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Que es ser una mujer

2024, Pikara Magazine

¿Qué es ser una mujer? Esta es una pregunta trampa que le hacen periódicamente a Irene Montero con la única intención generar un poco de ruido por las redes. Sin embargo, si es una pregunta plausible es porque, en realidad, no es fácil de responder. Por una parte todo el mundo sabe lo que es una mujer; es decir, hay una definición que suponemos compartida (aunque no sea así) por la mayor parte de la humanidad. Pero, por otro lado, parte de esa definición, o toda, lleva siglos puesta en cuestión por algunas corrientes de pensamiento, especialmente feministas; hay filósofas que han dedicado obras monumentales a responderla. En Carta de una mujer indignada, Wassyla Tamzaly, por ejemplo, una mujer que reivindica el feminismo ilustrado frente a, digamos, el feminismo posmoderno, escribe que la pregunta "¿qué es una mujer?" es la pregunta fundamental que ha llevado al feminismo a hacer frente al orden patriarcal. Esa pregunta, radical y política, dice, es la única capaz de sacarnos del caparazón del sistema patriarcal. Es obvio que si la respuesta a esta pregunta fuera "una persona con vagina" o una "hembra de la especie humana", la pregunta no tendría ningún sentido.

¿Qué es ser una mujer? Esta es una pregunta trampa que le hacen periódicamente a Irene Montero con la única intención generar un poco de ruido por las redes. Sin embargo, si es una pregunta plausible es porque, en realidad, no es fácil de responder. Por una parte todo el mundo sabe lo que es una mujer; es decir, hay una definición que suponemos compartida (aunque no sea así) por la mayor parte de la humanidad. Pero, por otro lado, parte de esa definición, o toda, lleva siglos puesta en cuestión por algunas corrientes de pensamiento, especialmente feministas; hay filósofas que han dedicado obras monumentales a responderla. En Carta de una mujer indignada, Wassyla Tamzaly, por ejemplo, una mujer que reivindica el feminismo ilustrado frente a, digamos, el feminismo posmoderno, escribe que la pregunta “¿qué es una mujer?” es la pregunta fundamental que ha llevado al feminismo a hacer frente al orden patriarcal. Esa pregunta, radical y política, dice, es la única capaz de sacarnos del caparazón del sistema patriarcal. Es obvio que si la respuesta a esta pregunta fuera “una persona con vagina” o una “hembra de la especie humana”, la pregunta no tendría ningún sentido. Hace 25 años, cuando yo comencé a estudiar feminismo en el seminario Feminismo e Ilustración, el biologicismo y el esencialismo eran anatema. Nadie hubiera dicho entonces que mujer era equivalente a hembra, precisamente porque lo que entonces se decía es que confundir mujer con hembra y hombre con macho era un error conceptual. Cuando la propia Celia Amorós reconoce que la categoría mujer es problemática está, simplemente, diciendo esto: que no es tan sencillo. Desde entonces han ocurrido muchas cosas, pero una de ellas es que la cuarta ola supuso, entre otras cosas, la masividad del feminismo, situación que tiene ventajas e inconvenientes, más de las primeras que de las segundas. El feminismo, o los feminismos, son un conglomerado de teorías críticas, filosóficas, éticas, de prácticas políticas… que pueden llegar a ser contraintuitivas en tanto que, en ocasiones, son saberes y propuestas que desafían lo que entendemos por la base antropológica o epistemológica de nuestras sociedades. Yo me tuve que preguntar el otro día qué hubiera respondido a la pregunta que le hicieron a Irene Montero, y mi respuesta era muy parecida a la que dio ella que, inmediatamente, fue acusada por las redes y por muchas feministas de ser queer, posmo, woke… La idea principal de Delphy es que las mujeres no están dominadas por la biología ni por las ideas, sino por las relaciones materiales de producción Soy muy crítica con la teoría queer y una de las razones para serlo es que mantengo que no ha sido tan original como se suele pensar y que mucho de lo dicho por Butler ya lo habían dicho antes otras feministas. No hace falta ser queer para dar una definición de mujer que no haga referencia a lo biológico y sí a la posición social. Y justo en el momento en que Irene contestaba esto yo estaba leyendo a Christine Delphy, una feminista materialista, amiga y compañera de Simone de Beauvoir, cofundadora con ella de la revista Nouvelles questions feministes en 1980. Ella explica perfectamente la similitud (y la pertinencia) de la pregunta ¿qué es una mujer? con la de ¿qué es un negro? Que tampoco tiene una respuesta evidente, aunque la mayoría de la gente respondería que ser negro es tener la piel negra. Delphy asegura con firmeza que tanto ser mujer como ser una persona negra son posiciones sociales que nada tienen que ver con la biología. Si lo que hace a la mujer es su vagina (o cualquier otra parte de su biología), entonces la relación con los hombres será de diferencia biológica y no de dominación. Para ella, pensar en estos términos es esencialista y supone un límite para poder pensar la humanidad fuera de las categorías biológicas. La idea principal de Delphy es que las mujeres no están dominadas por la biología ni por las ideas, sino por las relaciones materiales de producción. En otras palabras, para Delphy las mujeres no son esos seres que tienen vulva, sino esos seres que trabajan más que los hombres de sus familias o de sus sociedades, pero que tienen menos dinero, capital, tiempo, espacio…Y esto es así en cualquier lugar del mundo. Lo importante no es lo que sea una mujer, sino qué significa serlo, es decir, el lugar social que ocupa; exactamente lo que dijo Irene Montero. De Monique Wittig es de sobra conocida su aseveración de que las lesbianas no son mujeres ya que lo que sea que es una mujer se define siempre en la matriz heterosexual, que es lo que la coloca en su posición de dominada en relación con los hombres. No hay mujeres, para ella, fuera de la relación heterosexual. No hay espacio en este artículo para seguir citando a feministas que se han preguntado y respondido a la pregunta fundamental de qué es una mujer, pero si nos movemos al feminismo antirracista, entonces la explicación biologicista goza de aun menos prestigio, precisamente porque las definiciones de lo que sea la raza y el sexo han recorrido caminos paralelos. La categoría mujer es una categoría que cumple una función sociopolítica para la dominación y debe estar en cualquier definición política de la misma Ya sé que la respuesta fácil a esto es afirmar que, en realidad, toda posición social que ocupen las mujeres se levanta sobre la diferencia biológica por lo que responder a la pregunta haciendo alusión a la biología es más claro y preciso, ya que al final nos vamos a encontrar con ella. Pero esto sería como decir que las causas biológicas explican la dominación. Si podemos imaginar una sociedad igualitaria en la que la diferencia biológica no significase nada, ni jerarquía ni dominación, entonces esa diferencia no es la causa de esta. La categoría mujer es una categoría que cumple una función sociopolítica para la dominación y debe estar en cualquier definición política de la misma. Por cierto, también fue el feminismo materialista de los años 70, y no el feminismo queer, el que sostuvo con claridad que la política cambia la biología. Sí, la biología se transforma, se comprende y se mide culturalmente, dicen las materialistas. Y hasta hace poco, no había dudas acerca de esto. Y siguiendo a Marx, este feminismo defiende que todo conocimiento es producto de una situación histórica, tanto si lo sabe como si lo ignora, y que es la organización social la que construye las ideas y no al revés. Las funciones biológicas, lo que percibimos como diferencias biológicas, no son un dato para Delphy, que solo habla de mujeres sociales y hombres sociales y esto vale para el sexo y para la raza. Pero entonces… ¿la categoría biológica no es importante? Por supuesto que lo es, pero depende del contexto y para qué. Es obvio que no se puede entender la realidad humana sin esa categoría (que a su vez está sujeta a múltiples definiciones y tensiones) pero será más o menos importante dependiendo del contexto y de para qué la utilicemos. Como feminista nunca diría que a las mujeres nos matan por tener vagina sino por nacer en una sociedad que ha creado unas estructuras sociales jerárquicas y de desigualdad en la que unas personas valen más que otras. Y no lo diría porque creo que el factor más relevante explicativamente para una definición feminista es la posición social que ocupan las mujeres, esta es la definición que permite entender el patriarcado y combatirlo. Esta es la definición que nos importa. Es cierto que la inmensa mayoría de las personas que ocupan una posición social u otra en el sistema sexo/género tienen determinados rasgos biológicos, nadie niega eso, pero esto puede cambiar (de hecho cambia dependiendo de las sociedades y de las épocas) y puede ocurrir que haya personas con otras características biológicas que ocupen sin embargo las posiciones sociales que consideramos de mujeres; lo que no cambia es que quien ocupa dicha posición sufrirá las discriminaciones propias de ese lugar social: discriminación de tipo laboral, económica, cultural, sexual, etcétera. ¿La misma discriminación exacta? No, como tampoco sufre la misma discriminación exacta una mujer rica que una pobre, una blanca que una negra, una guapa según el canon normativo que una fea… las discriminaciones se enredan en eso que se ha llamado interseccionalidad. Por ejemplo, las mujeres trans sufrirán discriminaciones laborales y pueden sufrir acoso o agresiones sexuales que no sufrirían si fueran hombres, pero dependiendo de sus trayectorias vitales pueden tener una mayor autoestima o seguridad en sí mismas adquiridas en un proceso de socialización masculino. También es probable que una mujer rica tenga más autoestima que una mujer pobre. Las trayectorias vitales son definitorias. Es más complejo que esto, desde luego, porque el objetivo final de una gran parte del feminismo es que la categoría “mujer” desaparezca, lo que se aprovecha para afirmar que esto va en contra de la autoafirmación como tales de muchas mujeres trans. Tan en contra como la afirmación de que mujer es sinónimo de hembra. En definitiva, como feministas, pienso que debemos pensar en dicha categoría de manera estratégica, para construir un sujeto político imprescindible y en esta cuestión, curiosamente hay más acuerdo del que parece. Complicado, sí, pero basta con señalar que la respuesta a la pregunta ¿qué es una mujer? no es sencilla ni obvia desde el feminismo y que desde hace décadas se han dado múltiples respuestas que han servido para contribuir a iluminar el camino.