PALEOPATOLOGIA
Enero 2004, nº 2
Violencia y supervivencia en un cráneo procedente de
Segóbriga (Cuenca)
M. P. de Miguel Ibáñez
A. J. Lorrio Alvarado
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1
2
Departamento de Biotecnología y Área de Prehistoria
Aptdo 99. Universidad de Alicante. 03080 Alicante
pdm@ua.es
2
Área de Prehistoria. Universidad de Alicante
Resumen: En este trabajo se aborda el estudio de un cráneo procedente de Segóbriga, probablemente de la
necrópolis de época visigoda. Se trata de un varón adulto que presentaba tres lesiones diferentes de origen claramente traumático, realizadas con armas blancas. Se constata un período de supervivencia del individuo probablemente largo.
Abstract: This article deals with the study of a skull from Segóbriga, probably from the cemetery during the
Visigothic Period. The skull belongs to an adult male featuring three different lesions, clearly traumatic in their
origin and caused by blades. The likelihood of the individual’s lengthy survival following the injuries is also
confirmed.
Palabras clave: Violencia, arma blanca, supervivencia, época visigoda, España
Key words: Violence, blade, survival, Visigothic period, Spain
Introducción
El cráneo objeto de este estudio se encuen-
nadas por D. Gerardo Heras, guarda del yacimiento,
tra actualmente depositado en los fondos del Museo
señalan su probable hallazgo en la zona de la ne-
1
Monográfico de Segóbriga (Saelices, Cuenca) (Fig.
crópolis visigoda, excavada a inicios de la década de
1). A pesar de no conservar identificación alguna
los setenta del siglo XX (Almagro Bach, 1975:16).
sobre su procedencia exacta, las noticias proporci-
ISSN
1579 - 0606
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© Paleopatología – AEP - 2004
Violencia y supervivencia
Figura 1: Situación geográfica de Segóbriga (Saelices, Cuenca)
La ciudad de Segóbriga, que en época
romana llegó a ser un importante núcleo urbano, fue
en tiempos visigodos sede episcopal, participando
sus obispos en diversos concilios de Toledo entre el
589 y el 693 d.C. De este momento, se conocen una
basílica exterior, excavada a finales del siglo XVIII,
en cuyo interior se hallaron los sepulcros de los obispos Sefronio y Nigrino, una necrópolis que se extendía al sur y oeste de la misma, y diversos restos
arquitectónicos procedentes del interior de la ciudad
(Almagro Basch, 1983: 33 ss.; Idem 1986: 27 ss., 77
ss. y 84 ss.; Almagro-Gorbea y Abascal, 1999: 32 ss. y
119 ss.).
De la extensa necrópolis se excavaron,
entre 1970 y 1973, 234 tumbas en la zona del Museo
(Almagro Basch, 1975), lugar del hallazgo, al parecer, del cráneo que aquí se estudia (Fig. 2; Zona 2).
La cronología propuesta para este cementerio
2
abarcaría desde el siglo V d.C. hasta la desaparición
del núcleo urbano de Segóbriga, con la conquista
Figura 2: Foto aérea de Segóbriga (Según Abascal)
musulmana (Almagro Basch, 1986: 85; Almagro1: Conjunto urbano de Segóbriga
Gorbea y Abascal, 1999: 119), momento en el que
2: Necrópolis visigoda
Segóbriga quedó prácticamente abandonada (Alma-
3: Camino que atraviesa la necrópolis tardo-romana
gro-Gorbea y Abascal, 1999: 36).
Paleopatología
4: Basílica visigoda
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De Miguel Ibáñez M.P. y Lorrio Alvarado A.J.
Las tumbas, que reaprovechaban restos mo-
coexistir en un mismo espacio funerario inhuma-
numentales romanos, estaban generalmente orienta-
ciones de, al menos, dos momentos diferentes, y al
das de Este a Oeste, con la cabeza del cadáver hacia
carecer el cráneo objeto de este estudio de un con-
el Oeste. Se ha podido comprobar que los sepulcros
texto claramente identificado. En este sentido, la
fueron utilizados en enterramientos sucesivos, reti-
comparación de las medidas craneales recogidas en
rando los restos de los anteriores que eran arrinco-
el estudio de Varela (1975) no coinciden con las que
nados en un extremo de la sepultura. En general,
hemos obtenido del cráneo aquí estudiado, por lo
salvo algunos pocos casos, las sepulturas carecían de
que creemos que, aun en el caso de que procediera
ajuar. Con todo, destaca el hallazgo de un broche de
de las excavaciones de la referida necrópolis, este
cinturón de tipo bizantino, único objeto que ofrece
cráneo no fue objeto de estudio.
5
cierta precisión cronológica, pudiéndose fechar en la
primera mitad del siglo VII d.C. (Almagro Basch,
Material y métodos
1975: 119, fig. 46).
No obstante, a partir de los datos recogidos
El cráneo, conservado en muy buenas con-
en la memoria de excavación se puede inferir la
diciones, pertenece a un individuo varón, adulto. Se
presencia de una serie de sepulturas en las que se
encontraba lleno de tierra que al ser vaciada ofreció
evidencia una postura anómala, resaltándose su
la falange de una mano perteneciente a un individuo
“orientación rara en la necrópolis” (Almagro Basch
infantil, circunstancia que nos permite inferir que se
1975: 18 ss.). De acuerdo con las descripciones y las
encontraba originariamente en un área de necrópo-
fotografías publicadas (Almagro Bach, 1975: 18 ss,
lis.
fig. 2, láms. VIII,4; X,4; XI,2; XII,4 y XIII,2), se trata
Las alteraciones evidenciadas son tres:
de fosas simples, con el esqueleto en decúbito lateral derecho y con la cara orientada hacia el Este o
Sureste, lo que permitiría plantear su adscripción al
1).- La pérdida de sustancia ósea en la zona
rito funerario musulmán. Este es el caso de las
derecha afectando tanto al occipital como al pa-
sepulturas 3, 9, 14, 20, 22, 32, 41, 45, 48, 97 y 1103,
rietal (Figs. 3 y 4).
aunque las dos últimas aparecieron por debajo de
otras dos –la 99 y la 111- cuya orientación, EsteOeste, las sitúa dentro de un ritual cristiano, lo que
deja abierta la posibilidad de que el cementerio
albergue alguna sepultura de cronología aún más
4
reciente a las de época islámica .
La existencia de más de una fase de uso en
la necrópolis visigoda de Segóbriga ya fue apuntado
explícitamente por Varela (1975: 131), quien realizó
un estudio antropológico de los restos exhumados en
las primeras campañas, señalando que las caracte-
Figura 3: Vista lateral derecha, con herida que
rísticas de los enterramientos indicarían un primer
Interesa a parietal y occipital
momento de uso del cementerio en época visigoda,
momento en el que se reutilizarían materiales de
una antigua necrópolis romana, y otro, posterior, de
Las dimensiones máximas de la lesión son de
“época árabe”. Por todo ello, consideramos, con los
67 x 30,4 mm, con una trayectoria curva. Esta herida
datos disponibles, que no es posible adscribir el
parece haber sido causada con un instrumento cor-
hallazgo a un momento crono-cultural concreto, al
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Violencia y supervivencia
tante. El golpe debió asestarse probablemente de
borde temporal. La causa de esta lesión también pa-
atrás hacia adelante posiblemente con una espada.
rece estar en relación con una agresión producida
por un arma cortante. En este caso el golpe fue asestado bien de frente o lateralmente con el agresor
situado al lado izquierdo del agredido. Posiblemente
desde una altura algo superior a la del herido, quizás
porque el agresor tuviera una talla superior, aunque,
obviamente, podrían haber influido otros factores
para explicar la diferente altura relativa entre
ambas personas.
Figura 4: Vista posterior del cráneo
2).- La segunda alteración se localiza en el
lado izquierdo (Figs. 5 y 6), donde se aprecia pérdida
de sustancia ósea en el parietal, con una línea de
Figura 6: Vista superior de las heridas: trayectoria
fractura que afecta a la tabla externa del cráneo,
de la fisura y señales de remodelación
extendiéndose hacia la sutura sagital, que es atravesada, y prolongándose por parte del parietal derecho
3).- La tercera lesión, presente en el parie-
llegando a la sutura coronal.
tal izquierdo, muestra unos bordes más alterados por
procesos tafonómicos (Fig. 6). Si bien parece que la
agresión se efectuó con algún elemento punzante,
posiblemente metálico, no puede descartarse que se
tratara de un traumatismo con otro tipo de materiales. El golpe provocó la rotura del cráneo causando una perforación que parece interesar al espesor completo del parietal. El diámetro aproximado
de la lesión es de 15 mm. No se aprecia la existencia
de fracturas como consecuencia del golpe.
Discusión y conclusiones
Figura 5: Vista lateral izquierda con heridas en parietal
Las lesiones descritas indican un origen
claramente traumático, la del lado derecho por
traumatismo directo con un objeto cortante, pro-
La longitud y anchura máximas de la pérdida ósea son de 47,1 x 30,4 mm. Por la parte infe-
bablemente una espada. El mismo origen parece
rior se evidencia una fisura craneal limitada por el
tener la lesión localizada en el parietal izquierdo con
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De Miguel Ibáñez M.P. y Lorrio Alvarado A.J.
fisura de la tabla externa del cráneo y que se pro-
parece lógico que al menos dos de ellas, las produci-
longa por el parietal derecho. Así mismo, la tercera
das por arma blanca, pudieran haber coincidido en el
lesión parece tener un origen violento pudiendo
tiempo. No obstante, nuestras conclusiones respecto
haber sido producida por un objeto puntiagudo, o
a la simultaneidad de las lesiones no deja de ser una
como consecuencia de un traumatismo de otro tipo,
interpretación personal, ya que al presentar ambas
sin que su estado de conservación nos permita llegar
heridas una fase avanza de cicatrización pudiera
a mejores conclusiones.
ocultar el hecho de no ser contemporáneas, y haber
superado dos heridas de clara gravedad en
momentos distintos de la vida.
Este tipo de lesiones está documentado en
varios yacimientos de la Península Ibérica durante la
Ciertamente este tipo de lesiones suelen ser
Prehistoria (Cloquell y Aguilar, 1996; Campillo, 1976:
frecuentes en sociedades que viven periodos bélicos.
63-66) así como en periodos considerados ya históri-
Lamentablemente, dadas las dudas razonables sobre
cos (Vives, 1989; Gómez, 1996; Campillo, 1993: 119;
la procedencia del cráneo y, por tanto, de su crono-
Campillo y Fité, 1996; De Miguel et alii, 2001).
logía, no es posible determinar una relación directa
Igualmente se han descrito similares evidencias de
entre las lesiones y un determinado episodio del que
violencia en otras zonas europeas con cronología
tengamos conocimientos históricos. Mayor informa-
medieval (Palfi y Dutour, 1995: 16).
ción podríamos obtener de las excavaciones que
actualmente se están realizando en el yacimiento,
Resulta interesante la constatación de un
que quizás nos permitan realizar apreciaciones más
periodo de supervivencia probablemente largo, evi-
fiables de la existencia o no de otras patologías
denciado por la remodelación de los bordes óseos de
vinculadas con actos violentos, aun cuando los dife-
las tres lesiones 6 (Figs. 6 y 7). A pesar de las graves
rentes restos humanos analizados –que constituyen
secuelas que debió padecer y de la evidente dificul-
una muestra reducida- no han proporcionado eviden-
tad que supone la recuperación total o parcial de
cias en este sentido (Varela, 1975; Reverte, 1988).
lesiones de esta gravedad, no es infrecuente encontrar signos de supervivencia en individuos con heridas causadas por episodios violentos (Campillo,
Bibliografía
1976: 63-66; Vives, 1989: 75; Campillo, 1993: 119;
Cloquell y Aguilar, 1996).
ALMAGRO BASCH, M. (1975) La necrópolis hispano-visigoda
de Segóbriga. Saelices (Cuenca). Excavaciones
Arqueológicas en España, 84. Madrid.
ALMAGRO BASCH, M. (1983) Segóbriga I. Los textos de la
Antigüedad sobre Segóbriga y las discusiones
acerca de la situación geográfica de aquella
ciudad. Excavaciones Arqueológicas en España,
123. Madrid.
ALMAGRO BASCH, M. (1986) Segóbriga. Guía del Conjunto
Arqueológico (3ª ed. actualizada por M. AlmagroGorbea). Madrid.
ALMAGRO-GORBEA, M. y ABASCAL, J.M. (1999) Segóbriga y su
conjunto arqueológico. Madrid.
Figura 7: Evidencias de supervivencia, lado derecho
CAMPILLO VALERO, D. (1976) Lesiones patológicas en Crá-
Un aspecto que no podemos precisar es la
neos Prehistóricos de la Región Valenciana. S.I.P.
Trabajos Varios, 50. Valencia: 63-66.
contemporaneidad de las tres lesiones, aunque
Paleopatología
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Violencia y supervivencia
CAMPILLO VALERO, D. (1993) Paleopatología. Los primeros
vestigios de la Enfermedad. Fundación Uriach
1838, 4. Barcelona.
1
Agradecemos a los Drs. M. Almagro Gorbea y J.M. Abascal
directores de las excavaciones de Segóbriga, las facilidades
otorgadas para la realización del estudio aquí presentado.
Así mismo, a D. Gerardo Heras, guarda del yacimiento, por
la información relativa a la procedencia del material.
CAMPILLO, D. y FITÉ, F. (1996) Estudio paleopatológico de
un individuo del siglo VII, exhumado junto a la
Iglesia de Santa Coloma (Ager, La Noguera ).
2
No obstante, recientemente se ha propuesto una fecha
de finales del siglo IV d.C. para el inicio del uso funerario
de este espacio (Abascal, comunicación personal a partir de
datos inéditos).
(398-LP). En: VILLALAIN, J.D.; GÓMEZ, C. y
GÓMEZ, F. (eds.) Actas del IIº Congreso Nacional
de Paleopatología, Valencia: 79-84.
3
A éstas cabría añadir otros casos como las sepulturas 6,
11, 26, 70, 71, 93 y 140, cuya orientación resulta similar a
la descrita, aunque, debido a la mala conservación de los
restos humanos, carezcamos de cualquier información
relativa a la posición que presentaría el cadáver.
CLOQUELL, B. y AGUILAR, M. (1996) Herida por espada en
un niño argárico. Revista de Arqueología, 194.
Madrid: 10-15.
DE MIGUEL, M.P.; TENDERO, M. y GUTIÉRREZ, S. (2001) Una
4
En este sentido cabe señalar el hallazgo de sepulturas de
época medieval en diversas zonas del yacimiento.
herida por arma blanca de un individuo islámico
procedente del asentamiento del Tolmo de Mina-
5
Queremos expresar nuestro agradecimiento al Dr. T.A.
Varela por la información que nos proporcionó, referente a
sus estudios antropológicos de este yacimiento.
teda (Hellín, Albacete): aportaciones de la paleopatología al conocimiento histórico. En: SÁNCHEZ SÁNCHEZ, J.A. (ed.) Actas del V Congreso
6
Esta opinión fue confirmada por parte de varios
especialistas presentes en el VI Congreso Nacional de
Paleopatologí a , entre ellos los Drs. D. Campillo y F.
Etxeberria, a los que se presentó el cráneo para su
valoración y a quienes agradecemos sus cualificadas
opiniones.
Nacional de Paleopatología: 168-173.
GOMEZ BELLARD, F. (1996) Lesiones craneales y amputaciones: el caso de Villaricos. En: J.D. VILLALAIN,
J.D.; GÓMEZ, C. y GÓMEZ, F. (eds). Actas del IIº
Congreso Nacional de Paleopatología. Valencia:
221-223.
PALFI, G. y DUTOUR, O. (1995) Informations sur les activités du passé apportées par le squelette. L e s
Hommes de Moyen Age. Les découvertes de la
Paléo-anthropologie. Dossiers d’Archeologie, 208:
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REVERTE COMA, J.M. (1988) Apéndice: Informe antropológico y paleopatológico de restos óseos del
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VARELA, T.A. (1975) Análisis antropológico de los restos
óseos
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la
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