuevo
en las «nuevas
derechas»?
¿Qué signiica hoy hablar de «nuevas
derechas»? Para avanzar en una
respuesta al menos provisoria, este
artículo parte de un punto de vista
que pone de relieve el carácter
histórico del fenómeno y con ello,
del concepto. Una de las formas de
encarar el estudio de las «nuevas
derechas» es diferenciar a las derechas
que ejercen la oposición de aquellas que
ejercen el gobierno. Mientras
que en las primeras observamos
transformaciones vinculadas a
la democracia y el Estado, en las
segundas se perciben mayores
continuidades respecto a las «nuevas
Verónica Giordano
derechas» de los años 80.
E
n un poema dedicado a la comprensión del I Ching, el libro chino de las
mutaciones, Jorge Luis Borges dice: «No hay una cosa / que no sea una letra silenciosa / de la eterna escritura indescifrable / cuyo libro es el tiempo»1.
Tal vez estas líneas, trazadas a modo de introducción, parezcan alejadas de
nuestro objeto de estudio: una deinición del concepto de «nuevas derechas»
en América Latina. Sin embargo, irrumpen en la imaginación sociológica a
la hora de pensar qué puede aportar este breve artículo al profuso conjunto
de ideas que se han ofrecido sobre el asunto. El aporte que nos proponemos
hacer radica en el énfasis en la temporalidad histórica, o dicho de otro modo,
en la historicidad inherente al fenómeno y concepto de «nuevas derechas».
Verónica Giordano: doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (uba). Es
investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Cientíicas y Técnicas (Conicet) de Argentina, con sede en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe y docente en la uba.
Se especializa en sociología histórica comparada de América Latina y, en particular, en estudios
con perspectiva de género. Correo electrónico: <veronicaxgiordano@gmail.com>.
Palabras claves: democracia representativa, Estado, mercado, nuevas derechas, América Latina.
1. J.L. Borges: «Para una versión del I King», incluido en La moneda de hierro [1976], Obras completas iii,
Emecé, Buenos Aires, 1989, p. 153.
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Tema CenTral
¿Qué hay de nuevo en las «nuevas derechas»?
Desde luego, no se trata de una idea original. Esta perspectiva es tributaria
de la de José Luis Romero, quien en 1970 publicó El pensamiento político de la
derecha latinoamericana, donde airmaba que «sería una abstracción peligrosa realizar el examen [de la derecha] en términos exclusivamente teóricos,
evitando la puntualización de las correlaciones entre las doctrinas y los grupos sociales, o sorteando el análisis de las relaciones entre el pensamiento de
la derecha y el de las demás corrientes políticas». Y agregaba que «ningún
movimiento ideológico o político puede entenderse sino dentro del juego de
situaciones reales y controversias en que surge y se desarrolla»2. Siguiendo
esta trilla, la deinición del concepto «derechas»3, por tanto, necesariamente
involucra situaciones históricas, conlictivas, y esas situaciones reales, controversiales y cambiantes de las que hablaba Romero.
Cabe aclarar que retomamos la propuesta de Romero exclusivamente en su relexión conceptual, prescindiendo del análisis histórico que el autor desarrolla
a lo largo de su libro sobre los diferentes casos de pensamiento de derecha en
América Latina desde la Colonia hasta mediados del siglo xx. En ese discurrir,
el modo en que el autor los clasiica es controversial y hasta objetable. Una discusión profunda de este punto excede el alcance del presente artículo, pero vale
la aclaración.
Ahora bien, el interés en retomar la perspectiva de Romero sobre la «derecha»
tiene un doble propósito: poner en primer plano la historicidad del fenómeno en
cuestión y considerar el problema desde una perspectiva histórica que no sea
indiferente a la conceptualización.
No es que los aportes más recientes sobre las derechas no hayan tenido en
cuenta la dimensión histórica o la elaboración conceptual. De hecho, Juan Pablo
Luna y Cristóbal Rovira Kaltwasser, editores del enjundioso libro The Resilience
of the Latin American Right, ofrecen allí una deinición mínima, «estable en tiempo y espacio», y la «complementan» de modo tal que pueda «viajar» a través de
diferentes contextos históricos y nacionales, siempre cuidando de no caer en la
trampa del «estiramiento conceptual», uno de los riesgos metodológicos sobre
los cuales tan agudamente llamó la atención el politólogo Giovanni Sartori4.
2. J.L. Romero: El pensamiento político de la derecha latinoamericana, Paidós, Buenos Aires, 1970, p. 11.
3. Al tiempo que advierte el carácter no monolítico del concepto, la historiadora estadounidense
Sandra McGee Deutsch opta por la denominación en plural que aquí mantenemos con el mismo
propósito. S. McGee Deutsch: Las derechas. La extrema derecha en la Argentina, el Brasil y Chile, 18901939, Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes, Bernal, 2005.
4. J.P. Luna y C. Rovira Kaltwasser: The Resilience of the Latin American Right, Johns Hopkins University Press, Baltimore, 2014.
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Ver nica Giordano
Pero desde la perspectiva que pretendemos plantear aquí, viajar en el tiempo
y el espacio o viajar a través de diferentes contextos no es exactamente lo mismo que advertir la historicidad inherente al concepto de «nuevas derechas».
Por eso reivindicamos la propuesta de Romero, una verdadera formulación
desde la perspectiva de la sociología histórica5. Ella permite poner de relieve
que la propia formación del concepto está imbricada en una realidad históricamente constituida: la de nuestra América Latina, con su unidad y su diversidad6. No existe, pues, un concepto universal o ahistórico de «derechas».
■■■Hacia una conceptualización de las «nuevas derechas»
en América Latina
En los últimos años se ha oído hablar cada vez con más frecuencia de las
«nuevas derechas». El caliicativo adosado («nuevas») a un concepto que ya
estaba instalado en el sentido común («derechas») debe ser explicado.
Habiendo asumido la perspectiva de la sociología histórica, que esbozamos
en la sección anterior, el cuestionamiento es inevitable: ¿se trata en verdad de
un fenómeno nuevo? O más precisamente: ¿lo
¿Se trata en verdad
nuevo es tal respecto de qué pasado?
de un fenómeno
Desde inicios del siglo xxi se ha operado en la
región el llamado «giro a la izquierda». Pero en
precisamente: ¿lo
este contexto también se ha visto surgir grupos,
nuevo es tal respecto
movimientos y partidos políticos identiicables
por su inscripción en una posición contraria,
de qué pasado? ■
que ha sido caracterizada como de «(nueva)
derecha», y cabe notar que esta identiicación no es asumida para sí por los
actores sino siempre atribuida por otros. Ahora bien, coincidimos con Norberto
Bobbio en que «lo que es de izquierda lo es con respecto a lo que es de derecha»
y viceversa. Tal como sostiene el mismo autor: «el hecho de que derecha e izquierda representen una oposición quiere decir simplemente que no se puede
ser al mismo tiempo de derecha e izquierda. Pero no quiere decir nada del contenido de las partes contrapuestas»7. Así, entendemos que las derechas reieren
nuevo? O más
5. Margaret R. Somers: «What’s Political or Cultural about Political Culture and the Public Sphere?
Toward an Historical Sociology of Concept Formation» en Sociological Theory vol. 13 No 2, 1995,
pp. 113-144.
6. J.L. Romero: ob. cit., pp. 19-23.
7. N. Bobbio: Derecha e izquierda. Razones y signiicados de una distinción política, Taurus, Madrid,
1995, p. 129.
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Tema CenTral
¿ Qu é h ay de nuevo en las «nuevas derechas»?
siempre a una posición de contenidos variables históricamente y en función
de los contenidos asumidos por la posición contraria.
Sin embargo, en el sentido común ha quedado ijado como contenido propio de las derechas su desprecio por la democracia representativa, y por eso
en la coyuntura actual las derechas democráticas aparecen como «novedad».
Llaman la atención porque aparecen vestidas de ropajes que no son los que
habían adoptado en el pasado, en particular en los años 70, cuando eran francamente autoritarias e incluso amañadas con el terrorismo de Estado (o aun
antes, cuando su desprecio por la democracia liberal las llevó a cifrar su vocación autoritaria en fórmulas nacionalistas de diverso signo).
Más aún, la novedad asignada a las derechas, antes asociadas a gobiernos
de dictaduras institucionales de las Fuerzas Armadas o más ampliamente a
gobiernos fundados en el terrorismo de Estado y la Doctrina de Seguridad
Nacional, hoy aparece de modo llamativo pues entraña consignas propias de
la democracia social e incluso cierto liberalismo cultural.
Tal como ha sido destacado en una edición especial de Le Monde diplomatique,
bajo el título «La nueva derecha amenaza», «obligadas por un clima de época
progresista a camularse bajo un discurso moderado, las nuevas derechas se
reinventan»8. Pablo Stefanoni sostiene en el mismo periódico: «el hecho de
que las nuevas derechas no tengan abiertamente en su agenda propuestas reprivatizadoras y a veces incluso compitan con los gobiernos progresistas por
las propuestas de mayor inclusión, más allá de la sinceridad con la que eso
se exprese, da cuenta de un clima de época, que presenta nuevos escenarios
y diicultades [para las izquierdas en el poder]»9. Que las derechas pueden
ser moderadas es algo que ya ha sido considerado por los estudiosos más
consagrados del tema, quienes distinguen precisamente entre una tendencia
moderada y otra extrema. En ambos tipos, los grupos en cuestión mantienen
fuertes vinculaciones con la Iglesia católica y con las Fuerzas Armadas, pero
en el tipo extremo el uso de la violencia es exacerbado, no solo bajo la forma
de coerción (la violencia se considera legítima) sino también bajo la forma de
violencia política ilegítima e ilegal. Ahora bien, si la moderación del discurso
de las derechas actuales no es un elemento nuevo, ¿en qué radica la novedad?
8. Le Monde diplomatique edición Cono Sur, edición especial, «Fracturas en América Latina: Un
balance de la izquierda en el poder y el desafío de la nueva derecha», 5-6/2014.
9. P. Stefanoni: «La lulización de la izquierda latinoamericana» en Le Monde diplomatique edición
Cono Sur, edición especial, «Fracturas en América Latina: Un balance de la izquierda en el poder
y el desafío de la nueva derecha», 5-6/2014.
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Recientemente, la institucionalización de los estudios sobre las derechas
en nuestra región ha recibido un fuerte impulso de parte de los historiadores Olga Echeverría y Ernesto Bohoslavsky, quienes han organizado las
sucesivas ediciones del Taller de Discusión sobre las Derechas en el Cono
Sur, siglo xx 10. Se trata de un esfuerzo radicado en Argentina pero de escala
regional, con promisorias incursiones en el campo de los análisis comparativos. Esta iniciativa ha convocado a un amplio grupo de estudiosos que en
su mayoría se ha centrado en las coyunturas más visitadas en los análisis
sobre el tema, esto es, las décadas de 1920, 1930, 1940 y 1970. Y aunque algunos estudiosos han ido más allá de estas marcas temporales, todavía existe
cierta vacancia respecto de los años 80 en adelante.
Precisamente, es a partir de 1980 cuando se abre una coyuntura en la cual
en América Latina las derechas aparecen como abanderadas de la democracia representativa. Antes de que inalizara esa década, este fenómeno
ya era objeto de conceptualización en términos de «nuevas derechas», en
oposición a las actitudes antidemocráticas de las derechas de principios del
siglo xx y, fundamentalmente, de los años 70. Así, por ejemplo, el número
«La nueva derecha latinoamericana» de la revista Nueva Sociedad se abría
con un trabajo de Franz J. Hinkelammert
Este fenómeno
titulado «Democracia y nueva derecha en
América Latina», donde el autor señalaba
ya era objeto
como novedad la defensa que ciertos grude conceptualización
pos, herederos de las dictaduras militares
en términos de
de los años anteriores, hacían de la demo«nuevas derechas», en
cracia «instrumental»11.
oposición a las actitudes
En la visión que este cientista alemán sostenía, poco antes del apogeo neoliberal de
de las derechas de
los años 90, el carácter instrumental de la
democracia venía acompañado de la toprincipios del siglo xx ■
talización del mercado, el control de los
medios de comunicación y la utopía de una democracia dialogante, en la
cual el consenso entre las partes es armónico y espontáneo. Para ilustrar
la «novedad» de la derecha en América Latina en aquellos años, el dossier
antidemocráticas
10. En septiembre de 2014 se realizó la sexta edición. Echevarría tiene sede en la Universidad
Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (unicen), y Bohoslavsky, en la Universidad
Nacional de General Sarmiento (ungs), en la provincia de Buenos Aires.
11. En Nueva Sociedad No 98, 11-12/1988, pp. 104-115, disponible en <www.nuso.org/upload/
articulos/1703_1.pdf>.
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¿Qué hay de nuevo en las «nuevas derechas»?
publicado en Nueva Sociedad incluía, entre otros, un trabajo sobre Perú y
otro sobre Bolivia12.
Se trataba de unas derechas que, como Mario Vargas Llosa en Perú o Gonzalo Sánchez de Lozada en Bolivia, defendían a ultranza los valores del
capitalismo más voraz contra aquello que consideraban sus agentes erosionadores: el comunismo, el burocratismo, el intervencionismo del Estado y, en general, cualquier política regulatoria del mercado que afectara
los intereses de clase de unas burguesías consolidadas en los años 70, en
el marco de Estados terroristas o seguidores de la Doctrina de Seguridad
Nacional, pero dispuestas a promover un cambio en el formato político,
toda vez que consideraban que ese Estado ya no representaba adecuadamente sus intereses. Recordemos que Vargas Llosa se periló como candidato favorito en las elecciones de 1990 (que perdió en segunda vuelta
frente a Alberto Fuijmori) luego de haber articulado de manera exitosa un
discurso nítidamente neoliberal. En el marco de una escalada irrefrenable
de la inlación, el escritor y político peruano tuvo, en su confrontación
con el entonces presidente Alan García (1985-1990) cuando este intentó
nacionalizar la banca, un momento climático de popularidad. Recordemos
también que en Bolivia Sánchez de Lozada estuvo a cargo de la cartera
de Economía del gobierno de Víctor Paz Estenssoro (1985-1989), y fue él
quien implementó el paquete de medidas neoliberales recomendadas desde Estados Unidos para paliar la hiperinlación. Sánchez de Lozada fue
luego dos veces presidente, con lineamientos políticos del mismo signo,
basados en el neoliberalismo económico, a los cuales sumó políticas de
reconocimiento multicultural del Estado en la nueva Constitución de 1995:
el vicepresidente en su primer mandato (1993-1997) fue el indígena aymara Víctor Hugo Cárdenas, con larga militancia en el movimiento katarista
–hoy opositor del gobierno de Evo Morales–.
Ahora bien, cuando se habla hoy de «nuevas derechas» parece claro que no se
está haciendo referencia a esas derechas portadoras de la agenda del Estado
«mínimo» y el ajuste estructural. Entonces hay que interrogarse otra vez: ¿en
qué radica la novedad de las derechas?
12. Carlos Toranzo Roca: «Giro a la derecha. Bolivia en el vals regional», disponible en <www.
nuso.org/upload/articulos/1708_1.pdf>; Mirko Lauer: «Adiós conservadurismo; bienvenido liberalismo. La nueva derecha en el Perú», disponible en <www.nuso.org/upload/articulos/1706_1.pdf>,
ambos en Nueva Sociedad No 98, 11-12/1988.
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Debe decirse que son escasos los estudios que abordan la «novedad» de las
nuevas derechas de la actual coyuntura vis à vis la «novedad» de las nuevas
derechas de los años 80. He aquí un interesante terreno para explorar, que en
estas páginas solamente tenemos espacio para bosquejar.
Pese a la mencionada escasez de trabajos, en los últimos años han aparecido algunas interesantes contribuciones que abordan el presente, buscando
explicar el rol de las «nuevas derechas» en relación con los gobiernos actuales de América Latina. Sin duda, estas contribuciones son comparativamente reducidas frente a la proliferación de estudios que han abordado
el ascenso al poder y la acción de gobiernos denominados «progresistas»
en el mismo periodo. No obstante, el estado de la cuestión actual arroja
algunos elementos claves para una elaboración conceptual que permita
entender el presente desde una perspectiva coyuntural, desde los años 80
hasta la actualidad.
Entre esas contribuciones se destaca el libro editado por Francisco Dominguez, Geraldine Lievesley y Steve Ludlam, Right-Wing Politics in the New
Latin America: Reaction and Revolt [Política de derecha en la nueva América
Latina. Reacción y revuelta]13. En particular, interesa subrayar la clasiicación que los editores utilizan para organizar las distintas contribuciones al libro: «la derecha en el gobierno» y
Interesa subrayar la
«la derecha en la oposición». Se trata, en
efecto, de una clasiicación que nos perclasiicación que los
mite abordar el enmarañado universo de
editores utilizan para
fuerzas de derecha en América Latina
organizar las distintas
hoy, donde los contenidos asociados a esa
posición son variables según se trate de
contribuciones al
una fuerza en el gobierno o de una fuerlibro: «la derecha en el
za opositora.
gobierno» y «la derecha
en la oposición» ■
También es destacable el mencionado libro The Resilience of the Latin American
14
Right . Este trabajo también aporta elementos para una clasiicación que
puede ser útil para ordenar el universo de análisis: la derecha no electoral
(el libro ofrece un capítulo donde se exploran formas de representación no
13. F. Dominguez, Geraldine Lievesley y Steve Ludlam: Right-Wing Politics in the New Latin America: Reaction and Revolt, Zed Books, Londres-Nueva York, 2011.
14. J.P. Luna y C. Rovira Kaltwasser: ob. cit.
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Tema CenTral
¿Qué hay de nuevo en las «nuevas derechas»?
partidistas en Ecuador y Bolivia15), la derecha electoral no partidaria (como el
caso de Álvaro Uribe y su candidatura por fuera del tradicional Partido Liberal colombiano) y la derecha partidaria (por ejemplo, el caso de México con la
llegada al poder del Partido Acción Nacional –pan–, o el del partido Propuesta
Republicana –pro–, liderado por Mauricio Macri, en Argentina).
Más allá de los debates que pueden darse en torno de estas tipologías y de la
selección de casos para dar cuenta de cada uno de los tipos, hay un aspecto
que interesa señalar: el cambio en las actitudes de las derechas latinoamericanas respecto de la democracia. Este aspecto surge de contrastar las producciones sobre las «nuevas derechas» en los años 80 y las producciones sobre las
«nuevas derechas» en la actualidad.
En los años 80, el aglutinante de estos grupos era la defensa de la democracia «instrumental» como la vía más segura para la satisfacción de los
intereses materiales de unas burguesías otrora representadas en Estados
autoritarios. En la actualidad, el aglutinante de las derechas es la necesidad
de hacer frente (y vencer) a fuerzas políticas de izquierda y centroizquierda
con diversos matices y tendencias, consolidadas electoralmente y en ejercicio del poder. Que estas fuerzas políticas hayan puesto en práctica políticas
públicas en favor de las mayorías antes excluidas explica por qué hoy, en
el marco de su puja por disputar el poder, las derechas ostentan como elemento «nuevo» la bandera de la inclusión, junto a una reivindicación de la
democracia política que no es nueva.
Cabe notar, retomando las clasiicaciones arriba reseñadas, que este cambio de actitud en las derechas en relación con el carácter de la democracia
(y del Estado) se encuentra fundamentalmente en aquellas ubicadas en la
oposición, ya sea bajo la forma de oposición no electoral o en la vertiente
de oposición articulada en un partido político. Nos referimos, por ejemplo,
a las derechas en Venezuela, Bolivia, Ecuador o Argentina, donde si se estudia el discurso proselitista de estas fuerzas se observa con claridad que
han comprendido el desacierto que signiicaría en términos de resultados
electorales pretender cargar contra algunas de las políticas consideradas
como conquistas populares. Lo que sí pueden hacer, y lo hacen, es poner en
15. Nos referimos aquí a las vehiculizadas por ciertas organizaciones intermedias de la sociedad
civil, como la Junta Cívica de Guayaquil en Ecuador o las cámaras empresariales que reúnen a
las elites económicas de la región de la llamada «media luna» en Bolivia. En este último caso, cabe
destacar el rol de organizaciones como el Comité Cívico Pro Santa Cruz en las movilizaciones de
2008 contra Morales.
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la agenda temas como la «mano dura» contra la inseguridad, a menudo
en el marco de discursos que buscan presentarse como «postideológicos»,
apelando a unos «problemas de la gente» que hipotéticamente no distinguen ni ideologías ni culturas políticas.
En cambio, en otros casos, en los cuales las derechas se aglutinan en torno
de fuerzas de gobierno (como por ejemplo en México, Paraguay, Colombia, o también, con otras características, en Perú), la línea de corte entre los
años 80 y 90 y la actualidad es menos evidente. En estos casos, puede decirse
que predominan las notas de continuidad. Retomando las dimensiones de
análisis identiicadas por Hinkelammert, esas notas son la precariedad de la
institucionalidad democrática, la totalización del mercado y el control concentrado de los medios de comunicación.
Ahora bien, en ambos tipos, las derechas en la oposición o las derechas
en el gobierno, el rasgo de consensualismo es un elemento en común.
En el primer tipo, porque la idea de una sociedad sin tensiones sirve
para disputarles el poder a fuerzas políticas progresistas o nacionalistas
de izquierda que hicieron de la antinomia con el pasado neoliberal su
Leitmotiv. En el segundo tipo, porque su lugar de fuerzas gobernantes les
permite monopolizar los recursos del Estado para construir una democracia aparentemente dialoguista, en la medida que está en la naturaleza del Estado moderno ocultar su carácter de instrumento de las clases
dominantes.
■■■Palabras inales
Dado que las derechas son un fenómeno históricamente anclado, la novedad que ellas traen debe sopesarse en relación con el pasado inmediato del
momento histórico que se está observando.
A la luz de una deinición atenta a la historicidad, proponemos entender
las «nuevas derechas» como un fenómeno que participa de un proceso
histórico de mediana duración, cuya periodización se inicia en la década
de 1980 (tal vez podría proponerse el año 1982, con la crisis de la deuda
que potenció la radicalización de la agenda neoliberal), momento en el
cual en toda la región se asistió a un proceso de revalorización de la
democracia representativa, tanto por las transiciones desde gobiernos
autoritarios como por la reformulación de la estrategia imperialista de
eeuu. Como sostiene Romero,
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Tema CenTral
¿Qué hay de nuevo en las «nuevas derechas»?
con ese nombre [derecha] no se deine una doctrina concreta –como podría ser el liberalismo, el fascismo o el comunismo– sino un haz impreciso de ideas que se combinan
con ciertas actitudes básicas, conigurando en conjunto una corriente política cuyo
sentido fundamental está en relación inmediata con los problemas en juego en cada momento y
con las doctrinas y actitudes del centro y de la izquierda, a su vez conjuntos también
complejos y con frecuencia deinibles ideológicamente solo por sus contrarios.16
Puede decirse que los problemas en juego en el momento, o coyuntura, que
aquí consideramos –desde los años 80 hasta la actualidad– son los relativos
a la lucha por el control de los factores de poder en el marco de un régimen
democrático. En este contexto, existen elementos de continuidad desde los
años 80 a hoy: las derechas son defensoras de la estabilidad institucional
de la democracia (aunque no exentas de apelación a la fuerza para operar
cambios de y en los gobiernos). Pero también existen rupturas: antes la democracia era concebida solo en su dimensión formal (democracia política);
hoy es defendida, aunque más discursivamente que en las prácticas políticas, en
términos de sus contenidos: democracia social o inclusiva. Para ello, las derechas
se sirven de un eicaz instrumento de ayer y de hoy: el consensualismo.
No es que las derechas sean hoy –a diferencia de los contextos de dictaduras de los años 70– democráticas por convicción. El politólogo Guillermo
O’Donnell se ha encargado de señalar que las burguesías latinoamericanas,
que encuentran en la derecha una de sus más connotadas formas de expresión política, tienen un vínculo contingente con la democracia17. Y hoy estamos transitando una de esas contingencias históricas en las que las derechas
y la democracia vienen asociadas.
El mapa político de América Latina así lo ilustra. En 2013, con las elecciones
celebradas tras la destitución de Fernando Lugo, el empresario Horacio Cartes asumió la Presidencia en Paraguay. En 2014, el empresario Juan Carlos
Varela asumió la Presidencia en Panamá. En el nivel municipal, en Argentina,
el actual jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el empresario Mauricio Macri, y el ex-intendente del Partido de Tigre, Sergio Massa,
se perilan como presidenciables para 2015, cuando Cristina Fernández de
Kirchner termine su mandato. En Ecuador, el partido del presidente Rafael
Correa, Alianza País, perdió la Alcaldía de Quito a manos de Mauricio Rodas,
16. J.L. Romero: ob. cit., p. 11 (énfasis mío).
17. G. O’Donnell: «Substantive or Procedural Consensus? Notes on the Latin American Bourgeoisie»
en Douglas Chalmers, Maria do Carmo Campello de Souza y Atilio Borón (eds.): The Right and
Democracy in Latin America, Praeger, Londres, 1992.
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Verónica Giordano
formado en eeuu y ex-director de la Fundación Ethos con sede en México, de
la cual participan en calidad de asesores personajes encumbrados del neoliberalismo en América Latina18.
Como sostienen Lievesley y Ludlam en las conclusiones del libro antes citado,
«en la larga batalla para democratizar no solo los procesos políticos sino también la distribución de la riqueza y del poder social, la derecha todavía posee
recursos colosales»19. Permítasenos hacer nuestras estas conclusiones.
18. Entre ellos iguran Jorge Quiroga, ex-presidente de Bolivia (2001-2002) y nuevamente candidato en las elecciones de 2014; el venezolano antichavista Ricardo Hausmann, ex-jefe del Banco
Interamericano de Desarrollo (bid); Moisés Naim, editorialista de El País de Madrid y ministro
de Venezuela cuando promovió el paquete de medidas del Fondo Monetario Internacional (fmi)
que llevó al Caracazo, con centenares de muertos, en 1989; el anunciante y tecnócrata mexicano
Carlos Elizondo Mayer-Serra; los empresarios Alejandro Ramírez Magaña (dueño de Cinépolis),
Agustín Coppel y Enrique Krauze. V. «ong inanciada por eeuu exige a Cartes condenar violencia en Venezuela» en Nodal, 17/3/2014, <www.nodal.am/2014/03/ong-inanciada-por-eeuuexige-a-cartes-condenar-violencia-en-venezuela/>.
19. En F. Dominguez, G. Lievesley y S. Ludlam: ob. cit., p. 232.