Carolina de Soto y Corro
Predestinada y La Fea
Edición crítica y estudio introductorio
Ángela Martín Pérez
Colección
ANDALUZAS OCULTAS
Eva María Moreno Lago y Mercedes Arriaga Flórez
Directoras
Comité Científico
Patrizia Caraffi, Universidad de Bolonia
María Rosal Nadales, Universidad de Córdoba
Julia Benavent Benavent, Universidad de Valencia
Francesca Denegris Calderón, Católica Universdad del Perú, Lima
Barbara Meazzi, Universidad de Cote Azur, Francia
Kostantina Boubara, Universidad de Tesalónica, Grecia
Silvia Manzo, Universidad de la Plata, Argentina
Marcelo Pereira, Lima Universidad Federal de San Salvador de Bahía, Brasil
Teresa Rodríguez, Universidad Nacional Autónoma de México
Mercedes González de Sande, Universidad de Oviedo, España
Gladys Lizabe, Universidad Nacional de Cuyo, Argentina
Nuria Capdevilla Arguelles, Universidad de Exeter, Inglaterra
Ana María Díaz Marcos, Universidad de Connecticut , USA
Rocío González Naranjo, Universidad Católica de l’Ouest-Bretagne Sud, Francia
Rodrigo Browne, Universidad Austral de Valdivia, Chile
Carolina Sánchez-Palencia Carazo, Universidad de Sevilla, España
1
Ángela Martín Pérez (ed.)
CAROLINA DE SOTO Y
CORRO
Predestinada y La Fea
2023
Carolina de Soto y Corro. Predestinada y La Fea
Ángela Martín Pérez (Ed.)
Esta publicación ha sido financiada con el proyecto “Andaluzas Ocultas:
medio siglo de mujeres intelectuales (1900-1950)” que forma parte de los
proyectos I+D+i FEDER Andalucía 2014-2020, con referencia US-1381475,
y el Ayuntamiento de Sevilla.
Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede
reproducirse ni transmitirse sin permiso escrito de Editorial Dykinson S.L.
© De la introducción, edición crítica y notas: Ángela Martín Pérez
© De los textos: Herederos de Carolina de Soto y Corro
© De la presente edición: Dykinson S.L.
© Cubierta: Eva Moreno
1º edición: 2023
Editorial Dykinson S. L.
Meléndez Valdés, 61 – 28015 Madrid, España
Internet: https://www.dykinson.com/
E-mail: info@dykinson.com
ISBN: 978-84-1170-199-0
PREDESTINADA Y LA FEA
Carolina DE SOTO Y CORRO
EDICIÓN CRÍTICA, INTRODUCCIÓN Y NOTAS
ÁNGELA MARTÍN PÉREZ
SOBRE LA AUTORA
Ángela Martín Pérez es doctora en literatura española por la Universidad de
Connecticut. Actualmente es Investigadora María Zambrano en la Universidad
de Castilla-La Mancha. En el pasado, ha sido profesora en la Universidad del
Sur de Indiana y en el Centro de Lenguas Modernas de la Universidad de
Granada. Ha sido investigadora invitada en la Universidad Bordeaux
Montaigne y en la Unitat d'Estudis Biogràfics de la Universitat de Barcelona.
Es fundadora de “Las Desconocidas. Estudios sobre la Identidad Femenina en
la Literatura” junto a Santiago Sevilla y Jesús Guzmán Mora.
Foto publicada en la portada de la novela Mauca de Carolina de Soto y
Corro, probablemente la autora.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN CRÍTICA
EL TEATRO PARA NIÑOS DE CAROLINA DE SOTO Y CORRO
1. Acercamiento biográfico ........................................................ 7
2. Contexto teatral..................................................................... 16
3. Volúmenes y destinatarios .................................................... 24
4. Referencias bibliográficas .................................................... 34
5. Criterios de edición ............................................................... 39
OBRA
TEXTOS TEATRALES PARA NIÑOS
Preámbulo ................................................................................ 43
Predestinada .............................................................................. 49
La Fea ...................................................................................... 67
6
EL TEATRO PARA NIÑOS DE CAROLINA DE
SOTO Y CORRO
Ángela MARTÍN PÉREZ
Universidad de Castilla-La Mancha
1. ACERCAMIENTO BIOGRÁFICO
El acometer una pequeña edición de las obras de Carolina de
Soto y Corro exige adentrarse en la extensa producción literaria
y periodística que, sin embargo, ha dejado numerosos
interrogantes en cuanto a su biografía vital y literaria. Una de las
incógnitas es la fecha exacta de su nacimiento y de su deceso. Si
bien numerosos críticos sitúan la primera en 1860, otras fuentes
discuten la posibilidad de que fuera anterior, quizá en 1854
(Salgado, 2015). Lo mismo sucede con el año de su fallecimiento,
aunque contamos con la certeza de que fue posterior a 1922, ya
que su nombre fue incluido en el Diccionario de escritores,
maestros y oradores naturales de Sevilla y su actual provincia
como autora todavía viva (Méndez Berejano Tomo 2, 1922: 427428)1. Sabemos que nació en Sevilla, pero que tuvo que
trasladarse pronto a Jerez de la Frontera por la profesión de su
padre, representante de La Garantía, sociedad de seguros mutuos
contra incendios (Gabardón de la Banda, 2020). En Jerez vivió
parte de su infancia y de su juventud, haciendo sus primeras
incursiones en el mundo literario y consiguiendo cierto
reconocimiento que favorecerá su entrada en los círculos
culturales e intelectuales del momento. Ha quedado registrado
que en 1878 gana el premio de la Asociación de Escritores y
Artistas de Cádiz por la leyenda "La conquista de Cádiz" y que,
en 1879, es galardonada con el Premio de la Sociedad Económica
Dice el autor de la antología en su entrada 2.548: "Ilustre poetisa
contemporánea nacida en Sevilla, según ella misma me asegura. No me
declaró sponte sita la fecha de su nacimiento y no me atreví́ a interrogarla. ¡Es
tan difícil preguntar fechas a las señoras!...[sic]" (Tomo 2, 1922: 427).
1
7
de Amigos del País de Cádiz y el de la Academia Gaditana de
Ciencias y de Artes (Gabardón de la Banda, 2020).
Su biografía literaria también genera algunas incógnitas, no
solo por insertarse dentro de discursos predominantemente
masculinos defendiendo la educación de la mujer, sino por
hacerlo desde una visión conservadora y mayoritariamente
católica, en ocasiones desplazando a un segundo plano el repetido
discurso en torno al matrimonio y la maternidad. De Soto y Corro
nunca se casó, ni tampoco tenemos constancia de que tuviera
descendencia. Por el contrario, sabemos que fue una mujer activa
en la sociedad andaluza, especialmente en Cádiz, y que, a partir
de 1886, se trasladó a Madrid, donde también disfrutó de un
círculo de amistades que impulsó y apoyó su desarrollo como
escritora. De hecho, numerosos reconocimientos dan cuenta de la
posición social en la que se encontraba: fue Socia de Honor de la
Asociación de Escritores y Artistas de Cádiz. También se la
admitió como Socia Correspondiente de la Real Academia de
Buenas Letras de Cádiz y de la Junta Poética Malacitana y como
afiliada del Centro Mercantil de Sevilla2, algo inusual tratándose
de una mujer. Diversas fuentes han registrado también su
adhesión a la Ilustración Obrera de Tarragona, a la Real
Academia de Buenas Letras de Sevilla y al Centro Instructivo y
Protector de Ciegos de Madrid.
En cualquier caso, no cabe duda de que contó con una
educación esmerada de la que supo aprovecharse en su búsqueda
de espacios literarios. De Soto y Corro dejó publicados
Una de las listas de socios honorarios hasta 1911 conservadas por el Círculo
Mercantil de Sevilla incluye el nombre de Carolina de Soto y Corro y
Mercedes de Velilla. El profesor Gabardón de la Banda reflexiona sobre cuáles
pudieron ser las causas del nombramiento de ambas mujeres, ya que no estaba
permitido que una mujer fuera socia titular de esta institución. En sus palabras,
pudo deberse a la participación de la autora en una Velada Artística y Literaria
que el Centro Mercantil organizó "con el objeto de estimular la caridad de los
socios y hacer una cuestación durante la misma en beneficio de los inundados
de las provincias de Murcia, Almería y Alicante". Este acto está fechado el 26
de octubre de 1879 y a él acudieron numerosos poetas y artistas que fueron
recompensados con un pequeño honorario y con su nombramiento como
"socios honorarios" a petición de varios socios. Se propuso además que estas
veladas se convirtieran en un acto recurrente (Gabardón de la Banda, 2020).
2
8
numerosos artículos en prensa, una extensa obra narrativa3 y
dramática y numerosas composiciones poéticas4. Tuvo especial
predilección por la poesía, género que insertó en la mayor parte
de sus obras, recogiendo distintas formas poéticas a lo largo de
su extensa producción. Ella misma, al describirse literariamente,
siempre se autodenominó "poetisa" (De Soto y Corro, 1883: X;
Méndez Berejano, 1989: 427; Sáenz de Melgar, 1881: 698),
siguiendo la estela de otras muchas mujeres inmersas en el
ejercicio poético (Carmona González, 1999: 22). Algunas de sus
piezas fueron publicadas en diferentes periódicos y revistas del
momento5, pero también fueron numerosos los artículos
periodísticos que salieron de su pluma. Desde 1875, se conservan
pequeños ensayos aparecidos en El Guadalete (Jerez), el Boletín
Gaditano (Cádiz), El Diario de Cádiz (Cádiz), Flores y perlas
(Madrid) y Álbum Ibero-americano (Madrid), antes de la
aparición de su propio semanario, Asta Regia, fundado y dirigido
por ella misma desde 1880 hasta 18836. Merece la pena detenerse
unas líneas en esta publicación y en cómo se inscribe dentro de la
Como indica Sotomayor Sáez, estas composiciones narrativas, mayormente
cuentos y leyendas, beben de distintas fuentes poéticas, llegando algunas a ser
escritas enteramente en verso. También se encuentran textos con temática
religiosa o biográfica, especialmente sobre vidas de santos (2016: 210). Con
un contenido pedagógico, es importante mencionar la novela que escribió De
Soto y Corro bajo el título de Mauca, la cual fue prologada por Manuel
Machado. Para más información sobre esta novela, véase el estudio de María
de los Ángeles Ayala (2021).
4
Véase el listado de obras en Ramírez Gómez (2000: 324-326), el catálogo de
Simón Palmer (1991: 675-683), la compilación de las obras que tratan su
vertiente americanista (1994: 443-458) o la selección de obras teatrales de
Pilar Nieva de la Paz (1993: 252-253).
5
Sotomayor Sáez ha contabilizado 177 poesías solo en distintas publicaciones
en prensa (2016: 207). Para más información sobre la obra poética de la autora,
véase su artículo "La obra en prensa de Carolina de Soto y Corro" (2016).
6
De su extensa producción en la prensa da cuenta Simón Palmer en su manual
biobibliográfico (1991), donde además señala seis grupos temáticos en los que
pueden insertarse la mayor parte de los artículos de De Soto y Corro: 1)
Artículos programáticos 2) Artículos de modas 3) Artículos costumbristas 4)
Artículos de opinión sobre educación y temas feministas 5) Biografías y 6)
Artículos eruditos sobre temas históricos y literarios (2001: 675-683).
Sotomayor Sáez, por su parte, agrupa los artículos en tres grandes grupos: 1)
De información 2) De erudición y 3) De opinión (2016: 211-218).
3
9
producción periodística femenina de finales del siglo XIX y
principios del XX.
En primer lugar, es importante mencionar cómo la prensa jugó
un papel importante en el despegue y desarrollo de la escritura de
muchas mujeres. El trabajo de Ángeles Carmona González sobre
las escritoras de prensa andaluzas en el siglo XIX nos
proporciona información valiosa al respecto:
La prensa fue uno de los medios que utilizaron las mujeres del
siglo XIX para salir de su aislamiento. Y, específicamente, el
periódico o revista femeninos sirvieron para que las mujeres se
comunicaran directamente entre ellas (1999: 9).
Tanto De Soto y Corro como otras muchas mujeres7
emprendieron una actividad periodística prolongada en el tiempo,
logrando crear un espacio propio donde se podían discutir asuntos
que afectaban directamente a la mujer y donde era posible
expresarse acerca de los temas de actualidad8. La profesora María
Victoria Sotomayor Sáez destaca, entre otros, el periódico La
pensadora gaditana, fundado por Beatriz Cienfuegos y la revista
El Pensil Gaditano9, dirigido por Margarita Pérez Celis
(Sotomayor Sáez, 2013: 318-348). Por su parte, Carmona
González menciona La Gaditana. Periódico de Ciencias,
Literatura y Variedades (1838-1842) por ser el único periódico
andaluz escrito en su totalidad por una mujer, al tiempo que
señala otras publicaciones posteriores, esta vez revistas, como La
Aureola (1839) o La Revista Gaditana (1839), dirigidas
Ángeles Carmona González señala más de trescientas escritoras, solo
andaluzas, que colaboraron en distintos medios a lo largo del siglo XIX (1999:
9).
8
Como explica Carmona González, las primeras publicaciones fueron más
reivindicativas en cuanto a la defensa de la educación de la mujer, aunque fuera
a través de un lenguaje vinculado a la esfera cristiana. Es importante mencionar
la adscripción de algunas de estas autoras al pensamiento socialista utópico en
la década de los cincuenta. Por el contrario, la investigadora ve un retroceso
en los años sesenta, cuando vuelven a ensalzarse la maternidad y el matrimonio
como metas ideales de la mujer. Mucho tuvo que ver la reacción antiliberal y
el peso de la Iglesia católica al respecto (1999: 22-26).
9
Se considera la primera revista feminista en España. Su primer número data
de 1857 (Carmona González, 1999: 14).
7
10
directamente a las mujeres de la época (Carmona González, 1999:
13-14). Teniendo en cuenta el lugar de residencia de nuestra
autora, es destacable que la primera publicación femenina en
prensa naciera en Cádiz como "Suplemento femenino" de El
Diario Mercantil. Se llamó El Correo de las Damas y se quiso
justificar a través de un punto de vista pedagógico, señalándose
su utilidad para preparar a las mujeres en el camino hacia el
matrimonio (Carmona González, 1999: 10).
También la aparición de Asta Regia comenzó su andadura en
prensa con un primer número donde se justificaba su publicación
desde una doble perspectiva. Por un lado, se planteó como una
publicación local que pretendía reseñar "con la debida
imparcialidad" aquellos sucesos de más relevancia sucedidos en
Jerez (De Soto y Corro, 1880, nº 1: 1). Por otro lado, siguiendo la
estela de otras publicaciones femeninas, se alegó un componente
didáctico, especialmente destinado a los jóvenes. En este sentido,
la autora señala en este primer número su deseo de:
[f]omentar la educación de la juventud estudiosa, de esa juventud
que nace ávida de conocimientos, y que tanto necesita el impulso
de una mano atrevida para seguir adelante por el camino del
progreso (De Soto y Corro, 1880, nº 1: 1).
La autora rondaba los veinte años por entonces, por lo que ella
misma debía incluirse dentro de esa juventud propulsora de
cambio que tenía que movilizarse al compás de los avances que
se estaban dando en la región. De igual forma, los distintos
números de la revista sufrieron algunos cambios de orientación
durante los casi tres años de publicación. El primer año,
acompañaba al título en portada la siguiente definición:
"Semanario de Ciencias, Letras, Artes e Intereses Locales",
centrando el contenido en asuntos que afectaban a la región de
Jerez, principalmente relacionados con la situación de la industria
vinícola hispano-inglesa. Pero un año después la directora parece
verse obligada a ampliar los temas, incluyendo artículos de moda
y consintiendo la aparición de publicidad en algunas páginas. A
ello se sumó el cambio en la descripción, ahora "Revista semanal,
religiosa, científica, literaria y artística, de intereses locales,
moda y anuncios" (Sotomayor Sáez, 2009). Los últimos números
11
ya solo incluyen el subtítulo "Revista Literaria". Estos cambios
probablemente se debieran a problemas económicos y a la
necesidad de ganarse el favor de algunos miembros de la Iglesia
en Jerez10, al tiempo que buscaba algo de financiación a través de
anuncios de productos o servicios. De hecho, la revista tuvo que
alargar el tiempo entre publicaciones hasta su desaparición
definitiva en 1883.
Hay que añadir también el gran número de autores que
colaboraron en los distintos números con publicaciones inéditas.
Muchas de estas publicaciones tenían autoría femenina y estaban
firmadas por autoras como Blanca de los Ríos, María de los
Dolores Landeras o Faustina Sáez de Melgar11, entre otras
contribuciones también destacables. Sorprende especialmente la
colaboración de la escritora, pensadora y periodista Rosario de
Acuña, con quien De Soto y Corro compartía la lucha por la
defensa de la educación de la mujer, aunque discrepaba en
algunos planteamientos12. El 16 de abril de 1883, Asta Regia
publica este soneto en el que trata uno de los aspectos clave de su
línea de pensamiento:
¡Igualdad! ¡Casta virgen que aparece
Revestida de mágicos fulgores,
Y que ofrece á los hombres sus amores
Mientras el alma en la ilusión se mece!
Su vaga forma ante la vista crece,
Específicamente, este cambio se produce a partir del número 52, donde De
Soto y Corro incorporó secciones dedicadas a temas religiosos. Este número
data del 17 enero de 1881. Sobre la influencia de la Iglesia Católica en la vida
cotidiana y en la educación, véase Solange Hibbs, Iglesia, prensa y sociedad
en España (1868-1904) (1995) y Jesús Palomares Ibáñez, "La Iglesia católica
y la asistencia social en el siglo XIX" (1979).
11
Directora de Las mujeres españolas, americanas y lusitanas, pintadas por
si [sic] mismas (1881), obra en la que se incluye a Carolina de Soto y Corro
con el ensayo "La mujer de su casa en Andalucía", pp. 698-705.
12
Rosario de Acuña lanzaba muchas de sus críticas a la institución católica, de
la que se desligó tras separarse de su marido, Rafael de la Iglesia, tras sus
numerosas infidelidades. Es importante su defensa de la mujer como ser
pensante y actuante, libre para tomar sus decisiones sin la tutela masculina.
Véase Caballé 2013: 125-128, algo en lo que discrepa con De Soto y Corro.
10
12
Les invita á luchar por sus favores,
Y apenas se proclaman vencedores,
Cuando al irla á tocar, desaparece!
¡De Libertad y de Justicia hermana,
Su imperio tiene en la mansión divina
Y allí la encuentra la razón humana
Cuando al destino su fin camina,
Que en este mundo de flaqueza vana
No se la vé jamás, se la adivina! (De Acuña y de LaIglesia13,
1883: 7)
Debajo del soneto se indica que fue escrito tres años antes, en
1880, cuando De Acuña ya había contraído matrimonio con el
comandante Rafael de La Iglesia (de quien toma el apellido para
firmar) y ha estrenado con éxito su drama histórico Rienzi el
tribuno (1876). El soneto se publica en la misma página que el
poema "La mujer" de Manuel Garrido Iquino y que "Nunca" de
José Lázaro Galdiano, lo que sorprende por la diversidad de
enfoques y el tratamiento literario de la mujer. Mientras que De
Acuña defiende que exista una igualdad entre sexos que se
muestra imposible de alcanzar, Garrido Inquino repite los lugares
comunes en la descripción de la fémina idealizada (hermosa,
dulce, consoladora...), y Lázaro Galdiano narra la furia del
amante despechado que se niega a perdonar a la mujer que lo
despreció. Desde una visión un tanto simplificada, parece que el
pensamiento de De Soto y Corro oscilaba entre unos y otros:
admitía la necesidad de la mujer de acceder a la educación para
poder ser autosuficiente, independientemente de si se unía o no
en matrimonio, pero reconocía su obligación de seguir al amparo
de sus homólogos masculinos, aceptando muchas de las
tradiciones y costumbres impuestas. Así lo indica en esta cita
sacada del artículo "Hablan las mujeres" de la sección
"Feminismo" del diario La Acción, publicado el 8 de enero de
1919:
13
Algunas de sus obras las firma como como Rosario de Acuña y de Laiglesia,
por ser este último el apellido de su esposo. De Acuña no se separa de su
marido hasta 1884. Este soneto data de 1880.
13
En Letras y Artes, la mujer ha sabido también competir
gallardamente con el sexo masculino y, por todas estas razones
vemos que aquélla va ganando terreno y elevándose del humilde
lugar que antes ocupaba en el mundo, con sumo propósito de
escalar los peldaños que aún le faltan para colocarse al nivel del
hombre. Pero aun así, consiguiendo iguales ventajas que éste, la
mujer, a mi juicio, debe reconocerse inferior en fuerzas y esperar
de él la protección necesaria (De Soto y Corro, 1919: 1).
La autora explica abiertamente cómo la mujer debe tener
presente al varón como un ser superior del que aprender y en el
que refugiarse, a pesar de querer para ella una educación que le
proporcione la autonomía necesaria para valerse sin necesidad de
depender de él. Sin duda, su pensamiento es mucho más complejo
y variable, al punto de parecer en ocasiones contradictorio. Juan
Antonio Hormigón supo apreciar cómo "[t]radicionalismo y
conservadurismo acompasan la escritura de esta insigne dama de
las letras" añadiendo un matiz: su "tenue coqueteo con ideologías
más progresistas cual es la Institución Libre de Enseñanza"
(1997: 1227; cit. Ramírez Gómez, 2000: 324). Es cierto que,
conforme la autora va teniendo acceso a círculos intelectuales
más selectos, sus ideas se impregnan de un aire renovador que la
obliga a adoptar un punto de vista mucho más crítico con sus
contemporáneos. Así lo refleja la primera página del primer
número publicado de Asta Regia: "Una mujer es la que vá á
emprender tan difícil tarea; difícil, cuanto que son muy pocos los
que se disponen á ayudarla. Pero nuestro deseo es grande y muy
particular el espíritu que nos domina" (De Soto y Corro, 1880, nº
1: 1). La autora no solo expresa abiertamente los obstáculos con
los que cualquier mujer se encuentra a la hora de emprender una
nueva empresa, sino que justifica la necesidad de que esos
proyectos se lleven a cabo de todos modos, con o sin el
beneplácito de sus coetáneos14, especialmente varones,
La desigualdad entre hombres y mujeres también se discute en otros
artículos bajo distintas perspectivas. Lola Curiel en su blog Pioneras. Mujeres
que deben ser recordadas recuerda el debate generado tras un texto de ficción
publicado por Mercedes Gutiérrez del Valle en el número 164 de Asta Regia.
En él se criticaba duramente el abandono sufrido por una mujer por parte de
14
14
convirtiendo esta primera publicación en una declaración de
intenciones.
Por otro lado, si bien la prensa fue determinante para la
inmersión de las mujeres en el ambiente cultural del momento, no
deben menospreciarse otras composiciones que se insertan en
otros géneros muy alejados del oficio periodístico. En este
sentido, la entrada de un romanticismo tardío en España fue otro
de los elementos propulsores de la producción literaria femenina
ya que, aunque la mayor parte de estas mujeres sentían
predilección por la poesía, otras muchas vieron en los cuadros de
costumbres y en la narrativa histórica una forma de escritura
segura en la que reconocerse como escritoras. De Soto y Corro
publicó valiéndose de esta tradición la leyenda La conquista de
Cádiz (premiado en 1879 y publicado en Asta Regia en tres
números sucesivos, del número 86 al 88)15, el poema histórico
Colón y América (1892) y el romance histórico Gloria de los
Alfonsos Reyes de España (1902). Por último, el cuento y la
novela también fueron parte de su producción, pero de una forma
más escasa. La autora sevillana publicó el cuento en verso El
diablo en el púlpito (1889); la colección de cuentos y novelas
Vicios y virtudes16 (1894); la novela Bígamo (1895) y Mauca
(1917), cuyo relato sobre una niña pobre que viaja a Madrid en
busca de sustento para ella y para su madre ganó el interés de
Manuel Machado, quien escribió el prólogo.
El teatro, en cambio, pareció suscitar menos interés, en parte
por la dificultad de verlo editado y representado. No obstante,
también se encuentra un importante grupo de dramaturgas que,
como indica Nieva de la Paz, se interesaron por la producción
su marido. La publicación dio pie a un debate abierto donde se enfrentaron
distintos puntos de vista. Algunos hombres defendieron lo expuesto por
Gutiérrez del Valle, mientras otros lo criticaron duramente (especialmente el
poeta, dramaturgo y libretista Fiacro Iraizoz), pero lo realmente importante es
la defensa que hizo De Soto y Corro, criticando la normalización de actitudes
vejatorias en el trato hacia la mujer (Curiel, 9 febrero 2021).
15
Específicamente, se publica el 12 de septiembre de 1881 en el número 86,
p. 5; el 19 de septiembre de 1881 en el número 87, pp.1 y 2; y el 26 de
septiembre de 1881 en el número 88, p. 4. Ramírez Gómez también indica una
edición en 1907 que no he logrado encontrar (2000: 325).
16
Una de las secciones de su obra El faro de la virtud (1883) tiene el mismo
título.
15
teatral mientras tomaban parte en las diversas asociaciones y
revistas del movimiento femenino (1993: 75-76). La dificultad
para encontrar las obras e, incluso, estudios actualizados sobre la
dramaturgia femenina de principios del siglo XX, ha sido una de
las motivaciones de esta edición que pretende recuperar dos de
las piezas de teatro infantil de Carolina de Soto y Corro:
Predestinada y La Fea, ambas incluidas en el segundo volumen
de Teatro para niños. Diálogos, monólogos, comedias,
apropósitos y revistas en un acto, en prosa y verso, para escuelas,
colegios y salones (1912). En las próximas páginas, se atenderá
al contexto político, social y teatral en el que se insertan ambas
obras, con una especial atención a su carácter didáctico. Se ha
incluido también el «Preámbulo» que se añade al primer
volumen, publicado dos años antes y escrito junto a Pilar
Contreras, autora de las demás obras que componen los
volúmenes de esta colección. Este texto introductorio nos aporta
información muy relevante sobre el motor que guía la escritura
de las piezas, al tiempo que señala su demanda en diversas
instituciones religiosas, especialmente femeninas.
2. CONTEXTO TEATRAL
Uno de los problemas señalados en el estudio de Nieva de la
Paz, Autoras dramáticas españolas entre 1918 y 1936, es la
dificultad para tener acceso a las ediciones de obras de teatro
escritas por mujeres a principios del siglo XX, a veces debido a
la corta tirada de las ediciones, otras muchas a la imposibilidad
que sufrían estas escritoras para acceder a ediciones editoriales.
Hay algunas excepciones, como las obras de Carmen Eva Nelken
Mansberger, también conocida como Magda Donato, las de
Dolores Ramos de la Vega o las de la Pilar Millán-Astray,
hermana del fundador de la Legión Española. No obstante, estos
ejemplos son escasos, siendo más común el total silenciamiento
de las mujeres dramaturgas o la aparición de breves reseñas sobre
sus obras en algunas notas de prensa –muchas de ellas escritas
por otras mujeres– o en las solapas de otras obras editadas (Nieva
de la Paz, 1993: 30).
La producción literaria de De Soto y Corro comienza siendo
una niña, en la segunda mitad siglo XIX, extendiéndose a lo largo
16
del primer cuarto del siglo XX. No obstante, su producción teatral
es relativamente tardía, no encontrándose piezas dramáticas
anteriores a 1910, fecha en la que se publica el primer volumen
de su Teatro para niños, en colaboración con Pilar Contreras. El
último tomo de esta colección está fechado en 1917. Entre
medias, específicamente de 1914 a 1919, De Soto y Corro publicó
La buena obra, Los vendedores, Pasado, presente y futuro, Los
niños malos, Los santos médicos, Un premio a la virtud, Los
niños toreros, Don Jenaro Matamoros, El cocinero de Mister
John, Paco el Trianero, Monedas y billetes y Los tres defectos de
Rita (Salgado, 2015).
Adentrándonos en el contenido de estas piezas, no parece
casual que su producción dramática esté casi en su totalidad
dedicada a la infancia, como sucede con otras escritoras del
período (Pilar Contreras, Matilde Ribot o Micaela de
Peñaranda17). A la vinculación tradicional de la mujer con temas
que afectaban a la crianza y educación de los niños, debe sumarse
el rechazo generalizado a que trataran otras cuestiones sobre las
tablas de un escenario. De hecho, no es hasta los años convulsos
de la Guerra Civil cuando se nombra a cuatro mujeres como
miembros de la Comisión del Teatro de los Niños, creada por el
gobierno republicano. Estas cuatro mujeres son María Luz
Morales, María de la Encarnación Gertrudis Jacoba Aragoneses
y de Urquijo (conocida como Elena Fortún), la antes citada
Carmen Eva Nelken Mansberger (Magda Donato) y Esperanza
González (Marrast, 1978: 262; cit. Nieva de la Paz, 1993: 55). La
comisión tuvo como presidente a Jacinto Benavente, quien años
antes había manifestado su desprecio por la producción de teatro
infantil femenino. Afirmaba:
Para escribir un buen cuento de niños hay que tener alma de
madre. Lo que es lo mismo, ser un gran artista, verdadero
artista... Género de arte en que debían triunfar las mujeres, si no
fuera porque la mayoría de las mujeres escritoras tiene muy poco
de femenino (Vol. II, 1962: 968).
17
A ellas les dedica unas páginas en su estudio Autoras dramáticas españolas
entre 1918 y 1936. Nieva de la Paz, donde también se incluye a Carolina de
Soto y Corro (1993: 250-255).
17
Benavente se burlaba, no solo de la incursión de estas
escritoras en la producción de teatro para niños, sino también de
su talento creador y de su capacidad intelectual. El mismo
Benavente había abanderado y dirigido entre 1909 y 1910 la
campaña "Teatro de los Niños" en el Teatro Príncipe Alfonso,
pero no incluyó en ella a ninguna mujer18, lo que pudo parecer
inadmisible años después, cuando ya existían tímidas leyes de
protección al trabajo y reformas legales en favor de sus
compañeras19. Por el contrario, en el "Preámbulo" a los seis
volúmenes del Teatro para niños, publicado en 1910, Pilar
Contreras y Carolina de Soto y Corro, justifican la idoneidad de
la mujer para este tipo de composiciones ya que:
la imaginación femenina y el espíritu delicado de la mujer,
asimilándose con el del niño, llega más suavemente al corazón
de los chicos y de los graneles, esparciendo luz clara y efluvios
sanos de virtud en su derredor (Contreras y De Soto y Corro, Vol.
1, 1910: 13).
Oponiéndose al ilustre dramaturgo madrileño, ambas autoras
recuperan algunos de los tópicos en torno a la aptitud de la mujer
para trabajar temas conectados con la infancia. Su carácter,
entendido desde la paciencia y la dulzura innatas, le proporciona
mayores destrezas a la hora de abordar la educación de la infancia
y su cuidado. Por el contrario, concuerdan con Benavente en la
escasez de obras dedicadas a la niñez, lo que entorpecía que se
tuvieran en cuenta las piezas de teatro en los planes de estudio o
en las actividades de las escuelas. El dramaturgo y director dejó
escrito:
Para más información, pueden consultarse las siguientes fuentes: El teatro
en España, 1909 de José Francos Rodríguez (1910: 359-371); Vida y obra de
Benavente, de Ángel Lázaro (1964: 67-69); "El Teatro de los Niños, de Jacinto
Benavente", de Javier Huerta Calvo (2012); e Historia crítica del Teatro
Infantil Español, de Juan Cervera (1982: 265-275).
19
Las primeras reformas datan de los años de gobierno de Primo de Rivera,
aunque las más destacadas se aprobaron con la II República (cit. Nieva de la
Paz, 1993: 48).
18
18
En España, ¡triste es decirlo!, no se sabe amar a los niños. Si no
hubiera otras pruebas bastaría esta falta de una literatura y de un
arte dedicado a ellos. De la literatura clásica, ninguno.
El Quijote es una obra de desencanto, de desilusión, propia de la
edad razonadora. Sería cruel que los niños rieran con Don
Quijote, y más que pensaran. De los escritores, tal vez Galdós,
en la primera parte de sus Episodios nacionales, fue el único que
escribió para los niños sin proponérselo; quizá por lo mismo, con
mayor acierto. […] Los escritores que deliberadamente intentan
escribir para niños suelen padecer el error de considerarlos
demasiado pueriles, y se creen en el caso de puerilizar su espíritu.
Por esto, las mejores obras para la infancia son las que no fueron
escritas con intención de conquistarla. Robinson Crusoe, algunas
novelas de Dickens… En cambio, ¡cuánta ñoñería, cuánta
bobada en muchos cuentos y narraciones, pensados y escritos
especialmente para los niños, que no pueden por menos de
aburrirles (Benavente, Vol. VII, 1962: 498-499).
Benavente no solo menciona el bajo número de obras aptas
para que sean leídas por los niños o que se escriben directamente
para ellos, también reconoce que, de esa cifra tan reducida,
muchas de ellas caen en el error de tratarlos como seres sin
capacidad crítica o poder de decisión. Asimismo, Contreras y De
Soto y Corro señalan esa escasez, mencionando a algunos de los
autores que se han lanzado a escribir obras para niños, entre ellos,
a Miguel Echegaray, Eusebio Blasco o Carlos Frontaura y
Vázquez (Contreras y De Soto y Corro, 1910: 10). Ellas mismas
entienden que la labor en la que se han embarcado al escribir
varios volúmenes de obras para niños no es novedosa, pero sí
necesaria. Entre otras razones, aluden a la baja calidad de las
traducciones que se han hecho de obras francesas, ediciones que,
por otro lado, debían omitir algunas partes que no casaban con las
costumbres y tradiciones españolas, lo que perjudicaba su
interpretación (9). La demanda de estas obras en las escuelas hizo
que otros muchos se embarcaran en la composición de estas
piezas "sin verdadero empeño, acaso por considerar trivial y
nimio" (9). Fue el proyecto de Benavente el que, en palabras de
las autoras, impulsó que:
19
dramaturgos y poetas de nombradla, sin descender por eso de su
altura, se ocupen de escribir para la infancia, en lenguaje
comprensible a su pura inteligencia en germen, con la sana
intención de fomentar y sostener la buena idea que, diestramente
cimentada, podría influir no poco en el mejoramiento moral de
las generaciones venideras (10-11).
Sin embargo, se menciona seguidamente que tampoco el
trabajo de estos autores consagrados logró captar la atención del
público20, al tiempo que inciden en "la insistencia con que han
sido solicitadas nuestras modestas producciones […], la
favorable acogida y el éxito obtenido" (12). Ellas, al contrario que
sus homólogos masculinos, parecen haber encontrado un espacio
en las instituciones educativas religiosas donde acomodar sus
piezas, todas ellas escritas con la intención de perpetuar una
ideología mayoritariamente conservadora.
En todo caso, las obras insertas en los seis volúmenes de su
Teatro para niños beben de la corriente pedagógica y escolar del
género21, en la que se incluyen también piezas de Micaela de
Peñaranda, Matilde Ribot, Gabriela García, Pilar Pascual de
Sanjuán o Magdalena S. Fuentes (Nieva de la Paz, 1993:250).
Estas obras estaban escritas desde un enfoque moral y religioso
que presentaba modelos de conducta para los niños, aunque
predominaban aquellas en las que los personajes eran femeninos.
En la entrada correspondiente a De Soto y Corro, José Ramón
Fernández de Cano Martín señala "la escasa calidad literaria" de
estas obras, al tiempo que describe "un mensaje doctrinal
profundamente reaccionario y trasnochado" que, para el crítico,
20
Estas líneas del "Preámbulo" también pueden ser leídas como una hiriente
apreciación del éxito que están teniendo sus obras, siendo autoras, en
comparación con la poca acogida de las piezas insertas dentro del proyecto
benaventiano. Esta lectura casa con el hecho de que, seguidamente, se hace
una defensa de la idoneidad de la mujer para la dramaturgia infantil, lo que
Jacinto Benavente rechazaba abiertamente.
21
Como indica Nieva de la Paz, la otra corriente a la que se adscribía la
producción dramática femenina estaba pensada para la diversión y el
entretenimiento del público infantil. En este grupo encontramos a autoras
como Carmen Eva Nelken Mansberger (Magda Donato), Encarnación
Aragoneses Urquijo (Elena Fortún) o Concha Méndez. Este teatro, alejado de
los moldes tradicionales, tuvo un mayor éxito comercial (1993: 255).
20
las convierte en "vehículo de severa y tajante propaganda
ideológica del conservadurismo cristiano más ultramontano"
(n.f.). Nieva de la Paz reconoce la herencia decimonónica de este
teatro, escrito principalmente en verso (1993: 250) y sin apenas
acción dramática (252). Aunque la versificación ayudaba en la
memorización de los diálogos, la complejidad de las obras, junto
con "el empleo abusivo de algunos recursos retóricos […], como
la alegoría y la personificación" (Fernández de Cano Martín s.f.),
las convertía en piezas complejas para la edad a la que
supuestamente estaban destinadas. A ello debe añadirse la
escasez de acotaciones y los escasos medios económicos
destinados para la representación, muchas veces reducidos al
vestuario, pensado, en todo caso, para el "lucimiento de los niños
ante sus familias" (Nieva de la Paz, 1993: 250).
Sin rebatir lo dicho por estos estudiosos, creo que también
deben considerarse algunos aspectos temáticos de las obras que
han pasado desapercibidos y que denotan un grado de
compromiso de la autora con la educación de la mujer y con su
derecho a decidir su propio destino. Desde esta óptica, las dos
obras que se presentan en esta edición pueden leerse como una
crítica al trato de la mujer como un ente sin voluntad ni deseos,
supeditado a las decisiones de otros, especialmente varones. Así
sucede con Anita, la protagonista de Predestinada, obligada a
casarse con un primo suyo por imposición de su padre. De Soto
y Corro le otorga a Anita la posibilidad de contar su propia
historia gracias a un monólogo en verso que transcurre en un solo
acto con una única escena. En ella, el personaje toma conciencia
de la poca atención recibida de su padre y de cómo este la trata
como una moneda de cambio para mejorar su situación
patrimonial:
La verdad es que me hacen
por miras interesadas,
víctima del despotismo
como si fuera una esclava (De Soto y Corro, 1912: 14).
En una obra destinada a ser representada en un colegio
católico, parece impensable poner en boca de la protagonista un
comentario en contra del matrimonio de conveniencia, más aún
21
cuando se trata de un personaje perteneciente a la clase alta y, por
tanto, obligado a la perpetuación del nombre y los bienes
familiares. Es cierto que el verdadero deseo de la protagonista es
seguir viviendo en el convento, dedicando su vida al rezo y la
contemplación. Esto podría justificar el poco interés en
convertirse en esposa, tratando la vida conventual y la dedicación
a Dios como algo superior e incuestionable para quien siente la
verdadera vocación. No obstante, la pieza destaca en distintos
momentos el poco cariño recibido del padre tras la muerte de la
madre y su posterior matrimonio con otra mujer, con quien
también tiene descendencia. En clara contraposición,
Predestinada incide en el cariño dentro del convento, en la buena
convivencia y en el afecto de las hermanas, quienes la conocen y
la tratan con verdadero amor maternal. Es, sin duda, una defensa
de la bondad en el seno de la familia religiosa, pero también un
alegato a favor de la sororidad y el cuidado entre mujeres.
Así puede leerse también la segunda pieza de esta edición,
titulada La Fea. El contraste social con la anterior es evidente,
pues trata la vida de Mónica, una muchacha poco agraciada que
trabaja sin descanso para poder sustentar a Teresa, su madre
adoptiva, y a los hijos de esta. Mónica trabaja en la fábrica de
Doña Juana, quien vela también por su futuro, preparándola para
tomar las riendas del negocio cuando ella falte. Un vuelco del
destino hará que Mónica conozca a La Marquesa, descubriendo
su origen acomodado. Mónica rechaza la decisión de dejar a
Teresa, a los niños y a Doña Juana para marcharse a América y
convertirse en una mujer rica. Finalmente, La Marquesa decide
enviarle una pensión, aunque Mónica continuará trabajando en la
fábrica.
Al igual que sucedía con Predestinada, el personaje principal
rechaza un destino impuesto que implica alejarse del único
espacio de cuidado que ha conocido. De nuevo, es un espacio
habitado solo por mujeres –a excepción de Vicentín, el hijo
pequeño de Teresa– que, además, son las únicas que pueden
reconstruir el relato de los acontecimientos. Es a través del
testimonio de La Marquesa y de Teresa como conocemos el
origen de Mónica y las circunstancias que llevaron a su familia a
la muerte. Por otro lado, y tal y como sucedía en Predestinada,
son las mujeres –en este caso, Doña Juana, Teresa y Mónica– las
22
que crean una red de asistencia que les permite sobrellevar las
penurias y la escasez económica.
Desde otro punto de vista, tanto Anita como Mónica parecen
rechazar la maternidad o, al menos, no refieren ningún deseo de
ser madres. Por el contrario, tanto una como otra basan sus
decisiones en un sentimiento profundo de agradecimiento hacia
quienes las han cuidado y protegido siendo unas niñas, queriendo
devolverles ese cariño permaneciendo junto a ellas en su edad
adulta. Su comportamiento, en este sentido, no está supeditado a
la relación de parentesco con estas mujeres, sino al trato que han
recibido de ellas. Escapan, de esa forma, a ser clasificadas como
"seres relacionales", lo que Almudena Hernando define en estos
términos:
Se es siendo, no pensando en lo que es, como sucede en la
individualidad. Esto quiere decir que en esta forma de identidad
no juega ningún papel ni el tiempo ni la memoria, porque uno no
sabe quién es por el proceso que ha vivido, por la que ha sido o
ha venido siendo (como sucede en la individualidad), sino
simplemente por lo que es ahora, que, a su vez, se pretende que
es exactamente igual a como fue siempre (Hernando, 2015: 88).
El modelo de estas mujeres no es la madre, ya que ambas se
enfrentan a su muerte siendo todavía unas niñas, y tampoco
sienten afinidad por aquellos con los que comparten lazos
sanguíneos, sino por personas que se han responsabilizado de su
educación y cuidado. De igual forma, no hay una vindicación de
la memoria como recuperación de la historia familiar, pues lo que
importa a ambos personajes es el deseo de compensar en el futuro
a quienes se han preocupado de su cuidado en la niñez y primera
juventud. Incluso en La Fea, donde es más evidente el peso del
pasado, acaba siendo un recurso para enaltecer aún más al
personaje principal pues, a pesar de poder medrar gracias a su
origen e historia familiar, Mónica decide quedarse al cuidado de
Teresa, cumpliendo con el deseo de Doña Juana de continuar su
legado en la fábrica.
23
3. VOLÚMENES Y DESTINATARIOS.
En total, los seis volúmenes contienen ochenta y tres piezas,
de distinta extensión y forma, y un preámbulo que se inserta al
inicio del primer volumen. De estas obras, cuarenta y tres fueron
escritas por Carolina de Soto y Corro, mientras que las otras
cuarenta restantes llevan la firma de María del Pilar Contreras.
No obstante, hay que destacar que algunas de las obras de
Carolina de Soto y Corro incluyen partituras escritas por
Contreras, lo que supone una colaboración en el trabajo de
creación de estas piezas que se extendió a lo largo de los años.
Estas pequeñas composiciones musicales podían ser incorporadas
a las obras, modificando el desarrollo de la interpretación, o, por
el contrario, ser descartadas, dejando el texto sin música a merced
del ritmo del verso o de la prosa. En el preámbulo, las autoras
señalan las dos opciones, explicando que "damos las piezas
musicales aparte, con el fin de que el coste de estas y de aquel se
halle al alcance de todos, pudiéndose también representar las
comedias sin el canto, según parezca oportuno" (Contreras y De
Soto y Corro, Vol. 1, 1910: 18). Son, por tanto, composiciones
con un precio independiente del precio de la pieza teatral y que
no limitan ni condicionan que el texto pueda ser interpretado, más
bien lo mejoran al hacerlo más complejo en su puesta en escena.
Entre las cuarenta y tres piezas escritas por Carolina de Soto y
Corro, se encuentran distintos tipos de discursos y formas,
destacando en número el monólogo (en total cinco piezas), los
apropósitos (tres piezas) y los diálogos (cuatro piezas). Esta
predilección da lugar a obras con menos personajes –de las
anteriormente citadas, la pieza con más personajes es un
apropósito incluido en el volumen tercero (cuatro personajes)–,
favoreciendo, sobre todo en el caso del monólogo, una mayor
introspección del personaje en la descripción de sus pensamientos
y emociones. Otras formas por las que apuesta son la revista
geográfica, la fábula, la parábola, el sainete, la pastorela, el
juguete, el apólogo, el cumplimiento y el paso de comedia. Se
añaden, además, dos felicitaciones y una poesía. Predominan las
piezas escritas en verso (diez y ocho en total) y en prosa y verso
(once piezas), por encima de aquellas creadas en prosa (tres).
También se observa una predilección por el acto único (tan solo
24
una pieza posee dos actos). Por el contrario, sí existe variación en
el número de escenas, siendo evidente el predominio de la escena
única y los actos con cuatro escenas (seis piezas de cada tipo),
seguido por las obras con acto único y diez escenas. Una de las
obras incluida en este volumen sigue este último formato. Por
último, se incluyen obras con personajes alegóricos y con
personajes no humanos, todos ellos con una fuerte carga
simbólica y moralizante. Predominan, sin embargo, las piezas con
personajes femeninos.
Esta amalgama ofrece numerosas y variadas opciones de
interpretación para colegios y otras instituciones educativas.
Como señalaba anteriormente, las obras fueron pensadas con un
fin didáctico, especialmente vinculado a la educación de las
niñas. Algunas de las obras incluidas ya habían sido
interpretadas22 antes de la publicación del libro. Otras, en cambio,
habían sido escritas pensando en una puesta en escena futura y en
un público específico. Como ejemplo, el tercer volumen contiene
obras de ambas autoras que han sido escritas por encargo de una
institución. También se recoge a qué cargo directivo van
dedicadas las piezas, destacando las escritas en alabanza de la
Madre Superiora o del mismo Director. El aumento de estas
dedicatorias en el volumen tercero puede ser indicativo del éxito
de los dos primeros volúmenes, publicados en 1910 y 1912
respectivamente, y del aumento de encargos de obras de distintas
instituciones educativas.
A continuación, se aporta un vaciado de las obras de los tres
volúmenes que ofrece una perspectiva global de los tres
volúmenes:
VOLUMEN 1
Preámbulo
María del Pilar Contreras de Rodríguez
1. Año Nuevo. «Apropósito en un acto en verso». Acto
único. Tres escenas. 14 personajes (Año Nuevo, Año Viejo y
los doce meses del año)
Dos de las obras fueron puestas en escena en el Colegio de María Inmaculada
en la Casa Central de San Vicente de Paul en Madrid.
22
25
2. La pequeña artista. Monólogo. Escena única. Personaje:
Lolita.
3. El espárrago y la fresa. Diálogo. Escena única. Escrito
para dos alumnas externas del Colegio María Inmaculada (se
añaden nombres). Dos personajes: Espárrago y Fresa.
4. El paso del cometa. «Apropósito astronómico». Cuatro
escenas. Incluye un monólogo y varias partes recitadas.
Escrito para ser representado por alumnas internas del Colegio
María Inmaculada (se añaden nombres). Dieciocho personajes
(Cometa Halley, La Luna, La Tierra, Venus, 10 estrellas y 4
estrellas fugaces).
5. La fiesta de la alegría. «Apropósito en un acto y en
verso». Cuatro escenas. Escrito para ser representado por
alumnas internas del Colegio María Inmaculada (se añaden
nombres). Tres personajes (España, la Fe y la Alegría) más un
coro (12 provincias).
6. El concurso de las flores. «Apropósito en un acto y en
verso». Escrito para ser representado por alumnos externos de
la clase de párvulos del Colegio de María Inmaculada. Ocho
personajes (la niña del colegio y 7 flores).
Carolina de Soto y Corro González
7. Por el mapa. «Revista geográfica en verso representando
a España y sus regiones y ríos más principales». Acto único.
Diez escenas. Se indica que se estrenó en junio de 1910 en el
Colegio de María Inmaculada en la Casa Central de Hermanas
de San Vicente de Paul en Madrid23. Diez y siete personajes
(España, 9 regiones y siete ríos). Se contempla también que
haya escuderos, pajes y heraldos.
8. Compasión. «Comedia en un acto, en prosa». Acto único.
Diez escenas. Cinco personajes.
La Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl es una
sociedad de vida apostólica femenina, fundada en 1633 por el sacerdote
francés Vicente de Paúl y por Luisa de Marillac. Llegaron a España en 1790,
haciéndose cargo de las cárceles de mujeres en el siglo XIX y XX. Fueron
destituidas por la directora general de prisiones, Victoria Kent, en 1932.
Volvieron a estar a cargo de las presas durante el franquismo. Para más
información, véase el artículo de Fernando Hernández Holgado "Carceleras
encarceladas. La depuración franquista de las funcionarias de Prisiones de la
Segunda República" (2005).
23
26
9. Un émulo de Frégoli. «Monólogo en prosa y verso». Acto
único. Seis escenas. Personajes: Manolito.
10. Pasado y presente. «Diálogo cómico-crítico en prosa y
verso». Escena única. Dos personajes (Ayer y Hoy).
11. Los colores. «Juguete simbólico, en verso». Acto único.
Cuatro escenas. Once personajes (la Noche, la Aurora, el Sol
y 8 colores).
VOLUMEN 2
Carolina de Soto y Corro González, con música de María del Pilar
Contreras de Rodríguez
1. Predestinada. «Monólogo en verso original». Acto único.
Escena única. Personaje: Anita.
2. La Fea. «Comedia lírica original en prosa y verso, en un
acto». Acto único. Diez escenas. Dieciocho personajes
(incluyendo 12 obreras) más un coro de obreras.
3. Tríptico. «Apropósito en un acto en verso». Acto único.
Tres escenas. Tres personajes: Religión, Cultura y Caridad.
Representado por las alumnas internas de los Colegios de
María Inmaculada en la Casa Central de Madrid.
4. ¡Así nos juzgan! «Diálogo cómico, burlesco, original en
prosa y verso para niños» Acto único. Cuatro escenas. Tres
personajes: Paco el Trianero, Mister Henry y un camarero que
no habla.
María del Pilar Contreras de Rodríguez
5. La huelga del Abecedario. «Revista cómico-crítica en
prosa y verso». Acto único. Cuatro escenas. Quince
personajes. Representada por las clases de Señoritas externas
en la Casa Central de María Inmaculada en junio de 1911
6. ¡Lo que hace el pelaje! Monólogo semi-humorístico. Acto
único. Escena única. Personaje: Señorita sola. Estrenado en el
Colegio de María Inmaculada.
7. La alborada de las flores. «Juguete en verso con música».
Acto único. Siete escenas. Once personajes más un grupo de
mariposas blancas. Representado por niños y niñas externos
del Colegio de María Inmaculada en junio de 1912 con motivo
de la fiesta del reparto de premios.
8. La charlatana. «Diálogo con música, representado por
primera vez en el Colegio de María Inmaculada, el 14 de
27
agosto de 1911». Acto único. Dos escenas. Dos personajes:
Flora y Señora de Franganilla.
9. La consulta. «Paso de comedia». Tres escenas. Cuatro
personajes más un grupo de jóvenes. Representado por las
jóvenes que asisten al obrador de la Casa Central de María
Inmaculada, en la fiesta celebrada en honor de la Reverenda
Madre Superiora, en agosto de 1911.
VOLUMEN 3
María del Pilar Contreras de Rodríguez
1. Poesía a la Santísima Virgen. «Ofreciéndole las flores de
mayo». Monólogo en verso. Acto único. Escena única. Escrito
para el Colegio de Esclavas Concepcionistas del Sagrado
Corazón de Jesús de Málaga.
2. Cumplimiento. «Al Ilustrísimo Señor Obispo de... M24.».
Acto único. Escena única. Escrito para el asilo de San Antón
de Cartagena.
3. Cumplimiento. «A la Reverenda Madre Superiora».
Monólogo en verso. Acto único. Escena única. Escrito para el
Colegio de Santa Susana.
4. Cumplimiento. «A la Junta de Protectorado de la
Infancia». Monólogo en verso. Acto único. Escena única.
Escrito para el Colegio de Religiosas de la Compañía de Jesús.
Se añade en nota al pie: «Esta poesía puede utilizarse de
Cumplimiento en los Colegios patrocinados por las Señoras
Católicas y de Religiosas».
5. Cumplimiento. «Para el solemne acto del reparto de
premios». Monólogo en verso. Acto único. Escena única.
Escrito para ser representado en el Colegio de niñas pobres
dirigido por religiosas y protegido por Señoras Católicas.
6. Cumplimiento a la Reverenda Madre Superiora.
Monólogo en verso. Acto único. Escena única. Escrito para ser
representado en el Colegio María Inmaculada.
7. Cumplimiento a las protectoras de los Colegios
Católicos. Monólogo en verso. Acto único. Escena única. Se
indica en nota a pie de página: «Para el caso de que el colegio
24
Así aparece en el original.
28
no esté dirigido por religiosas, suplántese ese verso [el del
título] así "y mujeres piadosas".
8. Ofrenda de ángeles. «Cumplimiento para el solemne acto
de reparto de premios». Acto único. Escena única. Personajes:
cuatro niñas párvulas.
9. Capricho de color. «Fantasía humorística en un acto en
prosa y verso para cumplimentar en su santo a la Reverenda
Madre Superiora». Acto único. Escena única. Once personajes
(colores).
10. Las distracciones de Laura. «Paso de comedia». Acto
único. Cuatro escenas. Diez personajes.
Carolina de Soto y Corro González con música de María del Pilar
Contreras de Rodríguez
11. Felicitación de año nuevo. Monólogo en verso. Acto
único. Escena única.
12. Fe. «Homenaje a una alta dignidad eclesiástica».
Monólogo en verso. Acto único. Escena única.
13. Esperanza. «Felicitación al Padre Director». Monólogo
en verso. Acto único. Escena única.
14. Caridad. «Cumplimiento a las protectoras de la niñez».
Monólogo en verso. Acto único. Escena única.
15. Aves y niños. «Felicitación al Señor Director». Monólogo
en verso. Acto único. Escena única.
16. Las potencias del alma. «Paso de comedia en un acto en
prosa y verso». Acto único. Seis escenas (se incluye
Salutación). Diez personajes.
17. La danza del premio. «Apropósito de un acto en prosa y
verso, para la repartición de premios». Acto único. Cinco
escenas. Cuatro personajes más coro de niñas.
18. El triunfo del bien. «Apropósito de felicitación y en un
acto y en verso». Acto único. Cuatro escenas. Tres personajes.
19. El orfeón infantil. «Cumplimiento lírico en un acto en
verso y prosa». Acto único. Siete escenas. Dos personajes más
coro de niños y niñas.
VOLUMEN 4
María del Pilar Contreras de Rodríguez
29
1. La niña pobre. «Diálogo infantil para el solemne acto del
reparto de premios». Acto único. Dos escenas. Un personaje
más grupo de alumnas del colegio.
2. Redimida. «Monólogo de felicitación a la Reverenda
Madre Superiora». Monólogo. Acto único. Escena única.
3. En la hora del recreo. «Conversación infantil». Acto
único. Escena única.
Estrenada en el Colegio de
Concepcionistas del Sagrado Corazón de Jesús en Málaga.
Tres personajes.
4. La niña preguntona. «Diálogo de felicitación». Acto
único. Escena única. Dos personajes.
5. Una vecina de la Corte «Monólogo en verso». Acto único.
Escena única.
6. Alegoría de año nuevo. Obra musical. Acto único. Escena
única. Cuatro personajes más el coro infantil25.
7. Silencio, que no se entere. «Juguete de felicitación a la
Reverenda Madre Superiora». Tres personajes más un grupo
de colegialas. Acto único. Cinco escenas.
Carolina de Soto y Corro González26
8. La noticia del ángel. «Pastorela bíblica en dos cuadros, en
prosa y verso con música». Acto único. Siete escenas. Ocho
personajes más coro de ángeles y pastores.
9. El óbolo de la viuda. «Parábola en dos actos, en prosa».
Dos actos. El primero con seis escenas; el segundo con siete
escenas. Seis personajes.
10. La cestera. «Diálogo de felicitación en verso». Acto
único. Cuatro escenas. Dos personajes.
11. El tránsito de Santa Teresa de Jesús. «Poesía»27.
12. En el santo de la Reverenda Madre Superiora.
«Felicitación»28.
Una vecina de la Corte y Alegoría de año nuevo aparecen en el mismo
apartado, una seguida de la otra. La segunda se desarrolla entre el canto y el
recitado.
26
No se indica que la música haya sido escrita por María del Pilar Contreras.
27
No se indica que sea un monólogo, ni se incluye ningún dato acerca del
personaje. No obstante, tratándose de un volumen de teatro, se entiende que es
una pieza breve destinada a ser leída o representada por un único personaje.
28
Al igual que sucedía con la pieza anterior, nada se nos dice acerca de la
dramatización de esta pieza. En los volúmenes anteriores, se han incluido
25
30
VOLUMEN 5
Carolina de Soto y Corro González con música de María Pilar
Contreras de Rodríguez
1. La mensajera. «Felicitación de año nuevo». Acto único.
Escena única. Monólogo. Un personaje: niña en traje de
pastora.
2. La niñez de Santa Teresa. «Diálogo lírico». Dos actores y
un coro de ángeles. Acto único. Cinco escenas.
3. Miss Ketty. «Sainete de felicitación en un acto en prosa y
verso». Acto único. Diez escenas. Cuatro personajes.
4. La imitadora. «Monólogo en verso con música».
Monólogo. Acto único. Escena única. Personaje: Lolilla.
5. El milagro de las rosas. «Triálogo en un acto, en prosa,
con música». Acto único. Ocho escenas. Tres personajes.
María del Pilar Contreras de Rodríguez
6. Saludo preliminar. «Para la fiesta del repartidor de
premios».
7. Diálogo de fin de curso. Acto único. Escena única. Dos
personajes.
8. La oración de los niños. «Escena de colegio representable
para doce niñas». Acto único. Escena única. Doce personajes.
9. Ofrenda Regia. «A la Reverenda Madre Superiora en su
fiesta onomástica. Fantasía brillante en un acto y en verso».
Acto único. Escena única. Doce personajes más coro de perlas
y corales.
10. Ejercicio de gimnasia. «Juguete escolar para el solemne
acto del reparto de premios». Acto único. Escena única. Un
personaje (una niña) más coro.
11. Cantos religiosos.
a. Número 1. Himno Escolar. «Canto a San Vicente
de Paul».
b. Número 2. Hora de Estudio. «Flores de Mayo».
c. Números 4, 5 y 6. Misterios gloriosos, gozosos y
dolorosos. «Tres páginas musicales».
d. Número 7. Canto a la primavera. «Villancico».
felicitaciones similares escritas para ponerlas sobre el escenario por lo que
podemos pensar que en este caso también es así.
31
e. Número 8. Higiene. «Plegaria».
f. Número 10. Salida del colegio y despedida.
«Flores de María»29.
VOLUMEN 6
María del Pilar Contreras de Rodríguez
1. El cuento de la abuelita. «Monólogo en verso».
Monólogo. Acto único. Escena única. Personaje: Angelita.
2. Las tres Marías. «Apropósito en verso inspirado en la
Obra de las Marías para cumplimentar a la Reverenda Madre
Superiora». Acto único. Una escena más cumplimiento Tres
personajes más coro de alumnas.
3. Corona de amor. «A la Santísima Virgen al hacerla el
ofrecimiento de las flores». Acto único. Escena única. Diez
personajes más coro de alumnas.
4. El mejor empleo. Acto único. Cinco escenas. Cuatro
personajes.
5. En la fiesta del árbol. «Discurso poético». Acto único.
Escena única. No se indica nada acerca de los personajes.
Escrito para las Escuelas de la Milagrosa de Sada.
6. La entrada en el gran mundo. «Zarzuelita en un acto».
Acto único. Seis escenas. Tres personajes más coro de niñas
vestidas de azucenas.
Carolina de Soto y Corro González con música de María del Pilar
Contreras de Rodríguez
7. La lechera. Monólogo. Acto único. Escena única.
Personaje: la lechera.
8. Las hormigas. «Apólogo en verso, para niñas». Acto
único. Cuatro escenas. Tres personajes más coro de hormigas.
9. Un congreso de ratones. «Fábula en verso, para
párvulos». Acto único. Cinco escenas. Diez personajes más
acompañamiento de ratones.
10. Abejas y zánganos. «Fábula en prosa y verso». Acto
único. Siete escenas. Dos personajes más grupo de obreras,
nutrices y zánganos.
29
No aparecen ni el Número 3 ni el Número 9.
32
11. Los pájaros cantores. «Diálogo lírico, para párvulos».
Acto único. Escena única. Dos personajes más el coro de
alondras, canarios, jilgueros y ruiseñores.
33
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comedias, apropósitos, zarzuelas, parábolas, pastorelas,
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escuelas, colegios y salones. Volumen 4. Madrid: Imprenta de
la Viuda de Antonio Álvarez.
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comedias, apropósitos, zarzuelas, parábolas, pastorelas,
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escuelas, colegios y salones. Volumen 5. Madrid: Imprenta de
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39
CRITERIOS DE EDICIÓN
Para esta edición, se han utilizado los seis volúmenes de
Teatro para niños que pueden encontrarse en el Archivo digital
de la Biblioteca Nacional de España. Los seis volúmenes
contienen piezas independientes de Carolina de Soto y Corro
González y María del Pilar Contreras de Rodríguez, quien
también compuso la música para algunas de las obras. Estos
textos se publicaron entre 1910 y 1917 en la imprenta de Antonio
Álvarez –el segundo volumen ya indica que la imprenta ha
pasado a ser propiedad de la viuda de Antonio Álvarez–, en
Madrid. Se han encontrado numerosos errores de puntuación que
dificultan la tarea lectora y la declamación del texto. Por esta
razón, para esta edición, se han dispuesto distintas
modificaciones que no atentan contra el contenido del texto, pero
sí favorecen una mejor comprensión y su posible puesta en
escena.
En primer lugar, se han modificado las comas, puntos y puntos
y comas que separaban sujetos y predicados o que se interponían
entre el verbo y el objeto directo. De la misma manera, las frases
excesivamente largas, siempre que no interfiriera en el ritmo del
verso o de la oración, han sido divididas para mejorar su lectura
y su comprensión.
Se ha intentado, en la medida de lo posible, actualizar el texto
para ajustarlo a algunos de los cambios ortográficos establecidos
por la Real Academia Española en los últimos años. Para ello, se
han eliminado las tildes en las palabras monosilábicas, en los
pronombres demostrativos y posesivos, y en aquellas palabras
como el adverbio "solo" usadas con el fin de distinguir dos
categorías gramaticales. Se han ajustado también las comillas,
especialmente en aquellas partes en las que se introducía el estilo
directo en la transcripción de conversaciones, sustituyendo
aquellas usadas para citar libros por las itálicas. Las palabras
extranjeras incluidas en el texto también se han pasado a cursiva.
Asimismo, se han encontrado fallos en el uso de exclamaciones e
interrogaciones, cuyos signos de apertura o cierre han sido
suprimidos en los volúmenes originales, y corregidos para esta
edición. También el uso de las mayúsculas y la adicción de tildes
se han ajustado a las reglas ortográficas actuales.
40
Por el contrario, se han mantenido aquellos errores que dan
verosimilitud al texto al recoger la forma de hablar de sus
personajes. En este sentido, se han querido conservar distintos
ejemplos de laísmo, formas arcaizantes que aportan sonoridad a
los versos y numerosos hipérbatos que se encuentran tanto en las
composiciones en prosa como en las escritas en verso.
Por último, se han unificado las acotaciones, escritas en esta
edición en itálicas, y el uso de mayúsculas para designar distintos
cargos eclesiásticos y distintos motivos religiosos con una gran
carga semántica.
41
42
PREÁMBULO30
__________
Correspondiendo gustosas las que suscriben al deseo de dos
ilustradas religiosas de San Vicente de Paul, profesoras de los
Colegios de María Inmaculada31, en la casa Central de Madrid,
escribimos sin ninguna idea interesada, nuestras primeras obritas
representables, a propósito para las jovencitas que habían de
interpretarlas en una de las varias fiestas que durante el año
celebran los citados Colegios, con extraordinario regocijo de las
innúmeras niñas que allí́ reciben educación.
Puestos en escena la Navidad pasada, el sencillo apropósito32
Año Nuevo y el diálogo El espárrago y la fresa33, que ejecutaron
con gracia, propiedad y discreción sumas, inteligentes y preciosas
educandas de aquel centro, ante un escogido auditorio que premió
con aplausos la delicada labor de las pequeñas actrices,
hiciéronnos nuevo encargo de obritas para las siguientes
celebraciones, a cuya petición, accediendo de buen agrado,
hicimos entonces la obra geográfica Por el Mapa34 y la titulada
El preámbulo se publica en el primer volumen Teatro para niños. Diálogos,
monólogos, comedias, apropósitos y revistas en un acto, en prosa y verso, para
escuelas, colegios y salones. Sale de la imprenta de Antonio Álvarez en 1910.
Como dato, el segundo volumen se publica cuando el impresor ya había
fallecido, pasando a ser la imprenta de la viuda de Antonio Álvarez.
31
Esta congregación católica fue creada en 1876 por Vicenta María López
Vicuña para cubrir las necesidades, sobre todo de alojamiento, de aquellas
jóvenes que emigraban del campo a la ciudad. Véase el breve ensayo de la
religiosa María Pilar Melgar Raya "Colegio María Inmaculada. Madrid",
publicado en 2008.
32
Pieza teatral breve que trata un tema de actualidad.
33
Incluida en el Volumen 1 Teatro para niños. Diálogos, monólogos,
comedias, apropósitos y revistas en un acto, en prosa y verso, para escuelas,
colegios y salones, publicado en 1910. La obra consta de una escena única con
dos personajes (una FRESA y un ESPÁRRAGO) que entran en discusión sobre la
grandeza de cada uno. Termina con una visión conciliadora en la que ambos
reconocen las virtudes del otro y la necesidad de llevarse bien, a pesar de sus
diferencias. Fue pensada para las "Alumnas externas del Colegio de María
Inmaculada" (54).
34
Publicada en el Volumen 1 Teatro para niños. Diálogos, monólogos,
comedias, apropósitos y revistas en un acto, en prosa y verso, para escuelas,
colegios y salones (1910). La pieza había sido interpretada en junio de ese
30
43
El concurso de las flores35 que obtuvieron muy feliz
interpretación, bien vestidas y presentadas con brillantez en el
lindo teatrito que para estos casos tienen los referidos Colegios.
Nuevas obras escritas con igual fin de entretener y divertir a las
niñas en posteriores solemnidades y las numerosas peticiones de
copias de las mismas de otros Colegios, hiciéronnos fijar la
atención en esto y estudiar el asunto con algún detenimiento.
El método práctico de muy sabios maestros de amenizar la
educación de la infancia alternando la seriedad de los estudios
con recreos y diversiones adecuadas a la edad y la costumbre
establecida desde larga fecha en los colegios franceses de las
representaciones teatrales, muy especialmente desde que el
renombrado centro educativo de Saint-Cyr36, rindiendo digno
homenaje de gratitud a sus patrocinadores Luis XIV y Madame
de Maintenon37, púsolas en boga, repercutiendo en España, fue
poco a poco trayéndonos su agradable influencia.
Diéronse a traducir aquellas obritas para algunos importantes
colegios españoles con tan buen resultado que muchos otros
mismo año en el Colegio de María Inmaculada de Madrid. Se presenta como
una "Revista geográfica" en romance octosílabo y pentasílabo con veintiún
personajes que representan distintas provincias y ríos. A lo largo de la
representación, se ensalzan distintas virtudes de España, caracterizada como
una mujer bella.
35
Se publica en 1910, en el Volumen 1 Teatro para niños. Diálogos,
monólogos, comedias, apropósitos y revistas en un acto, en prosa y verso, para
escuelas, colegios y salones como apropósito en un acto y en verso. Está escrita
para los "Alumnos externos de la clase de párvulos del Colegio de María
Inmaculada" (178), incluyendo los nombres de los ocho estudiantes que
representan a las siete flores y al personaje de "La niña del Colegio". Ensalza
distintas virtudes presentes en la infancia, criticando la altivez y la soberbia.
36
Debemos remontarnos a la tradición educativa cimentada en la Radio
Studiorum (1599) de los jesuitas y las Écoles de Port-Royal. De la primera
beberá el sistema educativo de las ursulinas; de las Écoles, el famoso Tratado
sobre la Educación de las niñas (1687) del ábate Fénelon y la escuela de SaintCyr. Para más información, véase Javier Espino Martín: "Latín y Modernidad
en la educación femenina: los colegios del Sacré-Coeur entre los siglos XIX y
XX" (2018).
37
Madame de Maintenon (1635-1719), esposa de Luis XIV, funda en 1686
una escuela para jóvenes huérfanas en Saint-Cyr para convertir al catolicismo
a las hijas de familias de hugonotes que, debido al Edicto de Nantes (23 abril
1598), debían abandonar el país si no adoptaban la fe católica (Espino Martín,
2018: 107).
44
siguiendo el ejemplo los imitaron, aunque no siempre con acierto
por no reunir las comedias elegidas todas las condiciones
convenientes a los angelicales actores que habían de
interpretarlas y otras diferencias de carácter y costumbres, o
porque en la traducción, pocas veces buena, perdían mucho de su
interés y su gracia.
Algunos escritores intentaron subsanar la falta que se dejaba
sentir en nuestro país de este género de producciones para solazar,
instruyendo al mismo tiempo a los niños según el hermoso
sistema del sabio Padre Manjón38, sin rebasar los límites del buen
gusto –la moderación y la sencillez que deben predominar en
ellas–, y se escribió algo, aunque sin verdadero empeño, acaso
por considerar trivial y nimio esta clase de trabajo los que se
conceptuaban capaces de acometer mayores empresas. La
Dramática infantil del ilustre beneficiado de la Catedral gaditana
Don José María León y Domínguez39, Catedrático del Seminario
Conciliar de San Bartolomé, y de las Escuelas Normales de la
provincia, dio por aquella época (1884) juego y llenó en parte el
objeto deseado.
El transcurso del tiempo y la aceptación cada día mayor de
estos recreos escolares hicieron deficiente lo ya demasiado
conocido y, en la carencia de nuevas obras originales, se siguió
vertiendo al castellano de la nación vecina y haciendo arreglos,
más o menos atinados, de producciones no hechas con tales fines
por personas poco versadas en el asunto y escasamente instruidas
en el arte escenográfico, dejando por tanto mucho que desear en
los centros de enseñanza infantil esta clase de divertimiento.
No han dejado de hacerse después, de vez en cuando, trabajos
de estos aislados, algunos por reputadas plumas muy significadas
en la dramática de nuestros días, como el interesante y sentido
La pedagogía manjoniana se puso primero en práctica en aquellas escuelas
fundadas por el burgalés. Como pedagogo, entendía que el juego era una de
las principales necesidades del niño y que, como algo innato, debía ser inscrito
dentro del sistema educativo. Las escuelas que siguieron sus preceptos
educativos se llamaron Escuelas del Ave María. Pronto este método educativo
se extendió por toda España. Véase el artículo de Victorino de Arce "Manjón
y su obra" (2003).
39
El título original es Galería Dramática Infantil dedicada á los colegios y
sociedades recreativas y se publicó en Cádiz en 1905.
38
45
monólogo ¡María! de Don Miguel Echegaray40, los del
inolvidable Blasco41 y del eximio y tierno Frontaura42, y otras
composiciones de diferentes autores que no hallaron tanta
resonancia.
En la actualidad, la feliz idea del insigne Benavente43 de crear
un teatro exclusivo para niños, con el laudable fin, sin duda, de
apartarlos de otras parodias de coliseos, a cuyos espectáculos
generalmente desmoralizadores tan confiadamente se les lleva,
pareciendo resolver al pronto uno de los oscuros problemas de la
civilización presente, ha dado lugar a que dramaturgos y poetas
de nombradla, sin descender por eso de su altura, se ocupen de
escribir para la infancia, en lenguaje comprensible a su pura
inteligencia en germen, con la sana intención de fomentar y
sostener la buena idea que, diestramente cimentada, podría influir
no poco en el mejoramiento moral de las generaciones venideras.
El pésimo gusto de la lírica reinante ha quitado importancia y
desvirtuado en cierto modo el magnífico proyecto de la susodicha
fundación, no alcanzando toda la aceptación y prosperidad que
debiera en beneficio de la educación infantil y de la futura
sociedad. No obstante, persistiendo en la empresa y
multiplicando las producciones originales de excelentes autores,
quizá saliera a flote aún y se lograse la completa realización del
pensamiento. Sabemos de un distinguido director de periódico,
Se refiere a la obra ¡Pobre María! Monólogo en un acto y en verso escrito
expresamente para la niña Maria Mantilla, publicado en El Teatro. Colección
de Obras Dramáticas y Lírica.
41
Se refiere a Eusebio Blasco (1844-1903) y, probablemente, a la renovación
que hizo del teatro breve gracias a sus "juguetes, pasillos, proverbios,
apropósitos, cuadros y monólogos sin claras distinciones estéticas" (Thion
Soriano-Mollá, 2009: 180).
42
Carlos Frontaura y Vázquez (1834-1910). Periodista, poeta y dramaturgo
madrileño. Fue el autor de la revista ilustrada para la infancia Los niños.
43
Jacinto Benavente se impuso la tarea de escribir un teatro pensado para
niños, proyecto que cuajó en el llamado El Teatro de los Niños, interpretado
mayoritariamente por adultos. Véase el estudio de Javier Huerta Calvo "El
teatro
de
los
niños,
de
Jacinto
Benavente":
https://www.teatro.es/contenidos/donGalan/donGalanNum2/pagina.php?vol=
2&doc=2_1&pag=1
40
46
notable escritor, Don Francisco García Cuevas44, que
recientemente ha hecho trabajos muy lindos de la índole de que
hablamos para las escuelas de su localidad, y hemos visto la
representación de otros muy aceptables en colegios de esta Corte,
entre los cuales merecen particular mención las interesantes
obritas escénicas del inteligente y culto Don Julián Moran45,
resultando, por tanto, no ser del todo nuevo el origen fundamental
del presente libro, mas la insistencia con que han sido solicitadas
nuestras modestas producciones al expresado fin, la favorable
acogida dispensada y el éxito obtenido, tal vez porque la
imaginación femenina y el espíritu delicado de la mujer,
asimilándose con el del niño, llega más suavemente al corazón de
los chicos y de los graneles, esparciendo luz clara y efluvios sanos
de virtud en su derredor, y la facilidad de hacer también la
composición musical de los trabajos líricos, atentas, además, al
consejo de personalidades, peritas en la materia, nos decidimos a
coleccionar en un volumen las obras estrenadas, con algunas más
que están en ensayo, a fin de que de este modo lleguen a todos los
establecimientos docentes que las quieran utilizar.
No es, pues, nuestro ánimo beneficiarnos con el producto de
este libro, según indicamos al principio, sino llenar como mejor
podamos el vacío de que se lamentan ilustrados profesores, cubrir
discretamente, sin ñoñerías, escabrosidades, ni simplezas, la falta
notada y dedicar nuestros humildes conocimientos, nuestra
voluntad y nuestros esfuerzos, con entusiástico ardor, a la
formación de un teatro original, cuidadosamente apropiado a la
niñez, ameno, moral é instructivo.
Cuando el primer tomo del Teatro para niños salga a luz,
tendremos ya en preparación el segundo de la serie de volúmenes
que irán apareciendo sucesivamente, los cuales llegarán a
constituir una conveniente biblioteca para los Colegios,
sociedades de aficionados y particulares que la adquieran.
Teniendo en cuenta lo costoso que sería el libro, incluyendo la
música de las obritas coleccionadas en el mismo, como
Hay pocos datos sobre Francisco García Cuevas, pero sabemos que dirigió
y escribió el semanario católico-tradicionalista El amigo del pueblo, fundado
en 1896, siendo también su propietario.
45
No he logrado encontrar ninguna obra de este autor.
44
47
intentamos primero, damos las piezas musicales aparte, con el fin
de que el coste de estas y de aquel se halle al alcance de todos,
pudiéndose también representar las comedias sin el canto, según
parezca oportuno.
Las hay entre ellas solo para niñas y para niños, y algunas para
unos y otras, por cuya razón el libro es utilizable a los dos
respectivos sexos, y contiene desde el ligero monólogo a la
comedia de varios actores, desde el juguete46 fantástico hasta la
revista47 aparatosa y brillante. Para mayor facilidad y ventaja del
público, los números musicales correspondientes a las obras,
podrán ser adquiridos sueltos o también en colección.
Y terminando este preámbulo necesario a nuestro juicio para
la exposición y aclaración de los motivos que nos han impulsado
a la composición del Teatro para niños y, no siendo por otra parte
nosotras las llamadas a la recomendación y aprecio de él, lo
sometemos a la opinión imparcial de los que lo favorezcan,
esperando confiadamente su benévola aprobación las autoras.
CAROLINA DE SOTO Y CORRO
MARÍA DEL PILAR CONTRERAS
Composición musical o pieza teatral breve o ligera.
Juan José Montijano Ruiz ha estudiado el género desde distintas
perspectivas. Para un breve recorrido de su historia, veáse su artículo
"Panorama (breve y retrospectivo) de un teatro olvidado en España: la revista
(1864-2010)" (2011). Destaco especialmente cómo comenzó poniendo en
escena sucesos que habían acaecido durante ese año para después integrar
temas más frívolos, conociéndose también "teatro frívolo".
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48
PREDESTINADA
Monólogo en verso original
Carolina DE SOTO Y CORRO
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ACTO ÚNICO48
_
Salón del colegio. Sobre mesas artísticamente dispuestas, se ven
labores y variedad de prendas, libros, rosarios, medallas, un
crucifijo y otros objetos, sobresaliendo, entre todo, una hermosa
imagen de María Inmaculada. Cerca un elegante reclinatorio.
Reloj de pared. Puertas al fondo y a la derecha. A la izquierda,
en sitio visible, un teléfono.
ESCENA ÚNICA
ANITA, de 17 años, sale por la derecha, en traje de novia
ANITA.- ¡Ay! Se me enreda el vestido
con esta cola tan larga.
¡Es, claro, la vez primera
que uso esta clase de falda!
(Colocándose bien la cola.)
¡Pero qué cosas, Dios mío!
¡Qué transformación tan mágica!
Ayer era yo una niña,
(Pensativa.)
¡hoy visto de desposada!
(Pasea mirándose por un lado y otro satisfecha.)
¡Es un primor este traje!
Debo estar con él muy guapa,
(Con ingenuidad.)
con tan bonitos adornos
y tan brillantes alhajas;
Predestina aparece en el Volumen 2 Teatro para niños. Diálogos,
monólogos, comedias, apropósitos y revistas en un acto, en prosa y verso, para
escuelas, colegios y salones. Se publicó en la imprenta de la viuda de Antonio
Álvarez, en 1912.
48
51
con este tul que me envuelve,
dándome aspecto de hada,
y estos ramos de azahares
que tan rica esencia exhalan.
Debo estar encantadora...
(Pensando en lo que acaba de decir.)
¿Será esto en mí petulancia?
Nunca tuve tal defecto
ni fui vanidosa. ¡Vaya!
Esté como esté, ¡adelante!
Fueron dos de las hermanas
las que así me compusieron
con inteligencia rara,
porque entienden que es un gusto,
de todo cuanto se trata,
y desde que Dios sus luces
vertió en la espaciosa estancia,
han estado en torno mío
a mi arreglo dedicadas,
hasta que ya bien vestida,
como mi padre ordenara,
mientras él viene cumpliendo
sus obligaciones sacras.
Se fueron a la capilla
do en este momento se halla
la comunidad entera
y todas las educandas.
Desde hoy, ya de mis sencillos
deberes de colegiala
quedo del todo excluida.
(Con pesadumbre.)
¡Cuánto lo siento! ¡Me hallaba
tan querida y tan contenta
en esta mansión sagrada...!
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(Sentándose triste.)
Desde que perdí a mi madre,
aquella madre tan santa
que recuerdo como un vago
sueño feliz de mi infancia,
por disposición paterna,
encuéntrome en esta casa
donde he crecido y hallado
en mi niñez, olvidada
por el autor de mis días,
que de mí no se ocupaba
más que para el justo pago
de la pensión asignada,
educación, atenciones
y ternura extraordinaria.
Segunda vez matrimonio
contrajo mi padre, el alma
destrozándome aún tan niña.
Y desde esa fecha data
su total alejamiento
de mi lado. Se me alcanza
que debió influir, sin duda,
en mi contra esa madrastra
que nunca, ni por cumplido,
atenta me visitara.
Sé que tengo tres hermanos,
según me dijo Sor Plácida,
pero yo no los conozco,
jamás contemplé sus caras.
(Con sentimiento y disculpándolos.)
Acaso porque el estudio,
la obediencia o la ignorancia
de que existo les impida
llegar a la desterrada.
Verdad que, viviendo lejos,
a relativa distancia
de la corte, no es extraño,
si se medita con calma,
pues hace ya mucho tiempo
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que residen en Villalba.
Si ellos, mi padre y mis hermanos,
como los de otras muchachas,
hubieran venido a verme
con solicitud marcada
de distinción y cariño,
mi pobre pecho que ansiaba
el amor de la familia,
las dulzuras no gustadas,
¡hubiera gozado tanto...!
Pero de ese bien privada
me vi siempre, así que hoy
parece que aquí me falta
(Señalando al corazón.)
corazón para quererlos,
pues la sangre no me llama.
En cambio, a mis profesoras
Sor Consuelo y Sor Amanda
y a la reverenda Madre
las quiero con toda el alma.
A ellas debo cuanto soy,
por lo cual, ahora, al dejarlas,
sufro lo que nadie sabe...
¡Yo, que a su lado pensaba
pasarme la vida entera
y obtener la excelsa gracia
de ser de las elegidas
en esta piadosa casa,
siendo un día como aquellas
por el voto consagrada,
con el azul sayo burdo
y la tersa toca blanca,
una de las más activas
en la caridad cristiana!
Todo aquel sueño bendito
que a mis solas me forjaba
se deshizo como el humo,
destruyendo mi esperanza.
Por un azar del destino
54
y la inclemencia tirana
que al capricho me somete
de un padre que no me ama,
hoy, por propia conveniencia,
por interés solo me atan,
con el lazo indisoluble,
a un joven quien rechaza
mi voluntad no dispuesta
al estado de casada.
(Con resignación.)
¡Y qué he de hacer! Obedezco
sin protesta a quien me manda.
Un día, hace tres meses,
cuando menos lo esperaba,
me llamó la superiora
y me dijo: «Anita amada,
prepárate a una noticia
sorprendente». Y, sin tardanza,
comunicome la nueva
de que mi padre llegaba
y no solo, al día siguiente,
sino en la amable compañía
de un cierto pariente mío
que conocerme anhelaba.
«Disponte –agregó la Madre–
en la entrevista anunciada
a escuchar serena, humilde,
cual hija noble y sensata,
lo que tu padre te diga,
sin asombrarte de nada
ni ser esquiva, pues juzgo,
por lo que expresa en la carta
que de recibir acabo,
juzgo, con razón fundada,
que a ti viene con proyectos,
de tan patente importancia,
que alterarán, dulce niña,
tu existencia sosegada».
«Ve con Dios, medita y ora
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pidiendo a la Virgen Santa
que te oriente y fortalezca
en el cambio que te aguarda».
Salí de allí, conmovida,
sin saber qué me aguardaba,
y elevé mis oraciones
entre suspiros y lágrimas.
Prestome el Señor aliento
y, a la siguiente mañana,
mi padre, muy cariñoso,
con derroche de palabras,
me presentó a su sobrino,
hijo de una prima hermana
esposa de un señor yanki
millonario, que a su instancia
vinieron con sus riquezas
a residir en España.
Por las paternas razones
y las furtivas miradas
de aquel primo inopinado
que por mí se interesaba,
lo comprendí todo al punto,
a pesar de mi ignorancia.
En resumen, que mi suerte
estaba ya decretada
y en vano me hubiese opuesto
a la terminante y clara
resolución de mi padre.
¿Por qué fuerza malhadada?
¿Por qué razón, por qué ley
impía, cruel, tirana,
de tal modo se dispone
de una inocente muchacha
para unirla en matrimonio
siquiera sin consultarla,
y sabiendo que no siente
la vocación necesaria,
con un hombre que no inspira
ningún afecto a su alma?
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La verdad es que me hacen
por miras interesadas,
víctima del despotismo
como si fuera una esclava.
¡Señor, dadme resistencia
en la lucha que se entabla
entre mi fe y mis deberes!
¡Pronto me veré casada!
(Con cierta conformidad.)
Hay que armarse de paciencia.
Y, ¿quién sabe si, por gracia
de mi Virgen protectora,
a todo ya resignada,
seré feliz algún día
en mi próxima alianza?
Dicen que él es bueno, amante
de su familia y su casa,
que me quiere y es mi dicha
la que de labrar se trata,
y que le parece poco
a su pasión extremada,
con su riqueza ofrecerme
comodidades y galas...
Todo lo que llevo puesto,
según moda inveterada,
ha sido regalo suyo
y mucho más: (Animándose.) ricas faldas,
costosas prendas y adornos,
una sortija preciada
que servirá en nuestro enlace,
dos abanicos de nácar,
un valioso aderezo49
de brillantes y esmeraldas,
mobiliario lujoso
En alta joyería, juego armonioso de varias piezas, que se compone, por lo
general, de collar, pendientes, pulsera y sortija. En francés se distingue la
grande parure (diadema, joyas de pecho, pendientes, collar y dos pulseras
idénticas) y la petite parure (collar, pendientes y broche).
49
57
de la más moderna fábrica,
un automóvil potente,
y lo que mejor decanta
su esplendidez y fortuna:
la adquisición de una casa,
de un elegante palacio
que será nuestra morada
a la vuelta del viaje,
en la hermosa Castellana.
Allí, dicen que está expuesto
en un salón y dos salas,
en maniquíes, vitrinas,
entre tapices y gasas,
lo dicho y demás regalos
de la familia y de varias
personas, siendo notable
y de suprema elegancia
el rico trouseeau50 completo
que me han traído de Francia.
Además, la ceremonia
que, con grandeza no usada,
va a verificarse en breve
en la parroquia cercana,
será, a mi ruego, bendita
por el Nuncio51 que de Italia
nos recabó la dispensa
entre deudos necesaria,
dándonos del Santo Padre
la bendición sacrosanta.
En realidad, si me quejo,
(Levantándose y paseando distraída.)
es porque soy una ingrata
y Dios puede castigarme
si considero desgracia
lo que es un favor sin duda,
un colmo de la abundancia.
50
51
Ajuar.
Representante diplomático del Papa en un país o un estado.
58
(Mirando al reloj.)
Observo que ha transcurrido
ya la hora prefijada
y que no vienen mi padre
y el futuro... ¡cuánto tardan!
(Con extrañeza.)
Para entretenerme un poco,
iré echando una ojeada
por todos esos primores
que hicieron las colegialas
y los bonitos obsequios
con que las buenas hermanas
me demuestran su cariño.
¡Todas sienten que me vaya!
(Se aproximan a las mesas donde están expuestos los
regalos que contempla con interés y complacencia.)
¡Qué labores tan preciosas!
¡Qué profusión de pañuelos
con bordados que parecen
por manos divinas hechos!
Entredoses de bolillos
para enaguas, un pechero
de encaje inglés, muy bonito,
otro bordado en el centro.
Canesús para camisas,
variados y muy bellos,
un mantel y servilletas
con cifra al pasado en medio.
Piezas de crochet, puntillas
para distintos empleos.
Un camino para mesa
de mucho primor y efecto,
con guirnalda de colores,
y un matinée52 que, por cierto,
hizo con gusto excelente
mi buena amiga Remedios.
No he conseguido encontrar el significado exacto para este contexto.
Entiendo que se refiere a una labor de costura.
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59
Bien sabe Dios que, de veras,
aparte del doble mérito
que en sí los trabajos tienen,
cual de niñas, agradezco
sobre todo que son pruebas
del más acendrado afecto.
Veamos lo de mis amadas
profesoras: Sor Consuelo,
un lindo devocionario
que yo anhelaba hace tiempo.
Sor Amanda, un crucifijo
que pondré sobre mi lecho.
La de piano, este útil
Álbum musical. ¡Me alegro!
Como mi afición le consta,
ha tenido un buen acierto.
(Mirando el libro.)
Su autora, Pilar Contreras,
la conozco y le prometo
rendir a sus producciones
homenaje predilecto.
¡Otro libro! Álbum de boda53.
(Leyendo el nombre de la autora.)
C. de Soto y Corro. «Bueno»
–dijo al dármelo sor Plácida,
que le conviene tenerlo
a toda la que contrae
el sagrado yugo eterno.
Además, cruces, rosarios,
un sachet54, un cepillero,
Libro recordatorio para las bodas con algunos escritos de Carolina de Soto
y Corro, publicado en 1887. Díaz Toledo explica algunas curiosidades en su
estudio:
Esta edición se lanzó encuadernada posteriormente de manera lujosa
con el objetivo de ser regalada como presente en una boda. Este libro
era el más caro de cuantos estaba a la venta de Carolina, y costaba diez
pesetas (la edición normal), cuando el resto rondaba la peseta (1994:
446).
54
Bolsita, saco.
53
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un Patriarca bendito
un bolso de terciopelo,
un Niño Jesús muy mono,
(Le besa los pies.)
en su cunita de heno.
Un reclinatorio digno
del capellán Padre Antero
y, por último, el regalo
que estimo de mayor precio:
de la Madre superiora,
que en mi honor ha echado el resto,
ofreciéndome esta imagen
que tenía en su aposento,
de María Inmaculada,
de la Reina de los cielos.
Entregómela llorando
y me bendijo diciendo:
«De todo mal, hija mía,
de los peligros terrenos
y de inmensas amarguras
te librará, y tu consuelo
será siempre que la invoques
con amoroso ardimiento.
¡Siempre que la fe sostengas
en el altar de tu pecho!».
(Suena el timbre del teléfono y vuélvese Anita entre
sorprendida y perpleja.)
¡Un aviso! ¿Será acaso
anuncio de lo que espero?
(Agitada.)
La hermana telefonista
no viene, y el timbre terco
sigue llamando. ¡Pudiera
yo misma enterarme de ello!
(Decidida.)
Sin vacilar me dirijo
al aparato y contesto:
(Lo hace.)
¿Quién llama?
61
(Se supone lo que comunican por las respuestas y
exclamaciones de la joven.)
Sí, ¿qué desea?
(Repitiendo.)
El chauffer de Don Guillermo.
Guillermo es mi prometido.
(Por el teléfono.)
Bien, ¿y qué? No lo comprendo.
Sí, (Repitiendo.) que a la señorita Ana
se la prepare con tiento.
(Preguntando con gran interés.)
Pues, ¿qué sucede? Responda
y dígalo sin rodeos (Después de oír.)
¡Ay, Jesús! ¿Qué es lo que dice?
¡Un espantoso siniestro!
(Aparte.)
¡Serenidad, Virgen mía!
(Por el teléfono.)
Dé detalles del suceso.
(Repitiendo lo que oye.)
Que marcharon sin percances
desde Villalba a Pozuelo,
más forzando la carrera,
ansiosos de llegar presto,
al hacer tras un recodo
un rápido movimiento
y una falsa maniobra
por evitar un tropiezo,
de improviso, el automóvil
no pudieron contenerlo,
resbaló por un declive,
dando un horroroso vuelco.
(Espantada y con ansiedad.)
(Preguntando.)
¿Y qué fue de los señores?
(Repitiendo lo que oye con angustia creciente.)
De los cuatro que iban dentro,
con heridas de importancia,
los padres de Don Guillermo.
62
(Por el teléfono, con acento febril.)
Los otros dos... ¡diga pronto!
(Oye y repite.)
El señorito... su suegro...
por desgracia... bajo el coche
los dos aplastados... ¡Muertos!
(Dando un grito.)
¡Ah! ¡Qué horror! ¡Qué horror! ¡Dios mío!
¡No puedo más! ¡Ay! ¡No puedo!
(Tratando de revestirse de valor.)
¡Mas haré sin descubrirme
hablando, el último esfuerzo!
(Pregunta anhelante.)
¿No hubo salvación?... ¿Auxilio?
(Repitiendo lo que oye.)
En el instante acudieron
los que en otro auto venía
a ser en el casamiento
testigos, pero ya en vano...
¡Él solo ha quedado ileso!
(Contestando angustiada.)
¡A la pobre señorita
con prudencia prevendremos
la catástrofe terrible
de que es víctima...! (Oye y contesta.) ¡Ya entiendo!
No se detenga... ¡En la misa
por sus almas rogaremos!
(Se aparta del teléfono y siéntase abatida, llorando
amargamente.)
¡Todo acabó...! ¿De qué modo,
Señor, y por qué misterio
no se verifica el acto
que repugnaba a mi pecho?
¡Mi desventurado primo!
¡Mi esposo, desde el momento
de firmar los esponsales
quedando el contrato hecho...!
¡Y el autor de mi existencia,
que con tal prisa y empeño
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realizar quiso mi boda...!
¡En el instante supremo,
quizá en la hora precisa,
fatalmente perecieron!
¡Qué desventura...! ¡Qué pena!
¿Desenlace más funesto?
¡Yo, que ya estaba conforme,
que casi gozaba viendo
con profunda complacencia,
mi porvenir tan risueño!
Y ahora... ¡todo, de repente,
desapareció como un sueño,
quedando huérfana, triste
y viuda al mismo tiempo,
sin haber sido casada...!
¿Qué va a ser de mí? (Con desesperación.) No veo
solución a mi infortunio...
(Llora sin consuelo.)
(Óyese lejano el órgano de la capilla y un dulce cántico
a la Virgen. Anita se pone de pie y escucha atenta en
actitud melodramática, colocándose una mano sobre el
corazón.)
¿Qué escucho? ¡Mi Dios! ¿Qué es esto
que aquí palpita y despierta
mi dormido sentimiento...
mis afanes anteriores?
¿Aquel puro y hondo anhelo
de pasar la vida entera
en mi querido convento?
(Vuelve a escuchar con atención y repite las últimas
palabras de santo religioso, añadiendo con
satisfacción.)
¡No estoy sola! ¡No estoy sola
en este mísero suelo!
¡Aún tengo hermanas, familia!
¡Aún tengo santos afectos
en este hogar bendecido,
de luz y de calma lleno!
¡Aún quédame la ventura,
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el especial privilegio,
de acogerme bajo el manto
de la Reina de los Cielos!
(Arrodíllase en el reclinatorio ante la Virgen y dirígele
fervorosa la siguiente plegaria.)
Virgen pura y soberana,
¡Madre del Divino Verbo!
¡Por el Dolor que sentiste
al pie del Sagrado leño
donde tu inocente Hijo
sufrió martirio cruento!
¡Por las sublimes palabras
que inculcaron en tu seno
misericordia infinita,
raudal de bálsamo excelso!
¡En el pesar que me aflige...
sé mi sostén y consuelo!
¡Ampárame, Virgen mía!
¡Ve las lágrimas que vierto,
y haz que por siempre a tus plantas
te rinda mi amor eterno!
(Terminada la plegaria eleva sus miradas al crucifijo,
con las manos cruzadas y recita lo que sigue, como lo
anterior a los suaves sones del órgano que se oye hasta
el final.)
¡Para ti, Dios, me quisiste,
salvándome de los riesgos
y los azares del mundo,
con tu poderío inmenso!
¡Tú eres, Jesús, desde hoy,
mi único amor verdadero!
¡Ya soy tuya! ¡Ya soy tuya!
¡Para siempre a ti me entrego!
¡Así, con el blanco traje
y el casto y el nítido velo
de las esposas de Cristo,
al hacer voto perpetuo,
la triste niña dichosa
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contigo, en feliz concierto,
¡celebra sus desposarios!
¡Solemniza su himeneo!
CAE EL TELÓN
66
LA FEA
Comedia lírica original en prosa y verso, en un acto
Carolina DE SOTO Y CORRO
67
PERSONAJES55
13 años
8 años
6 años
35 años
60 años
30 años
Mónica
Margarita
Vicente
Teresa (ciega)
Doña Juana
La Marquesa
Doce obreras
Coro de obreras
La Fea aparece en el Volumen 2 Teatro para niños. Diálogos, monólogos,
comedias, apropósitos y revistas en un acto, en prosa y verso, para escuelas,
colegios y salones. Se publicó en la imprenta de la viuda de Antonio Álvarez,
en 1912.
55
68
ACTO ÚNICO
ESCENA PRIMERA
MARGARITA, TERESA y VICENTE
MARGARITA.- (Sentada en silla baja tiene sobre su falda una
muñeca a la que acaricia.) Ya estás vestida de limpio,
has comido sopita rica y ahora tienes que dormir,
preciosa mía. Cierra los ojitos, que te voy a cantar para
arrullarte. (La mece y canta la nana.):
Duérmete, niña mía,
que viene el coco
y se lleva a las niñas
que duermen poco.
Esta niña chiquita
no tiene cuna.
Su padre es carpintero
y le hará una.
TERESA.- (Desde dentro.) ¡Margarita! ¡Margarita! (Aparece
en la puerta conducida de la mano por su hijo Vicente.)
¿Qué haces, hijita, que no contestas?
MARGARITA.- (En voz baja, poniendo un dedo en sus labios.)
¡Chits...! Aquí estoy, mamá. Se acaba de dormir
Moniquita y no quiero que se despierte. (Mientras habla,
se levanta y acuesta a la muñeca sobre una silla, la besa
y la tapa cuidadosamente con su pañuelo.) Ea, ¡ya está!
¿Qué querías? (A su madre llevándola hasta una silla
donde se sienta aquella quedando el niño a su lado.)
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TERESA.- Mira, ve a la cocina, echa un poco de carbón en la
lumbre y da una vuelta al cocido, pero con mucho
cuidado, hija, sin quemarte.
MARGARITA.- Voy enseguida. (Se va.)
ESCENA SEGUNDA
TERESA y VICENTE
TERESA.- (Suspirando.) ¡Ay, Señor! ¡Qué situación tan
angustiosa la mía! ¡No estar útil para nada! ¡No poder servir
ni aún para las cosas más sencillas! Pobre, viuda, ciega y
con tres hijos pequeños, ¡teniendo que valerme de ellos para
todo! ¡Y gracias a Dios que son buenos y hacen cuanto les
mando! Mi Vicentito es un ángel, no me da guerra.
Margarita, dócil y dispuesta para el trabajo, con tan pocos
años aún, me ayuda como una mujercita. Ella es la que
atiende las faenas de la casa. Y si no fuera por Mónica que
ya gana un jornal, ¿qué sería de nosotros? ¡Nos hubiéramos
muerto de hambre! ¡Pobre niña! Con trece años no más,
trabajando afanosa y activa, a pesar de su débil naturaleza,
a fin de que no falte el pan a su familia. ¿Cómo le pagaré
yo sus cuidados, su cariño, el bien que nos hace, lo que se
sacrifica por todos? ¡Ay, si Dios me volviera la vista! ¡Si
mi mal fuera curable! Pero no, (Con tristeza.) ¡la perdí para
siempre! ¡No puedo ni aún tener esa esperanza!
¡Desdichada de mí! ¡Qué suerte aguarda a mis hijos!
(Llora.)
VICENTE.- (Mirándola apesadumbrado.) ¿Por qué lloras, mamá?
¡Rica, yo te quiero mucho!
70
TERESA.- ¡Corazón mío! (Besándolo.) ¡Tu voz me consuela y tu
cariño llena mi alma de dulzura! ¡No te aflijas, no tengo
nada! (Secándose los ojos.) ¿Ves?, ¡ya no lloro! Juega un
poquito, anda, busca la pelota que te compró la chacha,
debe estar por ahí. (El niño busca hasta hallarla.).
VICENTE.- Sí, sí, ya la tengo. Estaba debajo de la mesa. (Juega.)
ESCENA TERCERA
LOS MISMOS, MARGARITA y DOÑA JUANA
MARGARITA.- (Desde la puerta.) Mamá, Doña Juana pregunta
por ti.
TERESA.- ¡Ah, la dueña de la fábrica! Dila56 que entre. ¡Nuestra
bienhechora! ¡Qué buena es! ¡Verdaderamente ofendo a
Dios quejándome tanto como lo hago de mi infortunio!
Vendrá, cual de costumbre, a traerme el socorro57
mensual. No se le olvida, ¡alma caritativa! ¡Dios se lo
pague!
DOÑA JUANA.- (Entrando con Margarita.) Buenos días, Teresa.
TERESA.- (Poniéndose en pie.) Muy buenos, Señora.
DOÑA JUANA.- Quieta, quietecita, no me haga cumplido.
(Margarita le acerca una silla.) Gracias, monina, ya estoy
sentada.
TERESA.- Iros, niños, no molestéis. (Se van los niños.)
56
Laísmo. Mantengo el original por aportar verosimilitud al diálogo de los
personajes.
57
Ayuda económica necesaria para cubrir los bienes de consumo básicos.
71
DOÑA JUANA.- No molestan, ¡pobrecillos! ¡Tan juiciosos! Y,
¿qué tal de salud? (A Teresa.)
TERESA.- Bien, Doña Juana, es decir, bien en cuanto es posible
en mi estado. Los chicos buenos. La que me tiene siempre
apenada es Mónica, tan anémica, tan endeblita, con la
tarea que trae ni crece ni se fortalece, a pesar de lo que
usted mira por ella.
DOÑA JUANA.- Efectivamente, procuro evitarle algún trabajo,
aunque no siempre lo hago porque con razón se quejarían
las compañeras. La remunero mejor que a otras y...
TERESA.- Nos auxilia usted, además, pagándonos la casa.
DOÑA JUANA.- Precisamente a eso vengo.
TERESA.- ¡Cuántas gracias tengo que dar a usted! Pero, ¿por qué
se molesta en venir? Con la misma niña podía usted
mandarlo.
DOÑA JUANA.- Sí, es verdad. Tengo completa confianza en
Mónica, pero ya sabe usted lo que sucede... Cómo se
propasa la gente de mal corazón con ella y el susto que
la58 dieron un día varios golfillos, maltratándola y
robándole el jornal de la semana, que acababa de cobrar...
TERESA.- Cierto, ¡qué malvada es la gente! En vez de
compadecerla, se ríe y la ridiculiza, burlándose cruelmente
de su figura, ¡como si ella tuviese la culpa de su fealdad!
¡Pobrecita mía! ¡Con qué resignación lo sufre todo! Por
más que trató de ocultarme aquel día lo sucedido, venía en
tal estado de excitación, que comprendí su pena y hubo de
confesarme lo ocurrido. No olvidaré nunca su dolor por la
De nuevo, caso de laísmo. A partir de ahora, dejarán de señalarse en nota a
pie de página.
58
72
pérdida de lo que representa nuestro alimento de ocho
días. Usted, generosa como siempre, nos salvó del apuro...
DOÑA JUANA.- Desde entonces dispuse que no volviese a salir
sola, sino en unión de otras obreras. Y encargué al
cobrador del establecimiento la comisión de traer a usted
el fruto del trabajo de aquella, reservándome yo el gusto
de dar a usted, además, por mi mano, un pequeño
obsequio de todos los meses, diferencia que uso con
ustedes, por el gran interés que me inspiran.
TERESA.- ¡Gracias, gracias! No encuentro palabras...
DOÑA JUANA.- No lo hago para que me lo agradezcan tanto, sino
por un deber de humanidad. Aparte de esto, quería decir a
usted que, hablando con un médico especialista de la poca
salud de Mónica y su visible raquitismo, comprendiendo
mi interés por ella, me ha prometido hacerle un detenido
reconocimiento, estudiar científicamente el caso y poner
en práctica sus conocimientos con el fin de curarla y
robustecerla, si usted quiere.
TERESA.- ¡Ya lo creo! ¿Qué más quisiera yo? Pero los pobres no
nos podemos permitir esos cuidados.
DOÑA JUANA.- No tiene usted que ocuparse de ello, el asunto
corre de mi cuenta.
TERESA.- ¿Eso más?
DOÑA JUANA.- Se porta tan bien en mi casa, se toma tanto
interés por todo y da tal ejemplo de amor al trabajo, de
inteligencia y de respeto y consideración a sus principales,
que no hay otra como ella y, hasta por egoísmo propio, me
conviene que se ponga fuerte y buena en condiciones de
hacerse cargo de la dirección de los trabajos manuales,
reemplazándome el día que yo no pueda atender a la
industria de que vivimos y seguir al frente de nuestro
comercio. Mi marido está viejo y achacoso, no tenemos
73
hijos que nos representen y, la verdad, deseo contar para
lo futuro con persona digna de nuestro cariño y confianza.
Esa persona puede muy bien ser Mónica cuando tenga
más experiencia, más años y se haya fortalecido, y ustedes
encontrar de ese modo a su lado un porvenir más
desahogado y tranquilo que el presente.
TERESA.- (Cruzando las manos.) ¡Oh, Señor! ¡Qué sueño tan
hermoso!
DOÑA JUANA.- (De pie.) Sueño que quiero convertir en realidad.
Desde mañana, el Doctor Pinoso se encargará del cuidado
de la niña. Tome (le da dinero) y adiós, que no puedo
faltar mucho de la fábrica.
TERESA.- (De pie, conmovida.) ¡Gracias, muchas gracias!
¡Bendita sea usted, Señora, ¡que así nos favorece con sus
beneficios!
DOÑA JUANA.- Enseguida mandaré venir a Mónica. Adiós. (Se
va.)
TERESA.- ¡Adiós! (Busca a tientas la silla y se sienta.) ¡Virgen
poderosa! ¡Virgen divina! ¡Cuán grande es tu misericordia
con estas infelices criaturas!
ESCENA CUARTA
TERESA, MARGARITA, VICENTE y LA MARQUESA
MARGARITA.- Mamá, mamá, otra visita. ¡Cuántos vienen hoy!
TERESA.- ¿Quién es? (Con extrañeza.)
MARGARITA.- Una señora muy compuesta, que viene...
74
VICENTE.- En un coche de dos caballos.
MARGARITA.- Quiere verte.
VICENTE.- Y a la chacha también.
TERESA.- ¡Es extraño! Hazla pasar, hija mía. (Esta se va con el
niño.) ¿Qué querrá de nosotras esa señora desconocida? Es
muy raro y no sé qué pensar. Esperemos. Ya oigo pasos que
se aproximan.
MARQUESA.- (En la puerta con la niña.) ¿Es aquella mujer?
MARGARITA.- Sí, Señora, aquella es mi madre.
MARQUESA.- Bien, déjanos solas. (Adelantándose hacia la
ciega.) Teresa, ¡cuánto he buscado a ustedes!
TERESA.- (De pie.) ¿Quién es usted, Señora?
MARQUESA.- ¿No recuerda mi voz? ¡Han pasado tantos años! ¿No
se acuerda usted de la Señorita Susana, la amiga íntima de
la Señorita Ángela?
TERESA.- ¡Mucho! Sí, de mi Señora. Pero, ¿es usted...?
MARQUESA.- La misma, hoy Marquesa del Prado Azul por mi
casamiento con un noble de elevada alcurnia, aunque de
mermado capital, a quien usted conoció.
TERESA.- ¡Cuánto me place volver a ver... a oír a usted, Señorita,
Señora Marquesa! ¡Qué alegría y qué pena al mismo
tiempo! Entonces tenía yo vista... ¡y ahora...! Siéntese
usted. (Coge aquella una silla y se sienta.)
75
MARQUESA.- Sé que vive con usted, desde que quedó
huérfana, la niña de su Señora, y que la suerte ha sido
harto cruel con ella en todos [los59] sentidos.
TERESA.- Desgraciadamente es cierto.
MARQUESA.- Adquirí estos datos en la antigua casa de sus
padres y de allí me encaminaron a esta. Deseo noticias
más detalladas de todo lo acontecido a tan desventurada
familia, desde mi marcha a lejanas tierras, y usted es
quien puede ponerme en antecedentes. Me importa
mucho esto por lo que luego la diré.
Ya sabía usted que el Señor Marqués, mi esposo, se
hallaba en la más cordial armonía con el Señor de usted,
Don Agustín, muy ligados ambos por antiguos vínculos
de amistad y por negocios que emprendieron juntos,
siendo el último el que nos llevó a Montevideo, donde
los dos establecieron una importante empresa que
prometía pingües rendimientos. Pero hizo falta para
darle mayor impulso, más dinero y nuestro amigo tornó
a Madrid, realizó cuanto poseía y, no pudiendo llevarse
entonces consigo a su mujer y su hijita, por hallarse
aquella muy delicada de salud, marchose solo con su
fiel criado Antonio...
TERESA.- (Suspirando.) Mi marido.
MARQUESA.- Prometiendo no tardar en volver por ellas.
Entonces, ocurrió la catástrofe del naufragio...
TERESA.- En el que los dos perecieron. (Llora.)
MARQUESA.- Perdiendo en el mar, no solo sus vidas, sino
también los cincuenta mil duros que Don Agustín se
proponía agregar al negocio, sin cuyo esfuerzo y la falta
de su inteligente dirección, decayó mucho aquel y a
punto estuvo mi esposo de abandonarlo, perdiendo así
59
Errata.
76
el resto de su capital. Si una oportuna herencia no
hubiese venido a fomentarlo y favorecerlo de nuevo,
tomando tal incremento desde esto que pocos años
bastaron para ser la empresa más rica de aquel
espléndido país, gracias a lo cual poseemos hoy una
cuantiosa fortuna.
TERESA.- En cambio, el horrible naufragio dejó aquí dos
viudas, cuatro huérfanos y la mayor miseria en torno
nuestro.
MARQUESA.- Dígame qué pasó después, porque no obtuve
respuesta a dos cartas que dirigí a mi amiga.
TERESA.- ¡Ah, Señora! ¿Quién había de contestar? Mi señora
empeoró de su padecimiento al pecho al saber por la prensa
[de] la catástrofe de que el Señor y mi marido fueron
víctimas y murió atormentada por el dolor de dejar a su hija
enfermita y en medio de tanto infortunio. Yo la prometí
velar por ella y no desampararla nunca. Fui su nodriza y la
amaba con igual cariño que a mis hijos. Intenté trabajar al
quedar sola con ellos, pero poco tiempo pude hacerlo. Mi
Antonia, la mayor, hermana de leche de Mónica, fue
acometida de una enfermedad infecciosa, epidémica, y
murió quedando Mónica invadida del mismo mal del que
tras mucho padecer curó, más dejándola tristemente
desfigurada... Las lágrimas quemaron mis pupilas y cegué...
Vivimos de la caridad de algunas buenas almas durante
algún tiempo. Favorecidos por una cristiana señora,
ingresaron mis hijas en una Escuela del Municipio.
Vicentito era aún muy pequeño y de él y de mí cuidó la
Junta Benéfica de Señoras. Cuando Mónica cumplió diez
años, sabiendo ya lo preciso, vino a mi lado, ¡me hacía tanta
falta su cariñosa asistencia! Además, el tiempo que pasó en
la Escuela fue un continuado martirio para la inocente niña.
Todas las demás chiquillas la mortificaban con sus
groserías, sus burlas y su menosprecio. Una generosa
señora, dueña de una fábrica de muñecas, condolida de
nuestra situación al enterarse del conflicto en que nos
77
hallábamos, despedidas de la casa por no poder cumplir con
el casero, faltas de todo recurso, nos sacó del apuro y dio
colocación a Mónica en sus talleres, cosa bien fácil para la
niña y que aprendió muy pronto, pues el trabajo se reducía
a confeccionar ropita para muñecas, una distracción más
bien para ella, dándose tan maña en esto, que de los bebés
ordinarios pasó enseguida a la confección de trajes lujosos
para muñecas finas, ganando en esta ocupación un
mezquino sueldo, pero suficiente para atender a nuestra
mayor necesidad con la ayuda que, además, nos presta
Doña Juana, la dueña del establecimiento, quien ha tomado
a Mónica tan afición por lo bueno que es y lo triste de su
suerte, que la quiere y favorece hasta el extremo de pensar
en su porvenir, destinándole un lugar privilegiado en su
casa.
MARQUESA.- ¡Pobre niña, convertida en obrera! ¡Si sus padres
levantaran la cabeza!
TERESA.- ¿Y qué le hemos de hacer? ¡La desventura la ha
conducido por este camino! Pero es tan abnegada y paciente
la infeliz mía que, a pesar de su extremada fealdad, se hace
querer de cuantos la tratan y conocen sus virtudes. Pronto
la verá usted, porque ya debe ser la hora en que sale del
obrador.
MARQUESA.- La he visto.
TERESA.- ¿Cómo? ¿La ha visto usted?
MARQUESA.- Antes de venir aquí, guiada por las señas que me
dieron, me dirigí a la fábrica, puesto que mi principal objeto
era buscar a la niña y hablar con ella, comprendiendo lo que
vale. Es ciertamente fea, pero dulce, simpática e inteligente.
La hice saber mi propósito de mejorar su situación...
TERESA.- ¡Dios mío! ¡Cuánto nos favorece su providencia!
78
MARQUESA.- No pareció, sin embargo, Mónica alegrarse, ni
aceptó al pronto mi proposición, pero es ella tan lisonjera
que no dudo la aceptará...
TERESA.- ¿Puede decirme, Señora Marquesa, en qué consiste...?
MARQUESA.- No hay inconveniente, puesto que lo debe saber.
Vengo desde América en representación de mi esposo,
cuyos asuntos actuales le impiden ponerse en viaje, a pagar
una deuda sagrada. Con nuestros intereses, quedaron
unidos los que el difunto Don Agustín aportó al principio
como socio fundador de la empresa que nos ha enriquecido.
Pertenece, por tanto, a su hija una buena parte que nuestra
conciencia pone a su disposición, pero a condición de que
viva con nosotros. Solo tenemos un hijo varón. Ella será
nuestra hija y procuraremos hacerla feliz.
TERESA.- (Con inquietud.) Pero, ¿allí...? ¿Tan lejos?
MARQUESA.- Preciso. Allí, donde residimos.
TERESA.- Es decir, que en ese caso...
MARQUESA.- La niña tiene que venirse conmigo. Conviene por
tanto su inmediata resolución. Mañana marcharemos a
Barcelona, donde permaneceremos unos días, el tiempo
indispensable para equipar dignamente a la chica. Luego
embarcaremos con dirección a la República Argentina,
porque en Buenos Aires tengo que recoger ciertos
documentos, y de dicha capital no tardaremos en llegar a
Montevideo, donde mi esposo aguarda con ansiedad
nuestra llegada.
TERESA.- ¿Llevársela? ¿Y mis hijos? (Con amargura.) ¿Qué va
a ser entonces de mis hijos?
MARQUESA.- Eso mismo preguntó ella. «¿Cómo dejar a mi
nodriza y a mis hermanos?» Y añadió: «No puedo
abandonarlos. ¡Si viniesen conmigo...!» «Imposible» la
79
respondí, no tengo atribuciones para lleva a tanta gente,
solo a ti, pero no te preocupes por ello. Dejaré dinero e
instrucciones a persona de mi confianza para los atienda y
con cuya influencia puedan fácilmente ser acogidos en un
asilo...
TERESA.- ¡Sin mi hija querida (Con angustia.) y en un asilo!
MARQUESA.- Ella rechazó apenada tan lógica solución pero,
como se trata de su bien, que será el de ustedes y creo que
usted no vacilará en sacrificarse por su dicha, espero que en
breve se decidirá. No tiene que pensar en nada, ni hacer
ningún preparativo, porque yo lo arreglaré todo. Conque ya
sabe (Poniéndose en pie.) Mañana nos iremos. Ahora no me
puedo detener, tengo que recoger unos encargos y al punto
volveré a fin de saber la determinación de Mónica y no
retrasar la marcha. Hasta pronto. (Yendo hacia la puerta.)
TERESA.- Señora Marquesa,
honda amargura.)
¡adiós y muchas gracias! (Con
ESCENA QUINTA
TERESA
TERESA.- (Dejándose caer con desaliento en la silla.) ¡Quedarnos
sin ella! ¡Sin mi querida hija, apoyo y sostén mío, hermana
cuidadosa de mis hijos, amante protectora nuestra! ¡Sin ella
y recluida en una casa de caridad! ¡No podré, Virgen Santa,
resistir esta prueba y moriré dejando solos en el mundo a
mis dos hijos! Ella, en cambio, será feliz, premiando así
Dios sus merecimientos, y yo no debo oponerme, ser
obstáculo a su bienestar... (Quedando en actitud triste.)
80
ESCENA SEXTA
TERESA, MÓNICA, MARGARITA y VICENTE
MÓNICA.- (Entra con los dos niños cogidos a ella. Vicente,
saltando alegre, trae un papel envuelto en la mano.) Bien,
otro beso y dejadme ya. (Los besa y besa luego en la frente
a la ciega.) ¿Cómo estás madrecita?
TERESA.- (Pudiendo apenas hablar.) ¡Hija...! ¡Hija mía!
(Poniéndose de pie.)
MÓNICA.- ¡Qué...! (Adivinando.) ¿Estuvo aquí la Marquesa?
¿Sabes ya...?
TERESA.- ¡Todo! (Movimiento afirmativo y de resignación.)
VICENTE.- (Que ha desenvuelto el papel.) Caramelos, mamá. La
chacha nos ha traído caramelos. ¿Quieres uno?
MARGARITA.- Y a mí otro vestidito precioso para la muñeca. (Lo
muestra en alto.)
TERESA.- ¡Ángeles míos! ¡Poco gozaréis ya de esos obsequios
con que ella ha sabido haceros dichosos!
MÓNICA.- Margarita, prepara la mesa, no quiero retrasar la
comida. Anda, Vicentito, ayuda a tu hermanita. (Se van los
dos.)
TERESA.- (Tratando de aparecer serena.) Y bien, enterada de la
suerte que se te ofrece por medio de la que fue casi una
hermana de tu madre... Yo te aconsejo, si mi consejo me
pides, que no te niegues, que aceptes sin vacilar...
81
MÓNICA.- ¿Tú me aconsejas así, madre? Y, en tanto, ¿qué vais a
hacer vosotros?
TERESA.- Acogidas en el asilo que promete facilitarnos tu
protectora...
MÓNICA.- ¿Eso es lo que os ha ofrecido?
TERESA.- Y una suma para pasar mientras...
MÓNICA.- Bien, bien. (Movimiento de disgusto.)
TERESA.- Volverá enseguida a saber tu decisión porque mañana
habrá de marchar contigo. (Llora.)
MÓNICA.- Bueno, pero no te apesadumbres por eso. Ten calma.
¿No estoy yo serena?
TERESA.- ¡Tú vas a gozar de otra existencia más halagüeña! ¡Yo,
sin ti, no tendré sino un doloroso y aún más negro vacío!
Pero no quiero entristecerte, ni ser rémora en tu camino.
Aprovecha, querida mía, la ocasión que se te presenta, sin
olvidar a estos pobres seres. Dispongámonos a nuestra
inmediata separación, quizá para siempre, y con la posible
tranquilidad, con la paciencia que deseas, vamos a comer.
¡Nos queda tan poco tiempo de estar juntas!
MÓNICA.- Vamos, sí. Las compañeras van a venir hoy más
temprano, aunque no ya cual de costumbre para
acompañarme a la fábrica, sino para despedirme. Se
enjuaga las lágrimas.) (Se van dentro.)
82
ESCENA SÉPTIMA
DOÑA JUANA
DOÑA JUANA.- (Desde la puerta hacia dentro.) No, no, de ningún
modo. Coman ustedes tranquilas. Quiero que me traten con
confianza. ¡Vaya! ¡No faltaba más! ¡Yo no como hasta las
dos y no tengo prisa! Aquí esperaré. (Entra y se sienta.) Lo
cierto es que no debí haber venido. ¿Qué potestad tengo yo
sobre esa niña para oponerme a que se vaya de mi lado? Por
el contrario, debía alegrarme de la causa que lo motiva.
Cuidado, ¡qué suerte la de esa muchachita! ¡Salirle de
improviso una protectora tan rica, llovida, así como del
cielo, descubriéndole sus derechos a una fortuna que
disfrutará junto a ella! Pues ahí es nada, ¡vivir con unos
Marqueses que la tratarán como hija, que la querrán y
apreciarán sus buenas cualidades morales, aunque no tanto,
seguramente, como yo, que la quiero de veras y hubiera
procurado a toda costa su felicidad! Mas, ¡es tan modesta
la posición que ya la ofrecía que no hay comparación, ni
cabe duda entre la elección de uno u otro género de vida!
Por eso, es tonta mi venida, pero, al menos, la daré el adiós
de despedida y sabrá que siempre tendrá su puesto en mi
corazón. Cuando regresé a casa y entré, cual de costumbre,
en el obrador de las chicas, los ojos llorosos de Mónica me
hicieron pensar en algún incidente de esos que con tanta
frecuencia le acontecen. Mas, cuando me comunicó la
verdadera causa de su disgusto –¡lo que menos podía
figurarme!–, quedeme sorprendida y también emocionada.
Como ella, derramé lágrimas de pesar. ¿Cómo no? ¡Si su
alejamiento echa por tierra todos mis planes para lo
venidero! ¡Jesús! ¡Jesús! ¡Qué cosas tan inesperadas
suceden en el mundo!
83
ESCENA OCTAVA
DOÑA JUANA, TERESA, MÓNICA y LA MARQUESA
MÓNICA.- (En la puerta, a la Marquesa.) Pase usted, Señora
Marquesa. (Conduce a Teresa hasta una silla y ofrece otra
a la Marquesa.)
MARQUESA.- He terminado más pronto de lo que pensaba lo que
tenía que hacer y, como en víspera de viaje no hay tiempo
que perder, aquí me tienes, querida niña, deseosa de verte
contenta y dispuesta a seguirme. ¿Lo has pensado ya y
consultado con tu nodriza, con la que te ha servido de madre
desde que faltó la tuya? Se trata de un cambio completo
para ti, del bienestar de toda la vida. ¿Lo has decidido?
MÓNICA.- Sí, Señora.
TERESA.- Poco hemos hablado sobre el particular, pero lo
bastante para estar en un todo de acuerdo. ¿Qué puedo yo
hacer, sino resignarme a su pérdida, a su eterna ausencia,
por su propio bien?
DOÑA JUANA.- Perdonen ustedes que yo, aunque sin ningún
derecho para ello, me entrometa en el asunto.
MARQUESA.- (Aparte.) ¿Quién será esta mujer)
MÓNICA.- (A la Marquesa, comprendiendo su extrañeza.) Esta
señora es la dueña de la fábrica donde trabajo, nuestra
bienhechora.
MARQUESA.- (Saludando con la cabeza.) Sea para bien.
DOÑA JUANA.- (A la Marquesa.) Muy noble y laudable es el fin
que la ha guiado a usted, Señora Marquesa, a esta casa y
84
muy digna Mónica del grande y extraordinario beneficio
que, obrando en justicia, la ofrece. Pero ¿ha calculado usted
el gravísimo mal que su ausencia de aquí origina?
MARQUESA.- ¿Mal...? (Sin comprender.)
DOÑA JUANA.- Teresa, esta infeliz Teresa, que tantos años sirvió
fielmente a los padres de Mónica, que amamantó a esta y la
cuidó con maternales desvelos, que la acogió en su
orfandad y sufrió por ella trabajos y pesadumbres inmensas,
hasta el momento de que pudo la niña compensar sus fatigas
y cuidar a su vez de ella, hoy ciega, con hijos pequeños y
en la mayor pobreza. Cuando la puede ser útil la niña... se
la lleva usted, arrebatándole de un solo golpe todo lo que
constituye su medio de vivir, su amparo, su esperanza, el
sostenimiento de su hogar. Y, ¿qué va a hacer la desdichada
sin su indispensable apoyo?
MARQUESA.- Ya lo he previsto. Mónica dispondrá como guste de
su capital. Puedo pensionarla para que no falte lo necesario
a su nodriza y los chicos. Entre tanto, irán a un benéfico
asilo, bien recomendados...
DOÑA JUANA.- ¡Pobres criaturas!
MARQUESA.- Les dejaré un socorro...Pero esto no incumbe a
usted (Con altanería.), ni sé por qué se atreve a
interrogarme de ese modo, haciéndome tales reflexiones.
DOÑA JUANA.- Perdone usted, Señora. Siento vivo interés por esa
niña y por los seres que le han servido de familia... Ella lo
sabe...
MÓNICA.- Cierto, Señora Marquesa. Debemos muchos favores a
Doña Juana. Cuando quedamos reducidos a la miseria, a
consecuencia de la pérdida de mis padres y de cuanto
poseían, la conocimos providencialmente y sus oportunos
auxilios nos salvaron en aquella ocasión, y después en otras
muchas, de situaciones angustiosas. Yo solo contaba
85
entonces siete años, Margarita dos y Vicentito quince
meses. Mi hermana de leche, de igual tiempo que yo,
acababa de morir. Mi madre, la que desde la triste fecha de
mi enfermedad fue para mí una madre, trabajó para
nosotros mientras pudo. Cuando quedó sin vista, esta buena
Señora (Por Doña Juana.) nos encomendó a la Junta de
Beneficencia de que formaba parte y no nos morimos de
hambre. Procuró mi educación en una escuela gratuita... Ya
en aquel tiempo comencé a darme cuenta de nuestra
desgracia, mucho mayor aún por la fatalidad de mi
desagradable físico, el que dio origen al sobrenombre que
me pusieron de... (Con pena.) ¡la Fea! Todas las niñas de la
escuela se burlaban de mí, me pellizcaban y hacían herejías
conmigo. Luego, en la calle, llamaba la atención de los
chicos, quienes me pegaban y perseguían sin piedad,
tirándome piedras y gritando: «Ahí va la Fea» (Sollozando.)
Yo, sin fuerzas para defenderme, corría, corría llorando,
hasta refugiarme en los brazos de mi madre, que me
consolaba con sus caricias. «Madre» –la preguntaba
cándidamente– «¿Qué culpa tengo yo de ser fea, ni qué
hago malo para que todos me maltraten?» (Llora
amargamente.)
TERESA.- ¡Hija de mi alma! Para mí fuiste siempre la más
hermosa del mundo. ¡Para tu madre que está en el cielo eres
un ángel de bondad!
DOÑA JUANA.- ¡Pues no me está haciendo llorar esta chiquilla!
MARQUESA.- ¡Me ha conmovido! (Secándose los ojos con el
pañuelo.)
MÓNICA.- Tres años sufrí tan horrible mortificación, mas,
enterada al fin Doña Juana se apresuró a librarme de ella,
retirándome de la escuela. Entró en sosiego mi espíritu y
gocé de alguna calma. En la precisión de dedicarme a algo
útil, y encontrándome Doña Juana capaz para ello, me dio
en su fábrica trabajo que ejecuté a su gusto. Señalome lugar
preferente en el obrador, con más retribución que a otras, y
86
así pudimos vivir sin apuros ni más contrariedad que la de
mi desgracia... Convencida de lo irremediable del caso,
pedí al Señor paciencia y, llena de conformidad, me sometí
a la voluntad divina porque un señor cura me había dicho:
«Dios prueba el temple de las almas buenas para sus altos
fines. Tú eres de sus elegidas y quiere hacerte merecedora
de su gracia. Ten resignación, hija mía, y sufre con
paciencia las molestias del prójimo. Los hombres hicieron
padecer mayores vejámenes y ofensas a Cristo Nuestro
Señor, siendo la perfección suma. Además, la vida es corta,
un tránsito penoso, y los limpios de corazón se acercarán a
Él y gozarán eternas venturanzas en el Reino de los Cielos».
Por eso, sobrellevo con calma mi infortunio y espero
confiada en la bondad infinita del Señor, rogándole por la
salud y la dicha de cuantos nos favorecen y nos aman.
MARQUESA.- Eres muy discreta, niña, y revelas unos sentimientos
muy delicados, excepcionalmente bellos. Creo que hago
bien en acogerte bajo mi patrocinio. Atenderé lo primero a
perfeccionar tu educación y, cuando estés debidamente
instruida, cual corresponde a una señorita, entonces,
enmendando en lo posible el oprobio que en ti hizo
Naturaleza, mejorada tu figura con los años y el arte del
bien parecer innato en las mujeres, será tu existencia menos
triste, porque me acompañarás a todos lados y serás
considerada y respetada junto a mí como una hija. Conque
disponte a partir en breve. (Poniéndose en pie.) No puedo
detenerme más, te dejo esta noche como la última que has
de pasar entre las personas con quienes has vivido a fin de
que te despidas y, mañana temprano, vendrá el coche a
recogerte.
TERESA.- (Llorosa.) ¿Tan pronto?
DOÑA JUANA.- (También conmovida.) Lo siento de verdad. ¡Yo
me había forjado tantas ilusiones con esta chica!
MARQUESA.- Teresa, mañana recibirá usted una suma suficiente
para usted y sus hijos en tanto se arregla lo de su residencia
en el lugar convenido. Adiós.
87
MÓNICA.- (Deteniéndola.) Señora Marquesa, mil gracias por su
bondadosa protección y por las ventajosas y excelentes
proposiciones que se ha dignado hacerme. Nunca olvidaré
su generosidad, pero ha llegado el momento de hablar claro
y sin vacilación. Lo que usted me ofrece es mucho más de
lo que pudiera soñar y apetecer una tan humilde criatura
como yo, pero... pero excede a mis deseos, no aspiro a tanta
felicidad... Y, como al aceptarla tengo que dejar en la más
cruel soledad a mi nodriza y sus hijos, impotentes para todo
trabajo, sin una mano que los sostenga ni una voz que los
anime en su pena... renuncio respetuosamente a acompañar
a usted y a todas las dichas que me promete, asegurándole
que mi corazón quedará por siempre reconocido...
MARQUESA.- ¿Que renuncias, dices? (Con asombro.) ¿Que no
aceptas?
DOÑA JUANA.- ¿Qué oigo? (Con igual asombro.)
MÓNICA.- Eso he tenido el honor de decirle y lo repito: agradezco
en lo que vale y significa su deseo para mí, pero de ningún
modo lo acepto. El estado de la pobre mujer que me sirve
de madre reclama mis cuidados filiales. Moriría sin mí y yo
no sería digna de los favores del Cielo si, pensando solo
egoístamente en mi bienestar, la dejara entregada a su
desventura, mucho más dolorosa con mi ausencia.
MARQUESA.- Yo me ocupo también de su suerte.
MÓNICA.- ¡Triste suerte!
TERESA.- ¿Es posible, hija del alma, que dejes por mí la feliz
posición que te brinda la Señora Marquesa?
MÓNICA.- Sí, madre mía, ¡qué sería de vosotros si me fuera lejos!
TERESA.- Yo me resignaría a todo por tu bien...
88
MARQUESA.- Piensa lo que dices. La diferencia tan grande que
existe entre quedarte o venir conmigo... Además, recapacita
que obro inspirada por tu difunta madre, de la que fui una
hermana, y su espíritu, sin duda, es el que me induce a
protegerte...
MÓNICA.- Mi madre ve desde el cielo mi intención y aprobará mi
conducta.
MARQUESA.- No insisto, pues, y me marcho, sintiendo
verdaderamente el mal éxito de mi empresa. Sin embargo,
has crecido en mérito a mis ojos, eres un ser admirable,
excepcional, digna hija de mi santa amiga Ángela. Tu
recuerdo lo llevaré siempre grabado en el pecho con
caracteres indelebles. No tardaré en demostrarte el amor y
la simpatía que has despertado en mi alma y, si alguna vez
cambias de idea o te obligan a ello las circunstancias,
acuérdate de mí. Ya sabes dónde me encontrarás y ya sabes
que mientras yo exista, te aguardaré cariñosa con los brazos
abiertos. (Se abrazan las dos conmovidas.)
MÓNICA.- ¡No la olvidaré a usted nunca!
MARQUESA.- ¡Adiós! ¡Adiós!
DOÑA JUANA.- (Aparte.) ¡Buena impresión le ha hecho la niña!
TERESA.- Adiós, Señora Marquesa. El Señor la acompañe en su
viaje y la bendiga. (Se va la Marquesa, yendo Mónica con
ella hasta la puerta de la calle.)
89
ESCENA NOVENA
TERESA, DOÑA JUANA, luego MÓNICA, MARGARITA y VICENTE
DOÑA JUANA.- ¡Prodigiosa criatura! ¡No salgo de mi asombro!
¡Desechar enérgicamente la fortuna que se le presenta bajo
tan lisonjera forma y preferir la posición humilde y llena de
amarguras en que vive por no desamparar a esta pobre
gente! Es un caso raro, nunca visto. ¿Ha quedado usted
muda, Teresa? ¿Qué dice usted de todo esto?
TERESA.- ¡Dios, apiadado de nosotros, habló por boca de mi
bendita Mónica! ¡Su sacrificio no tiene nombre y mis hijos
y yo debemos admirarla y venerarla como una imagen
divina!
DOÑA JUANA.- ¿Quién que la conozca a fondo se atreverá a
tacharla de fea, poseyendo un alma tan hermosa?
MÓNICA.- (Entrando con los niños.) Bueno, bueno, basta ya.
MARGARITA.- ¿Pero es verdad que no te marchas? ¿Que no nos
dejas?
MÓNICA.- No, ¿dejaros? Nunca, niños míos. (Los besa.)
VICENTE.- (Corriendo hacia su madre.) Mamá, ya no se va la
chacha. ¡Qué alegría!
TERESA.- ¡Debemos quererla mucho! ¡Mucho!
DOÑA JUANA.- Mereces un abrazo. (Abraza a Mónica.) Tu
inesperada determinación ha devuelto la tranquilidad a los
corazones, incluso al mío, que contaba contigo para
siempre. Al fin no nos has dejado, mas no quiero abrigar de
nuevo esperanzas e ilusiones porque cuando llegues a
90
poseer la parte considerable de capital perteneciente a su
padre, ya no será lo mismo...
MÓNICA.- ¿Por qué no, Doña Juana? Debo a usted tanto como a
una madre. Mi nodriza, sus hijos y usted son los seres que
más amo en el mundo y creo que podrá usted realizar todos
los planes para lo futuro, porque mi mayor deseo es serle
útil y que algún día formemos todos una sola familia.
DOÑA JUANA.- ¡Y gracias sean dadas a San Juan, mi patrono, que
así nos favorece...!
TERESA.- ¡Gracias a la Virgen Santísima que hace de esta niña
nuestro ángel protector...! (Ruido de voces que se
aproximan.)
DOÑA JUANA.- ¿Ese ruido...? (Escuchando.)
ESCENA NOVENA
LOS MISMOS y DOCE OBRERAS
(Dentro.)
CORO DE OBRERAS.- ¡Mónica! ¡Mónica!
MÓNICA.- Son mis amigas
(Más cerca.)
CORO DE OBRERAS.- ¡Mónica! ¡Mónica!
MÓNICA.- Ya se aproximan.
CORO DE OBRERAS.- ¡Mónica! ¡Mónica!
91
MÓNICA.- Ved cómo gritan.
(Entrando.)
CORO DE OBRERAS.- ¡Mónica! ¡Mónica! ¡Mónica1
¡Qué feliz eres!
¡Cáspita, cáspita, cáspita,
qué suerte tienes!
Déjanos, Mónica
que te abracemos
más de una vez
y que te demos
plácemes, plácemes
pues bien mereces
el parabién.
(La van abrazando todas.)
MÓNICA.- ¿Pero qué os han dicho?
Quiero saberlo,
amigas mías.
CORO DE OBRERAS.- Nos han dicho cosas
que no se saben
todos los días
¿Las quieres oír?
MÓNICA.- Sí.
CORO DE OBRERAS.- Se ha dicho en la fábrica
que un señor magnánimo
de gran capital,
por no sé qué escrúpulos
en un rasgo pródigo
te cedió un caudal.
Que llegó de súbito
una dama incógnita,
la que estuvo allí.
(Unas a otras.)
92
Y en coche magnífico
por las calles céntricas,
te ha llevado a ti.
¡Mónica, Mónica, Mónica!
¡Qué feliz eres,
pues vas a tener joyas
y lujosos trenes!
También en la fábrica
ha contado Crispula
(a la que hay que oír),
que la dama incógnita
trae secretas órdenes
de llevarte a ti.
Que te vas sin réplica,
que tu madre impávida
te verá marchar,
pues dará a la mísera
una pensión módica,
grato bienestar.
¡Mónica, Mónica, Mónica!
Cómo te envidian
tus compañeras,
pues vas a tener joyas
y a ver otras tierras.
¡Mónica, Mónica, Mónica!
¡Qué feliz eres!
¡Quién nos diera a nosotras
tener esa suerte!
¡Mónica, Mónica, Mónica!
¡Qué feliz eres!
(Hablado.)
MÓNICA.- (A la ciega.) Son mis compañeras. (A las muchachas.)
¡Amigas mías!
DOÑA JUANA.- ¡La invasión de los bárbaros!
93
OBRERA PRIMERA.- (Reparando en Doña Juana.) ¡El ama!
¡Nos caímos!
OBRERA SEGUNDA.- (A las bulliciosas.) ¡Silencio y formalidad!
OBRERA TERCERA.- (A Mónica.) Venimos a despedirte.
OBRERA CUARTA.- ¿Cuándo te vas?
OBRERA QUINTA.- ¡Nada menos que con una Marquesa!
OBRERA SEXTA.- Lo que dice el refrán: ¡la suerte de la fea...!
OBRERA SÉPTIMA.- ¡Ahora sí que te pondrás guapa!
OBRERA OCTAVA.- Dichosa tú, que vas a ver tierras.
OBRERA NOVENA.- Y mares.
OBRERA DÉCIMA.- ¡Que sea enhorabuena!
OBRERA UNDÉCIMA.- Y a disfrutar con señores...
OBRERA DUODÉCIMA.- Acuérdate de nosotras.
DOÑA JUANA.- ¡Callaos! ¡Demonios de chicas! No volváis loca a
la muchacha.
OBRERA PRIMERA.- Ahora recuerdo... (Sacando una carta del
bolsillo del delantal.) A la vez que nosotras60, llegaba a esta
casa un criado de librea61y, al enterarse que veníamos a tu
cuarto, nos encargó que te entregásemos esta carta (Le da a
Mónica.)
En el original aparece «nosotros», lo que parece ser una errata ya que todas
las obreras referidas son mujeres.
61
Es decir, vestido con los colores y adornos distintivos que los nobles hacían
llevar a sus criados. Se entiende que es un criado de la Señora Marquesa.
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94
MÓNICA.- (Con extrañeza.) ¿A mí? ¡Una carta!
OBRERA SEGUNDA.- ¡Y que huele más ricamente!
OBRERA TERCERA.- Como te tratas con gente grande...
OBRERA CUARTA.- Tendremos que llamarte «Señorita».
DOÑA JUANA.- ¡Vamos! ¡Juicio y dejad que se entere de este
escrito!
MÓNICA.- (Abre la carta y mira la firma.) Es de la Señora
Marquesa. (A Doña Juana.) ¡Si tuviese usted la bondad de
leerla!62
DOÑA JUANA.- Trae. (Se pone las gafas y lee.)
«Querida Mónica:
Después de conocerte y apreciar lo que vales,
deploro doblemente tu negativa a venir conmigo, que tan
feliz hubiera sido teniéndote a mi lado. Comprendo, sin
embargo, la poderosa razón que te asiste al no querer
separarte de tu nodriza. Esa conducta tuya con la pobre
ciega te engrandece tanto y has penetrado de tal modo en
mi corazón, que tendré de ti recuerdo imperecedero.
(Teresa, conmovida, se limpia las lágrimas.) Llenando,
aunque de diverso modo, el deber que me proponía contigo,
mi apoderado te entregará mensualmente la renta del
capital de cincuenta mil pesos que te corresponde como
única heredera de tu padre, el que fue nuestro socio, de
cuya totalidad se te pondrá en posesión cuando llegues a
Antes se nos ha indicado que Mónica había recibido instrucción en una
escuela gratuita, gracias a Doña Juana. Más adelante, se señala que salió pronto
de la escuela por las burlas y el maltrato de los otros niños. Es precipitado
apuntar que Mónica no sabe leer, pero tampoco puede desdeñarse esta frase.
Probablemente las horas de trabajo constante imposibilitaron un correcto
desarrollo de su habilidad y su comprensión lectoras.
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la mayoría de edad. Dios te colme de felicidades y no
olvides que te quiere sinceramente tu afectísima amiga,
SUSANA MELGUIN
Marquesa de Prado Azul»
TERESA.- ¡El Señor se lo premie!
MÓNICA.- ¡Y cómo olvidarla, si ha traído bienes y dichas a esta
pobre casa!
DOÑA JUANA.- ¡Eso es hacer las cosas con talento!
OBRERA QUINTA.- ¿Pero es que ya no te marchas?
MÓNICA.- No amiguitas mías.
OBRERA SEXTA.- Mas teniendo dinero...
OBRERA SÉPTIMA.- Como eres rica, no querrás nada con nosotras.
MÓNICA.- Os engañáis, siempre seré igual para mis compañeras.
OBRERA OCTAVA.- No yendo al obrador ni nos veremos.
MÓNICA.- Te equivocas, Martina, continuaré yendo como
siempre.
OBRERA NOVENA.- ¿Vas a seguir trabajando sin necesidad?
OBRERA DÉCIMA.- ¡Qué tonta! Si yo fuera tú, no volvía a parecer
por la fábrica.
OBRERA UNDÉCIMA.- Yo me compraría muchas galas, vestidos de
seda, sombreros de cubilete...
OBRERA DUODÉCIMA.- Pues yo, con el dinero que tú, me divertiría
de lo lindo, ¡poquito me gusta a mí el baile!
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MÓNICA.- Yo no pienso nada de eso, sino cuidar mucho a mi
madrecita y mis hermanos y continuar la vida de costumbre,
trabajando en vuestra compañía, deseosa de ser útil en
cuanto pueda a la buenísima Doña Juana.
DOÑA JUANA.- ¡Qué alma tan grande y qué inteligencia tan
superior la de esta criatura!
MÓNICA.- (A las muchachas.) Es hora ya de la tarea.
¡Vámonos al obrador! (Dirigiéndose al público.)
Trabajar, trabajar es el destino
del humilde mortal, mísero ser.
Difícil y penoso es el camino,
más lleno de dolor que de placer.
Pero el trabajo provechoso y útil,
que aleja de la torpe ociosidad,
del vicio y del recreo innoble y fútil,
es el bien de la pobre humanidad.
Alegres menestrales, hijas buenas,
ya
ganamos
el
pan
Con ardor prosigamos de fe llenas,
el trabajo enaltece y es virtud.
¡Adelante! Marchemos con premura,
es hora de llegar al obrador.
En él está nuestra mayor ventura,
¡el trabajo bendícelo el Señor!
sin
inquietud.
(Se ponen las obreras en movimiento y va cayendo el telón
mientras se alejan.)
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